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Temas y Debates

versión On-line ISSN 1853-984X

Temas debates (En línea)  no.40 supl.1 Rosario dic. 2020

 

ARTÍCULOS

La Academia como trinchera

Academy as a Trench

 

Melisa Campana Alabarce, Natalia Hernández Mary y Gianinna Muñoz Arce

Melisa Campana Alabarce es docente e investigadora de la Escuela de Trabajo Social, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. E-mail: melisacampana@gmail.com

Natalia Hernández Mary es docente e investigadora de la Universidad Alberto Hurtado, Chile. E-mail: nhernand@uahurtado.cl

Gianinna Muñoz Arce es docente e investigadora de la Universidad de Chile. E-mail: gianinna.munoz@uchile.cl


resumen

En el contexto signado por la crisis que trae aparejada la pandemia por Covid-19, muchas han sido las iniciativas dentro del campo disciplinar y profesional del Trabajo Social. Uno de los frentes en los que se han desplegado propuestas novedosas y colaborativas ha sido el académico. El presente escrito pretende dar visibilidad a algunas de esas experiencias, enfatizando su carácter de resistencia a la neoliberalización del conocimiento.

palabras clave: Trabajo social; Academia; Neoliberalismo; Resistencia

summary

In the context of the coronavirus crisis, there have been many initiatives within the disciplinary and professional field of Social Work. One of the fronts in which innovative and collaborative proposals have been developed has been the academic one. This paper aims to give visibility to some of those experiences, emphasizing their character of resistance to the neoliberalization of knowledge.

keywords: Social work; Academy; Neoliberalism; Resistance


Introducción

No es ninguna novedad decir que atravesamos, como humanidad, una situación totalmente disruptiva, conmocionante, en la que tenemos la ansiedad y a la vez la imposibilidad de adelantar respuestas sobre “el día después”. Aunque no sabemos cómo va a ser, sí sabemos cómo está siendo: un tiempo terrible e incierto, sobre todo para los sectores sociales históricamente relegados, maltratados y discriminados con los cuales nuestra disciplina se ha comprometido desde su propio surgimiento como ciencia social.
Nos vemos, quizás como nunca antes, interpeladas por la pregunta sobre qué rol le cabe a la academia y al pensamiento crítico en tan distópico escenario. Se trata de una academia viciada por la matriz neoliberal, que en las últimas décadas se ha convertido en un terreno prolífico para la competencia, la hostilidad, la meritocracia, el elitismo, el individualismo extremo. Una academia en la que, también, emergen contra-conductas, por usar un término foucaultiano, que ponen en tensión los atributos con los que el arte de gobierno neoliberal no cesa de investirla.
Definitivamente, no profesamos la remanida idea de que las crisis ofrecen oportunidades, pues en todas las crisis de la historia mundial ha habido siempre ganadores y perdedores; por lo general, se repite en loop quiénes son les protagonistas de cada bando. Sí creemos, en cambio, que la crisis nos empuja a redoblar el esfuerzo por sofisticar nuestras herramientas de crítica: estamos obligadas a pensar (casi) todo de nuevo, a sacudirnos la modorra de las certezas conceptuales y de las categorías fetiche, a inventar formas inéditas de acción cooperativa. La crisis nos interpela en nuestra capacidad, en tanto ciencia social “anfibia”, de suturar la distancia entre la academia y la producción de conocimiento socialmente útil. Como dice nuestra colega Paula Danel, estamos compelidas a habitar la incomodidad de estas interacciones para, desde allí, generar propuestas disidentes.
El contexto actual abrió posibilidades de encuentro con otres desde espacios diversos y divergentes. Nos hemos encontrado con múltiples actividades virtuales y de acceso totalmente abierto que construyen instancias y materiales que están disponibles para quienes participan. Requieren, eso sí, de mínimas condiciones materiales de trabajo o estudio, así como de acceso a conectividad básica de internet.
Estas iniciativas ponen en jaque construcciones y mandatos pre-establecidos, pues extienden una invitación a romper con las formas tradicionales del “modo de ser” de la academia. Las propuestas que aquí relevamos convocan a diversos actores para que compartan sus postulados, posiciones, discursos, en pos de generar saberes colectivos que se socialicen, se nutran y se retroalimenten. Provocan, incluso, una ruptura en las creencias que separan los procesos interventivos de los mundos académicos.
En este breve ensayo, asumimos el campo del afecto y de lo colectivo como una perspectiva, como un punto de vista, como una posición –que es teórica, que es ideológica, que es política– profundamente antineoliberal, desde la cual pensamos y analizamos un conjunto de problemas de la sociedad contemporánea. Desde allí, recogemos el guante que nos arroja la crisis y proponemos relevar una batería de acciones que contribuyen tenazmente a la construcción de estrategias para hacer de la academia una trinchera posible para la resistencia al ethos neoliberal.

No solo es la pandemia: neoliberalismo y capitalismo cognitivo

En su libro de 2009, La nueva razón del mundo, Pierre Dardot y Cristian Laval muestran cómo el neoliberalismo es un proyecto civilizatorio, societal, y no un mero programa económico o una posición ideológica. El neoliberalismo es, dicen, una lógica normativa o una normatividad práctica, en tanto define ni más ni menos que normas de vida.
El principio de la competencia es, quizá, una de las máximas novedades del neoliberalismo respecto del liberalismo clásico. Como matriz civilizatoria, el neoliberalismo nos condena a cada une de nosotres a vivir en un universo de competición generalizada. Es en ese universo que adquiere sentido la idea, a veces banalizada, del hombre y la mujer empresa, del empresario de sí: la constricción a concebirnos y conducirnos como una empresa. Es decir que la característica de la racionalidad neoliberal es la generalización de la competencia como norma de conducta (eso quiere decir que la competencia entre individuos se torna sistemática) y de la empresa como modelo de subjetivación. El emprendedurismo es la clave del autogobierno: todos y todas tenemos algo de emprendedores dentro nuestro, y lo que hace la economía de mercado no es más que liberar y estimular ese emprendimiento humano. Habría, por lo tanto, una dimensión empresarial constitutiva de lo humano.
La relación entre conocimiento y mercado no es nueva. De hecho, “toda la historia del capitalismo industrial es la historia de la extensión progresiva de las capacidades de previsión, de programación y de cálculo sobre los comportamientos económicos y sociales a través de la utilización del conocimiento” (Rullani, 2004: 99).
La relación entre conocimiento y mercado no es nueva, dijimos, pero hoy adquiere rasgos específicos. Ya no se trata de utilizar los modos, los procesos educativos y las modalidades de enseñanza existentes para colonizarlos y orientarlos a favor del mercado. Hoy se trata de la captura completa de la educación y la imposición de la lógica mercantil, empresarial y capitalista. No basta con enseñar a los hombres y mujeres a ser flexibles y creatives, sino que hay que producir subjetividades flexibles y creativas, y eso se logra haciendo los procesos educativos flexibles y creativos ellos mismos (Campana y Giavedoni, en prensa).
De esto se ocupan los debates acaecidos en la última década sobre capitalismo cognitivo, entendido como una nueva forma de producción, un nuevo régimen de acumulación que
desborda la esfera productiva (...) pues define una nueva dinámica de las sociedades salariales. Pone en primer término la parte creativa y no simplemente reproductiva de la acción social, lo que permite caracterizar el nuevo régimen de acumulación partiendo de ella, pues es en ella que la sociedad se transforma y en la que manifiesta su creatividad (Moulier-Boutang, citado en Galcerán Huguet, 2007:88).

La propia idea de conocimiento es reformulada y, como afirma Moulier-Boutang, restringida a:
1) aquellos que pueden ser objeto de patente, 2) aquellos que son necesarios para el desarrollo de las tareas y que incluyen determinadas competencias y 3) aquellos que son necesarios para la gestión y la toma estratégica de decisiones, o sea, que incluyen competencias y habilidades de tipo interactivo y comunicativo (citado en Galcerán Huguet, 2007: 89).

Dada la centralidad estratégica del conocimiento, el capitalismo cognitivo pone de manifiesto, como observa D’Amico, lo que sucede en los flujos de poder que circulan en el mundo global, en tanto “la propiedad intelectual, la concentración del conocimiento y las formas de reproducción social modelan la producción del conocimiento socialmente útil” (2016: 432). Así, la producción de conocimiento se convierte en la principal apuesta de la valorización del capital, y esa dimensión inmaterial e intelectual del capital se erige como “la variable clave del crecimiento y la competitividad de las naciones” (Vercellone, 2004: 66).
En este escenario, aparecen resistencias de distinto orden, desde el desarrollo de software libre hasta el copyleft, resistencias que tienen que ver con la creación de “comunes” y que permean los modos de comprender los proyectos educativos y de producción de conocimiento como proyectos políticos de transformación social. Estos proyectos apuestan a que el compromiso por una transformación social ligada a la justicia y la solidaridad sea el pivote y el horizonte de cada proceso formativo. Se trata de proyectos que cuestionan la mercantilización y deshumanización de la producción de conocimiento y que nos convocan, en cambio, a la construcción colaborativa de espacios políticos de pensamiento y formación.

Abrir los muros de la academia

Habitar las crisis que trae consigo la pandemia es asumir que hay otras formas de conectarnos, de acompañarnos y de romper distancias físicas y simbólicas. En este tiempo, hemos participado de un conjunto de instancias que nos posibilitaron compartir, aprender, discutir y reflexionar con diversos actores, rompiendo barreras geográficas e incluso lingüísticas, ya que la apremiante necesidad de utilizar plataformas virtuales quebró toda limitación al respecto.
Hemos decidido revisar tres conjuntos de experiencias para graficar lo que venimos argumentando. Es a partir de ellas que visualizamos posibilidades de trizar las amarras que nos han enseñado a ser y hacer, desde las lógicas hegemónicas.

I. Conversar y escuchar, para construir saberes colectivos

Este uso intensivo de plataformas digitales también ha servido para romper otras formas de aislamiento y/o de comprensiones asumidas desde la vida no pandémica. Ha permitido revisitar aquellas apuestas que extienden puentes entre diversos mundos. Hemos sido testigos y participantes de espacios en que actores de diferentes sitios se reúnen a revisar conjunciones políticas y sociales, analizando los rostros más crudos de la desigualdad que se vivencian en contextos particulares, en los cuerpos de diversos actores, y nos mantienen en la punta del abismo del abandono público-estatal. Estos espacios, construidos por las voces de esas y esos dirigentes sociales, preparan su garganta para gritarle al mundo el horror que están viviendo en sus territorios: ausencia de políticas público-estatales que garanticen los derechos básicos de alimentación, agua potable, habitación, y trabajo. Vemos cómo han proliferado las organizaciones barriales, sociales, territoriales, y cómo sus dirigentes y/o representantes nos enseñan el despliegue de estrategias para sobrevivir, para cuidarse, para sobrellevar una epidemia que no es solo sanitaria, sino que es una expresión perversa de la desigualdad que signa nuestras sociedades.
Es a través de estos escenarios virtuales que les dirigentes se vuelven voces relevantes, voces que incomodan al mundo político, pero también al académico. Exigen que haya un diálogo y un trabajo colaborativo, nos interpelan con su llamado a construir un trabajo en comunidad, terminando con las prácticas extractivistas –que tan bien ejemplifican–, al nombrar las diversas investigaciones que realizamos desde los mundos universitarios. El contexto virtual ha facilitado estos encuentros entre el mundo académico y los movimientos sociales, estas críticas, estas demandas que, sin dudas, son parte de un eje clave para descolonizar las prácticas de un quehacer académico aprendido. Trabajar desde y con una comunidad no implica –necesariamente– alejarse de los roles y los sitios que habitamos. Más bien se trata de una invitación a mirar cómo construimos colaboraciones entre las diversas dimensiones de nuestras sociedades, de manera que el Ser Académico pueda expresarse en una complejidad distinta, que permita la construcción –y valoración– de conocimientos y saberes comunitarios.
Uno de estos espacios lo experimentamos al participar del Conversatorio “Articulaciones y resistencias comunitarias: de ollas comunes y otras iniciativas frente a la crisis en la Región de Valparaíso”, organizado por la escuela de Trabajo Social de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.1 En este espacio, las voces que escuchamos fueron las de dirigentas de “ollas comunes” de la misma región, quienes nos compartieron un análisis político, social y económico desde sus ópticas. Nos educaron en torno a las intervenciones que se requieren en sitios que están sufriendo hoy una vulneración a sus derechos. Nos dijeron, sin tapujos, que ellas estaban haciendo el trabajo que no hacía el Estado, pero que se mantenían unidas y fuertes, pues con la dignidad no se tranza.
La sensibilidad e inteligencia del equipo académico de la escuela de Trabajo Social logró reconocerlas como protagonistas y les brindó un espacio único, sin intermediarios. Rompieron la idea de segmentación para elaborar una comunidad desde otra óptica.

II. Cápsulas de formación en línea

Otra posibilidad que nos ha brindado la virtualidad se expresó en los esfuerzos por abrir los espacios de formación universitaria como forma de ampliar el acceso de estudiantes y profesionales a contenidos que tradicionalmente se enseñan en espacios cerrados, exclusivos, dentro de los muros de las universidades. Iniciativas de este tipo buscan poner a disposición masiva el conocimiento que antes estaba restringido a pocxs, a través de campañas realizadas para recibir cápsulas de formación –videos cortos, estructurados y que entregan orientaciones para seguir profundizando en las discusiones planteadas– y plataformas de difusión de seminarios y conferencias abiertos al debate público, permitiendo con ello poner en juego ideas, reflexiones y herramientas de manera no solo accesible sino gratuita.
La iniciativa “Dona tu cápsula”, impulsada por la Red de Investigadoras en Trabajo Social2, por ejemplo, consistió en motivar a academicxs de diversas universidades chilenas a donar, tal como su nombre lo indica, una clase para que fuera puesta a disposición de la comunidad de trabajo social en general. La campaña tuvo como propósito incentivar al mundo académico a hacer una contribución en tiempos de pandemia mediante la donación de sus materiales, en un contexto altamente complejo en términos de los procesos de la formación profesional de trabajadorxs sociales, cuando se enfrentaban en los primeros meses de confinamiento y paros estudiantiles virtuales en la mayoría de las Escuelas de Trabajo Social del país (mayo de 2020). Este ejercicio fue particularmente curioso, pues implicó una donación, es decir, se basó en un acto de gratuidad, un regalo que se brinda a una comunidad. Cuando se “cuelga” en el mundo virtual un material como los descriptos, es un acto de desprendimiento y de compartir, pues queda liberado para todes les que quieran acceder. Es un acto que se vuelve anti-hegemónico, pues la gratuidad es el centro de estas acciones. En la misma línea, el Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado creó un programa de Formación en y desde la Comunidad en conjunto con el Centro Universitario Ignaciano (CUI) y el Municipio de Tirúa, ubicado en la Región del Bío Bío en el sur de Chile, cuyo propósito ha sido apoyar a las comunidades y equipos profesionales que implementan programas de educación, infancia y salud en tiempos de pandemia, a través de capacitaciones y acompañamiento virtual que se encuentran disponibles en línea para todo público.3 Esta iniciativa ha permitido reforzar el compromiso de colaboración entre académicos, profesionales y miembros de la comunidad en un ambiente de aprendizaje mutuo, que ya se venía realizando desde el año 2016, pero que se reinventó en formato virtual en el contexto de la crisis del Covid-19.
El canal Trabajo Social Contemporáneo4 también destaca como otra iniciativa que consolida materiales audiovisuales que permiten la autoformación de profesionales y estudiantes en materias de debate teórico y discusiones políticas en el contexto actual.  El énfasis de iniciativas como las descritas está puesto en la idea de la donación y de la gratuidad, como valores contra-hegemónicos que, desde las orillas del capitalismo cognitivo, intentan hacer apuestas para desarmar las bases de la mercantilización, la privatización y la elitización del conocimiento producido desde la universidad.

III. Formación sistemática accesible y de calidad

Otra expresión que sigue esa misma lógica de donación son todas las propuestas de formación online que se han generado. Ha habido cursos de especialización, talleres profesionalizantes, congresos y conferencias internacionales, sostenidos desde la necesidad de trabajar en conjunto con aquellos profesionales que se encuentran hoy abordando las crisis contextuales. Es indudable que los efectos de las crisis que trae consigo la pandemia han golpeado con fuerza los programas y proyectos sociales, exigiéndoles una respuesta que no necesariamente tenían construida o consolidada. Se entrecruzan los requerimientos técnicos, como también el hecho de construir espacios de acogida y contención a estos actores que sienten la presión y el desborde constantes. Aquí, la academia se vuelca hacia ellas y ellos, se interpela y se obliga a generar espacios que respondan a esas necesidades.
Una experiencia destacable en este sentido la constituye el Programa de Actualización en Intervención Profesional, llevado adelante entre el Colegio de Profesionales de Trabajo Social de la Provincia de Santa Fe 2da. Circunscripción (Rosario), la Escuela de Trabajo Social y el Programa de Entornos Virtuales de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. El Programa –cuyo primer piloto se implementó en 2019– se ancla en el Campus Virtual de la UNR, con lo cual brinda flexibilidad y acceso al conocimiento, democratizando saberes y debates. Actualmente, el programa ofrece 5 módulos de formación sobre problemática ética, teoría de la intervención, dimensión instrumental, institucionalidad social y políticas sociales. El objetivo general de esta oferta de educación a distancia apunta a brindar recursos teórico-prácticos desde un enfoque de derechos para repensar las estrategias de intervención cotidianas de les profesionales del Trabajo Social y disciplinas afines en el actual contexto. Participan docentes y co-formadores de distintas provincias de Argentina y de Chile. Se han firmado convenios con sendos Colegios Profesionales del país para promover facilidades de inscripción con sentido federal.
Es una propuesta innovadora no solo por su desarrollo completamente virtual, sino porque hace confluir a docentes, co-formadores y participantes de distintas zonas del país y también de la región Cono Sur, propiciando enlaces que permean las barreras de cada universidad, región, país o continente. Se trata de una propuesta dinámica, por la potencia y el alcance ilimitado de su construcción, ya que permite poner en diálogo perspectivas, debates, trayectorias y tradiciones del nivel global, así como contrarrestar las dificultades de divulgación e intercambio entre saberes que produce el anclaje geográfico convencional. Es, por último, una propuesta accesible, no solo en términos monetarios, sino porque democratiza los saberes profesionales y permite trascender miradas locales o regionales.5
Además, hay una masividad de encuentros virtuales o webinar. Estas instancias han posibilitado que figuras renombradas de los campos académicos participen de discusiones contemporáneas, y permitieron que un sinfín de usuaries puedan conectarse en simultáneo. Sin lugar a dudas, realizar encuentros de este tipo rompe con barreras impuestas por la geografía o el elitismo de ciertos espacios. Acceder a transmitir, de manera libre, estos encuentros es una posibilidad de abrir espacios que eran restringidos, en función de rol y posición social. Es increíble visualizar cómo el capitalismo ha segregado estos escenarios, y ha brindado contraseñas de ingreso a espacios reflexivos en la propia universidad. Entonces, nos volvemos a preguntar, ¿esta institución no se generó para que se desarrollaran pensamientos libres y universales? Claramente, el ethos neoliberal nos ha enseñado a vivirlo desde otras comprensiones.
Podemos mencionar, a modo ilustrativo, que en la edición 2020, por primera vez en su historia, el Congreso Mundial de la Federación Internacional de Trabajo Social se realizó de manera completamente virtual y en un formato de acceso abierto y gratuito. También podemos decir que la Red SWAN-I (Social Work Action Network International)6 programó una serie de Foros de transmisión en vivo con acceso abierto y gratuito. En ambos casos, se promovió la creación y consolidación de redes globales y se invitó a dialogar, desde espacios plurales y de altísima llegada e impacto, a destacadas personalidades de nuestro y de otros campos disciplinares.

Reflexiones finales

Retomamos a Dardot y Laval (2009), quienes afirman que la única vía práctica para una salida, la única forma de resistir aquí y ahora la racionalidad dominante, consiste en promover formas de subjetivación alternativas al modelo de la empresa de sí. Se trata de practicar, multiplicar y promover la negativa a conducirse para con une misme como empresa de sí y, al mismo tiempo, la negativa a conducirse para con les otres de acuerdo con la norma de la competencia. Es preciso establecer, en cambio, relaciones de cooperación, de puesta en común y de compartir.
Las experiencias relevadas son expresiones de una academia que busca quebrar con los cánones instalados desde las exigencias del propio capitalismo neoliberal; que busca fracturar las exigencias individualistas, competitivas y elitistas, en pos de colaborar con otras posibilidades de vínculos y relaciones. Son apuestas que pueden trascender el contexto pandémico y que sientan las bases de vínculos asociativos con pensamientos y propuestas en las que todes nos sintamos convocades.
Quisimos dar visibilidad a estas apuestas como un gesto de invitación a romper las posturas rígidas en torno al modo de ser de la academia. Es una invitación a pensarnos como militantes, en una puesta política consciente y apasionada que haga de la academia una trinchera posible de resistencia al ethos neoliberal.

Referencias

1 Ver https://youtu.be/VKhWeNQzS1A

2 Ver https://redinvestigaciontrabajosocial.cl/formacion-en-linea/

3 Ver http://trabajosocial.uahurtado.cl/formacion-en-y-desde-la-comunidad/

4 Ver https://www.youtube.com/channel/UCgrzi_ix4JCaBkshpdhAJjA

5 Ver https://www.campusvirtualunr.edu.ar/oferta_academica/cursos/programa_de_actualizacion_en_intervencion_profesional_en_trabajo_social.html

6 Ver https://socialworkfuture.org/

Bibliografía

1. Campana, M. y Giavedoni, J. (e/p). Neoliberalismo y educación: algunas metamorfosis en la Argentina contemporánea. En P. Meschini y L. Paolicchi (Comps.), Discursos y políticas de la descolonialidad. Mar del Plata, Argentina: EdUNMdP.         [ Links ]

2. Dardot, P. y Laval, C. (2009). La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Barcelona, España: Gedisa.         [ Links ]

3. D’Amico, M. (2016). Presentación. En F. Sierra (Coord.), Capitalismo cognitivo y economía Social del conocimiento. La lucha por el código, pp. 432-436. Quito, Ecuador: Ciespal.

4. Huguet Galcerán, M. (2007). Reflexiones sobre la reforma de la universidad en el capitalismo cognitivo. Nómadas, No. 27, 86-97. Bogotá, Colombia: Universidad Central.         [ Links ]

5. Rullani, E. (2004). El capitalismo cognitivo ¿un déjà- vu?. En O. Blondeau et al., Capitalismo cognitivo. Propiedad intelectual y creación colectiva, pp. 99-106. Madrid, España: Traficantes de Sueños.         [ Links ]

6. Vercellone, C. (2004). Las políticas de desarrollo en tiempos del capitalismo cognitivo. En O. Blondeau et al., Capitalismo cognitivo. Propiedad intelectual y creación colectiva, pp. 64-74. Madrid, España: Traficantes de Sueños.         [ Links ]

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