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Historia de la educación - anuario

versión On-line ISSN 2313-9277

Hist. educ. anu. vol.22 no.1 Ciudad autonoma de Buenos Aires. jun. 2021

 

Demanda continua

Los estudiantes secundarios y la producción de revistas. ¿Estrategias de unidad o resistencia?El caso de tres instituciones educativas de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires (1976-1986)

Alejandra Álvarez1 

Nadia Minghetti1 

Estefanía Otero1 

1Licenciada y profesora de Ciencia Política egresada de la Universidad de Buenos Aires, magister en Ciencias Sociales con orientación en Educación y doctoranda en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Se desempeña como docente en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales y es integrante del Equipo PICT 1155 «Tiempo de definiciones. Experiencia educativa, ciudadanía y cultura digital en la escuela secundaria y la educación superior» del Área de Educación de FLACSO. Contacto: [estefaniasoledadotero@gmail.com].

Resumen

Este artículo se propone analizar de forma exploratoria qué rol cumplieron las revistas producidas por estudiantes del nivel medio de Buenos Aires entre el período que abarca la última dictadura cívico-militar y los primeros años del retorno de 1 2 3 la democracia en la Argentina (1976-1986). Las revistas estudiantiles que formaron parte de la cultura escolar desde principios del siglo XX, en ese contexto particular, se constituyeron en canal de expresión de los jóvenes en un momento en el que todas las formas de participación y organización estudiantil estaban prohibidas. Estas revistas se convirtieron en un espacio de participación colectiva, de expresión de opiniones e intereses diversos. Asimismo, en el transcurso de la crisis de la última dictadura hacia el período del retorno democrático, se impulsó la democratización dentro del ámbito escolar. Las revistas que se utilizaron corresponden a tres instituciones educativas diferentes: Etcétera, de la Escuela Normal Nacional de la localidad de Quilmes, provincia de Buenos Aires (una publicación recuperada por el archivo escolar de forma reciente); Aristócratas del Saber, del Colegio Nacional de Buenos Aires (un ejemplo emblemático de prensa estudiantil en dictadura) y Bola (un caso relevante por su continuidad hasta el presente como publicación estudiantil), de la Escuela Superior de Comercio «Carlos Pellegrini». La primera fue una publicación autorizada durante la última dictadura, en tanto que las dos últimas circularon de forma clandestina, lo cual permite indagar las estrategias desplegadas por los estudiantes en ambos escenarios.

Palabras clave: Revistas estudiantiles; estudiantes secundarios; dictadura-resistencia; democracia

Abstract

This article aims to analyze, in an exploratory way, which role the magazines produced by high school students from Buenos Aires played in the period that extends from the last civic military dictatorship to the first years of the return of the democracy in Argentina (1976-1986). The students’ magazines, which werepart of the school culture from the beginnings of the 20th century, in that context became a channel of expression of theyouth in a moment in which all the ways of participation and the student organization were forbidden. These magazines became a space for collective participation, for the expression of opinions and diverse interests. Furthermore, over the course of the crisis of the last dictatorship to the period of the democratic return, the democratization was boosted through these magazines within the educational scope. The magazines that were used correspond to three different educational institutions: Etcétera from the Normal School in the local area of Quilmes, province of Buenos Aires (this magazine was recently recovered by the school archive); Aristócratas del Saber from the National School of Buenos Aires (an emblematic example of the student press during the dictatorship) and Bola (a relevant case for its continuity as a student publication until the present) from the Superior School of Commerce «Carlos Pellegrini». The first was a publication authorized during the last dictatorship while the last two circulated in a clandestine way, which allows us to inquire the strategies developed by the students in both scenarios.

Keywords: Students’ magazine; high school students; dictatorship-resistance; democracy

Presentación4

Este artículo tiene por objeto de estudio el análisis de las revistas estudiantiles realizadas por jóvenes de escuelas secundarias de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires. Cuando se piensa en

Los estudiantes secundarios y la producción de revistas. ¿Estrategias de unidad o resistencia? El caso de tres instituciones la categoría de juventud en estas páginas se hace alusión a un sujeto heterogéneo que incluye multiplicidad de formas de ser joven. Inclusive la sociedad misma define en cada periodo una forma específica de identidad juvenil puesto que las instituciones y sus discursos han intentado, durante el siglo XX, limitar a los sujetos jóvenes, controlarlos y clasificarlos, en tanto que el mercado cultural en la posguerra ha contemplado su diversidad y lo ha convertido en un sujeto de consumo (Reguillo, 2000).

La juventud argentina tuvo una presencia relevante en la política y cultura desde la primera mitad del siglo XX pero fue entre las décadas del cincuenta y setenta que se transformó en la protagonista de una modernización sociocultural, dando lugar a la era de la juventud. Durante este proceso contribuyeron a introducir cambios en las relaciones de género, comportamientos sexuales, consumos culturales y la participación política se radicalizó. Como contrapartida, a partir de 1966 el contexto político dictatorial se concentró en ordenar y contrarrestar estos cambios en favor de los valores tradicionales. En este sentido en el año 1974 se instaló con fuerza un proyecto autoritario que afectó la sociabilidad, sexualidad y participación política de la juventud, que llegó a sus niveles máximos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983). La era de la juventud llegó a su ocaso con el final de la última dictadura, puesto que el 70 % de las víctimas del terrorismo de Estado eran jóvenes (Manzano, 2017).

Por lo tanto, el presente trabajo se inscribe en un contexto específico que abarca la última dictadura y la transición democrática, teniendo como antecedente un creciente protagonismo juvenil en la vida política y cultural en las décadas previas y un corte abrupto dado por la instalación de un proyecto autoritario. En relación con eso, los estudiantes secundarios se reunieron en torno a un producto cultural específico: la prensa estudiantil. En este sentido, ¿es posible pensar las revistas como una necesidad de expresión en un contexto especialmente represivo con la manifestación de ideas?, ¿se han transformado en una herramienta de resistencia o simplemente de unidad en un contexto en el cual se instaba a los jóvenes a asumir su individualidad? si bien la prensa estudiantil ya formaba parte de la vida de estudiantes secundarios desde comienzos del siglo XX, ¿hubo algún tipo de reconfiguración en este escenario particularmente represivo con los estudiantes?, ¿cómo se producían y circulaban las revistas?, ¿qué función cumplieron en el periodo de la transición democrática y durante los primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín?, ¿qué expresaban sus editoriales?, ¿cómo se vinculaba la elaboración de las revistas con el inicio de la militancia política?, ¿qué puntos de encuentro se establecieron entre las diferentes publicaciones?

Desde un enfoque cualitativo se estudian las revistas Etcétera de la Escuela Normal Nacional de la localidad de Quilmes, provincia de Buenos Aires; Aristócratas del Saber (ADS) del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNB) y Bola de la Escuela Superior de Comercio «Carlos Pellegrini» (ESCCP) -estos dos últimos colegios dependientes de la Universidad de Buenos Aires

Los estudiantes secundarios y la producción de revistas. ¿Estrategias de unidad o resistencia? El caso de tres instituciones.... Alejandra Á l v a r e z, N a d i a Minghetti y Estefanía Otero (UBA)-. La elección de estos casos instrumentales (Stake, 1999) permite comprender no sólo las características que asumieron estas revistas sino la manera en la cual los jóvenes percibían su participación en las mismas.

Siguiendo los aportes de Guadalupe Seia (2020), la autora sostiene que esta producción de revistas se constituyó como un espacio de sociabilización y politización en medio de una reorganización del movimiento estudiantil universitario, fenómeno que tuvo lugar en las principales ciudades de Argentina, Uruguay, Brasil y Chile, durante sus respectivos procesos dictatoriales. Las revistas cobraron importancia central en un periodo en el cual la organización política y gremial estudiantil universitaria estuvieron prohibidas. En este artículo se evidencia que en las escuelas secundarias analizadas tuvo lugar un proceso similar.

Por su parte, los autores Berguier, Hecker y Schifrin (1986: 81) denominan a este tipo de publicaciones como revistas subterráneas y las entienden como «[...] vasos comunicantes, canales expresivos y ámbitos de participación estable» indicando que para 1981, en la Capital Federal, el número de publicaciones ascendía a treinta y cinco. Esta cantidad da cuenta de la difusión del fenómeno, del cual seleccionamos una pequeña muestra para dar cuenta de cómo los jóvenes percibían el rol de estas producciones.

El artículo consta de dos apartados y una reflexión final. El primero hace referencia al contexto histórico en el cual se inscribe el trabajo seguido de un repaso de los principales aportes al estudio de las revistas estudiantiles durante la última dictadura. El segundo apartado se divide en tres secciones que analizan cada uno de los casos elegidos. Por último, las reflexiones finales condensan las conclusiones arribadas luego del análisis realizado.

Ser estudiantes secundarios entre los años 1976y 1986Desde mediados del siglo XX los estudiantes secundarios fueron participando activamente de la vida política nacional, logrando una marcada visibilidad en el espacio público que fue en aumento hasta la primera mitad de la década del setenta. Dentro de la trayectoria participativa de los estudiantes secundarios podría destacarse su participación dentro de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), creada por el peronismo en 1953 como el primer intento de parte del Estado de organizar a los estudiantes secundarios (Cammarota, 2014b); las batallas por la laica o libre entre 1956-1958 (Cañon Voirin, 2015); la participación en las tomas de escuelas secundarias durante el año 1973 -exigiendo su democratización- y el levantamiento de la prohibición de los centros de estudiantes producto de la Resolución de la Torre (Manzano, 2011). En definitiva, se trata de acciones que, de acuerdo con el contexto, expresaban los intereses y las luchas de estos colectivos.

Durante la última dictadura cívico-militar tuvo lugar el secuestro y desaparición forzada de alrededor de doscientos cincuenta estudiantes secundarios, mientras que otros fueron

Los estudiantes secundarios y la producción de revistas. ¿Estrategias de unidad o resistencia? El caso de tres instituciones sometidos a un intenso disciplinamiento en las escuelas y en el espacio público5. En este escenario se impulsó, desde el gobierno de facto, una serie de medidas que iban desde la despolitización, la persecución y la censura, hasta el acercamiento con la intención de influenciarlos ideológicamente a partir de la imposición de un conjunto de valores asociados a la triada Dios, patria y familia que buscaba que esa juventud disciplinada estuviera fuera del alcance de la subversión y que, a futuro, se convirtiera en su heredera (Lvovich, 2009; Rodríguez, 2011; Pineau, 2014; Zysman, 2016; Manzano 2017; Luciani, 2017). No obstante, durante estos años represivos los jóvenes escolarizados desarrollaron prácticas que les permitieron evadir, en la medida que les fue posible, algunas de las imposiciones que recaían sobre ellos, o bien reformular las propuestas oficiales y adaptarlas a sus intereses.

De esta manera, algunas investigaciones pusieron de relieve las prácticas culturales y/o políticas que contrarrestaban las iniciativas oficiales tales como la militancia política -que muchos seguían sosteniendo a pesar del contexto-, la búsqueda de la unidad estudiantil a través de la organización de campamentos o torneos deportivos, la presencia en festivales de rock, la producción de revistas estudiantiles, la junta de firmas por el Boleto Estudiantil o la participación en los festejos con ocasión de las celebraciones del Día del Estudiante, entre otros ejemplos (Berguier et al., 1986; Garaño y Pertot, 2008; Marcote, 2017; Luciani, 2017; González, 2019; Álvarez, 2019).

Vale destacar que acontecimientos como el de la derrota en la Guerra de Malvinas hicieron entrar en jaque al poder del gobierno de facto y hacia el año 1982 comenzó a gestarse un movimiento a favor de la apertura democrática, proceso en el que la militancia juvenil tuvo un fuerte protagonismo. Una de las acciones llevadas a cabo fue la constitución en 1981 de la Multipartidaria, «[...] la cual abrió un espacio de confluencia de organizaciones y partidos políticos dando lugar al Movimiento de Juventudes Políticas» (Larrondo y Cozachcow, 2016: 51). Dada la presión que ejercía la ciudadanía, finalmente la dictadura convocó a elecciones para 1983, resultando ganadora la fórmula de la UCR que llevó a Raúl Alfonsín a la presidencia bajo un gran clamor popular. En este proceso de apertura democrática los estudiantes

tortura y desaparición forzada del Estado terrorista, son secuestrados y asesinados. Hubo unos pocos sobrevivientes a este episodio (cuatro). Se han constituido diferentes memorias en pugna respecto del secuestro de estos jóvenes y los motivos por los cuales fueron desaparecidos. Las últimas lecturas del episodio proponen que su secuestro respondía a su condición de militantes estudiantiles y políticos, y no solo al reclamo por el BES (Lorenz, 2004; Marcote, 2017, Raggio, 2017).

Los estudiantes secundarios y la producción de revistas. ¿Estrategias de unidad o resistencia? El caso de tres instituciones.... Alejandra Álvarez, N a d i a Minghetti y Estefanía Otero secundarios comenzaron a institucionalizar los centros de estudiantes. Por ejemplo, en 1984 el MOJUPO operó entre los años 1983 y 1987, siendo la expresión de las representaciones juveniles de lo que se produjo en la marcha por la libre agremiación de estudiantes de Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Un año más tarde, se organizó una segunda marcha en reclamo de «[...] una renovación de la curricula entendiendo que persistían contenidos de la dictadura que no habían sido aggiornados en función de las necesidades nuevas del país, además de la critica a los métodos pedagógicos de los docentes» (Núñez, Chmiel y Otero, 2016: 142). A pesar de los reclamos durante ese año, desde el Ministerio de Educación se impusieron limites a la participación estudiantil de tipo partidaria, alentando centros de estudiantes que solo tuvieran incumbencia escolar y cultural (Más Rocha, 2016).

La prensa estudiantil como objeto de estudio

Quien tiene por objeto de estudio producciones estudiantiles se encuentra frente a la dificultad de contar con las fuentes porque muchos de estos materiales tuvieron como destino el descarte y muy rara vez tales fuentes fueron resguardadas -ya sea como reliquias o como objetos de memoria (Cámara Bastos y Freitas Ermel, 2015)-. Tampoco son abundantes los trabajos publicados acerca de la prensa estudiantil en comparación con los trabajos sobre prensa pedagógica en general6. Diversos investigadores del área están de acuerdo en que la investigación referida a la prensa escolar y estudiantil está aún poco explorada, no obstante, comienzan a producirse avances en ese sentido (Hernández Díaz, 2015; Finocchio, 2013; Cámara Bastos, 2015). Los estudios de Giana Lange do Amaral (2002) ubican a los periódicos estudiantiles como testimonios vivos de los métodos y concepciones pedagógicas de una determinada época, dejándonos ver configuraciones específicas de la vida y la cultura escolar.

En relación con las investigaciones sobre revistas estudiantiles del nivel medio durante la última dictadura, se considera a ADS como un caso emblemático de prensa estudiantil clandestina, interpretada como un espacio de resistencia que promovió la participación política y la democratización dentro del CNBA (Garaño y Pertot, 2002; Finocchio, 2013; Minghetti, 2018). Otro ejemplo, puede encontrarse en una tesis de maestría sobre agrupaciones políticas en la ESCCP. Allí se analiza el caso de la Revista Bola, también clandestina, que nació en abril de 1983 y se

Mentor. Así como también puede mencionarse el estudio de las revistas de la UES en su periodo de formación (Cammarota, 2014b) Mientras que a nivel universitario se destaca el análisis de Luciana Carreño (2017) de revistas estudiantiles en las primeras décadas del siglo XX, para el caso de la UBA. publicó con pseudónimos hasta diciembre del mismo año, cuando salió de la clandestinidad. En ambos casos los estudiantes fomentaron desde la revista la necesidad de la participación política estudiantil (Otero, 2018). Por su parte, la Escuela Normal Superior «Mariano Acosta» de la Ciudad de Buenos Aires también ha contado con una publicación estudiantil clandestina llamada Inter match, más precaria que las anteriores, de la cual se preservó un único número que fue objeto de sanciones disciplinarias (González y Requejo, 2011).

Pero este fenómeno no se restringió al nivel medio. Guadalupe Seia (2019) analizó las revistas estudiantiles que circularon en distintas facultades de la UBA como prácticas juveniles que, en un contexto dictatorial, permitía a los estudiantes canalizar todo aquello que no podían a través del centro de estudiantes. La autora destaca que las revistas clandestinas operaron como una forma de rearticulación de lazos sociales que permitiría comprender el rearme del movimiento estudiantil universitario hacia el final del régimen. Este aporte es fundamental para el desarrollo del presente artículo porque permite trazar puntos de encuentro entre ambos niveles, vislumbrando que se trató de una necesidad común a distintos grupos de estudiantes en diversos espacios educativos.

Ser legales en dictadura. Los estudiantes del Normal de Quilmes y la producción de la revista Etcétera

La Escuela Normal Nacional de Quilmes tuvo su origen en enero de 1912, cuando una Comisión de Diputados solicitó la creación de cuatro escuelas normales. Finalmente, fue fundada en el mes de octubre, convirtiéndose en la primera escuela de nivel medio, oficial y pública de la Ciudad de Quilmes. Detrás de dicha fundación se encuentra la organización vecinal que pidió a las autoridades políticas que las jóvenes de la zona no tuvieran que recorrer grandes distancias para convertirse en maestras normales (dos años después, se convertiría en mixta). En 1915 se le otorgó la locación en una antigua casona ubicada entre las calles Mitre, Conesa, Colón y Sarmiento, en la zona céntrica, aunque no concentró todos los niveles educativos hasta que no se concretó la ampliación del edificio entre los años 1978 y 19837.

Durante la última dictadura, once de sus exestudiantes fueron detenidos desaparecidos (egresados entre los años 1958 y 1973). En el edificio se encuentran las baldosas y placas en su homenaje. En este periodo, el Normal tuvo como autoridades en la dirección a Ana Inés Manso de Torrico y en la vicedirección a Nélida Sanchini de Montórfano8. La revista Etcétera fue una

8 Esta institución tiene el valor agregado de poseer un Archivo Histórico desde el año 2006, resultando de gran valor el trabajo de sus colaboradores (bajo la coordinación general de Raquel Gail) para la conservación, catalogación y publicación cuya circulación comenzó oficialmente en el año 1976, como iniciativa de un pequeño grupo de estudiantes. Para llevarla a cabo contaron con la colaboración económica de locales comerciales, familias o diferentes instituciones del barrio a partir de la publicidad y el establecimiento de un bajo costo económico para su venta. En promedio cada número contaba con veinte páginas, con mejor o peor calidad de impresión, diseño más cuidado o menos, con diferentes secciones sobre música, teatro, literatura y cine, en las cuales los estudiantes analizaban la cultura del periodo. También incluía secciones de autoría estudiantil a partir de poesía, cuentos, historietas, cartas, frases y dibujos, incluyendo en algunas oportunidades la presencia adulta a partir de entrevistas a docentes, directivos, integrantes de la Asociación cooperadora, miembros representativos de la comunidad quilmeña y personalidades de la cultura.

Para el presente artículo se ha analizado un total de once revistas publicadas entre 1976 y 1983 (preservadas por el Archivo Histórico gracias al aporte de los exestudiantes del Normal). Se trató de una publicación bimestral nacida a fines de 1975 y concretada finalmente en el ciclo lectivo siguiente. Las consideraciones aquí presentadas son una primera aproximación de una investigación en curso (en búsqueda de más revistas y entrevistados) porque aún quedan aspectos que reconstruir (como el final de la publicación).

Pese a que la Disposición n.° 60 del 20 de mayo de 1976 del Ministerio de Educación de la Nación establecía la prohibición de revistas que no respondieran a fines didácticos, los estudiantes consiguieron que fuese una publicación autorizada. Esa legalidad implicaba el uso de la metáfora para poder establecer algunas críticas sobre la vida cotidiana. Del mismo modo, implicaba el uso de un lenguaje cuidado y notas prolijamente presentadas, a veces, reproduciendo voces adultas. De esta manera, la revista no escapaba al adoctrinamiento ideológico implementado desde el poder. Por ejemplo, a través de la inclusión de palabras de su vicedirectora con el siguiente mensaje para «Pedirles que reflexionen en las horas difíciles que vive el país y piensen que el estudio y el trabajo responsable, hará de ellos los hombres y mujeres de bien que necesitamos para el futuro engrandecimiento de nuestro país» (Etcétera, año 1, número 1). Esto fue expresado poco después del golpe de Estado del 24 de marzo, en consonancia con el nuevo orden instalado por la fuerza.

Los orígenes se reconstruyeron a partir de entrevistas, en una de las cuales Silvio (estudiante del Normal de Quilmes entre 1975 y 1977), director de la revista durante sus dos primeros años, reconoce haber propuesto a fines de 1975 la idea de llevar adelante la publicación. Pero recién el proyecto gozó de una buena recepción en su primer número oficial correspondiente al periodo marzo-abril de 1976 (Etcétera, año 1, número 1). Los estudiantes que participaron del proyecto lograron captar la atención de sus pares, pero también de las autoridades escolares. En este primer número explicaron desde Etcétera que la demora en el comienzo del ciclo lectivo de 1976 se debía al robo de unos caños. En la nota, el autor (Silvio) cuestiona el rol del casero de la escuela, al no reportar el robo y señala que por dicho ilícito se postergó el comienzo de las clases hasta abril. En consecuencia, el revuelo que causó esa nota derivó en la presión de las autoridades. Por lo cual, tuvieron que publicar una disculpa al casero respecto del cuestionamiento sobre su trabajo en el número siguiente (Etcétera, año 1, número 2). A partir del tercer número (Etcétera, año 1, número 3) apareció en la sección editorial la siguiente leyenda: «Todo el material que se incluye en este número de Etcétera ha sido aprobado por la dirección de la escuela», que estaría presente hasta finales de la dictadura.

Silvio refiere que no sintió grandes presiones a la hora de publicar la revista porque la directora alentaba su producción. Sin embargo, quién ejercía un rol más controlador era la vicedirectora. De todas maneras, el entrevistado destacó que se trataba de una publicación con temáticas escolares y, por lo tanto, alejada de la política. Eso hacía posible su circulación. Por su parte, otro entrevistado (Gustavo, estudiante en el Normal de Quilmes entre 1973-1977) reconoció que era un canal de expresión de gente que, como él, estaba vinculada a la política, aunque con formas encriptadas de decir. Haciendo uso del humor y de la ironía para cuestionar la realidad que vivían y teniendo como horizonte necesario el ejercicio de la autocensura. En sus palabras, «Si lees la revista y querés encontrar algún indicio de la época. No vas a encontrar nada y, justamente, ese es el indicio», coincidiendo en este sentido con Silvio. No obstante, aparecen ciertas marcas de época como la presencia de la violencia, del orden, de la autoridad, la disciplina escolar casi de forma recurrente a través de diversas estrategias. En este sentido, en la Cartelera. Verdades de la escuela (Etcétera, año 1, número 3: 11) alumnos de segundo año en 1976 dejaban al descubierto las situaciones cotidianas vinculadas a cómo percibían el contexto escolar:

Donde mueren los valientes: celaduría; Solo tres palabras: ¡Tiene un uno!; La caldera del diablo: vicerrectoría; La fuente del deseo: que falte la profesora; el cuerpo del delito: se cayó el machete; Rapidísimo: salida del colegio; centro Médico: donde me llevan cuando entrego el boletín a mis padres.

inclusive, en ocasiones se aclaró que los números se retrasaban debido a que: «Hay factores que hacen que deba rearmarse la edición. A nosotros no nos gusta, pero hay cosas que no pueden salir publicadas» (Etcétera, año 2, número 6). otro ejemplo puede encontrarse en una entrevista a los músicos Litto Nebbia y Julio Lacarra en la que aparece un recuadro aclarando lo siguiente «A pedido de las autoridades del colegio, recordamos que la revista NO se hace responsable de las declaraciones de sus entrevistados» (Etcétera, año 2, número 7), como evidencia de la censura operada durante estos primeros años.

En la medida que la dictadura perdía poder, fue posible ver rastros un proceso de apertura. Por ejemplo, dos exestudiantes (Andrea y Damián, estudiantes del Normal de Quilmes entre 19771981) indicaron que ellos, como miembros del nuevo equipo de redacción, comenzaron a firmar sus notas. Asimismo, Andrea manifestó haber sido parte del Partido Comunista por esos años y junto con una compañera egresada (exdirectora de la revista en la etapa previa) repartían panfletos dentro de la escuela bajo la mirada y persecución de la vicedirectora, que se ocupaba de pasar los cursos pidiendo que se denuncie a los comunistas que los estaban repartiendo, aunque Damián aclaró que no todos tenían ese compromiso político y que había jóvenes que participaban de la revista que no tenían ninguna filiación en este ámbito. En uno de los últimos números aparece esta apertura de forma explícita, evidenciando un cambio de época y la llegada próxima de la democracia:

Esta revista es parte de todos, porque es como una voz interna, identificada con nuestra forma de ser y de sentir. Es un poco de cada uno, de vos que estás leyendo y de nosotros que la estamos formando, y de un montón de cosas que hemos dejado, por fin muy lejos. Dejando atrás censuras, también ilusiones y otras que quisimos gritar y no pudimos. Por eso, porque sos importante, porque te gustan las cosas claras: comunicate, vos también podés elegir. Antes muertos que censurados (Etcétera, sin año, sin número, sin fecha).

Finalmente, Etcétera puede ser entendida como un espacio de unidad y organización de los estudiantes en torno de un producto cultural que fue sostenido por diferentes camadas a lo largo de toda la dictadura. Al ser autorizado, no hay una tendencia política evidente, aunque algunos de sus integrantes hayan sido militantes del PsT o la Fede. Este equipo de redacción que enunciaba este editorial resultó ser el heredero de un derrotero previo y en este número se liberaron dando lugar a una nueva etapa en la vida de estos estudiantes y de la sociedad en general.

Publicar para resistir: el caso de la revista Aristócratas del Saber en el Colegio Nacional de Buenos Aires

El CNBA es una institución pública preuniversitaria de enseñanza secundaria dependiente de la universidad de Buenos Aires (UBA) y fundada en 1863 por Bartolomé Mitre. Posee larga y reconocida trayectoria en materia de formación de las elites de nuestro país y destacadas personalidades de la cultura y la política argentinas han transitado sus aulas.

A fines de los años setenta, en plena dictadura militar, mientras el país se sumía en la más oscura y siniestra etapa de su historia, dentro del CNBA un grupo de alumnos/as tuvo la peligrosa idea de editar una revista. Frente a la estrategia del poder impuesta por las autoridades del colegio, los estudiantes desplegaron una táctica enunciativa que fue su potencial condición de fortaleza en un contexto en el que el control disciplinador, la persecución y la sanción represiva lo inundaban todo.

La última dictadura cívico-militar impuso una estrategia de dominación basada en la represión y desarticulación del entramado social a través del Terrorismo de Estado. Al interior del CNBA la estrategia persecutoria y disciplinar se evidenció en diversas normas impuestas: el silencio en los pasillos, zonas de circulación vedadas a los alumnos/as, uso del carnet para ingresar al colegio, prohibición de actividades de índole política y, por añadidura del Centro de Estudiantes, interrogatorios a los alumnos por parte de las autoridades del colegio, además de la prohibición de cualquier material de lectura ajeno a la institución, entre otras medidas. En ese contexto represivo fue que nació Aristócratas del Saber. Publicación casi mensual de los internos del Real Colegio de San Carlos (ADS), una publicación estudiantil clandestina producida por los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires entre la última dictadura cívico-militar y el retorno democrático, específicamente entre los años 1978 y 1986. Durante todo su ciclo de vida su producción, circulación y lectura fue clandestina. Tanto quienes la hicieron como quienes la adquirieron actuaron desde el anonimato y la clandestinidad hasta mediados de los años ochenta, aún bajo el retorno democrático.

En 1976, por resolución del Consejo Superior, quedó establecido como causal de expulsión «[...] llevar revistas y otros elementos ajenos a las autoridades del colegio» así como «[...] difundir, divulgar o propagar imágenes, comunicados, panfletos o cualquier tipo de literatura de asociaciones ilícitas o de personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o de terrorismo» (Resolución del C. S. n.° 665, 1976: 120). Esta resolución reproducía lo dispuesto en el comunicado n.° 19 de la Junta Militar, por el cual se «[...] reprimía con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo». De igual manera se reprodujo en el artículo 1°, inciso d, del nuevo Reglamento del Colegio dispuesto por el entonces rector Rómulo Maniglia9. Esto demuestra que la imposición de las medidas de control disciplinarias dentro del CNBA respondía a un plan sistemático de represión y disciplinamiento social mayor impuesto por el gobierno de facto, ejecutado en las distintas esferas por las autoridades correspondientes. Por lo tanto, ninguna forma de persecutoria para mantener el orden en los claustros. Ver [https://cutt.ly/tYdQ7D5]. expresión que fuese contraria a los intereses de la dictadura y, por ende, a las autoridades del Colegio, estaba permitida. Es por eso que las agrupaciones políticas que solían tener sus espacios de participación y publicaciones partidarias dentro de la institución -como el Centro de Estudiantes- fueron prohibidas10. Pero también quedaba prohibido cualquier tipo de literatura considerada subversiva o terrorista. ¿A qué tipo de literatura se referían?, ¿una revista estudiantil podía ser considerada subversiva?, ¿su circulación dentro del Colegio era un acto terrorista? La palabra ejerce poder y los actos de habla buscan generar un efecto en el contexto que los rodea (Darnton, 2014). Evidentemente, la palabra era peligrosa y su difusión considerada un acto de violencia. Aun así, esto no paralizó a los jóvenes del Nacional en su necesidad de expresarse. Los estudiantes de los últimos años decidieron buscar una forma de sortear el monolítico control que se había establecido en el colegio. Fue así como alumnos del 5° y 6° año propusieron producir una revista.

Hacia la segunda mitad del año 1978 saldría a la luz el primer número de Aristócratas del Saber. Publicación casi mensual de los internos del Real Colegio de San Carlos, una revista que condensaba proyectos, ideas, críticas, sueños y luchas de una generación de jóvenes estudiantes que no estuvieron dispuestos a permanecer en la quietud y el silencio.

La revista tuvo un ciclo de vida de nueve años, entre 1978 a 1986. Tuvo una tirada de 25 números que no mantuvieron una sistemática periodicidad. De los 25 números que se publicaron fueron recuperados 22 de ellos. Los números 1, 3 y 12 no fueron hallados.

La principal característica de ADS fue la de ser una revista clandestina -en la cual quienes participaban lo hacían desde el anonimato-, lo que le permitió sortear la censura adoptando una especie de invisibilidad que se distinguiría por el arte de utilizar los espacios que le eran impuestos a través de una táctica astuta que rompía la estrategia represiva que operaba en el Colegio. La disciplina y el autoritarismo fueron tema central en la revista. Reírse del reglamento y del uso del uniforme era ya casi una práctica obligada para cualquier alumno del Nacional. Pero, ¿por qué tanto hincapié en el reglamento en semejante contexto represivo? Porque, para los alumnos/as, lo que realmente representaba la opresión sobre los cuerpos era la búsqueda de esa uniformidad sobre la sociedad entera y, particularmente, sobre los jóvenes que encarnaban la rebeldía y la libertad y, sobre todo, la disidencia respecto del orden establecido. derogada durante la presidencia de Héctor Cámpora en 1973 pero luego fue retomada por el ministro de educación Oscar Ivanissevich en 1975 (Más Rocha, 2016).

De acuerdo con su contenido y propósitos, la revista puede dividirse en dos etapas. Una primera etapa correspondiente a los años de gobierno militar, entre 1978 y 1982, momento en el cual la idea fundacional que le da origen es justamente hacer algo frente al autoritarismo ejercido en el Colegio. La segunda etapa tuvo lugar entre la finalización del gobierno de facto y el retorno democrático -esto es entre 1983 y 1986-, momento en que el tema principal dejó de ser la crítica a la disciplina y el reglamento para pasar al abordaje de la nueva etapa de reapertura democrática: formación del centro de estudiantes, la participación política dentro del colegio y un cambio profundo en la formación recibida. Estos últimos años coinciden con el marcado descenso en la participación de estudiantes en ADS.

ADS tenía gran un contenido político, lo que no significa que tenía filiación política específica -aun siendo sus impulsores militantes de una organización como la Federación Juvenil Comunista-, «La revista es política, hace política, pero sin identificarse con ningún partido y sin encasillarse en ninguna ideología» (ADS, 1981, número 13: 12-13).

Tanto las editoriales como otras secciones clave de la publicación permiten inferir los objetivos propuestos por los estudiantes, dejando en claro cuál era el posicionamiento de quienes hacían ADS respecto del Colegio y de la vida política en general. Las inquietudes de aquellos jóvenes estudiantes del Nacional abarcaron un amplio abanico de preocupaciones que no se restringía solo al ámbito del colegio. Tenían una mirada crítica de la realidad político-social del país y del mundo en general, sintiéndose interpelados, sobre todo, por las luchas y hechos de violencia que marcaron las décadas del sesenta y del setenta.

La edición de la revista no solo fue una manera de resistir desde el anonimato al control y represión ejercidos por las autoridades, sino también el canal de participación estudiantil que por otras vías era imposible llevar adelante. La convocatoria a conformar nuevamente el Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires aparece insistentemente en sus páginas a partir de los años ochenta, con la fuerte convicción de que solo la unión de los estudiantes haría posible el cambio en el Colegio. A pesar del miedo, la censura, la sanción y la persecución, aquellos jóvenes nunca dejaron de pensarse como sujetos políticos comprometidos con ese presente nefasto que les tocó vivir, sujetos políticos activos capaces de llevar adelante un cambio incluso en la estructura misma del colegio en materia de enseñanza al plantear cambios en los programas de estudio, los concursos docentes y la formación misma.

Mientras que la palabra permitida por el poder se encontraba carente de sentido y contenido, la palabra anónima y clandestina decía más que aquella que se sumía en la mudez. Producir para resistir, valga la paradoja, resistir a la desaparición forzada de la palabra, en esos tiempos de sombras. La revista sirvió de escondite, de escudo, de repliegue activo. ADS fue una vía de escape del agobio vivido dentro de los claustros. La posibilidad de burlarse de las autoridades y el cuerpo docente, compartir letras de canciones, invitaciones a reuniones o tan solo publicar un dibujo era en sí misma una táctica de esa resistencia juvenil que intentó no sucumbir al miedo, al control y la sanción represiva por parte de quienes actuaban como verdugos de ese poder que sumió al país en la etapa más oscura y siniestra de su historia.

¡Corré la Bola/ Entre la ilegalidad y el salto a la militancia: el caso del Carlos Pellegrini y las secuelas de la dictadura

La ESCCP también es una de las escuelas secundarias que dependen de la Universidad de Buenos Aires. Fue creada en 1890 por Carlos Pellegrini y pensada para formar a los peritos mercantiles del país. Entre 1913 y 1931 pasó a depender de la Facultad de Ciencias Económicas y, luego, del rectorado de la Universidad (hasta la actualidad). El edificio data de 1909 y se encuentra en el barrio de Recoleta, en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires. En 1953 ingresaron, por primera vez, alumnas al turno tarde. Si bien en 1923 había una docente mujer, fue en 1961 cuando se incorporaron al turno mañana y en 1966 al turno vespertino. La escuela sufrió varios cambios en su currícula: actualmente, tiene un plan de estudios de cinco años y, de manera optativa, se pueden cursar materias en sexto año (que son las equivalentes al Ciclo Básico Común). Mantiene el curso de ingreso eliminatorio y la selección del alumnado es a través de un orden de mérito según el puntaje acumulado durante los exámenes de las materias lengua, matemática, historia y geografía. La matrícula actual es de alrededor de 2000 estudiantes repartidos en tres turnos: mañana, tarde y vespertino. En el año 2007 se creó, por resolución del rectorado, el Consejo de Escuela Resolutivo, en el cual participan todos los claustros: profesores, alumnos, graduados y representantes de los no docentes y del Departamento de Orientación al Estudiante. Estos cargos son elegidos por sus pares y cumplen la función de discutir proyectos y propuestas institucionales de cada uno de los sectores de la escuela, siendo presidido por el rector/a. En 2019, y por primera vez, fue elegida una mujer como rectora. También cuenta con un centro de estudiantes que funciona de manera ininterrumpida desde 1984, un cuerpo de delegados estudiantiles y comisiones temáticas en las cuales los estudiantes participan voluntariamente.

Conforme el contexto que analizamos en este trabajo, la escuela atravesaba -como todas las instituciones del país- una situación muy crítica en su comunidad educativa. Al recorrer el edificio nos encontramos con muchas placas en homenaje a los detenidos-desaparecidos que ha dejado la dictadura, entre docentes y estudiantes. El documental Flores de Septiembre11 (realizado por graduados de la escuela) es el único material audiovisual que relata aquellos años de represión y el régimen disciplinar oscuro impuesto por las autoridades que gestionaron la escuela durante aquellos años.

Como mencionamos en los apartados de arriba, los estudiantes se organizaban para llevar adelante diferentes acciones que, en el marco de la clandestinidad, pretendían torcer el poder y expresarse por canales alternativos. Así surgió la revista Bola, cuya primera edición data del 1° de abril de 1983, aún en la dictadura y siendo un material de prohibida circulación. La tapa de ese primer número tiene el busto de carlos Pellegrini y una bola que intenta derrumbarlo. El texto del primer editorial es el siguiente:

Esta revista es un órgano democrático y libre, que existe dentro de una institución autoritaria y totalitaria como es nuestro Colegio. Los artículos y cuentos que se encuentran dentro de ella son exclusiva responsabilidad de quienes los firman y reflejan sus respectivas opiniones y puntos de vista, que pueden o no coincidir con los de los otros columnistas. Los escritos, previamente a ser publicados, son votados por el staff. Este a su vez fue votado previamente por todos los compañeros interesados en sacar esta revista y será renovado cada dos números (Revista Bola, número 1, año 1, 1983).

Por supuesto, los firmantes no figuraban con sus nombres reales, sino con seudónimos por miedo a la persecución. Afortunadamente, ese período fue breve ya que los siguientes ejemplares tuvieron lugar durante una democracia que habilitó mayor libertad para la realización de la revista.

Los primeros números de la revista dan cuenta de la necesidad de los estudiantes de pronunciarse y organizarse políticamente, de respirar nuevos aires y de repudiar los resabios dictatoriales. Por ejemplo, en la quinta edición de junio de 1984 los estudiantes exponían que «Muchas de las autoridades responsables de la represión durante el Proceso siguen en el colegio, al mismo tiempo que la policía viene a la escuela con evidentes fines intimidatorios a preguntar los nombres de los delegados» (Revista Bola, número 5, año 2, 1984).

La revista fue realizada por estudiantes que tenían interés por la política y la militancia, pero también lo hacían para expresar diferentes tipos de actividades como la escritura, la música, el deporte, la cultura. En 2018, la escuela organizó un encuentro de graduados que habían tenido participación en tareas vinculadas con la revista. Estas son algunas de las frases de los asistentes que quedaron registradas en un diario de campo12:

- «La revista Bola fue una cuestión formativa para nosotros».

- «La primera publicación tuvo 500 ediciones vendidas en un día».

- «Fue un canal de expresión y de comunicación que con el tiempo se profesionalizaba». citas son textuales y registradas por otero, Estefanía, quien realizó una observación no participante durante el encuentro.

- «Uno de los objetivos de la revista era que todos tuvieran voz. La compartíamos en otros colegios».

- «Estaba escrita por grupos de amigos que necesitábamos un espacio de expresión y alivio, que incluía sarcasmo e ironía, repudiábamos la violencia contra los derechos humanos».

Las secciones que desarrollaban eran: el editorial, notas de opinión, economía, humor, literatura, entrevistas, hablaba con las bestias (dedicado a los docentes), entre otras. En aquellos años se realizaba en formato papel, utilizando máquina de escribir y algunos apartados en forma de manuscrito y se vendía entre los estudiantes. Hasta entrado el siglo XXi se publicaron alrededor de ciento diez números, con muchos intervalos de tiempo entre una y otra edición. En la actualidad se realiza de manera digital y es apoyada con el uso de redes sociales. Es una revista que desde 1983 no tuvo una continuidad exacta entre un número y otro y sólo algunos ejemplares se encuentran en la biblioteca de la escuela mientras que otros están escaneados.

La ESCCP tiene una particularidad y es el alto nivel de politización de su estudiantado, de hecho, la revista Bola es sólo un ejemplo de ello. En 1984 se conformó una mesa de representación estudiantil con el voto indirecto de los estudiantes. Era más bien un cuerpo de delegados. Este espacio devino en centro de estudiantes en 1986 con la primera elección directa de la comisión directiva y el establecimiento de un estatuto que luego fue reformado en varias ocasiones. En esos primeros años de institucionalización del centro de estudiantes la comisión directiva estaba organizada por un presidente, un secretario general y distintas secretarías (de prensa, cultura, deportes, apuntes, etcétera). Por lo tanto, la revista pasó a ser responsabilidad exclusiva de la secretaría de prensa. Ahora bien, cada una de las secretarías estaba a cargo de la agrupación que en las elecciones había logrado una cierta cantidad de votos y, por tanto, debía trabajar mucho para mantener el cargo. Por supuesto que era una de las secretarías más importantes (junto con la de deportes, en el seno de la cual se organizaban los torneos que recaudaban dinero). En relación con lo político, la agrupación estudiantil que resultó hegemónica entre 1986 y 1999 fue Convergencia, que era el brazo juvenil del radicalismo. A partir de 2000, se diversificó y se formaron otras agrupaciones vinculadas con el peronismo, la izquierda y las autodenominadas independientes.

A medida que fue pasando el tiempo la escuela cambió, afrontó crisis institucionales, se transformó el centro de estudiantes y, por tanto, la producción de la revista. Sin duda, la Bola fue una herramienta de expresión y comunicación pero también fue un salto hacia la militancia estudiantil para muchas generaciones.

Reflexiones finales

Estas revistas analizadas presentan algunas particularidades respecto del significado que adquirieron para sus protagonistas. No fueron solo un medio por donde canalizar sus ideas y sus reivindicaciones como estudiantes sino también un espacio que permitió salir del control ejercido por las autoridades dentro de esas instituciones educativas. Estas publicaciones supieron representar el sentir de los estudiantes y componer con ellos historias originales, invisibles en ese universo de códigos impuestos, encontrando en sus páginas representadas sus ideas, las cuales -a la vez -ofrecían su propia resistencia, como en los colegios dependientes de la UBA que lograron hacerlas circular clandestinamente entre el cuerpo de estudiantes que furtivamente accedía a su lectura. Pese a las diferencias que pudieran existir entre camadas, para los que transitaron su escolaridad secundaria entre los años previos al 24 de marzo de 1976 y la última dictadura, para los que cursaron sus estudios secundarios exclusivamente en dictadura y para aquellos que fueron testigos del proceso de democratización, producir revistas significó una disrupción en los espacios dominados por el poder represivo.

La rebeldía y las acciones contestatarias de los alumnos (que llevan a enfrentarse, reírse y cuestionar a las autoridades) terminaron siendo también disruptivas justamente en instituciones tan particulares como en el caso del CNBA, en un régimen que intentó obturar toda posibilidad de expresión considerando como subversivo cualquier cuestionamiento a su esencia o forma. El hecho mismo de poder leer las revistas era en sí misma fue una batalla ganada: la prohibición y la clandestinidad dejaban paso a la libertad de la lectura y a la difusión de la palabra como acto de rebeldía comunicativa. A través de sus páginas, como en el caso de ADS, los jóvenes alumnos convocaban a sus pares a participar de la organización estudiantil, de la elección de delegados y de la conformación nuevamente del centro de estudiantes.

A su vez, para el caso de la ESCCP, la revista Bola significó la resistencia de las agrupaciones políticas y de estudiantes independientes que buscaban expresar no sólo el repudio a la dictadura sino también la producción de cuentos, poesías, música, humor y pensamiento crítico de lo que ocurría tanto al interior de la escuela como a nivel nacional. La democracia permitió su continuidad pública, dejando de lado los anonimatos y los miedos asociados a su circulación. Aún con la presencia de autoridades provenientes del régimen dictatorial en la década de los ochenta, los estudiantes lograron sostener la publicación hasta la actualidad, ahora con un formato digital y revisando contenidos consensuados frente a las nuevas realidades.

Por su parte, los estudiantes del Normal de Quilmes tuvieron que ser más cautos a la hora de expresarse en el ámbito escolar autorizado, sin dejar por ello de ser críticos del autoritarismo adulto predominante dentro de los márgenes posibles, encriptados, con humor. Este proyecto fue todo un desafío que les permitió sostener sus identidades culturales, mantener un lazo entre pares a partir de ese diálogo entre productores y lectores (en la búsqueda insistente), generar una mayor participación y convertir a la revista en una producción de todos los estudiantes del Normal. Finalmente, cuando las ataduras se aflojaron, salieron a la luz esas voces de protesta acalladas durante años. Pero, hasta el momento, tanto en las revistas como en las afirmaciones de los protagonistas, no puede considerarse como un caso de resistencia a la dictadura, sí puede entenderse como una necesidad de unidad entre pares y canal de expresión cultural.

A pesar de las identidades institucionales heterogéneas y las culturas escolares, se destaca la relevancia para los jóvenes de la prensa estudiantil en un contexto represivo. Resta una indagación futura en torno a los posibles vínculos entre las publicaciones del nivel secundario con el universitario o entre escuelas secundarias dentro de un mismo espacio geográfico durante este periodo.

Recibido: 11 de octubre de 2020.

Aceptado: 12 de mayo de 2021.

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