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Historia de la educación - anuario

versão On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.15 no.2 Ciudad autonoma de Buenos Aires. dez. 2014

 

RESEÑAS DE LIBROS

Universidad pública y experiencia estudiantil. Historia, política y vida cotidiana.
Carli, Sandra (dirección y compilación) (2014). Buenos Aires, Miño y Dávila. 288 pág.

 

El libro que reseñamos de Sandra Carli y el equipo de investigación que dirige tiene como base dos trabajos anteriores. El primero es un artículo presentado en la Revista Sociedad denominado “La experiencia universitaria y las narrativas estudiantiles. Una investigación sobre el tiempo presente” (2006); y, el segundo, una publicación de la editorial Siglo XXI que lleva por título: El estudiante universitario. Hacia una historia del presente de la educación pública (2012). Como podemos observar dos son las cuestiones transversales que preocupan a la autora, el estudiante universitario y el tiempo presente.
Carli, en la introducción del nuevo material que divulga la editorial Miño y Dávila, afirma que existe una larga tradición de investigaciones sobre lo que ha dado en llamarse movimiento estudiantil. En ese apartado menciona desde el clásico estudio de Juan Carlos Portantiero, Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la reforma universitaria (1918-1938), de 1978; hasta escritos más recientes como la compilación organizada por Pablo Buchbinder (2010), Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino (1943-1973); y un articulo del reconocido intelectual Pedro Krotsch, incluido en el texto que comentamos, que plantea un desafiante interrogante, “Los universitarios como actores de reformas en América Latina: ¿han muerto los movimientos estudiantiles?” (2002). Pregunta que, tal vez, haya incrementado la producción académica sobre la temática en la última década. Pues, la configuración del estudiante universitario en los albores del siglo XXI es algo que no deja de inquietar y genera la necesidad de respuestas. De ahí que cobra sentido el enfoque historiográfico que mencionábamos para entender las correlaciones de fuerzas que configuran el presente que transitamos.
Sin embargo, el grupo de pesquisa dirigido por Carli, en la obra actual, no se detiene solamente en el encuadre histórico sino que abarca otras dimensiones para caracterizar al estudiante universitario. Por eso, se refiere al paradigmático análisis sociológico de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron, Los herederos. Los estudiantes y la cultura, que salió a la luz en los tumultuosos años sesenta y tuvo amplia recepción. Luego, se establecen sus relecturas críticas que afirman la desaparición de la figura del heredero (Dubet citado por Carli, 2014), y los renovados enfoques que muestran “las maneras de ser estudiante”, “el oficio del estudiante” o  “las tácticas artesanales” de los estudiantes, entre otros, que permiten cuestionar el uso homogeneizador de la categoría. De ahí, que se recupera la experiencia estudiantil en universidades públicas a partir de distintos enfoques analíticos y en diálogo con aportes de la historia y la sociología, los estudios culturales, la filosofía política y la pedagogía que considera la tensión pasado-futuro. De modo que el libro está organizado en tres partes: la primera reúne indagaciones históricas, la segunda reproduce la reflexión de clivaje que realiza Pedro Krotsch y, la tercera que se sitúa en el presente del accionar estudiantil.
La primera parte, “Miradas sobre los estudiantes en contextos de masificación y politización”, contiene aportes de Cristián González, Sandra Carli y Sergio Friedemann. González, propone un matiz interesante para repensar la calificada “edad de oro” de la universidad pública. Marca los contrastes con la etapa anterior, a través de una detallada descripción estadística que muestra los ingresos y egresos en la matrícula universitaria. Enseguida, indica los debates entorno de la cuestión estudiantil que se dieron en medio del intento de la autodenominada Revolución Libertadora para lograr la creación de universidades privadas. Una vez aclarado este complejo panorama, el autor, despliega el abanico de propuestas de modernización universitaria que tenían entre sus ejes, principalmente, la pedagogía y la departamentalización de los estudios superiores con diversos posicionamientos. Por su parte, Carli explora el pensamiento sobre la universidad pública entre los años cincuenta y sesenta a través de dos figuras claves del período, Risieri Frondizi y Juan José Hernández Arregui.
Para ello utiliza un estudio previo sobre Frondizi y, esta vez, lo contrapone con la figura y las ideas de Hernández Arregui. En ese sentido recurre al repaso del tradicional enfoque de Tulio Halperín Donghi de su Historia de la Universidad de Buenos Aires (1962), que fue comprendido como el relato oficial de la etapa. Luego bucea en la obra de Frondizi, La Universidad en un mundo de tensiones (1971), para develar sus anclajes teóricos en el pragmatismo norteamericano de John Dewey y Francis Millet Rogers en relación con los colleges. En contraste, Hernández Arregui tenía una interpretación diferente, tanto del momento político por el que atravesaba la universidad como por su orientación ideológica basada en la noción hegeliana de consciencia. En tanto, Friedemann indaga en la reforma de la UBA entre 1973 - 1974 y el papel desempeñado por la juventud, como actor generacional, dentro del movimiento estudiantil. Para lo cual, realiza un breve recorrido histórico, que parte de la Reforma de 1918, y tiene como eje la cuestión de la gratuidad y el ingreso a los estudios superiores. A continuación, se detiene en el proyecto implementado en la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires durante el retorno del peronismo al gobierno en los años setenta, que combinaba ampliación del acceso y el compromiso con los intereses nacionales. Fue en ese plano donde tuvo mayor ingerencia la irrupción juvenil y el conflicto intergeneracional. Y si bien, se manifestó en uno, entre muchos otros que atravesaron el país, de los más enérgicos proyectos de democratización de la educación superior en la Argentina sus postulados quedaron inconclusos.
La segunda parte, “Reflexiones sobre los movimientos estudiantiles en el cambio de siglo”, recupera como anticipamos un texto de quien fuera uno de los principales especialistas en temas universitarios, Pedro Krotsch. La pregunta acerca de la muerte de los movimientos estudiantiles cobra particular relevancia con el cambio de era. Pues, durante el siglo XX los estudiantes fueron protagonistas de importantes mudanzas en el sistema universitario, participación inaugurada con la Reforma Universitaria de 1918. No obstante, fue durante los convulsionados años sesenta, producto del crecimiento poblacional y sobre todo juvenil, que su irrupción se plasmó en un escenario mundial que tuvo un correlato singular en América Latina y específico en Argentina. Ese impulso fue abruptamente interrumpido por dictaduras militares y la entrada de la región en el desguace de lo público que tuvo lugar por la aplicación de las políticas económicas neoliberales. Por eso, Krotsch, cuestiona el modelo analítico internista de los sistemas universitarios de Burton Clark y ensaya una respuesta amplia al interrogante: ¿Qué significa hoy ser estudiante? Interpelación que lo lleva a rastrear en la conformación histórica, política y cultural del movimiento estudiantil. De este modo, afirma el reconocido intelectual argentino, luego de mencionar algunos sucesos protagonizados por jóvenes en el mundo y algunos detalles de su país, que la reflexión en la actualidad acerca de la temática debe entretejerse con la dinámica compleja de lo social para que pueda comprenderse cabalmente.
La tercera parte, “Visiones de los estudiantes sobre la vida universitaria”, se inserta directamente en el presente. Así, Rafael Blanco aborda el tema de género e identidad en las carreras de Psicología y Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Además de la opción metodológica, que se centra exclusivamente en entrevistas en profundidad que otorgan significatividad a la voz de los actores estudiantiles, entre sus encuadres teóricos se encuentran los aportes de Chantal Mouffe y los procesos de politización de las pasiones. Por otro lado, María Paula Pierella piensa la problemática relacionada con la autoridad en la Universidad Nacional de Rosario. Desde ese eje reconstruye el relato de estudiantes para llegar al plano del reconocimiento. Es decir que autoridad y reconocimiento se interrelacionan mutuamente, para ello se apoya en Tzvetan Todorov. Luego avanza en la noción de autoridad basada en el saber y en el saber enseñar. El libro se cierra con la contribución de Marcela Sosa y Daniel Saur sobre las experiencias formativas y las estrategias estudiantiles en la Universidad Nacional de Córdoba. La noción de estrategia es tomada de Pierre Bourdieu y conectada, a su vez, con el concepto de táctica trabajada por Sandra Carli en quien resuenan los anclajes teóricos del historiador francés Michel De Certau. Más adelante, se detienen en el aprendizaje del oficio del estudiante, desde las categorías utilizadas por Alain Coulon aunque son tamizadas a la luz de los recaudos que plantea François Dubet, quien prefiere adoptar la idea de experiencia estudiantil. Desde esta perspectiva, en contraste con los relatos recolectados, observan las trayectorias estudiantiles diferenciadas y enuncian una crítica al sedimentado discurso que tiende a desresponsabilizar a la universidad de las mismas.
En fin, una obra que amplía la mirada en perspectiva poliédrica y que, como tal, contiene diversas aristas intersectadas por un vértice que las unifica y le da consistencia: el conjunto heterogéneo de estudiantes de universidades públicas, en su historia reciente y presente. Dado que, más allá de su gran diversidad y de la incapacidad instituyente de los ámbitos superiores de formación para asumirlos como tal, siguen cumpliendo, de acuerdo con Krotsch, un rol de relevancia en las necesarias transformaciones que le urgen a las universidades en América Latina.

Martín Omar Aveiro1

(Dirección de Educación Superior de la Provincia de Mendoza)

1 Martín Omar Aveiro es Doctor en Humanidades y Artes con mención en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Rosario, con doctorado sándwich en la Universidade Estadual de Campinas en São Paulo. Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Cuyo. Investigador del Instituto de Filosofía Argentina y Americana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Profesor del Nivel Superior, referente del Programa Nacional de Formación Permanente para el Nivel Superior y coordinador del área de investigación de la Dirección de Educación Superior de la Provincia de Mendoza en Argentina. Tiene investigaciones y publicaciones sobre historia y pensamiento educativo latinoamericano.

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