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Propuesta educativa

versión On-line ISSN 1995-7785

Propuesta educativa (Online)  no.44 Ciudad Autonoma de Buenos Aires nov. 2015

 

RESEÑAS DE LIBROS

Tutoría en escuelas secundarias. Un estudio cualitativo
DE IBARROLA NICOLÍN, María; REMEDI ALLIONI, Eduardo y WEISS HORZ, Eduardo (Dir. y Coord.), Tutoría en escuelas secundarias. Un estudio cualitativo, México, INEE-CINVESTAN, 2014, 368 paginas.

 

Natalia Cuchan*

Prof. y Lic. en Ciencias de la Educación, UNICEN. Becaria de la CIC; Miembro del Proyecto"Políticas, textos, escuelas y otras instituciones en la nueva trama de regulación de la pobreza", NEES-FCH-UNICEN. E-mail: nataliacuchan@gmail.com

 

La presente publicación se enmarca en las evaluaciones integrales de la calidad del sistema educativo implementadas por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en México, a cinco años de la Reforma de la Educación Secundaria (RES) (2006) con la intención de apoyar la toma de decisiones y la mejora de las prácticas pedagógicas en las escuelas. El INEE promovió un estudio cualitativo sobre la tutoría concebida como espacio asociado a las necesidades de los estudiantes y al análisis de la gestión escolar. El trabajo de campo se realizó a partir de una muestra representativa en 12 escuelas secundarias con el fin de comprender su funcionamiento. La elección de las mismas tuvo en cuenta el tipo de escuela, su ubicación según entidades y población, el tamaño y turno en que funcionan. Durante febrero y mayo del 2012 dos equipos realizaron observaciones, relevamiento del plantel, fichas técnicas y entrevistas en profundidad a diferentes actores, entre ellos directivos y personal de apoyo, tutores y maestros, alumnos y padres de familia.
A partir de los datos arrojados por el estudio, los autores analizan a lo largo del libro cómo toda decisión curricular a nivel nacional evidencia negociaciones, conflictos e intensas críticas, planteando desafíos. Reconocen que si bien a lo largo de la historia de la educación secundaria se han creado figuras para atender las inquietudes no cognitivas que expresan los adolescentes (asesores de grupo, prefectos, alumnos jefes de grupo, orientador y trabajador social), la incorporación de la figura del tutor en 2006 como función adicional de los profesores se ha tornado conflictiva en cuanto a su identidad según las características de las escuelas. Los supuestos de una investigación cualitativa que presentan en la introducción delimitan los entrecruzamientos entre la macro y la micropolítica por los que atraviesa toda reforma educativa. Así se preguntan ¿cómo se elaboran las políticas públicas, cómo se identifica una problemática para formar parte de la agenda pública? ¿Cómo las escuelas reciben e implementan las reformas? y ¿Cómo se institucionalizan las reformas? El libro se organiza en once capítulos, conclusiones y consideraciones finales y recomendaciones, los cuales recorren dichas preguntas. El hilo conductor es describir cómo funciona y opera el programa de tutorías.
El capitulo 1 se centra en el primer interrogante, pues analizan la construcción de la decisión curricular en la Secretaria de Educación Publica (SEP). En 2002 se sanciona la RIES y tras las negociaciones y rechazos se llega al Acuerdo 384/06 emitido por la SEP, un documento normativo de obligación general estableciendo los planes de estudio vigentes hasta el 2011. El acuerdo incorporó"Orientación y Tutoría" como espacio curricular destinando una hora semanal remunerada para cada grupo. Luego del período de prueba, en 2011 se sanciona el Acuerdo 592 con una nueva adecuación curricular de planes y programas, y"Orientación y Tutoría" pasa a denominarse"Tutoría", evidenciándose un abandono del apoyo central al inicio de la nueva administración federal. Ahora bien, qué cambia más allá de la denominación entre el 2006 y 2011. El Acuerdo 384 concebía a la tutoría como espacio sui generis donde la programación horaria tenía propósitos y ámbitos de atención no reductibles a una definición disciplinar. Especificó cuatro ámbitos de la acción tutorial: la inserción de los estudiantes en la dinámica de la escuela, el seguimiento a su proceso académico, la convivencia en el aula y en la escuela y la orientación académica y para la vida. La versión del 2011 representa una visión social y antropológica de la tutoría y agrega un ámbito más: la relación tutora con el propósito de mejorar los resultados de aprovechamiento académico. Cabe destacar que si bien la SEP diseñó un documento con estrategias didácticas no elaboró un programa oficial de contenidos a diferencia de otros espacios, proponiendo un trabajo flexible. Tampoco pautó un libro de texto, pero distribuyó guías de trabajo, antologías y lineamientos generales. Respecto de la evaluación la tutoría no contó con una calificación formal, proponiéndose una evaluación formativa. Tal como señalan los autores, estos puntos forman parte de los debates y reflexiones que las posturas de los actores involucrados permiten ver mediante el trabajo de campo al referirse a la tutoría. Los mismos son desarrollados en los capítulos siguientes.
Los capítulos 2, 3, 4, 7, 8 y 10 se centran en el segundo interrogante ¿Cómo las escuelas reciben e implementan las reformas educativas? El capitulo 2 analiza la configuración y actuación de los equipos directivos y de asistencia educativa en los planteles, observándose precariedad y debilidad en su composición y superposición de tareas. El centro de la actividad está enfocado en mejorar calificaciones, operar sin conflictos, reforzar la disciplina, disminuir la reprobación. El estudio permitió ver dos modelos:"asesor-tutor" y"asesor+tutor", identificándose roces entre actores.
El capitulo 3 especifica los lineamientos de planeación de la acción tutorial propuestos por la SEP, los cuales orientan al tutor a elaborar un diagnóstico del grupo para diseñar un plan flexible acorde a las necesidades. Dicho plan atraviesa tres niveles: uno general para cada ciclo escolar, uno específico para cada grupo y un plan de sesión para tutoría. El trabajo demostró que hay dos extremos opuestos: profesores que reciben la propuesta y la resignifican y profesores que asumen desde la ignorancia una implementación mecánica. Este capítulo habilita la discusión sobre la necesidad de contar con un programa propio o bien la importancia de respetar los criterios de flexibilidad y respuesta a las necesidades concretas de los alumnos, tal como recomienda la SEP.
En esta línea, el capitulo 4 aborda la tutoría como"espacio curricular" analizando los factores que influyen en la configuración de la actividad tutora y relacionando el conjunto de acciones observadas con los ámbitos de la acción tutorial. Las diferentes formas de desarrollar la actividad tutora se cruzan con la formación previa para la tutoría, temática que presentan en el capítulo 7 abordando el perfil profesional del tutor y el acceso que han tenido a la formación en tutoría (institucional o informal). El estudio reveló que el 50% dice no haber recibido capacitación específica y dentro de los espacios informales la formación aparece"sobre la marcha". En esta sintonía, el capítulo 8 centra su análisis en los materiales didácticos que circulan alrededor de la tutoría. De las 41 entrevistas a tutores 18 manifestaron recibir material institucional, 10 provenientes de la SEP y 8 de la propia escuela, pero todos coinciden que han llegado tarde recién entre 2010 y 2012 y argumentan que sin capacitación no sirven. Aunque existen materiales diversos desde el ámbito oficial disponibles en Internet el acceso de los tutores es casi nulo. La implementación de la tutoría cobró especificidad en una de las modalidades: las telesecundarias, presentada en el capítulo 10. Las telesecundarias ocupan el 55% de los planteles visitados. Se caracterizan por tener un sólo docente a cargo por lo cual la tutoría se cumple frecuentemente como función inherente a la labor del maestro.
El tercer interrogante: ¿Cómo se institucionalizan las reformas? es abordado en los capítulos 5, 6, 9 y 11. En el capítulo 5 presentan las valoraciones y vivencias que los alumnos han tenido en la tutoría, mostrando variaciones entre el interés por las temáticas abordadas y el considerar que"no hacen nada". Valoran a los tutores por su compromiso con el grupo y en lo individual por la reflexión y el entendimiento con sus padres. Los estudiantes observan que la función tutora es desempeñada por varios actores. El capítulo 6 analiza la relación entre los padres y los tutores contemplando los Lineamientos de la SEP. Además de la información sobre el desempeño del alumno también se concibe la importancia de reconocer y valorar el bagaje cultural o profesional de las familias en la formación de los adolescentes. El capítulo 9 analiza la relación con orientadores educativos y trabajadores sociales, figuras que coexisten con el tutor. La coordinación entre ellos es escasa, en algunos casos superficiales hay confusión de funciones, situaciones que se favorecen ante la falta de lineamientos claros para su coordinación. Por último el capítulo 11 presenta algunas gestiones ejemplares, entre las cuales resaltan una escuela con un proyecto global incorporando la tutoría a un trabajo colectivo desde la planificación de un Trayecto Formativo, donde la orientadora coordina el espacio de tutoría. También se detienen en estilos de tutores"con potencial","líder académico" o"ausente".
En las conclusiones los autores realizan un repaso por los puntos más destacados de cada capítulo, subrayando la vigencia del espacio de tutoría y su remuneración hasta la fecha. Entre los aspectos relevantes mencionan la flexibilidad curricular desde los lineamientos pedagógicos para el espacio de tutoría, la cual conllevó a la ausencia de normatividad programática y didáctica, los recursos materiales y el rol de la calificación que tradicionalmente refuerzan la enseñanza de las asignaturas del plan. Consideran que la tutoría llegó a la escuela en medio de la ambigüedad y si bien se ha superado el rechazo total al espacio la designación es utilizada a veces como comodín laboral en el reparto de cargas docentes. El libro finaliza con algunas consideraciones finales y recomendaciones donde los autores recuperan la importancia de atender a la intersección entre la macro y la micropolítica, pues ninguna innovación opera sobre tabula rasa. La implementación de políticas se traza sobre experiencias, intereses, y la apropiación requiere de consensos individuales y colectivos en el marco de condiciones institucionales que las sustenten. Al respecto señalan la importancia de considerar a la tutoría como parte de la labor de todos los educadores, y no un especialista que maneja instrumentos. En síntesis, la valoración del libro se esgrime tanto en la exhaustividad del estudio desarrollado como en los hallazgos que da a conocer. A seis años de su implementación, la evaluación del Programa de Tutorías permite analizar las condiciones para su institucionalización, a la vez que abre el juego a otros interrogantes sobre aspectos que atraviesan la transformación de la escuela secundaria, permitiendo el debate sobre la articulación familia escuela, la formación y capacitación de docentes y los equipos de conducción institucional.

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