SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número2La memoria de la infancia: Estudios sobre historia, cultura y sociedadIII Jornadas Nacionales y I Latinoamericanas de Investigadores/as en Formación en Educación índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Historia de la educación - anuario

versión On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.13 no.2 Ciudad autonoma de Buenos Aires. jul./dic. 2012

 

RESEÑAS DE LIBROS

Puiggrós, Adriana (2012) El inspector Ratier y los maestros de tierra adentro. Galerna, Buenos Aires.

 

Usualmente, escribir una reseña supone presentar un recorrido por la propuesta del autor, sus principales ideas y abordajes, dar cuenta del desarrollo de la obra e incluir reflexiones y comentarios propios de quien reseña. Emprender dicha tarea con este libro no es tarea fácil ya que las recetas para hacerlo aquí no aplican o al menos no completamente. Les propongo entonces, contarles de qué se trata este libro hablando desde 3 abordajes distintos: en primer lugar me referiré al novedoso formato de escritura para el campo de la historia de la educación que nos propone Puiggrós, la relación entre la escritura académica y la ficción; en segundo lugar algunas referencias al Inspector Ratier y su trayectoria, y finalmente ubicar brevemente este relato particular en la obra mucho más vasta de la autora en la producción académica del campo de la historia de la educación.

La historia de la educación entre la academia y la ficción

Muchas veces, al investigar, al escribir, al enseñar historia de la educación, nos encontramos con "vacíos" en los relatos donde intentamos articular las políticas educativas con sus prácticas pedagógicas. De allí que especialmente en los últimos años en el campo, otras numerosas fuentes empezaron a sumarse a nuestros acervos para completar o rellenar un poco más esos huecos que muchas veces generaban preguntas que resultaba imperioso intentar responder para continuar con la investigación, con la producción académica, con la escritura. Historia oral, fuentes periodísticas, literatura, pintura, fotografía fueron haciendo su entrada en las producciones de los historiadores de la educación.

Ahora bien, lo que suele suceder con las preguntas es que muchas veces abre camino a la imaginación. No es lo mismo hacerse una pregunta que habilite un problema de investigación que hacerse preguntas que revoloteen alrededor del problema de investigación identificado. Es decir, preguntarse en relación a aquellos intelectuales de los cuales investigamos su pensamiento pedagógico, cómo vivirían, a qué dedicarían sus ratos libres, cuáles serían sus gustos predilectos en comidas, entretenimientos, deportes; si tendrían un humor fácil o serían más bien serios, etc. Y es en ese intersticio donde Puiggrós juega en este libro. Sin faltar a las reglas de escritura académica, sin inventar datos ateniéndose rigurosamente al archivo con el que trabaja, se atreve a jugar con su imaginación contándonos e invitándonos a imaginar también, esa vida cotidiana, ese pensamiento en acción de todos esos maestros que nos acompañan cada día en este apasionante juego de hacer historia de la educación.

En el mismo relato la autora introduce la ficción abiertamente. Nos cuenta cómo la va a implementar y utiliza recursos, en algunas ocasiones, que nos anticipan que lo que sigue es ese plus de relato que nos faltaba y que ella está construyendo para nosotros. En sus palabras "He utilizado y referido aquellas fuentes para hablar del inspector, pero me fue irresistible renunciar a la certeza para ensayar con la escritura las trayectorias de quienes incidieron en las situaciones que Ratier debió atender y algunos de sus interlocutores. En menciones incompletas y silencios del archivo nacieron algunos de los personajes que acompañan a Ratier en este texto; son imaginarios en lo referente a su identidad, pero probables en el contexto del discurso pedagógico de su época" (Puiggrós, 2012:13)

Este libro se trata entonces de imaginar encuentros, diálogos, disputas que tal vez no acontecieron o tal vez sí pero de forma diferente pero que sin dudas hubieran sido posibles. No es una imaginación forzada lo que encontraremos aquí. No es un invento. Es el relato de alguien que siguió escuchando y prestando atención cuando sólo quedaba el silencio del archivo. En mi opinión, en este libro ya no es Puiggrós la que nos habla si no que se rinde a la voz y fuerza de los personajes que la habitan. Ella deja que sean Ratier y los demás los que cuenten su propia historia.

El inspector Ratier y los maestros de tierra adentro

Al tratarse de una reseña, este debería ser el punto más abordado y más
extenso, pero paradójicamente será el que menos podré describir para no contarles el final. Pero este libro no se trata sólo de Ratier. Son muchos los personajes de la educación que aquí aparecen: Scalabrini, Mercante, Senet, Vergara, Láinez… También están Raselda y Solís, los personajes de esa trágica historia de amor de Galvez, y muchos otros. Con algunos discute y manifiesta su desacuerdo, con otros los estudia, los aplica, acompaña con sus propias experiencias y reflexiones. Hay referencias al krausismo, al positivismo, al espiritualismo de la época. Las divergencias entre las ideas de la escuela nueva y la dura realidad de las escuelas de tierra adentro, los encuentros, las charlas de cafés entre ellos imaginadas, pero pudieron ocurrir.

¿Quién era Horacio Ratier? Era un personaje que se enfrentaba a un dilema moral. Como sostiene la autora, Ratier "Se debate entre dos morales, la autoritaria, disciplinadora, de largos antecedentes, que había quedado inscripta en el trabajo pedagógico desde los largos años en que José María Ramos Mejía presidió el Honorable Consejo Nacional de Educación, y la que hilvanaban sus pensamientos: inútil será tratar de enseñar los preceptos de nuestra cultura a los aborígenes que consideran que el bien es común y que el que tiene más tiene que darle al que tiene menos…" (Puiggrós, 2012:21,22)

Ratier era un inspector que tenía serias diferencias con los criterios políticos dominantes, y no sólo en términos de política educativa, también se trasladaban las mismas a los criterios didácticos imperantes como el uso del cuaderno único, los forros de papel araña, la ornamentación de la primera página y todo lo que consideraba una "… tremenda frivolidad burocrática que pretendían que obrara como herramienta de disciplina social". (Puiggrós, 2012:22) ¡Pero cómo! ¿El cuaderno único no es una referencia escolanovista? me pregunté cuando leía el libro. Y allí mismo seguía la letra de Puiggrós anticipando la pregunta y poniendo las palabras que Ratier no dice pero queda claro que pensaba: "… pensar que algunos colegas enrolados en el movimiento de la Escuela Activa también lo defienden" (Puiggrós, 2012:22) De eso se trata esta forma de ficción en la historia de la educación, de permitirles a nuestras fuentes no pensar todos parejitos, y de avisarnos a nosotros, sus investigadores, sus estudiosos, sus lectores, justamente que no todos piensan igual en todas los temas aunque suscriban, defiendan, militen el mismo pensamiento. Nos da permiso para corrernos de esa ardua -por imposible- tarea que muchas veces emprendemos de "encajar" la fuente documental con el relato de la práctica pedagógica como una pieza de rompecabezas de encastre perfecto.

Para Ratier, la docencia es una ayuda. Le presta auxilio en ese serio dilema que lo acompaña. Como dice la autora "… la docencia le presta una excusa, le proporciona las herramientas para evadirse del entorno, lo ayuda a justificar y convivir con antagonismos irreconciliables entre algunos principios pedagógicos en los que cree fuertemente y las normas de la institución de la cual es miembro y carne" (Puiggrós, 2012:103)

El inspector compartía este dilema moral con muchos inspectores de territorios nacionales que tenían, como él, ideas democráticas. Ellos rechazaban el verticalismo centralista que les ordenaba la imposición de contenidos y la forma de organización docente sin tener en cuenta la realidad social y cultural del entorno, les preocupaba poder lograr la consolidación de una cultura nacional e incorporan a la mirada romántica de la educación, la conciencia gremial, la necesidad de constituirse como sujetos políticos para defenderse de las políticas conservadoras que les mandaban a imponer. (Puiggrós, 2012:149) De eso se trata este libro. De una trayectoria entrelazada con muchas otras en las que pervivió el deseo de lograr una verdadera educación democrática que consolide la formación de la nación y que se va intentando forjar, muchas veces a contrapelo mismo de la orden, la imposición, el reglamento pero intentando también no faltar a ellos.

Poner voz en el silencio

Si tuviera que poner un título de pocas palabras a la vasta obra de Puiggrós en el campo de la historia de la educación sería el que acabo de incluir en este breve apartado. La autora ha forjado una carrera académica, formativa y política enseñando a mirar en las grietas, a leer entre líneas, a escuchar donde sólo queda silencio, a buscar donde parece no haber nada. Este libro es un paso más en esa forma de pensar y escribir, no en el sentido de una obra más si no en el de profundizar eso que fue siempre su esfuerzo, su interrogante central, mirar lo alternativo, lo no dicho, lo silenciado, las otras voces.

Como ella misma plantea "La necesidad de registrar las diferencias, y no solamente las continuidades, en los tiempos históricos de la educación latinoamericana, no quiere decir que sea legítimo construir historias paralelas. No existió una historia de la educación de los sectores dominantes y otra de los dominados, sino un relato oficial de la historia educacional en su conjunto. Esa historia oficial se construyó excluyendo, negando, eliminando, absorbiendo, subordinando, cambiando el sentido o destruyendo los sujetos, las ideas, las propuestas, las experiencias, los enunciados acabados o interrumpidos de orden pedagógico que se opusieran a su lógica"1

Recorrer esa abundante producción y encontrar huellas de este abordaje no es pertinente en esta reseña pero si alguien la abordara, no sería una tarea difícil. Esa pregunta, ese interrogante es constante, y lo encontramos en cada relato que Puiggrós abordó desde y para la historia de la educación.

Digresión personal

Este libro que la autora nos entrega podría describirse en pocas palabras como una clase de historia de la educación. Es una forma de enseñar la historia de la educación donde se intenta mirar a las fuentes que estudiamos como las personas que fueron con sus fortalezas, sus debilidades, sus ideas a veces consecuentes, a veces contradictorias. Adriana Puiggrós siempre enseña. Y yo tengo el gusto de haber sido y seguir siendo su alumna. Soy una appeal, empecé a serlo en el 2002 y su marca formativa me acompaña y me seguirá acompañando. Enseñar es una labor, una tarea formativa que Adriana emprendió mucho antes de armar APPEAL en el exilio mexicano pero que nos deja a los que en uno y otro momento transitamos sus ideas, sus debates, sus discusiones, sus producciones, huellas y enseñanzas que no se irán más. Va aquí mi absoluto agradecimiento y reconocimiento a su generosa forma de enseñar(nos), y desde ya todo mi cariño!

Lic. Belén Mercado
APPEAL/ IICE(FFyL-UBA)

Notas

1 Puiggrós, Adriana (1996) "Presencias y ausencias en la historiografía pedagógica", En: Cucuzza, Héctor Rubén, Historia de la Educación en debate, Buenos Aires: Miño y Dávila, p.105.         [ Links ]