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versión On-line ISSN 1853-9912

Palabra clave vol.3 no.2 Ensenada jun. 2014

 

ENTREVISTA

La experiencia académica de la Maestría en Información y Comunicación, Universidad de la República de Uruguay: entrevista realizada al Prof. Dr. Mario Barité, el 28 de noviembre de 2013

Entrevista realizada por Inés Kessler1,2 a Mario Barité el 28 de noviembre de 2013, en el marco de las Terceras Jornadas de Intercambio y Reflexión acerca de la Investigación en Bibliotecología. La videograbación de la entrevista ha sido editada por Carolina Monti2 y se encuentra disponible en http://youtu.be/3TQ9Dhve2iQ.

Reconocido en el ámbito de la Bibliotecología y Ciencia de la Información por sus numerosos trabajos, Barité es Licenciado en Bibliotecología por la Universidad de la República (Montevideo, Uruguay) y Doctor en Información Científica por la Universidad de Granada (España). Es Profesor Agregado titular, responsable del Departamento de Análisis de la Información y Director Interino del Instituto de Información de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República. Se desempeña como docente de la Maestría en Información y Comunicación del Programa de Desarrollo Académico de la Información y la Comunicación (PRODIC), en dicha universidad. Es investigador activo, nivel 1, integrante del Sistema Nacional de Investigadores de Uruguay.

Inés Kessler: Antes de adentrarnos en la constitución de la Maestría en Información y Comunicación, quisiera que nos cuente sintéticamente el proceso de formación de la Facultad de Información y Comunicación: ¿Cuáles fueron las necesidades que condujeron a formar esta nueva unidad académica? ¿Qué beneficios se han obtenido?

Mario Barité: Me parece pertinente empezar a hablar primero de la constitución de la Facultad de Información y Comunicación y luego de la Maestría. La Facultad de Información y Comunicación pasó por dos fases claramente definidas, una, bastante errática y de tránsito lento, que se inició en 2005 y culminó en el año 2008, con el primer informe al Consejo Directivo Central de la Universidad de la República, que es nuestro Consejo de gobierno universitario y que fue, digamos, objeto de muchas críticas. El Consejo Directivo Central entendió que faltaba muchísimo para llegar a un proceso de maduración entre Bibliotecología y la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, dos servicios que dependían directamente de ese Consejo Universitario y que se exigía entonces imprimirle otra dinámica y otra profundización. Entonces, en esta segunda parte realmente pudimos salir adelante con el acuerdo del Consejo de la Universidad, con la creación del PRODIC. PRODIC es la sigla del Programa de Desarrollo Académico de la Información y la Comunicación, algo así como la semilla de nuestro Centro de investigación común que permanece hasta ahora y que va a seguir dentro de la Facultad, porque en realidad en los diagnósticos que fueron hechos por expertos extranjeros (de Brasil, España y Francia), que fueron contratados durante tres años para esa finalidad, se detectó que la debilidad mayor estaba dada en investigación, que teníamos una investigación muy débil, con escaso número de investigadores, con escasas líneas de investigación, con escasa visibilidad de lo que se producía. Ese programa se creó en parte con fondos de los servicios y en parte también con fondos de la Comisión Superior de Investigación Científica a raíz de una convocatoria que hubo, y a la que nos presentamos y ganamos. Tenemos recursos para cinco años. Estamos en el cuarto año, o sea que todavía tenemos para el quinto año recursos externos, además de otros que hemos ido sumando a lo largo del tiempo. Entonces, ¿qué sucedió con el PRODIC? el PRODIC se centró en dos cuestiones, primero en la investigación y segundo en el posgrado.

En lo que hace a la investigación, se desarrollaron siete proyectos dentro de dos grandes macro líneas. Esos siete proyectos cerraron su actividad, ahora se extendió el plazo por unos meses para culminar los resultados o para ampliarlos en algún caso. Lo que se está haciendo ahora es definir lo que va a suceder en el futuro. Lo que deseáramos es poder consolidar, de esos siete de proyectos, a los que estén en condiciones de pasar a ser equipos formales de investigación. Esa también es una frontera que es muy importante pasar, es decir, cuántos de esos equipos que se formaron para un proyecto en realidad pueden dar continuidad a una línea de investigación, y además cómo incorporamos a otros que hoy no están pero que también están investigando con pocos recursos o con recursos que obtuvieron a través de otras fuentes de financiación. O sea: queremos que realmente el PRODIC sea cada vez más comprensivo en toda la investigación que se hace en información y comunicación y que además podamos definir más claramente en estos meses las líneas de trabajo, las formas de discusión grupal y las estrategias a desarrollar para que la investigación en estas áreas sea cada vez más fuerte. Hoy día tenemos una coordinadora de investigación, que está dando un aporte fundamental para ir facilitando esa discusión interna.

La otra pata del PRODIC es el posgrado. Iniciamos la primera cohorte de la Maestría en Información y Comunicación, que también es compartida, a principios del año 2012. Esto quiere decir que estamos en el segundo año, dentro del cual muchos de los maestrandos ya tienen plan de tesis, tienen sus directores y han comenzado a trabajar. Estamos cerrando el primer periodo de cursos, evaluando además lo que hemos hecho hasta ahora en esta materia. Por otro lado, se acaba de cerrar el proceso de selección de la segunda cohorte, la segunda generación de estudiantes de Maestría. En ambos casos el cupo fue de cuarenta personas. De las cuarenta de la primera generación todavía contamos con veintinueve o treinta, que creemos es un número muy alto. Para la segunda cohorte se abrió otra vez un cupo de cuarenta. El problema que vamos a tener es que es una cantidad muy importante de maestrandos, que necesitan seguimiento y tutoría. Y eso es algo que estamos tratando de resolver, no solamente con docentes de Uruguay sino también con otros países. En realidad la primera cohorte tuvo una cantidad importante de docentes de otros países, o incluso en el caso del área de información, de docentes uruguayos, que son muy reconocidos en el exterior y que quisimos comprometerlos, no solo con la primera cohorte sino con todo el proyecto de Facultad. Por eso el primer profesor de la Maestría fue el Dr. Rafael Capurro, ampliamente conocido, que hace investigación en el área y que, además, ya aceptó ser el primer profesor de la segunda cohorte y, muy gentilmente también, colaborar con nosotros en todo lo que sea posible. También, por ejemplo, la profesora Catalina Naumi, que es uruguaya, pero que vive en México hace muchísimos años. También están los profesores extranjeros (que nosotros consideramos en realidad amigos, de universidades amigas). Hemos tenido docentes de Argentina, Brasil, España, Francia, Estados Unidos. Es decir, hemos podido traer profesores de todos esos países y pensamos que en esta segunda cohorte va a ser bastante menor el número de estos profesores porque nosotros a su vez hemos generado masa crítica a través de los proyectos de investigación, y muchos de sus responsables están en condiciones de dictar cursos. También nos interesa que la investigación y el posgrado estén íntimamente relacionados; de hecho, muchos de los seminarios que se dictan hoy en la Maestría surgen de las investigaciones o de las líneas de investigación que están en curso. Quiere decir que también en ese sentido hemos avanzado, y en lo que hace a la Facultad, como decía, hoy estamos a 28 de noviembre, las antiguas Escuelas de Bibliotecología y Comunicación tienen tres días de vida, es decir, se extinguen el 2 de diciembre y pasan a transformarse en institutos de esa nueva Facultad que además pretende abrirse a otros profesionales, no solamente bibliotecólogos, archivólogos y comunicadores; sino abrirse a otros, porque en realidad se pretende que todos los que tengan algo para decir en los estudios de información y comunicación puedan estar cerca o dentro de la Facultad.

La Facultad nace el 2 de diciembre. Para nosotros implica un salto de una dimensión que creo que no hemos podido medir todavía, quizá porque tenemos que trabajar muchísimo en esta época, este periodo de tránsito, para darle una formalización institucional. También debemos votar nuestras próximas autoridades; tenemos por delante un proceso de seis o siete meses de transición que, en este sentido, nos está dando muchísimo trabajo. Una vez que pase un año o dos vamos a tomar medida de lo mucho y lo bien que, creo, se ha trabajado en estos últimos cuatro años.

IK: Entendemos que la Maestría en Información y Comunicación es un resultado tangible de la combinación de recursos de las carreras de Comunicación y Bibliotecología. ¿Cuál es el perfil académico de la Maestría?

MB: En Uruguay, si bien esto no es unánime, hay un corte, dos tipos de formaciones de Maestría: algunas son académicas, o sea que están más orientadas a la docencia universitaria y a la investigación, y hay otras que son profesionales, que están orientadas al mejor ejercicio profesional. En este sentido, y por todo lo que comentaba previamente, la primera maestría tenía que ser de corte académico, para fortalecer primero las condiciones de investigación. La segunda cohorte también corresponde a una maestría académica, sin perjuicio de que el futuro claustro de la Facultad tiene en su temario el desarrollo de algunos posgrados profesionales, porque son muy exigidos por colegas. Son ellos realmente los que han formalizado una demanda muy fuerte por contar con una formación extra y, por eso, estamos tratando de coordinar con la educación permanente para lograr una secuencia de formación que permita atender todas las demandas a todos los niveles.

IK: Teniendo en cuenta el perfil que acaba de describir, ¿cómo fue el proceso mediante el cual lograron compatibilizar las áreas de interés de cada una de las disciplinas involucradas?

MB: Lo primero que se hizo fue buscar información sobre otras experiencias, en otras universidades en donde esta sociedad entre ambas disciplinas se hubiera plasmado. Y en efecto se encontraron. Todavía era directora la profesora María Gladys Ceretta, que también participó del despegue de esta segunda fase en el año 2009. Recuerdo que fueron a visitar la Universidad Federal de Río Grande do Sul, que era lo más cercano que teníamos en relación a la implementación de un programa de Maestría en Información y Comunicación. Asimismo, ellos también estaban explorando las posibilidades para constituirse como Facultad. No sé si finalmente lograron este objetivo, pero en cuanto a nosotros sé que esa visita fue productiva. Además se analizó mucha documentación de otros países y, finalmente, sobre esa base y sobre las discusiones colectivas se logró plasmar lo que se dio en la realidad. Esto se reforzó con la convocatoria a los proyectos de investigación de los que hablábamos antes. En tal ocasión se dispuso un incentivo para aquellos proyectos que tuvieran participación en Bibliotecología y en Comunicación, pero sobre todo para aquellos que integraran ambas disciplinas. Creo que el tiempo mostró buenos resultados para esta complementariedad.

En cuanto a los cursos de la Maestría, los hay obligatorios para todo el mundo y que son, creo, importantes, como los de "Teoría de la información" y "Teoría de la comunicación". En estos casos, no importa de qué área seas o provengas, los tenés que cursar igual. Y después hay cursos optativos, que efectivamente tienen un perfil más cercano a la Bibliotecología o a la Comunicación. Pero también hay cursos optativos que tienen un público variado de las dos carreras. Acaba de visitar ahora la Universidad para dar un curso el profesor Fernández Molina, de la Universidad de Granada, que habló sobre derecho de autor en entorno digital, y creo que había tanta gente de Comunicación como de Bibliotecología, pese a que él es un docente del área nuestra. Así que, de alguna manera, lo que hay que establecer es una base de trabajo. Después se va desarrollando naturalmente, es decir: no se necesita de estrategias rígidas a largo plazo, porque la comunicación se va dando de una forma cada vez más natural y se van dando cada vez más los espacios comunes.

IK: ¿Cómo fueron estos primeros años de trabajo?

MB: No tengo todos los datos y toda la información aquí. Pero puedo decir, por ejemplo, que a cada maestrando se le pide al principio un preproyecto. Esto fue muy discutido, había gente que decía: "esto no puede ser, no podemos pedirle un preproyecto a alguien que todavía no tuvo un día de clases en la Maestría"; otros, al contrario, defendiendo esta posición. De alguna manera esos preproyectos les sirven a los maestrandos, inclusive para decir: "no quiero hacer esto, quiero hacer otra cosa". Luego la decisión es enteramente libre, porque a medida que cursan se van apasionando con algunos temas o con algunos profesores y, finalmente, deciden ajustar sus preproyectos o directamente cambiarlos. Creo que eso también es muy sano, que las reglas sean abiertas y que dentro del trayecto de la Maestría cada uno pueda tomar sus propias decisiones.

También hemos logrado que algunos maestrandos participen en los proyectos de investigación mediante un sistema de pasantías. Ahora hay varios (incluso algunos intervienen en este congreso) que están trabajando en nuestros proyectos de investigación, y el hecho de participar desde dentro les da un sentido de pertenencia muy grande, porque están en los dos ámbitos: en la investigación y en el posgrado. Esto es, creo, una guía para el desarrollo de sus actividades y, además, una remuneración con la que pueden contar por estar cursando el posgrado. Me parece que hay que señalar que, a diferencia de otros países, en Uruguay los maestrandos tienen un promedio de edad que ronda entre los treinta y los cuarenta años. Esto se produce porque es la primera Maestría y había mucha demanda acumulada. Y, por supuesto, es gente que trabaja, que tiene familia e hijos. Esto implica un sacrificio realmente importante, por eso valoramos tanto su empeño y el hecho mismo de poder brindarles un apoyo económico y un lugar de trabajo dentro de un proyecto y de un equipo.

IK: ¿Cómo juzga el aporte de este posgrado para la Bibliotecología en Uruguay?

MB: Yo creo que es un cambio trascendente que va a dar resultados muy importantes a mediano y largo plazo. El hecho de que hayamos podido abrir una segunda generación sin mayores dificultades habla de que tenemos el mecanismo aceitado, con recursos y profesores disponibles. Porque paralelamente, muchos docentes e investigadores han completado su formación de Maestría o de Doctorado en universidades extranjeras, y a esos colegas también los estamos captando para la Facultad y para el PRODIC. Creo que eso va a generar que los estudios de información y comunicación de la realidad uruguaya y de la realidad regional e internacional, que han estado tan descuidados por falta de masa crítica, van a recibir una atención creciente y cada vez más calificada. Los problemas de la información y la comunicación son vastísimos, innumerables. Por citar un ejemplo, han surgido líneas de trabajo que tienen que ver con gobierno electrónico y que desembocaron luego en cursos de Maestría. Éste es un tema totalmente desatendido y que no tenía ninguna referencia dentro de la Universidad y que ahora realmente empieza a producir en términos académicos, porque podemos encontrar ponencias en congresos, artículos en revistas, los cursos que citaba y, fundamentalmente, gente que quiere trabajar en esto. Nos han venido a buscar de otras facultades también para integrar equipos, justamente, porque saben que estamos trabajando la temática desde nuestra perspectiva. Entonces, a mí me parece que el cambio es importante, realmente lo vamos a valorar apenas pasen unos años. Esto también nos genera la ambición de contar con un doctorado en un plazo relativamente breve. Nosotros -y ahora involucro también a los chilenos, a los paraguayos y a los argentinos- debemos mirar con humildad lo que ha hecho Brasil todos estos años. Ellos han invertido mucho en educación superior, más allá de los diferentes gobiernos. Es cierto también que critican mucho su propio sistema de educación superior, y esta postura es muy sana. Pero más allá de las falencias, realmente han podido conseguir el apoyo del Estado para mantener las fuentes de financiación y acrecentarlas. Y es que asegurar los recursos es muy importante. Hay que luchar por ellos. Por ejemplo: hoy por la mañana quedé muy impresionado al escuchar, al comienzo de las Jornadas, que la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata tiene un porcentaje de profesores con dedicación exclusiva que pasó del 1% al 16% en pocos años. Este es un dato crucial y una base sobre la que se debe continuar trabajando, abrir progresivamente las puertas a docentes e investigadores que puedan vivir en la Universidad, de la Universidad y de cara a la sociedad. Porque esto también importa mucho: que la Universidad no se transforme en una especie de torre de cristal sino que realmente esté involucrada con los problemas del país y de la región. Y por ello mismo se vuelve substancial la extensión y consolidación de los vínculos entre las universidades que componen, al menos, el MERCOSUR. Tenemos ya los encuentros de Directores y Docentes, pero también debemos explotar el intercambio a través de las diferentes jornadas, congresos y publicaciones. Esta ligazón nos beneficiará mutuamente en nuestros días y, sobre todo, de cara al futuro y a las jóvenes generaciones que ya están contribuyendo con esta tarea.

Notas

1 Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata (Argentina).

2 Secretaría de Redacción de Palabra Clave (La Plata).

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