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Historia de la educación - anuario

versão On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.19 no.1 Ciudad autonoma de Buenos Aires. jun. 2018

 

Reseñas Libros y Eventos

Pineau, P.; Serra, M. S. y Southwell, M. (editores) (2017). La educación de las sensibilidades en la Argentina moderna. Estudios sobre estética escolar II. Buenos Aires: Biblos

 

Juliana Enrico1

1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); Centro de Estudios Avanzados (CEA), Facultad de Ciencias Sociales (FCS), Universidad Nacional de Córdoba (UNC) - Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH), UNC. Contacto julianaenrico@gmail.com.

 

La educación de las sensibilidades en la Argentina moderna constituye el gran marco civilizatorio que desde fines del siglo XIX da soporte imaginario al programa ilustrado desplegado dentro y en torno del dispositivo escolar, y en tal sentido esta contribución vuelve su mirada hacia el mundo de las emociones y los sentimientos con eje en el espacio de la escuela —institución fundante de la educación de las sensibilidades populares modernas, tanto como de su racionalidad—.

A partir de los aportes centrales del giro afectivo que atraviesa en las últimas décadas las ciencias sociales y humanas —e indagando sus apropiaciones desde la antropología, la filosofía y la pedagogía, entre otros campos interdisciplinarios— los autores elaboran un específico marco analítico para abordar las densas tramas subjetivantes que constituyen la dimensión político-estética al interior del espacio educativo argentino, sistema central en la formación de regímenes de sensibilidad y comunidades emocionales (con sus consecuentes distribuciones de lo sensible, en términos de Ranciére, en tanto tensión profunda entre libertad, igualdad y poder en el ordenamiento del mundo social y sensorial).

La estructuración del sistema escolar desborda por completo la dimensión racional del paradigma ilustrado, tan predominantemente estudiada a lo largo del siglo XX en el campo de la historia de la educación (con eje en la producción de las identidades en clave nacional, más que en la producción de subjetividades que no pueden ser asidas a un relato general unlversalizante). Y es a partir de este giro conceptual y sensible que adquiere espesor la mirada hacia el universo estético en el que se inscriben los procesos educativos históricos (los cuales, por otro lado, no se producen sólo al interior de la espacialidad escolar; pero permean la cultura e intervienen en sus traducciones pedagógicas, configurando verdades epocales).

Por tanto, y más allá de los abordajes comprensivos de la historia social o de la historia de las emociones en los marcos culturales de cada sociedad —tal como lo argumentan los autores—, la propuesta analítica estética con eje en la mirada hacia el espacio escolar enfatiza la relevancia de analizar la dimensión social de los acontecimientos sensibles a través del prisma de la escuela (microclima histórico clave en la formación de subjetividades, conocimientos, prácticas y formas de vida que atraviesan por completo el cuerpo social y sus sistemas de sentido); no reduciendo las prácticas institucionales y subjetivas a los efectos de las estructuras sociales, sino explorando la propia especificidad de la cultura escolar, sus sujetos, sus actores, sus agencias y derivas.

Dado que la configuración del régimen estético de la modernidad se produce en el contexto histórico de la revolución psicoanalítica, es importante mencionar que el propio inconsciente freudiano —tal como lo sostiene Ranciére— es soportado por el inconsciente estético; y entre tantas circulaciones y transferencias libidinales, deseantes, pasionales e irracionales que se entrecruzan con los contenidos conscientes de la experiencia (y con los marcos de intencionalidad pedagógica que abordan, seleccionan y configuran contenidos comunicables de acuerdo con ejes formativos y niveles de educabilidad de los sujetos), se abren mundos sensibles que exceden ampliamente la racionalidad y la interpretación, y por ende la transparente transmisión y el desciframiento simbólico de estos complejos procesos que afectan las sensibilidades.

La pedagogía moderna disciplina y reprime la peligrosa carga deseante que portan los cuerpos (privilegiando los mecanismos y procesos conscientes de disciplinamiento, conocimiento y transmisión); y los sistemas educativos configuran el dispositivo estatal de ordenamiento y distribución por excelencia de estas energías excesivas de las poblaciones escolares, cuyas potencias aguardan salir al mundo, mientras toman caminos extraños a la conciencia, aunque manifiestos (mediante gestos de libertad) entre las tramas y normas del orden objetual sensible que toma forma sedimentada en la cultura material del contexto.

La decisión epistemológica de este espacio teórico, consistente en interrogar las tramas de identidad en la institución escolar y en sus sujetos (en sus marcos político-históricos) porta un viraje post-estructural, al sacar del interior de las psiquis y de las conciencias individuales, tanto como de la estructuración necesaria y total de los sistemas, las determinaciones y sentidos del material intelectual y cultural configurado social e históricamente —en medio de densos procesos de subjetivación y formación estética—.

Tal encuadre sostiene que la especial configuración espacial, temporal y pedagógica escolar instituye valores y normas de discursividad, legibilidad, institucionalidad, materialidad, visibilidad, apariencia, sociabilidad y emoción que legitiman y ordenan jerárquicamente saberes, voces y experiencias (traduciendo y pedagogizando en su interior saberes legitimados socialmente, al tiempo que se reproducen hacia su exterior las gramáticas, elaboraciones y ordenamientos escolares). En tal sentido, esta mirada analítica constituye un gran aporte teórico-metodológico que densifica las lecturas del campo de la historia de la educación, del campo pedagógico y del propio campo de conocimientos de la estética, al indagar la compleja formación de identidades y comunidades nacionales (y de comunidades sensibles en particular) en el cruce entre instancias macropolíticas y micropolíticas, institucionales y culturales, racionales y emocionales.

Retomando la senda de su primera publicación conjunta en esta línea de investigaciones, Escolarizar lo sensible. Estudios sobre estética escolar (1870 - 1943) (Teseo, Buenos Aires, 2014) los autores desarrollan, profundizan y consolidan este campo de análisis; y hoy nos presentan La educación de las sensibilidades en la Argentina moderna. Estudios sobre estética escolar II (Biblos, Buenos Aires, 2017).

A lo largo del texto, la formación del sujeto moderno, fruto de fuertes interpelaciones y determinaciones fundantes que permanecen hasta la contemporaneidad (aunque, sin dudas, conmovidas) vuelve por tanto a ser interrogada a la luz de los aportes del giro afectivo (el cual, decíamos hace un momento, despliega una trama de materialidades, contenidos e intensidades que impactan incluso al interior de la historia de las emociones, en tanto se repiensan sus propios objetos y efectos en el curso del desarrollo y transformación de las sociedades occidentales).

Volviendo la mirada a la dimensión hegemónica del contrato social históricamente legitimado que funda identidades, lenguas y comunidades, los autores se ubican en esta central episteme histórica, pero se van hacia los bajos fondos o hacia los márgenes —como diría Foucault— lo cual descubre mundos nuevos, turbulentos y apasionados, entre conflictos y procesos que no llegaron a ver la luz, y entre identidades y figuras antagonistas o en segundo plano (donde lo sensible circula m desplazado de las dinámicas culturales consagradas —no obstante inscripto o ligado a sus convenciones, valores y cosmovisiones más fuertemente estructurantes—).

Este cuerpo de análisis, por tanto, complementa y suplementa las explicaciones dominantes (al pensar, por ejemplo, la especificidad de los procesos históricos y pedagógicos latinoamericanos; el campo de la formación estética en la formación docente argentina; las alternativas estéticas en el campo pedagógico; las voces y narrativas de las maestras —en la senda de la historia de mujeres y los estudios de género— y sus disputas en el marco del dispositivo pedagógico escolar; la intelectualidad política disputando el ser nacional; las literaturas nacionales y su función histórica, entre resonancias pedagógicas y poéticas; los sujetos políticos desplazados de los registros y archivos monumentales de los grandes nombres; la transmisión escolar de la muerte, las fiestas escolares y los espectáculos públicos en la formación de comunidades emocionales), estallando y multiplicando las significaciones posibles. Porque, más allá del registro de visibilidad, orden y legitimidad del sistema de percepción-conciencia de la racionalidad del logos de las instituciones y políticas de Estado triunfantes, las pasiones y los afectos traen toda la potencia del inconsciente (entre contenidos expulsados o reprimidos): lenguaje lleno de pulsiones y fantasmas en un punto intraducibies, pero transmisibles en cuanto producen efectos performativos muy concretos que permean todos los espacios de identidad.

Un manifiesto pedagógico fundamental de este encuadre consiste en considerar tales determinaciones y efectos como centralmente constitutivos desde una perspectiva política; y este horizonte político de la estética requiere analizar todas las tramas posibles de la formación y la transmisión subjetiva y social en el campo educativo, en cada contexto cultural e histórico, en toda la densidad de la dimensión civilizatoria del espacio público.

**********

Una multiplicidad de haces de luz atraviesan las analíticas contemporáneas de la historia de la educación, consolidando en las últimas décadas nuevos enfoques y objetos de conocimiento en torno de nuevas lecturas del dispositivo escolar y del espacio educativo y cultural más amplio; y también en torno de las preguntas sobre las acciones de los sujetos más allá de la fatalidad de las estructuras sociales —cuestionando incluso las jerarquías que tradicionalmente sesgaron los análisis (entre intelectuales, profesores, maestros, maestras y estudiantes, por ejemplo), invisibilizando discursos y prácticas transformadoras, o proyectos que no lograron materializarse—. Aún bajo el efecto persistente de la matriz cultural que dividió históricamente en la modernidad la Civilización de la barbarie; el Norte del sur; el Centro de la periferia; el Logos de las pasiones, el Intelecto del cuerpo, la Razón de la esthesis; el Hombre de las mujeres, se produce ahora la des-naturalización nde estas históricas jerarquizaciones moralizantes (reuniendo en la experiencia de las instituciones y los sujetos sus múltiples circunstancias).

Los autores, en tal sentido, abren el campo e introducen la central categoría de estética escolar, aportando nuevos enfoques y narrativas interdisciplinarias que, en lugar de mirar las cosas a través de un vidrio o de una ventana, las miran a través de este prisma que multiplica los haces de luz, refractando una diversidad de imágenes que aguardaban ser miradas (incluso siendo inaccesibles desde la perspectiva de una lectura fenomenológica, sociológica, positiva, material, empírica, documental o conceptual tradicionales).

Este más allá de las cosas y del sentido atraviesa la totalidad de los análisis que integran el libro, profundizando interrogantes e interpretaciones sobre el espacio escolar en el marco de formaciones históricas y discursivas estetizantes llenas de una diversidad de sentimientos y pulsiones que constituyen fenómenos culturales y sociales (no sólo no mirados antes, sino intencionalmente expulsados e innombrables).

De tal modo, el rastreo de matrices conceptuales que, a lo largo de la historia, otorgan visibilidad y valor de verdad a ciertas elaboraciones estéticas, configura renovadas lecturas respecto de los procesos y acontecimientos que lograron ver la luz en el marco de los sistemas educativos hegemónicos, pero también en sus contornos, entre sus fronteras e incluso en tanto antagonismos (cuyos contenidos y expulsiones adquieren estatuto epistemológico en tanto discursos, saberes, pasiones, subjetividades, proyectos, cuerpos, géneros y vínculos asediados, abyectados, borrados del mapa, del territorio, e incluso de su propia historicidad plena de conflictos e identidades en pugna). Estas pasiones toman ahora relevancia, siendo que son productos culturales y educativos.

De acuerdo con la teorización foucaultiana, todas las pulsiones excedentes deben ser miradas, analizadas, limitadas y controladas (nombradas o innominadas) por el poder. Pero, asumiendo la existencia de un poder que no viene sólo del centro sino de todas partes, y que —aunque microfísico— implica una enorme potencia de transformación, esta mirada pone todas sus energías y todo el saber previo en función de repensar las históricas determinaciones e in-determinaciones, cauces y desbordes, de encendidas tramas de emociones colectivas.

Tales desplazamientos reconfiguran las lógicas, contenidos y formas de vida de los propios sistemas educativos y pedagógicos, permeados necesariamente de exterioridades y pulsiones extrañas que perturban todo orden normal y toda regularidad establecida, cambiando los signos y simbologías que antes asumíamos como naturales al dispositivo moderno (incluyendo la enormidad de funciones, afectos y sentimientos que eran arrojados por la borda, bajo presuposición de que dejarían de latir y de ejercer una multiplicidad de efectos de desvío por no ser mirados ni registrados en tanto objetos de conocimiento —científicos, sociales, culturales, pedagógicos—).

Así, las tradiciones más duras del campo historiográfico son subvertidas por estos nuevos saberes y miradas al sesgo, hacia afuera y hacia abajo, que reinscriben los procesos y las prácticas hegemónicas, sobreimprimiéndoles capas y capas de afecciones —eludidas en gran medida, o incluso totalmente invisibilizadas en las investigaciones consagradas por el canon científico—.

A partir de este fundamental rastreo y elaboración de una mirada otra dentro del campo, los autores introducen los análisis específicos que han desplegado en los últimos años. Un principal aporte conceptual general (además de la introducción de los editores: Silvia Serra, Myriam Southwell y Pablo Pineau) es el capítulo teórico de Pablo Pineau, Aportes para un nuevo manifiesto: historiografía educativa sobre estéticas y sensibilidades en América Latina, que enmarca el abordaje epistemológico asumido y elaborado desde este espacio de investigación (el cual integra equipos de investigadores de las Universidades Nacionales de Rosario, La Plata y Buenos Aires) respecto de la especificidad de la estética escolar en la Argentina.

A partir de este marco, los análisis de los autores se ordenan en cuatro apartados: la primera parte se denomina Escuelas, saberes y sensibilidades (con textos de María Silvia Serra, Betina Aguiar y Gabriela Landesmán); la segunda (Dis)posiciones estéticas en la docencia (con aportes de Myriam Southwell, Ignacio Frechtel, Ana Abramowski y Paula Caldo); la tercera Intelectuales y formación de sensibilidades (con textos de Belén Mercado, Nicolás Arata, Rafael Gagliano y Marcelo Mariño); y la cuarta parte Estéticas escolares en fiestas y espectáculos (con aportes de Natalia Fattore y Eduardo Galak).

Sus excelentes indagaciones exploran, retomando las tesis sobre las formas históricas de habitabilidad del tiempo y el espacio escolar en la modernidad (Dussel y Carusso, 1999; Escolano Benito, 2000) —cuyo dispositivo central ha sido la máquina de educar de los sistemas educativos nacionales liberales hegemónicos; y en términos pedagógicos el normalismo—, relecturas retrospectivas que abren los márgenes de la multiplicidad de elementos presentes en los procesos históricos de institucionalización, consolidación y permanencia —entre procesos de debilitamiento— de los marcos fundantes.

Desde la perspectiva de la formación de las sensibilidades (que debe ser pensada como intervención teórico-política no sólo en clave historiográfica, sino en clave memorial) una multiplicidad de sujetos, huellas y experiencias otras aparecen impregnando los saberes, vínculos y contenidos de la cultura escolar, transformando con sus matices y pinceladas las narrativas consagradas. Al entrar en escena las emociones, toda la estructura del campo pedagógico es conmovida, y en tal camino deconstructivo se desplaza la propia potencia explicativa del aparato de las ciencias cognoscitivas de la educación, impactando los abordajes prestigiados por el canon.

Bienvenida esta pulsión académica que reintroduce a nuestros análisis la maravillosa aventura de una humanidad llena de pasiones en pleno conflicto y lucha, buscando y construyendo lazos fundamentales de comunidad y de igualdad en el espacio público (en sus dimensiones política, ética, cultural, educativa, afectiva) pero sin desconocer espacios de radical diferencia y libertad donde se traman otro tipo de vínculos, saberes y experiencias en tensión con las herencias, formas y nombres establecidos desde los poderes históricos con capacidad hegemónica (que expulsaron una multiplicidad de historias, prácticas, sujetos y acontecimientos respecto del canon civilizatorio moderno occidental), apareciendo ante nuestros ojos un intenso campo de alteridades y alternativas de vida que estaban desde siempre en y entre nosotros, a la espera de otras sensibilidades.

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