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Historia de la educación - anuario

versión On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.9  Ciudad autonoma de Buenos Aires. dic. 2008

 

Historiografía de la educación en México: balances y desafíos

 

Lucía Martínez Moctezuma1

 

CV

Doctor en Historia por la Universidad de Paris X-Nanterre (Francia). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1992 y profesora investigadora del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México). Entre sus últimos trabajos se encuentra la publicación de La infancia y la cultura escrita, México: Siglo XXI-UAEM. En coordinación con Luz Elena Galván y Carmen Castañeda, Lecturas y lectores en la historia de México, México: CIESAS, UAEM, El Colegio de Michoacán; con Antonio Padilla, Miradas a la historia regional de la educación. México: UAEM-Porrúa y La infancia en los siglos XIX y XX. Discursos e imágenes, espacios y prácticas. México: UAEM-Casa Juan Pablos.
luciamoctezuma@yahoo.com.mx luciamm@buzon.uaem.mx

 


Resumen

Existe un acuerdo general en reconocer que la década de los 80 marcó la renovación de los trabajos en el campo de la Historia de la Educación en México. Muchos de los temas que se habían sugerido desde entonces, maduraron en las décadas siguientes. Un balance general de éstos nos dará idea de sus transformaciones.
A general agreement exists in admitting that the decade of the 80 marked the renovation of the works in the field of the History of the Education in Mexico. Many of the topics that had been suggested since then, matured in the following decades. A general balance of these will give us idea of his transformations.


 

El propósito de este trabajo es presentar un panorama general de la investigación que se ha desarrollado en México sobre la historia de la educación, desde la década de los años 80. Me interesa hacer un breve recuento del conocimiento en el campo y compartir algunas miradas con vistas al futuro.
Para este fin se consultaron las memorias de algunos congresos nacionales e internacionales2, diversas publicaciones y, sobre todo, los dos balances historiográficos escritos por los especialistas, que se elaboraron respondiendo a la invitación del Comité Mexicano de Investigación Educativa en los años 1992 y 20023. Aunque la selección que hago de los temas y los procesos puede resultar arbitraria, tomo como centro de la reflexión los resultados de estas últimas dos publicaciones porque el ejercicio puede resultar de provecho para nuestra comunidad dado que, desde su aparición, se han convertido en una referencia obligada para quienes nos interesamos en el campo de estudio. Gracias a estos sabemos cómo se han desarrollado y consolidado líneas de investigación, qué fuentes y qué períodos se han privilegiado, qué centros académicos, públicos y privados, contemplan estos estudios en sus programas de docencia e investigación, cómo se han formado los grupos de trabajo y cómo, en este camino, pasamos de ser un grupo de amigos a miembros fundadores de la Sociedad Mexicana de Historia de la educación (SOMEHIDE)4.

1.- El balance

La investigación en México sobre historia de la educación, ha experimentado un continuo proceso de crecimiento y maduración. Factores internos (el aumento de especialistas y de su producción) como externos (el uso de diversas fuentes y recursos metodológicos, la inserción de la disciplina en el debate nacional e internacional y la utilización de nuevos modelos y referentes teóricos), la alejaron del esquema tradicional de una historia orientada hacia las instituciones escolares, las ideas pedagógicas y las leyes educativas vinculándola con fenómenos de orden político, económico y cultural, que permitieron orientar la mirada hacia nuevos actores, procesos y problemas, y nos acercaron hacia otras áreas de la historiografía como la historia de la mujer, de la sexualidad, del trabajo, de la iglesia, de la familia y de la lectura.
Otros cambios se han planteado con la multiplicación de las instituciones interesadas en el campo5, el crecimiento de la producción dirigida a un público conocedor de la materia y la publicación de un Anuario6. Los objetos de estudio también se han diversificado. Aunque sigue habiendo un creciente interés por la escuela primaria, se ha incursionado en otro tipo de instituciones que se establecieron en cárceles y correccionales, otras que se orientaron hacia las artes y los oficios, las especiales como la preescolar, la privada, la técnica y la rural, la educación física, la educación artística y la educación telesecundaria, en las cuales se ha investigado sobre los métodos de enseñanza, los actores, la vida al interior así como la relación de éstas con la comunidad.

2.-Los períodos y los temas

Con la multiplicación de los apoyos económicos y la interdisciplinariedad se ha logrado ampliar el espectro de los estudios hacia temas y períodos poco explorados. Aunque seguimos produciendo trabajos que se enmarcan en la periodización adoptada por la historia política, la apertura hacia otros temas nos ha llevado a incursionar en propuestas que nos han alejado de los tiempos adoptados para la historia de México.
Delimitadas las fronteras del período colonial, Pilar Gonzalbo(2003), ha subrayado dos momentos significativos en la historia de la educación en México: el primero sitúa la importancia de la legislación que establece en 1867, la educación laica, gratuita y obligatoria. Preceptos que develan la existencia de un actor que es necesario educar fuera de la familia para crear un nuevo ciudadano. El segundo momento, que va de 1882 a 1920, se enmarca en la dinámica de cuatro congresos: el Congreso Higiénico-Pedagógico (1882), el Primero y el Segundo Congreso de Instrucción Pública (1889- 1890) y el Primer Congreso Nacional del Niño (1920). Un período donde se discuten las condiciones higiénicas y pedagógicas donde se desarrolla la infancia normal pero también aquella que no lo es7.
En el período colonial, las investigaciones se han centrado sobre todo en los destinatarios (criollos, castas o indios) y en las relaciones entre la educación y la familia, la predicación y la vida cotidiana, lo que ha permitido matizar la idea de que educación es sinónimo de escolaridad8. A lo largo de este período se ha trabajado sobre la educación no sólo de los indios sino de los criollos rebasando los límites del aula para estudiar el carácter formativo de los sermones y el papel de la mujer, en la familia y como educadora9. Se han abordado otros temas como los de la educación militar y de las comunidades indígenas comprometidas con el pago del maestro que les enseñaba el castellano. También han sido motivo de estudio el Colegio de Minería, los jesuitas después de la expulsión de la Compañía y el de San Ildefonso cuyos colegiales han sido motivo de trabajos prosopográficos. Otro tema ha sido el de la educación y la secularización donde se ha explorado la ascendencia francesa y gaditana de los Institutos Científicos y Literarios vinculados a la historia de las universidades10, y con el mundo del libro 11.
En lo que respecta a la educación elemental de la segunda mitad el siglo XIX, se han hecho estudios que dan cuenta de las reformas introducidas por Juárez y Maximiliano, especialmente dirigidas a la población indígena, a las mujeres y a los niños con discapacidades. Se ha dado cuenta de las políticas y las reformas educativas dirigidas a los pobres y menesterosos en las cárceles, las escuelas protestantes y las particulares12.
La historiografía sobre el magisterio fijó su mirada en nuevos objetos de estudio y en diversos protagonistas de los procesos educativos. Los maestros que ya no eran considerados los "grandes", cobraron especial importancia cuando pusieron en práctica la política educativa, a nivel nacional y regional13. Aunque en algunos trabajos se da prioridad a la formación del maestro desde la perspectiva de la institución, una mirada más atenta ha puesto énfasis en temas como la disciplina, los exámenes, la vida cotidiana y la participación de la mujer. Aspectos que han revelado una serie de discursos y prácticas, los "tiempos múltiples" que subrayan la vocación y sobre todo la feminización del magisterio14.
Otros trabajos se han orientado hacia su formación y origen social, en sus condiciones de trabajo y de vida, su organización gremial, sus actividades escolares y su vínculo con la comunidad. Con estos avances, los maestros han dejado de ser tratados como un grupo homogéneo porque se destaca su formación y organización gremial y su posición frente a las políticas educativas generadas desde el Estado. Los trabajos de la última década sitúan al docente como protagonista principal de los procesos educativos y se le ubica entre los discursos y las prácticas, en contextos determinados o en la vida cotidiana, dejando atrás la imagen del profesor como simple transmisor de los proyectos educativos del Estado. Alcia Civera (2002: 233ss) ha mostrado tres rasgos distintivos en los trabajos sobre el magisterio, de los últimos años:
a) la tendencia a incorporar la dimensión cultural
b) la perspectiva integral del maestro
c) el maestro en un espacio que rebasa las fronteras de la escuela15 El tema sigue siendo atractivo para los investigadores, en el IX Congreso de Investigación Educativa (2007) se presentaron 53 ponencias en el campo de la historiografía de la educación, de éstas, 15 giraban en torno al magisterio. Una línea de investigación innovadora muestra la actividad de los futuros maestros en el gobierno de los internados del siglo XX. Un planteamiento intermedio entre la propuesta decimonónica y otra de corte liberal en el esfuerzo por organizar la vida cotidiana con elementos mínimos y democráticos en un ambiente de escasez y desconfianza, frente a la coeducación y la educación laica. Se observa en los trabajos de Civera (2007) la participación de los estudiantes ligados a la disciplina escolar pero también al interés político y al compromiso personal de los normalistas frente a su labor como maestros de una comunidad rural con más carencias que posibilidades16.
La perspectiva regional y el tema de la infancia siguen siendo asignaturas pendientes en nuestro campo de estudio. A pesar de que desde 1992 lo habían señalado Galván y Quintanilla (1992: 43)17, dado el interés en otras áreas historiográficas, en el terreno educativo apenas existe un intento por recuperar las experiencias locales, regionales y estatales privilegiando, como se ha hecho en algunos trabajos, la imposición del centro sobre los estados y municipios y sobre los diversos actores sociales. La historia regional de la educación en el País ha mostrado una gran diversidad de espacios donde conviven multiplicidad de actores y para ello ha recurrido a buen número de fuentes primarias que nos han hecho reflexionar sobre la existencia no solo de un sino de muchos Méxicos18. Nos interesa hacer historia regional para comprender y explicar la complejidad, al mismo tiempo que las particularidades de los proceso educativos en México. Los trabajos han develado que los proyectos educativos que se elaboraron y circularon durante los siglos XIX y XX fueron patrimonio común de las elites locales, regionales y estatales. Las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales en las que se situaron los actores moldearon y construyeron procesos educativos que se materializaron en instituciones, practicas e ideas, configurando así el sistema educativo de acuerdo con una serie de circunstancias particulares y materiales que impusieron su dinámica en las entidades o las zonas de estudio19.
Como se ve en las temáticas de los diversos congresos, aun es insuficiente la producción histórica en torno al tema, no solo porque la renovación historiográfica ha introducido nuevas categorías y fuentes sino porque los estudios no se han acompañado de una reflexión teórica y metodológica. No basta con defender la idea de que una investigación trate sobre un estado, un municipio o una jurisdicción política o administrativa para afirmar que se hace historia regional de la educación.
La infancia también ha comenzado a despertar el interés de los investigadores en congresos y publicaciones donde la preocupación ha estado ligada al desarrollo de la familia y la vida cotidiana, a través de problemas tales como el abandono, la vida en las aulas, la preocupación de los padres de familia, la definición de un modelo pedagógico de corte liberal dirigido hacia la formación de un nuevo tipo de ciudadano, la obligatoriedad en la escuela, la creación de las escuelas mixtas y de la cultura de la palabra escrita durante los siglos XIX y XX. La relectura de las fuentes y la búsqueda de otras nuevas han orientado su estudio hacia el nuevo lector consumidor de libros escolares y de la prensa infantil.
Trabajos recientes en otros dominios de la historia han mostrado como el pensamiento social en torno a la infancia se forjó desde finales del siglo XVIII. Sociedades caritativas y filantrópicas crearon instituciones (hospicios, hospitales, asilos, correccionales, escuela industriales para huérfanos, tribunales para menores, escuelas para ciegos y sordomudos) cuyo objetivo fue la educación de la infancia anormal20. En la enfermedad de los sectores pobres se encontró la causa para explicar la degeneración de la infancia. El alcoholismo, la sífilis y la tuberculosis, sirvieron para justificar la regeneración, la corrección o la readaptación de los pobres en internados, institución educativa que vehículo los propósitos filantrópicos y controló la anormalidad desde el período infantil hasta la adolescencia21.
Como ya se ha señalado, en este cambio, fue fundamental el precepto de la obligatoriedad de la legislación de 1867, pues rebeló la presencia de los anormales que antes habían pasado desapercibidos dentro de las casas y los salones de clases donde se les expulsaba por indisciplinados, se les relegaba por retrasados o se les ignoraba por vagabundos. Así pues, durante este periodo será la falta de recursos de los municipios y la inestabilidad política y social la que privará sobre la legislación que regulaba la educación y el cuidado de la infancia anormal. El hecho de pensar en la figura del ciudadano implicó una reflexión en torno a la infancia, como una etapa clave en la formación de los valores cívicos. Representación que a lo largo del siglo XIX adoptarán de múltiples maneras, las elites políticas, liberales y conservadoras.
La consolidación de una serie de disciplinas modernas como la pediatría, la pedagogía, la antropometría y la psicología infantil, así como la utilización del Estado, de una red de dispositivos institucionales como el hospital y la escuela, construyeron las bases para reforzar una nueva concepción sobre la infancia que se venía gestando desde finales del siglo XVIII22.
Nuevos actores contribuyeron a consolidar las bases de un espacio público destinado a la infancia: la mirada del médico, del reportero grafico y del maestro mostraron una imagen moderna e higiénica que sirvió para explorar una serie de problemas que concernían a la infancia: el atraso y la deserción escolar, la forma de evaluar el desarrollo intelectual de la raza y las distintas maneras de concebir a la enfermedad y la crianza. Esta mirada situó por primera vez en la historia del México a la etapa de la infancia en el horizonte político y cultural de las prioridades del Estado, vinculándola con algunos problemas centrales en torno a los elevados índices de mortalidad infantil y el debate científico en torno a la "degeneración de la raza mexicana"23.
Los médicos reconstruyeron y decodificaron los cuerpos infantiles dotándolos de nuevos contenidos y significados. Los pedagogos se encargaron de configurarles una psique diseñada de acuerdo con los parámetros fisiológicos y evolucionistas predominantes en la segunda mitad del siglo XIX. Las imágenes y representaciones de la infancia vinculada de una u otra manera al campo de la delincuencia fueron diseñadas y pensadas a partir de convicciones criminológicas24, por eso resultaba necesaria una pedagogía cívica para los pequeños ciudadanos, la que discutieron un buen número de especialistas reunidos en los cuatro congresos higiénicos y pedagógicos donde diseñaron un currículo que orientara la formación del alumno de manera intuitiva, aprendiendo una serie de saberes mas allá de la lectura, la escritura y la aritmética. Así, se elaboraron planes y programas que giraron en torno al desarrollo físico, mental e intelectual de la infancia. Para lograr la modernidad y el progreso era necesaria la uniformidad, por eso los especialistas escribieron obras dirigidas a una infancia lectora de libros y periódicos cuyos textos e imágenes ayudaron a transmitir una idea precisa del mundo que les rodeaba o cuya realidad fue necesario adaptar a las necesidades mexicanas, como sucedió con los acuerdos que se tomaron durante la Exposición Universal de París de 188925.
Sin embargo la visión ilustrada y decimonónica del aprendizaje que encaminaba a los niños y jóvenes por el sendero del trabajo hacia una vida honrada y virtuosa con el conocimiento del dibujo y el trabajo manual aprendido en la escuela elemental primaria y superior o de un oficio en la Escuela de Artes o en alguna Regional de Agricultura, se enfrentó a la necesidad de la clase popular que buscaba un empleo para subsistir después del periodo revolucionario de 1910. Hasta este momento, el trabajo infantil era considerado como el principal obstáculo para alcanzar la uniformidad educativa planteada en los congresos de finales del siglo XIX y se atribuyo esta falta, sobre todo al descuido de los padres de familia y no a razones de carácter económico o político26.
Este es quizá uno de los temas que no han sido tratados todavía con la debida atención pues aunque ya existen investigaciones que han abordado el tema del trabajo infantil desde la perspectiva formal aun falta mucho por saber sobre aquella que combinaba el aprendizaje de un oficio con el trabajo de aprendiz en un taller artesanal o en una moderna industria. Las estadísticas han revelado que en los años treinta se mantiene todavía una alta tasa de inasistencia27, lo que muestra claramente la importancia que los padres asignan al trabajo y no a la escuela.

3.-Las fuentes

La necesidad de dar al campo un sustento científico y profesional nos condujo a la búsqueda de fuentes pertinentes. Se han consultado una serie de documentos oficiales propios del dominio de la institución escolar (leyes, reglamentos, circulares, órdenes, decretos, reportes de inspección, discursos, censos, estadísticas, informes, planes y programas) así como revistas, periódicos, memorias y todo tipo de correspondencias. También se ha tenido el cuidado de entrevistar a los sobrevivientes de las "hazañas educativas"28, y se ha procurado la búsqueda y el uso de nuevas fuentes localizadas en archivos y bibliotecas del país aunque se han descuidado aquellas localizadas en repositorios extranjeros29.
Aunque los fondos documentales del Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública se han explorado con relativa constancia, aún hay un gran vacío porque no se cuenta con un instrumento serio de consulta, que permita conocer y explorar las riquezas que conserva. Tampoco hemos podido hacer patente, como SOMEHIDE, nuestros temores ante los múltiples cambios de administración y con ello los de reclasificación de los documentos. Frente a este desolador panorama se ha intensificado la búsqueda y recolección en otro tipo de repositorios como el Archivo General de la Nación, el Archivo de la Secretaría de Salud, la Colección Porfirio Díaz de la Universidad Iberoamericana, así como repositorios estatales y municipales, por citar solo algunos..
En los últimos años, la literatura, las tesis elaboradas por médicos y normalistas, los libros de texto, sobre todo de editoriales extranjeras, que circularon en México a finales del siglo XIX y los periódicos infantiles han estimulado, no sólo la interpretación de sus contenidos sino la reproducción y el análisis de las fotografías y los grabados. Trabajos recientes en otros campos han mostrado que la mirada médica y pedagógica popularizaron la enfermedad y la enseñanza, a través del uso de la fotografía, que se multiplicó en diversas publicaciones, hizo renovar sus formatos y contenidos y alcanzó a un público mucho más amplio y heterogéneo con el aumento de sus tirajes. A pesar de su valor, la interpretación de estas imágenes ha resultado muy compleja en la medida en que se encuentra atravesada por intereses múltiples, sin embargo ha sido importante su uso como fuente para dar cuenta de una serie de representaciones de la infancia tanto en los libros científicos como en los de divulgación, en los libros de texto, recreativos y escolares, en los anuncios publicitarios de la prensa publica y pedagógica y en los reportes de las excursiones escolares. Imágenes que, como lo señala Castillo (1988), muestran una infancia inocente, asexuada, feliz pero también cercana a la pobreza, la desviación y la anormalidad30.
Otro tipo de imágenes han recuperado diversas experiencias educativas en formato de video. Es el caso de la serie El Aula sin Muros que editó la Universidad Pedagógica Nacional y posteriormente continuó la Universidad Nacional Autónoma de México bajo la dirección de Carmen Cortés Rocha (1996-1998)
Finalmente sería utópico seguir tras el documento que nos informa sobre lo que queremos saber, deberíamos tener imaginación histórica para encontrar las perlas informativas31, de las que nos habla Asunción Lavrin, o seguir el consejo de Susana Quintanilla (2002:286), quien propone pensar en un trabajo mas creativo y lúdico, que nos obligue a observar

"... lo mismo una y otra vez, hasta el hartazgo, para luego volver a mirarlo. Si, como se afirma, la historiografía es ante todo un acto de lectura y escritura, entonces hemos de hacerle caso al aforimo de Italo Calvino, "La realidad del mundo se presenta ante nuestros ojos múltiple, espinosa, en estratos apretadamente superpuestos. Como una alcachofa...32

4.-Desafíos

¿Para quiénes escriben los historiadores de la educación? Si hace dos décadas la respuesta era clara, enseñar a quienes servirían como maestros33, hoy no estamos tan seguros.La Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, ha mostrado interés por mantener la periodicidad de una publicación, y se ha esforzado por definir su personalidad. ¿Qué es lo que queremos expresar?, ¿A quien?, ¿Cómo entender los procesos educativos del pasado?, ¿Para ayudar a entender los del presente? ¿Queremos mantener presencia, en el terreno de las revistas de historia? Quizá en un tiempo considerable la innovación, el avance historiográfico, el rigor, la apertura y la creatividad puedan convertirse en los ejes de nuestra publicación.
Siguiendo la iniciativa de países como España y Francia, Uruguay y Argentina, debemos recuperar el museo pedagógico que fue clausurado hace ya más de dos décadas34. Desconocemos el destino de los materiales expuestos, fuentes de información que ahora resultan de utilidad para dar cuenta del pasado educativo.
Aún faltan trabajos que permitan la comparación a nivel de latinoamericano. La experiencia del proyecto ALFA sobre manuales escolares en Iberoamerica, coordinado por Gabriela Ossenbach ha elaborado una buena base de datos. Si contamos ya con este sólido instrumento de trabajo, ¿Por qué no iniciar trabajos de largo alcance que nos hablen de cómo se leía en América? ¿Cuántos textos se tradujeron se adaptaron, por quién y para quién?, ¿Qué editoriales europeas comerciaron con Latinoamérica? , ¿Qué lecturas compartieron los lectores latinoamericanos?, ¿Influyeron estas lecturas en los movimientos independentistas del continente?.
Una discusión que resulta urgente porque ni siquiera hemos podido llegar a un acuerdo, ¿Cómo llamarlos, libros de texto o manuales escolares?
Además, el análisis de Ossenbach y Somoza (2001) ponen el acento en un asunto que resulta extremadamente interesante, cuando advierten que los libros escolares en América Latina, de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Cuál es el aprendizaje de un ciudadano, cuando sus libros,

"...se inclinan frecuentemente a presentar el saber como un objeto concluido, definitivo y, en cambio, muchas menos veces es propuesto como un resultado provisional, parcial, relativo o condicionado del proceso de conocimiento...pocas veces aparecen en ellos el error, el ensayo, la aproximación y la duda como parte constitutiva del proceso de conocimiento... rara vez contienen dudas...tienden a establecer, prescribir, clasificar, dictaminar. Incluso evitan presentar la duda sistemática como acción intelectual deseable...la pregunta y la acción ...pocas veces las hemos encontrado asociadas a la curiosidad natural, a la libertad intelectual o al interés del educando por conocer y desentrañar el significado de las cosas y las relaciones. La pregunta está, con mas frecuencia, asociada a la acción disciplinadora del enseñante...el cual, mas que como instrumento de aproximación y apropiación de la realidad, la utiliza para el examen, para la evaluación sancionadora" 35

Han estado ausentes los estudios seriales de larga duración sobre cuestiones como el crecimiento y la diversificación del sistema educativo, las normas legales que orientaron su desarrollo, los métodos de estudio, las tendencias ideológicas dominantes y la distribución de acceso a la escuela. Esto facilitaría el debate acerca de las líneas de continuidad y cambio en el devenir histórico de la educación en México. Base para el establecimiento de una nueva periodización acorde con los ritmos y la lógica de los procesos educativos. El estudio serial permitiría, por ejemplo, apreciar no sólo los cambios en la distribución global de las disciplinas sino el contenido mismo de cada enseñanza. El análisis de contenidos escolares como la gimnasia, los ejercicios militares y las excursiones escolares, que aparecen a finales del siglo XIX, también nos podrían llevar a entender el uso del cuerpo en la escuela, una pedagogía orientada hacia el control de los movimientos, hacia una nueva organización del espacio escolar, el aprendizaje de signos que obligaron a los alumnos a reaccionar casi de manera mecánica, es decir, una serie de aprendizajes que combinados aseguran la docilidad del cuerpo y del alma infantil.
Sobre el maestro de escuela que escribía libros de texto sería interesante preguntarse sobre las condiciones de su formación como autor quizá a través de tres líneas de análisis: la de su actualización, analizando los contenidos de las conferencias pedagógicas a las que asistieron, su pertenencia a grupos y sobre todo su vinculación con las casas editoriales. Es interesante observar que la representación de los contenidos aseguró el éxito o el rechazo de los libros escolares cuando, en algunos casos, escapó a la decisión de los autores y provocó una serie de falsos saberes que seguramente influyeron en el aprovechamiento escolar. Resulta necesario entonces conocer más sobre las editoriales escolares que se instalaron en México y que se encargaron de adaptar los programas de estudio de cada disciplina escolar creando equipos de trabajo y proponiendo nuevos procesos de trabajo en la elaboración de libros de texto Una línea de investigación que ha sido poco abordada hasta el momento tiene que ver con la influencia extranjera que recibieron los libros de texto, no sólo desde la perspectiva de lo que se discutía y se adoptaba en las reuniones pedagógicas internacionales sino hasta la aceptación de un modelo educativo. Si en el siglo XIX el modelo fue el francés, después de la Segunda Guerra Mundial se impuso el norteamericano, modelos que influyeron en la elaboración, traducción y adaptación de los libros escolares hasta la imposición del libro de texto gratuito en 1958. Aunque se ha procurado ampliar el espectro geográfico de las investigaciones aún pecamos de centralistas. Se privilegia el estudio de las ciudades y siguen escaseando los trabajos sobre otros centros de importancia. Tan solo para la época colonial faltan estudios sobre los territorios misionales del norte y en el sur los indígenas como Oaxaca o Chiapas36. En lo que respecta al siglo XX, se muestra el interés historiográfico por mostrar como, las iniciativas generadas por el Estado y las ideas de la elite sobre el indígena, se han desplazado hacia el estudio de la relación entre las propuestas educativas gubernamentales y los pueblos indígenas. De mantenerse esta tendencia podrá pensarse en una serie de investigaciones que destaquen las especificidades culturales de nuestra diversidad y contribuyan a adoptar una nueva forma de concebir nuestro pasado. Una línea que podría concebirse sobre los indígenas en la historia de la educación. Esto nos obligaría a ahondar en estudios particulares que den cuenta de la diversidad de grupos étnicos pero también en los conceptos y en las categorías de análisis como etnicidad, indígena, indio, rural, étnico, que nos permitiría diferenciar claramente, como lo señala Escalante (2002: 276ss), "...las experiencias educativas indígenas de las de los campesinos mestizos, y al mismo tiempo...establecer lo que les es común en la historia".
La orientación de análisis de las investigaciones también deberá ser objeto de una permanente y rigurosa discusión teórica. Resulta urgente discutir sobre conceptos tales como cultura, cultura escolar, imaginarios, representación, formas de apropiación, de negociación, de intercambio, identidad, etnicidad, multiculturalismo, autonomía, etc. Ni olvidar el diálogo con orientaciones teóricas propias de la historia en general y de la historia social en particular37.
Temas que podrían incrementar el número de tesis que se ocupan del campo no sólo en el centro sino en las regiones. En el 2002 se contabilizaron las tesis elaboradas en diez años. Los datos son reveladores: 129 tesis en total, de las cuales 50 eran de licenciatura, 61 de maestría y 20 de doctorado.
Hace falta extender nuestra presencia en los debates nacionales ya que se han producido un buen número de investigaciones que podrían ayudar a entender los procesos educativos que vivimos hoy. Es necesario hacer valer nuestra labor en otros ámbitos para dejar de ser los "patitos feos" de los que hablaban Galván y Quintanilla (1992)38 y emitir, opiniones fundadas sobre los perjuicios que provocan a los investigadores, las reiteradas mudanzas y clasificación de los fondos en el Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública. Recuperar las experiencias pasadas y difundirlas para orientar la discusión en torno a la Reforma de la Educación Secundaria y sus nuevos libros de texto en la materia de Ciudadanía e Historia.
Han pasado ya casi diez años desde que imaginamos publicar un Diccionario de Historia de la Educación en México. Si se han generado nuevas discusiones teóricas y metodológicas, se ha experimentado otro tipo de análisis con diferentes fuentes y líneas de interpretación y, sobre todo, se ha planteado el alejamiento de la periodización política de la educación, entonces sería deseable iniciar una reflexión y así cumplir con el objetivo primordial de la SOMEHIDE39.
Pero no todo es criticable, hemos empezado por vislumbrar algunas alternativas que nos aparten del esquema rígido en el que constantemente insistimos en mantenernos; dejar de ver los encuentros de historia de la educación, "...como un escaparate para mostrar lo que cada quien hace, mas que como espacios para el debate y la reflexión..."40.
Con esta idea en mente fue que hace algunos años, se propuso una experiencia innovadora que pusimos en práctica en el marco del VII Encuentro Nacional y III Internacional de Historia de la Educación en México (Toluca, julio de 1999). Convencidos de que el ejercicio profesional del historiador de la educación nos obliga a la reflexión cotidiana en torno al uso crítico de fuentes y a la observación permanente de las dimensiones de tiempo y espacio, y la relación entre norma y práctica, entonces ¿ por qué no discutir sobre estos ejes de análisis ?
Buenos críticas y productos que ahora se han vuelto una referencia obligada41, fueron los resultados de esta estimulante experiencia que hoy queremos repetir, a pesar de las inercias. En noviembre de 2008, nos enfrentamos a un nuevo compromiso en el IX Encuentro Internacional de Historia de la Educación, que se celebrará en Xalapa, Veracruz42, donde buscaremos promover la discusión y el intercambio, tareas ineludibles de nuestro oficio que nos llevarán a:

"...aportar al campo de la historiografía de la educación y a estimular futuros intercambios de ideas con objeto de encarar con rigor los retos y desafíos de la historia de la educación, lo que redundará en beneficio del mejor conocimiento de nuestro rico pasado educativo, condición indispensable para vislumbrar los escenarios deseables de la realidad educativa que nuestro país requiere para la formación de su niñez y juventud"43

Notas

1 Lucía Martínez Moctezuma es profesora investigadora del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. MEXICO. luciamm@ buzon.uaem.mx / luciamoctezuma@yahoo.com.mx

2 V Encuentro Nacional y I Internacional de Historia de la Educación en México. Puebla 1994; VII Encuentro Nacional y III Internacional de Historia de la Educación en México, Toluca, 20-23 julio 1999; VI Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana. San Luis Potosí, México 19-23 mayo 2003; VII Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana, Ecuador 13-16 septiembre 2005; IX Congreso Nacional de Investigación Educativa. Mérida, Yucatán, 5-9 noviembre 2007. Se seleccionaron estos congresos porque resultaron representativos dadas sus características.

3 Galván Luz Elena y Quintanilla Susana (1992) y Galván Luz Elena, Quintanilla Susana y Suárez Clara Inés (2002)

4 Desde su creación en diciembre de 2001, la SOMEHIDE se planteó una serie de objetivos que en momentos parecen inalcanzables. Véase la página, http://www.somehide.org.mx

5 Aunque el ISCEEM y El Colegio Mexiquense AC nos llevan la delantera, las Universidades de Colima, Zacatecas, Gunajuato y Morelos, comienzan a producir trabajos de calidad.

6 En 1992 se hizo evidente que no existía"...una sola publicación periódica especializada en la materia...escasas las revistas nacionales con distribución amplia y reconocimiento académico que abrieron sus páginas a escritos sobre historia de la educación..." en Galván Luz Elena y Quintanilla Susana (1992: 19)

7 Las secciones temáticas: eugenesia, pediatría, higiene, enseñanza y legislación infantil, establecidas en el marco del Primer Congreso Nacional del Niño en 1920, van a sintetizar la existencia de la infancia como uno de los derechos fundamentales del ser humano. Del Castillo A. (2003)

8 Ibid, p.52-53

9 De acuerdo con Carlos Escalante (2002: 273), el libro de Educación rural e indígena en Iberoamérica, coordinado por Pilar Gonzalbo (1996) marca claramente el momento en que los historiadores de la educación mostraron interés por el estudio de la educación indígena. De acuerdo con su opinión, la publicación "...posee la cualidad de haber permitido, por primera vez, la posibilidad de revisar la educación indígena en México desde los tiempos coloniales hasta los años setenta , a la vez que lo contrasta con lo sucedido en otras experiencias de América Latina"

10 Véanse los trabajos citados en el texto de González Enrique y Ramírez Clara Inés (2003: 27-82)

11 Sánchez Gastelum y Valdes Silva Candelaria (2002:115-130)

12 García Lucía (2003: 102-103)

13 Las historias de vida recuperadas en El Mexe, Hidalgo(1933) dieron cuenta de la formación agropecuaria y pedagógica de los maestros. Se conocieron las razones de la falta de aprovechamiento, la poca preparación de los maestros, el intenso trabajo agrícola y las condiciones antihigiénicas del internado. "Se quedaban los que querían ser algo y eran capaces de formar una familia", IX Congreso Nacional de Investigación Educativa. Yucatán 2007.

14 Galván Luz Elena (2002: 105-114). Véase también la Memoria del Primer Congreso Internacional de Feminización del Magisterio (2001). Este proceso de feminización es importante porque hacia 1875 una cuarta parte de los 8 000 preceptores eran mujeres. Treinta años después tan solo en el Distrito Federal, el 82% de las 1 046 profesoras ocupaban un puesto en la dirección y el 60% eran ayudantes. Trabajos recientes muestran como tener un título normalista representa para los profesores un pasaporte para conseguir un mejor cargo, no así para las mujeres.

15 Civera A.(2002: 231-257)

16 Civera A. (2007)

17 "...Podría promoverse...la realización de un proyecto de historia regional comparada de la educación en México. Una acción de este tipo podría conducir al desarrollo de un proyecto "redituable" ...facilitaría el intercambio académico, la formación de especialistas y la asesoría de equipos ya consolidados a grupos de gestación", en Galván Luz Elena y Quintanilla Susana (1992: 43)

18 Martïnez Assad Carlos (2001)

19 Martinez L. y Antonio Padilla (2006)

20 "No sabemos mucho acerca de la situación de los niños en la época colonial. En un estudio reciente sobre el abandono y sus causas...se documenta el elevado numero de niños abandonados no solo por la pobreza de sus padres sino también por tener defectos físicos, por provenir de uniones ilegitimas...por la esperanza de que otra familia lo criara.. por indiferencia hacia los hijos no deseados...", en Gonzalbo y Rabell, (1994)

21 El cambio de la percepción de la caridad como virtud pública a la beneficencia como servicio público se dio en la segunda mitad del siglo XVIII desde 1861 el Estado liberal llevó a cabo la secularización de hospitales y establecimientos de beneficencia creando la Dirección de Beneficencia Pública, misma que en 1881 quedó bajo la jurisdicción de la Secretaría de Gobernación que gobernaba tres clases de establecimientos: hospitales, hospicios y casas de corrección y educación. Pilar Gonzalbo Aizpuru P. (1990a), Gonzalbo Aizpuru P. (1990b), y Padilla A. (1996).

22 "...solo la injerencia estatal, con un papel paternal y protector, ha podido asumir ciertas funciones que anteriormente eran derecho exclusivo de la familia...como la salud, la educación, la corrección de menores...", en Lavrin A. (1994: 41-72).

23 "...el interés por la puericultura de parte de los higienistas o expertos en salud publica del primer tercio del siglo XX, se baso en el alto índice de mortalidad infantil en casi todas las naciones de Hispanoamérica..lo que le interesa al historiador es la mentalidad que revela..la propuesta de establecimientos de beneficencia social, la legislación protectora de mujeres y niños y hasta el proyecto de leyes para propiciar el matrimonio..que comenzaron a cambiar la estructura de los servicios sociales e influyeron en la reforma.. de los códigos civiles..." Asunción Lavrin A. (1994: 52)

24 Del Castillo A. (2003: 141-169)

25 Martínez Moctezuma L (2001) y Martínez Moctezuma L. y Moreno L.(2002: 131- 151)

26 Alcubierre Beatriz y Tania Carreño (1997)

27 "...su presencia inquietó no solo a los obreros sino a las autoridades sanitarias...entre 1910 y 1930, se adoptó una serie de leyes para eliminar el trabajo del menor en casi toda Hispanoamérica...en México la Constitución de 1917...se limito a prohibirlo antes de los 12 años y restringir su jornada a 6 horas antes de los 16 años...5 horas diarias de educación ...antes de los 15 años...inconsistencias...bajo el rubro de protección a la niñez..." en Lavrin A. (1994: 62)

28 Aunque no ha sido suficiente. Hasta hoy sólo existe una publicación, producto de un concurso nacional y editado por el Museo Nacional de Culturas Populares de la Secretaría de Educación Pública, que data de 1987. Veinte años después, sólo se presentó una ponencia que daba voz a los sobrevivientes de la primera generación de los años

30 en la Escuela Normal de El Mexe, Hidalgo en el marco del IX Congreso Nacional de Investigación Educativa (Mérida, Yucatán, noviembre de 2007).

29 No sería ocioso explorar nuevamente los fondos de la Biblioteca de la Universidad de Harvard, la Colección Benson de la Universidad de Austin en Texas o el centro de documentación del CEINCE en Berlanga del Duero, España.

30 Del Castillo A (1998 y 1998b)

31 "...como en el caso de Carmen Castañeda quien al analizar una serie de juicios criminales se encontró con la violación de niñas en la Nueva España.." en Lavrin A.(1994: 49)

32 Quintanilla Susana (2002: 286-287)

33 Galván y Quintanilla (1992: 19)

34 Rico Mansard (2007)

35 Ossenbach Gabriela y Somoza Miguel (2001:22). Una opinión que no dista mucho de la que nos ofrece la politologa Denise Dresser cuando habla de sus primeros años cursados en una escuela mexicana de los años 70: "No acabo de entender los acentos y las eñes y las esdrújulas y los gerundios y los maestros mexicanos frente a los cuales uno tiene que ponerse de pie. No acabo de entender por qué enseñan a los niños a obedecer en vez de cuestionar. No acabo de entender por qué hay que colorear tantos dibujos de héroes mexicanos muertos y aprender tantas historias de agravios..." Dresser D. (2004: 397)

36 González Enrique y Ramírez Clara Inés (2003:53)

37 Escalante C. (2002:277)

38 Como bien lo señalaban Galván L.E. y Quintanilla S. (1992: 16), "es común que los historiadores de la educación se refieran a sí mismos como los "patitos feos" de sus instituciones y que hablen de su trabajo como algo importante, pero poco valorizado. Estas opiniones expresan un sentir generalizado dentro del medio y obligan a pensar...sobre las dificultades cotidianas que enfrentan los investigadores... el quehacer historiográfico reporta escasos satisfactores de prestigio, estímulo externo e impacto de los productos. Quizá por ello, sean pocos quienes estén dispuestos a hacer de él una forma de vida, y muchos los que desertan de esta profesión" .

39 "Articular esfuerzos e intereses comunes para desarrollar investigaciones y estudios dirigidos al conocimiento de instituciones, políticas, ideas, proyectos, utopías y sujetos diversos que constituyan la memoria del País" en Galván L. E. (2002c)

40 Galván y Quintanilla (1992: 16)

41 Civera Alicia, Escalante Carlos y Galván Luz Elena ( 2002)

42 XI Encuentro Internacional de Historia de la Educación. Espacios, tiempos y trascendencias, que se celebrará en Xalapa, Veracruz del 26 al 28 de noviembre de 2008. Áreas temáticas: Las regiones en la historia de la educación; Ritmos y períodos en el desarrollo histórico de la educación; Normas y prácticas en la historia de la educación y Fuentes para el estudio de la historia de la educación.

43 Civera, Escalante y Galván (2002). Temores que comparten colegas como Enrique González y Clara Inés Ramírez (2003; p.53): "...resulta imperativo abandonar las monografías sin mas altura de miras que la apología de unas instituciones estudiadas al margen de toda relación con la sociedad y la historia del lugar...dejar de lado la cultura del "refrito" que condena a sus cultivadores a perpetuar los mas manidos lugares comunes. Importa descubrir y rescatar archivos, hacer revisiones críticas de la bibliografía... ampliar el ámbito de las lecturas que revelen los nuevos enfoques...y hacer investigación de carácter interdisciplinario. La historia de la educación tiene que estructurarse con base en el planteamiento de problemas específicos o naufragará en la rutina"

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