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Temas y Debates

versión On-line ISSN 1853-984X

Temas debates (En línea)  no.30 Rosario dic. 2015

 

RESEÑAS

Libro: La manifestación. Cuando la acción colectiva toma las calles
Olivier Fillieule y Danielle Tartakowsky
Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2015 (224 pp.)

 

Tomás Gold

Licenciado en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires y maestrando en Ciencia Política, Universidad de San Martín, investigador del equipo "Las Nuevas Formas Políticas", Instituto Gino Germani, Argentina. E-mail: tomasgoldd@hotmail.com

Fruto de un trabajo conjunto entre dos investigadores franceses estudiosos de los movimientos sociales y la acción colectiva, La manifestación ha sido escrito a partir de la amplia experiencia y trayectoria de los autores. Olivier Fillieule es investigador del Centre National de la Recherche Scientifique y director del Instituto de Estudios Políticos e Internacionales de la Université de Lausanne, donde desarrolla estudios sobre movimientos sociales y militancia, mientras que Danielle Tartakowsky es actualmente Rectora de la Université Paris VIII y ha dedicado su trabajo al estudio de los movimientos sociales y políticos europeos del siglo XX. De esta manera la obra, traducida y revisada para su publicación en español, nos propone un recorrido tanto conceptual como histórico sobre el origen y la evolución de las manifestaciones callejeras a lo ancho del globo. Contando con un breve y elogioso prólogo de Roberto Gargarella‒especialista argentino en el campo del derecho constitucional‒, el libro se estructura a lo largo de cinco capítulos a los que se suman una importante introducción, un capítulo de conclusiones, y un anexo que proporciona al lector datos referidos a lo largo del texto.
Los autores nos presentan en la introducción el abanico conceptual a partir del cual entienden que debe estudiarse la manifestación. A partir de otorgarle una entidad autónoma respecto de procesos más amplios, la definen desde cuatro características: la ocupación de lugares físicos abiertos, la expresividad, la cantidad/pluralidad de manifestantes y la naturaleza política de la manifestación. Lo interesante de la definición propuesta por Fillieule y Tartakowsky es ‒como ellos mismos admiten‒ su falta de criterios morfológicos: las manifestaciones se expresan a partir de una multiplicidad de secuencias de acción posibles. En este punto, puede reconocerse la impronta francesa de su argumento al proponer un análisis de las manifestaciones desde "arenas públicas" de conflictos que implican la existencia de múltiples actores y espacios de interacción, y donde el espacio público tiene un rol central en la definición de los mismos (Cefaï, 2002).
Ahora bien, ¿siempre hubo manifestaciones? El primer capítulo, eminentemente histórico, retoma los estudios de Charles Tilly (1986, 1998) sobre Francia y Gran Bretaña,para mostrar al lector la novedad que constituyó este nuevo "repertorio" de acción en el siglo XIX. Fillieule y Tartakowsky, marcando las diferencias entre los distintos contextos nacionales e incluso continentales, recorren distintos acontecimientos históricos que muestran las complejas relaciones entre la manifestación y la conquista del sufragio universal: mientras que en Europa y Estados Unidos la protesta fue utilizada frecuentemente para presionar a los sistemas representativos en pos de la extensión del derecho al voto, en otros continentes e incluso en países de Europa oriental el sufragio y la manifestación se combinaron y, muchas veces, se potenciaron dependiendo de múltiples factores históricos. De esta manera, los autores nos muestran como frecuentemente el uso legitimador de la manifestación complementó y sustituyó al del sufragio, como fue el caso de diversas naciones latinoamericanas.
El segundo capítulo, en cambio, transporta al lector sin solución de continuidad a la década de 1970, cuando el recurso a la manifestación se volvió central respecto de otros modos de participación política. Recurriendo a estudios clásicos sobre el tema y analizando tendencias globales a partir de encuestas europeas anuales, los autores demuestran que la legitimidad del recurso a la manifestación callejera se amplió e, incluso, se equiparó respecto al del voto, principal herramienta de participación ciudadana asociada a la expansión global de la democracia durante la segunda mitad del siglo XX. En un contexto de descrédito de las instituciones representativas y especialmente de las élites (tanto políticas como sindicales), Fillieule y Tartakowsky entienden que el mundo avanza hacia una "democracia de protesta", en la cual la manifestación se inscribe en un "continuum de participación política" constante.
De todas maneras, también nos previenen frente a la tentación de derivar tendencias conclusivas a este respecto, ya que las encuestas suelen carecer de solidez metodológica y muchas veces los datos resultan escasos, incluso para los propios investigadores. A este dilema metodológico dedican el tercer capítulo del libro, que comienza con un panorama general sobre el método comúnmente llamado "protest event analysis". Reconstruyendo eventos de movilización y contextualizándolos a partir de distintas fuentes, esta metodología apunta a generar series de acontecimientos pasibles de ser comparadas a lo largo del tiempo (Koopmans yRucht, 2002). Sin embargo, como expresan Fillieule y Tartakowsky, la mayoría de los trabajos solamente agregan datos con el objetivo de aislar series a lo largo del tiempo, lo cual deriva dudas respecto a las fuentes de las cuales se extrae la información: medios masivos de comunicación y fuentes documentales de dependencias oficiales. Por ende, si bien los autores del libro exponen ciertas conclusiones relevantes a nivel macro sobre la evolución de las manifestaciones a nivel mundial (niveles de conflictividad altos, heterogeneidad de sectores sociales, diversidad de reivindicaciones, interpelaciones directas a los políticos, etc.), dejan en claro su escepticismo con respecto a la metodología en sí.
El tercer capítulo concluye con una breve revisión de la circulación internacional de repertorios ligada a la globalización –sobre todo al movimiento "alter-globalización" de fines de siglo–, y una extensa clasificación sobre los modos de estudio de la violencia en las manifestaciones. Tema de expertise de Fillieule –al cual ha dedicado un libro dirigido conjuntamente con Donatella Della Porta (2006)–, las páginas demuestran un conocimiento específico y una clasificación original sobre un tema poco trabajado en los estudios sobre acción colectiva.
El capítulo cuarto se propone reconstruir las diversas teorías utilizadas para estudiar las motivaciones de los manifestantes. Los autores esbozan una clasificación tripartita entre la manifestación como modo de afianzamiento identitario, como ritual y como proceso de socialización y repasan diversos modos de comprensión de la acción individual y colectiva. Revisando desde la idea de "performance" hasta la de "monitoreo", resaltan la necesidad de trascender los enfoques fundados en el cálculo racional, y atender en cambio la dimensión instituyente de las manifestaciones. Por esta razón, culminan el capítulo con la propuesta de una metodología que ha comenzado a utilizarse hace relativamente pocos años en estudios europeos: los sondeos realizados durante las propias manifestaciones (Individual Surveys in Rallies). Nuevamente la experiencia de Fillieule se hace notoria en este punto, habiendo conducido equipos de encuestadores en diversos acontecimientos manifestantes europeos durante el último decenio (concentraciones anti-G8, manifestaciones durante el Foro Social Europeo, etc.). En este sentido, no duda en exponer al lector la utilidad y las ventajas de esta metodología, que trasciende el análisis mediático y público e intenta partir de las experiencias y las trayectorias de los propios manifestantes, a través de datos confiables y pasibles de ser comparados en un futuro cercano.
Por último, el capítulo cinco retorna a discusiones conceptuales que encontramos al principio de la obra, referidas a la relación entre manifestación, espacio público y medios masivos de comunicación. Confrontando con los esquemas clásicos de autores como Jürgen Habermas y Charles Tilly respecto a la distinción tajante entre un espacio público político y un espacio institucional de toma de decisiones, Fillieule y Tartakowsky nos presentan, en cambio, un escenario complejo y constantemente relacionado con las lógicas internas y externas de los medios de comunicación. De esta manera, hacen notar al lector que no todas las manifestaciones son visibles, no todas son "noticiables", y no siempre los medios están "sensibilizados" frente a determinadas situaciones o demandas. Los medios de comunicación, nos advierten, constituyen un filtro para la publicidad de cualquier acontecimiento; e inclusive cuando los manifestantes logran salir ilesos de este tamiz, tampoco tienen garantizado un impacto en los procesos decisionales, impacto que depende más bien de la presión mediática que de la novedad o espectacularidad del proceso manifestante en sí.
La conclusión de la obra, escrita en clave de intervención, sugiere el desarrollo de un nuevo ciclo contestatario frente a la globalización neoliberal, iniciado con las protestas alter-globalización y difundido actualmente a través de los movimientos "Occupy", las revueltas árabes y los "Indignados" europeos. Si bien Fillieule y Tartakowsky critican la posición intelectual que reivindica una novedad absoluta en la morfología y dinámica de estas manifestaciones, también entienden que es necesario desarrollar nuevas herramientas analíticas para comprenderlas. De esta manera, afirman que las manifestaciones globales se constituyen como ejemplos de "plasticidad de las estructuras" en situaciones de crisis política, fenómeno que genera la necesidad de comprender a los levantamientos como acontecimientos autónomos respecto de factores estructurales, es decir, más como performances que como repeticiones calculadas de acciones aprendidas y rutinizadas.
Al finalizar el recorrido que proponen los autores, el lector es consciente de la complejidad que entraña analizar un objeto tan ubicuo y difícil de aprehender como la manifestación. Quizás allí residan, simultáneamente, las fortalezas y debilidades del libro. Desarrollados más como un mosaico de discusiones que como fragmentos de una obra unificada, algunos capítulos carecen de hilos conductores entre sí, dificultando la lectura y generando cierta disparidad respecto de la profundidad con la cual son abordadas las distintas temáticas. De cualquier manera, es ponderable el modo en el cual Fillieule y Tartakowsky realizan un recorrido actualizado por las diversas discusiones académicas relativas a la historia, la definición y el estudio de los acontecimientos manifestantes, y –a pesar del explícito foco sobre Europa y Estados Unidos– se esfuerzan por presentar tendencias globales sin caer en falacias metodológicas. La manifestación constituye, finalmente, una publicación que ofrece herramientas conceptuales novedosas y, simultáneamente, un recorrido pormenorizado por algunas áreas de discusión de la sociología actual, aporte no menor para el campo de estudios de la manifestación en lengua española.

Bibliografía

1. D. CEFAÏ (2002), "Qu'est-ce qu'une arène publique? Quel ques pistes pour une approche pragmatiste", en D. CEFAÏ y I. JOSEPH (coords.), L'heritage du pragmatisme. Conflits d'urbanité et épreuves de civisme, Paris, La Tour d’Aigues, Éditions de l’Aube.

2. O. FILLIEULE y D. DELLA PORTA (2006) (Dirs.), Police et manifestants, París, Presses de Sciences Po.         [ Links ]

3. R. KOOPMANS y D. RUCHT (2002), "Protest Event Analysis", en B. KLANDERMANS y S. STEGGENBORG (eds.), Methods of Social Movement Research, Minneapolis, University of Minnesota Press.         [ Links ]

4. C. TILLY (1986), The Contentious French. Four Centuries of Popular Struggle, Cambridge, Harvard University Press.         [ Links ]

5. C. TILLY (1998), Popular Contention in Great Britain, 1758-1834, Cambridge, Harvard University Press.         [ Links ]

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