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Historia de la educación - anuario

versão On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.12 no.2 Ciudad autonoma de Buenos Aires. jul./dez. 2011

 

RESEÑAS DE LIBROS

Kaufmann, Carolina (2007): El fuego, el agua y la Historia. La dictadura en los escenarios educativos: memorias y desmemorias. Buenos Aires: Libros del Zorzal, 134 páginas.

 

Lucrecia Milagros Alvarez

Universidad Nacional del Litoral

 

El libro es fruto de la investigación que la autora viene desarrollando desde mediados de 1990, como directora del grupo TIPHREA (Tendencias Ideológico/Pedagógicas en la Historia Reciente de la Educación Argentina), en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Los capítulos que componen el trabajo fueron escritos en diferentes tiempos y publicados con anterioridad en otros libros o revistas especializadas, por ese motivo es que cada uno mantiene una lógica propia de lectura, que no es contraria a la unidad del libro.
La autora parte del reconocimiento de un pasado reciente traumático y doloroso para nuestro país -la Dictadura de 1976-1983- e instala la necesidad de que el historiador se convierta en recordador de la memoria colectiva, que muchas veces se elige omitir. Por ello el eje de su trabajo puede sintetizarse en la siguiente cita: "...comparto las palabras de Darío Barriera [...] la Historia, por sí sola, no sirve. La Historia es un saber, no un agente: por lo tanto no hace cosas" y agrega:

"El conocimiento disponible es eso: un recurso. Pero el recurso no hace nada por sí solo. Es necesario actuar. Hacer. Confundir el recurso con lo que resta que haga el agente -pensar que la existencia de un pozo de agua implica la automática extinción de un incendio- es un razonamiento de una torpeza repugnante." (Kaufmann, 2007, pág. 12).

Este libro se transforma en una herramienta que posibilita el actuar, indagar, hacer, realizar preguntas; tareas todas que deben llevarse adelante, según la autora, primordialmente en las instituciones educativas de enseñanza secundaria y universitaria -que pueden actuar como gestoras tanto del silenciamiento como de la apertura de voces inter e intrageneracionales-, subrayando como central el rol del Estado en tanto planificador, para que las instituciones accedan a igual nivel de recursos y soportes.
Desde el prólogo realizado por la Dra. Graciela Frigerio, se argumenta que este es un libro que se ocupa de la memoria, con la finalidad de recomponer la historia reciente de nuestro país, y considera que mediante su lectura se encontrará conceptos, preguntas para seguir indagando, teorías, sujetos y recursos para el trabajo en el aula, articulando en la propuesta, memorias, desmemorias e instituciones educativas, para una historia crítica.
Por ello, una posible puerta de entrada a la lectura del libro puede ser teniendo en cuenta que las líneas de trabajo son las siguientes: un acercamiento a la historia reciente o cercana, entendida como campo de conocimiento en construcción; y sugerencias de soportes o herramientas para el trabajo en el aula.
Respecto de la definición de este campo de conocimiento que es la Historia Reciente en nuestro país, C. Kaufmann incorpora varios conceptos vinculados con la memoria. Trabaja con lo que denomina atajos de la(s) memoria(s), pues considera que estos permitirán interpelar al pasado reciente desde diferentes escenarios, como, por ejemplo, el de la poesía que instaura una memoria apofántica: que declara, da a conocer, despierta, que reclama justicia.
También menciona distintas conceptualizaciones de la memoria, apelando a la historiografía, que considera, imprimen su impronta en el campo educativo. Reconoce además la relación dialéctica entre historia y memoria, citando las voces de autores como Ginzburg, Le Goff y Braudel, entre otros.
En referencia a la vinculación entre memoria, historia y escenarios educativos, analiza las políticas de la memoria inscriptas en las políticas culturales que promueven u obturan el conocimiento histórico, marcando pautas respecto a la investigación y a la enseñanza de la Historia. Sostiene que ambas políticas se materializan en distintos ámbitos interpenetrados, como las instituciones educativas, entendidas como espacios públicos en el cual se construye y se produce memoria. Para la autora, la escuela debe transformarse en lugar pedagógico, en donde se libra la lucha de qué y por qué se recuerda y olvida. Es determinante instalar la historia reciente ya que su tratamiento construye ciudadanía.
Es central, para ella, el trabajo de padres, maestros y alumnos para comprender las razones de la Dictadura y combatirlas, educar en la tolerancia, construir una sociedad más democrática a través de la interrogación del pasado, llevada adelante por los actores concretos y comprometidos, actualizándose así el pasado en el presente, como oportunidad de comprender lo inexplicable, como toma de conciencia y de responsabilidad ética y política.
En el caso de los docentes, reconoce que están atravesados por memorias en conflicto respecto de nuestro pasado reciente, por luchas enmarcadas en relaciones de poder dentro y fuera de las instituciones escolares. Es fundamental entonces una buena formación junto con la construcción de redes entre las instituciones educativas, ya que el dominio disciplinar de la Historia, como el marco didáctico de su enseñanza, son herramientas indispensables para que el tratamiento sea el adecuado.
La autora conceptualiza la enseñanza como ilustración e iluminación. Así, la historia reciente se transformaría en herramienta para dar señas, mostrar, informar, documentar; punto de partida para nuevas reinterpretaciones y resignificaciones. Argumenta que debe contextualizarse los años de la Dictadura dentro de la historia general del país y como acontecimiento violatorio y genocida de alcance universal. Un buen acercamiento sería realizarlo de manera comparada, incluyendo a nuestro país en el marco latinoamericano.
Sostiene que para la enseñanza de la historia reciente debe tenerse un conocimiento epistemológico, conceptual y metodológico de la disciplina, relacionado este último con el planteo de problemas y su resolución y atenderse a la temporalidad, la multicausalidad, la dimensión subjetiva y experiencial, con la finalidad de fomentar las interrelaciones y la comprensión histórica; todo ello para lograr que los alumnos le otorguen su propio sentido al período, escuchando sus interrogantes e inquietudes, e incluso partiendo de ellos para la enseñanza.
Nuestra historia cercana debería abordarse articulando los debates académicos con la Historia como asignatura educativa; enseñarse como proceso y acontecimiento, posibilitando el estudio del papel de la violencia, haciendo hincapié en lo determinante de vivir hoy en democracia, apelando a una alfabetización constitucional de los sujetos, destacando los valores de tolerancia, pluralismo y disenso, recurriendo a la interdisciplinariedad, para contribuir a la inscripción de lo histórico social, negado y silenciado.
La autora menciona tres desafíos para la enseñanza de la historia reciente: el material temático, por la insuficiente producción historiográfica y bibliografía especializada dirigida a los docentes; los desafíos internos que se relacionan con el trabajo reflexivo sobre nuestra propia memoria -sobre todo la de los docentes-; y los externos que suelen condicionar a los docentes como las inducciones al silencio, al miedo y su perduración como prácticas sociales.
Respecto de los soportes o herramientas para la enseñanza, C. Kaufmann ejemplifica con actividades realizadas en diversas provincias de nuestro país, al cumplirse 30 años de la última Dictadura, en el año 2006 -entre ellas, concursos literarios provinciales, cuadernillos que contienen documentos y guías de actividades para el trabajo en el aula, el Concurso Nacional de Afiches, la Semana de los Derechos Humanos, el papel de los museos como lugar de aprendizaje y memoria, los documentales como un elemento primordial para ganarle a la pedagogía del silencio ("350", "Pocohormiga", "Los Hombres de buena voluntad. La Historia de La Vigil").
Realiza también un análisis sobre las producciones culturales y experiencias estéticas que se interrogan por la construcción del sentido social, para contribuir a la recuperación y reconstrucción de la memoria colectiva, reflexionando a partir de ejemplos concretos sobre sus potencialidades en la enseñanza de nuestra historia reciente.
Este libro se transforma en un valioso aporte para un campo de conocimiento que en nuestro país está en construcción, la Historia Reciente o Cercana, y orienta a los docentes con recursos para su trabajo en las aulas, insta al compromiso de todos los actores involucrados en el ámbito educativo, reabre interrogantes y obliga a una toma de postura sobre el conocimiento, la enseñanza, el aprendizaje y nuestra vida cotidiana.

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