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Intersecciones en comunicación

versión On-line ISSN 2250-4184

Intersecc. comun. (En línea) vol.2 no.17 Olavarria jun. 2023

 

Artículos

La fotografía como disparador de procesos de patrimonialización en las redes sociales en el centro de la provincia de Buenos Aires, Argentina

Photography as a trigger of patrimonialization processes in social networks in the center of the province of Buenos Aires, Argentina

1Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano, INCUAPA, UE CONICET, Olavarría, Buenos Aires, Argentina. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Facultad de Ciencias Sociales, PATRIMONIA, Olavarría, Buenos Aires, Argentina.

2Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano, INCUAPA, UE CONICET, Olavarría, Buenos Aires, Argentina. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Facultad de Ciencias Sociales, PATRIMONIA, Olavarría, Buenos Aires, Argentina.

3Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano, INCUAPA, UE CONICET, Olavarría, Buenos Aires, Argentina. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Facultad de Ciencias Sociales, PATRIMONIA, Olavarría, Buenos Aires, Argentina

Resumen

El objetivo de este trabajo es abordar dos espacios digitales de las ciudades de Benito Juárez y Olavarría, provincia de Buenos Aires (Argentina), que tienen en común el uso de fotografías como el disparador simbólico para la puesta en valor de la memoria y para la promoción de la participación ciudadana. Se utilizó una metodología cualitativa que incluye y complementa la observación de redes sociales y entrevistas. Los principales resultados muestran que ambas propuestas promueven la salvaguarda de un patrimonio inmaterial a través de un registro de espacios, personas, prácticas y lugares de una época pasada. Son dispositivos de comunicación que generan espacios de participación y construyen colectivamente sentidos de pertenencia y valoración.

A través de este estudio, se espera contribuir a la discusión sobre al acceso al patrimonio a través de herramientas digitales e interactivas, y se propone producir conocimiento nuevo en torno a los procesos locales de patrimonialización.

Palabras clave Patrimonio cultural; Memorias; Redes sociales; Comunidad local; Participación social; Fotografía

Abstract

The objective of this paper is to address two digital spaces in the cities of Benito Juárez and Olavarría, located in Buenos Aires province (Argentina), which have in common the use of photographs as the symbolic trigger for the enhancement of memory and the promotion of citizen participation. A qualitative methodology was used, which included the observation of social networks and interviews. The main results show that both proposals promote the safeguarding of intangible heritage through a record of spaces, people, practices and places from a bygone era. They are communication devices that generate spaces for participation and collectively build senses of belonging and value.

Through this study, it is expected to contribute to the discussion on access to heritage through digital and interactive tools, and it is proposed to produce new knowledge about local heritage processes.

Keywords Cultural heritage; Memories; Social networks; local community; Social participation; Photography

Introducción

Desde al menos una década, ciudades de tipo intermedias del centro de la provincia de Buenos Aires, Argentina, han sido (y son) el foco de investigaciones sistemáticas vinculadas con los procesos de patrimonialización. Estos estudios se abordan desde perspectivas sociales y se inscriben particularmente en el Programa Interdisciplinario de estudios del Patrimonio -PATRIMONIA-[1]. En consecuencia, existe un corpus de conocimientos que se vienen produciendo -co-produciendo-, y actualizando en relación con los sentidos, discursos y apropiaciones que grupos y colectivos sociales despliegan en torno a diferentes bienes culturales. En este sentido los partidos de Benito Juárez y Olavarría han sido el escenario principal que ha permitido el desarrollo y abordaje de diversos temas, incluyendo manifestaciones y expresiones socioculturales (Conforti y Mariano, 2021), comunicación pública del patrimonio, legislación y gestión de recursos culturales (Conforti et al., 2021; Mariano et al., 2021), procesos de activación patrimonial (Conforti et al., 2021), sustentabilidad sociocultural (Cantar et al., 2023), políticas culturales (Mariano y Conforti, 2021), por mencionar sólo algunos.

Si bien ambos partidos se encuentran geográficamente ubicados uno junto a otro y, por ende, comparten similares procesos históricos y socio productivos, cada uno tiene características diferentes que hacen por demás interesante el análisis y la comprensión de los diferenciales procesos de apropiación de los patrimonios culturales. Benito Juárez por ejemplo posee una población aproximada de 22.558 habitantes (INDEC, 2023), allí desde el año 2014 se ha comenzado a generar una puesta en valor comunitaria y una apropiación de los diferentes patrimonios culturales (Conforti, 2019). Cabe destacar que el uso del concepto de patrimonio es utilizado en la jerga cotidiana. En Olavarría no sucede lo mismo, con una población estimada de 126.000 habitantes (INDEC, 2023), el imaginario hegemónico en relación al patrimonio se inscribe en los bienes arquitectónicos casi exclusivamente, haciendo que el uso del concepto no sea identificable por fuera de su vinculación con los bienes muebles que se desean salvaguardar (Mariano et al., 2023).

Ahora bien, en el marco de todo lo producido y por producir, se encuentran aquellos procesos que se activan y tienen lugar en el marco de la virtualidad. Los medios digitales, así como las redes sociales han adquirido un papel creciente imposible de no tenerse en cuenta a la hora de abordar los procesos de activación patrimonial. Este es un desafío que no es nuevo. La virtualidad ha posibilitado el acceso libre y no restringido a la información, así como también ha abierto nuevos canales para la producción de contenidos y la participación e interacción de diversos actores sociales. Es necesario advertir que con la Pandemia de COVID-19 los entornos virtuales se convirtieron, aún con más preponderancia, en el medio central y exclusivo de acceso a diversos bienes y expresiones culturales, sobre todo desde aquel momento en el que se estableció como política estatal el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO).

Advertir las dinámicas que se desarrollan en las redes sociales comenzó a ser un tema en la agenda de investigación, sobre todo con el fin de incorporar estos otros ámbitos de interacción y así poder abordarlos en relación con los procesos de visibilización, comunicación, salvaguarda y participación comunitaria. Por ello se empezó a identificar todos aquellos espacios, grupos, páginas públicas y virtuales de ambas ciudades que tuvieran relación de manera explícita o implícita con el patrimonio cultural en sus diversas manifestaciones (Cantar y Mariano, 2022; Cantar y Giacomasso, 2021; Mariano y Baier, 2021).

En este trabajo se abordan dos espacios digitales que tienen en común el uso de fotografías, como el disparador simbólico para la puesta en valor de la memoria y para la promoción de la participación de las personas/seguidores, a través de los relatos/comentarios/ que realizan cuando acceden a ellas y, a su vez, porque ambas mantienen al día de la fecha una dinámica de publicaciones activa.

Para su abordaje se utiliza una metodología cualitativa (Della Porta y Keating, 2013) que combina la observación y registro de la actividad de los usuarios en las redes sociales digitales (Xun y Reynolds, 2010) con entrevistas (Guber, 2011) a los administradores de los perfiles. En el contexto de este estudio, es necesario aclarar que, las autoras son tanto usuarias (seguidoras/amigas de ambos perfiles desde su creación) como también observadores del fenómeno, constituyendo lo que se denomina en este tipo de investigaciones un estado de co-presencia (Di Prospero, 2017).

El primer espacio observado se denomina “Archivo Fotográfico Digital de Benito Juárez” y se enmarca en la red social Facebook. Es una cuenta administrada por la Subsecretaría de Patrimonio Cultural de la Municipalidad. La segunda se inscribe en la red social Instagram y su perfil se denomina “Olavarría del Ayer”. A diferencia del primero su administrador es un joven de la ciudad con un interés -personal e independiente- por mostrar y promover el acceso de fotografías y documentos de la historia local con sus seguidores.

Pese a las diferencias y características que presentan (como se expondrá más adelante), ambos casos son indagados con el objetivo de generar no sólo una actualización en el mapa de actores y espacios que configuran el campo de estudio que se viene desarrollando, sino también abordar y analizar teóricamente dimensiones y experiencias en torno al acceso al patrimonio a través de herramientas digitales e interactivas. En suma, se propone producir conocimiento nuevo en torno a los procesos locales de patrimonialización (su socialización y gestión) con el fin de identificar elementos, sentidos y disputas que se ponen en juego en estos espacios virtuales.

Finalmente, la importancia de la comunicación en la salvaguardia del patrimonio cultural es un tema que los organismos internacionales han abordado de manera recurrente en las Cartas del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios -ICOMOS- y las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2015). Por ello, este trabajo pretende además generar un aporte que, a través del análisis de casos locales, permita abrir una discusión más amplia en consonancia con temáticas de interés que están en agenda nacional e internacional.

Algunas cuestiones teóricas

Como se mencionó en la introducción, este trabajo surge en el marco de PATRIMONIA. La particularidad de este programa se inscribe en la formación y experticia de las integrantes del mismo. La interdisciplinariedad que lo caracteriza permite la existencia de un amplio y articulado cuerpo de nociones teóricas y metodológicas propias del campo de la antropología, la comunicación, la arqueología, la historia y la geografía. En este sentido, si bien es posible identificar sublíneas de investigación, el tema en común son los procesos de patrimonialización. Por ello resulta necesario explicitar en este apartado las ideas que sustentan y a las que adhiere de manera consensuada este equipo.

En términos generales las perspectivas críticas actuales en torno al patrimonio cultural han buscado desbordar explícitamente la herencia del paradigma de la ciencia social europea/colonial con el fin de entrar en diálogo con una mirada integral que no desconozca las relaciones desiguales de poder. Esto significó no sólo abordar el patrimonio como construcción y proceso, sino también producir un nuevo lenguaje que plantee la necesidad de visibilizar los conocimientos “otros” a partir de experiencias geopolíticas situadas (Mignolo, 2000). En este contexto, el concepto se revaloriza no sólo como fuente de diversidad, identidad y como práctica y conocimiento de quienes lo portan, sino también como una construcción social que implica procesos diferenciales de apropiación de bienes culturales (García Canclini, 1999). De este modo se reconoce que “el patrimonio no es algo ´dado´ que ´existió´ naturalmente desde siempre ni un objeto valioso per se (Alonso González, 2015: 179). Como lo explican Criado Boado y Barreiro “el patrimonio existe ahora, pero no ha existido siempre; antes había otra cosa que no era todavía patrimonio” (2013: 6), por lo que su delimitación no debe ser tomada con naturalidad, sino como el resultado de procesos en los que intervienen actores sociales e instituciones que tienen el poder y el capital para legitimar determinadas ideas y sentidos. En suma, son representaciones de la realidad, pero no es en sí la realidad, es una versión de ella, y equipararla con el pasado o con la identidad “es un error que las concepciones más tradicionales y estáticas del mismo repiten constantemente” (Alonso González, 2015: 179).

Ahora bien, la definición de políticas culturales vinculadas con el patrimonio no es inocente, sino que implica identificar, proteger y presentar al público las expresiones de la cultura material e inmaterial de los pueblos; por lo tanto, implica también un proceso de selección, jerarquización y control de las diversas manifestaciones culturales. En general esta suele ser una actividad desarrollada por agentes gubernamentales cuyas lógicas institucionales suelen entrar en tensión con los intereses y realidades sociales locales. Este proceso de selección se da bajo una lógica verticalista (Prats, 2000). No obstante, tal y como reconstruyen Mariano, C. et al. (2021), uno de los principales ejes de las recomendaciones de organismos internacionales y de especialistas del patrimonio en las últimas décadas, se centran en la participación de las comunidades locales en su vinculación con los bienes culturales de su entorno (ICOMOS, 1999). Así, no sólo su dimensión pública es un eje de análisis ineludible, sino que, además, el involucramiento de las comunidades locales se convierte en un aspecto que podría contribuir a su sustentabilidad sociocultural a lo largo del tiempo.

En este sentido, en los últimos años, la participación ciudadana se ha transformado con la expansión de las tecnologías de la comunicación, que modificaron la forma en que los usuarios acceden a la información e interactúan. Esta situación generó un cambio en la relación del público con el patrimonio cultural (Díaz-Andreu, 2017). Desde la perspectiva de la comunicación digital, la multimedia comienza a ser considerada como una de las características de las formas de comunicación actuales que permite a los usuarios relacionarse con textualidades complejas en las que se articulan distintos medios y lenguajes (Scolari, 2008). Asimismo, son espacios públicos que favorecen el diálogo social. Esta relación incluye la producción de consensos y conflictos, disputa y negociación, en una interacción creativa que involucra a múltiples actores y sectores sociales (Uranga, 2013). Esta dinámica dio lugar a la generación de la comunidad online (Brea, 2009), un espacio de participación virtual en el que los participantes ya no son sólo receptores sino también emisores, denominados prosumidores (Jordán Correa et al., 2017). En este marco, el ejercicio de la ciudadanía implica comunicación porque se construye desde el espacio público. Con la intensificación del uso de Internet y, en especial, de las redes sociales digitales, se ha incrementado la participación ciudadana y con ella una suerte de democratización cultural (Corrales Mejías, 2015).

Abordar este tema implica identificar cómo se activan diversos bienes culturales en los procesos de puesta en valor patrimonial. En estos procesos, los grupos involucrados representan identidades sociales particulares atendiendo a la salvaguardia de su futuro y comunidad. Sin embargo, a pesar de los marcos normativos nacionales e internacionales promueven la participación social (UNESCO, 2014), existe una brecha en la implementación de la legislación y las políticas (Endere, 2020; 2021) que se traduce en una afectación de los derechos ciudadanos, por lo que se hace imperativa la necesidad de diseñar e implementar mecanismos que permitan a la comunidad procesos de participación en la puesta en valor del patrimonio. En este contexto, Internet y las redes sociales digitales se convierten en una oportunidad para promover la participación ciudadana en torno a la visibilización, sensibilización y salvaguarda del patrimonio para las generaciones futuras (Toirac Suárez, 2017).

El contexto de estudio

Las ciudades de Olavarría y Benito Juárez están ubicadas en el centro de la Provincia de Buenos Aires (Figura 1). Olavarría se divide en áreas rurales y urbanas, incluyendo la ciudad cabecera homónima y 12 localidades de menor superficie y volumen de población. Se considera a Olavarría una ciudad intermedia (Di Nucci y Linares, 2016). El partido basa su economía en la producción ganadera, minera e industrial y, en menor medida, agrícola, comercial y de servicios (Cantar, 2021). Por su parte el Partido de Benito Juárez se compone de la cabecera homónima y 4 localidades. De acuerdo con su perfil sociocultural y la dinámica de sus principales actividades económicas (producción agropecuaria), se considera una interfaz de características más rurales que urbanas (Conforti, 2019). Cabe señalar que, por su volumen de población, Benito Juárez se clasifica como una ciudad pequeña (Di Nucci y Linares, 2016).

completar

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Como consecuencia de las investigaciones previamente mencionadas es posible afirmar que la sustentabilidad del patrimonio del área, está siendo gravemente amenazada e impactada por diversos agentes e intereses, como por ejemplo las especulaciones inmobiliarias, el crecimiento urbano, el avance de la producción minera y agropecuaria, la falta de políticas participativas, la inexistencia de normativas, entre otras (Cantar, 2021). Estas situaciones no sólo ponen en riesgo la preservación de los patrimonios materiales (e.g. prehispánicos e históricos, localizados en cerros o márgenes del arroyo) y estructuras modernas en desuso productivo (e.g. antiguas fábricas, caleras y/o cementeras, estaciones de ferrocarril cerradas, edificios antiguos, por mencionar sólo algunos ejemplos más comunes), sino también sus áreas y paisajes circundantes. Todo ello debe ser entendido, además, en el marco de políticas regionales que hasta la actualidad priorizan la explotación económica de los recursos naturales locales por sobre sus valores sociales y culturales, atentando directamente contra la sustentabilidad del patrimonio.

El caso del Archivo Fotográfico de Benito Juárez

En el año 2013 la Subdirección de Patrimonio y Archivo Histórico del municipio de Benito Juárez crea el “Archivo Fotográfico Digital Benito Juárez”. El mismo se pone en marcha con el fin de “preservar, conservar y difundir su memoria a la comunidad” (Archivo Fotográfico Benito Juárez, 2013). El espacio oficial en el que se alberga dicho archivo es una página de Facebook pública que, para julio del 2023, cuenta con más de 7.200 seguidores. En este sentido, se trata de una propuesta pensada y gestionada como una política cultural desde el gobierno municipal con el fin de generar, de una manera diferente, el acceso de la comunidad a la historia local. Al tratarse de una red social, este archivo posibilita la existencia de una participación por parte de sus “seguidores” que hacen usos de las herramientas que esta le ofrece. Estas herramientas, no obstante, son limitadas. Se reducen a reacciones (me gusta, me encanta, me enfada, entre otras) y a un espacio para agregar comentarios. Esta última es, quizás, la opción más abierta para la libre circulación de acotaciones y opiniones.

Al momento de la presente investigación el Archivo cumplía 10 años (2013-2023). A los fines de caracterizar el archivo, se describen dos publicaciones de fotografías, las reacciones y comentarios que los seguidores hacen de ellas, así como la cantidad de veces que la misma ha sido compartida. Dicha selección, más allá de ser ilustrativa se llevó a cabo para comprender cómo estas acciones/actividades generan (o no) una visibilización, comunicación y apropiación del patrimonio a través de la recreación y activación de la memoria.

Un primer ejemplo lo constituye un conjunto de tres imágenes compartidas el 17 de abril de 2023, recuerda el inicio de la actividad del Molino “El Galileo”, posteriormente “Molino Guglielmetti”, fundado por inmigrantes italianos que, a su vez, habrían sido los primeros pobladores del pueblo de Juárez (Figura 2) Bajo las fotos se explica que

Con una planta de 34 empleados y un modesto motor a vapor alimentado con leña de oveja, el desarrollo de esta industria permitió la expansión de la agricultura en la zona, que era predominantemente ganadera

imagen dos rehacer

Esta publicación es la que más reacciones tiene. Suman un total de 167, tiene 22 comentarios y fue compartido 53 veces. No obstante, lo interesante son los comentarios de las personas que evocan recuerdos de familiares que trabajaron toda su vida allí y que ya no están. Los abuelos en general son los personajes a los que hacen referencia la mayoría de los comentarios y también se rememoran sus primeros trabajos. Estas imágenes representan a familias actuales y sus ancestros. Si bien se podría afirmar que 22 comentarios no son representativos en términos de escala, lejos está de los objetivos de este artículo pensarlo en esos términos sino en su potencial para servir de disparador de recuerdos, la memoria y la participación.

Otra imagen con al menos 166 reacciones y más de 25 comentarios es una que muestra una clase de gimnasia en el patio del Colegio Inmaculado Concepción en la década de 1920 (Figura 3). En la fotografía se muestran casi cuarenta jóvenes mujeres, uniformadas con túnicas negras, un cinto en la cintura y medias por debajo de las rodillas haciendo actividad física en un patio arbolado. La mención de esta imagen no sólo se presenta por la cantidad de reacciones sino porque en ella se ven mujeres (en general cuando hay imágenes de grupos, las mismas están conformadas por varones). Además, porque en los comentarios de los seguidores aparecen las referencias al espacio (institución), a la época y, sobre todo, a un interés por identificar si alguna de esas niñas era algún familiar (abuelas o tías).

Facebook Archivo Fotográfico de Benito Juárez.

Captura de Pantalla publicación sobre Colegio Inmaculada Concepción en Benito Juárez, década de 1920 

En términos generales, la posibilidad de promover la participación de la comunidad, a través de los comentarios a cada una de las fotografías, permite abordar los espacios virtuales como canales de comunicación. Si bien no se trata de un proyecto generado con los ciudadanos, ya que es gestionado por los responsables de la subsecretaría, posibilita su interacción. Es decir, el público no tiene permitido subir fotografías; esta es una tarea que se lleva a cabo por quienes administran oficialmente el espacio. No obstante, hay una convocatoria abierta y permanente para recibir fotografías de los vecinos. De hecho, en la misma página de Facebook puede leerse:

"Si tú o tu familia guardan fotografías donde se pueda apreciar la vida de nuestro Partido durante el siglo XX (especialmente en sus primeras décadas) y gustan compartirlas con la comunidad, el equipo de la Subsecretaría de Patrimonio y Archivo Histórico, junto con el Archivo Fotográfico puede ir a su domicilio o recoger la/s fotografía/s o documento/s histórico/s que tenga para digitalizarlo y devolverlo EN EL MOMENTO y si lo requiere, bajo su supervisión. Además, podrás conservar una copia digital restaurada de tus aportes fotográficos para las nuevas y posteriores generaciones de tu familia” (Archivo Fotográfico Benito Juárez, 2017).

Finalmente, y a modo de enriquecer el análisis, se incorporan los testimonios de los integrantes del equipo de trabajo que administra la página, quienes fueron entrevistados en el año 2019. En aquel entonces destacó la repercusión y el interés de la comunidad por el tema y por esta red social. No solo señalaron la aceptación y la participación ciudadana (que lleva sus fotografías históricas y actuales para digitalizar y compartir), sino principalmente el impacto que ha causado, que fue más de lo esperado. “Nuestro objetivo es desafiar y mantener activa a la gente; se publica una foto, y la gente participa; hay interés, hay una respuesta clara” (Ramiro Álvarez, comunicación personal, 26 de agosto de 2019). En el análisis de este proceso de comunicación virtual del patrimonio cultural local, es interesante centrarse en los términos en que los responsables del proyecto expresan sus percepciones: “el sentido de pertenencia a un lugar relacionado con el patrimonio, el cariño… el cariño es tuyo porque sucedieron cosas que hoy persisten y nos mueven, nos motivan, nos definen, nos identifican” (Leandro Andreoli, comunicación personal, 26 de agosto de 2019).

En suma, las fotografías compartidas suelen ser un detonante para establecer algún encuentro entre seguidores, que va más allá del simple comunicado sobre el contenido de las imágenes y suele convertirse en un foro de intercambio entre ellos. En este sentido, este es un lugar de encuentro ya sea para recordar el pasado o para celebrar el presente; para expresar el orgullo de su comunidad o la nostalgia de quienes ya no viven en Benito Juárez y se reencuentran con su comunidad a través de esta red social. En este proceso de rememoración se activa la memoria emocional, reivindicando su identidad a través del diálogo virtual, apelando en ocasiones al humor, a antiguos comentarios o rumores de vecinos, evocando recuerdos, entre otros. Estas emociones se traducen en los mensajes reflejados en la página que no son algo excepcional. Por el contrario, se dan en la mayoría de las publicaciones. Están motivados por compartir algo en común, movilizando el sentido de pertenencia, el sentido del lugar.

El caso del perfil de Instagram de Olavarría del Ayer

La creación de este espacio es más reciente; se remonta a abril de 2020, en los primeros momentos de la pandemia de COVID 19. Se presenta a través de un perfil de Instagram. Sus seguidores ascienden a más de 5.454 y al momento de cierre de este relevamiento cuenta con 678 publicaciones. La presentación de la cuenta se titula “Imágenes, postales e historias de Olavarría”, y se menciona como contacto a su creador. Además, está enlazado a un Blog llamado “Calles e historias de Olavarría”. Cabe señalar que aspectos relacionados con el tratamiento del patrimonio local a través de dicho Blog han sido abordados y analizados en una publicación previa (Cantar y Giacomasso, 2021). En el caso de este perfil de Instagram, las fotografías compartidas son todas históricas (la más cercana en el tiempo es de la década de 1980) y se refieren a varios lugares, monumentos y eventos locales, que corresponden a la ciudad y distintas localidades del Partido.

El criterio de selección de los ejemplos a retomar para caracterizar dicho espacio es el mismo que para el caso de Benito Juárez. Es decir, se lleva a cabo de manera arbitraria con el fin de argumentar cómo su publicación habilita no sólo la interacción por parte de los seguidores que observan y comentan, sino también para abordar el tipo de bienes que a través de ella se muestra. En general puede observarse que se trata de fotografías antiguas de edificios, espacios verdes, personas y actividades de una ciudad que ya no es. Es decir, que quedan como testimonio de un escenario que ya no existe como tal. Son registros de una época pasada que dan cuenta de prácticas y costumbres que, no obstante, parecen mantener vigencia en el recuerdo de los mayores. Lo interesante de ellas, más allá de la posibilidad de compartirlas y generar su acceso público, es que permiten trazar un mapa de los cambios que el partido experimentó. Muchos de los edificios que se muestran tampoco existen o sólo quedan fragmentos de ellos. En muchas oportunidades las imágenes del pasado se exhiben junto con una fotografía actual del mismo lugar, explicitando el “antes” y el “después”. A su vez, cual mapa que invita a encontrar las huellas de ese pasado, muchas fotografías allí subidas muestran elementos, detalles que aún se mantienen en el paisaje presente de la ciudad, como elementos supervivientes de inmuebles que ya no están, y por ende han quedaron fuera de su contexto histórico y sin los elementos que le daban un sentido completo. Ejemplo de ello son placas, numeración domiciliaria antigua, argollas en el suelo donde se ataban los caballos, restos de molduras, adornos de edificios, entre otros, que aún resisten al crecimiento urbano.

Una fotografía publicada el 14 de agosto de 2022 generó al menos 771 reacciones y una cantidad de ocho comentarios. Se trata de una secuencia de cinco fotografías a color de la terminal de ómnibus de la ciudad en el momento de su inauguración que tuvo lugar en 1969 (Figura 4). Si bien los comentarios son pocos, en general la mayoría opina sobre la calidad del edificio ya que la novedad de su diseño y arquitectura es apreciable hasta el día de hoy, además de ser obra de un destacado arquitecto local Héctor A. Vázquez Brust. Se trata de un edificio que no ha tenido cambios significativos en su fachada exterior y, aunque presenta cierto deterioro puede apreciarse su estructura. Si bien esta imagen tuvo más reacciones que comentarios, se menciona a continuación otra que, por el contrario, superó la participación llegando a más de 40 intervenciones escritas. Se trata de una fotografía del Gran Cine de Olavarría que funcionó entre 1961 y 2005 (Figura 5). En su lugar actualmente hay una casa de venta de electrodomésticos y productos para el hogar. El cine evoca muchos recuerdos asociados a los usos sociales del sitio, así como a encuentros, actividades de recreación, trabajos y personajes que pasaron por allí. Estos recuerdos se relacionan con una época puntual a fines del siglo XX con el auge del cine en Olavarría. En general aparecen comentarios que manifiestan explícitamente sentimientos de nostalgia, pena, enojo y tristeza por un lugar significativo y popular que ya no existe.

Instagram Olavarría del Ayer

Captura de Pantalla publicación sobre Terminal de Ómnibus de Olavarría 

Instagram Olavarría del Ayer

Captura de Pantalla publicación sobre el antiguo cine Olavarría 

Al igual que en el caso anterior, fue posible interactuar con su creador con el fin de incorporar su testimonio en el presente artículo. En sus palabras, “El objetivo es centrarse en la imagen acompañada de un texto básico y mínimo”; y en ese sentido él visualizó como una suerte de vacancia en Instagram de este tipo de cuenta sobre Olavarría (...). De este modo, a través del perfil “busca mezclar lugares (clubes, arroyos, plazas, pueblos, edificios, etc.) y tiempos” (Marcos Rodríguez. comunicación personal, 29 de septiembre de 2022). Una cuestión que se pone de manifiesto en el perfil y que él explicita durante la entrevista es que en algunos casos la dinámica de publicación tiene en consideración aniversarios particulares o efemérides locales. Si bien advierte que el uso de publicaciones en la sección “historias” no es frecuente (porque desaparecen en 24 horas) las pocas que se han publicado han superado las 1.600 visualizaciones. En la entrevista destaca una de las secciones que utiliza para organizar el tipo de información, que se denomina “Según pasan los años”, y presenta las comparaciones entre un lugar a través de una imagen antigua y una actual. En sus palabras, esta sección “atrae mucho…, aquí aparecen la añoranza y la nostalgia por recuerdos de infancia o tiempos vividos” (Marcos Rodríguez, comunicación personal, 29 de septiembre de 2022).

Un aspecto a destacar es el impacto social de este perfil que surge como una iniciativa personal, pero adquiere trascendencia pública a tal punto que ha sido objeto de varios reportajes periodísticos a nivel local. En dos de dichas notas periodísticas el creador del perfil vincula su labor con el patrimonio cultural,

“el objetivo es conocer para valorar nuestro patrimonio y nuestro pasado. También puso sobre la mesa un sano debate en torno a su conservación y difusión. La historia nos tiene que enseñar a tomar decisiones para no repetir o qué capitalizar de la experiencia histórica” (Marcos Rodríguez en El Popular, 30 de noviembre de 2020).

Comentarios finales

Para comenzar con las conclusiones, se propone reconocer la importancia y eficacia que tienen las fotografías como dispositivos capaces de evocar lugares, momentos y actividades a partir de la activación de una memoria emocional. En ese sentido, las imágenes ocupan un lugar indiscutido como recurso predominante para la construcción de memorias. A través de las fotografías se hace presente el pasado, se les da sentido a los hechos desde los relatos, completando y complementando las representaciones sobre la historia y favoreciendo su transmisión. Todo ello constituye un eje central que incidió en la toma de decisiones en torno al recorte empírico (o de casos) que se busca abordar en este artículo.

Como se pudo observar, los espacios virtuales elegidos promueven la salvaguarda de un patrimonio inmaterial (recuerdos, sentidos, saberes, manifestaciones) a través de un registro material (digitalizado y puesta a disposición pública) de espacios, personas, prácticas y lugares de una época pasada. Son dispositivos de comunicación. Son testimonios de un tiempo que no se ha detenido y que, en su devenir, ha ido transformando a las ciudades de todo el mundo.

El paisaje urbano se ha modificado en las últimas décadas de una manera rápida desafiando la memoria de quienes viven sus transformaciones. En las ciudades, cuando se derriba un edificio y se construye otro, o cuando a un mismo espacio se le dan nuevos usos y sentidos, comienzan a ser rápidamente parte de una cotidianeidad que tiende a borrar las referencias anteriores. Las generaciones más jóvenes suelen desconocer la historia de esos lugares e incluso ignoran la preexistencia de bienes valiosos que los precedieron. No obstante, siempre quedan algunos testimonios materiales incluidas las imágenes que activan la memoria o la curiosidad y generan una suerte de resistencia frente al cambio y al olvido.

En este sentido, una contraparte a los cambios que imponen los procesos de crecimiento urbano lo constituye, entre otros, la emergencia de estos espacios virtuales que, movilizados por esta dinámica transformadora de las ciudades y de los propios modos de vida, llevan adelante acciones concretas de comunicación pública del patrimonio en las que, además, promueven la participación de la comunidad en general. Este es otro de los aspectos necesarios de destacar, ya que la participación y la comunicación producen y reproducen procesos de construcción de representaciones colectivas que definen usos y acciones en la ciudad, vinculados con la identidad colectiva y la apropiación del patrimonio cultural local.

En términos analíticos se buscó abrir un canal para establecer un diálogo entre las categorías teóricas propuestas en este trabajo -desde una perspectiva que concibe la comunicación del patrimonio como un intercambio y la negociación de formas simbólicas y producción de significados. Lejos de querer romantizar la discusión y desconocer las lógicas que subyacen a la selección de determinadas imágenes por sobre otras, así como también explicitar que el carácter público no implica automáticamente el acceso ni la apropiación del conjunto de sentidos y memorias que la construyen, se reconoce que las redes sociales se convierten en una oportunidad. En este sentido, entender la mediación tecnológica, tanto como problema y como posibilidad, implica superar la concepción deficitaria -y mediocéntrica- y adoptar otra que incluya una perspectiva multidimensional.

Es imposible desconocer el alcance que han tenido los sofisticados medios tecnológicos y de comunicación y su impacto en la vida social (antes, durante y después de la Pandemia de COVID-19), así como el importante papel que han jugado en la conformación de los públicos, los escenarios de representación de la sociedad y, al mismo tiempo, como lugares de circulación de miradas y sistemas -más o menos plurales- de interpretación. En este punto, es necesario volver a poner en escena el concepto de comunicación considerado en este análisis, para así poder abordar el intercambio y la producción de significados en el espacio público, lo que contribuye a la construcción de conocimiento colectivo.

La articulación entre patrimonio y comunicación permite el intercambio relacional fundante de los lazos sociales y culturales que han contribuido a conformar significados comunes y a construir el sentido de pertenencia a una comunidad y el “sentido de lugar" en relación con su propiedad cultural. Por lo tanto, la comunicación no es sólo un asunto de medios -y tecnologías de las grandes masas-, sino fundamentalmente un asunto de procesos, redes y grupos -o individuos- en un contexto sociocultural específico.

En suma, en sociedades democráticas y con la mediación de la tecnología, los procesos de activación patrimonial dependen cada vez más de la participación de los grupos de interés involucrados en la valoración y salvaguarda de sus bienes y expresiones culturales. En este contexto, la disponibilidad de espacios e instancias para facilitar el diálogo ciudadano, sin duda, refuerza el proceso de participación activa y colectiva en la gestión del patrimonio y contribuye a reforzar su sostenibilidad sociocultural.

Referencias

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Notas

1Dependiente del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA), Unidad Ejecutora de CONICET-UNICEN. Con sede en la Facultad de Ciencias Sociales, UNICEN.

Recibido: 03 de Agosto de 2023; Aprobado: 30 de Agosto de 2023