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Revista argentina de cirugía

versión impresa ISSN 2250-639Xversión On-line ISSN 2250-639X

Rev. argent. cir. vol.106 no.3 Cap. Fed. set. 2014

 

Articulo original

Acttudes de los cirujanos hacia sus pacientes. Cambios experimentados después de haber sobrellevado una operación de cirugía mayor

Surgeons' attudes towards their patents. Changes afer going through self major surgery

 

Carlos H. Spector, Mario R. Cherjovsky y Livia García Labandal Práctica privada

Correspondencia: carlos.spector@gmail. com

RESUMEN

Antecedentes: Debido a la relatva falta de humanidad en el comportamiento de muchos cirujanos percibida por una parte de los enfermos, los autores de este trabajo infrieron que aquellos cirujanos que trascurrieron como pacientes por una operación de cirugía mayor mejoraron sus acttudes hacia sus nuevos enfermos después de reanudar el ejercicio profesional.
Objetvo: Evaluar si esta presunción es correcta y en caso de serla, promover y estmular la enseñanza del profesionalismo médico especialmente durante las rotaciones del ciclo clínico y las residencias
Lugar de aplicación: Práctica en hospitales públicos y privados por miembros de la Asociación Ar-gentna de Cirugía
Diseño: Retrospectvo observacional
Población: Muestra de 42 médicos en actvidad de diferentes especialidades quirúrgicas, con edades de entre 37 y 76 años que sobrellevaron operaciones de cirugía mayor. Todos ellos retornaron al ejercicio de la cirugía. Método: encuesta semiestructurada.
Resultados: 15 sujetos refrieron haber mantenido sus acttudes previas, en tanto los 27 restantes informaron sobre cambios ocurridos: 12 de ellos fueron implicaciones subjetvas y los otros 15 cirujanos percibieron cambios acttudinales y procedimentales en la relación médico-paciente. Conclusión: La mayoría de los cirujanos de la muestra analizada percibió que después de sobrellevar una operación de cirugía mayor cambió o mejoró las acttudes hacia sus pacientes

Palabras clave: humanidad de los cirujanos, profesionalismo, cirujano como paciente

AbSTRACT

Background: Due to the relatvely lack of a humane attude in the behavior of many surgeons perceived by part of the patents, the authors of this paper assumed that those surgeons who underwent themselves major surgery, improved their attudes towards their new patents afer returning to their professional actvity.
Objectve: To evaluate if the former presumpton is correct. If it is correct, to promote and to stmulate the teaching of medical professionalism especially during undergraduate clinical training periods and medical residencies.
Setng: Practice in public and private hospitals by members of the Asociación Argentna de Cirugía Design: retrospectve observatonal study Populaton: a sample of 42 actve physicians of diferent surgical specialtes, between 37 and 76 years of age, who underwent major surgical operatons. All of them returned to their surgical practice.
Method: semi structured survey
Results: 15 subjects maintained their former attudes, while the remainder 27 subjects reported changes. In 12 subjects, changes have been subjectve implicatons. The other 15 surgeons perceived attudinal and procedural changes in the doctor-patent relatonship.
Conclusion: Most surgeons of the analyzed sample perceived that afer going themselves through a major surgical procedure they have changed and improved their attudes towards their patents.

Keywords: surgeons, humane attude, professionalism, surgeon as a patent

 

 

Introducción

Los atributos de un buen cirujano son los conocimientos, habilidades y destrezas específicos, por una parte, y las acttudes para con sus pacientes, por la otra; mediante estas últmas se ponen en juego los valores de los que está dotado; el conjunto conforma la competencia.

Las acttudes asociadas con el profesionalismo son los comportamientos, infuidos por valores de honestdad, respeto, justicia, lealtad, responsabilidad, tolerancia, compromiso, empata, altruismo, fabilidad, calidez, confdencialidad y toda otra exaltación de la condición humana. Dice Jaume Padrós i Selma:17 "Na-die puede convertrse en un profesional sin disponer de un corpus de conocimientos específicos y un grado de experiencia suficiente, pero asentados sobre una base que tene que ver con la persona, su acttud y su madurez psicológica, ya que es todo este conjunto el que defne y cualifica el profesional".

La jerarquización del profesionalismo entre las competencias de los egresados de todas las carreras de medicina y ciencias de la salud es uno de los objetvos de los cambios curriculares, lo cual lleva necesariamente a la integración del profesionalismo en las competencias de los docentes.

En forma progresiva, la práctica de la cirugía está condicionada por la medicina gerenciada. Existen cirujanos que solamente se ocupan del paciente durante la operación, lo cual es un verdadero divorcio entre el acto médico artesanal y la humanidad que necesariamente debe acompañarlo. Este fundamental ingrediente resulta muy necesario para muchos de los pacientes, quienes requieren un vínculo personal con los cirujanos en los cuales confaron. Pero también esa relación humana es imprescindible para aquellos cirujanos que sienten el ejercicio de la cirugía como su concreción vocacional por la medicina.

La práctica habitual de la profesión produce muchas veces la focalización casi exclusiva en la operación y en el entorno inmediato, con desatención de otros componentes tales como las gestones adminis-tratvas, la frma del consentmiento, los trámites de admisión hospitalaria, la recepción por enfermería, la visita preoperatoria, el traslado a la planta de quirófanos, el retorno a la habitación, las visitas posoperatorias, el tratamiento de los síntomas, y la información a familiares, entre otros. Si bien todos estos integrantes de la actvidad quirúrgica suelen ser desafortunadamente focos de atención secundarios para el cirujano, adquieren para el paciente especial relevancia.

Los autores de este trabajo presumen que es probable que un cirujano que haya debido sobrellevar una intervención quirúrgica considere importantes a partr de entonces muchos hechos y circunstancias cuyo valor antes como profesional asistencial subest-maba, desestmaba o simplemente ignoraba. También creen probable que a partr de esa experiencia algunos

modifquen su visión del comportamiento profesional y se involucren en varios aspectos vinculados con las act-tudes más que con la técnica. Se apoyan en observaciones del desempeño de algunos colegas y en el recuerdo de episodios en los cuales han sido protagonistas, ya sea como actores o como destnatarios de comportamientos de los médicos que alguna vez los asisteron cuando fueron pacientes y que por su modo de actuar les provocaron disgusto. Sobre esa hipótesis se ha sustentado esta investgación, en especial para saber en qué medida esta presunción es cierta.

Material y métodos

Se realizó una encuesta anónima. Los criterios de inclusión fueron: a) cirujanos de cualquier especialidad quirúrgica, edad y sexo, b) haber sobrellevado una intervención de cirugía mayor o de alta complejidad y c) haberse reintegrado al ejercicio actvo de la cirugía después de superado su posoperatorio.

La distribución de formularios impresos durante el Congreso Argentno de Cirugía concluyó con apenas 6 respuestas. Mejores resultados se lograron mediante la distribución del mismo texto a través de correo electrónico, siendo su remitente una sociedad cientfica y no los autores, a los efectos de mantener la confdencialidad y a que se presumió que, de este modo, se transmita la seguridad de que no se develaba la identdad del encuestado.

Debido a que no exista un instrumento validado, podría considerarse el presente como una prueba piloto. La encuesta consiste en un cuestonario semies-tructurado con preguntas o proposiciones como "leo y explico personalmente el consentmiento médico-tera-péutico antes de que el paciente lo frme", entre otras. Las respuestas tenen tres opciones: 1) sí, 2) no, 3) lo hago ahora igual que lo hacía antes de haber sido yo operado. Con estas y otras preguntas de similar tenor se pretendió inducir al encuestado a escribir un texto libre al fnal del formulario, el cual se tomó en cuenta como dato principal para elaborar los resultados: se pide al cirujano que resuma, si corresponde, de qué modo ha cambiado su acttud frente a los pacientes que operó luego de haber sufrido él mismo una intervención quirúrgica. También se pregunta por complicaciones que pudieran haberle ocurrido y si hubo secuelas, y además se interroga sobre si fue víctma de error en medicina o de cualquier problema vinculado con la seguridad del paciente.

Resultados

Se obtuvieron 42 respuestas de 36 hombres y 5 mujeres (Fig. 1). Las edades oscilaron entre 37 y 76 años (Fig. 2). Todos estaban en ejercicio de la profesión al momento de ser operados y se reintegraron a la actvidad quirúrgica una vez superado el posoperatorio. Las operaciones de alta complejidad fueron 13 y 29 las mayores. Hubo complicaciones en 8 oportunidades, todas ellas se superaron y solamente en 1 caso persis-teron secuelas significatvas. Se refrieron 2 casos de eventos adversos: 1 atribuido a error en medicina por fallas del factor humano, consistente en una inadecuada posición del paciente en mesa de operaciones, lo cual derivó en una neuropata prolongada, y el otro a diagnóstico equivocado y en consecuencia a procedimiento terapéutico erróneo.

Percibieron un cambio de acttud (Fig. 3) hacia sus pacientes 27 (64 %) cirujanos, no así los otros 15 (36 %).

El análisis de contenido2 de lo informado por los cirujanos en las encuestas (Fig. 4) indica la presencia de cambios en 27 sujetos; los que referen modi-ficaciones en la implicación subjetva son 12 sujetos que representan el 28% de los casos; 15 sujetos que representan el 36 % de los casos consignan cambios objetvos procedimentales y acttudinales en la relación médico-paciente, y no se hace referencia a cambios en 15 sujetos que representan el 36% de los cirujanos en-cuestados.

Ejemplos de respuestas representatvas de cambios en la implicación subjetva:

"Comprendo las molestas causadas por excederme en pedidos de estudios que podrían obviarse".

"Tengo una mejor comprensión de ʻla vidaʼ".

"No hay duda de que la experiencia extrema me ha traído más sabiduría".

"Manifesto mayor sensibilidad frente al paciente y a la familia".

"Entendo más y mejor qué es el dolor posoperatorio".

"Entendo las situaciones especiales de cada paciente".

Ejemplos de cambios objetvos procedimenta-les y acttudinales en la relación médico-paciente:

"Me ocupo más de tratar el dolor mediante la prescripción de medicamentos".

"Me detengo más en contener al paciente en el preoperatorio".

"Les explico las posibles complicaciones cuando antes no lo hacía".

"Atendo a las molestas que pueden ocasionarle las sondas".

"Me ocupo de que las relaciones personales estén colmadas de humanismo".

"Soy más celoso en la vigilancia de los controles de enfermería".

Discusión

La literatura médica fue exhaustvamente revisada. Se hallaron referencias a diferentes aspectos relacionados con la enfermedad de los médicos y sus

Género

Edad

Modificaciones declaradas en las acttudes hacia los pacientes

Referencia a cambios en la implicación subjetva y objetvos acttu-dinales

cambios de acttudes y espiritualidad cuando enferman, 6,9,13,18 pero muy pocas sobre el tema que nos propusimos investgar.

La literatura general, especialmente la novelada, es pródiga en ejemplos de personas enfermas y médicos que los tratan. También existen relatos de enfermos que en la vida real eran pacientes, médicos y escritores a la vez.14 Además se ha escrito sobre el comportamiento de los médicos cuando enferman, así como las estrategias para tratarlos,7 y se explican las razones por las cuales la situación se diferencia de la de otro paciente que carece de conocimientos especí-ficos y que ‒aunque los averiguara‒ no estaría en condiciones de una interpretación adecuada. Thibault21 se pregunta por qué razón el médico como paciente no es un tema obligatorio en las facultades de medicina. Sostene que, si bien un médico no necesita padecer una enfermedad para conocer todos sus componentes, esta situación aguza su percepción y le permite adquirir una comprensión más profunda de la diferencia entre dar y recibir. Jovell10 opina que los médicos enfermos tenen la oportunidad única de conocer qué se siente y cómo se percibe la enfermedad a ambos lados de la bata blanca y que esa situación los califica para mejorar la calidad humana de la atención de sus pacientes. Ce-briá Abreu5 cita las palabras de Confucio: no hay mejor médico que aquel que ha estado enfermo. El cardiólo-

go belga R. Kremer14 relata sus vivencias cuando debió sobrellevar una angioplasta y luego cirugía coronaria. Manifesta creer sinceramente que una enfermedad puede representar un beneficioso ejercicio de educación de posgrado para un médico. En su caso, desde que trascurrió por ella, escucha más los padecimientos que le transmiten sus pacientes y que antes le parecían triviales y sin relación con el diagnóstico, comprende más el estrés de los pacientes y la ansiedad de los familiares, conoce lo doloroso de la postergación de una operación, de las palabras inapropiadas, los consuelos estereotpados y las consultas excesivamente breves. Comprende los problemas derivados de la internación hospitalaria, entre ellos los ruidos en los pasillos, las visitas cansadoras, la voz muy débil como para pedir asistencia y hasta el tmbre que parece imposible de alcanzar.

Ingstad y cols8 afrman que la confrontación del médico con una enfermedad lo hacen el protagonista de ciertas creencias arraigadas en los demás, tales como las siguientes: el médico nunca se enferma, debe demostrar una rápida recuperación, si se enfermara debería ser "un buen paciente". Los autores mencionados ilustran su trabajo con los relatos de tres médicos enfermos tomados de entre 88 casos estudiados mediante una encuesta realizada a 1200 miembros de la Asociación Médica Noruega. De especial interés a los efectos de nuestra investgación es el relato de una las encuestadas que, al superar su enfermedad, retornó al ejercicio profesional. Respondió haber modificado el modo de ver a sus pacientes respecto de como lo hacía anteriormente: se hizo más comprensiva de las situaciones ajenas, pero a la vez confortada por observar casos más dificiles que los de ella. Tres de los médicos enfermos se sinteron fortficados como profesionales después de superar el proceso, debido tanto a una mejor comprensión del sufrimiento de otros como por reconocer, por ejemplo, la necesidad de ser más cuidadoso al realizar diferentes maniobras. Kirsch11 relata su experiencia como paciente de cirugía ambulatoria. Había recibido las mismas instrucciones que él indicaba a sus pacientes. Refere el trato desagradable e impersonal en el curso de la admisión, la inadecuada vista preoperatoria por parte del anestesista y el egreso hospitalario antes de la recuperación anestésica completa. Opina que los médicos, especialmente aquellos que no transcurrieron por una internación, pueden estar habituados a las indignidades rutnarias de la vida hospitalaria, que incluye privación de sueño, asalto intravenoso e inadecuada privacidad. Menciona que en algunas escuelas de medicina, los estudiantes practican varios procedimientos menores entre ellos, lo cual les ayuda a entender lo que se siente como paciente.

Loayssa Lara16 sostene que "la dimensión emocional de la enfermedad puede ser desconocida para los médicos y consttuir un terreno en el que se sienten incompetentes e inseguros y que, por lo tanto, pretenden evitar. El cómo va a vivir en primera persona la enfermedad partendo de ese precedente es una cuestón abierta que depende de quién va a realizar un acompañamiento profesional de su padecimiento y cómo lo va a hacer".

Debido a que todos los autores de este trabajo estamos dedicados a la docencia y gestón universitarias, hemos puesto especial atención sobre aspectos vinculados con la educación médica. Sabemos que es una verdad incontrastable que se aprende de la experiencia en todos los órdenes de la vida, pero nos preguntamos si es imprescindible haber sobrellevado los avatares de una operación para ser un cirujano bueno, o tal vez al decir de De Santbáñez "el mejor cirujano". Esta calificación puede asignarse a quien tene acttu-des encomiables sustentadas sobre valores humanos positvos. La acttud del cirujano es la forma de desempeñarse, su comunicación oral y gestual, y las reacciones puestas en juego para llevar a cabo las acciones profesionales vinculadas con el acto quirúrgico. Está condicionada por valores personales, experiencia y el modo de comportamiento. Por ello, tene un componente cognitvo (percepciones y conceptos), uno afect-vo (sentmiento favorable o desfavorable hacia el objeto o la acción) y otro conductual (modo de actuar).

Los valores son las creencias y cualidades es-tmables que nos llevan a cultvar y enriquecer la dignidad y a perfeccionar nuestra naturaleza humana y como consecuencia a evitar acciones perjudiciales para la persona y sus semejantes.

Las acttudes se enseñan mediante la mode-lización de roles durante la actvidad habitual del docente o tutor,12 ya sea en carrera de grado a través de los trabajos prácticos del ciclo clínico, o en posgrado durante las residencias. Las humanidades se pueden enseñar mediante narratva o medios visuales. Referen Bertman y cols.3 que en la semana introductoria del curso de cirugía de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusets se llevaba a cabo una sesión de 2 horas durante las cuales se proyectaban videos de entre 2 y 6 minutos provenientes de fuentes dramáticas y documentales, así como de la interacción entre un residente y un paciente simulado, todo ello en relación con enfermedades neoplásicas o situaciones extremas con peligro de vida. Ese material era luego debatdo con la coordinación de un cirujano y un profesor de humanidades no médico. Los autores estudiaron las respuestas a una encuesta a los estudiantes y de los resultados concluyeron que este módulo docente se encuentra entre los componentes más útles y valiosos del currículo. En nuestro plan de estudios, existen contenidos act-tudinales y procedimentales en las asignaturas Ética, Psicología médica y Comunicación, tratados en el entorno del aula mediante el empleo de clases dialogadas y medicina narratva, método considerado de utlidad para la enseñanza.22 Por ejemplo, se debate la producción cinematográfica The Doctor, que en castellano lleva el ttulo Una esperanza de vida. Quienes la vieron recuerdan el personaje del cardiocirujano soberbio,

en apariencia seguro, muy dedicado a sus tareas, que cuando enferma de cáncer de laringe decide asistrse en el mismo hospital donde se desempeña como profesional. Cuando sufre el trato burocrático, impersonal y reglamentario que se le dispensa como paciente, se siente víctma de un sistema perverso que le resulta di-ficil tolerar. Sobre la base de este argumento, al fnalizar la proyección, los alumnos debaten sobre la posición del médico enfermo y pero especialmente sobre cómo debería ser el trato personal, desde luego mucho más humano que el que se observa, para acompañar al padeciente a superar la angusta que le provoca la enfermedad. El mismo material educatvo ha sido empleado por la Cátedra de Comunicación de la Universidad de Sevilla, y las enriquecedoras opiniones de los alumnos se publicaron en Internet.4

Tajer20 refere que la Universidad de Columbia ha desarrollado una maestría en Medicina narratva, la cual se orienta a enseñar habilidades para la lectura, escritura refexiva, interpretación de las narratvas de enfermedad y las bases flosóficas para el desarrollo de una relación empática entre clínicos y pacientes.

Stephenson y cols.19 sugieren enseñar el desarrollo profesional durante las carreras de grado a través de informar sobre los orígenes del profesionalismo, destacar la importancia de los valores, acttudes y comportamientos, practicar modelización de roles a partr de la actuación de los docentes, trabajo en equipo y el acento puesto en la diversidad y los aspectos culturales de la práctica médica.

Los autores de este trabajo se preguntan en qué medida pueden enseñarse los valores a personas adultas ya formadas en una cultura con infuencias religiosas, familiares, escolares, del medio de donde provienen y otros tantos componentes muchas veces im-perceptbles. No caben dudas de que se puede enseñar ética o religión por transmisión de conceptos, historia, dogmas, rituales y normatvas. Pero ¿puede enseñarse la fe? Desde luego este interrogante podría ser tema de debate, como lo es la enseñanza de valores, los cuales en últma instancia son también creencias.

Pensamos que se puede enseñar qué son los valores para la cultura de nuestro medio. Por ello los hemos incluido como asignatura en el plan de estudios de uno de los posgrados de nuestra universidad y los que están en proceso de autorización oficial para su funcionamiento. Pero no podemos asegurar en qué medida ha de infuir después de la graduación sobre las acttudes de quienes cursan.

Las habilidades comunicacionales son componentes importantes de la mayoría de los actos médicos, porque inciden significatvamente en la satsfacción del paciente. Ruiz Moral18 refere el caso de un paciente que refrió: "un cirujano me dijo antes de la operación que tenía una probabilidad de morir del 5%, podía haberme dicho en cambio que tenía un 95% de probabilidades de vivir". El profesional en cuestón era cirujano desde hacía más de 30 años y nunca se había planteado cómo daba esa información a los pacientes y la enorme carga emotva de hacerlo de una forma y el alivio relat-vo de hacerlo de la otra.

Levinson y cols.15 pretendieron establecer una medida del vínculo entre médico y paciente a partr de la relación entre atributos de la consulta y demandas por mala praxis. Grabaron las consultas realizadas a 59 médicos clínicos de atención primaria y 65 cirujanos generales y ortopedistas. Defnieron como cualidades favorables las siguientes: la adecuada explicación, reírse, uso oportuno del humor, comprobación de que se haya comprendido lo expresado y duración de la entrevista. Pudieron de este modo establecer factores predictvos de demandas judiciales sobre la base de ausencia o endeblez de esos atributos. Esta relación no pudo comprobarse para los cirujanos de quienes, según los autores, se espera que sea un experto y no que se dedique a contnencia afectva. Ambady y cols.1 estudiaron la infuencia del tono de voz de los cirujanos en sus comunicaciones con los pacientes en relación con el grado de satsfacción que sienten estos últmos con especial referencia a los aspectos interpersonales de la atención, para lo cual emplearon como indicador la frecuencia de las demandas judiciales.

Mediante nuestra investgación se pretendió explorar si acttudes, habilidades comunicacionales y aplicación de valores positvos son percibidos como mejorables por parte de los cirujanos y si la concreción de tal objetvo los complace. Los resultados revelan que muchos cirujanos no percibían adecuadamente que sus acttudes frente a los pacientes podrían ser mejores hasta experimentar ellos los padecimientos agregados a los de la enfermedad, cuando se encontraron en la condición de pacientes quirúrgicos.

Tal vez nuestra tarea como cirujanos y docentes, sea preocuparnos más por la enseñanza en valores,

Referencias bibliográficas

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8.  Ingstad B, Vigdis MC. Encounters with illness: the perspectve of the sick doctor. Anthropology and Medicine. 2001;8:201-10.

sin por ello descuidar los conocimientos, las habilidades y las destrezas, aunque nos preguntamos si enseñar equivale a aprender, o, dicho de otro modo, tenemos dudas de lograr siempre éxito en el intento.

Reconocemos como debilidad de este trabajo el hecho de que, como fue comentado antes, el instrumento de encuesta no está validado, por lo cual lo consideramos un estudio piloto. Otra debilidad es el número reducido de integrantes de la muestra. Sin embargo, no es extenso el universo de cirujanos que hayan transcurrido por una operación de magnitud y se reintegraron luego a la práctica quirúrgica, por lo cual en términos relatvos podríamos estmar que las cifras son significatvas a los efectos pretendidos. Además, por las percepciones de diferentes autores volcadas en la literatura, podríamos inferir que los resultados son re-presentatvos2 o, al menos, muestran cierta tendencia.

Conclusión y comentario

La mayoría de los cirujanos de la muestra analizada percibió que, después de haber sobrellevado una intervención quirúrgica de cierta magnitud y sufrido en estas circunstancias vivencias desagradables, sus acttudes en relación con los pacientes mejoraron, al evitarles en lo posible aquellos padecimientos que tenen mayor relación con una deficiente calidad de atención que con la enfermedad en sí.

Aun cuando los autores no comprobaron los efectos de la educación médica en valores y en comunicación, creen que es el camino para concientzar a los alumnos de grado y a los graduados sobre las carencias del ejercicio asistencial percibidas por los pacientes y propender de este modo a la humanización de una medicina cada vez mas tecnológica. 1. Ambady N, LaPlante D, Nguyen T, Rosenthal R, Chaumeton N, Le-

9 Jones NL. Doctors as patents. Can Respir J. 2001;.8:11.

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17. Padrós y Selma J. El médico enfermo. Humanitas, humanidades médicas. 2009; 41:15-28.

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la-experiencia-de-enfermedad-en-el-medico-y-sus-implicaciones-           htp://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=73791

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ANEXO 1

RESULTADOS ANALÍTICOS DE LA ENCUESTA:42

Hombres: 37

Mujeres: 5

Edades: 72, 60, 63, 53, 55, 55, 44, 53, 38, 35, 76, 53, 39, 49, 72, 57, 49, 69, 70, 61, 37, 75, 69, 69, 65, 70, 65, 42,

34, 69, 35, 58, 74, 50, 72, 56, 37, 39 -

Todos estaban en ejercicio actvo de la profesión

Todos se reintegraron al ejercicio actvo de la cirugía una vez superado el posoperatorio

Magnitud de la cirugía

Alta complejidad: 13                                                Mayor: 28

Hubo complicaciones en 8, todas ellas se superaron y solamente en 1 caso persisteron secuelas significatvas.

Dos casos de evento adverso: 1 atribuido a error en medicina por fallas del factor humano, consistente en una inadecuada posición del paciente en mesa de operaciones, lo cual derivó en una neuropata prolongada, y 1 a diagnóstico equivocado y, en consecuencia, a procedimiento equivocado.

Percibieron un cambio de acttud hacia sus pacientes 27cirujanos, no así los otros 15.

Descripción de los cambios (textual): Me ocupo más de tratar el dolor mediante la prescripción de medicamentos. Me detengo más en contener al paciente en el preoperatorio. Les explico las posibles complicaciones cuando antes no lo hacía. Comprendo las molestas causadas por excederme en pedidos de estudios que podrían obviarse. Atendo a las molestas que pueden ocasionarle las sondas. Me ocupo de que las relaciones personales estén colmadas de humanismo. Soy más celoso en la vigilancia de los controles de enfermería. Manejo mejor la ansiedad posoperatoria de mis pacientes. Dedico más tempo a las visitas posoperatorias. Propendo a acortar los períodos de espera. Dedico especial atención a la realimentación posoperatoria que antes subestmaba. He podido desterrar la soberbia propia del cirujano. Respeto ahora la decisión individual del enfermo. Tengo una mejor comprensión de "la vida". Soy más tolerante cuando el paciente me refere sus molestas. Ahora evito el incumplimiento de mis horarios. Exagero los controles sin ser obsesivo. Manifesto mayor sensibilidad frente al paciente y a la familia. Desde entonces no tomo más con pinzas la piel cuando fjo los campos. No empleo telas adhesivas sobre el vello cutáneo. Tomo más precauciones al retrar drenajes. Explico exhaustvamente "todo" al paciente y a los familiares. Cuido que el paciente no sufra frío durante su permanencia en quirófanos y su traslado dentro de la insttución. Entendo más y mejor qué es el dolor posoperatorio. Entendo las situaciones especiales de cada paciente. Me preocupo más por el transoperatorio. Atendo al bienestar del paciente. No hay duda de que la experiencia extrema me ha traído más sabiduría. Me resultan más fáciles de describir al paciente las sensaciones posoperatorias por haberlas vivido personalmente; mayor comprensión de los síntomas y sensaciones que refere el paciente.

ANEXO 2

FORMULARIO DE ENCUESTA

¿Cambia la acttud del cirujano ante sus enfermos (solidaridad, tolerancia, compromiso, empata, altruismo) después haber sobrellevado (él mismo) una intervención quirúrgica de magnitud?

CRITERIOS DE INCLUSIÓN: Encuesta anónima con patrocinio universitario a médicos cirujanos de cualquier especialidad quirúrgica que hubieran sido operados por cualquier patología, pero tanto la enfermedad causal como la intervención quirúrgica debieron haber tenido magnitud significatva.

1) Edad.

V □               M □

2)¿Estaba en ejercicio actvo de la cirugía cuando fue operado? Sí □           No □

3) ¿Reinició el ejercicio actvo de la cirugía luego de haber transcurrido el período posoperatorio? Sí □           No □ (si la respuesta es NO, la encuesta queda invalidada)

4)¿Cómo calificaría la operación que le fue realizada, según su magnitud? Mayor □      Alta complejidad □

5) ¿Hubo complicaciones posoperatorias? Sí □           No □

6) En caso de que las haya habido, ¿se superaron? Sí □           No □

7) En caso de haberlas superado ¿persisteron secuelas? Sí □           No □

Subrayar o destacar entre los siguientes eventos desfavorables posoperatorios, de haber ocurrido:

dolor prolongado, parálisis neuromuscular, fistulas, hemorragias, eventración-evisceración, disnea, cuadros oclusivos intestnales, psicológicos, otros (mencionar) _______________________________________________

8) ¿Ha sido Ud. víctma de un error en medicina o de un evento vinculado con la seguridad del paciente? Sí □           No □

9) En caso de que lo hubiera sido, indique a cuál de los siguientes factores puede ser atribuido:

a) humano de profesional o auxiliar de la medicina,

b) circunstancias: organizacional, del establecimiento asistencial (edilicio, transporte de paciente, pérdida de muestras, etic.). Se le solicita un breve relato del evento.

10) ¿Percibió algún cambio de acttud en su relación humana o personal con los pacientes que asistó después de reiniciar su práctica quirúrgica?

Sí □           No □

11)         Antes de ser operado,¿ daba Ud. su número de teléfono celular a sus pacientes de consultorio? Sí □                  No □ Se lo da ahora Sí □                       No □

12) ¿Se ha hecho más comprensivo con el sufrimiento de sus pacientes después de haber sido Ud. operado? Sí □                  Mis sentmientos son ahora igual que antes □

13)¿Se ha hecho más tolerante ante acttudes de pacientes o familiares, las cuales antes de ser Ud. paciente quirúrgico le molestaban o lo impacientaban?

Sí □                  No □

14)  ¿Cambió su acttud con sus nuevos pacientes durante las visitas posoperatorias en algunos de los siguientes aspectos?

Señale en cuáles sí (si no señala es que no hubo cambios) :

a) dedico más tempo,

b) converso sentado con pacientes y familiares cuando antes lo hacía de pie,

c) explico las recetas de alta y las indicaciones escritas cuando antes no lo hacía,

d) no delego sistemáticamente en asistentes u otros colegas controles posoperatorios cuando antes lo hacía,

e) hago concesiones cuando antes no lo hacía (por ejemplo, postergo el egreso por razones personales importantes en el sentr del paciente, aunque no haya estrictas razones médicas que justfquen prolongar la internación).

15)  Introduzco en mis visitas temas de conversación distntos de los específicamente relacionados con la enfermedad y la operación, cuando antes no lo hacía.

Sí □                  No □                     Lo hago tanto ahora como lo hacía antes □

16) Acepto conversaciones que se referan a temas personales o familiares míos no estrictamente vinculados con mi quehacer médico (mi familia, mis hobbies, mis deportes, mis vacaciones, mi esparcimiento, mis lecturas), cuando antes no lo hacía.

Sí □                  No □                     Lo hago tanto ahora como lo hacía antes □

17)  Llamo por teléfono al paciente después del alta cuando antes no lo hacía. Sí □                  No □                     Lo hago tanto ahora como lo hacía antes □

18)  Leo y explico el consentmiento médico-terapéutico informado al paciente, cuando antes dejaba que ese consentmiento lo frmara el paciente delante de un empleado administratvo.

Sí □                  No □                     Lo hago tanto ahora como lo hacía antes □

19) Si el posoperatorio trascurre en Terapia, informo la evolución personalmente a los familiares, cuando antes lo dejaba a cargo del médico de planta o de guardia de la unidad.

Sí □                  No □                    Ahora igual que antes □

20) ¿Cambió su profesionalismo luego de haber sobrellevado una intervención quirúrgica de magnitud como paciente?

Las acttudes asociadas con el profesionalismo son honestdad, respeto por los demás, justicia, lealtad, responsabilidad, solidaridad, tolerancia, compromiso, empata, altruismo, fabilidad, calidez, honor, integridad, trato "humano", confdencialidad y toda otra exaltación de los valores humanos que junto con la aplicación de los conocimientos, habilidades y destrezas conforman el ejercicio de la medicina asistencial. En suma, es el encuentro de una confanza (del paciente) con una conciencia (la del médico cirujano que el paciente eligió).

Sí □                  No □                    Ahora igual que antes □

 

21) Relate brevemente en qué aspectos del ejercicio de la especialidad quirúrgica que ejerce percibió los cambios, luego de haber reiniciado la cirugía cuando superó el posoperatorio de la intervención que debió sobrellevar.         [ Links ]

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