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Temas y Debates

versión On-line ISSN 1853-984X

Temas debates (En línea)  no.33 Rosario jun. 2017

 

DOSSIER

La escenografía profesoral como vínculo: el ethos magistral en el discurso de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011)

The professorial scenario as a linkage: the master like ethos in the Cristina Fernández de Kirchner discourse (2007-2011)

 

Irene Gindin

Irene Gindin es docente e investigadora en el Centro de Investigaciones en Mediatizaciones, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. E-mail: iregindin@hotmail.com


resumen

La presente publicación, resultado de nuestra tesis doctoral, pretende mostrar los resultados del análisis de los discursos pronunciados por la ex mandataria argentina, Cristina Fernández de Kirchner, durante su primera presidencia. Dicho análisis está centrado en la identificación de un tipo de ethos que atraviesa las alocuciones de CFK y que aquí denominamos como ethos magistral. En la caracterización de este ethos nos abocamos a identificar y describir las formas de polémica que el discurso presidencial despliega y los objetos discursivos asociados a ellas. De este modo, trabajamos acerca de cómo se nombra, interpela y descalifica al contradestinatario por excelencia del período: los discursos neoliberales. Este tipo de contradestinatario se caracteriza por funcionar de forma abarcativa, incluyendo tanto a los sectores cívicos y militares participantes del último golpe de Estado, como a los actores involucrados en la etapa menemista, las grandes corporaciones mediáticas y los sectores económicamente más poderosos del agro. De todos ellos nos ocuparemos aquí.

palabras clave: Ethos; Discurso; Polémica; Kirchnerismo

summary

This publication is the result of our Phd thesis. We aim to show the results of the analysis of the speeches delivered by the former Argentine president, Cristina Fernández de Kirchner, during her first presidency (2007-2011). This analysis is focused on the identification of a type of ethos that crosses the allocutions of CFK: the masterly ethos. In the characterization of this ethos we focus on identifying and describing the forms of controversy that the presidential discourse reveals and the discursive objects associated with them. Thereby, we focus on how to name, interpellate and disqualify the contradestinatario par excellence of the period: neoliberal discourses. This type of contradestinatario is characterized by being comprehensive, including both the civic and military sectors participating in the last coup, as well as the actors involved in the Menem era, the media corporations and the most economically powerful sectors of the agricultural sector. We will take care of all of them here.

keywords: Ethos; Controversy; Speech; Kirchnerismo


1. Introducción

Reflexionar en torno al kirchnerismo en tanto "década larga", tal como propone esta publicación, resulta una compleja e inestimable tarea para todos aquellos que hemos encontrado en él un objeto de estudio. Hace algunos años, la emergencia de gobiernos abiertamente opuestos a los regímenes neoliberales, conocido como el giro a la izquierda detentado por varios países del Cono Sur, despertó el interés de las ciencias sociales por intentar describir, analizar, explicar y conceptualizar fenómenos novedosos que, por un lado, proponían algunas modificaciones en los lazos representativos y, por el otro, adquirían características innovadoras desde el punto de vista discursivo, con claras distancias respecto de aquellas observadas durante los períodos neoliberales. En este sentido, distintas disciplinas se acercaron al Análisis del Discurso como modo de comprender fenómenos significantes vinculados a los liderazgos, las representaciones, las ideologías, etc. 
En este marco interdisciplinario, esta publicación mostrará algunos de los resultados a los que arribamos en nuestra tesis doctoral, que tuvo como objetivo fundamental el análisis de la construcción discursiva de la identidad política de Cristina Fernández de Kirchner (en adelante, CFK) durante su primera presidencia (2007-2011).1
Nuestro trabajo se centró en dos hipótesis: la primera, de tipo teórica; la segunda, de índole analítica. Respecto de la primera, sostenemos que la identidad política encuentra en la noción de ethos su anclaje discursivo. Por tanto, nuestro trabajo se preocupa por analizar un tipo de ethos, el ethos político, aquel que se configura en la pretensión de quien enuncia de erigir su figura como la de líder y movilizar la creencia y la adhesión de aquellos sectores que pugna por representar. La particularidad del ethos político que analizamos se asienta en que, quien enuncia, no se presenta como parte de un sector, sino que pretende la representación de la comunidad toda.
Por otro lado, nuestro trabajo se basó en una hipótesis analítica: CFK propone dos modos de construir su imagen en el discurso, imágenes vinculadas a dos acontecimientos que tuvieron lugar durante su gestión. El primero, más permanente en el tiempo y sobre el que trabajaremos en estas páginas, lo hemos llamado ethos magistral y adquiere sus características definitorias a partir del conflicto con el campo y su correlato en la compleja relación establecida, desde el discurso presidencial, con los medios. El segundo, el ethos íntimo, aquel que irrumpe al producirse la muerte del ex presidente Kirchner en octubre de 2010. El paso de uno a otro ethos conlleva un cambio en el dispositivo enunciativo en tanto se modifica no sólo la imagen de sí que la enunciadora construye en su discurso sino, simultáneamente, la imagen de aquellos a quienes se dirige.
Este artículo se estructura de la siguiente manera: en primer término, definiremos nuestro posicionamiento teórico a partir de la revisión de las distintas acepciones otorgadas al término ethos, cuestión central en estas páginas. A partir del segundo apartado, desplegaremos los resultados del análisis describiendo: a) el tipo de escenografía que el discurso presidencial construye; y b) la identificación y exposición del modo en que se despliega la polémica en torno a la definición de ciertos objetos discursivos (el neoliberalismo, el campo, los medios).

2. Posicionamiento teórico

Resulta necesario, en este primer apartado, centrarnos en qué es lo que entendemos por ethos en estas páginas, revisitando las distintas acepciones dadas al término.
Para la retórica aristotélica, el ethos supone una proyección de la propia imagen del enunciador en su discurso. Como parte de las pruebas que se obtienen por medio del discurso vinculadas al conmover, la ethè son los aires del orador, sus atributos, su carácter, la manera en la que elige mostrarse frente al auditorio: "debo significar lo que quiero ser para el otro", nos apunta Barthes (1974: 63). Esta imagen que proyecta el orador en su discurso es de gran fuerza persuasiva, dado que tiene como función otorgarle credibilidad y legitimidad a su palabra.
 Fue Ducrot (1984) el primero en integrar la noción de ethos a su teoría polifónica de la enunciación y en elaborar, asimismo, una distinción entre lo dicho y lo mostrado:
[El ethos] no tiene que ver con las apreciaciones elogiosas que el orador pueda hacer sobre su propia persona en el contenido de su discurso, afirmaciones que por el contrario son susceptibles de chocar al auditorio, se trata en cambio de la apariencia que le confieren la cadencia, una entonación calurosa o severa, la elección de las palabras o de los argumentos... En mi terminología, diré que el ethos está asociado a L, el hablante como tal. En tanto que L es la fuente de enunciación se ve revestido de ciertos rasgos de carácter que, de rebote, hacen de esta enunciación algo aceptable o repelente (1984: 201).
Se abre aquí la atención a los aspectos extra-discursivos que se desprenden de la noción aristotélica, en tanto el ethos, en el marco de las teorías argumentativas contemporáneas, no da cuenta sólo de los atributos reales del enunciador, sino de la confianza que éste moviliza como efecto de esa enunciación. En este sentido, tanto Amossy como Maingueneau identifican un ethos previo o prediscursivo. En el caso de Amossy (2001), la autora sostiene que
the institutional position of the orator and the degree of authority which this confers upon him contribute to the eliciting of a prior ethos. This prior ethos, as part of the audience’s encyclopedic knowledge, is mobilized by the oral or written speech in a specific situation of utteranceel (p. 19).
Por su parte y retomando a Amossy, Maingueneau considerará que el ethos prediscursivo resulta "relevante en el dominio político, puesto que allí los posicionamientos ideológicos, las apariciones y aprehensiones mediáticas del locutor o los propios géneros discursivos pueden generar expectativas en relación al ethos" (Maingueneau, 1999: 78 citado en Montero, 2012b: 229). Desde un enfoque enunciativo-argumentativo, el autor considera al ethos como una parte integral del dispositivo enunciativo y busca separarse de la identificación del mismo con una especie de estrategia o procedimiento, incluyéndolo en la propia situación de enunciación. El ethos es, para Maingueneau (1996), una instancia subjetiva que juega el papel de garante:
A lo que hemos llamado el "garante", cuya figura debe construir el lector a partir de índices textuales de diverso orden, se le atribuye así un carácter y una corporalidad, cuyo grado de precisión varía según los textos. El "carácter" corresponde a un haz de rasgos psicológicos. En cuanto a la "corporalidad", esta se encuentra asociada a una complexión corporal, pero también a cierta manera de vestirse y de moverse en el espacio social. El ethos implica así una póliza tácita del cuerpo aprehendida a través de un comportamiento global (Maingueneau, 1996: 81).2
Decíamos que Maingueneau (1996, 2005) incorpora la noción de ethos a la de situación de enunciación o escena de enunciación para desprenderse de las interpretaciones instrumentalistas dadas al concepto. Esta escena comporta tres escenas complementarias: la escena englobante, correspondiente al tipo de discurso; la escena genérica, que da cuenta del género del discurso; y, por último, la escenografía, aquella "escena de habla que el discurso presupone para poder ser enunciado y que en reciprocidad debe validar a través de la enunciación misma" (Maingueneau, 1996: 82). El concepto de escenografía, tal como lo desarrolla el autor, es potente y útil a nuestros fines, pues asocia a un enunciador con un destinatario, en un momento (cronografía) y lugar (topografía) determinados.
Por último, resultan de interés las revisiones conceptuales que realiza Plantin (2012), marcando la distancia entre aquellas teorías monologales, que reducirían el ethos a una identificación con el autor del enunciado, de aquellas que se basan en un enfoque dialógico y que, por tanto, complejizan la pregunta acerca de con quién (o con quiénes) puede identificarse el auditorio. En este sentido recupera tres elementos constitutivos del carácter moral del locutor: a) un primer elemento anterior al discurso, extradiscursivo, vinculado con el prestigio, el carisma, la reputación; b) un segundo elemento intradiscursivo, que resulta un efecto del propio discurso y que se construye "a partir de rasgos idiosincrásicos de todos los niveles: la voz, poderoso vector de atracción/repulsión, los usos lexicales, la sintaxis, la forma de articular las palabras, las bromas favoritas, etcétera" (p. 90); c) un tercer elemento, también intradiscursivo, que el autor retoma de Ducrot y que se vincula con lo que el orador puede decir de sí mismo. Estos tres elementos corresponden a: "persona extradiscursiva, persona inferida a partir del discurso y persona tematizada en el discurso" (p. 91).
Este primer modo de comprender el ethos comporta uno de los aspectos que consideramos en nuestro trabajo que, entendemos, no agota su sentido. Por ello, apelamos a toda una raigambre de este término que sólo la comprendemos al acercarnos a la sociología y la teoría política; más específicamente al pensamiento de Weber3 y Bourdieu, con el fin de comprender el vínculo entre identidad política y ethos de una manera más acabada:
Para Amossy (1999) la noción de ethos se sitúa en un "carrefour" de disciplinas en el que se encuentran el análisis del discurso, la retórica, la pragmática y la sociología de los campos. El ethos es, a la vez, una construcción discursiva y un efecto de la posición social, política e institucional del locutor: así, la eficacia del discurso compete tanto a su status social, a su autoridad y a su posicionamiento político-ideológico, como a la escena de la enunciación y a la construcción discursiva del orador y del auditorio (Montero, 2012a: 41).
Tomamos, a partir de aquí, el recorrido que realiza Montero (2012a y b) acerca de las acepciones sociológicas vinculadas al ethos, tanto en Weber como en Bourdieu. En primer término, Weber utiliza el término ethos para referirse al ethos burgués y al ethos protestante al analizar las éticas económicas que subyacen a las distintas prácticas religiosas.4 El ethos, de acuerdo al autor alemán, tiene que ver con una orientación ético-práctica para la acción. En su modelo político, Weber (1979) distingue dos éticas –opuestas e irreductibles– inherentes a toda acción éticamente orientada: la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad.5El sentido ético de cualquier accionar político reside "en la posibilidad de convencer de que se ‘es otro’" (Novaro, 2000: 187).
En suma, puede decirse que en Weber el ethos se presenta como una "actitud práctica" (Martínez, 2007: 49), como un conjunto de motivaciones, ordenamientos, valores, creencias y reglas más o menos implícitas, principios de razonabilidad no necesariamente formulados, históricamente construidos y socialmente compartidos que articulan las prácticas, orientan la acción de los individuos y les proveen marcos de sentido (Montero, 2012b: 236).
De aquí se desprende, a su vez, la noción de habitus en Bourdieu que encierra a la de ethos6 y que "es una apuesta por escapar al dualismo subjetivismo/objetivismo y por incorporar al análisis de los procesos sociales tanto las determinaciones estructurales como las motivaciones subjetivas de la acción" (Montero, 2012b: 231). El habitus es, para el autor, un sistema construido históricamente que da cuenta de actitudes, modos de ser, disposiciones, que orientan la acción colectiva; un conjunto de principios "generadores de prácticas distintas y distintivas (…) pero también son esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división, aficiones, diferentes" (Bourdieu, 1997: 20).
Esta acepción del ethos desde ambos puntos de vista –retórico y sociológico– nos permite alejarnos de las corrientes teóricas que utilizan al ethos como una mera herramienta que serviría para que el enunciador construya una imagen de sí mismo que sea determinante en la persuasión de un otro. Entonces, no sólo existen ciertas características a partir de las cuales el enunciador inviste su enunciado, conjugando modos, entonaciones, elecciones argumentativas; sino también un componente de índole política a partir del cual se crea una comunidad de sentido que funciona como vínculo identitario entre los sujetos.

3. Esto es documento, no es adjetivación": el ethos magistral y el lugar de experta

La escenografía profesoral como vínculo

Como ya hemos explicitado, la lectura y análisis del corpus estudiado nos ha permitido identificar dos tipos de ethos que predominan en la producción discursiva de la ex mandataria: en primer lugar, lo que llamamos el ethos magistral; en segundo lugar, el ethos íntimo, aquel que adquiere relevancia una vez que se produce la muerte del ex presidente Néstor Kirchner (27 de octubre de 2010). Nos detendremos en el primero de estos ethos dejando la exposición sobre el ethos íntimo para próximos trabajos.
Decimos, entonces, que el tipo de ethos que aquí analizamos se construye a partir de una escenografía profesoral como modo de vinculación con los otros participantes de la escena enunciativa. El concepto de escena enunciativa busca resaltar el hecho de que un discurso puede responder, analizado en sus rasgos característicos, a la clasificación de discurso político pero, sin embargo, construir una escenografía que comporte otros rasgos: en nuestro caso, el de una conferencia magistral. Si entendemos que la escenografía no es un decorado, y que el discurso "busca convencer instituyendo la escena de enunciación que lo legitima" (Maingueneau, 2005: s/p), podremos observar cómo el discurso de CFK instituye una escena que replica una situación de conferencia, con lugares de saber marcados y con posiciones de actividad/pasividad también resaltadas.
Por tanto, el ethos magistral se caracteriza por la preponderancia de una vinculación jerárquica en la que la disertante (CFK) discurre sobre las diversas temáticas a partir de una configuración de su lugar de enunciación como el de una experta. Del otro polo, los destinatarios revisten el lugar de escuchas, asumiendo cierta pasividad pues su lugar es el del no-saber y, correlativamente, el de dejarse hacer saber. Todo el dispositivo enunciativo propio del ethos magistral se configura en este vínculo disertante/escuchas.
Centrados en el ethos magistral, tomamos como eje un aspecto que, entendemos, lo caracteriza: la construcción de ciertos objetos discursivos y los modos de polémica a ellos asociados.

Alteridad: modos de funcionamiento de la polémica y la contradestinación

La construcción de una alteridaden el discurso es, sin duda alguna, uno de los elementos más importantes a la hora de definir una identidad política. Como sabemos en base a los aportes del posestructuralismo, la identidad sólo se entiende a partir de una diferencia, diferencia que resulta definitoria respecto de la propia identidad.
Nos ocupamos en esta publicación, por tanto, del aspecto polémico del discurso, aspecto inherente a toda producción discursiva en el campo del discurso político, producto de esta frontera dicotómica que identifica, define y articula un determinado dispositivo enunciativo, bajo la identificación de una alteridad. Amossy (2016), define al discurso polémico como una
confrontación de opiniones, donde la confrontación es, a la vez, la acción de hacer presente (dos) discursos, un ‘debate que permite a cada uno exponer y defender su punto de vista, frente a los puntos de vista comparados de los otros participantes’ (Trésor de la Langue Française), y una confrontación en cuyo seno cada uno lucha por asegurar la supremacía de su propia posición (Amossy, 2016: 26).
Si atendemos a la procedencia del término polémico, tal como lo plantea Kerbrat- Orecchioni (2016: 97), como polemos, relativo a la guerra, como "guerra verbal (cuyas armas son las palabras), que implica exterminar simbólicamente al otro", comprendemos las tres características constitutivas de la polémica que distingue Amossy (2016): dicotomización, polarización y descrédito hacia el otro.7 Esta frontera entre el ellos y el nosotros es propia de cualquier vínculo representativo8; consideramos, sin embargo, que uno de los elementos que distingue a la enunciación presidencial de CFK es algo del orden de la diferencia entre lo dicho y lo mostrado (Ducrot, 1984). Montero (2012a) caracterizó al discurso del ex presidente Kirchner bajo el modo de una polémica mostrada  dado que "muestra y exhibe, en un grado notorio, voces y puntos de vista atribuidos a sus contradestinatarios, con los que dialoga más o menos expresamente" (p. 227). Esta característica es extensiva a nuestro objeto de estudio.
Como veremos en las páginas subsiguientes, este modo de polémica adquiere la forma de una contradestinación a quienes se dirigen distintas estrategias discursivas que incluyen la descalificación del discurso ajeno mediante distintos modos. Entonces, si tuviésemos que afirmar alguna característica distintiva del discurso de la ex presidenta, al menos en este punto, será que la identificación y polémica con los otrosse presenta, se expone, se dice, sin ambages, confrontando de manera manifiesta.
El discurso de CFK, con niveles de intensidad variables, ha identificado un adversario que recorre su producción discursiva: el contradestinatario por excelencia son los discursos neoliberales y una de las grandes disputas por el sentido se da, fundamentalmente, en torno a la definición del término neoliberalismo.9 Sostenemos aquí que en esta contradestinación aparecen múltiples ramificaciones porque, de acuerdo al discurso presidencial, el neoliberalismo no es solamente un modelo económico sino, fundamentalmente, una forma de ejercicio del poder, un modo de construcción y de manejo del Estado. El neoliberalismo es asociado, al mismo tiempo, a la dictadura militar instaurada en 1976, al proyecto político que gobernó en la República desde 1989 –el menemismo–, a las corporaciones mediáticas y a los sectores económicamente más poderosos del agro. Cada uno de ellos tiene diferentes niveles de responsabilidad social y de compromiso con la ciudadanía; los une, sin embargo, el hecho de ubicarse en las sombras, de investirse de intereses espurios en contra de la Nación y el pueblo argentinos:
1- Nos hicieron creer que debía importarnos más lo que opinaban desde afuera que lo que creía nuestro pueblo de las dirigencias; nos hicieron creer que había que aplicar recetas creadas en no sé qué laboratorios económicos y políticos que, finalmente, como no podía ser de otra manera, nos encontraron a todos alumbrando el siglo XXI, en ese 2001 que todos queremos olvidar, casi estallándonos el país en nuestras manos (25/05/08).
Resulta interesante pensar cada una de estas caracterizaciones del neoliberalismo –y, claro está, el neoliberalismo mismo– como objetos discursivos, en tanto aparecen ligados a ciertas regularidades que se pueden reconocer en el discurso y que participan en la disputa por el sentido. Los objetos discursivos no son formaciones estancas, sino que las condiciones de su aparición son históricas y determinadas, también, por la posición que asume el enunciador.
Dividiremos las páginas que siguen de la siguiente manera. En primer término, analizaremos las interpretaciones, atributos, caracterizaciones que recibió el término neoliberalismo, en tanto objeto discursivo, para hacer referencia al modelo político-económico que reinó en nuestro país durante los años ‘90 y su vinculación con el último golpe de Estado. En esta misma línea, analizaremos los modos en que se construye el adversario ligado a esta definición y qué estrategias de contradestinación se ponen en juego. En segundo lugar, daremos cuenta de cómo se construyó el objeto discursivo campo, a partir del conflicto generado por la Resolución Nº125 de marzo de 2008 y las formas de polémica que adquirió en tanto otro negativo. En tercer lugar, y determinado –aunque no exclusivamente– por este conflicto, discurriremos en torno al lugar que ocuparon los medios en la producción discursiva de la ex mandataria, entendiéndolos al mismo tiempo, como objeto discursivo y como contradestinatario. Como apreciamos, los discursos neoliberales/el neoliberalismo, el campo, y los medios no son sólo objetos del discurso, tópicos sobre los que se habla sino, simultáneamente, destinatarios a quienes se les habla, a quienes se cuestiona, con quienes se polemiza.

Modos de definir los objetos discursivos

El neoliberalismo

Dijimos que el contradestinatario por excelencia en la discursividad de la ex mandataria son los discursos neoliberales y los actores asociados a ellos. Ahora bien, ¿qué es el neoliberalismo? En términos teóricos, consideramos al neoliberalismo como un significante que opera como articulador de una serie de demandas, un meta-colectivo singular10 (Verón, 1987). Los atributos y caracterizaciones dados a este objeto discursivo funcionan como elementos que cohesionan el vínculo entre el líder y sus seguidores. Sin embargo, no es un objeto acabado, sino que aparece constantemente reactualizado en función de las coyunturas presentes. Por esto, lo definimos, también, como un significante vacío, en los términos de Laclau (1995, 2003, 2009).
Particularmente, ¿qué es el neoliberalismo en el discurso de Fernández de Kirchner? Una explicación meramente económica del término dejaría por fuera un sinnúmero de atributos que el discurso oficial le atribuye:
2- Estamos ante la crisis de un sistema de ideas que hizo de la especulación, de la subordinación, de un mundo donde unos pocos mandan y el resto obedece, de términos de intercambio comercial absolutamente malos para la mayoría de la humanidad, un modelo de decisión, un modelo de ejercicio del poder (01/03/09).
3- Aquellas políticas privatizadoras, derivadas del Consenso de Washington, fueron las que ocasionaron la gran tragedia social de endeudamiento y vaciamiento cultural, moral y económico también de los argentinos (29/04/09).
El neoliberalismo aparece caracterizado como un sistema de ideas, un modelo de decisión y de ejercicio del poder, un conjunto de políticas privatizadoras que conllevan consecuencias, no sólo económicas, sino culturales y morales. La amplitud dada así al objeto discursivo conforma una de sus características principales.
Si el objeto discursivo neoliberalismo comprende –de forma abarcativa– las corporaciones mediáticas, el campo, los grandes grupos de poder, deja muy poco por fuera de aquello que no es considerado como alteridad. Ahora bien, trabajar sobre determinados objetos discursivos nos obliga, en nuestro caso, a referirnos, a su vez, a formas de polémica dado que de lo que se trata es de discursos contrapuestos que intentan definir un mismo objeto. Es decir, la forma en la que CFK define al neoliberalismo no puede separase de otros discursos que le otorgan a este término otros atributos, no sólo distintos, sino contrapuestos. Hecha esta aclaración, diremos que este apartado no sólo se dedicará a trabajar sobre la conformación de determinados objetos discursivos sino, además, de los modos en que la polémica se despliega en torno a esta construcción discursiva.
Comenzaremos por nombrar lo que consideramos como una de las más importantes conquistas ideológicas del kirchnerismo: la declamación de un recorte temporal, formulado desde la cúpula del Estado, que abarca desde la dictadura militar hasta la crisis de 2001 (Montero, 2012a). Homologar las prácticas dictatoriales con el modelo económico neoliberal implica, por lo tanto, volver hegemónica la consideración sobre la participación cívica en la dictadura, interpretación poco difundida hasta entonces. Esta conquista ideológico-discursiva proviene del mandato anterior y aparece aquí casi naturalizada. El piso simbólico sobre el que transita la presidencia de CFK comenzó a ser construido en 2003 y empieza ahora a gozar de cierta estabilidad. Encontramos, entonces, por un lado, la denuncia sobre la participación de sectores civiles de la sociedad en el golpe de Estado perpetrado en 1976; por el otro, la vinculación entre el régimen dictatorial y la implantación de un modelo económico neoliberal.
Ahora bien, a pesar de que la dictadura cívico-militar se enuncia como un período concluido, evidenciado en el uso del pretérito perfecto simple (fueron, apoyaron), más adelante veremos de qué manera la crisis con el sector agropecuario hizo posible la emergencia de un discurso presidencial en el que la amenaza de implantación de formas antidemocráticas fue constante.
Una de las características principales otorgadas al neoliberalismo, entendido ahora como un meta-colectivo singular (Verón, 1987), con fuerte valor explicativo, es que muy pocas veces aparece vinculado a nombres propios:
4- Hay algunos que quieren volver al pasado y andan diciendo por ahí que volverían a reprivatizar Aerolíneas Argentinas o volverían a dar las jubilaciones al sector privado. Son los que sueñan con el viejo modelo de los años ‘90. ¡Claro! Tal vez obtuvieron muchas rentabilidades y muchas ganancias durante esos años, años en que los argentinos quedaban sin trabajo, sin posibilidades de progreso, de estudio, de vivir una vida diferente (17/06/09).
5- Y les preguntaba a ellos [a los compañeros de la Confederación General del Trabajo] en qué otro gobierno se estuvo discutiendo con la Confederación General del Trabajo acerca de que los trabajadores pagaran más o menos impuesto a las ganancias, si lo único que se discutía era qué derechos se sacaban, cómo se descontaban sueldos, o cómo se convencía a un legislador para que aprobara la flexibilización laboral (09/07/10).
De estos ejemplos se deducen algunas de las estrategias más recurrentes en la discursividad de CFK. En primer lugar, el enemigo, no sólo no es identificado de manera directa ("hay algunos que quieren", "son los que sueñan con…"), sino que aparece bajo la forma de un tercero discursivo (T.D.) que coincide con lo que García Negroni (1988) denominó la destinación encubierta, lugar simbólico al que se "dirigen actos de habla con fuerza ilocucionaria oculta o derivada generalmente de amenaza o advertencia (p. 94). La destinación encubierta, junto con la indirecta, surgen de la consideración –por parte de la autora–, de que el discurso político es un tipo de discurso multidestinado y plurifuncional. Damos cuenta, en ambos casos, de distintos grados de explicitación de la direccionalidad, en la que ambos tipos de destinatarios comparten, por un lado, su status de tercero discursivo (T.D.) y, por el otro, "son destinatarios de actos ocultos de distintos tipo de Complejos Ilocucionarios" (p. 97). Lo que los diferencia es, sin embargo, que al tiempo que al destinatario encubierto se le dirigen actos de advertencia o amenaza, en el caso del indirecto, los mismos no se dirigen a sus agentes, sino a sus discursos, con el fin de desarticularlos. ¿Qué efecto genera este recurso? De un lado el uso de la tercera persona, del otro el uso del impersonal, deja al contradestinatario sin derecho a réplica ya que, estrictamente hablando, no aparece en la superficie discursiva. En segundo lugar, esta forma de nombrar al contradestinatario se apoya en el campo de lo ya dicho, de la doxa, en la cual no hay un sujeto plenamente responsable: "se discutía", "se sacaban", "se descontaban". La enunciación presidencial construye una descripción de un estado de cosas que se presenta de manera indiscutida.
Parados en este punto, podemos acercarnos al segundo rodeo que la enunciadora realiza para definir el neoliberalismo, replicando las vinculaciones con el último golpe cívico-militar: los argentinos, víctimas del desmesurado interés de estos sectores, fueron sometidos a una tragedia social:
6- Y yo me crié en un país con graves enfrentamientos entre los argentinos, en el que después de la tragedia vino la otra tragedia, la social, esa en la que recién Domenech nos decía que se importaban 55 millones de dólares en pollos. Alguien dirá "qué importa esa cifra", es que no solamente venían los pollos de afuera sino que los argentinos acá adentro se quedaban sin trabajo (01/02/08).
7- Creo que el gran desafío, porque ya hemos advertido que las prácticas neoliberales, lo que se denominó el Consenso de Washington constituyó un rotundo fracaso en la región, que dejó una tragedia social sin precedentes, debe llevarnos a este nuevo desafío del Siglo XXI (16/05/08).
La idea de tragedia recorre varios discursos, generando una continuidad entre la tragedia producto del golpe de Estado y la tragedia social, producto de la aplicación de políticas neoliberales. Del mismo modo funciona la comparación entre los desaparecidos físicos y los desaparecidos sociales: los primeros, resultado de la dictadura cívico-militar; los segundos, producto del régimen neoliberal.Marcábamos anteriormente que la enunciadora construye un bloque temporal que supone una continuidad entre el período dictatorial y el neoliberalismo menemista; aquí la homologación es entre lo que produjeron ambas prácticas: desaparecidos físicos, una; desaparecidos sociales, la otra.
Llegados a este punto, CFK esboza una definición –fuertemente polémica– de los últimos gobiernos:
8- A algunos pueden parecerles solamente cifras, pero a mí me hace acordar a alguna otra época donde no era presidenta, y tampoco era presidente el anterior, sino que yo era legisladora, y hubo partidos, gobiernos y legisladores que creyeron que reducir el presupuesto a las universidades podía ser la salida al problema económico que tenía la República Argentina. Son una serie de gobiernos a los que yo llamo gobiernos tornillos, ustedes dirán que poco académica la palabra, tornillos porque son los que ajustan para abajo pero aflojan para arriba. De esos gobiernos tornillos hemos tenido muchos en las últimas décadas (12/05/09).
Los gobiernos a los que refiere la enunciadora son fácilmente repuestos por los destinatarios, sin necesidad –nuevamente– de adjudicarles nombres propios; estamos, otra vez, frente a una destinación encubierta. El plural da cuenta de esta amplitud dada al neoliberalismo (ahora metafóricamente llamado gobiernos tornillo), que abarca no sólo al menemismo. Además, el uso del creyeron aquí, no se vincula a una creencia ingenua, sino más bien, a una intencionalidad política, marcada por un interés de ajustar para abajo y aflojar para arriba. En un análisis de algunos tópicos privilegiados del discurso kirchnerista, Martínez (2013) identifica la emergencia de dos tipos de adversarios: el militar y el neoliberal. Respecto de este último la autora dirá, y adherimos, que el discurso kirchnerista, analizado en su dimensión adversativa
se configura simultáneamente como denegación del pasado reciente de los 90, como fuerza política capaz de modificar las reglas de juego en ese escenario al enfrentar a sucesivos adversarios y de instituir, a partir de la preeminencia del litigio, no solo cambios institucionales sino también una nueva concepción de la política (Martínez, 2013: 57).
Las construcciones del objeto discursivo neoliberalismo, sus desplazamientos y homologaciones, con los que hemos trabajado hasta aquí comportan, en cierto modo, una continuidad con el mandato de Néstor Kirchner. La salida del infierno que prometía el ex presidente significaba el abandono de las políticas neoliberales que habían caracterizado a Argentina en particular y a América latina en general, durante toda la década del ‘90. En este sentido, recordemos que el mandato de CFK inauguraba un período de cambio en la continuidad lo que suponía mantener ciertas bases de apoyo y legitimidad que provenían del mandato anterior.

La ausencia de representación partidaria11

Como decíamos al comienzo del apartado anterior, el objetivo de nuestro trabajo es el análisis del período que hemos identificado como de preeminencia del ethos magistral, concentrándonos en el modo de construcción de la alteridaden el discurso de CFK y en cómo se construyen los objetos discursivos identificados. Tal como explicamos, los discursos neoliberales aparecen como el contradestinatario por excelencia en la discursividad kirchnerista, adversario que aglutina distintos actores políticos y sociales. En lo que sigue nos centraremos en otros dos actores característicos del período: los llamaremos, por el momento y antes de realizar las oportunas consideraciones del caso, el campo y los medios de comunicación. Así como en párrafos anteriores dijimos que tanto el menemismo como la dictadura cívico-militar ya estaban presentes como contradestinatarios en el discurso de Néstor Kirchner, estos actores que analizaremos ahora son nuevos y, diremos, aquellos que identifican al discurso de CFK como tal.12
Ahora bien, ¿qué tienen en común estos dos destinatarios? La coyuntura política argentina producto de lo que se denominó el conflicto con el campo generó la emergencia de un actor colectivo y, rápidamente, comportó consecuencias en los posicionamientos de los medios opositores. El campo y los medios acapararon la escena pública y se libró una "guerra mediática –en forma inédita– ante el público, en despachos, en el parlamento, en los tribunales y en la calle" (Kitzberger, 2012: 182). En este sentido, conviene leer la respuesta a la pregunta que nos hemos planteado –¿qué tienen en común el campo y los medios?– como eje que atraviesa la alocución de CFK. Esto es: lo que une a ambos destinatarios es la ausencia de representación partidaria, cuestión que utilizará la ex presidenta para legitimar su posición de enunciación, con un argumento que pondrá al funcionamiento de las instituciones democráticas en el centro de la escena.
Quitándoles el lugar de actores políticos, el argumento institucionalista es recurrente en la discursividad de la ex presidenta en el que se apela constantemente a su lugar como senadora, diputada y por la legitimidad que le confiere haberse convertido en presidenta de la Nación a través de elecciones libres y democráticas. Este tipo de argumento será útil, entonces, no sólo para reivindicar su propio lugar de enunciación sino, del mismo modo, para sacar del eje a estos otros que, sin haber sido votados, ocupan un lugar importante en la escena pública. Si el argumento que sirve para que la palabra se vuelva palabra autorizada es la participación en la contienda electoral, el campo y los medios se vuelven, por este mismo movimiento argumentativo, no dignos de credibilidad:
9- Pero luego, cuando comenzaron a pasar los días y yo veía que desde un sector de la sociedad, desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no, me di cuenta que estaba ante otra situación muy diferente (18/06/08).
CFK otorga, como apreciamos, una gran importancia a la decisión que resulta de la presentación a elecciones, presentación en la que se explicita un modelo de país que es lo que el político propone cada cuatro años. De aquí se deduce, entonces, que aquellos que no cuentan con representación partidaria, que no someten sus ideas a la compulsa electoral, no cuentan ni con legitimidad política ni con honestidad intelectual.
Del análisis de los discursos se desprende que durante el conflicto con las entidades agrarias –que veremos en detalle más adelante– la disputa fue una disputa por la legitimidad de la resolución en cuestión y las intervenciones acerca de los medios terminan por ser una disputa por los discursos intermediarios; ambos están cuestionando, de uno u otro modo, aspectos ligados a la representación. ¿En nombre de quién hablan los medios?, ¿a quiénes representan los participantes de la protesta agraria?:
10- A los que crean que pueden hacerlo mejor que nosotros, y seguramente habrá quien lo pueda hacer mejor que nosotros, los invitamos a que democráticamente se constituyan como partido político y en las próximas elecciones reclamen el voto del pueblo para ejecutar sus políticas y su modelo (1/06/08).
Recapitulando: la enunciadora, como defensora de los intereses de la Nación, no es una parte, pues representa "los intereses, no solamente de los que me votaron, que fueron muchos, sino también de los que no me votaron" (CFK, 27-03-08). Al reivindicar su lugar como presidenta de la Nación, lo que hará será quitarles la posibilidad de hablar en nombre de –del conjunto de los argentinos, del país, del Estado, de la Patria–, modo más que eficaz de desacreditar la palabra de ellos.

El campo

El 2008 fue el año más convulsionado en la era K, año en que se produce lo que, desde la prensa, se llamó el conflicto con el campo, con inesperadas consecuencias en términos de apoyo electoral que se vieron cristalizadas en las elecciones legislativas celebradas en 2009.Este conflicto tuvo inicio en marzo de 2008, cuando Martín Lousteau, ex Ministro de Economía, dio a conocer una serie de medidas destinadas al sector agropecuario. La Resolución Nº125 proponía el incremento de las retenciones para la soja y el girasol (del 35 al 44,1% y 39,1%, respectivamente) y la reducción para el maíz y el trigo. Eran retenciones móviles, lo que implicaba el incremento de las mismas junto con el incremento de los precios internacionales, a partir de la consideración –por parte del Poder Ejecutivo– de que se trataba de un tipo de renta extraordinaria. La primera respuesta que tuvo el conflicto fue la conformación de La Mesa de Enlace13, e, inmediatamente, la emergencia de un nuevo actor colectivo: el campo. Bajo este nombre quedaban agrupados "productores de diferente envergadura económica en torno a asociaciones gremiales de variada sensibilidad ideológica" (Cheresky, 2009: 47). El siguiente paso fue el desarrollo de una serie de protestas, un lock out patronal, que incluyó tractorazos, cacerolazos, cortes de ruta, y otras formas de protesta, que se sucedieron a lo largo de más de tres meses. Es interesante replicar las explicaciones del conflicto que ofrece CFK, a partir de un discurso en el que se explica, se expone, se argumenta, se ofrecen datos y que refuerza el vínculo jerárquico con el prodestinatario al que, ahora, se le hace saber el porqué del conflicto para, luego, pedir y solicitar en su nombre:
11- El precio internacional no hace falta decirlo, ha subido, de todos los alimentos, de todos los commodities, lo cual nos obliga a un doble sistema a utilizar en la República Argentina: retenciones y compensaciones. Retenciones para evitar que el precio internacional nos dispare, nos vuele los precios internos de lo que consumimos los argentinos. No estamos –me parece– dispuestos a cambiar nuestra dieta alimentaria […] Que este juego de retenciones que han sido tan criticadas, desde el sector agropecuario, son las que nos permiten no solo mantener el equilibrio de los precios internos, sino también, al mismo tiempo, incentivar determinados cultivos (31/03/08).
12- Mañana van a ser exactamente tres meses, que desde el Poder Ejecutivo Nacional, en atribuciones legitimas que nos confiere la Constitución Nacional, adoptamos un sistema de retenciones móviles para determinados productos alimentarios: para el maíz y el trigo redujimos la alícuota, que hasta ese momento estaba vigente y la aumentamos para la soja. La medida tuvo por objeto dos finalidades esenciales: la primera y principal, la seguridad alimentaria, la soberanía alimentaria en la mesa de todos los argentinos. […]La segunda parte es la redistribución del ingreso, de aquellos sectores que mayor rentabilidad tiene por distintas circunstancias (09/06/08).
La disputa era una disputa por el sentido que implicaba la definición de un modelo de país, en tanto se cuestionaba la legitimidad del Ejecutivo de participar en la redistribución de la renta, algo que el gobierno de CFK no estaba dispuesto a ceder. Como oportunamente señala Marafioti (2012: 158), "la escena pública se convirtió en una cruzada semiótica por la apropiación de la producción, la circulación y el consumo de la significación". Como vemos en los ejemplos anteriores, la presentación de la Resolución Nº125 aparece casi como una consecuencia lógica del aumento del precio de los commodities que se trasladaría en un aumento de los precios del mercado interno. Si es una consecuencia lógica, no está mediada por intereses partidarios, sino que se desprende del curso de los acontecimientos. Esto da lugar a la configuración de una imagen del enunciador a partir de una desigual distribución del saber que, de acuerdo a Martínez (2008: 9), distingue actividades cognoscitivas de pragmáticas: "un enunciador situado en una posición jerárquica hace saber a un destinatario (y también a un adversario) acerca de un escenario y unas circunstancias, definiendo un vínculo fundamentalmente complementario (desde un punto de vista semiótico) respecto a ambas figuras". Oponerse a la reforma impositiva será mostrado como un error que afecta, incluso, a los propios sectores en conflicto y que deja ver, además, el egoísmo de los que protestan, los intereses que esconden:
13- Está bien, nadie critica que puedan comprarse una 4x4 o que vivan bien y que tengan lo que tantísimos argentinos querrían tener; lo que no me parece bien es que además quieran hacerlo a costa de que otros argentinos no puedan acceder a las cuestiones más elementales (25/03/08).
14- Y además, si hoy se estuviera aplicando esa resolución 125, estarían aplicándose unas alícuotas inferiores a las actuales en materia de derecho de exportación, sin contar además, los fletes que se habían previsto ahí para aquellos productores que estuvieran alejados de los puntos de colocación, de los puertos, y las compensaciones a los pequeños y medianos productores. Vean ustedes las consecuencias de oponerse por oponerse (12/03/09).
Varias cuestiones se desprenden de los ejemplos desplegados hasta aquí. En primer lugar, en (11) y (12) se exponen las razones que impulsaron la creación de la resolución en cuestión. El Poder Ejecutivo toma decisiones que son legítimas –punto nodal del conflicto– para garantizar la seguridad alimenticia al conjunto de los argentinos. ¿Dónde quedan ubicados, entonces, aquellos que se oponen? En el lugar de quienes sólo buscan obtener ganancias a costa del pueblo (13) y generar una oposición sin fundamento (14). La oposición es, por lo tanto, entre "Nosotros, o sea ‘esa-Mayoría-de-hombres-y-mujeres-comunes’ y Ellos, ‘esa-Minoría-de-poderosos’" (Tonelli, 2012: 12).
CFK había asumido su mandato hacía escasos tres meses respondiendo a la demanda de mayor institucionalidad. Si el mandato inaugurado por su esposo había tenido que responder a la contingencia de la salida de la crisis de 2001, se esperaba de la presidenta electa la puesta en acto de medidas que aseguraran un manejo más prolijo de los asuntos. Sin embargo, la irrupción del conflicto con el campo redefinió las condiciones de producción (Verón, 1998a). ¿Qué queremos decir con esto? Que será a partir del conflicto generado por la Resolución Nº125 que se conformará lo que hoy podemos definir como un dispositivo enunciativo kirchnerista. Los diferentes lugares de enunciación adquirirán, ahora, su pertenencia definitiva. Si, hasta entonces, la enunciación kirchnerista podía resultar más abarcativa, interpelando a actores de variada pertenencia institucional, la coyuntura que resultó de la Resolución Nº125 fijó los actores interpelados, generando la lenta desaparición de la figura del paradestinatario (Verón, 1987). Podemos agregar, incluso, que hasta entonces, los enemigos, o provenían del pasado o provenían del extranjero; ahora, hay una especie de enemigo interno que provoca el enfrentamiento con esta minoría privilegiada. Lüders (2014) define este momento de crisis con el sector agropecuario como un momento accidental que deviene necesario, volviéndose un elemento definitorio de la identidad kirchnerista que, ahora, se define retroactivamente como una identidad que es llamada a existir desde el comienzo.
La aparición de esta especie de enemigo interno hace presente una cuestión que resulta de cabal interés: la amenaza. ¿Amenaza sobre qué o quiénes? En primer lugar, amenaza de una nueva intervención militar. Acompañamos las reflexiones de de Ipola (1997: 67) entendiendo a la amenaza "como un peligro que se cierne sobre un individuo o un grupo, peligro imputable a la acción deliberada de otro individuo o grupo"14 y considerando que la amenaza, junto con la creencia, ha sido observada como una de las "piezas esenciales en la lógica que preside la constitución de las identidades colectivas" (p. 66). Entonces, la peligrosidad inminente de esta amenaza termina por darle cohesión a la identidad y genera el doble movimiento al que hace referencia Laclau (1990: 43) en el que "la estructura de toda relación de amenaza presupone a la vez la afirmación de una identidad y la puesta en cuestión de la misma"15. La amenaza a una intervención militar se hace presente en los discursos del período, por ejemplo:
15- Tal vez muchos no lo recuerdan, pero un 24 de febrero de 1976 también hubo un lock out patronal, las mismas organizaciones que hoy se jactan de poder llevar adelante el desabastecimiento del pueblo llamaron también a un lock out patronal allá por febrero del 76. Un mes después, el golpe más terrible, la tragedia más terrible que hemos tenido los argentinos. Esta vez no han venido acompañados de tanques, esta vez han sido acompañados por algunos "generales" multimediáticos que además de apoyar el lock out al pueblo, han hecho lock out a la información, cambiando, tergiversando, mostrando una sola cara (01/04/08).
El análisis de los fragmentos que muestran una vinculación entre el desarrollo del conflicto y el golpe de Estado de 1976 permite identificar dos movimientos argumentativos. Por un lado, una equiparación entre ambos: los actores involucrados en uno y otro acontecimiento, son los mismos y responden a los mismos intereses. Por otro lado, y desprendiéndose de este primer punto, tienen ahora la capacidad –con formas más sutiles– de desestabilizar nuevamente al sistema democrático. La enunciadora establece distancia: el conflicto en cuestión y los sucesos posteriores son cuestiones que le tocaron vivir y que, dado que esto no pasó "en ningún otro momento de la vida democrática de nuestro país" (CFK, 11-11-08), se vuelve a deslizar la consideración de que estas no son formas democráticas de oposición y protesta. El adversario, entonces, se construye "en torno a un doble pasado imposible: el del gobierno militar, en su condición política y axiológica antidemocrática; y el de los 90, por su proyecto económico neoliberal"16 (Martínez, 2008: 17).
Frente a esta consideración, la ex presidenta recurrirá a una constante interpelación que buscará identificar a los actores involucrados y llamar al diálogo. ¿Qué invariantes adquiere esta interpelación? En primer lugar, como podremos observar en los ejemplos que desplegaremos a continuación, el uso, nuevamente, de lo que García Negroni (1988) denominó la destinación encubierta. Montero (2009) reconoce en este tipo de destinación una ambigüedad lingüística que se desprende del uso de la forma pronominal en español que no permite la diferenciación entre segunda y tercera persona, dando lugar a una zona ambigua en la que el locutor se dirige encubiertamente a sus adversarios –en tercera persona del plural– y de modo simultáneo, aunque no explícito, de manera directa –en segunda persona del plural–:
16- Yo les pido, humildemente, como Presidenta de todos los argentinos y en nombre de todos los argentinos, que levanten el paro para entonces sí dialogar, levanten el paro. Humildemente, levanten el paro y vamos a dialogar (27/03/08).
17- Pero en nombre de todos los argentinos, de todas las argentinas, en nombre de los productores y horticultores, en nombre de las industrias, de las pymes, de la minipymes familiares, en fin, en nombre de los argentinos, yo les pido, una vez más y todas las veces que tenga que hacerlo, porque para eso soy Presidenta de la República Argentina, que por favor dejen transitar a los camiones y, además, que por favor también, se piensen como parte de un país, no como propietarios del país, sino como parte (31/03/08).
La utilización de la destinación encubierta permite que el locutor no se haga plenamente responsable de sus dichos, dada la ambigüedad a la que referimos anteriormente, propia del español. La forma lingüística de la destinación encubierta que aparece en los ejemplos anteriores es "les pido [a ustedes]" y "le pido [a todos aquellos] que…". Queremos agregar, además, que de lo que se trata en estos ejemplos es de diferentes grados de explicitación de la direccionalidad y que, como se deduce de los fragmentos replicados, el efecto de sentido en estos casos fue suspender, en un tono condescendiente, la algidez del conflicto apelando a que piensen, recapaciten, respondan al pedido que humildemente les realiza la presidenta de todos los argentinos. Por otro lado, CFK pide en nombre de. Lo colectivos en nombre de los que pide (las industrias, el pueblo, las pymes, etc.) abarcados en un colectivo aún mayor, los argentinos y argentinas, dejan al otro en el incómodo lugar de no pertenencia a ninguno. Si, incluso, CFK pide en nombre de los productores, ¿qué lugar les cabe a los destinatarios negativos?
Conforme pasan los meses, comienzan a operar algunas estrategias de diferenciación en lo que al principio aparecía como el gran colectivo campo pero, a pesar de ello, consideramos que en términos generales esas diferenciaciones no hicieron mella en la discursividad kirchnerista ni, mucho menos, fueron leídas en esos términos por los participantes del conflicto. Con el fin de poder separar estos diversos actores que, coyunturalmente, se habían reunido en torno a la Mesa de Enlace, del lado del Gobierno se buscó segmentar las escalas de producción, separando a los pequeños y medianos productores, de los grandes. Así es como, una vez lanzada la Resolución, se avanzó en medidas compensatorias a pequeños productores y se creó, asimismo, la Subsecretaría de Desarrollo Agropecuario y Agricultura Familiar. Entre otras tantas estrategias, el Gobierno buscó, entonces, identificar a la Sociedad Rural Argentina (SRA) con la vieja oligarquía y responsabilizarla de la mayor captación de ganancias y rentas. Sin embargo, nada de esto tuvo las consecuencias esperadas. Una de las razones que nos permiten explicar este fenómeno es que, al presentarse como los representantes del campo, apelaron a un concepto que cuanto más abarcativo y laxo era, más la posibilidad de incluir en su significado posiciones heterogéneas tenía. Son escasos los ejemplos en los que CFK propuso diferenciar al colectivo campo.
18- Ahora quiero hablarles de la sinceridad, este Gobierno no está en contra de los hombres y de las mujeres, pequeños productores que trabajan con sus manos el campo. No, no, les quieren hacer creer a los pequeños productores que queremos ir por ellos. Pero no piden por los pequeños productores, piden por la totalidad de la eliminación de las retenciones, los de los pooles sojeros también, los de los grandes productores también (27/03/08).
19- ¿Por qué hablamos también de pequeños y medianos? Por una cuestión de equidad (10/09/09).
El objeto discursivo campo pasa, entonces, por dos etapas. Una primera, en la que los sectores en conflicto aparecen aglutinados, sin distinción; y otra, posterior, en la que se proponen ciertas segmentaciones. Allí, la segmentación se realiza entre los pequeños y medianos productores y los pooles de siembra. Los primeros son hombres y mujeres que trabajan la tierra; mientras que los segundos, grandes productores y dirigentes, se ufanan de representar al pueblo al tiempo que lo desabastecen. La segmentación propuesta por la enunciadora busca, como aparece en (19), generar equidad.

Los medios y la mediatización de la política

Resulta imposible caracterizar la enunciación de la ex presidenta sin hacer referencia al papel que jugaron los medios en la misma. Y, a su vez, no se puede separar este rol del conflicto con el sector agropecuario que venimos describiendo. En este apartado haremos foco en las estrategias enunciativas a partir de las cuales se nombra, interpela, descalifica a este contradestinatario característico del período en estudio: los medios.
Antes de ello, sin embargo, hay algo del vínculo forjado entre el gobierno kirchnerista con el Grupo Clarín que merece la pena señalarse y que ha sido objeto de numerosas reflexiones, tanto desde los círculos académicos como desde la opinión pública. En un trabajo anterior (Fernández et al., 2011) nos preguntábamos si era posible definir el discurso político más allá de las instituciones del Estado, dado que observábamos cómo el discurso de la prensa adquiría, cada vez más, ciertas características que otrora habían sido identificadas para el discurso político. Esta consideración es el resultado de que el propio discurso kirchnerista le otorgara al multimedios un lugar equiparable al de un actor político. En efecto, desde el propio discurso de asunción de mando de CFK, el vínculo Clarín/gobierno se perfila como esencialmente polémico:
20- Recuerdo los argumentos de muchos opositores y de los medios de comunicación, que no son lo mismo pero a veces se parecen bastante. Y quiero decirles que aquellas profecías que se desgranaron en radio, en televisión, en río de tinta acerca de que íbamos a manipular la Justicia o perseguir a los jueces probos, resultó desestimada, no por otros discursos, sino por la realidad (10/12/07).
Como señalan Becerra y López (2009: 12), durante el conflicto con las entidades del agro "los medios de comunicación desplazaron en la práctica el tradicional recurso retórico de la objetividad, por la acción cada vez más interesada en el conflicto". Esto se vio, fundamentalmente, en el uso de la pantalla partida en la que se mostraban, simultáneamente, un discurso de la ex presidenta de un lado, y las imágenes en vivo de la protesta rural, del otro, equiparando a los actores en conflicto. Además, como apuntan los autores, es interesante la recurrente diferenciación que instaló el vocativo la gente para referenciar a los opositores, participantes de la protesta, frente a los piqueteros para dar cuenta de los sectores movilizados afines al oficialismo. El cruce entre ambas discursividades –la política y la mediática– no es, claro, una novedad. Ya Verón (1998b) daba cuenta de la imposibilidad de separar ambos campos, arguyendo, de un lado, la imposibilidad del hombre político de aceptar la diferenciación entre los niveles propiamente políticos y los eminentemente comunicacionales y, del otro, la creciente tendencia de los medios de pensar la política según la lógica del marketing. El autor sostiene que en la mediatización de lo político es, de hecho, este último el que ha perdido lugar:
Asistimos, por un lado, a la decadencia del campo donde se ejercía la gestión de los colectivos de largo plazo (el de lo político) y, por otro, al dominio creciente de otro campo (el de los medios) esencialmente orientado por la gestión de los colectivos de corto plazo: éste es, según mi opinión, el sentido profundo de la crisis de legitimidad de lo político de la que tanto se habla hoy (Verón, 1998b: 230).
En el contexto histórico particular al que nos estamos refiriendo, lo que se observa es pues, un doble movimiento: de mediatización de la política y de politización del discurso mediático.
Ahora bien, ¿son los medios un actor político?, ¿la interpelación presidencial los transforma, por ello, en ese mismo acto? Sostenemos aquí la hipótesis de que, aunque durante el kirchnerismo existieran cruces entre la discursividad política y la mediática, ello no nos lleva a homologar a la prensa como actor político, dado que, a pesar de intervenir activamente en la discusión política y de ser interpelados por e interpelar al discurso oficial, "su participación discursiva en el espacio público responde a lógicas diferentes a nivel de la discursividad" (de Diego, 2014: 28).
En abril de 2008, en medio del conflicto con las entidades agropecuarias, la ex presidenta –decidida a ir por la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual– nombró a Gabriel Mariotto como interventor del Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) quien definió el avance sobre la nueva ley como "la madre de todas las batallas".17 Sólo ese sintagma resume el vínculo entre el kirchnerismo y los medios. Kitzberger (2013) arguye que, a pesar de que la etapa kirchnerista no tenga precedentes en cuanto a la puesta en cuestionamiento de la palabra mediática, ello tiene explicaciones que van más allá de un conflicto entre elites políticas y mediáticas. De acuerdo al autor, los países de la región se encuentran viviendo "el período democrático más prolongado desde la llegada de la política de masas, coincidente con la expansión territorial y cultural de los medios electrónicos, cuyo control en un clima de desregulación neoliberal ha promovido esquemas de propiedad muy concentrada" (Kitzberger, 2013: s/p). La coexistencia de ambos –democracias ininterrumpidas y mayor poder por parte de los actores mediáticos– "potencia conflictos que se movilizan políticamente" (Kitzberger, 2013: s/p).
Adherimos a la hipótesis de Fernández (2014: 34) quien sostiene que un problema típico de la mediatización durante el kirchnerismo es "la disputa por y con los discursos intermediarios, y en particular, con el discurso intermediario más importante desde el punto de vista de la interlocución colectiva: el del periodismo en los medios".18 En este marco, la crisis con el campo hizo estallar las voces que reclamaban la aparición pública de la ex presidenta e, inmediatamente, lo contrario. El cuestionamiento sobre el uso de la cadena nacional cubrió la tapa de los diarios y CFK logró establecer las condiciones de la enunciación política, cuestión que hubiese sido imposible de haberse sometido a una rueda de prensa o a una entrevista, donde el dispositivo mediático es el que prima.
Dadas las condiciones que estamos explicitando, la enunciación presidencial colocará a los medios como aquellos obstáculos que entorpecen el vínculo directo con la ciudadanía a partir de la creación de una Argentina virtual que no comparte características con la Argentina real de la que la enunciadora dice formar parte. Pero, además, detrás de todo se escondería una profunda intencionalidad, dado que los medios crearían esa realidad con el fin de ocultar las cosas que verdaderamente suceden en el país:
21- (…) He advertido que en los últimos tiempos han surgido como dos países: un país real que ha permitido que por ejemplo se batan records, como no se daba en años en materia de esparcimiento afortunadamente en nuestra población, en nuestras playas, en nuestros centros turísticos, compras, etcétera; y otro país al que yo denomino país virtual o mediático en el cual suceden cosas horribles, en donde nada está bien, en donde todo está mal (01/03/10).
Esta es una de las primeras características que se le atribuyen al objeto discursivo en cuestión: la de ocultar y tergiversar la información. Si ese país virtual se enfrenta con el país real, podemos afirmar, por continuidad, que son los medios los que se enfrentan al gobierno, "suprapoderes (…)que tienen la suficiente fuerza para imponer y arrancar decisiones en cualquiera de los tres poderes a partir de la presión" (CFK, 27-08-09). Además, dado que el derecho a la información es considerado, durante todo el período, como un derecho fundamental de la vida democrática, este ellos es vinculado entonces con formas antidemocráticas opuestas a los intereses del pueblo.
La vinculación entre CFK y los medios tuvo la intención de alejar a la prensa del ideal liberal de prensa independiente y de hacer ver los intereses que se escondían por detrás de los títulos, las editoriales y, en general, del manejo del sistema económico de los medios. Durante gran parte de la historia del periodismo, se había pretendido que la prensa ejerciera "el rol de árbitro imparcial, que existe de forma equidistante de los poderes existentes" (Waisbord, 2000, s/p). Fue a partir de la presidencia de Néstor Kirchner que se comenzó a cuestionar este papel de mediador entre la ciudadanía y el líder político y a partir del gobierno de Fernández de Kirchner que se terminó de quebrar el vínculo prensa/poder político y se le dio un marco normativo a esa relación. Si bien se ha considerado que el discurso de CFK radicalizó las diferencias con los medios a partir del conflicto con el campo, hemos visto, páginas atrás, que desde el propio discurso de asunción se pusieron dudas respecto del papel de los medios. Sin embargo, resulta interesante rescatar el siguiente fragmento que pronunció CFK durante la crisis con las entidades agropecuarias en el que se expresa la vinculación entre los ruralistas y los grupos mediáticos y, aún más importante, la connivencia entre estos últimos y los sectores involucrados en la última dictadura militar:
22- Vi también caras de conocidos defensores y defensoras de los genocidas, también, en esa Plaza de Mayo, que después supimos no fue espontánea, la cadena de emails había empezado por la mañana, mucho antes de que la Presidenta hablara. También fue antes el paro por tiempo indeterminado, antes de que la Presidenta hablara también se lanzó un paro por tiempo indeterminado; sin embargo se tituló que la reacción fue por el discurso duro de la Presidenta (27/03/08).
Si lo que se está discutiendo es, al fin y al cabo, la democracia, los marcos normativos vinculados al sistema de medios generados durante el gobierno de CFK son, para nuestro argumento, de cabal interés. En los discursos en torno a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA)19, ésta es retratada como una deuda de la democracia y comparada, en el mismo sentido, con otras acciones de gobierno llevadas a cabo por el Gobierno Nacional desde 2003: la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y la estatización de las antiguas AFJP. La ley es, entonces, un instrumento de calidad institucional, "no un proyecto de Cristina" (CFK, 18-03-09). Si la Ley es presentada como parte de una política de derechos humanos, podríamos preguntarnos, entonces, ¿dónde quedan situados aquellos que se manifiestan en contra de la misma? Nuevamente, el contradestinatario no es un simple opositor que no comparte las ideas de la enunciadora, sino un otro con características inadmisibles en una democracia de partidos.
Algo similar sucede con los discursos en torno a las otras tres normativas puestas en práctica por el Gobierno Nacional: el convenio entre la AFA y el Sistema Nacional de Medios Públicos, la supresión del delito de calumnias e injurias y la declaración del papel prensa como bien público. Dado que dichas medidas afectaban, en parte, a las mismas empresas, las consideraciones en torno a la complicidad entre los sectores que impulsaron el golpe del ‘76 y los grandes grupos mediáticos vuelven a aparecer. La gratuita televisación del fútbol es caracterizada como uno de los bienes fundamentales, sin el cual "la democracia aún todavía está incompleta" (CFK, 20-08-09) y es en este sentido que la situación anterior a la sanción del programa Fútbol para todos es equiparada con el secuestro de los 30.000 detenidos desaparecidos:
23- ¿Saben por qué? Porque no es posible que solamente el que pueda pagar pueda mirar un partido de fútbol, que además le secuestren los goles hasta el domingo aunque pagues igual, como te secuestran la palabra o te secuestran las imágenes, como antes secuestraron y desaparecieron a 30 mil argentinos (20/08/09).
El modo de contradestinación que estamos analizando vuelve a basarse en la recurrente utilización de la tercera persona, en una clara demarcación del ellos que queda, bajo este movimiento, en las antípodas del nosotros. Lo que antes era el secuestro y la desaparición de miles de argentinos es, hoy, el secuestro de los goles, la palabra y las imágenes. Se vislumbra aquí, como venimos mencionando, la recurrente comparación que realiza la enunciadora entre las políticas desplegadas durante la última dictadura cívico-militar y los intereses y prácticas actuales de ciertos actores, en este caso, los medios. La democracia y el valor otorgado a ella permea la producción discursiva de CFK. 
El discurso ofrecido en ocasión de la presentación del informe sobre Papel Prensa detenta algunas características típicas del tipo de ethos que estamos analizando pero que, sin embargo, no habían aparecido en los discursos anteriores sobre la LSCA, el programa Fútbol para todos y la supresión del delito de calumnias e injurias: la utilización de porcentajes y fechas. El discurso presidencial, para dar cuenta de la distribución sobre el control de Papel Prensa S.A., opta por intervenciones en las que priman datos o estadísticas que actúan como estrategias de veridicción. Los números dan siempre la apariencia de fidelidad y de neutralidad respecto de lo dicho y, además, generan la sensación de que sólo pueden ser cuestionados con estrategias similares. Mofándose sobre lo verídico de su intervención, CFK dirá "aquí anoté, vieron que yo hablo sin papeles, pero hoy decidí anotar cosas porque realmente hay datos escalofriantes, cuando uno lee esto siente que está, más que leyendo la historia, leyendo un thriller, un thriller argentino" (CFK, 24-08-10), "esto es documento, reitero, no es opinión, no es adjetivación, es documental" (CFK, 24-08-10).
Podríamos decir que la característica que atraviesa la definición acerca de qué son los medios en la discursividad de la ex mandataria, vuelve a instalar el tema de la democracia, el cuidado de las instituciones y los derechos considerados como fundamentales, entre los cuales se encuentra el derecho a la información. Al igual que lo que observamos en el caso del campo, atribuirle al otro el mote de antidemocrático y vincularlo con prácticas también antidemocráticas, lo pone –inmediatamente– en una pura exterioridad axiológica.

4. Recapitulación y conclusiones

En estas páginas nos hemos dedicado al análisis de una serie de discursos enunciados por la ex mandataria argentina, Cristina Fernández de Kirchner, durante su primera presidencia (2007-2011). A partir de un andamiaje teórico sustentado, fundamentalmente, por el análisis del discurso de corriente francesa junto a los aportes de la sociosemiótica veroniana, nos hemos detenido en la caracterización de un tipo de ethos que denominamos ethos magistral.
Este tipo de ethos fue definido como aquelque construye una escenografía de tipo profesoral y daba cuenta de una enunciadora que, simulando una conferencia magistral, exponía, realizaba balances, establecía grandes narraciones sobre hechos pretéritos; se situaba, en fin, como una experta que hacía saber a sus destinatarios. La polémica, como dimensión inherente al discurso político, adquirió en el discurso de Fernández de Kirchner una fundamental relevancia. Esto es así dado que su discurso establece diferencias irreconciliables con un otro negativo, una alteridad que es considerada por la enunciadora como inaceptable, cancelando, mediante diversas estrategias argumentativas, su marco discursivo e ideológico y situando a los adversarios en el lugar de la pura exterioridad axiológica. Dijimos, en este sentido, que todo lo que en el discurso de CFK es alteridad es también, y al mismo tiempo, antidemocrático, destituyente; definición que resulta del establecimiento de un recorte temporal, por parte de la enunciación presidencial, que abarca desde la última dictadura cívico-militar hasta el estallido de 2001 y en el que se homologan las prácticas dictatoriales al modelo económico neoliberal. Afirmamos, en dicho sentido, que el contradestinatario por excelencia lo constituyen los discursos neoliberales que resultan de la articulación, desde el discurso presidencial, de una serie de actores políticos y sociales: los partícipes (cívicos y militares) de la última dictadura, el menemismo, los sectores más poderosos del agro y las corporaciones mediáticas. A partir del concepto de objeto discursivo observamos las variaciones que comportaron algunos términos clave del discurso kirchnerista e identificamos los significados que les son atribuidos. Analizamos aquí qué es lo que la enunciadora entiende por neoliberalismo, observando la amplitud dada al término y remarcando que el mismo no es sólo entendido desde el punto de vista económico sino, fundamentalmente, como un sistema de ideas, un modelo de decisión y de ejercicio del poder.Dentro del objeto discursivo neoliberalismo analizamos, también, las variaciones que comportaron los objetos discursivos campo y medios, ambos definidos por la ausencia de representación partidaria, quitándole legitimidad a las acciones y discursos provenientes de ambos. En el caso del campo, el discurso presidencial propuso algunas distinciones que buscaron diferenciar a los pequeños y medianos productores de los pooles de siembra. En el caso de los medios, los mismos fueron caracterizados como aquellos responsables de tergiversar la información a partir de la creación de una Argentina virtual opuesta a la Argentina real.
Innumerables interrogantes pueden desprenderse de este escrito –y es nuestro deseo que así sea– en un afán por continuar discutiendo y reflexionando acerca de las particularidades de un fenómeno que hace varios años viene ganando espacio en la academia.

Referencias

1 Los discursos que formaron nuestro corpus son todos aquellos comprendidos entre el 10 de diciembre de 2007 y el 10 de diciembre de 2011. Los mismos fueron oportunamente descargados de la página oficial de la Casa Rosada.

2 Los resaltados son del original.

3 De acuerdo a Martínez (2007) es en los escritos de Weber "donde encontramos los usos sociológicos del concepto de ethos, principio unificador de las conductas que permite concebirlas como sistema, incluso en el caso en que aquellas no estén unificadas en la forma de un proyecto consciente" (p. 41).

4 Ver "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" (1995).

5 Sin detenernos en ello, diremos que en el primer caso, se trata de una ética de los fines últimos en la cual, quien actúa según esta ética, se siente responsable de cuidar la llama de las intenciones puras, "prenderla una y otra vez es la finalidad de sus acciones que, desde el punto de vista del posible éxito, son plenamente irracionales y sólo pueden y deben tener un valor ejemplar" (Weber, 1979: 164-165). En el segundo caso, aquel político que actúa según la ética de la responsabilidad, por el contrario, toma en cuenta "todos los defectos del hombre medio (…) No se siente en situación de poder descargar sobre otros aquellas consecuencias de su acción que él pudo prever" (p. 164).

6 Bourdieu apunta: "He empleado la palabra ethos, después de muchas otras, por oposición a ética, para designar un conjunto objetivamente sistemático de disposiciones con dimensión ética, de principios prácticos (la ética es un sistema intencionalmente coherente de principios explícitos)" (Bourdieu, 2002: 133 citado en Montero, 2012a: 44-45).

7 La importancia de estos procedimientos radica en comprender que, cuando hablamos de discurso polémico, no estamos dando cuenta de un simple debate, en tanto los discursos que son objeto de confrontación se presentan bajo la forma de una dicotomización, procedimiento que se traduce en la presentación de dos puntos de vista que no sólo son contrarios uno a otro, sino excluyentes. Dicha exclusión no es el resultado de oposiciones absolutas, sino que "dependen de marcos socio-culturales, de creencias de base, de necesidades argumentativas, de circunstancias históricas, etc." (Amossy, 2016: 27). La dicotomización encierra un proceso de polarización que es el que da lugar al establecimiento de aquella frontera entre el ellos y el nosotros, identificando un enemigo común y, por tanto, reforzando la identidad del grupo que se representa. Por último, la polarización va acompañada de la desacreditación del otro mediante estrategias refutativas que suponen "un contra-discurso antagónico […] que apunta a una doble estrategia: demostración de la tesis y refutación-descalificación de una tesis adversa" (Angenot, 1982: 34 citado en Amossy, 2016: 28).

8 La frontera que dicotomiza el espacio político es propia del régimen populista, entendido no como un fenómeno delimitable sino como una lógica social que atraviesa diferentes tipos de fenómenos, "un modo de construir lo político" (Laclau, 2009: 11). Como tal, entonces, la polémica es constitutiva del populismo y, por tanto, de la política.

9 Creemos menester realizar la siguiente aclaración en este punto: hablaremos de discursos neoliberales para hacer referencia al contradestinatario por excelencia que es construido en el discurso de CFK y que incluye, como veremos, un sinnúmero de actores políticos y sociales. El neoliberalismo será analizado en tanto objeto discursivo, dado que su carácter de no-persona (Benveniste, 1997) no permite definirlo como blanco de estrategias de destinación.

10 Para Verón (1987), los meta-colectivos singulares se denominan de este modo pues son: singulares, en tanto no se pueden cuantificar ni fragmentar; y meta-colectivos, "porque son más abarcadores que los colectivos propiamente políticos que fundan la identidad de los enunciadores" (p. 18).

11 Un fragmento preliminar de este apartado se encuentra publicado en Gindin, 2016.

12 No desconocemos que la disputa por la mediación (Vincent, 2011) ya aparecía en el discurso de Néstor Kirchner. Sin embargo, vehiculizada por el conflicto generado por la Resolución Nº125 y la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, será el gobierno de CFK el que pondrá a los medios en el centro de la escena, política y discursiva.

13 Organización que reunía a las cuatro entidades agropecuarias que nucleaban a los productores del país: la Sociedad Rural, la Federación Agraria, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (ConInAgro).

14 El resaltado es del autor.

15 El tema de la amenaza también permite inscribir la enunciación de CFK en lo que Arnoux (2008) definió como la matriz discursiva latinoamericanista. El concepto de matriz discursiva hace referencia "tanto a un espacio de regularidades generador de discursividad como a un molde que permite dar forma discursiva a datos diversos e, incluso, funcionar como grilla interpretativa de lo social" (p. 42).

16 El resaltado es del original.

17 Ver http://www.lanacion.com.ar/1003957-la-madre-de-todas-las-batallas-es-una-nueva-ley-de-radiodifusion, consultado el 24 de enero de 2017.

18 El destacado es del autor.

19 Nos referimos aquí a los tres discursos pronunciados, específicamente, en torno a la Ley: el del 18 de marzo de 2009 en la presentación del anteproyecto, el del 27 de agosto de 2009 al realizarse la presentación del proyecto de Ley y el del 21 de octubre, al anunciarse la implementación de la Ley.

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Recibido: 10/01/2017.
Aceptado: 30/06/2017.

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