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Temas y Debates

versión On-line ISSN 1853-984X

Temas debates (En línea)  no.40 supl.1 Rosario dic. 2020

 

ARTÍCULOS

Estudiar y enseñar en la sociedad de plataformas en tiempos de pandemia

Studying and Teaching in the Platform Society during the Pandemic

 

Silvana Comba y Edgardo Toledo

Silvana Comba es docente e investigadora de la Escuela de Comunicación Social, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. E-mail: silvanacomba7@gmail.com

Edgardo Toledo es docente e investigador de la Escuela de Comunicación Social, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Argentina. E-mail: panitoledo@gmail.com


resumen

A partir de nuestra experiencia cotidiana como docentes de la Licenciatura en Comunicación Social y de nuestros recorridos de investigación, en este artículo nos centraremos particularmente en la reflexión sobre los consumos de información en la actual ecología de medios, en este contexto inédito de pandemia. El artículo también tiene por finalidad asumir el desafío de imaginar cómo enseñar/conocer y actuar en estos nuevos escenarios mediados por las plataformas. En esta sociedad de plataformas, con múltiples pantallas que pasaron a ocupar el centro de las prácticas de conocer, las operaciones de creación de sentido asumen modos particulares. Lo social –el contexto– siempre interviene en la dimensión cognitiva. Ambos, a su vez, se van influenciando constantemente en una relación dialéctica que por naturaleza es dinámica.

palabras clave: Comunicación; Sociedad de plataformas; Prácticas de conocer; Educación; Pandemia

summary

The purpose of this article is to think about information consumption in the present media ecology, particularly in the context of this unprecedented pandemic. The approach is based on our daily teaching and researching experience at university, with social communication students. The essay also aims at taking up the challenge of imagining how to teach, know and act in these new scenarios mediated by platforms. In our platform society, with so many screens at the heart of knowing practices, sense making operations take particular ways. The social sphere always takes part in the cognitive dimension. And both factors constantly influence each other in a dialectic relationship that is dynamic, by its very nature.

keywords: Communication; Platform society; Knowing practices; Education; Pandemic


En los últimos años, Latinoamérica fue experimentando profundos cambios sociales y políticos y, con ellos, la sociedad latinoamericana, en su diversidad, también se transformó. Hoy, la crisis global derivada de la pandemia de Covid-19 complejizó y profundizó aún más las desigualdades y los retos de nuestro continente. La comunicación a escala global, pero también regional y local, cobró un renovado protagonismo, no exento de tensiones y dilemas por resolver. Como resultado de lo que Giddens denomina el fenómeno de desanclaje, prototípico de la modernidad, podríamos afirmar que, a mayor escala del capitalismo, mayor influencia de la comunicación mediada. Fenómenos como la denominada infodemia y las fake news o noticias falsas entraron a formar parte de la agenda cotidiana, con consecuencias más que evidentes en el humor y el accionar de ciudadanas y ciudadanos. David Harvey (2013) advierte que tenemos otras alternativas posibles y necesarias que, desde una perspectiva crítica, pueden ser fijadas como estrategia o alternativa teórica a la hora de pensar la ciudadanía, la comunicación y la cultura. Esto se evidencia más aún, en un contexto como este, de emergencia sanitaria, donde la calidad de la información que consumimos y producimos –en los medios sociales– se convierte en un factor importante para transitar la pandemia.
A partir de nuestra experiencia cotidiana como docentes de la Licenciatura en Comunicación Social y de recorridos de investigación, en este artículo nos centraremos particularmente en reflexionar sobre los consumos de información en la actual ecología de medios, en este contexto inédito. El artículo también tiene por finalidad asumir el desafío de imaginar cómo enseñar/conocer y actuar en estos nuevos escenarios mediados por las plataformas. Por eso nos preguntamos: ¿cómo se vincula el consumo de información con las estrategias de estudio en la formación profesional? Si se abren nuevas posibilidades de emancipación, las universidades son claves para que nos emancipemos. “Frente a la desciudadanización sistémica del capitalismo conectivo, la educación es necesaria para que las capacidades de los internautas no se limiten a mostrar creatividad y ocurrencias, sino para construir comunidades alternativas” (García Canclini, 2019).
El término plataforma, como expone Tarlton Gillespie (citado en Van Dijck, 2016), tiene múltiples significados: las plataformas son conceptos computacionales y arquitectónicos, pero pueden también entenderse de manera figurativa, en un sentido sociocultural, como espacios políticos e infraestructuras performativas. Según la teoría del actor-red (Latour, 2008), una plataforma, antes que un intermediario, es un mediador: moldea la performance de los actos sociales; no solo los facilita (Van Dijck, 2016). En términos tecnológicos, las plataformas son proveedores de software –en algunos casos–, hardware y servicios que ayudan a codificar actividades sociales en una arquitectura computacional. A la vez, las plataformas procesan (meta)datos mediante algoritmos y protocolos, para luego presentar su lógica en forma de interfaces amigables con el usuario. Ofrecen configuraciones por default que reflejan las elecciones estratégicas de los propietarios de la plataforma. Una revisión crítica de estas plataformas nos permite entender las tensiones que se producen hoy cuando intentamos abordarlas como espacios ampliados de expresión que, a la vez, nos condicionan a través de su arquitectura (tomemos, por ejemplo, el fenómeno de la burbuja informativa). La exploración de las distintas dimensiones –técnicas, sociales, económicas y culturales– de los medios sociales nos ayuda a dilucidar de qué manera los cambios producidos están modificando sustancialmente la experiencia de jóvenes en las socialidades online, pero también offline.
Como audiencias interactivas, las y los jóvenes son difusores selectivos y expansivos de los contenidos informativos: en Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y los blogs, extienden constantemente la circulación de la información, son orientadores de preferencias y convocan a sus seguidores y fans a consumir esos contenidos bajo el formato de videos, deep fake, podcasts, memes, emojis, gifs, textos, fotos, etcétera. De este modo, están ejerciendo una curaduría de contenidos informativos.  “Los curadores de contenido actúan como guías de confianza expertos que nos ayudan a manejar la abrumadora cantidad de información disponible, a la vez que nos facilitan su comprensión y el acceso a los temas, eventos y personas que más nos interesan” (Good, 2017: 7).
Estamos transitando el pasaje de un período donde el consumo de información se concebía en forma lineal, a través de información empaquetada provista por los medios masivos, a otro escenario en el cual el consumo y la producción son parte de un mismo proceso, a través del manejo creativo de contenido informativo preexistente. Ahora, tanto la gestación como la comunicación y la recepción de contenidos informativos se entremezclan en los medios sociales sin un orden secuencial. ¿De qué formas la arquitectura de la información de los medios sociales, traducida en propuestas de interfaz, influye en las experiencias de jóvenes cuando consumen, producen, comparten e interactúan con los contenidos informativos? 
Sabemos que en esta particular ecología de medios los distintos géneros y lenguajes convergen en la web (Jenkins, 2008), específicamente en los espacios que promueven la comunicación de muchos a muchos –redes sociales, blogs y microblogs– en la denominada sociedad de plataformas. Hoy en día estamos aprendiendo sobre y con tecnologías digitales creándolas. Reconfiguramos las redes en las que participamos y encontramos nuevas aplicaciones y usos no previstos por sus diseñadores. Estamos participando activamente en nuevos procesos sociales de creación y manipulación de símbolos. El trabajo se transforma cada vez más en una actividad de documentación y manejo de símbolos, y las tendencias apuntan hacia una valoración creciente de la comunicación que permite coordinar el trabajo en red y construir, de este modo, nuevas realidades para compartir el conocimiento e integrar el pensamiento y la ejecución de manera flexible. Así, la lógica del aprendizaje se aproxima cada vez más a la lógica de la comunicación.

La calidad de los procesos de comunicación entre profesores y estudiantes

El 13 de enero de 2020 se identificó el primer caso de Covid-19 fuera de China y, para cuando terminaba el mes, el virus había llegado a 26 países de tres continentes: Asia, Europa y América. Quedaron en evidencia los niveles de vulnerabilidad de cada nación, especialmente en lo que refiere a los sistemas de salud, pero también en otros ámbitos institucionales. Muy pronto, los insumos escasearon y se reforzaron las desigualdades sociales, en particular cuando la permanencia en casa pasó a ser un imperativo, en un intento por disminuir la velocidad de expansión del virus y amortiguar la saturación de las instituciones de salud.
Según la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, en los 23 países  de  la  comunidad iberoamericana miembros de la OEI existen 14 millones de niñas y niños en el nivel inicial que han visto interrumpidas sus clases; 46 millones en educación primaria; 44 millones en secundaria; y más de 18 millones de estudiantes universitarios (Chehaibar, 2020). Más de 122 millones de estudiantes vieron alteradas sus rutinas, junto a docentes que, de la noche a la mañana, comenzaron a explorar distintas plataformas y herramientas digitales para desarrollar sus clases. A su vez, apareció la incertidumbre en torno a la conectividad, la coordinación de espacios y tiempos domésticos que ahora debían convivir con las prácticas de enseñanza.
Estas tensiones que provoca la pandemia deberían ayudar a mejorar el vínculo entre la universidad y su comunidad. Desde la mirada de la pedagogía crítica latinoamericana, la universidad pública actúa como promotora de saberes multiculturales, situados en términos históricos y socialmente productivos, bajo los principios de la libre expresión, la pluralidad y la libertad. Esto implica potenciar su lugar como constructora de conciencia ciudadana y generadora de conocimientos considerados como bien común, con responsabilidad y compromiso social.
En esta sociedad de plataformas, con múltiples pantallas que pasaron a ocupar el centro de las prácticas educativas, los modos de conocer se hacen visibles a través de los usos de las herramientas digitales. En los usos sociales siempre interviene la dimensión cognitiva. Ambos procesos –el uso y el conocer– se van influenciando constantemente en una relación dialéctica que por naturaleza es dinámica. Cuando hablamos de modos de conocer nos estamos refiriendo a los esquemas de operaciones mediante los cuales las personas activan sus competencias culturales y construyen sentido.
Como señalábamos en nuestro artículo de la revista Razón y Palabra –La comunicación digital: nuevos ambientes de interacción en la formación universitaria(Comba y Toledo, 2008)–, la calidad de los procesos de comunicación entre profesores y estudiantes y con los materiales disponibles en los entornos virtuales es lo que estaría determinando las nuevas modalidades educativas en la pandemia. No se trata de la separación física entre profesores y estudiantes entre sí, como tradicionalmente se pensaron los sistemas de enseñanza a distancia.
Es posible y necesario diseñar diferentes situaciones de comunicación según las necesidades comunicativas de la tarea a realizar, según el objetivo y la valoración que las y los participantes otorgan a los intercambios, así como la potencialidad de las herramientas de comunicación.
Para integrar las características comunicativas de las herramientas y las necesidades comunicativas del curso que estemos proyectando, es necesario prestar atención a varios factores:
1. Dirección de la comunicación.La comunicación mediada permite la creación de diferentes espacios comunicativos: de una/o a una/o; de una/o a mucha/os; en grupos; de mucha/os a mucha/os. La necesidad de comunicación varía según estemos planteando tareas de tutoría, de colaboración entre pares, u otras variantes. También influye la dinámica comunicativa de la actividad. Por ejemplo, hay tareas de corrección de proyectos que requieren una comunicación más privada entre tutor/a y estudiante, mientras que existen otras donde la posibilidad de compartir esas correcciones es fundamental. La relación social entre participantes y el número de personas implicadas son factores importantes a tener en cuenta. Una herramienta muy utilizada en las diferentes plataformas y experiencias de educación virtual es el foro. Debido a su versatilidad, presenta una diversidad de usos: como espacio de socialización, para presentaciones y diálogos informales entre estudiantes; como ámbito de discusión y reflexión en torno a temas o proyectos; y también como lugar propicio para el relato de experiencias una vez finalizado el curso, lo cual lo convierte en un mecanismo de evaluación.
2. Interactividad.Las distintas herramientas difieren en la velocidad de transmisión de los intercambios, lo que da lugar a la comunicación sincrónica o asincrónica. También ofrecen la posibilidad de múltiples direcciones comunicativas. La elección de determinadas herramientas dependerá de las dimensiones del grupo o de la necesidad de dinamismo o instantaneidad en la comunicación. A su vez, puede darse una combinación de comunicación asincrónica, que otorga más flexibilidad a docentes y estudiantes, con comunicación sincrónica, que exige el cumplimiento de determinados horarios pautados y quizá ayuda a organizar mejor los tiempos y cumplir con plazos de entregas de trabajos.
La comunicación sincrónica, a través de las videoconferencias, aparece como la más favorecida en la elección de estudiantes en las experiencias analizadas durante los primeros meses de la pandemia. Es muy extendido el uso del Campus Virtual de la Universidad Nacional de Rosario, de grupos de Facebook y, en menor medida, de Instagram y WhatsApp. Los foros, por su parte, surgen como espacios de comunicación y participación productiva para compartir conocimiento explícito y, principalmente, hacer emerger el conocimiento tácito, no sistematizado.
3. Organización de la información. Las diferentes herramientas permiten la comunicación en una variedad de formatos: texto, imagen, video, animación, gráficos, audio o una combinación de diferentes lenguajes. Según el área temática que estemos trabajando, se privilegiarán determinadas herramientas para organizar la información necesaria.

Hacia una ciudadanía comunicacional

La transición a esta sociedad de plataformas que habitamos altera los modos tradicionales de enseñar y aprender y, más aún, en las actuales condiciones de pandemia. En este contexto, la educación, como bien público, está destinada a formar ciudadanas y ciudadanos crítica/os e informada/os, capaces de participar en sociedades democráticas, con la responsabilidad de afrontar muchas decisiones en torno a cómo seguiremos transitando la (post)pandemia. 
Como plantea José Van Dijck en su último libro, La sociedad de plataformas. Los valores públicos en un mundo conectivo (2018), las universidades y los centros de investigación buscan crear una infraestructura online sostenible, tanto en términos de distribución de contenidos como de sistemas de gestión de datos que apoyen los valores públicos de accesibilidad, interoperabilidad y reusabilidad. Sin embargo, más allá de esos valores operativos inmediatos, es responsabilidad de los gobiernos proteger los valores sociales de la educación: promover el uso justo de los datos al mismo tiempo que resguardar la privacidad de estudiantes, mantener controles de calidad independientes y defender el acceso a la educación. El concepto de datos abiertos ha sido promovido por las instituciones educativas como un medio para democratizar el acceso a los datos y compartir recursos online. Un ejemplo local lo constituye el Repositorio Hipermedial UNR. Es un repositorio académico abierto, creado para archivar, preservar y distribuir digitalmente, en variados formatos, materiales de enseñanza y aprendizaje, así como la producción científica de investigación y desarrollo (I+D) de profesores, profesionales e investigadores de la Universidad Nacional de Rosario. El contenido se organiza en Comunidades que corresponden a facultades, departamentos, centros de Investigación y otras organizaciones en el ámbito de la UNR.
El orden social ya no está cimentado solo en instituciones y organizaciones offline, sino que cada vez está más entramado con constelaciones digitales. Como sostiene Van Dijck (2018), si las sociedades desean crear una estructura de plataformas que refleje y construya un orden democrático, necesitan esforzarse por implementar valores públicos e intereses colectivos en el diseño del ecosistema de plataformas. Aunque este ecosistema en constante evolución a menudo aparece como una fuerza autónoma, no es inmune a los cambios. Como planteaba tempranamente Marshall McLuhan, la sociedad moldea la tecnología y luego la tecnología nos va moldeando. La sociedad de plataformas ideal, cuya gobernanza se construye en base a valores públicos homogéneos, por supuesto que no existe. Siempre hay luchas económicas, políticas e ideológicas.

Por eso, en este punto de la reflexión podemos decir que el coronavirus es político. Así lo plantea Mon Rodríguez (2020) cuando afirma:
El peligro va más allá del contagio viral humano-humano, y toma forma y cuerpo en lo gubernamental, en lo regulatorio, en la legitimidad de lo permitido y en la justicia y la convivencia social, en los valores que deben articular la democracia. La regulación de internet, y de las corporaciones que se aprovechan de la red, es muy urgente.

 Así lo entendió el Gobierno argentino cuando el 22 de agosto dio a conocer su decisión de declarar como servicios públicos la telefonía celular, los servicios de internet y la televisión paga.
Frente a este panorama, han surgido conceptos que intentan explicar algunos fenómenos nuevos. De modo similar a los planteos de Van Dijck (2018), cuando explica el mecanismo de datificación en la sociedad de plataformas, expresiones como el colonialismo de datos hacen referencia a que hoy es imposible separar capitalismo de colonialismo. Esto es lo que señalan Nick Couldry y Ulises Mejias en su libro Los costos de la conexión: cómo los datos están colonizando la vida humana y apropiándosela para el capitalismo, publicado a fin de 2019. Entrevistado a fin de marzo, Couldry afirmaba que la recolección de datos se ha convertido en “el modelo del capitalismo por default” y, por consiguiente, lo que está sucediendo es “la captura y el control de la vida humana en sí misma a través de la apropiación de datos que pueden ser extraídos de la vida misma para obtener un beneficio” (Der Spuy, 2020). Por su parte, Boaventura De Sousa Santos en su libro La cruel pedagogía del virus, recientemente editado por CLACSO, advierte que “el capitalismo puede subsistir como uno de los modelos económicos de producción, distribución y consumo, entre otros, pero no como el único, y mucho menos como el modelo que dicta la lógica de acción del Estado y la sociedad” (2020: 67). Según el sociólogo portugués, en los últimos cuarenta años se impuso el neoliberalismo, cada vez más dominado por el capital financiero global:

Esta versión del capitalismo sometió a todas las áreas sociales (especialmente a la salud, educación y seguridad social), al modelo de negocio de capital, es decir, las áreas de inversión privada que deben gestionarse para generar el máximo beneficio para los inversores. Este modelo deja de lado cualquier lógica de servicio público e ignora así los principios de ciudadanía y derechos humanos (De Sousa Santos, 2020: 67).

En un contexto de distanciamiento social, donde las actividades cotidianas se trasladan cada vez más a las pantallas, no podemos ignorar los dilemas y las contradicciones que nos plantea la sociedad de plataformas. En particular las que se le presentan a la educación, como aspecto central de la democratización del conocimiento y la formación de ciudadanas/os. En este escenario, reaparecen con fuerza los conflictos en torno a las prácticas de ciudadanía digital. Como ejemplo, en nuestro país la Fundación Vía Libre es una organización civil sin fines de lucro que, desde el año 2000, promueve los ideales del software libre –en el ámbito político, empresarial, educativo y social– y los aplica a la libre difusión del conocimiento y la cultura.
Las nuevas formas de dependencia y emancipación suscitadas por este capitalismo conectivo, profundizadas aún más por la pandemia, actúan como estímulos para repensar los conceptos de conocimiento, consumo y producción de información, participación y ciudadanía.  En otras palabras, nos conducen a pensar cómo hoy las y los ciudadanos, en esa continuidad online-offline, pantalla-calle, ejercen la ciudadanía comunicacional conectiva y ensayan formas renovadas de participación.

Bibliografía

1. Chehaibar, L. (2020). Flexibilidad curricular. Tensiones en tiempos de pandemia. Educación y pandemia. Una visión académica. Ciudad de México, México: Ed. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación.         [ Links ]

2. Comba, S. y Toledo, E. (2008). La comunicación digital: nuevos ambientes de interacción en la formación universitaria. Revista Razón y Palabra,N 63, julio-agosto. Disponible en:http://www.razonypalabra.org.mx/n63/scomba.html  ISSN: 1605-4806.

3. De Sousa Santos, B. (2020). La cruel pedagogía del virus. Buenos Aires, Argentina: CLACSO.         [ Links ]

4. Der Spuy, A. (2020). Colonizing Ourselves? An Introduction to Data Colonialism. The London School of Economics and Political Science, Department of Media and Communications. Entrevista a Nick Couldry. Disponible en: https://bit.ly/2YGYeZU         [ Links ]

5. García Canclini, N. (2019). Ciudadanos reemplazados por algoritmos. Ciudad de México, México: Editorial Universidad de Guadalajara y Centro Maria Sibylla Merian de Estudios Latinoamericanos Avanzados en Humanidades y Ciencias Sociales.         [ Links ]

6. Good, R. (2017). La curación de contenidos en la era digital. Curación para el patrimonio digital. Anuario AC/E de cultura digital 2017.         [ Links ]

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9. Van Dijck, J. (2016). La cultura de la conectividad. Una historia crítica de las redes sociales. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

10. Van Dijck, J., Poell, T. y De Waal, M. (2018). The Platform Society. Public Values in a Connective World. New York, USA: Oxford University Press.         [ Links ]

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