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Revista argentina de cirugía

versión impresa ISSN 2250-639Xversión On-line ISSN 2250-639X

Rev. argent. cir. vol.112 no.3 Cap. Fed. jun. 2020

http://dx.doi.org/10.25132/raac.v112.n3.edrda.es 

EDITORIAL

Trauma, emergencias, urgencias y cuidados críticos en tiempos de pandemia por COVID-19

Rubén D. Algieri* 

* Coordinador de la Comisión de Trauma, Urgencias, Emergencias y Cuidados Críticos, Asociación Argentina de Cirugía

Los cirujanos de trauma, emergencias, urgen cias y cuidados críticos en el contexto de la pandemia desempeñan un papel importante. Si bien la enferme dad COVID-19 no requiere intervención de la especiali dad en forma esencial, la formación en habilidades no técnicas ‒como el trabajo en equipo y la experiencia en el manejo del proceso de toma de decisiones, así como la gestión, preparación y respuesta hospitalaria ante ca tástrofes y desastres‒ y fundamentalmente el liderazgo hacen que, en el contexto del manejo de la complejidad emergente en este escenario, sus aptitudes resulten necesarias para configurar el equipo de trabajo.

La enfermedad COVID-19 es originada por un nuevo virus de la familia coronavirus, que puede causar muy escasos síntomas, como un resfrío, hasta enferme dades graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que origina el síndrome respira torio agudo severo ( SARS-CoV).

El SARS-CoV fue descubierto en noviembre de 2002, en Cantón, China. Luego apareció el virus SARS-CoV-2 en Wuhan, Hubei, China, produciendo el primer caso el 08 de diciembre de 2019, según datos oficiales de las autoridades chinas, y originando la pandemia de clarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo de 2020. En la Argentina había sido confirmado el primer caso el 03 de marzo de 2020, en un hombre de 43 años que arribó al país desde Milán, Italia.

Este virus presenta una gran capacidad de transmisión y, aunque la mayoría de las personas se re cuperan sin necesitar tratamiento hospitalario, aproxi madamente 1 de cada 5 enfermos desarrolla un cuadro grave. Es extremadamente agresivo en adultos mayo res y en quienes padecen enfermedades crónicas; sin embargo, cualquiera puede contraer COVID-19 y enfer mar gravemente.

Así, la alta incidencia de infección ha puesto a prueba los Sistemas de Salud a nivel mundial, desafian do las capacidades hospitalarias con número elevado de pacientes críticos en intervalos cortos de tiempo y con una severidad que no ha sido vista en los últimos 100 años, sobrecargando los Centros de Salud y espe cíficamente las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y haciendo imperiosa la necesidad de disponibilidad de Equipos de Bioseguridad para proteger a los profesio nales de la salud, considerados una población altamen te vulnerable. Tanto es así que varios documentos de mostraron que muchos se han infectado y han muerto por la enfermedad. En pos de preservar la salud y la seguridad del personal que conforma la comunidad sa nitaria, las actividades “no esenciales” fueron suspen didas o realizadas desde el domicilio, dada la necesidad de distanciamiento social.

La pandemia por coronavirus se ve entrelaza da con la epidemia desencadenada por la enfermedad trauma (claramente desatendida en países en desarro llo). Esta última representa la principal causa de muer te en menores de 45 años de la población mundial; se estima que aproximadamente el 10% de las muer tes anuales mundiales ocurren por trauma. Si bien la OMS, entre 2012 y 2020, dispuso acciones destinadas a la prevención de la violencia, más del 90% de esas muertes se producen en países con ingresos bajos y medios en los que no suelen aplicarse suficientes medi das preventivas y cuyos sistemas de salud están menos preparados para afrontar el reto. El trauma contribuye al círculo vicioso de la pobreza y produce consecuen cias económico-sociales que afectan a las personas, las comunidades y las sociedades. En los Servicios de Trau ma, Emergencias y Urgencias son los cirujanos, clínicos y emergentólogos los que reciben a estos pacientes que ingresan junto a los enfermos con COVID-19, siguiendo los protocolos establecidos en el Programa “Advanced Trauma Life Support” © (ATLS), impartido en la Argen tina desde 1989, donde está estandarizado que los profesionales que asisten a las víctimas deben usar el Equipo de Protección Personal apropiado.

Dada la concurrencia masiva de pacientes a las guardias, se han aplicado normas para la gestión de disponibilidad de camas, motivo por el cual los hospita les operan bajo algoritmos de triaje de emergencia. Se suspendieron cirugías electivas en función del aumento previsto de pacientes. Las salas se reorganizaron, ubi cando separadamente a pacientes COVID-19 (+) y pa cientes no COVID-19. Los casos de trauma han dismi nuido debido al aislamiento social obligatorio, al igual que las reservas de productos sanguíneos. Sin embargo la preocupación sanitaria es permanente, dada la even tualidad de disminuir las restricciones antes de que los recursos hospitalarios vuelvan a ser normales y recibir una afluencia de pacientes con trauma superpuestos a un número elevado de casos COVID-19(+). Este es un gran reto por lo que, en la redistribución dinámica del personal requerida por el distanciamiento social y los aislamientos por contagio, el equipo quirúrgico de emergencia se dispuso como una fuerza laboral dispo nible para servir en otras capacidades y, a la necesidad de su entrenamiento previo, se agregaron las medidas de protección personal y el empleo de dispositivos de aislamiento que tornó el trabajo más dificultoso; por ello, muchos tomaron cursos y módulos de actualiza ción para el desarrollo de habilidades en la asistencia de pacientes con COVID-19.

El Shock Room, el quirófano y la Unidad de Cuidados Críticos han sido considerados escenarios de máxima exposición para el personal de salud que allí se desempeña, dado que algunos procedimientos que se realizan en ellos presentan, además, la posibilidad de aerosolización. Por tal razón se dispuso disminuir el número esencial de profesionales para la asistencia de pacientes, manteniendo el criterio de mayor capacidad y experiencia para liderar la atención. Además, dichos procedimientos en pacientes con sospecha o confirma ción de COVID-19 (+)idealmente deben realizarse en áreas preparadas con presión negativa.

Con respecto a la sala de operaciones en la emergencia, fueron necesarios otros cambios especí ficos. La intubación endotraqueal es un procedimien to aerosolizante, por ello el anestesiólogo durante su realización, desde la inducción, esta solo o con el per sonal indispensable, y luego ingresa el equipo quirúr gico, todos con elementos de protección nivel III. La traqueotomía es otro procedimiento aerosolizante, por lo cual su indicación es motivo de gran controversia. Ocasionalmente, el aumento de secreciones en estos pacientes desencadena taponamiento de la vía aérea que requiere broncoscopia o recambio urgente del tubo, con el riesgo consecuente de diseminación viral. Llevar a cabo el procedimiento en forma electiva pue de minimizar los peligros, y reemplazar una cánula es más rápido, simple y seguro. Algunos centros optaron por realizar estos procedimientos en UCI, limitando así la interrupción de la ventilación de circuito cerrado y previniendo eventuales contaminaciones durante el traslado intrahospitalario. Además, se ha descripto un enfoque híbrido abierto/percutáneo para limitar la ae rosolización, minimizar complicaciones hemorrágicas y el tiempo de broncoscopia. Los pasos se realizan bajo un dispositivo transparente, idealmente con presión negativa, desde la apertura traqueal. Otros procedi mientos productores de aerosoles incluyen las endos copias digestivas y el uso de la laparoscopia en la que se recomiendan medidas como el uso de evacuadores de humo y de neumoperitoneo, de sistemas de filtración antibacteriano/antiviral de alta eficacia (que también se utilizan en procedimientos de intubación endotra queal y de colocación de drenaje pleural), y el uso alter nativo intermedio de trampas de agua con solución de hipoclorito de sodio para la aspiración y evacuación de gases mediante sistemas cerrados.

El trauma y las emergencias quirúrgicas siguen siendo inevitables aun en el contexto de la pandemia, por lo que su manejo, resolución (conservadora o qui rúrgica) y control (ambulatorio u hospitalario) deben abordarse en forma criteriosa, oportuna y sensata, sin retrasos y como potenciales COVID-19(+), optimizando recursos y preservando la salud de los pacientes y del personal sanitario.

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