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Historia de la educación - anuario

versión On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.15 no.2 Ciudad autonoma de Buenos Aires. dic. 2014

 

RESEÑAS DE LIBROS

Intelectuales, exilios y educación. Producción intelectual e innovaciones en educación durante la última dictadura.
Suasnábar, Claudio (2013). Rosario: Prohistoria Ediciones, 260 pág.

 

Intelectuales, exilios y educación es el producto de una rigurosa investigación empírica que se inserta en el complejo espacio de articulación entre los campos de la historia reciente, la historia intelectual y la historia de la educación. Es en este intersticio en donde se posiciona gran parte de la producción académica de Claudio Suasnábar. En este trabajo, el autor se propone analizar las innovaciones en el pensamiento socioeducativo (producidos a partir de cambios en las problemáticas de análisis y desplazamientos conceptuales) a través de la producción intelectual en educación durante el período de la última dictadura militar en Argentina. El estudio sobre la producción intelectual, sobre los propios intelectuales y sobre su vínculo con la política, tuvo un importante desarrollo en los trabajos historiográficos de distintas décadas de la historia argentina, con mayor énfasis en algunos períodos como en los años sesenta1. Sin embargo, como señala Suasnábar, son escasos los trabajos que estudian los procesos de producción intelectual durante este período en general y desde la historia de la educación en particular.
La producción historiográfica del campo educativo sobre el período centró sus indagaciones en el carácter destructivo de la dictadura en materia educacional, en las matrices teóricas e ideológicas que sustentaron el discurso pedagógico promovido por el gobierno dictatorial y en el accionar militar sobre la vida cotidiana en las escuelas y universidades2. En este sentido, Intelectuales, exilios y educación llega para ocupar un espacio de vacancia: el estudio de experiencias y manifestaciones de disidencia, resistencia u oposición producidas durante la última dictadura militar, así como de la producción intelectual en educación y la reelaboración del pensamiento educativo en dicho período. De este modo, el trabajo de Suasnábar tiene el mérito de visibilizar la producción discursiva que en el período dictatorial logró evadir los márgenes de lo que parecía posible decir y pensar, y de reconstruir la reflexión y el debate académico que se dio en un contexto de pretendido silenciamiento, obediencia y desarticulación del campo intelectual. El libro parte de una potente hipótesis: la última dictadura militar en Argentina además de un punto de quiebre y desarticulación para el campo intelectual, constituyó un período de gran producción basada en una profunda revisión crítica de las experiencias político-educativas previas y de los paradigmas que las sustentaron, proceso que resultó en una reformulación teórica del pensamiento socioeducativo y en la base para una nueva agenda de investigación y de política educativa para la transición democrática. La compleja reconstrucción de los debates acaecidos en los diversos “exilios” que realiza el autor, permite descubrir que a pesar de las condiciones de aislamiento y fragmentación la producción intelectual tuvo características e implicancias comunes: por un lado, la revisión crítica –y autocrítica– de las experiencias político-educativas desarrolladas en la década anterior y, por el otro, la consecuente reformulación de las matrices conceptuales dominantes y estructurantes del propio pensamiento de los intelectuales involucrados en los procesos de reformulación conceptual. Intelectuales, exilios y educación se estructura en ocho apartados, a través de los cuales el autor va reconstruyendo los debates teóricos, políticos y educativos desarrollados en los distintos espacios de producción intelectual durante el período dictatorial. En la introducción, por tratarse del producto de una investigación empírica, el autor presenta los objetivos e hipótesis que dieron origen al trabajo, el enfoque metodológico utilizado, la perspectiva teórica y el estado de la producción académica de referencia y, a partir de esta tarea, explicita la relevancia de su investigación.
En los dos primeros capítulos el autor reconstruye los debates políticos y políticopedagógicos producidos en el exilio argentino en México. En un primer momento, analiza las líneas de tensión que atraviesan el debate político sobre la propia caracterización de la dictadura militar argentina, sus posibles causas y responsabilidades políticas. Los debates políticos, retomados como expresión del clima intelectual del período, conducen no solo a una reflexión crítica –y autocrítica– de las experiencias de participación política previa, sino también, a la revisión del propio instrumental conceptual dominante hasta el momento. En un segundo momento, Suasnábar centra su análisis en los procesos de revisión crítica de las experiencias político-pedagógicas y de renovación teórica desplegados en el campo intelectual de la educación mexicano, en el que los intelectuales argentinos cumplieron un papel relevante. En este sentido, los desplazamientos de problemática y giros conceptuales producidos posibilitaron, entre otras cosas, el diálogo con producciones intelectuales de otras latitudes, la revisión de matrices conceptuales y metodológicas dominantes y la apertura a nuevos referentes teóricos, la constitución de nuevos campos de estudio, y la formulación de nuevas formas de intervención político-intelectual en la realidad escolar. En el tercer y cuarto capítulo, Suasnábar explora los debates y producción intelectual en el contexto del paraguas protector de las agencias internacionales, específicamente en la CEPAL y en el Proyecto DEALC. En primer lugar, focaliza el análisis en los procesos de revisión crítica de la experiencia cepaliana y en las reformulaciones conceptuales surgidas en este proceso. A partir del análisis que realiza el autor, es posible identificar que, del mismo modo que en la experiencia del exilio en México, la revisión teórica que realizaron los intelectuales de la CEPAL apuntó al núcleo de su matriz conceptual –el propio concepto de desarrollo– y también fue el resultado del análisis crítico sobre el fracaso de la experiencia política previa. Así, la revisión conceptual propiciaría la reformulación del lugar de la educación dentro de la matriz teórica de la CEPAL. En segundo lugar, analiza la intensa producción intelectual desarrollada dentro del Proyecto DEALEC. El vasto cuerpo de estudios empíricos elaborados por el Proyecto y el consecuente desplazamiento teórico y de perspectivas de análisis, posibilitaría la reformulación de la perspectiva socioeducativa dominante, así como de conceptos y categorías para su análisis. La labor intelectual producida en el marco del proyecto se convertiría en la base para la renovación del pensamiento socioeducativo latinoamericano y para la construcción de la agenda política de la transición democrática.
En el quinto capítulo, el autor estudia las expresiones de disidencia intelectual desarrolladas en el marco del “exilio interno” a partir de la generación de espacios académicos-intelectuales extra-muros universitarios. Focaliza su análisis en la experiencia del IIECSE y de la Revista Perspectiva Universitaria, espacio que se definiría por la pretensión de reflejar en sus publicaciones la diversidad y amplitud de posturas intelectuales y políticas de sus miembros, constituyendo la participación y el debate en un propósito transgresor –o bandera de lucha– en el particular contexto de producción. En el sexto capítulo se analiza el proceso de recomposición del campo intelectual de la educación y se exploran los rasgos de la reapertura del debate político-educativo que se dio a partir de la apertura política de comienzos de la década del ochenta. Este período posibilitó, por un lado, una mayor visibilidad social de las experiencias de disidencia intelectual y, por el otro, la articulación entre distintos segmentos y generaciones intelectuales que habían tenido un limitado –o nulo– contacto en los años anteriores.
En el epilogo, el autor avanza sobre los límites temporales del período y analiza la reconfiguración del campo intelectual y sus debates político-intelectuales en torno a la apertura democrática. La llegada del nuevo gobierno propiciaría el ingreso de numerosos intelectuales del campo educativo a la gestión estatal y el inicio del proceso de difusión y circulación masiva del renovado pensamiento socioeducativo, construido durante el período dictatorial en los diversos espacios de exilio intelectual. En las conclusiones, Suasnábar hilvana el argumento en su conjunto resignificando los aportes y resultados de cada apartado precedente, y articula los debates generados en diversos espacios y temporalidades y sus mutuas influencias en la reformulación del pensamiento socioeducativo. En este sentido, los resultados del trabajo producido por Suasnábar permiten complejizar el debate de la historia del pensamiento educativo y avanzar en el entendimiento del proceso por el cual se genera, modifica y circula un cuerpo de ideas. Los hallazgos del estudio posibilitan la apertura de interesantes y promisorias líneas y preguntas de indagación. En primer lugar, a partir de la identificación del exilio mexicano como el espacio en el que la reformulación del pensamiento socioeducativo fue el resultado de una construcción colectiva en la que participaron numerosos investigadores latinoamericanos, podría ser significativo indagar las implicancias que tuvo esta experiencia en el debate políticoeducativo acaecido en otros países de la región. En segundo lugar, con base en la reconstrucción de la producción intelectual en el exilio mexicano y en el paraguas protector de las agencias internacionales, podría explorarse el modo en que dialogaron las reformulaciones conceptuales producidas en ambos espacios. Formulada desde una perspectiva comparada, esta línea podría centrase en los procesos de transferencia, desde la perspectiva de la recepción (Schriewer, 1993; Alarcón, 2009).
En tercer lugar, y en relación con el punto anterior, podría resultar relevante indagar el diálogo establecido entre las producciones de la CEPAL y del Proyecto DEALEC con las elaboraciones de otras agencias internacionales. En cuarto lugar, dado que el estudio explicita la influencia que tuvo el paradigma socioeducativo elaborado por el Proyecto DEALC en la definición de la nueva agenda para la transición democrática, sería interesante pesquisar los procesos de recepción de estas ideas en la Argentina y en los distintos países de la región, entendiendo que todo proceso de recepción implica una apropiación diferencial (Evans, 2009). Por último, teniendo en cuenta el análisis que realiza el autor sobre la doble identidad de los especialistas de la CEPAL, podría resultar relevante explorar cómo se conjugó esta doble identidad de los intelectuales que en el retorno de la democracia ingresaron en la gestión estatal.
En suma, Intelectuales, exilios y educación constituye, por su originalidad, un gran aporte para los campos de estudio en los que se inserta, al visibilizar y articular experiencias que se encontraban por fuera de las problematizaciones predominantes. La obra se destaca por el profundo y riguroso trabajo de indagación que realiza su autor a partir del análisis de un vasto y diverso corpus de fuentes documentales, que incluye revistas político-culturales y político-pedagógicas producidas en diversas latitudes, una importante gama de libros y publicaciones, y de diversas entrevistas en profundidad que utiliza para “hilar” las trayectorias de los distintos individuos, grupos o instituciones y complementar las fuentes documentales. Otro de los grandes aportes que realiza la obra es la reconstrucción contextualizada de los debates, estableciendo vínculos con los espacios de producción, con las propias trayectorias de los intelectuales que en ellos participan y con los debates acaecidos en las décadas anteriores. Por último, cabe resaltar la sutileza con la que analiza y articula la producción discursiva identificando la génesis de las reformulaciones conceptuales que confluirán en la renovación del pensamiento socioeducativo y en la constitución de una nueva agenda de investigación y de política educativa para la reapertura democrática.

Claudia Marcela Aberbuj

(UNLP - CONICET)

Notas

1 Entre otros: Sigal (1991) Intelectuales y poder en la década del sesenta. Buenos Aires: PuntoSur; Sigal y Terán (1992). “Intelectuales frente a la política”. En: Revista Punto de Vista Nº 42; Terán (1993). Nuestros años sesenta. Buenos Aires: El cielo por asalto; Altamirano, 1998; Suasnábar (2004) Universidades e intelectuales. Buenos Aires: Flacso-Manantial; Zanca (2006): Los intelectuales católicos y el fin de la cristiandad 1955-1966. Buenos Aires: FCE; Ponza (2010) Intelectuales y violencia política 1955-1973. Córdoba: Babel editorial.

2 Entre otros: Tedesco y otros (1984) El Proyecto educativo autoritario. Argentina 1976-1982. Buenos Aires: Miño y Dávila; Kaufmann y Doval (1997) Una pedagogía de la renuncia. Paraná: UNER y (1999) Paternalismos pedagógicos. Rosario: Laborde y Pineau y otros (2006) El principio del fin. Políticas y memorias de la educación en la última dictadura militar (1976- 1983). Buenos Aires: Colihue.

Referencias bibliográficas

1. Alarcón, C. (2009): “Construcción del estado nacional chileno a través de sociedades de referencia: la recepción de modelos de formación docente y militar alemanes desde 1880- 1920 en Chile”. En: Hernández Días, JM. Influencias alemanas en la educación española eiberoamericana (1809-2009). Salamanca: Globalia Ediciones Anthema.

2. Schriewer, J. (1993): “El método comparativo y la necesidad de externalización: Criterios metodológicos y conceptos sociológicos”. En: Schriewer, J. y Pedró, F. (eds.). EducaciónComparada: Teorías, Investigaciones, Perspectivas. Barcelona: Promociones y Publicaciones Universitarias, 189-251.

3. Evans, M. (2009). “New directions in the study of policy transfer”. Policy Studies, 30(3).

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