DOSSIER: A 20 AÑOS DE "SUJETOS, DISCIPLINA Y CURRICULUM EN LOS ORÍGENES DEL SISTEMA EDUCATIVO ARGENTINO"

"Sujetos, Disciplina y curriculum", como inicio de la "Historia de la Educación en la Argentina"

Por Adriana Puiggrós

El Anuario dedicado a los 20 años de la publicación del "Sujetos, disciplina y curriculum", en su carácter de primer tomo de la "Historia de la Educación en la Argentina" pone de manifiesto que fue acertada la decisión de emprender dicha obra en una etapa en la cual los estudios históricos, prospectivos, e incluso las reflexiones filosóficas o teóricas sobre la educación estaban, al menos, fuera de moda, y eran consideradas tareas algo inútiles frente a las exigencias de eficiencia de un mercado de la educación que avanzaba a pasos gigantescos. Hubo varias instituciones y personas que se animaron a apostar que los tiempos cambiarían, que la historia tiene más aliento que las circunstancias y apoyaron de distintas maneras el proyecto.
En primer lugar, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires que escuchó nuestro argumento referido a la inminencia de investigar la historia de la educación  argentina desde una concepción que se diferenciara del liberalismo conservador de la mayor parte de los enfoques anteriores, y que continuara las líneas abiertas por otros autores, que habían comenzado a dar cuenta de la existencia de personajes, corrientes, propuestas y experiencias que se separaban del modelo normalista oficial. Más adelante, se sumó la Facultad de Ciencias de la Educación y Comunicación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que apoyó la investigación sobre la historia de la educación en las provincias argentinas, coordinando diez grupos de investigadores. El profesor Edgardo Ossanna, a quien recordamos con enorme cariño, creyó en el proyecto y le dio el impulso y la dirección indispensables para que, por una vez, la interpretación de los hechos fuera realizada desde el interior del país y recogiera los procesos y los matices que se pierden en la nebulosa de la mirada de la historia liberal concebida desde el centro del poder. En toda obra que se publica hay un actor que corre fuertes riesgos; me refiero al editor, en especial cuando se trata de un editor nacional, cuando detrás de su empresa no están los grandes capitales de la industria del libro, y el editor se enamora de un proyecto. Ese fue el caso de Galerna, que contrató los ocho tomos que tendría la Historia de la Educación en la Argentina sin  que hubiera aún una sola línea escrita. Galerna comprometió una inversión con la cultura nacional. Finalmente, los investigadores que comenzaron a investigar y escribir- dos actividades cuyo parentesco es necesario reconocer y recalcar- cuando personalmente estaba trabajando el primer tomo, cuyo aniversario conmemoramos, lo hicieron soñando con la posibilidad de introducirse por caminos desconocidos de la educación argentina, arriesgándose a interpretaciones novedosas o contradictorias con otras anteriores. Es posible que estuvieran marcados, consciente o inconscientemente, por una anécdota de Paulo Freire que deben haber escuchado muchas veces: en 1974 durante una larga noche mechada con empanadas que le encantaban al brasilero y vino tinto, Paulo nos dijo que el proceso que vivíamos no duraría mucho porque nos estábamos adelantando a la historia, pero que tal vez, más adelante, el "inédito viable" marcaría la apertura de nuevas oportunidades.
En cuanto a "Sujetos, disciplina y curriculum" es el producto de muchos años de meditación, como seguramente lo son  todos los textos, aunque los escribamos en pocos minutos. La historia normalista era normatizadora y personalmente no podía dejar de recordar a mi profesor de Historia Argentina de la escuela secundaria, que rompía los moldes rígidos de la Escuela Normal No. 6 Vicente López y Planes, y nos susurraba el nombre de Moreno- cuyo retrato presidía el estudio de mi padre- de Monteagudo y de Castelli, así como la obra educativa de la Fundación Eva Perón. Desde entonces me motivó introducirme en las zonas de sombra de nuestra educación, esos lugares organizados con precisión como parte del modelo médico escolar cuasi militarizado, y reconocer personajes increíbles que habían entregado su trabajo y su talento a la ardua lucha por una educación digna de los alumnos de los rincones más olvidados, de los maestros que allí les transmitían la "argentinidad" rechazando el nacionalismo reaccionario y antipopular, que luchaban por una escuela que promoviera la creatividad y la libertad de expresión. Que creían de la posibilidad de una Patria- tan nombrada en las aulas argentinas-democrática y popular con una escuela que le fuera afín.
Finalmente, agradezco profundamente a mis amigos, discípulos por razones generacionales porque en realidad he aprendido tanto de ellos como tal vez ellos de mi aporte, que sigan valorando esta obra que tiene ante todo el valor del esfuerzo puesto en la construcción de una concepción compartida. 

Adriana Puiggrós,
Buenos Aires, 9 de junio de 2011