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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.8 Santa Fe dic. 2012

 

ARTÍCULOS

Los censos de población como fuente de datos para trabajar a nivel microespacial (1980–2010)*

 

Gabriela Mera y Mariana Marcos

Grupo Población, Migración y Desarrollo, Instituto de Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
E–mail: gabsmera@yahoo.com

Cátedra Demografía Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
E–mail: mariana_marcos_00@yahoo.com.ar

* Agradecemos los valiosos comentarios de Lautaro Lafleur, Susana Torrado, y especialmente de Cristina Massa, que constituyeron un aporte esencial para la realización de este trabajo. Asimismo, fueron imprescindibles la colaboración de Mónica Bankirer, la información brindada en las áreas de Procesamientos especiales, Cómputos y Cartografía y SIG del INDEC, así como la atención recibida en la Biblioteca de esa misma institución. Una versión preliminar de este artículo fue presentado en las X Jornadas Argentinas de Estudios de Población.

Fecha de recepción: 11 | 04 | 2011
Fecha de aceptación final: 21 | 08 | 2012


RESUMEN

En las últimas décadas, los espacios metropolitanos han experimentado transformaciones en su dinámica y morfología, con la emergencia de una preeminencia de las microdiferencias por sobre las continuidades, homogeneidades y macrodiferencias que solían primar en el pasado. Desde una perspectiva macrosocial y cuantitativa, los datos censales son los únicos que proveen la flexibilidad necesaria para los análisis microespaciales. Sin embargo, la existencia de dificultades relacionadas con el relevamiento y la codificación de algunas variables, así como la utilización de procedimientos de muestreo, entre otros problemas metodológicos, vuelven imprescindible la tarea de revisar las posibilidades reales que ofrecen los censos como fuente de información para trabajar a escalas pequeñas. El presente trabajo tiene por objetivo indagar en los alcances y limitaciones que presentan los censos de población argentinos de las últimas décadas como fuente para analizar la población a nivel microespacial, centrándose en el caso de la Aglomeración Gran Buenos Aires.

Palabras clave: Fuentes de datos; Censos de población; Análisis microespacial.

SUMMARY

The census of population as a source of data to work at a microespatial level (1980–2010)

In the last decades, metropolitan areas have experienced changes in their dynamics and morphology, with the predominance of micro–differences over the continuities, homogeneities and macro–differences that used to prevail in the past. From a quantitative macro perspective, census data are the only ones that provide enough flexibility for microspatial analysis. However, the existence of difficulties with the survey and coding of some variables, and the use of sampling procedures, among other methodological problems, makes essential the task of checking the real possibilities offered by the census as a source of information for working at smaller scales. This paper aims to investigate the scope and limitations of the Argentine censuses in recent decades as a source to analyze the population in a microespatial level, focusing on the case of the Gran Buenos Aires Metropolitan Area.

Key words: Sources of data; Population census; Microespatial analysis.


 

Introducción

En las últimas décadas, en el marco de procesos vinculados a la globalización de la economía, la sociedad y la cultura, y con la emergencia de nuevas modalidades de producción y organización capitalista, los espacios metropolitanos han sido protagonistas de importantes transformaciones socioterritoriales. Así, se ha producido una redefinición de las estructuras y dinámicas urbanas: el desarrollo de nuevas desigualdades territoriales, formas espaciales discontinuas, y una preeminencia de las especificidades y microdiferencias por sobre las grandes continuidades, homogeneidades y macrodiferencias que solían primar en el pasado. En la Argentina, la Aglomeración Gran Buenos Aires —envolvente poblacional que abarca la Ciudad de Buenos Aires y total o parcialmente treinta y dos partidos circundantes— se ha convertido en escenario y actor privilegiado de estas tendencias, concentrando la mayor parte de las recomposiciones económicas y territoriales relacionadas con la emergencia de un nuevo régimen de acumulación. Y en este proceso se producen significativos cambios en la morfología de la Aglomeración, al tiempo que los procesos de polarización y exclusión social se profundizan y actúan intensificando la especialización productiva y residencial del espacio urbano, dando lugar a fragmentaciones territoriales a una escala y niveles inéditos.
En este contexto, las ciencias sociales se encuentran con la renovada necesidad de repensar la problemática de la distribución espacial de los individuos y grupos sociales en el espacio urbano, y de revisar críticamente las categorías, medidas, fuentes de datos y escalas de análisis utilizadas para analizar estos procesos. Se trata de una temática siempre vigente, tanto por su importancia para la elaboración de políticas sectoriales y globales de desarrollo como por el rol que puede desempeñar la distribución de los grupos sociales en la reproducción de las desigualdades. Desde una perspectiva macrosocial y cuantitativa, los datos censales son los únicos que proveen la flexibilidad necesaria para analizar las diferencias a niveles microespaciales. Sin embargo, la existencia de numerosas dificultades relacionadas con el relevamiento y la codificación de algunas variables y la utilización de procedimientos de muestreo, entre otros problemas metodológicos, vuelve imprescindible la tarea de revisar las posibilidades reales que ofrecen los censos como fuente de información para trabajar a escalas pequeñas. De esta manera, dado el renovado interés por los patrones de asentamiento de la población, en especial en las grandes ciudades, y la complejidad de su estudio a través de datos censales, el presente trabajo tiene por objetivo indagar en los alcances y limitaciones que presentan los censos de población argentinos para dar cuenta de la compleja dinámica que involucra la
distribución de los grupos sociales en el espacio urbano, centrándose particularmente en el caso de la Aglomeración Gran Buenos Aires. Con este fin, se realiza una revisión de los Censos Nacionales de 1980, 1991, 2001 y 2010, dando cuenta de las posibilidades que brinda la información relevada en cada caso para trabajar a nivel de áreas pequeñas. Se analizan los criterios de desagregación espacial utilizados, el empleo de procedimientos de muestreo, las dificultades en el proceso de relevamiento, y las posibilidades de acceso a la información en función del nivel de desagregación con el que se relevaron, codificaron y publicaron los datos. Para ello se lleva a cabo un análisis de las cédulas censales, los resultados publicados y documentos metodológicos, y se realizan entrevistas a informantes clave especializados en la elaboración y procesamiento de estos datos.
En síntesis, este trabajo pretende constituir un aporte frente a la creciente necesidad de contar con información estadística a nivel de áreas geográficas pequeñas, centrándose en un período de profundos cambios socioespaciales —pues, si bien éstos se ponen de manifiesto en la década del 90, resultan de un proceso iniciado a mediados de los años 70—, brindando una descripción de las virtudes y limitaciones de estos censos para el estudio de la distribución de la población a nivel microespacial en la Aglomeración Gran Buenos Aires.

1. Los censos como fuente de datos para los estudios microespaciales

Los censos de población son una herramienta irreemplazable para los análisis macrosociales. Las principales virtudes de los censos y las posibilidades analíticas que derivan de ellas son ampliamente conocidas: su universalidad, su carácter simultáneo, la periodicidad definida de los relevamientos, la comparabilidad en el tiempo de gran parte de la información que producen y la amplitud de las variables y temáticas investigadas hacen de esta fuente un recurso esencial para el análisis cuantitativo de dinámicas propias de grupos y ámbitos a gran escala.
Pero fundamentalmente los censos poblacionales —al ser una fuente de información relevada en forma universal— son los únicos que proveen la «flexibilidad óptima para análisis a niveles microespaciales, asegurando representación para cualquier definición de unidades. Por el contrario, la generada por muestreo sólo tendrá representatividad confiable a niveles de agregación particulares y/o para unidades espaciales predefinidas, determinados éstos por el método de muestreo utilizado» (Robirosa, 1996:629). En este sentido, la información censal constituye la fuente por antonomasia para trabajar con altos niveles de desagregación geográfica, de manera de poder captar las
especificidades y microdiferencias que caracterizan las actuales dinámicas espaciales. Sin embargo, existen ciertas cuestiones metodológico–conceptuales propias de las fuentes censales que imponen serias restricciones para trabajar con unidades espaciales pequeñas. En primer lugar, hay que tener en cuenta que los censos argentinos han tenido como prioridad facilitar la gestión y planificación pública, proveyendo a las dependencias gubernamentales de información por divisiones político–administrativas, es decir, publicando datos a nivel nacional y provincial y eventualmente municipal. Las áreas menores en las que el censo divide el espacio geográfico —fracciones, radios y segmentos— son subdivisiones que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) con el único objetivo de facilitar la organización de la tarea de recolección de los datos.
En este contexto, el requerimiento de información estadística para áreas más pequeñas que las unidades político–administrativas por parte de actores públicos y privados (gobiernos locales, investigadores, partidos políticos, consultoras especializadas, etc.) es relativamente reciente. Y es a partir de esta creciente demanda que comienza a publicarse —o al menos a ser más accesible para los usuarios— la información producida a mayores niveles de desagregación (con la importante excepción de los datos por segmento, resguardados por la Ley de Secreto Estadístico).1 Aun así subsisten cuestiones fundamentales que deben tenerse en cuenta a la hora de solicitar y trabajar con esta información:

1.1. Criterio con el que se dividen las áreas
Las subdivisiones espaciales para las que es posible acceder a información (provincias, departamentos, fracciones y radios) son unidades definidas con diferentes criterios, y no necesariamente suponen áreas sociodemográficas relevantes a los fines de la investigación social. En el caso de las divisiones censales —fracciones y radios—, éstas «representan unidades de organización del trabajo de campo en la operatoria de relevamiento censal y por lo tanto son delimitados por los organismos responsables de cada provincia en función de razones de conveniencia práctica y no por responder a criterios sociales significativos» (Robirosa, 1996:630).

1.2. Nivel de desagregación utilizado en las distintas etapas del operativo censal
Las posibilidades de acceso a la información censal para áreas pequeñas dependerán del nivel de desagregación espacial adoptado en las distintas etapas de relevamiento, codificación y publicación de la información correspondiente a cada variable. Ya que, si bien los censos relevan la información de modo universal —es decir que son un recuento completo y exhaustivo de la población que habita el territorio nacional—, el operativo implica diversas etapas (desde el relevamiento de los datos, su posterior codificación, hasta la publicación final de la información producida), en el transcurso de las cuales puede optarse (sucesivamente y por diferentes razones) por dejar de lado la información microespacial y trabajar con unidades territoriales más grandes, lo que implica perder la posibilidad contar con datos para las subunidades espaciales más pequeñas. Puesto en otros términos, tanto por motivos presupuestarios como por decisiones de índole metodológica, algunas variables que son relevadas a un determinado nivel de desagregación, posteriormente son codificadas y/o publicadas con menor nivel de desagregación, condicionando las posibilidades de acceso a la información para ciertas unidades espaciales. En este sentido, si bien las restricciones —en términos de desagregación espacial— que presentan los datos publicados pueden ser superadas en la medida que se cuente con recursos para solicitar al INDEC procesamientos especiales a niveles menores, esto a su vez se encuentra condicionado por el nivel de desagregación con el que se relevó y codificó la información de cada variable a lo largo del operativo censal.

1.3. Utilización de técnicas de muestreo en el relevamiento y/o codificación de las variables
En algunos casos, la realización del operativo censal incluyó el empleo de procedimientos de muestreo, ya sea desde su diseño mismo, aplicándolos en el relevamiento de una parte de la información (caso de los Censos de 1980, 1991 y 2010) o bien en la codificación de algunas respuestas. En todos los casos, el hecho de que para algunas variables sólo existan resultados por muestra condiciona los niveles de desagregación geográfica para los que se puede trabajar estos datos, los cuales sólo tendrán representatividad confiable a niveles de agregación particulares definidos por la muestra.

1.4. Problema de la comparabilidad de las áreas entre los censos
Existe además la cuestión de los cambios de límites de las unidades espaciales en el tiempo, tanto en el caso de las divisiones político–administrativas como de las divisiones censales, lo cual restringe las posibilidades de comparación entre los censos. Por ejemplo, en el caso de las unidades político–administrativas, a mediados de la década de 1990 se subdividieron algunos partidos del Gran Buenos Aires y se modificaron los límites de otros, lo cual dificultó la comparabilidad de los datos censales por departamento entre 1991 y 2001. Hay, sin embargo, documentos y tablas de conversión elaborados por el INDEC (en su Área de Cartografía y SIG) que proveen la información necesaria para hacer comparables las unidades espaciales de los diferentes censos, permitiendo subsanar esta limitación.

2. La desagregación espacial de los datos censales en la Aglomeración Gran Buenos Aires: niveles y definiciones

El interés por estudiar la Aglomeración Gran Buenos Aires (AGBA) radica en que se trata de la concentración urbana más grande del país. Tiene como núcleo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, siguiendo el criterio físico, sus límites se extienden hasta donde tiene continuidad la mancha urbana, es decir, la concentración de edificios vinculados entre sí por calles2 (Vapñarsky, 1995; 2000). Esto coincide con lo que, desde el punto de vista funcional, se define como la «entidad urbana», que es ámbito de desplazamientos cotidianos de la población, en especial de movimientos pendulares de la población económicamente activa entre su lugar de residencia y el de trabajo (Bertoncello, 1995; Torres, 2001). En 2001, la envolvente poblacional abarcaba a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y total o parcialmente a treinta y dos partidos (véase mapa en Anexo 1.1).
Sin embargo, la información censal sobre la AGBA no abunda debido a que, como se mencionó, los censos argentinos han tenido como prioridad la producción de información por divisiones político administrativas (provincias y, eventualmente, municipios). Es decir que en muchos casos no se ha publicado información para la AGBA sino para parte de las jurisdicciones político–administrativas sobre las que se extiende. A continuación se presentan y definen las diferentes unidades espaciales (político– administrativas y operativas) de la aglomeración para las que es posible encontrar información censal.

2.1. Región Metropolitana Buenos Aires (RMBA)
Se define a partir del criterio jurídico como el área que comprende a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Conurbano Bonaerense, integrado, a su vez, por los 24 partidos del Gran Buenos Aires (GBA) (INDEC, 2003b). En Algunas publicaciones aparece también bajo el nombre «Área Metropolitana de Buenos Aires» o «AMBA», y debe diferenciarse de la mancha urbana o AGBA, en tanto se trata de buena parte de las unidades político administrativas sobre la que la envolvente poblacional se extiende.

2.1.1. Departamentos censales
En la RMBA corresponden a la división político–administrativa municipal del Conurbano (partidos) y a los distritos escolares de la CABA. En 2001, la RMBA estaba compuesta por 45 departamentos (21 distritos escolares de la CABA y 24 partidos del Conurbano Bonaerense) (véase mapa en Anexo 1.2)
.

2.1.2. Circunscripciones electorales
Son subunidades de la CABA relacionadas con la actividad electoral. La importancia de contar con información censal sobre ellas radica en que las Estadísticas Vitales se publican a este nivel, y sólo así se obtiene un panorama completo de la estructura y la dinámica demográfica de diferentes áreas de la ciudad.

2.1.3. Barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
En los censos también se publica información para los 48 barrios de la CABA (véase Anexo 1.4).

2.1.4. «Localidades» de los partidos del Gran Buenos Aires
La denominación «localidad» refiere aquí a las subdivisiones administrativas internas de cada uno de los partidos del Gran Buenos Aires que son reconocidas por la legislación municipal. La suma de las superficies de las «localidades» de cada partido completa la superficie del partido (INDEC, 2001). El entrecomillado se debe a que la acepción que cobra en este caso el término no coincide con los criterios censales, que consideran a la localidad censal como sinónimo de aglomeración (INDEC, 1996b) (véase Anexo 1.3).

2.1.5. Fracciones y radios
Estas unidades resultan de divisiones del territorio que realiza el INDEC con fines operativos, es decir, para facilitar la tarea de recolección de los datos. En los censos, los departamentos censales se dividen, a su vez, en escalas espaciales de menor nivel. En orden descendente, los departamentos se dividen en fracciones y las fracciones en radios. Como se mencionó previamente, la creciente demanda de datos para áreas pequeñas ha hecho que la información relevada a estos niveles comenzara a publicarse y utilizarse para otros fines. Si bien los radios se subdividen, a su vez, en segmentos, esta información no se publica porque se encuentra protegida por la Ley de Secreto Estadístico.

3. Los Censos de 1980–2010: posibilidades para el análisis microespacial

En Argentina, hasta la actualidad se han realizado diez censos nacionales —correspondientes a los años: 1869, 1895, 1914, 1947, 1960, 1970, 1980, 1991, 2001 y 2010—; pero es después del cuarto (del año 1947) que se constituyen los denominados censos modernos, pues a partir de entonces comienzan a utilizarse procedimientos computacionales para el procesamiento de la información (Massé, 1997: 360). Sin embargo, los dos primeros censos de este período moderno (los de 1960 y 1970) son casos complejos para trabajar a nivel microespacial, dado que la información disponible se encuentra incompleta para algunas jurisdicciones y/o temáticas3 (Massé, 1997:361). Por este motivo, en el presente artículo se trabaja exclusivamente con los censos de 1980, 1991, 2001 y 2010. En el caso de este último, sólo recientemente se han empezado a publicar los primeros resultados, por lo que el análisis se centrará en los criterios implementados durante la etapa del relevamiento de los datos, y queda para trabajos futuros el estudio de las posibilidades finales de acceso a esta información.

3.1. El Censo de 1980
En el Censo Nacional de Población y Vivienda 1980 por primera vez en Argentina se aplicaron técnicas de muestreo en el relevamiento de los datos en las áreas más pobladas del país, con el fin de simplificar el operativo censal, reducir costos y acelerar la obtención de resultados. En estas áreas, definidas como «de muestreo», se utilizaron dos tipos de cuestionarios (INDEC, 1985):
• Un cuestionario básico, definido como tal por contener una cantidad reducida de preguntas, que estuvieron referidas a las características de la vivienda, el parentesco entre los miembros del hogar, y la edad, sexo, el lugar de nacimiento y la situación educacional de las personas.
• Un cuestionario ampliado, que incluye las preguntas del básico, y además otras que amplían la información sobre la condición migratoria de las personas, e indagan en la situación ocupacional, la fecundidad y la seguridad social, entre otras dimensiones y variables.

Teniendo en cuenta que los temas básicos requieren una cobertura completa, tanto por requerimientos legales y administrativos como por la necesidad de ser tabulados para áreas pequeñas, y que existe concentración de población en las grandes localidades, se aplicaron técnicas muestrales sólo en una parte del país (INDEC, 1981). Considerando como unidades de muestreo a los segmentos censales, se aplicó el cuestionario ampliado de acuerdo con las siguientes fracciones de muestreo (INDEC, 1985):
• Capital Federal y los 19 partidos del Gran Buenos Aires: 10 %.
• Resto de la Prov. de Buenos Aires y provincias de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe: 20 %.
• Ciudades de más de 100 000 habitantes en otras provincias: 20 %.
• Resto del país (fuera de las áreas de muestreo): 100 %.

Las viviendas y la población restante de las áreas muestreadas, por su parte, fueron censadas con el cuestionario básico. En este sentido, al trabajar con el Censo de 1980, en primer lugar debe considerarse que muchas preguntas sólo se incluyeron en el formulario ampliado, lo cual condiciona los niveles de agregación geográfica para los que se puede trabajar estos datos. En este caso, al definir la muestra se consideró que se debían obtener resultados por departamento (en el caso de la RMBA, por distritos y partidos) para todos los datos incluidos en el cuestionario ampliado (INDEC, 1985). Por otro lado, debe tenerse cuidado también en lo referente al nivel de desagregación espacial adoptado en la codificación de las preguntas censales. Por ejemplo, en el caso de las variables relativas a las migraciones internas (lugar de nacimiento, lugar de residencia habitual y lugar de residencia 5 años antes), si bien en el relevamiento se discriminaron las unidades espaciales de localidad y provincia, se codificaron agrupando localidades dentro de cada provincia en: la aglomeración de mayor jerarquía urbana, la segunda ciudad de importancia y el resto de la provincia. Es decir que se recogió la información a nivel de localidad para luego perderla al agruparla en tres grandes categorías y grabarla en la cinta así agrupada, lo que acarreó graves restricciones para el análisis de los movimientos poblacionales (Maguid, 1996:413).
Respecto de los datos publicados, el Censo de 1980 cuenta con resultados a nivel de distritos escolares de la CABA y partidos del GBA para: población por edad y sexo, asistencia escolar según nivel de enseñanza, condición de actividad económica y categoría ocupacional, hijos nacidos vivos y población según tipo de hogar (véase Cuadro en Anexo 2.1). Asimismo, se pueden solicitar al INDEC procesamientos especiales de todas las variables relevadas, considerando siempre que en la RMBA —como en las demás áreas donde se empleó el muestreo— existen las mencionadas limitaciones en términos del nivel de desagregación espacial para el que es posible obtener información. En este caso, para las variables incluidas en el formulario básico se pueden pedir datos hasta nivel de radio, mientras que para las variables relevadas en el formulario ampliado se pueden pedir procesamientos solamente hasta el nivel de distritos y partidos (e incluso aquí debe tenerse cuidado con las variables complejas, si el número de respuestas o de casos es pequeño o la categoría de análisis se encuentra poco representada en la población).

3.2. El Censo de 1991
En el Censo Nacional de Población y Vivienda 1991 se implementó la misma estrategia combinada de censo completo y técnicas de muestreo que en el Censo de 1980, empleando los dos tipos de cédulas (básica y ampliada) en algunas áreas del país. Para la definición de las «áreas con muestra» también se consideraron como unidades los segmentos censales, y se aplicó el muestreo en las 26 localidades de población estimada (según proyecciones previas al censo) en 100 000 o más habitantes (INDEC, 1996c), de la siguiente manera (INDEC, 1992):
• Localidades de población estimada en 500 000 habitantes o más: 10 %.
• Localidades de población estimada entre 100 000 y 499 999 habitantes: 20 %
• Resto del país (fuera de las áreas de muestreo): 100 %.

En consecuencia, también para este censo existen dos tipos de datos: los obtenidos a partir de las variables del cuestionario básico, en cuyo caso se puede obtener información a cualquier nivel de desagregación sin error muestral, y los correspondientes a las variables del cuestionario ampliado o características generales, que fueron incluidos sólo en el formulario A, en los cuales cualquier tratamiento de los datos son estimaciones y están sujetos a errores de muestreo (INDEC, 1996c:18). En este censo también se consideró que se debían obtener resultados por departamento para todas las preguntas incluidas en el cuestionario ampliado. Por otro lado, en el Censo 1991 igualmente se introdujeron técnicas de muestreo para codificar las preguntas abiertas, para lo que se aplicó un nuevo diseño muestral en las aglomeraciones tomadas para el relevamiento (de 100 000 habitantes o más) y en los departamentos cuyo tamaño de población supera los 11 000 habitantes. En los departamentos con menor población los datos fueron codificados al 100 %. Para las preguntas de rama de actividad económica del establecimiento y ocupación, el muestreo fue utilizado en todas las jurisdicciones, a excepción de Capital Federal y los 19 partidos del GBA, y de los departamentos con menos de 11 000 habitantes. En cambio, en las preguntas referidas a lugar de nacimiento, lugar de residencia habitual y lugar de residencia habitual 5 años antes, hubo jurisdicciones donde no se hizo uso del muestreo para codificar (Capital Federal, los 19 partidos del GBA y las provincias de Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego) (INDEC, 1996c:40).
Con relación a los datos publicados del Censo 1991, pueden encontrarse resultados a nivel de departamentos (partidos del GBA y distritos escolares en la CABA) y circunscripciones electorales en la CABA respecto de: tipo de hogar, población por edad y sexo, lugar de nacimiento, así como información sobre educación, actividad económica, y seguridad y asistencia social. Para la Capital Federal se publicó también información a nivel de barrios, y para los partidos del Gran Buenos Aires a nivel de «localidades» sobre: tipo de hogar, población por edad y sexo, lugar de nacimiento y algunas variables de educación. Asimismo, para este Censo se encuentran publicados cuadros desagregados por fracciones censales para los 19 partidos del GBA sobre: asistencia escolar, nivel de educación, cantidad de viviendas y población por sexo. La información sobre cantidad de viviendas y población por sexo se publica también a nivel de radios para la Capital Federal y los 19 partidos del GBA (véase Cuadro en Anexo 2.1).
Por otro lado, también pueden solicitarse al INDEC procesamientos especiales de los datos no publicados, considerando siempre —al igual que se mencionó para el Censo de 1980— que las variables del formulario básico pueden procesarse hasta nivel de radio, mientras que en el caso de los datos provenientes del formulario ampliado el mayor nivel de desagregación posible es el de distrito escolar y partido.

3.3. El Censo de 2001
A diferencia de los dos censos anteriores, en el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 no se utilizaron técnicas de muestreo y se aplicó un mismo cuestionario a toda la población. En tanto, en la etapa de codificación, procesamiento y evaluación de la calidad de la información surgieron no pocas dificultades, algunas de ellas compartidas con otros censos (por ejemplo, la imposibilidad de codificar la localidad de residencia) y otras específicas del Censo 2001, como los problemas para identificar a las viviendas como unidades de análisis y la deficiencia de la información de la condición ocupacional de las personas (INDEC, 2003a).
A pesar de ello, el Censo 2001 cuenta con la importante ventaja de poner a disposición de los usuarios gran cantidad de información en soporte digital y a niveles de desagregación espacial inéditos: la totalidad de la información codificada se encuentra disponible a niveles provincial y departamental así como de fracciones y radios censales, y la publicación de una base de datos permite a los usuarios realizar procesamientos personalizados hasta el nivel de radio (véase Cuadro en Anexo 2.1). En esta oportunidad, la evaluación de la subenumeración censal, que se realiza para construir la población base de las proyecciones de población,4 posibilitó identificar situaciones heterogéneas en lo que hace a la omisión hasta el nivel departamental. Es decir que, a diferencia de los censos anteriores, se puede conocer qué distritos de la ciudad y qué partidos del Conurbano presentan mayores niveles de omisión.

3.4. El Censo de 2010
El Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, para el cual en este momento se cuenta con algunos resultados publicados, nuevamente implementó el método combinado de cuestionario ampliado y reducido que se aplicara en los Censos de 1980 y 1991 (INDEC, 2010).
Considerando como unidad de muestreo al segmento censal, la cédula ampliada, que contiene el mayor número de preguntas, fue aplicada a:
a) todas las localidades menores a 50 000 habitantes;
b) una muestra de viviendas en las localidades de más 50 000 habitantes.

En el resto de las viviendas de todas las localidades de más de 50 000 habitantes se aplicó la cédula básica. En consecuencia, ya a partir de los criterios adoptados en el relevamiento de la información —explicitados en el Documento metodológico preliminar del Censo (INDEC, 2010)— se puede saber que para el Censo 2010 existirán dos tipos de datos: para las variables sociodemográficas básicas, relevadas mediante el cuestionario básico, podrán obtenerse datos exactos a «cualquier nivel de desagregación geográfica (localidad, departamento, fracción, radio, manzana, lado de manzana, etc.)» (INDEC, 2010:32).5 Y respecto de las variables relevadas con el cuestionario ampliado, en el caso de la Aglomeración Gran Buenos Aires y demás localidades de más de 50 000 habitantes compuestas por más de un departamento, el diseño muestral del Censo garantiza que se podrán obtener estimaciones confiables a nivel departamental, como en el caso de 1980 y 1991 (véase Cuadro en Anexo 2.2). Asimismo, el INDEC asegura que estas variables contenidas en el cuestionario ampliado incluso «podrán estimarse para niveles de desagregación más pequeños, ya sea directamente a partir del diseño muestral o bien combinando con otras técnicas estadísticas especialmente diseñadas para dar datos en lo que se denominan “pequeños dominios”» (INDEC, 2010:31), para lo que el Instituto asegura que brindará el asesoramiento técnico necesario. Estos condicionamientos que operan sobre el nivel de desagregación geográfica para el cual es posible obtener los datos de este censo derivan del criterio adoptado en la etapa de relevamiento del operativo. Debe recordarse que las posibilidades finales de acceso a la información del Censo 2010 dependerán, a su vez, de las decisiones que se adopten —y las eventuales dificultades que surjan— en las subsiguientes etapas de codificación y publicación de las diferentes variables.

4. Consideraciones finales

El análisis espacial constituye, hoy más que nunca, un desafío para la investigación social. En un contexto signado por importantes transformaciones socioterritoriales, con la emergencia de nuevas morfologías y dinámicas urbanas, se plantea la renovada necesidad de conocer las posibilidades que brindan las fuentes de datos disponibles para abordar la compleja dinámica que involucra la distribución de los grupos en las ciudades desde una perspectiva cuantitativa. El presente trabajo intentó constituir un aporte en este sentido, analizando las virtudes y limitaciones que presentan los censos de población argentinos de las últimas décadas como fuente de datos para trabajar a nivel de áreas geográficas pequeñas, centrándose en el caso de la Aglomeración Gran Buenos Aires.
La definición de las escalas espaciales con las que se ha de trabajar tiene una importancia central para el análisis sociodemográfico, en la medida en que es a partir de ellas que se delimitan los procesos, actores y dinámicas que serán efectivamente registrados. Lo que resulta significativo a una escala de análisis no tiene por qué manifestarse en otra con la misma intensidad o magnitud. Si bien producir información a nivel de las unidades político–administrativas tiene una importancia cardinal tanto para la gestión —para el diseño, planificación y adopción de políticas públicas— como para la investigación social, esos datos son un promedio de situaciones muy diversas que sólo una mirada microespacial puede descubrir. La posibilidad de captar las especificidades de un proceso complejo y heterogéneo como es la organización socioespacial de las poblaciones abre la puerta para ir más allá de las generalizaciones y adentrarse en las microdiversidades que caracterizan a las dinámicas urbanas en la actualidad. Los censos de población sin duda son la fuente por antonomasia para este tipo de abordaje: su carácter universal y exhaustivo los convierte en la única fuente que provee la flexibilidad necesaria para trabajar con altos niveles de desagregación. Sin embargo, la existencia de ciertas cuestiones metodológico–conceptuales de los censos —algunas propias de las fuentes censales en general y otras específicas de algunos censos argentinos en particular— imponen serias restricciones para trabajar con unidades espaciales pequeñas.
En primer lugar, es de suma importancia el hecho de que los censos históricamente han tenido como prioridad satisfacer la demanda de información para unidades político– administrativas por parte del sector público, y que las subdivisiones menores en las que fracciona el territorio no son definidas de acuerdo con criterios sociales significativos sino con el objetivo de facilitar las tareas de relevamiento. Por otro lado, debe recordarse que las posibilidades de acceso a la información censal para áreas pequeñas dependen del nivel de desagregación espacial adoptado en las distintas etapas que involucra el operativo censal: desde el relevamiento de los datos, su posterior codificación, hasta la publicación final de la información producida. En este sentido, hay que tener en cuenta que en algunos censos argentinos buena parte de la información se generó a través de procedimientos de muestreo —en el relevamiento de los datos o en la codificación de algunas respuestas— y por lo tanto sólo tiene representatividad confiable a niveles de agregación particulares y/o para unidades espaciales predefinidas. Los censos de población —y las estadísticas públicas en general— se encuentran en esa suerte de posición de frontera entre el campo político–administrativo de la esfera estatal y el campo científico–social (Affichard, 1987:10). Cada etapa de la cadena de producción del dato censal (la decisión sobre las áreas de interés que se van a incluir, la utilización de procedimientos de muestreo, etc.) se encuentra atravesada por determinantes tanto científicos como políticos. Cuestiones como los costos económicos o recursos humanos necesarios para llevar a cabo el relevamiento, conflictos institucionales o cambios en la definición de las prioridades en cada momento histórico pueden afectar al dato censal, como resultado de todos estos procesos. La posibilidad de responder a la necesidad —cada vez mayor— de contar con información para áreas geográficas pequeñas se encuentra condicionada por todos estos factores.
Por sus características, los censos de población son una fuente de datos insustituible para los análisis que pretendan trabajar con altos niveles de desagregación espacial: ninguna otra fuente pretende un relevamiento universal de sus unidades de observación de manera que puedan brindar información sobre temas sociales, económicos y demográficos para unidades menores. Subsisten, sin embargo, estas dificultades en torno a la producción de la información censal que no restan valor a esta fuente pero sí exigen una mirada cuidadosa y crítica por parte del investigador que trabaje con ella.

Anexo 1. Unidades espaciales para las que se presenta información censal: mapas y subdivisiones

Anexo 2.1. Censos 1980–2001: información relevada y niveles espaciales de publicación (nivel departamental o menor)

Anexo 2.2. Censo 2010: información relevada

Notas

1 La Ley 17622/68 de Creación del Sistema Estadístico Nacional garantiza que las informaciones que se suministren a los organismos que integran el Sistema Estadístico Nacional deberán ser publicadas en compilaciones de conjunto, de modo que no pueda ser violado el secreto comercial o patrimonial ni individualizarse las personas o entidades a quienes se refieran.

2 Vapñarsky (1998) precisa que son edificios las construcciones techadas con un mínimo de 10 metros cuadrados cubiertos, separadas de otras construcciones, fijadas en el terreno de manera permanente o que, a pesar de ser móviles, hayan estado 30 días antes del censo en un mismo lugar. Las calles que vinculan a los edificios deben ser visibles en el terreno y pueden ser de circulación peatonal y/o vehicular, así como resultado de un trazado intencional o del uso. Las edificaciones y calles deben estar dispuestas en manzanas y éstas, a su vez, describir un mosaico al agruparse de manera colindante. Para que reciba el nombre de «aglomeración», el mosaico tiene que estar integrado por al menos cuatro manzanas. Los mosaicos cuyos bordes se encuentren a menos de 1000 metros de distancia forman parte de una misma aglomeración.

3 En el caso del censo de 1970, se aplicaron técnicas de muestreo a posteriori del relevamiento, y los datos publicados a partir de ello son la única información disponible, dado que en INDEC no se conservan las bases de datos para elaborar ningún otro tipo de procesamiento. Las tabulaciones publicadas del Censo de 1970 brindan escasa información para niveles de desagregación espacial mayores que el provincial. En el caso de la AGBA, el único dato publicado para unidades político–administrativas menores (Capital Federal y partidos, discriminando en este caso entre los partidos comprendidos total y parcialmente en la marcha urbana) es la cantidad de viviendas y la población por sexo. Para la RMBA se publicaron a nivel departamental (partidos y distritos) los mismos datos que para la AGBA, y además el lugar de nacimiento de la población (población nacida en Argentina y en otros países) y la condición urbano–rural de la población y de las viviendas (INDEC, s/f).

4 En el Censo 2001 se analizó la cobertura mediante tres metodologías diferentes —aunque en el caso de las dos últimas, complementarias—: la Encuesta Post–Censal, que constituyó una evaluación de la cobertura censal independiente del operativo censal, realizada en 27 aglomeraciones; la Evaluación de subenumeración censal, que calculó la omisión de población y viviendas a nivel departamental mediante la comparación de los resultados preliminares del Censo 2001 y de la población estimada a partir del Censo de 1991 y el crecimiento vegetativo del período intercensal; y el Análisis de conciliación censal, que consistió en la estimación indirecta del nivel de omisión censal de la población por sexo y grupos de edad a nivel nacional (INDEC, 2005).

5 Cabe aclarar que, si bien los datos relevados mediante el cuestionario básico pueden calcularse con el máximo nivel de desagregación, puede suponerse ya también que la Ley de Secreto Estadístico no permitirá que se publique información más desagregada que a nivel de radio.

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