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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.6 Santa Fe dic. 2010

 

ARTÍCULOS

El circuito de producción hortícola. Una aproximación al estudio del cinturón verde en los distritos de Monte Vera y Recreo, departamento La Capital, provincia de Santa Fe

 

Mariela G. Demarchi

Profesora de Geografía, Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del Litoral. Doctoranda en Doctorado de Geografía, Facultad de Humanidades. Universidad Nacional del Nordeste.
E-mail: marielademarchi@hotmail.com

Fecha de recepción: 10 | 03 | 2010
Fecha de aceptación: 02 | 06 | 2010


RESUMEN

El presente trabajo tiene por finalidad exponer una aproximación acerca de las características y transformaciones más importantes del cinturón hortícola santafesino en estos últimos años. Dicha aproximación la hemos abordado desde la conceptualización teórica de circuito productivo considerando a los distintos eslabones de la cadena productiva, a los actores sociales intervinientes y a los mecanismos y problemáticas existentes en cada uno de ellos. Se hace hincapié en los distritos de Monte Vera y Recreo (Dpto. La Capital) y se destaca en tal investigación, por un lado, la diversidad de situaciones y agentes económicos que caracterizan al circuito y, por otra parte y en especial, la mano de obra migrante de origen boliviana que, en concordancia con lo sucedido a nivel nacional, ha formado parte de las reestructuraciones de los cinturones verdes. Nos hemos valido de fuentes primarias y secundarias de información, siendo el trabajo de campo y las entrevistas a informantes clave un aporte muy valioso para la investigación en esta instancia.

Palabras clave: Circuito productivo; Cinturón hortícola; Mano de obra migrante.

SUMMARY

This paper aims to expose an approximation about the most important features and transformations of the Santa Fe horticultural belt in recent years. This approach is got by theoretical conceptualization of the production circuit whereas different links in the production chain, social actors involved and mechanisms and problematics in each of these issues were considered. Districts of Monte Vera and Recreo (La Capital department) are specially analyzed. On the one hand, the diversity of situations and economic agents that characterize the circuit are emphasized. Furthermore the Bolivian migrant labour, which in line with what has happened at national level, has been part of the restructuring of green belts is particularly highlighted. Primary and secondary sources of information, field work and the key informant interviews have represented a very valuable contribution to research in this instance.

Key words: Production circuit; Horticultural belt; Migrant labour.


 

1. Introducción

Lo expuesto en estas páginas es una primera aproximación y avance en el tema, el cual forma parte de una investigación más amplia relacionada con el trabajo de tesis doctoral en curso. Al ser una primera reflexión, los resultados que se presentan en esta instancia serán profundizados y corroborados una vez finalizado el estudio completo del problema de investigación. Lo expuesto es una síntesis de las principales características y transformaciones acontecidas en el cinturón verde santafesino, haciéndolo desde los aportes teóricos brindados por el concepto de circuito productivo y desde el análisis de los primeros resultados obtenidos tanto de fuentes primarias (entrevistas a informantes clave: productores y representantes del sector e instituciones) como de fuentes secundarias de información (investigaciones y antecedentes en el tema, datos suministrados por INDEC-IPEC, Ministerio de Producción del Gobierno de Santa Fe, Secretaría de Producción de la Municipalidad de Recreo, INTA).
El interés se ha focalizado en intentar dar cuenta de las particularidades que hacen a cada eslabón (agrícola, industrial, comercial) del circuito productivo, considerando a los agentes económicos que participan en ellos y fundamentalmente, se intenta brindar una reflexión resumida acerca de la situación actual del cinturón verde santafesino, dejando en claro que este tema encierra otros tantos elementos y factores no presentados en estas páginas y que requieren de un mayor análisis a futuro. El estudio se ha localizado en los distritos de Monte Vera y Recreo (Mapa 1 y 2 del Anexo) por ser ambos lo que componen en gran medida el cinturón hortícola en torno a la ciudad de Santa Fe y, además, por ser estos dos distritos el espacio geográfico donde se comenzó a visualizar la llegada de mano de obra boliviana atraídas precisamente por la oferta laboral en las quintas del lugar, tema que se desarrolla exhaustivamente en la tesis doctoral desde un marco teórico y metodológico propio de las teorías migratorias y de la ciencia geográfica.
En cuanto al espacio geográfico elegido, se ha caracterizado históricamente por ser una zona de quintas, cuyos dueños eran principalmente migrantes italianos o descendientes de éstos y que a medida que crecía la ciudad de Santa Fe, esta actividad primaria se trasladaba más hacia el norte. A partir de 1960, profundizándose en la década del 70, la población de origen boliviana bajo el sistema de mediería le otorga al espacio en general y a la producción hortícola en especial, ciertos cambios y nuevas particularidades aún visibles en la actualidad. En este sentido, a nivel nacional se observan ciertos antecedentes que bien pueden ser aplicados al cinturón hortícola santafesino, sobre todo en relación con la mano de obra boliviana en el eslabón agrícola del circuito productivo. Es importante aclarar que necesariamente se requiere de una mirada más amplia para poder arribar a un conocimiento en el tema. En efecto, el circuito hortícola santafesino debe ser analizado teniendo en cuenta ciertas condiciones tanto estructurales como coyunturales y dentro de una dinámica más amplia que la regional. No obstante esta aclaración, en estas páginas se exponen sólo algunas cuestiones ajustándose a las características propias de este artículo.

2. La horticultura en Argentina: algunas consideraciones generales

En cuanto a la producción nacional, la horticultura se distribuye a lo largo de todo el país, destacándose la provincia de Buenos Aires –con ciertas ventajas climáticas y además, por la concentración de población– como una de las zonas más importantes y que representan el 22% del área sembrada (Ministerio de Producción, Gobierno de Santa Fe). La producción hortícola en las principales ciudades argentinas se ha visto fuertemente modificadas en los últimos años a partir de las nuevas relaciones y acciones llevadas a cabo en los cinturones verdes periurbanos con la llegada de familias bolivianas provenientes, entre otros lugares, de Tarija, Potosí, Cochabamba. “Las familias bolivianas han acompañado este proceso de reestructuración de la horticultura desde mediados de los ’70 hasta la actualidad, y podría decirse que constituyeron una pieza clave de la estrategia productiva necesaria para sostener el proceso de acumulación capitalista que se dio en este tipo de cultivos, de acuerdo con los parámetros de productividad y calidad exigidos por la nueva economía” (Sayer y Walter, 1992 en Benencia, 2005:3).
Los cinturones verdes son definidos “como aquel tipo de producción hortícola que se lleva a cabo en las llamadas quintas o huertas de tipo familiar que rodean a las grandes ciudades. Se caracterizan por poseer dimensiones medianas (7 has promedio), gran diversidad de cultivos (10 o más), tecnología rudimentaria y gran inversión en mano de obra” (Benencia, 1994:2). A modo general, la actividad hortícola en la Argentina ha sufrido importantes cambios. Los principales son en relación a una mayor expansión de la producción, empleo de tecnología, nuevos hábitos de consumo, distribución de la producción y en relación a los vínculos entre empleador y empleado. En cuanto al aspecto tecnológico, uno de los cambios más importantes tiene que ver con las técnicas de fertirrigación y de nuevos materiales genéticos que ha posibilitado aumentar la calidad y rendimiento de los cultivos, y disminuir los riesgos climáticos y de los mercados. Si bien la mecanización ha
avanzado de manera importante, en algunos cinturones hortícolas, la mano de obra aún sigue siendo un factor que influye en el mayor o menor grado de inversión tecnológica. Respecto a la comercialización en Argentina, las problemáticas mas destacadas están relacionadas con algunos de los siguientes aspectos: 1- la situación cambiaria que ha favorecido a la exportación; 2- el rol que cumplen los supermercados e hipermercados; 3- el estado de los transportes (no siempre equipados con frío) y carreteras en las cuales se realiza el traslado de la mercadería; 4- la venta dentro del circuito informal; 5- escasos controles de calidad; 6- ausencia de financiación para pequeños y medianos productores; 7- ausencia de institucionalización y trabajo cooperativo; 8- falta de información estadística de precios y volúmenes, entre otras cosas.
Muchas de estas cuestiones generales pueden adaptarse a la situación del cinturón santafesino, consideradas en estas páginas.

3. El circuito productivo hortícola: el modelo teórico aplicado al cinturón santafesino

Una actividad económica puede ser estudiada mediante la aplicación teórica del concepto de circuito productivo. Mediante este concepto se analizan los tres eslabones que lo componen: el agrícola, el industrial y el comercial y las características presentes en cada uno de ellos. De esta manera se logra una explicación cualitativa de un circuito productivo mediante la descripción de los eslabones y de los actores presentes en cada uno de ellos, de los procesos y de las transacciones que ocurren a lo largo de la cadena permitiendo identificar ciertos mecanismos que puedan estar relacionados tanto con los desafíos como con las oportunidades para el crecimiento y expansión de dicha cadena. En efecto, se consideran principalmente los distintos actores sociales intervinientes en los eslabones, que pueden –o no– ser los mismos en uno y en otro, teniendo en cuenta los problemas, las expectativas o proyectos existentes en los mismos, como también, la capacidad de negociación en el mercado que los diferentes agentes económicos puedan tener. “El circuito productivo abarca un conjunto de unidades de producción, distribución y consumo que operan vinculadas entre sí a partir de una actividad común a todas ellas” (Rofman, 1999:35).
Del mismo modo, se puede tomar en consideración la conceptualización teórica de cadena de valor. En este sentido, Fabre (1994) la define como el conjunto de agentes (o fracciones de agentes) económicos que contribuyen directamente a la producción, procesamiento y distribución de un mismoproducto hasta el mercado de consumo. Es decir, es un conjunto de operacio
nes de producción, procesamiento, almacenamiento, distribución y comercialización de insumos y de productos, incluidos los servicios de apoyo. Herrera (2000) considera al ‘valor’ dentro de un contexto de cambios y transformaciones, donde el conocimiento y la capacidad de innovación se constituyen en las variables estratégicas para generar desarrollo económico integrado.
Algunos estudios de los circuitos económicos en Argentina (Rofman, 1999; Manzanal y Rofman, 1989) como es el caso de la yerba mate, el vitivinícola, la caña de azúcar, el algodón brindan precisamente, un conocimiento acerca de las problemáticas de cada eslabón, analizando entre otras cuestiones el desarrollo tecnológico que cada uno de ellos tiene, la disponibilidad de capital material y humano, las características de la mano de obra, el acceso a los mercados, la organización institucional, el marco legal, solo por mencionar algunos aspectos que definen a un circuito productivo determinado. Es importante destacar que la dinámica de un determinado circuito depende, en gran parte, de una dinámica general –nacional e internacional– propio del contexto socioeconómico en el cual se encuentra enmarcado. Este contexto puede estar definido por circunstancias estructurales tales como normas jurídicas, condiciones políticas, características naturales, adelantos tecnológicos, etc.; y por circunstancias coyunturales, como los imprevistos climáticos y los cambios en el mercado en relación a demanda y oferta y consecuentemente al precio. Rofman (1999:41) para identificar los circuitos productivos, considera tres aspectos fundamentales. En primer lugar, las actividades dominantes que son el eje principal del circuito y a partir del cual se articula todo el proceso. Una segunda característica se encuentra relacionada a los modos de producción (capitalista, no capitalista, precapitalista) sometidos a procesos sociales que definen al circuito. Y finalmente, la tercera característica tiene que ver con el nivel de predominio de determinadas técnicas de producción empleadas por los diferentes agentes económicos de la cadena productiva.
Del análisis de estos tres aspectos, es posible establecer distintos tipos de circuitos según el alcance espacial, socioeconómico y tecnológico que puedan tener. Siguiendo con lo expuesto por este autor, quien analiza la horticultura en el cinturón verde de Gran Buenos Aires, sostiene que el mismo sería una transición de una actividad basada en la estructura familiar a otra asentada en una división social del trabajo con participación de personal tanto permanente como temporal bajo relaciones de dependencia, demostrando un cierto grado de complejización de la actividad. Para arribar a esta conclusión, Rofman basándose en un estudio de Benencia (1994) analiza la evolución de la actividad hortícola en esta zona, comparando las explotaciones y los tipos de organización de trabajo en la década del 90. Se pasa de una organización tradicional-familiar, a una organización transicional en la cual a la familia del productor, se le anexan las figuras del mediero y peones, y finalmente, a una tercera organización más compleja, donde los técnicos, la tecnología y la mecanización y la integración de los eslabones productivos están presentes aunque aún de manera incipiente. El caso particular de la cadena hortícola del cinturón santafesino, actualmente presenta como singularidad la gran diversificación tanto de los actores sociales como de los mecanismos que hacen a la producción y a la comercialización haciéndose algo complejo poder establecer una caracterización única del circuito. No obstante, considerando la información obtenida tanto de fuentes primarias como secundarias, y del análisis teórico expuesto por Benencia (1994 en Rofman, 1999:35-49) en cuanto a las formas de explotación productiva según el tipo de organización del trabajo en la actividad hortícola, el circuito productivo santafesino es principalmente una actividad en la cual prevalecen las explotaciones tradicionales, a cargo de la familia del productor y con una mínima incorporación de peones, dependiendo esto de la demanda de mano de obra según los períodos de siembra y/o cosecha. El uso de tecnología radica fundamentalmente en el riego, agroquímicos y tractores, aunque aún se observa muy presente el trabajo manual en gran parte de las tareas productivas.
A este trabajo tradicional, se le suman elementos propios de una fase de transición en la cual aparece la figura del mediero quien se encargaría del trabajo en las quintas. En este caso, en el cinturón santafesino, la mediería se encontraría a cargo de un grupo familiar, principalmente, de origen boliviano como ha sucedido en otros tantos cinturones argentinos. Las familias de migrantes bolivianos se han insertado laboralmente bajo el sistema de mediería, aunque muchos de los integrantes varones de estas familias, en un primer momento, lo han hecho como peones temporales hasta establecerse con sus familias y como medieros en las quintas. A su vez, estas familias, en caso de requerirlo, emplean a trabajadores para determinados momentos de la producción hortícola, en su mayoría también de origen boliviano. El trabajo a cargo de estas familias bolivianas, en muchos casos, reemplazó el trabajo de la familia dueña de la tierra –no boliviana– debido principalmente a que los hijos han dejado estas tierras y la actividad económica para realizar sus estudios terciarios o universitarios en ciudades cercanas para luego dedicarse a sus profesiones. De manera muy aislada e incipiente se observa un tipo de organización más compleja e integrada, en la cual participan actores sociales con un mayor poder económico y de negociación en la actividad y comercialización. Se presentan muy pocos casos en los cuales el tipo de explotaciones y organización del trabajo se encuentran caracterizados por una producción en invernaderos o bajo cubierta, con un desarrollo tecnológico significativo y con el trabajo a cargo de técnicos y personal especializado. En efecto, en el cinturón hortícola santafesino no predomina este tipo de organización, la cual se definiría por presentar una alta inversión de capital monetario y técnico y una división moderna del trabajo, elementos propios de una estructura netamente capitalista.
Para continuar con aquellas particularidades que complementan la caracterización, en este caso, de la cadena de producción hortícola santafesina, es relevante mencionar que el sector se encuentra vivenciando una situación de crisis a partir de ciertos cambios que responden a distintas causas. En cuanto al eslabón agrícola, algunas de estas causas tienen que ver con una baja cohesión del sector para resolver ciertos problemas, sin embargo son muchos los esfuerzos actuales para revertir esta situación, encontrándose el sector, estableciendo nuevos acuerdos y convenios entre distintas instituciones para la coordinación de acciones y para la toma de decisiones. Por otra parte, los productores en general otorgan un incipiente valor a la capacitación, siendo este elemento muy importante para el adecuado manejo de una explotación.
El surgimiento de nuevos mercados regionales y nacionales y de nuevas zonas de producción hace altamente competitiva la producción hortícola, sobre todo si se tiene en cuenta el nivel de desarrollo tecnológico de algunas zonas en relación al cinturón periurbano santafesino. En efecto, la falta o escasa incorporación de tecnología en todos los eslabones productivos influye en la capacidad de respuesta ante la competencia. Respecto a la mano de obra, en general, es poco calificada y mucha de ella se encuentra en una situación de trabajo informal y con cierta inseguridad contractual. La emigración de las generaciones de jóvenes, hijos de los propietarios, hace que peligre la perpetuidad de la actividad y de la empresa familiar. Por último, ciertos acontecimientos climáticos que son fuertes condicionantes de la actividad y el escaso valor agregado de los productos que hace que el margen de ganancia sea, en algunos casos exiguo, son otras problemáticas del sector. En cuanto al resto del circuito económico, las causas están relacionadas a la escasa información respecto a canales de distribución y la diversificación de actores sociales que influyen en la comercialización de los productos, que pasa por minoristas, intermediarios, mayoristas, cadenas de super e hipermercados y verduleros. En este sentido, es posible observar de los resultados de las entrevistas la necesidad, en general, de una organización y trabajo coordinado entre distintos actores.
Dependiendo de los actores sociales que se trate, el transporte es otro factor limitante, ya que muchos de ellos son precarios y no cuentan con cadenas de frío ni sistema de transporte que proteja la mercadería. En suma, los canales de distribución suelen ser ineficientes y este es un motivo por el cual se producen pérdidas poscosecha o bien, una disminución en los precios de venta debido a la baja calidad de los productos en general. Finalmente, se observa una muy escasa capacidad de hacer productos elaborados, es decir, fortalecer el segundo eslabón del circuito, otorgándole mayor valor agregado a la actividad, dependiendo casi exclusivamente de la actividad primaria del eslabón agrícola. Si bien lo mencionado hasta aquí forma parte de las principales problemáticas que hacen al circuito hortícola santafesino, a continuación se destacan aquellos ítems más significativos que describen algunos aspectos del circuito productivo y que forman parte de los primeros resultados y reflexiones tanto del trabajo de campo como del análisis de fuentes de información secundarias correspondientes al trabajo de investigación en desarrollo.

4. Cinturón Hortícola Santafesino

4.1. Características y transformaciones más relevantes del circuito productivo
En la provincia de Santa Fe se distinguen cinco zonas: 1- la ciudad de Santa Fe: departamento La Capital; 2- la Costa: distritos sobre la costa del río Paraná desde San José del Rincón hasta San Javier; 3- Coronda; 4- Rosario: departamentos de Rosario, Constitución y San Lorenzo; y, 5- el Norte: departamentos General Obligado. En este caso, en el presente trabajo se hace referencia a la primera zona, la de la ciudad de Santa Fe, pero específicamente localizando dicha investigación en los distritos de Monte Vera y Recreo. Para el año 2002, la superficie total hortícola de la provincia representaba el 2,7% de la superficie total del país, además se caracterizaba por presentar una gran diversidad de productos y generación de mano de obra, como también “una participación importante en los envíos al Mercado Central de Buenos Aires (principal mercado nacional), ocupando el primer lugar para el período 1988-90 en frutilla con el 51%, el segundo lugar con chaucha (15%), choclo (21%) y zapallito con el 51%, el tercer lugar con tomate (8%) y zanahoria (19%), siendo también importante durante ese período, el envío de otras hortalizas como alcaucil, apio, arveja, cebolla de verdeo, coliflor, remolacha, repollo, pepino y puerro, ocupando el segundo lugar (con el 7,2%) luego de la provincia de Buenos Aires” (Favaro, 2006:8).
Tanto del análisis de fuentes primarias como de la información obtenida de fuentes secundarias, se evidencia de manera muy importante una tendencia general a la disminución de la superficie destinada a esta producción, como consecuencia por un lado, de acontecimientos climáticos y, por otro, de cambios tanto sociales como económicos que afectan al sector. “La superficie en producción ha sufrido una importante disminución, si se consideran las 3500 ha en producción existente hace 25 años” (Sclaglia et al., 1985, en Favaro, 2006:9).
“En el año 2004 la superficie en producción fue un 50% menor a aquella con una fuerte declinación principalmente durante los últimos cinco años. La tendencia lineal, considerando la evolución de la superficie desde el año 1978 indica una declinación promedio de 50 ha por año” (Favaro, 2006:9). En cuanto a la zona que interesa en este trabajo, los distritos de Monte Vera y Recreo del departamento La Capital1, son los que componen en gran
parte dicho cinturón, ambos situados al norte de la ciudad de Santa Fe, a unos 15 km. de distancia aproximadamente. Históricamente ha sido una zona dedicada a la producción de hortalizas que comenzó a desarrollarse con la llegada de los primeros colonos inmigrantes de origen italiano principalmente, para ese entonces la actividad productiva organizada en quintas se localizaba mucho más al sur. Debido a la expansión urbana de la ciudad de Santa Fe, el cinturón hortícola santafesino queda conformado en el actual emplazamiento por el traslado cada vez más hacia el norte de la función residencial de la ciudad, que reemplazó a las actividades productivas primarias como es el caso de las quintas.
Con la llegada de la inmigración boliviana a partir de la década del 60, la cual pasó a conformar la mano de obra en las quintas, la adopción del sistema de mediería como relación laboral entre el empleador y empleado, los cambios en cuanto a los tipos de cultivos y en relación al menor o mayor grado de desarrollo tecnológico, junto a sucesivas situaciones coyunturales, han ido modificando las características iniciales del espacio geográfico en estudio. La producción que prevalece es la de los cultivos en fresco y junto a las quintas, el espacio geográfico se compone además, por una importante presencia de puestos de venta de productos hortícolas a la vera de las principales rutas que comunican estas localidades entre sí y con el área de influencia de la ciudad de Santa Fe. Los dueños de estos puestos de ventas, en algunos casos, son los mismos dueños de las quintas, es decir, son productores que venden su producción hortícola directamente al consumidor. Además, cuentan en la zona, con un mercado de productores muy cercano a estas localidades donde la verdura se cotiza según la oferta y la demanda. En la construcción de este espacio geográfico, el actor social del migrante boliviano ha sido de fundamental importancia, como también lo ha sido (y lo sigue siendo en muchos casos) a nivel nacional, en numerosas ciudades del país.

4.1.1. Destino y tenencia de la tierra: superficie sembrada y principales cultivos
A nivel departamental, en el gráfico de sectores (Gráfico 1 del Anexo) se observa para el año 2007 la distribución de la superficie según destino de la tierra, representado un 2% la horticultura, floricultura y granja, mientras que en el año 2006 (Gráfico 2 del Anexo) ese porcentaje es del 8%. Es importante recordar que la horticultura no requiere de grandes extensiones para su producción, por el contrario son, como ya se ha mencionado, pequeñas y medianas propiedades cuyas extensiones se podría decir tienen un promedio aproximado de 7 hectáreas.
Este análisis es a nivel departamental, pero si se observa el gráfico de barras correspondiente a Recreo y Monte Vera (Gráfico 3 del Anexo) para ambos años la tierra destinada a granja, floricultura y horticultura aumenta de un año a otro, por lo tanto, podría decirse que el comportamiento del departamento La Capital recién mencionado, se explica a partir de lo sucedido en otros distritos que forman parte del mismo y no de los dos distritos en estudio. Los principales cultivos que se desarrollan son los en fresco, tales como lechuga, acelga, remolacha, repollo, achicoria, zapallito, tomate, brócoli, cebolla de verdeo, puerro, coliflor, perejil, espinaca, rúcula, entre otros. El tomate, apio, chaucha y zapallito son los cultivos que más han disminuido respecto a la superficie cultivada, debido principalmente a la baja rentabilidad, siendo reemplazados estos cultivos por otros de menor inversión y exigencia en cuanto a mano de obra. Según el Censo Hortícola (en Castignani et al., 1999:2), para la campaña 1993/94, el tomate ocupaba los mayores porcentajes de producción (38,4%) y superficie implantada (24%), demostrando una continuidad en la tradición en cuanto al tipo de cultivo prevaleciente en el departamento La Capital. La lechuga (13,7%), el repollo (11,2%), el zapallito (7,3%), la acelga (6,4%) y remolacha (5,1%), son los cultivos que le seguían en importancia. Para el año 2004, la tendencia antes mencionada se ve modificada a partir de ciertos cambios, que tiene directa relación con factores climáticos asociados a la inundación del año 2003, y por el otro, a los factores económicos vivenciados ya desde la salida de la convertibilidad a fines del año 2001. Tal como se observa en la Tabla 1, el tomate, no ocupa el mismo lugar, sino que las otras especies mencionadas anteriormente como secundarias en importancia, ahora tienen una situación de predominancia en la cantidad de hectáreas sembradas. Es el caso de la acelga (200 ha.); lechuga (1.020 ha); zapallito (170 ha); remolacha (180 ha).
En este sentido, de las entrevistas efectuadas a los informantes claves –migrantes y representantes de distintas instituciones relacionadas al sector– surge el tema de la disminución de la cantidad de hectáreas dedicadas a la horticultura en general, y a la destinada al cultivo del tomate en particular. Diferentes factores relacionados a lo económico, social, político y climático, han ido provocando en estos últimos años (estos cambios se comienzan a ver desde hace 10 a 15 años atrás), una drástica disminución de la superficie sembrada, de por lo menos un 50 por ciento, y sobre todo del gran cultivo que tenía el cinturón hortícola santafesino, el tomate. Este cultivo era lo que identificaba al cinturón hortícola, siendo para la época de primavera-verano la producción de tomate santafesino la que ingresaba al mercado de Buenos Aires.
Se expone un fragmento de la entrevista realizada a un productor de la zona:

“—Y ustedes en su lugar donde alquilan, qué produce…?
—Todo cultivo de hoja… todo verdura de hoja, el tomate hace rato que no… es muy costoso… tiene que arriesgar mucho… una que ahora la venden por semillita… no como antes que comprábamos una lata de semilla de tomate y le tirábamos al chorro nomá’, costaba diez pesos… cada semilla ahora creo que cuesta más o menos 3 pesos… fíjese que uno tiene que sembrar 100 lomos, son tres mil, cuatro mil pesos para… sembrar veinte lomos…”.

Como es sabido, el tomate requiere de una gran cantidad de mano de obra, y esta mano de obra está compuesta por personas especializadas en el tema, verdaderos expertos en esta actividad manual, que demanda de ciertos procedimientos que van desde su cosecha hasta su embalaje en cajones clasificando los tomates de acuerdo a su color y calidad, y necesitando de una personal con cierta habilidad y rapidez para llevar a cabo estas tareas. La disminución de dicho cultivo hizo que se pasara de 1.200-1.500 ha. que se cultivaban hace 10 ó 15 años aproximadamente, a unas 40 ó 50 ha. en la actualidad. Como es de suponer, dicha disminución, ocasionó consecuentemente la caída de la demanda de mano de obra, mucha de ella, migrante de origen boliviana y temporaria. En las tablas (Tablas 2 y 3 del Anexo) se puede observar los registros de tomates sembrados según lomos, los cosechados y los cajones obtenidos para los años agrícolas 2001-2002, 2006-2007 y 2007-2008. A rasgos generales, se produce una tendencia a la disminución de la cantidad de lomos sembrados con tomate tanto a nivel departamental como para cada distrito analizado. Pero si establecemos una comparación entre los años agrícolas extremos (2001-2002 y 2007-2008) en los tres espacios geográficos, el porcentaje de cosecha respecto a los lomos sembrados es mayor para el último año. Esto podría deberse a un mejoramiento en el manejo del cultivo y aplicación de agroinsumos que permiten no sólo lograr una mayor cosecha, sino la obtención de una mayor cantidad de cajones de tomate por lomo.
Ante esta caída del cultivo del tomate, actualmente la demanda es cubierta mediante la importación principalmente desde las provincias del noroeste argentino, Salta y Jujuy, y de Corrientes. Esta última provincia, comenzó hace un tiempo con este cultivo. Hace veinte años, cuando en nuestra zona no existían aún los invernaderos, en Corrientes, en las explotaciones dedicadas a la producción de tabaco, se utilizaban ‘tendaleros’, que eran un techo de plástico donde se ponían las hojas a secar para su posterior industrialización. Finalizado ese proceso, se sembraba tomate en esas instalaciones que simulaban ser lo que al poco tiempo se desarrolló como invernaderos. Se traslada a la zona santafesina esa experiencia correntina en relación al cultivo de tomate en invernaderos, teniendo un pico de crecimiento considerable para luego sufrir la caída antes mencionada. En relación a la disminución de la superficie destinada a la horticultura, (Tablas 4, 5 y Gráfico 4 del Anexo) en algunos casos, preferente en aquellas explotaciones de 10 o 12 ha, los productores se han volcado al cultivo de soja, sin ser esto, tal vez, una solución económica por el escaso tamaño de las explotaciones, pero sí como una alternativa que evita dejar el terreno improductivo y proclive a que sea invadido por malezas.
Algunos aspectos que se exponen en este apartado se han obtenido, por un lado, del relevamiento realizado por el MAGIC al cinturón hortícola en el año 2002, por otra parte de la Cadena Frutihortícola del Ministerio de Producción del Gobierno de Santa Fe, y del análisis de fuentes secundarias (INDEC- IPEC) y de publicaciones de investigaciones en el tema. Los mismos se resumen en los siguientes ítems:

• El 80% de los productores posee entre 20 y 40 años de antigüedad en la actividad, peligrando el recambio generacional en la actividad.
• El 53% de los productores detenta el 80% de la tierra. El 47% restante, el 20%, siendo el tema de la concentración de la tierra una problemática presente en la actualidad.
• Casi el 70% de los productores posee menos de 17 ha.
• El 60% de los productores trabaja sobre una superficie propia, en tanto el 40 alquila.
• El 64% de los productores genera el 80% de la producción de hortalizas, y el 36% restante solo produce el 20%.

Según estudios realizados (Bouzo, et al., 2005; Favaro, 2006) el 23% de los productores trabaja menos de 5 ha, lo que representa un 8 % de la superficie hortícola en la región. La mayor parte de los productores (39%) trabaja entre 6 y 10 ha, representando aproximadamente el 27% de la superficie hortícola. “…Comparando con los datos presentados por Scaglia et al., (1985) representa una disminución de aproximadamente un 50% en los productores que trabajaban menos de 5 ha, no observándose cambios entre los que trabajan entre 6 y 10 ha y una disminución de poco más del 30% entre los que trabajan de 11 a 20 ha. Sin embargo, se registró un aumento de casi un 80% entre los productores que trabajan entre 21 y 50 ha y una disminución de poco más del 60% en los productores que trabajan más de 50 ha” (Bouzo et al., 2005:64).
La disminución de productores puede estar asociada a la concentración de la tierra, es decir, menor cantidad de productores con mayor cantidad de superficie dedicadas a la horticultura, o al cambio hacia otra actividad agrícola. En unos de los ítems aparece el tema de la continuidad de la actividad por las generaciones de jóvenes. Este es un aspecto recurrente en las entrevistas realizadas a informantes claves del sector, ya que expresan precisamente el desaliento por parte de los productores con mayor antigüedad en la horticultura. Muchos de ellos han enviado a sus hijos a estudiar o realizan otras actividades, y es en este sentido que la actividad esté en parte llevada a cabo por trabajadores de origen extranjero, migrantes bolivianos, bajo diferentes relaciones laborales y contractuales: alquiler, sistema de mediería, empleados permanentes o como mano de obra temporal.

4.1.2. Tecnología, asesoramiento técnico y uso de agroinsumos
En general, se puede decir que esta tendencia a la disminución de la actividad hortícola ha provocado un cierto estancamiento tecnológico en el sector. Se ha observado un cierto ascenso en su momento de la superficie cultivada bajo invernadero, esto relacionado con los cultivos de tomate y pimiento de hace unos años atrás. Pero, a consecuencia de la caída de estos cultivos, esa curva ascendente referida a la instalación de los invernaderos, ha ido disminuyendo de manera relevante. Si bien el invernadero es una protección ante ciertas adversidades climáticas se ha observado que con mayor frecuencia se presentan tormentas de viento que destruyen estas instalaciones, echando por tierra la ganancia de un año. Aquellos invernaderos que aún quedan en la zona, se encuentran protegidos por ejemplo, por ‘cortinas’ de árboles. “La producción en invernadero se inició a principios de la década de 1980-1990 siendo los primeros invernaderos de tipo “arco rebajado”. Normalmente se construyeron con postes y varillas de madera, con ventilación lateral y de escasa altura. Posteriormente tuvo amplia difusión los invernaderos de tipo ‘capilla’ y posteriormente ‘capilla modificado’. En éste último caso la rápida adopción de esta estructura se debió a una mejor ventilación en comparación al invernadero ‘capilla’. Actualmente, también existen invernaderos metálicos de techumbre curva, aunque cubriendo una muy baja superficie” (Favaro, 2006:10).
Lo que lentamente está en crecimiento es el sistema de ‘media sombra’, sobre todo para los cultivos de hojas y para las épocas de verano. Son unas mallas que permiten el paso entre un 40 a 60 por ciento de los rayos del sol, dependiendo del tipo de media sombra. Se utilizan preferentemente para los cultivos denominados comúnmente de ‘ensaladas’, tales como rúcula, achicoria, lechuga. Debido a las características del clima de la zona, desde fines de noviembre, principio de diciembre hasta mediados y fines de enero, se produce una gran disminución de los cultivos, principalmente por las altas temperaturas del verano siendo este sistema de media sombra, una protección para los cultivos y una alternativa para los productores. De esta manera, pueden competir con la producción proveniente de otros lugares del país, como por ejemplo, Mendoza, Mar del Plata, La Plata, donde el verano es más benigno sobre todo y teniendo en cuenta que es esta estación, la época en la cual generalmente la población consume mayor cantidad de verduras. En cuanto al riego artificial, como se observa en la Tabla 7 del Anexo, existe un alto porcentaje en el uso de este tipo de tecnología, principalmente destinado a los cultivos de mayor valor como en el caso del tomate, por
ejemplo, y para los cultivos bajo media sombra. El riego puede ser por surco, por surco y goteo, y por surco y aspersión. Otro aspecto importante es el de la disponibilidad de insumos, capital humano y servicios, como puede ser el transporte y los profesionales. En el cinturón hortícola existen proveedores de insumos tanto para la producción como la comercialización hortícola. En estas tareas se involucran a semillerías, maquinarias, herramientas, embalajes, entre otros. Si bien existen en la zona empresas de servicios de transporte con equipamiento de frío, para algunos productores esto es inaccesible, siendo uno de los causantes de las pérdidas poscosechas sobre todo a nivel minorista, sumado a ciertas prácticas inadecuadas de embalaje y de transporte sin protección de la producción.
La cantidad de tractores es un tema muy importante en relación a la tecnología. Las inversiones son claves para renovar la planta de maquinarias, entre ellos los tractores y camionetas, muchos aún son de la década del 70, demostrando cierto retraso en este aspecto. Finalmente, y en relación al uso de agroinsumos (semillas, fertilizantes, etc.), un tema recurrente es el costo de los mismos y es un condicionante para lograr altos rindes en la producción. Desde la salida de la convertibilidad monetaria, este aspecto se presenta como un problema ya que los valores son de acuerdo a la moneda estadounidense y difícilmente ese costo se traslada al precio de venta de la producción.

4.1.3. Mano de obra permanente y temporaria
Es importante hacer una distinción entre mano de obra permanente y temporaria que trabaja en el cinturón hortícola. A modo general, en relación a este tema se observa:

• el crecimiento de otras actividades económicas como por ejemplo la construcción y albañilería como una competencia que absorbe gran parte de mano de obra empleada en el cinturón hortícola. Al disminuir la actividad hortícola, por un lado, y aumentar la actividad de la construcción por otro, se da una movilidad de mano de obra de una rama hacia la otra.
• un bajo nivel de capacitación de la mano de obra no ajustándose en muchos casos, a la utilización de nuevas tecnologías.
• una inadecuada legislación laboral, especialmente para la contratación de mano de obra temporal en momentos de mayor demanda propios de los períodos de siembra y cosecha, que se caracterizan por tareas manuales principalmente.
• persistencia de reclamos sindicales ante la situación de inestabilidad referidas a la legislación laboral y derechos y obligaciones del trabajador (obra social, aportes jubilatorios).
• aspectos positivos y negativos del sistema de mediería, respecto a las relaciones contractuales, ganancias y costos de las partes y reconocimiento legal de la mediería.
• mano de obra conformada por familias de migrantes de origen boliviano bajo el sistema de mediería.
• presencia, aún en la actualidad, de mano de obra temporaria local y regional.

Los productores tienen una escasa cantidad de empleados que son permanentes, es decir, durante todo el año y que se encuentran dentro de las normas legales (inscriptos con los aportes de jubilación y obra social); pero la horticultura tiene como aspecto característico la existencia de picos de demanda de mano de obra muy importante, y es a razón de esto, que entra en escena el trabajador temporario. Un ejemplo de esto es cuando se necesita cosechar una hectárea de choclo, que es una tarea que se hace a mano y que requiere de la contratación de una gran cantidad de personas por unos pocos días. La legislación, en este sentido, funciona bastante a contra mano de la realidad económica y social de la horticultura, ya que el trámite resulta para el productor, engorroso y caro, en relación a la actividad. Si bien se ha agilizado a partir del uso de sistemas informáticos para inscribir al personal en el Ministerio de Trabajo, en muchos casos, el productor no cuenta con los medios para hacerlo. El 70% de los trabajadores son medieros. Un 10% de los trabajadores son temporarios, 4% son permanentes, mientras que un 15% son familiares.

4.1.4. La mediería en el cinturón hortícola santafesino
La mediería como contrato agrario de naturaleza asociativa, se define legalmente (Ley 13246) como un sistema de producción en el que el dador pone la tierra, todos los elementos de trabajo –caballos, rastras, etc.– la mitad de las semillas y de los gastos de recolección. Los beneficios obtenidos se reparten en partes iguales. Este sistema ha sido, a partir de su implementación, una manera de organizar la producción hortícola de los cinturones periurbanos argentinos en general, y en particular la del cinturón santafesino, y es el que modificó sustancialmente las relaciones entre patrones y trabajadores. El mediero es, en este sentido, el que aporta en muchos casos esa mano de obra necesaria en las quintas.
Nace con esto una nueva figura, el del mediero boliviano que trabaja junto a su grupo familiar.
“Pobladores de diferentes regiones de Bolivia –especialmente potosinos, y cada vez más cochabambinos y tarijeños– acceden de esta forma a la tierra, en un patrón de organización del trabajo sumamente intensivo en mano de obra, provista por la familia del mediero, que a medida que va requiriendo mayores volúmenes de mano de obra van llamando a parientes del lugar de origen, con lo que se establece una especie de carrera laboral” (Benencia en Devoto, 2004:464). Benencia y Quaranta (2003) en su análisis acerca de los contratos de mediería en la región pampeana argentina en relación a la lechería y horticultura, expresan que la reestructuración de la horticultura en fresco respondió a la secular escasez de mano de obra, y debido a esto se recurrió a la mediería como una manera de organizar el trabajo y la producción a campo, asociándose a esta figura de mediero a las familias de migrantes bolivianos. Además, sostienen que esta organización del trabajo es flexible, permitiendo a estas actividades adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y producción. En concordancia con los cambios y reestructuraciones acontecidas de manera generalizada en los distintos sectores económicos: la especialización y diferenciación del trabajo, la diversidad de productos, el surgimiento de nuevos mercados, la aparición de nuevas formas de trabajo, los distintos mecanismos de integración, son algunos de los aspectos que influyen en el desenvolvimiento de la actividad hortícola del cinturón santafesino y que son propios de un contexto sociopolítico más amplio, en el cual necesariamente se requiere del análisis de la legislación vigente, de las estructuras productivas existentes y de las tecnologías para comprender las estrategias accionadas por los distintos actores. A esto se debe agregar además, las nuevas formas de organización y división social del trabajo, en relación a la precarización laboral, externalización de las tareas y subcontratación (Palomino, 2000 en Benencia y Quaranta, 2003:66).
Ante este escenario, la mediería surge como una nueva organización laboral con bases contractuales dependientes de las acciones de productores y trabajadores y en la cual intervienen aspectos como la tenencia de la tierra y los porcentajes de remuneración. Para comprender las particularidades de la mediería, se hace necesario en primer lugar, entender el contexto social, económico, político y cultural en el cual se desarrolla. De esta manera, se puede saber cómo participan los distintos actores, los beneficios de esta relación laboral, los aspectos formales e informales, entre otras cuestiones. La característica de flexibilidad en los contratos de mediería es una constante en el cinturón hortícola santafesino, como lo es en muchos otros cinturones del país, estando en algunos casos, fuera del marco legal de trabajo agrario.
Este aspecto se relaciona con lo que se expone en el Decreto 145/2001 en el marco de la Ley 13246 y su modificatoria 22298, en el cual se expresa que la omisión de la celebración por escrito del contrato de mediería frutihortícola ha acarreado inconvenientes por dar lugar a dudas sobre la verdadera naturaleza de la relación entre productor y mediero, atribuyéndosele el encubrimiento de una relación laboral de dependencia. Y por otra parte, que las explotaciones intensivas de frutas y hortalizas se caracterizan por una alta utilización de mano de obra, cuyos sueldos y jornales así como las obligaciones correspondientes a la Seguridad Social y a las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo integran los costos de producción y, por lo tanto, deben ser garantizados por los responsables de estos emprendimientos, en virtud de la naturaleza asociativa de esta forma de producción que prevé la participación de ambas partes en los beneficios y en los riesgos de la empresa común. En el caso del cinturón hortícola en estudio, este sistema contractual ha tenido sus beneficios pero también sus aspectos negativos. Por un lado ha favorecido la incorporación de mano de obra boliviana desde sus comienzos provocando una expansión de los cultivos hortícolas en la zona y reestructurando al cinturón verde santafesino a partir de la implementación de nuevos cultivos que requieren de una gran cantidad de mano de obra. Pero por otro lado, se observa en la actualidad, que esta relación laboral y contractual de la mediería fácilmente puede darse por finalizada sobre todo si la misma no se encuentra claramente formalizada por escrito, y de esta manera queda desprotegida alguna de las partes, casi siempre la parte que pone el trabajo, en este caso la familia migrante boliviana. En efecto, se observan casos en los que el propietario de la tierra cambia de cultivo, por ejemplo, comienza a dedicarse al cultivo de la soja que requiere de una menor cantidad de mano de obra y la familia dedicada a la producción hortícola debe buscar otra alternativa laboral. Muchas veces, el propietario de la tierra permite que permanezcan viviendo en la casa de la explotación, por más que no exista ya una relación laboral.
En la actualidad existen casos en los cuales el mediero boliviano se ha convertido en propietario de la tierra. En el cinturón verde santafesino son muy pocos los casos en los cuales, gracias a beneficios obtenidos de las cosechas, el migrante boliviano accedió a la tenencia de la tierra. Por otra parte, también se observan casos el que el migrante boliviano, pasó de peón en su primer momento de llegado a la zona, luego se asoció al propietario de tierra como mediero, y hoy, se encuentra alquilando la tierra debido a que resulta más redituable que mantenerse bajo una relación contractual de mediería.

4.1.5. Distribución y comercialización
De esta manera aumenta el trabajo familiar en las quintas en base a un arrendamiento, en disminución a la modalidad de peones permanentes y temporales y a los medieros. La provincia de Santa Fe históricamente ha sido una provincia ubicada a nivel nacional con una trayectoria de muchos años en cuanto a la producción hortícola, abasteciendo no solo internamente a los mercados de consumo provinciales, sino también a otros limítrofes como son Córdoba, Buenos Aires, Chaco, Santiago del Estero. El cinturón hortícola santafesino cuenta con el Mercado Concentrador de Santa Fe que nuclea a numerosos productores de la zona. No obstante, existe
una importante dependencia al mercado doméstico con escasas –al menos por el momento– posibilidades de exportación. La experiencias en exportación que tiene el país son en relación al ajo, cebolla, principalmente, cultivos que no se realizan en nuestra zona. También en este eslabón de la cadena, la particularidad es la de la diversificación de los actores sociales y mecanismos de distribución y comercialización. Algunos casos son aquellos productores dedicados a cultivos de hojas quienes tienen acceso, mediante un alquiler, al Mercado Concentrador de Santa Fe. Otro, es el que se da con los propietarios de transporte de camiones de ciudades de alrededores, compran en algunas quintas o en el mercado y lo distribuyen. Hay productores que tienen su camioneta o camión y distribuyen en verdulerías de Santa Fe; algunos menos, llegan directamente a los supermercados de la ciudad.
Se puede resumir en los siguientes ítems:

• Productores que no concurren al mercado y venden directamente a un consignatario. Pueden ser pequeños productores zonales.
• Productores que no concurren al mercado y venden directamente a un minorista, haciendo distribuciones diarias a verdulerías o autoservicios.
• Productores introductores: en general son quintas familiares, con una presencia continua en el mercado y con volúmenes importantes.
• Consignatario mayorista: puede recibir mercadería de terceros para su comercialización.
• Distribuidor: adquiere productos en el mercado distribuyéndolo en los mercados minoristas. Generalmente, son los camioneros.
• Transportistas: adquiere la mercadería directamente en la zona de producción y la traslada a los centros minoristas.
• Plantas de empaque: ubicadas en el área suburbana, compran a los productores y se encargan de empacar y distribuir a los minoristas.
• Minoristas: son los pequeños verduleros o grandes supermercados, éstos últimos cada vez con una mayor presencia en el circuito económico debido a los volúmenes de compra.

Esta diversidad de actores sociales y mecanismos muchas veces se presenta como una deficiencia del sector debido a cierta inoperancia de los canales de distribución, principalmente para los productores pequeños.
Según el relevamiento realizado por Magic (2002), el 70% de la producción se vende, sin embargo entre un 12 y 15% de los productores apenas comercializa entre un 50 y 60% de sus productos, siendo del 30% el promedio de desperdicio.

“—¿Y los centros comerciales, el destino de la producción, se amplío un poco más… o disminuyó el radio de comercios…?
—Yo pienso que se ha disminuido.
—¿Adónde venden, al mercado? —Hay muy pocos que hacen el reparto, que son quinteros, y hacen el reparto, muy poquitos, la mayoría van al mercado…
—Escuché una noticia que querían aumentar el ingreso de las camionetas al mercado, el arancel…
—Claro, la entrada al mercado…. Y aumentó, aumentó, por eso mismo que nos estamos agrupando para no tener que ir al mercado, conseguir que la Municipalidad nos de un lugar donde ir a vender, como una feria, eso es lo que se quiere lograr…
—Y con las hortalizas que no se pueden comercializar ¿qué se hace?
—Eso directamente se pierde… porque fíjense ustedes, hacemos producir, por ahí hay cantidad, la mandamos al mercado, hay mucho que no pueden ir, hay muchos que sí, el que no puede ir le da al intermediario, y vale 20 pesos, y te dan 10 pesos, y con esos diez pesos no podés hacer nada, porque están los gastos, que pierden, que una cosa y la otra, y no puede seguir, bueno entonces al abrirse la feria esta… puede ser muy beneficioso para nosotros… para abaratar los costos…
—No, y además, es directo al público
—Claro, directamente al consumidor”.

El fragmento obtenido de una entrevista con un productor de la zona permite evidenciar dos aspectos relevantes de todo circuito productivo, por un lado, el de la distribución y comercialización y por el otro del grado de integración e institucionalización que requieren algunas actividades productivas para el mayor o menor éxito de las mismas.

4.1.6. Institucionalización del circuito hortícola
Unos de los aspectos que aparecen frecuentemente al estudiar el cinturón hortícola santafesino, es la problemática relacionada a la ausencia o insuficiente grado de cohesión y organización institucional de los actores sociales del sector.

“—Sí, sí, se ven muchos cambios… porque hemos empezado a organizarnos mucho mejor… mirá… vamos a comprar mas barato… no nos conviene trabajar como medieros… busquemos mejorar nuestra situación… y así de esa manera vamos organizando, de sí mismo ya va pensando el paisano: no, esto tiene que ser así, vamos a cambiar, vamos organizarnos distinto y bueno así vamos mejorando…
—¿Y hay alguna asociación, se agrupan?
—¿Alguna cooperativa…?
—Alguna cooperativa…
—Existe la cooperativa, siempre, tengo entendido, siempre faltó la coordinación y cooperativos mismo de la palabra…
—Bueno, está esa cooperativa que está en Santa Fe.
—Claro, para nosotros no existe realmente, existe para los grandes… nosotros hace poco hemos tenido una reunión, que nos hemos juntado todos los quinteros chicos… y hemos tratado de buscar medios de ayuda para que podamos seguir sembrando… y nos juntamos, bueno, ahí pensamos que hay muchos paisanos que son socios de una cooperativa y no reciben nada… beneficios… y entonces, dijimos vamos a buscar otro medio de agruparnos… de una manera de seguir trabajando…
—O sea que hay algo pensado alternativamente…
—Sí, exactamente, estamos organizándonos y viendo de armar una comisión para tratar de buscar cada reunión que haya en el Ministerio, en cada Municipalidad, que haya dos o tres representantes… para que por lo menos…
—Y eso sería productores más pequeños, pequeños y medianos productores, y en su mayoría son bolivianos…
—La mayoría, la mayoría son bolivianos, hay dos o tres que son de aquí, argentinos, pero la mayoría son bolivianos… Así que hace poquito tuvimos una reunión con el Ministerio de Producción y el cual nos han prometido siempre tenernos en cuenta… para convocarnos a una reunión, y cuando haya una desgracia climática, que…”

La lectura de este fragmento de la entrevista realizada a un productor de lugar posibilita hacer el ejercicio de pensar acerca de cuáles podrían ser los beneficios de la cooperación colectiva entre agentes públicos y privados y entre los diversos actores intervinientes en la producción hortícola. En este sentido, podríamos preguntarnos qué tipo de información y conocimientos se generan y transmiten dentro de alguna organización productiva; con qué otras organizaciones se podrían relacionar para trasmitir la información; dentro de qué marco institucional se podría trabajar conjuntamente; entre otras cuestiones. De esta manera, es viable pensar a las instituciones como “la base de regulación de los espacios locales, las cuales tiene tres dimensiones esenciales: la coordinación de las diversas actividades o de las relaciones entre los actores, la distribución de los recursos en vinculación con las actividades y los actores, y el reconocimiento y resolución de los conflictos” (Benko, 2001 en Rosales Ortega, 2006:139).
Amin (1998) refiriéndose a la perspectiva institucionalista sobre el desarrollo económico regional, presenta una serie de puntos relevantes, en este caso para fomentar la prosperidad económica de una región, pero que bien puede ser retomado en el presente trabajo y ser considerado para el tema en estudio.

• La vida económica en un proceso organizado en torno a convenciones sociales. La economía es una mezcla de cooperación y competencia entre instituciones (mercados, leyes, rutina, normas sociales), agentes y organizaciones (empresas, Estado, etc.)
• Los mercados se construyen socialmente y el comportamiento económico forma parte de redes de relaciones entre agentes de naturaleza social, siendo las características de la red en cuanto a dependencia mutua, confianza y cooperación las que influyen en los resultados económicos.
• La naturaleza social y cultural de las redes condiciona la capacidad de aprendizaje y adaptación de los agentes que la integran. Ejemplos de esto, son el conocimiento implícito derivado de los intercambios cara a cara, las rutinas establecidas, las costumbres y las normas, las convenciones locales respecto a la comunicación y relaciones, la naturaleza de la reciprocidad y la confianza dentro de los vínculos.
• La economía se concibe como una composición de influencias colectivas que conforman las acciones de los individuos y como una entidad diversificada que sigue una trayectoria dependiente debido a las influencias culturales y socio-institucionales heredadas.

Según lo expuesto por Sánchez Hernández et al. (2003) el enfoque institucionalista en la geografía económica tiene como punto de partida, la premisa de que un régimen institucional adecuado al contexto social, político y económico contribuye a un correcto funcionamiento de los mercados y permite una mejor distribución social de la riqueza, facilitando adoptar estrategias de reestructuración e innovación que los territorios necesitan para asegurar el bienestar de sus habitantes. Es decir, la base colectiva del conocimiento, la interactividad de los procesos de aprendizaje y el entramado institucional permiten movilizar cuatro tipos de capitales que sustentan el desarrollo económico: el intelectual, social, productivo y natural. Finalmente, estos autores consideran que la organización institucional brinda beneficios tanto en lo formativo (aprendizaje), en lo cooperativo (redes), en lo normativo (cumplimiento de contratos) y en lo innovativo (investigación).
Por su parte, en cuanto al análisis de la densidad institucional, consideran como elementos definitorios a: 1- la fuerte presencia de instituciones formales; 2- las estrechas relaciones de cooperación y coordinación entre ellas; 3- la correcta definición de las estructuras de poder, colaboración y representación para evitar conflictos interorganizacionales, y, 4- la movilización colectiva para formular objetivos compartidos de desarrollo enraizados en valores y normas culturales comunes. Al momento se encuentran trabajando en este sentido, podría decirse, en dos niveles diferentes. Por un lado, a nivel provincial, principalmente a cargo de la Consejo Económico Frutihortícola del Ministerio de Producción del Gobierno de Santa Fe y por el otro, a nivel municipal, a partir del trabajo conjunto entre la Municipalidad de Santa Fe, la Universidad Nacional del Litoral y la Sociedad de Quinteros de Santa Fe. En cuanto al primero, el objetivo propuesto es lograr un sector hortícola más participativo, en torno al ‘Plan Estratégico’ elaborado en el 2008, tomando decisiones consensuadas y en conjunto con el gobierno y dotar de institucionalidad al sector productivo. De esta manera se trabajó y se sigue haciendo en la actualidad, para organizar a los distintos actores que intervienen en cada eslabón de la cadena productiva. Se encuentran involucrados en este trabajo, organismos públicos, actores privados (productores, verduleros, supermercados), instituciones educativas, el mercado concentrador de productores, asociaciones de cooperativas, entre otros.
El segundo nivel mencionado, tiene que ver con la reciente conformación de la mesa de concertación frutihortícola, con el objetivo de formalizar los esfuerzos para promover el trabajo coordinado entre los sectores científicos y de productores, para de esta manera, lograr la meta de fortalecer y dinamizar el cinturón hortícola santafesino.

5. A modo de cierre

Si bien este es un avance que forma parte de una investigación más amplia, en la cual seguramente surgirán nuevos elementos de análisis del trabajo de campo y de las fuentes secundarias, en esta instancia ha sido posible arribar a algunas consideraciones iniciales acerca de la producción hortícola del cinturón santafesino desde los aportes teóricos del concepto de circuito productivo.
Tal como se ha dicho al comienzo de estas páginas, estas primeras reflexiones acerca de las particularidades del cinturón hortícola santafesino a partir del análisis de los eslabones que lo componen, permiten presentar unos primeros resultados observando ciertas similitudes con lo acontecido en gran parte de los cinturones verdes pertenecientes a muchas ciudades argentinas, particularmente a lo que se refiere a la mano de obra familiar boliviana y dentro de una relación contractual de mediería. Recapitulando lo expuesto en el apartado tres y articulándolo con el marco de análisis teórico presentado, la horticultura santafesina respondería a un tipo de producción cuyo alcance es principalmente local. Asimismo, se evidencian ciertos signos que requieren de atención y que en general, le dan al circuito productivo santafesino un lugar de desventaja competitiva a nivel nacional.
La disminución de la superficie destinada a los cultivos hortícolas, el reemplazo de determinados cultivos por otros que necesitan una menor inversión y mano de obra, la consecuente disminución de la demanda de mano de obra, el escaso desarrollo en el uso de tecnología, la ineficacia de ciertos canales de comercialización y la ausencia o insuficiente integración e insti
tucionalización de la actividad serían los aspectos mas importantes que se observan en el cinturón verde y que darían cuenta de lo antes mencionado acerca del mayor o menor grado de competitividad de la producción santafesina. En cuanto al aspecto relacionado a la cooperación entre los actores, si bien hay una localización del cinturón que involucra un área delimitada y definida a partir de la presencia de actores sociales (individuales y colectivos) relacionados entre sí, la misma no funciona como una concentración geográfica en la cual prevalezcan compañías e instituciones que trabajen con un alto nivel de interconectividad, asemejándose a lo que se podría calificar como cluster.
Teniendo en cuenta las diversas formas de explotación productiva según la organización del trabajo expuestas por Benencia (1994 en Rofman, 1999:47) y considerando las problemáticas recién mencionadas, es factible entender al circuito de producción hortícola a partir del predominio de explotaciones preferentemente tradicionales, a cargo de la familia del productor o de la familia mediera boliviana, que en algunos casos incorpora mano de obra temporal, cuya producción de comercializa directamente al consumidor o a través del mercado concentrador de Santa Fe. De manera aislada e incipiente, aparecen algunos casos en los cuales la organización es más compleja e integrada, con una mayor inversión de capitales y con un alcance que podría exceder lo local.
Finalmente, quedan abiertas cuestiones relacionadas netamente con la configuración espacial del circuito productivo y los impactos en la actividad hortícola en relación a la llegada de mano de obra boliviana, siendo este tema uno de los ejes fundamentales del trabajo de tesis doctoral en desarrollo.

Anexo 1. Mapas


Mapa 1.
Localización del área en estudio
Fuente: Favaro, Juan Carlos (2006). Producción de hortalizas en la zona de Santa Fe, Publicación de la EEA Bella Vista Serie Técnica Nº 1. http://www.inta.gov.ar/bellavista/info/documentos/hortalizas/ST18.pdf


Mapa 2.
Cinturón hortícola: norte de Santa Fe, distritos Monte Vera y Recreo
Fuente: Secretaría de Producción. Municipalidad de Recreo, en base a INTA. 2010. Nota: los círculos blancos pertenecen a zonas de referencia de producción hortícola.

Anexo 2. Tablas

 

Tabla 1. Provincia de Santa Fe. Zona ciudad de Santa Fe.
Principales cultivos hortícolas según forma de producción. Año 2004


http://www.portal.santafe.gov.ar/index.php/web/content/view/full/10955

Tabla 2. Superficie sembrada y producción de tomates 2001-2002; 2006-2007; 2007-2008

Elaboración propia en base a datos del RAS. IPEC.

Tabla 3. Producción de tomates según porcentajes y cantidad de cajones por lomo

Elaboración propia en base a datos del RAS. IPEC.

Tabla 4. Superficie hortícola cultivadas por año en la zona de Santa Fe, en hectáreas

Fuente: Cadena Frutihortícola Santafesina. Ministerio de Producción. Gobierno de Santa Fe. 2008-

Tabla 5. Evolución de la superficie destinada a la producción hortícola, en porcentajes

Elaboración propia en base a datos del INDEC-IPEC.

Tabla 6. Número de productores

Fuente: Cadena Frutihortícola Santafesina. Ministerio de Producción. Gobierno de Santa Fe. 2008.

Tabla 7. Tecnología de riego

Fuente: Cadena Frutihortícola Santafesina. Ministerio de Producción. Gobierno de Santa Fe. 2008

Tabla 8. Cantidad de tractores

Elaboración propia en base a RAS. IPEC. 2002-2007

Tabla 9. Total de la superficie fertilizada en hectáreas

Elaboración propia en base a RAS. IPEC. 2002-2007

Anexo 3. Gráficos


Gráfico 1.
Dpto. La Capital: destino de la tierra, en hectáreas, 2006

Elaboración propia en base a datos del IPEC, 2006.


Gráfico 2.
Dpto. La Capital: destino de la tierra, en hectáreas, 2007

Elaboración propia en base a datos del IPEC, 2007.


Gráfico 3.

Elaboración propia en base a datos del IPEC, 2006-2007.


Gráfico 4.
Evolución de la superficie destinada a la horticultura, en porcetanjes, 2002-2007

Elaboración propia en base a datos del INDEC-IPEC.

Notas

1 En el departamento La Capital, el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos incluye además de Recreo y Monte Vera; las localidades de Arroyo Aguiar, Cabal, Candioti, Emilia, Laguna Paiva, Llambi Campbell, Nelson, San Pedro, Santa Fe, Santo Tomé, Sauce Viejo, Arroyo Leyes para el “Registro de Áreas Sembradas y de la Producción”. No todas estas localidades forman parte del cinturón hortícola.

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