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Historia de la educación - anuario

versão On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.22 no.1 Ciudad autonoma de Buenos Aires. jun. 2021

 

Demanda continua

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y afectiva

Sebastián Gómez1 

Valeria Martínez del Sel1 

1 Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA). Docente regular de Historia Social General de la Educación de la carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Docente del área de Educación del Instituto de Desarrollo Humano de la UNGS. Docente en formación docente en el área de Historia de la Educación, en el Instituto Superior de Profesorado Joaquín V. González de la CABA. Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Investigadora del Instituto de Desarrollo Humano de la UNGS. Sus temas de investigación están insertos en el campo de la historia de la educación, y la política de la educación. Autora y coautora de diversos artículos y capítulos de libros en el área de historia y política de la educación. Contacto: vadelsel@gmail.com.

Abstract

Los diálogos entre la historia de la educación, la historia cultural y la historia intelectual no son nuevos, pero en los últimos años se han renovado los enfoques. Asimismo, existe una abundante literatura sobre revistas culturales, que muestra un creciente interés por estos emprendimientos colectivos. Paulatinamente, las revistas han dejado de concebirse únicamente como fuentes y se han convertido en objetos de estudio específico. El artículo presenta un análisis de la Revista de Ciencias de la Educación (RCE) (1970-1975), dirigida por Juan Carlos Tedesco y formada por jóvenes científicos y pedagogos de la educación. La obra reconstruye, a partir de los testimonios originales de sus protagonistas y del análisis documental, el itinerario y la inserción en el ámbito político, cultural, pedagógico y de revistas de la RCE en sus cinco años de existencia. Se sugiere que, en línea con la aparición de otras revistas culturales a finales de los sesenta o principios de los setenta, el contexto del surgimiento de la RCE estuvo modulado por diversas dinámicas de modernización y el compromiso político de una plétora de jóvenes. Además, a partir del análisis de la estrategia político-editorial de la revista, sus formas de insertarse en las aporías de la época así como sus dinámicas internas, se sugiere que el itinerario de la RCE estuvo marcado por tres etapas. Revista pionera en el campo educativo, la RCE es una estación decisiva en la investigación de la historia de la teoría crítica educativa vernácula.

Palabras clave: Revista de Ciencias de la Educación; revistas culturales; contexto del surgimiento; etapas: 60/70 años

Abstract

The dialogues between the history of education, cultural history and intellectual history are not new, but in recentyears there have been renewed approaches. Likewise, there is an abundant literature on cultural magazines, which shows a growing interest in these collective enterprises. Gradually, journals have ceased to be conceived only as sources, and have become objects of specific study. The articlepresents an analysis of the Revista de Ciencias de la Educación (RCE) (1970-1975), directed by Juan Carlos Tedesco and made up of young educational scientists and pedagogues. The work reconstructs, from the original testimonies of its protagonists and the documentary analysis, the itinerary and insertion in the political, cultural, pedagogical and magazine field of the RCE in its five years of existence. It is suggested that, in line with the appearance of other cultural magazines in the late 1960s or early 1970s, the context of the emergence of the RCE was modulated by various modernization dynamics and the political commitment of a plethora of young people. Moreover, based on the analysis of the political-editorial strategy of the magazine, its ways of inserting itself into the aporias of the period as well as its internal dynamics, it is suggested that the RCE itinerary was marked by three stages. Pioneering magazine in the educational field, the RCE is a decisive station in the investigation of the history of the vernacular educational critical theory.

Keywords: Revista de Ciencias de la Educación; cultural magazines; context of the emergence; stages: 60/70 years

Introducción

En el terreno de la historia intelectual, asistimos a un desplazamiento en torno al estudio de las revistas culturales en las últimas décadas: de fuentes de las que extraer alguna referencia pasaron a ser consideradas empresas culturales relevantes en la indagación de los debates y formaciones intelectuales de un período. Paulatinamente, las revistas se han convertido en objeto de estudio específicos y modificado así las investigaciones sobre el pensamiento de una época y sus intelectuales (Tarcus, 2020).

El presente artículo busca analizar un pionero emprendimiento revisteril del campo pedagógico: la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975) que resultó gravitante en el itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel derrotero de la teoría crítica educativa local. En diálogo con estudios precedentes (Suasnábar, 2004; Amar, 2016; Gómez y orce, en prensa), el artículo ofrece una perspectiva holística del itinerario de la RCE a través de recuperar su génesis, contexto, momentos y rasgos decisivos. En otras palabras, el manuscrito no busca detenerse en el análisis de aspectos puntuales de la revista (como la recepción de un autor o el tratamiento de una temática) sino más bien reconstruir, a partir de los originales testimonios de sus protagonistas y el análisis documental, su derrotero e inserción en el campo político, cultural, pedagógico y revisteril de aquellos años.

El abordaje de las revistas culturales es complejo. Entre otras razones, porque su vínculo con el campo cultural es sumamente dinámico. Al mismo tiempo que permanecen constituidas por una constelación de elementos políticos, culturales o estéticos, este artefacto cultural pretende intervenir sobre los mismos (Beigel, 2003). La edición regular anunciada, ya sea mensual, trimestral o cuatrimestral (aunque no siempre respetada), le otorga una particular maleabilidad y adaptabilidad a los movimientos de las coyunturas. A su vez, las revistas culturales suponen estrategias político-teóricas que se dirimen no tanto en sus editoriales como en su sintaxis: disposición y contenidos de los textos, publicidades, alianzas institucionales, vínculos con otras revistas. Dichas estrategias dibujan el doble carácter de la geografía cultural de las revistas: el espacio intelectual concreto donde se insertaron y el espacio imaginario donde se ubicaron idealmente (Vigna, 2015).

Para el análisis de la RCE se han entrevistado, en distintas oportunidades, a miembros de su staff: Juan Carlos Tedesco (abril de 2015), Marta Teobaldo (mayo de 2019), Nilda León (diciembre de 2019), Roberto Gargiulo (diciembre de 2019), Nilda Vaeinstein (diciembre de 2019) y Clotilde Yapur (enero de 2020)3. También se han considerado los testimonios brindados en el marco de la actividad realizada entre la Sociedad Argentina de Historia de la Educación (SAHE) y la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) en octubre de 2020 al cumplirse cincuenta años de la aparición de la RCE4. Las conversaciones con los y las protagonistas de la RCE se llevaron adelante a través de métodos y enfoques de la denominada historia oral que asume a la entrevista en clave de una un interjuego entre los recuerdos evocados por los testimonios sobre los hechos del pasado y las mediaciones que las condiciones del presente instituyen sobre los recuerdos. Cuestión particularmente importante para testimonios sobre un tiempo histórico que permanecen signados por la experiencia traumática de la última dictadura cívico-militar.

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel narrativa conversacional entre investigador/a y entrevistado/a desplegada en un ambiente amigable (Portelli, 2016).

El artículo está organizado en dos apartados. En el primero, se aborda la génesis de la revista. Dado que la publicación surgió por iniciativa de egresadas y egresados de la carrera de ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se jerarquizan aspectos de la trama de la carrera durante los años sesenta y los efectos de la intervención universitaria a mediados de 1966. El segundo, se consagra a establecer los principales rasgos y momentos que signaron al lustro de existencia de la RCE. En ese sentido, se delimitan etapas en su recorrido y se reponen cuestiones relativas a su financiamiento, circulación y alianzas institucionales.

Sobre el contexto de surgimiento de la RCE

Los años de formación de las y los jóvenes que posteriormente animarán la RCE, es decir, los años cincuenta y sesenta, formaron parte de aquel período del siglo XX que Hobsbawm (1997) denomina la edad oro del capitalismo. La posguerra modificó los contornos de la geopolítica: la guerra fría, la hegemonía de los Estados Unidos y la carrera por obtener avances tecnológicos signaron la escena. Pero también fue un período vertiginoso en transformaciones sociales y políticas; diversas dinámicas de modernización económica, social y cultural impactaron sensiblemente en la vida cotidiana. Las demandas por la formación y calificación de la mano de obra aumentaron sensiblemente. Durante los años cincuenta y sesenta se asistirá a un proceso de masificación de circuitos educativos que hace no muchos años eran patrimonio de una elite, lo que implicó también un sensible aumento en la inversión educativa por parte de los Estados. De manera heterogénea, el conjunto de estas transformaciones atravesó la cotidianidad de franjas juveniles. En los años cincuenta/sesenta, la juventud irrumpió como un actor definido en la arena pública y se sedimentó un sentido de pertenencia generacional (Cosse, 2010; Cosse, et al., 2010). Por aquellos años, sectores juveniles emergieron como portadores, con un indisimulado orgullo, de una serie de prometedoras novedades (tecnológicas, culturales e incluso teóricas) que abrieron un abismo entre las generaciones (Manzano, 2018).

Buena parte los procesos mencionados atravesaron la vida de los y las jóvenes que animarán la RCE. Los años cincuenta y sesenta inauguraron un conjunto de horizontes: no sólo miembros de la RCE frecuentemente fueron la primera generación universitaria de sus familias; también trazaron una trayectoria laboral en un campo educativo en expansión. Durante aquellos años, jóvenes de la RCE se formaron como maestras/os normales, se desempeñaron laboralmente en el sistema educativo y realizaron sus incursiones en carreras universitarias pioneras como Ciencias de la Educación o Pedagogía. Los estudios parecían asegurar no sólo un puesto laboral sino también formar parte de las lábiles clases medias.

Las dinámicas de modernización en los cincuenta/sesenta estuvieron también atravesadas por el horizonte de la revolución

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel social. Tal horizonte permaneció dinamizado en América latina por la irrupción en 1959 de la Revolución cubana a manos de unos jóvenes rebeldes y barbudos. Desde entonces, el comunismo se constituyó en un gravitante fantasma que amenazaba la estabilidad del capitalismo en la región. En Argentina, la Revolución cubana arribó en el marco del derrocamiento y proscripción del peronismo. una vez destituido su líder del poder, el gobierno de facto, comandado primero por el General Eduardo Lonardi y luego por el General Pedro Aramburu, se empeñó en desperonizar la vida social (Neiburg, 1998). El régimen transitó por un dilema que signó los convulsionados años por venir de la vida nacional: el rumbo de la economía y la asimilación política de las masas peronistas (Altamirano, 2001). El marcado cariz antipopular del régimen alejó a franjas intelectuales que lo habían comprendido como una solución a los excesos del peronismo. La toma de distancia formará parte de un proceso de viraje hacia posiciones antiliberales de la intelectualidad crítica; viraje animado, fundamentalmente, por franjas juveniles (Sigal, 1991; Terán, 1991).

Esta atmósfera híbrida entre modernización y compromiso político sedimentará la vida del espacio académico que acogerá a quienes fundarán la RCE en los años sesenta: la FFyL de la UBA. Derrocado el peronismo en 1955, intelectuales afines al reformismo reingresaron a la UBA, ocupando muchos de ellos roles de conducción. Propuesto por el régimen de Lonardi, pero apoyado también por organizaciones estudiantiles, el socialista José Luis Romero asumió el cargo de Rector interventor de la UBA en octubre de 1955. Posteriormente en 1962 y hasta 1965 se hará cargo del decanato de la FFyL. Además de Romero, importantes figuras impulsaron la modernización de los estudios en la unidad académica: Gino Germani, Gregorio Klimosky o Gregorio Weinberg. En 1957, bajo el rectorado de Risieri Frondizi en la FFyL comenzó un proceso de creación de carreras y actualización de planes de estudio5 que se extenderá hasta 1962. Como parte del espíritu renovador, la facultad implementó la departamentalización y promovió la formación de institutos y centros de investigación (Buchbinder, 1997; 2005). Así, en marzo de 1957, el Consejo Superior de la UBA aprobó el cambio de nombre del Instituto de Didáctica por Instituto de Ciencias de la Educación. La mudanza del nombre denotaba un clivaje entre enseñanza (que pasó a manos del Departamento de Ciencias de la Educación) e investigación (concentrada en el Instituto). A su vez, en 1962, cuando buena parte de las/os fundadores de la RCE ingresaron a la carrera de Ciencias de la Educación de la UBA, se produjo un significativo cambio en el Departamento: Juan Mantovani fue sustituido en la dirección por una docente vinculada a las iniciativas de Gino Germani: Gilda Romero Brest (quien hacia fines de 1965 también se hará cargo del vicedecanato de la Facultad). La sustitución era mucho más que una danza de las Artes (a mediados de 1962). En octubre de 1957 se dictó un nuevo plan de estudios para la carrera de Filosofía y al año siguiente para las carreras de Historia y Ciencias de la Educación.

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel nombres: expresaba un proyecto que, anclado en un optimismo desmesurado en torno a la ciencia, buscaba romper la perspectiva idealista de Mantovani y transformar la carrera en clave científica y profesional.

una experiencia significativa en la formación de los jóvenes animadores de la RCE será el Departamento de Extensión Universitaria (DEU) dependiente del Rectorado de la UBA. Fundado en enero de 1956, el DEU constituyó, quizás, la primera estructura institucional de extensión de esta longeva universidad6. Dirigido por las jóvenes Amanda Toubes y Noemí Fiorito, propuso articular, bajo un enfoque interdisciplinario, las actividades de extensión, docencia e investigación a la luz de problemáticas propias de los sectores populares. La iniciativa respondía en buena medida a una preocupación epocal de grupos estudiantiles: vincular la comunidad académica con los sectores populares. En otras palabras, las ideas modernizadoras se yuxtaponían, en algunos casos, con un marcado compromiso por los destinos de mayorías populares que habían irrumpido en la escena política en el marco de la experiencia peronista. El programa más regular y ambicioso del DEU resultó el Centro de Acción Comunitaria establecido en la popular Isla Maciel. Además de aglutinar a docentes del Departamento de Ciencias de la Educación de la FFyL, la experiencia en la isla Maciel conglomeró a jóvenes estudiantes comprometidos que luego darán nacimiento a la RCE, tales como Juan Carlos Tedesco, Nilda Vaeinstein o Margarita Rotger:

Éramos todos muy militantes en la universidad [...] Todos estábamos muy inscriptos en algo, en lo que yo creo que marcó camino Amanda Toubes y Noemí Fiorito, que era en una academia no elitista, en una apertura a la comunidad, en el derecho a la educación de todos de verdad (Nilda Vainstein).

Junto con la experiencia extensionista, la sociabilidad de estos/as jóvenes estuvo animada por la cursada compartida de diferentes asignaturas de la carrera de Ciencias de la Educación de la UBA. Hasta 1962, la FFyL funcionó en Viamonte 430 y luego se trasladó a Avenida Independencia 3065. De todos modos, muchas de sus actividades continuaron en el centro porteño. Su ubicación modulaba la sociabilidad estudiantil: además del Instituto di Tella emplazado desde 1958 en la calle Florida, la Facultad estaba rodeada de bares, cines y librerías que animaban el encuentro y debate entre pares. A su vez, la facultad era caja de resonancia de las novedades teóricas críticas que comenzaban a circular en distintas disciplinas: Sociología, Psicología, Letras o Filosofía. En más de una ocasión, los/as jóvenes estudiantes de la carrera en Ciencias de la educación vieron una contraposición entre las renovadas tendencias en los estudios sociales y la formación

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel tradicional a cargo de ciertos docentes. Por ello, desde el Centro de estudiantes impulsaron la formación de cátedras paralelas en los primeros años del sesenta (como en el caso de la asignatura Didáctica General que estaba a cargo de Aníbal Villaverde).

El golpe de Estado en 1966 y la intervención de las universidades en julio de ese año tuvieron consecuencias muy graves para la UBA, especialmente en dos de sus casas de estudios: la Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Ciencias Exactas. Ambas vieron desmantelados sus equipos docentes, de investigación y extensión. Percibidas como un nido de rebeldes comunistas (Unzué, 2020), sufrieron una brutal intervención y censura (Califa y Millán, 2016). Buena parte del cuerpo docente decidió renunciar; algunas docentes, como Gilda Romero Brest, encontrarán cobijo en el Instituto di Tella. Sus cargos en la FFyL serán ocupados por sectores provenientes del nacionalismo católico (Suasnábar, 2004). La dictadura pretendía clausurar el compromiso político y las novedades de la teoría crítica que circulaban por la facultad. Para las/os jóvenes estudiantes comprometidas/os que luego fundarán la RCE, la facultad dejó de oficiar como espacio de sociabilidad. Buscaron rendir en calidad de libres las materias adeudas a fin de finalizar sus estudios universitarios. De este modo, conformaron espacios de encuentro tanto intelectuales como afectivos, por fuera de la FFyL.

A partir de 1966, estas/os jóvenes estudiantes de Ciencias de la Educación pasaron a formar parte de la resistencia política al régimen (1966-1973). Tal resistencia, resultó especialmente gravitante hacia fines de los sesenta. La atmósfera política y cultural cambió sensiblemente en 1968 al desatarse una serie de movimientos en distintas latitudes. Aún con su heterogeneidad, el año 1968 ahondó un proceso ya en curso: la juventud emergía como un actor político privilegiado. En Argentina, la irrupción del Cordobazo en mayo del 1969 (que será seguido por otras revueltas populares en provincias tales como Rosario, Mendoza, Tucumán o Corrientes) constituirá un punto de inflexión en el devenir de las luchas sociales y estudiantiles como también para la estabilidad del régimen militar.

En paralelo o con inmediata posterioridad a los procesos abiertos en torno a 1968, comenzarán a editarse en el ámbito porteño una serie de revistas dinamizadas por jóvenes provenientes o vinculados a la FFyL de la UBA: Antropología del 3er Mundo (1968-1973), Los Libros (1969-1976), Revista Argentina de Psicología (1969-2002) o Envido (1970-1973). Algunas de ellas, puntualmente Antropología del 3er Mundo y Envido, encontraron articulaciones con el movimiento contestatario de las Cátedras Nacionales en la carrera de Sociología de la facultad (Friedemann, 2021). De igual modo, el derrotero de la RCE y de las otras revistas mencionadas estuvieron marcados por vínculos flexibles y, en algunos casos, de franca oposición con las intervenidas instituciones académicas. En este sentido, las revistas oficiaron como formaciones (Williams, 1977), es decir, como espacios de agregación de jóvenes que no encontraban otros canales

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y.Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel institucionales de expresión

7. Pero también sería posible pensar su dinámica con otro concepto de Williams (1997): estructura de sentimiento. Aunque enunciado por el autor para otros fines, el concepto ilumina los significados y valores tan compartidos como sentidos activamente por parte de miembros de la RCE. Alrededor o a través de la revista se desplegaron relaciones afectivas que hilaron coincidencias político-teóricas con sensibilidades comunes y activas. Así, la revista resultó performativa: visibilizó y consagró una identidad grupal que por entonces carecía de inserción institucional.

A partir de la irrupción de los movimientos políticos y sociales en 1968, se operó un giro en la teoría crítica occidental hacia el estudio de las concretas realidades (Anderson, 1987[1976]) que abarcó el análisis del poder, del Estado y del propio sistema educativo. Muchas de estas novedades eran obturadas por la dictadura en Argentina. En ese sentido, entre los propósitos de las revistas mencionadas, era frecuente la ampliación del debate y circulación de los nuevos insumos teóricos. Tal propósito también signó la fundación de la RCE. En el editorial de su primer número (abril 1970), la revista anunciaba las razones de su nacimiento:

Los motivos que impulsaron a quienes conjugaron sus esfuerzos para hacer realidad este proyecto, pueden reducirse a uno solo: el deseo de promover el desarrollo de los estudios educacionales en el marco de un debate abierto, sin prejuicios, sin limitaciones y sin anteojeras, manteniendo como única exigencia el nivel científico en que deben ser expresadas las ideas. No debe esperarse, por lo tanto, que la revista mantenga una línea teórica definida, ni debe asombrar que en un mismo número aparezcan expuestas teorías diferentes sobre el mismo problema.

La elección de un nombre de una revista no es un acto menor; es un hecho que funda la identidad y suele formar parte de una estrategia para posicionarse en el campo revisteril y cultural. Algunas de las razones de la denominación de la RCE pueden rastrearse en la particular configuración del campo educativo e intelectual porteño. El nombre era doblemente sugestivo. Primero, denotaba la audacia e irreverencia juvenil, característica de la época: ante la ausencia de otra publicación en el campo pedagógico, la revista se proponía ocupar el conjunto del espacio educativo8. Los y las jóvenes de la publicación pretendían cubrir todas las aristas de las Ciencias de la Educación. Segundo, el nombre trasuntaba una impronta simultáneamente modernizadora y crítica. Es decir, la revista proseguía la perspectiva renovadora de la carrera de Ciencias de la Educación de la UBA, fundamentalmente, cuando Gilda Romero Brest y su grupo se hicieron cargo de la dirección del Departamento El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel Ciencias de la Educación. Pero las y los jóvenes no seguían el camino emprendido por sus maestras/os modernizado ras/es y esgrimirían una perspectiva crítica del orden social. Así, además de oponerse a los sectores católicos conservadores que pasaron a dirigir el Departamento, también el nombre suponía una solapada disputa con el grupo comandado por Gilda Romero Brest, pionero en el ámbito local en desarrollar una perspectiva científica del fenómeno educativo.

Con todo, desde un principio la RCE estuvo animada por conflictos intergeneracionales, es decir, entre jóvenes que pretendían disputar el monopolio y prestigio del campo educativo detentando por la tecnocracia educativa de orientación cristiana o por los liberales modernizadores. La revista se erigía como una instancia de legitimación a la vez horizontal y vertical: entre pares y contra los mayores. De todas maneras, tal conflicto generacional no resultó lineal: figuras mayores del campo educativo, tales como Gregorio Weinberg o Ricardo Nassif, acompañaron las iniciativas de estos recién llegados al campo educativo (Bourdieu, 1991).

si bien las revistas culturales son empresas colectivas, lo cierto es que la capacidad y el compromiso no resultan homogéneos. El papel de quien oficia como director/a frecuentemente es decisivo tanto en la gestación como delimitación del espacio político-cultural de la publicación: «una revista puede tener una vida colectiva, pero su alma permanece siempre individual» (Julliard, 1987: 5). Precisamente, Tedesco impulsó la iniciativa. invitó a un conjunto de colegas con los que también mantenía lazos de amistad. su capacidad, vínculos e inserción institucional le permitieron colocarse como director de la RCE que salió en asociación con el Instituto de Relaciones Internacionales (ILARI). Desde 1968, Tedesco estaba a cargo de la sección de Ciencias Sociales del Instituto. Creado en Ginebra en el año 1966, el ILARI respondía al proyecto del Congress for Cultural Freedom (Congreso por la Libertad de la Cultura, CLC) que se fundó en Berlín a mediados de 1950 con sede en París. El propósito central del CLC era compensar, dentro de los conflictivos enfrentamientos político-ideológicos de la Guerra Fría, las intervenciones del bloque soviético. Una de las principales figuras del ILARI fue el periodista anarquista belga exiliado en América latina después de la Guerra civil española: Louis Mercier Vega (Janello, 2013). Gino Germani, Orlando Fals Borda y Aldo Solari formaron parte del Consejo Asesor del Instituto. El ILARI, que involucró una extensa red de cientistas sociales, intelectuales y escritores en términos políticos, fortaleció un consenso de centroizquierda, liberal democrático, distante de los populismos, las izquierdas armadas y los gobiernos militares. Si su centro ideológico (Gino Germani o Aldo Solari) estaba flanqueado por derecha por algunas figuras como De Imaz, también fue significativo el contrapeso de jóvenes izquierdistas como José Nun, Marcos Kaplan, Atilio Borón, Oscar Massota o Franscisco Urondo (Janello, 2018). Dentro de éste grupo se encontraba Tedesco que en los años sesenta había militado en las tendencias revolucionarias del socialismo argentino y el trotskismo.

El ILARI contaba con una red revisteril: las más conocidas fueron Aportes (1966-1972, de perfil sociológico, se editaba en

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel español, francés e inglés y contó con la asidua participación de autoras/es como José Nún, Marcos Kaplan, Gregorio Klimovsky, Gregorio Weinberg, Gilda Romero Brest, Sergio Bagú o Florestán Fernández) y Mundo Nuevo (1966-1971, abocada a la cultura general). Ambas aparecieron en 1966, es decir, en el contexto de intervención de las universidades, a fin de sostener el nivel y circulación del debate teórico. Eran revistas que estaban animadas por un estilo de intervención intelectual que se apoyaba no en grandes y transcendentes valores sino en un saber específico. En este marco, el Instituto promovió a la RCE, aunque no era su revista principal. Dirigida por Tedesco, dejó amplios márgenes de libertad para que el cientista de la educación decida sobre los destinos, contenidos e integrantes, aunque presumiblemente Aportes y Mundo Nuevo oficiaron como referencia teórica y estética.

La RCE: sus momentos y características principales Si bien siempre es complejo determinar etapas en las revistas culturales, tal vez un criterio oportuno sea atender a la estrategia político-editorial de la RCE, sus modos de insertarse en las aporías del período como así también en su dinámica interna. Así, sería posible identificar tres momentos: (a) desde su inicio (abril de 1970) hasta el número 4 (marzo de 1971); (b) desde el número 5 (julio de 1971) hasta el número 8 (agosto de 1972) y (c) desde el número siguiente (mayo de 1973) hasta su ocaso (enero/septiembre 1975).

En un primer momento, la revista se publicó en asociación al ILARI. Por ello, Montevideo 666 fue su primera dirección y el sitio indicado para enviar correspondencias, giros o solicitar suscripciones. Durante esta primera etapa, la RCE permaneció animada por el propósito de pluralizar el debate educativo obturado por la dictadura, tal como sugería su editorial de apertura. En esta clave, se buscó mostrar, de manera plural, las novedades teóricas en distintas áreas de la ciencias de la Educación: planificación educativa, economía de la educación o formación de recursos humanos. También la revista se mostró como caja de resonancia de los desarrollos recientes en subcampos como la psicopedagogía.

La delimitación de esta primera etapa de la RCE se advierte también en las propias reconstrucciones realizadas por sus protagonistas. A principios de 1975, la RCE y la editorial rosarina Axis (con la que, como se verá, la revista había comenzado a trabajar a mediados de los 70), dieron inicio a la publicación conjunta de una serie de Cuadernos que buscaban constituirse en Aportes de teoría y práctica de la educación, como decía su subtítulo. El primero (y, presumiblemente, el único) Cuaderno publicado llevó por título Ideología y Educación y recopiló una serie de artículos de la RCE (Tedesco et al., 1975). En la presentación, escrita en enero de 1975, Tedesco hizo un racconto del periplo de la RCE (que también será incluido en el editorial del último número en septiembre de 1975), en el cual aseguraba que hasta el número 5, la revista se abocó a la pluralidad y a mantener un nivel académico adecuado, rasgos ambos que respondían al «[...]

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel cientificismo liberal propia de la formación dominante hasta 1966 en la Universidad argentina, especialmente en la de Buenos Aires» (1975: 12). Más allá de que la presentación permite divisar las deudas de la RCE con la formación académica en la UBA, no hace mención del ILARI. Extinguido por entonces y sospechado de haber contado con financiamiento de los EE UU en su lucha contra el comunismo, el ILARI se había constituido en un polo de referencia para el cientificismo de cuño liberal en los sesenta/setenta, por lo que no sería desacertado considerar que la ruptura de la RCE con el Instituto significó también un hito en su derrotero. A partir del número 5 (julio de 1971) la RCE, que nunca persiguió fines comerciales, anunció su autofinanciamiento y se desprendió del ILARI:

La receptividad con la cual contamos hasta ahora, unida al compromiso militante de los que animan la edición de la revista, nos permite iniciar un periodo en el cual la autonomía financiera no sea una utopía irrealizable sino una realidad concreta.

Tal autonomía, siempre anhelada por las revistas culturales, fue la consecuencia previsible de la excelente recepción que tuvo la revista y significó también mudar la dirección de la revista: el departamento de Gerardo Sánchez, ubicado en la Avenida Caseros 2307, a la localidad porteña de Parque Patricios y a cuadras de la cárcel de Caseros, donde oficiaba ahora como sede. La RCE comenzó, paulatinamente, a ocupar un lugar más específico en el campo educativo, esto es, como un punto de referencia de la crítica pedagógica. La difusión y el empleo de nuevos marcos teóricos críticos que comenzaban a circular se volvió una característica. La pretendida neutralidad y el rechazo de la asunción de una línea teórica (como aseguraba la primera editorial) se desandaba taxativamente en pos de ocupar una posición pedagógica marcadamente crítica del orden socio-educativo. Desde el número 5 (julio 1971) se advierte la gravitación de marcos teóricos críticos que continuará en el número 6 y se volverá notorio a partir del número 7 (abril de 1972) con la puesta en circulación de los postulados educativos de Ivan Illich y el empleo frecuente de corrientes marxistas (sobre todo, del crítico reproductivismo francés).

Este enfoque continuó hasta el número 9 (mayo de 1973) que se publicó simultáneamente con la asunción del gobierno por parte de H. Cámpora en mayo de 1973. Las exigencias cambiaron y la revista comenzó a transitar su tercera y última etapa: se trataba ahora de traducir la radicalidad teórica pedagógica en propuestas concretas. Es decir, continuaba la perspectiva crítica sobre los problemas educativos, pero se añadía la preocupación por vertebrar líneas de intervención. La asunción de Cámpora establecía condiciones para el pasaje por parte de la izquierda peronista de la oposición a la elaboración de propuestas desde organismos públicos. Distribuidas la conducción política de las agencias estatales entre las heterogéneas fuerzas peronistas, el Ministerio de Educación a nivel nacional a cargo de Jorge Taiana y las universidades dirigidas por nuevos decanos, aparecían como lugares privilegiados desde donde la izquierda peronista podía

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel forjar programas y alternativas educativas. Estas instituciones, registraban o condensaban el vertiginoso proceso de peronización de sectores intelectuales y universitarios acontecido desde fines de los sesenta y principios de los setenta (Dip, 2017).

Ante este escenario, la RCE se mostró nuevamente como caja de resonancia. Aunque sin adherir a la izquierda peronista, se colocó en diálogo con aquellos sectores que hilvanaban la pretensión crítica con un enfoque científico. En esta línea, la revista reprodujo una serie de documentos, pero simultáneamente impugnó al pensamiento freiriano que fundamentaba buena parte de las posiciones pedagógicas del nacionalismo popular pedagógico. En su número 9 la RCE incluyó: (a) un documento del Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista (pp. 46-48) comandado por el exdecano de Ciencias Exactas, Rolando García; (b) una entrevista al Dr. carlos Paldao, coordinador técnico del Plan de Educación Permanente a cargo de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA) y de la Dirección Nacional de Educación del Adulto (DINEA) (pp. 58-61). También el número reprodujo un informe sobre el papel de la educación en el proceso de transición al socialismo en Chile. A su vez, el número 10 (octubre de 1973) estuvo dedicado a debatir críticamente las propuestas político-pedagógicas de Iván Illich y Paulo Freire.

Aunque desde mediados de 1973 la coyuntura paulatinamente fue dejando cada vez menos espacio para la crítica pedagógica y, menos aún, para la elaboración de propuestas disruptivas, la RCE intentó conservar este lugar en el campo educativo hasta su ocaso. La gravitación creciente de la derecha peronista hacia mediados de 1973 y los golpes de Estado en países vecinos como Uruguay y Chile dibujaron una escena escasamente porosa para la intervención pedagógica transformadora. Tal cambio se vislumbró en los últimos números de la revista en los cuales la postulación de propuestas ya no tenía como objeto la agenda pública, sino la práctica pedagógica al interior del sistema educativo. La escena política restringía los márgenes de intervención, pero la publicación permanecía preocupada por la elaboración de propuestas9.

A lo largo de estos momentos se advierte un progresivo crecimiento de la RCE. Sintomático al respecto resulta el número 7 (abril 1972) en el cual se operaron dos cambios. Primero, la revista

abierta en mayo de 1973. Tal vez, la brevedad del gobierno camporista, la gravitación creciente de la derecha peronista desde mediados de 1973 y a lo largo de 1974, como así también la profundización de las objeciones del director de la revista hacia la opción política comanda por Montoneros, llevaron a que en enero de 1975 las expectativas en torno al peronismo se hayan clausurado taxativamente. En este sentido, se podría pensar que la auto reconstrucción por parte de Tedesco de la RCE en enero de 1975, buscó desestimar el impacto de las expectativas tejidas en torno al peronismo en la vida de la publicación.

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel consiguió otro lugar de funcionamiento que la acompañará hasta su ocaso: la cooperativa Escuela Mundo Nuevo, ubicada en Cuba 1940, en el barrio porteño de Belgrano. Fundada a principios de aquel año, la Escuela nacía con la pretensión de renovar las prácticas escolares y asumir el cooperativismo como modo de organización. Segundo, la incorporación de egresadas de otras universidades al consejo de Redacción: Julia silber por la Universidad Nacional de La Plata y Clotilde Yapur por la Universidad Nacional de Tucumán. Por primera vez, el staff rompía los confines de la universidad porteña10. La inclusión se sostenía en afinidades político-ideológicas en torno al abordaje crítico del fenómeno educativo que se entremezclaron con lazos laborales o afectivos con el director de la RCE. De igual modo, sería improcedente derivar de la unidad intelectual y estética de la revista cultural una estricta homogeneidad doctrinaria o ideológica (Altamirano y Sarlo, 1983); en la RCE convivieron simpatías políticas heterogéneas de izquierda: nacionalismo popular, comunismo o trotskismo.

Paulatinamente, la revista se volvió un espacio nacional tanto de agregación de jóvenes egresados y egresados de carreras de Ciencias de la Educación o Pedagogía, como de referencia para la teoría crítica. La federalización de la revista también demandó un compromiso particular. Nilda León recuerda un viaje con Gerardo Sánchez -miembro fundador de la revista- y Juan Carlos Tedesco a provincias con universidades nacionales. El propio Citroen de Gerardo Sánchez oficiaba de medio de transporte: «Para ir a visitar las universidades del interior nos fuimos en el Citroen, con el baúl lleno de revistas» (Nilda León). En este viaje se establecerán vínculos y contactos con egresadas de la Universidad Nacional de Córdoba, tales como Justa Ezpeleta y Marta Teobaldo, que se integrarán al Consejo de Redacción de la revista en el número 9 (mayo de 1973).

La sensibilidad latinoamericana fue otro rasgo de la revista. La misma se advierte en los denominados canjes, es decir, en la recíproca disponibilidad entre publicaciones o instituciones del período para publicitarse mutuamente. Además de la publicidad de revistas culturales nacionales que coincidían en analizar crítica y científicamente los problemas contemporáneos, como Los Libros o la Revista Argentina de Psicología, también la RCE difundía revistas latinoamericanas. Además de aquellas promovidas por el ILARI (Aportes o Mundo Nuevo, pero también la Revista Paraguaya de Sociología), se visualizan otras: Revista del Centro de estudio Educativo (México), Revista Latinoamericana de Ciencia Política (promovida por FLACSO) o Comunicación y Cultura (publicada en Chile y en Argentina). En momentos en que la cuestión del tercer mundo era ampliamente evocada en la trama egresadas/os de la UBA que se incorporan al staff serán: Roberto Gargiulo en el n° 5 (julio de 1971) que acompañará a la publicación hasta el 12° (setiembre de 1974); Guillermo García en el n° 7 (abril de 1972); Mirtha Antabi en el 12°; y Luz Chapori en el último número doble 13/14 (enero/septiembre de 1975).

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel político-teórica, la sensibilidad por el registro latinoamericano constituyó otro rasgo de la RCE. Se trataba de transitar una tensión recurrente en ciertas revistas culturales del período: elaborar una crítica científica que, aún atenta a los insumos y contribuciones teóricas extranjeras, no reproduzca la dependencia cultural.

En su lustro de existencia, la RCE contribuyó a la formación del magisterio como así también a las carreras de Pedagogía o Ciencias de la Educación. Aunque con dificultades para ingresar a la carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de FFyL de la UBA, lo cierto es que la revista tuvo buena acogida en otras universidades donde sus artículos pasaron a formar parte de los programas de estudio.

Sin vínculos orgánicos con universidades o editoriales, los puntos principales de venta de la RCE fueron las librerías y quioscos. La distribución era asumida por los miembros del Consejo quienes ponían sus propios recursos y voluntad a disposición: «[...] lo acompañé a Juan Carlos muchas veces a hacer el reparto; lo hacíamos en su auto..., salía así, a pulmón» (Marta Teobaldo). También se debía pasar a recaudar las ventas que solían ser buenas: «Cuando yo iba a las librerías, los libreros estaban admirados de que se vendiera, porque generalmente las revistas quedaban como clavo. ¡No me devolvían ninguna!» (Roberto Gargiulo). De igual modo, en muchas ocasiones los miembros del Consejo terminaban por hacerse cargo de gastos para garantizar la salida y circulación de la revista: «[El financiamiento] era muy precario, poníamos plata nosotros» (Clotilde Yapur). Con todo, la revista era esencialmente un emprendimiento colectivo que funcionaba por el trabajo y dedicación de sus integrantes.

El carácter más bien artesanal signó a la publicación hasta el último número doble 13/14 (enero/setiembre de 1975) que salió en asociación con la editorial Axis perteneciente a la Biblioteca Vigil de la ciudad de Rosario -que prometía dotarla de un inédito alcance y regularidad-. El último número doble mantuvo las principales características de la publicación, aunque el formato se volvió ligeramente más pequeño. otro cambio significativo también fue la aparición de Guillermo García (egresado por la UBA) como subdirector. A partir de los testimonios sería posible pensar que tal denominación resultó una negociación entre el director de la publicación y el propio Guillermo García. Desde 1973 Tedesco se desempeñó como docente e investigador en la Universidad Nacional de Comahue, pero la revista continuó editándose en la ciudad de Buenos Aires, por lo que presumiblemente distintas responsabilidades recayeron en García. El prestigio simbólico otorgado por la dirección de la revista se puso en juego y el poco frecuente cargo de subdirector en una revista cultural resultó una modalidad temporal para dirimir el dividendo.

La asociación con una editorial que permitía ampliar los horizontes de la RCE fue tan esperada como efímera. Las circunstancias del país signadas por las acciones de la triple A, la intervención de las universidades, la censura y la persecución condujeron a su cierre. Desde finales de 1973 se advierte la clausura de un sinfín de revistas culturales, proceso que se agudizará con el

El itinerario de la Revista de Ciencias de la Educación (1970-1975): un análisis de su trama política, cultural y. .. Sebastián Gómez y Valeria Martínez del Sel golpe de Estado en marzo de 1976. La RCE será una más de estas revistas culturales que desaparecerán. Las condiciones en las que se vivía no dejaron tiempo para el duelo: «Ya estábamos todos muertos de miedo, buscando adónde partir. Existía una cadena de ayuda. Los amigos eran importantes, además de la familia» (Clotilde Yapur). Precisamente, las propias amistades -tejidas en torno a la revista- resultarían decisivas para que algunos miembros pudieran salir del país y encontrar refugio en otros países.

A modo de cierre

Desde la historia intelectual y su creciente interés por el estudio de las revistas culturales, se ofreció un análisis de la trama política, cultural y afectiva de la RCE. Este artefacto cultural constituye un punto de referencia para el recorrido de la teoría crítica vernácula en los vertiginosos primeros años setenta.

Existen distintas aristas para continuar reflexionando sobre la RCE. Entre tantas, sería necesario profundizar tanto en el análisis de la división del trabajo al interior de la revista desde una perspectiva de género como en un examen particular de las trayectorias de sus miembros. si bien recientemente han surgido estudios en torno a la biografía de Tedesco, restan indagaciones

11 Sobre el derrotero de Juan Carlos Tedesco, puede consultarse: Ruiz (2015); Amar (2016); Pulfer (2018); Dussel (2018); Gómez (2020); Gvirtz y Steiman (2021). En 2020 la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) reeditó de manera digital el libro del autor Educación y Sociedad (incluyendo estudio de

puntuales sobre los itinerarios de otros miembros del staff que permitan por un lado, caracterizar los matices en la configuración de la revista, y por el otro, completar la trama y las redes que estableció la revista en particular con espacios intelectuales del interior del país11. El hilo de Ariadna recién inicia.

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Recibido: 28 de Abril de 2021; Aprobado: 28 de Junio de 2021

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