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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.9 Santa Fe dic. 2013

 

ARTÍCULOS

Estructura productiva y distribución del ingreso en Jujuy en la primera década del siglo XXI: el círculo vicioso del subdesarrollo

 

Laura Golovanevsky y Martín Schorr

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Jujuy; Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE), Universidad Nacional de Salta, Argentina.
E-mail: lauragolo@arnet.com.ar

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO); Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.
E-mail: schorr.mar@gmail.com

Fecha de recepción: 29 | 08 | 2012
Fecha de aceptación final: 08 | 03 | 2013


RESUMEN

Luego de la caída de la convertibilidad pareció comenzar a configurarse una nueva estructura productiva, la cual replicaría algunos de los rasgos del modelo de industrialización por sustitución de importaciones que había caracterizado a los gobiernos del primer peronismo. Sin embargo, a nivel de las economías regionales, particularmente las del norte argentino, tal reconfiguración parece haber operado en el sentido de reforzar las estructuras productivas existentes, dando lugar a una reprimarización de dichas economías. En este contexto, el presente trabajo analiza la relación entre los cambios en la estructura productiva en la posconvertibilidad, la matriz laboral-distributiva (regresiva) y el modelo de desarrollo económico en Jujuy, entendiendo que la interacción entre los mismos genera un círculo vicioso de subdesarrollo en la provincia. Además, el trabajo cierra con algunas propuestas con lineamientos estratégicos para, luego de dar cuenta de dicha situación, avanzar en su modificación.

Palabras clave: Círculo vicioso; Estructura productiva; Pobreza; Subdesarrollo.

SUMMARY

Productive structure and income distribution in Jujuy in the first decade of 21st century: the vicious circle of underdevelopment

Once convertibility was abandoned it seemed that it began to take shape a new productive structure, which somehow mimic some of the features of the model of industrialization by imports substitution that had distinguished the political economy of early peronist administrations. However, at the level of regional economies, particularly those of Argentinian north, such reconfiguration seems to have operated strengthening the existing productive structures, setting off a reprimarization of the local economies. In this context, the present article analyses the relationship between changes in productive structure in posconvertibility, the labour-distribution matrix (a regressive one) and the model of Jujuy’s economic development, in the understanding that the interplay of this factors generates a vicious circle of poverty in the province. Besides, the article presents some proposals with strategic lines to modify the diagnosed situation.

Key words: Vicious circle; Productive structure; Poverty; Underdevelopment.


 

1. Introducción

En este artículo se indaga acerca de la evolución de la estructura económica de la provincia de Jujuy en el marco de la denominada posconvertibilidad (con sus antecedentes desde la década de 1990), en su relación con el comportamiento del mercado de trabajo y la dinámica de los salarios y la distribución del ingreso. Para ello se recurre al análisis de indicadores disponibles sobre producto bruto geográfico (PBG), población, empleo, calidad del mismo, seguridad social, ingresos y su distribución.1 En la Sección II se presenta una breve caracterización en clave histórica de la estructura de la economía jujeña. En la Sección III se intenta vincular dicha evolución estructural con la correspondiente a ciertas variables atinentes al mercado laboral y la problemática salarial y distributiva. En ese marco, en las conclusiones se rearticulan los diferentes análisis previos y se problematiza el círculo vicioso del subdesarrollo característico de la provincia (y del NOA en general), el cual se asocia a la peculiar manera en la que se retroalimentan el perfil económico y de especialización productivo de la provincia con la matriz salarial y distributiva.

2. Caracterización de la evolución económica de Jujuy

2.1. Pasado y presente de la estructura económica provincial
En apretada síntesis, retrotrayéndonos en la historia, puede decirse que en el medio siglo transcurrido entre 1880 y 1930 la economía de Jujuy se reorientó: abandonó su modelo tradicional de comercio mercantil-colonial centrado en el vínculo con el Alto Perú y viró hacia el mercado interno de la Argentina (Rutledge, 1987). En esa etapa, la agroindustria azucarera se consolidó como una de las bases de la economía local, rol que desempeña hasta la actualidad. Si bien la producción azucarera está presente en el territorio jujeño desde finales del siglo XVIII, el verdadero despegue llegó de la mano del ferrocarril en la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. Este medio de transporte permitió abastecer a los principales mercados consumidores del país con mayor facilidad y menores costos, al tiempo que posibilitó traer maquinarias que incrementaron de manera significativa la productividad de los ingenios azucareros (Golovanevsky, ep.). Tres de ellos subsisten en la actualidad, siendo Ledesma, por lejos, el más relevante a nivel nacional e, incluso, internacional; ello, a partir de su inserción en un grupo empresario con fuerte integración vertical y horizontal de sus actividades y una sólida y persistente presencia en la cúpula del poder económico doméstico (Basualdo, 2006 y Pucci, 2007). Sin embargo, siendo esta región azucarera, conocida como el Ramal, aquella en la cual se desarrollan las actividades que guiaron la formación del capitalismo en Jujuy y determinaron, en gran medida, el perfil evolutivo de la economía provincial, en esta zona y en el departamento Ledesma en particular, se observan importantes niveles de pobreza. Esto nos lleva a concluir que las actividades allí desarrolladas no generaron beneficios para el conjunto de la población de la zona.2 Más aún, de ser una actividad demandante de abundante mano de obra durante la denominada zafra (época de la cosecha), la creciente mecanización significó una importante reducción en este sentido, agravando la situación aludida (Schorr et al., 2012 y Ríos et al., 2010).
Otro de los pilares productivos de la economía jujeña es también una agroindustria: el tabaco. En comparación con la actividad cañera, su desarrollo es más reciente, con los primeros intentos de introducir el cultivo hacia 1940 y una fuerte expansión registrada dos décadas más tarde. En esta actividad cumplieron un rol central las instituciones que se fueron creando y el apoyo estatal, retroalimentando el surgimiento de un sector muy poderoso no solo a nivel económico sino también político dentro de la provincia. A diferencia de la producción azucarera, que se ubica en la región este de la provincia, la actividad tabacalera se concentra en la zona de los Valles, particularmente en el departamento El Carmen. Es una importante demandante de mano de obra, en buena medida estacional (y asociada, por lo general, a bajos salarios y condiciones laborales precarias), lo que da lugar a importantes fluctuaciones interanuales de población, lo cual, a su vez, dificulta su captación mediante fuentes censales (Aparicio, 2009, Gorenstein et al., 2012 y Re, 2007).
La minería es otra de las actividades de larga data en la provincia, con las primeras explotaciones hacia fines del siglo XVII, la mayoría de ellas, tanto en el pasado como en la actualidad, ubicadas en la región de la Puna. La explotación minera profundiza su desarrollo hacia fines del siglo XIX, pero recién una vez entrado el siglo XX se instalaron en la Puna las grandes empresas mineras. Hacia mediados de la década de 1930 comienza la explotación de Pirquitas y El Aguilar, marcando, especialmente esta última, un cambio con la incorporación de tecnología moderna para aquella época. Ambos emprendimientos continuaron siendo los más importantes por casi medio siglo, y entraron en una fuerte crisis hacia el decenio de 1980. Esto tuvo su correlato en una sangría poblacional que no se ha detenido y en fuertes reclamos sociales que caracterizaron la región durante toda la década de 1990 (Golovanevsky y Cabrera, 2012). Aunque en los últimos años se han reactivado algunos proyectos mineros, la actividad del sector sigue sumergida en una crisis, enmarcada en permanentes debates, entre otros aspectos, acerca de su impacto medioambiental y su desenvolvimiento como economía de enclave. La estructura incluye un pequeño grupo de empresas de tamaño mediano y grande, más otro numeroso de pequeños productores, básicamente con actividades de subsistencia (Bernal et al., 2011 y Teruel, 2007). Por otro lado, en la actualidad se explora la posible explotación del litio, que podría significar un alto impacto en la provincia pero que también sufre amplios cuestionamientos por su potencial efecto nocivo en el ambiente (Carrillo et al., 2012).
Finalmente, la actividad industrial emblemática de la provincia es la industria siderúrgica, cuyo símbolo fue la empresa estatal Altos Hornos Zapla. Descubierto en 1941 mineral de hierro en las Serranías del Zapla, y en coincidencia con un período de conformación del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, dos años más tarde se crea la compañía Altos Hornos Zapla, dependiente de la Dirección General de Fabricaciones Militares. La misma avanzó paulatinamente, en el marco del Plan Siderúrgico Argentino, desarrollando sus instalaciones para completar el ciclo siderúrgico. Dos décadas más tarde se lograba producir acero en una planta integrada. El proceso expansivo comenzó a declinar a comienzos del decenio de 1980, y ya hacia mediados del mismo la fábrica había entrado en un proceso de reducción de personal. Para comienzos de los años de 1990 se había detenido la explotación minera y también la producción de combustible se hacía cada vez más exigua. Con el gobierno de Menem llegaría la privatización, que impactó fuertemente en la población de la ciudad de Palpalá donde se encontraba la fábrica. Si bien la empresa fue adquirida por capitales privados y en la actualidad continúa funcionando, su rol en el aparato productivo provincial se ha reducido drásticamente, pasando de ser una «ciudad madre de industrias» a ser promocionada como centro turístico y deportivo, lo que refleja claramente el cambio acaecido (Bergesio et al., 2009; Bergesio y Marcoleri, 2008; Bergesio y Castillo, 2012; Von Storch, 2005). Interesa entonces analizar cómo ha impactado en esta estructura económica (concentrada, especializada según regiones y con el sector público como permanente «rueda de auxilio» ante las crisis de las diferentes actividades líderes) la recuperación materializada luego de la salida de la convertibilidad, en particular en el período 2003- 2010. Intentaremos aproximarnos a lo sucedido en este período con las limitaciones de las fuentes de datos existentes, teniendo en cuenta los siguientes rasgos característicos: agroindustria fuertemente concentrada y con expulsión progresiva de mano de obra; sector tabacalero de influencia creciente y mano de obra fluctuante; minería en recuperación pero cuestionada por sus impactos negativos sobre la dinámica económica local, el medioambiente y en constante tensión con las comunidades originarias; siderurgia en funcionamiento pero muy lejos de su antiguo rol en el concierto de la industria nacional. Todo ello en el marco de un sector terciario en permanente crecimiento (en gran medida a partir de actividades con un elevado componente de informalidad: ventas y/o servicios por cuenta propia, diverso tipo de «changas», etc.) y de un sector público que absorbió en diferentes momentos, pero de manera continua, los desequilibrios que se han ido manifestando en el mercado de trabajo.

2.2. La posconvertibilidad
En el Cuadro 1 se puede visualizar la evolución del Producto Bruto Geográfico (PBG) de la provincia para el período comprendido entre 1993 y 2006. Desde esta perspectiva se comprueba que a lo largo de todo el período la producción de bienes representó aproximadamente una tercera parte del valor agregado, con etapas de mayor expansión (primeros años de la convertibilidad y primeros años de la posconvertibilidad) y etapas de caída (efecto tequila, crisis de fines de la convertibilidad y 2002). De la información proporcionada por el cuadro de referencia también se corrobora que el sector de mayor incidencia (tomado de manera individual) en el PBG fue el comercial, con la característica de esta actividad de haber tenido caídas más notorias en los momentos de recesión y recuperaciones más veloces en los momentos de expansión del producto. El sector que le sigue en importancia en términos del PBG es la industria manufacturera, la cual ha mostrado una caída persistente en el quinquenio 1997-2002 y una recuperación sostenida desde entonces, a tasas similares al crecimiento del PBG. El tercer lugar en importancia en cuanto a incidencia en el PBG le corresponde al sector de servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler, el cual mostró una trayectoria creciente durante todos los años observados, aunque el incremento fue leve, pero sin sobresaltos.

Cuadro 1. Evolución del producto bruto geográfico de Jujuy, según sectores de actividad, 1993-2006 (en millones de pesos a valores constantes de 1993 y porcentajes)


Por su parte, la administración pública y el rubro denominado «otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales y servicio doméstico», mostraron una trayectoria relativamente estable en el período 1993-2006, en torno al 8 % y al 5 % del PBG respectivamente. El sector de enseñanza tuvo un crecimiento lento pero sostenido en la etapa analizada, con una incidencia en torno al 8 % del PBG. Otro aspecto a resaltar en cuanto al perfil de la estructura económica jujeña se vincula con la trayectoria del sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones, el cual experimentó un crecimiento manifiesto en la posconvertibilidad, a raíz del cual llegó a significar alrededor del 6 % del PBG en el último año de la serie. Finalmente, la construcción tuvo un desempeño variable, con una notable recuperación en la posconvertibilidad de todo lo perdido en los irregulares movimientos de la década anterior.
En suma, a partir de los datos disponibles resulta posible concluir que en los primeros años de la posconvertibilidad la recuperación parece haber incidido con mayor impacto en la actividad comercial y la constructora, seguidas por la industria manufacturera. En ese marco, los servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler, así como los de transporte, almacenamiento y comunicaciones también muestran crecimientos importantes, mientras que los restantes rubros parecen más bien acompañar el crecimiento de la economía provincial, pero sin grandes incrementos en su valor agregado. Una estructura económica con gran peso del comercio estaría significando para Jujuy una situación de vulnerabilidad para un elevado porcentaje de su población, toda vez que el sector comercio no es, en términos generales, fuente de empleos de calidad, sino que el mismo se asocia a empresas de pequeño tamaño, como se verá más adelante, las que a su vez suelen exhibir elevados niveles de informalidad3.
Las evidencias disponibles indican que durante todo el período 1993-2006 el PBG de Jujuy se mantuvo en torno al 0,8 % del PBI de la Argentina. Asimismo, de acuerdo con información elaborada por el Centro de Estudios para la Producción (CEP), las exportaciones provinciales de productos primarios representaban el 9 % del total regional en 1998, decayendo a 7 % en 2008 (ver Cuadro 2). Su participación en las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario (MOA) dentro de la región NOA, en cambio, creció desde 7 % en 1998 a 11 % en 2008. En cuanto a las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) el incremento también fue notorio: de 3 % del total de exportaciones del NOA en 1998 a 12 % en 2008. Cuando se analizan estas mismas cifras en relación a las exportaciones totales del país se corrobora que la presencia de Jujuy es marginal. Participaba con el 1 % del total de exportaciones de productos primarios en 1998 (1 % en 2008), 0,2 % de las exportaciones MOA tanto en 1998 como en 2008 y 0,1 % de las exportaciones MOI en 1998 (0,3 % en 2008). Los principales productos exportados en 2008 estaban vinculados a las agroindustrias cañera y tabacalera, con una participación relevante de productos mineros.4

 Cuadro 2. Evolución de la participación provincial de Jujuy en las exportaciones del NOA y en las del total país según tipo de producto, 1998-2008 (en millones de dólares y porcentajes), mercados de destino y principales productos exportados (2008)

A los fines de avanzar en una caracterización más abarcativa del perfil estructural de la economía jujeña, en el Cuadro 3 consta la distribución sectorial de los locales, el personal ocupado y el valor agregado relevados en ocasión del último Censo Nacional Económico realizado en el país (CNE 2004/05, con datos referidos al año 2003). Esta mirada apunta a reflexionar sobre las posibilidades de crecimiento y su potencial impacto, habida cuenta de la forma en que se genera el valor agregado y se distribuye el empleo. Un primer elemento a destacar es que, siguiendo el orden de importancia en torno al PBG en la recuperación asociada a la posconvertibilidad, en el sector comercial hay un predominio ostensible de establecimientos con hasta 10 empleados, los cuales representaban casi la totalidad de los locales, el 82 % de los ocupados y el 61 % del valor agregado. Los locales de este sector con más de 50 empleados, en cambio, constituían menos del 1 % del total, ocupando el 5 % de los puestos de trabajo pero representaban el 10 % del valor agregado.

Cuadro 3. Jujuy. Cantidad de locales, personal ocupado y valor agregado según tamaño de los locales y sector de actividad, 2003 (en valores absolutos y miles de pesos)

En segundo lugar, cabe destacar que en la industria manufacturera se observa también una escasa correlación entre la cantidad de locales y su incidencia en términos de empleo y valor agregado. Los locales con hasta 10 empleados representaban más del 90 % del total, el 24 % de los puestos de trabajo ocupados y apenas el 7 % del valor agregado. Mientras que los locales industriales con más de 50 empleados eran el 2 % del total, explicando el 60 % de los puestos de trabajo ocupados en el sector y el 87 % del valor agregado. Con la excepción del rubro «electricidad, gas y agua», en los restantes se observa una tendencia similar en cuanto a la notable significación de los microemprendimientos en el total de locales, gravitación que declina considerablemente cuando se computa su aporte en el personal ocupado y el valor agregado.
Para destacar es el hecho de que con similares niveles de aporte al PBG la industria manufacturera y el comercio engloban estructuras de propiedad y de generación y apropiación de riqueza muy diferentes. Mientras que en la industria 15 locales (con más de 50 empleados) explican el 87 % del valor agregado, en el comercio son los pequeños y medianos establecimientos los que explican prácticamente un 90 % del valor agregado. Esto no puede sino repercutir en la distribución del ingreso, pero tal situación difícilmente será captada por las estadísticas sobre ingresos, puesto que las mismas refieren a los principales aglomerados urbanos y parte de la industria manufacturera (especialmente las agroindustrias cañera y tabacalera) se encuentra fuera de los mismos.

3. Mercado de trabajo en el principal aglomerado urbano de Jujuy

3.1. Actividad, empleo y desocupación
Luego de una tendencia secular de caída en las tasas de participación, la década de 1990 se caracterizó por una marcada reversión de este fenómeno. Por el lado de las mujeres, se asocia tanto a una mayor independencia de las mismas, al crecimiento de la proporción de hogares monoparentales con jefatura femenina, como a la llamada hipótesis del trabajador secundario, que se ve obligado a tomar parte en el mercado de trabajo ante la falta o reducción de ingresos provenientes del empleo del trabajador principal (el jefe de hogar, tradicionalmente de sexo masculino). A la misma lógica del trabajador secundario podría responder la mayor participación económica de los jóvenes, donde aparecen, al menos teóricamente, dos fuerzas opuestas entre sí. Por un lado, la necesidad de obtener ingresos adicionales para el hogar; por otro lado, la factibilidad de refugiarse en el sistema educativo ante el fracaso en la inserción en el mercado de trabajo. La elevación de la participación económica de los mayores estaría reflejando las carencias del sistema de seguridad social, que con sus magras jubilaciones los empuja a seguir buscando ingresos provenientes del trabajo. (Golovanevsky, 2001 y 2008).
En el caso del aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá la década de 1990 mostró tasas de actividad con fluctuaciones irregulares, muy por debajo de los valores para el total de aglomerados urbanos del país y también los del interior (ver Gráfico 1). Estos dos últimos no sólo exhiben valores mayores si no una tendencia creciente a lo largo de la década, lo que no se observa en el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, donde el recorrido es sumamente irregular. El período 2000-2002 se caracterizó por tasas de actividad elevadas (vinculadas a un nuevo pico de la desocupación), mientras que con la recupera
ción iniciada en 2003 las tasas de actividad tendieron a permanecer en tales niveles, pero ahora por una mejoría en los niveles de empleo, por lo que la población activa pasó a estar integrada por mayor proporción de ocupados y menos de desocupados (Cuadro 4). Igualmente, el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá siguió mostrando en toda la recuperación posterior a la caída de la convertibilidad menores niveles de participación que el total de los aglomerados urbanos del país y que el total de aglomerados del interior, con un aumento muy marcado entre 2007 y 2009 y una caída entre este último y 2010. En cuanto a la tasa de empleo, en el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, durante la década de 1990 la misma mostró una tendencia claramente decreciente, con una marcada reducción durante el período 1996-1997 (el cual fue particularmente crítico en la provincia)5, cuando las tasas de desocupación virtualmente «explotaron». Las tasas de empleo del conjunto de los aglomerados del interior del país y del conjunto de los aglomerados urbanos del país fueron más elevadas durante esta década y si bien también reflejaron dificultades en el período 1996-1997, la trayectoria podría calificarse como más regular. La recuperación de las tasas de empleo en la posconvertibilidad, sin embargo, parece haber sido más contundente en Jujuy que en la región NOA y en el total del país, especialmente en los primeros años (Gráfico 2).


Gráfico 1.
Evolución de la tasa de actividad en el total de aglomerados urbanos del país, total de aglomerados del interior y aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá (1990-2010)


Gráfico 2.
Evolución de la tasa de empleo en el total de aglomerados urbanos del país, total de aglomerados del interior y aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá (1990-2010)

Cuadro 4. Tasas de actividad, empleo y desocupación correspondientes al total país, la región NOA (con y sin Jujuy) y el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010 (en porcentajes)

La tasa de desocupación, por su parte, siguió durante la década de 1990 una tendencia claramente creciente en el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, pasando de tasas inferiores al 10 % hasta 1994, a tasas que en algunos casos triplicaban las anteriores a partir de 1995. En los críticos años de 1996-1997 Jujuy pasó de tener niveles de desempleo en general inferiores al total del país y al total de aglomerados urbanos del interior del país a tener una desocupación claramente superior a la de aquéllos (Gráfico 3). Este proceso puede explicarse, siguiendo a Stumpo (1992), por la crisis de un sector público que se comportó como empleador de la mano de obra expulsada por los sectores económicos productivos. Esta forma de intervención debía tener necesariamente un límite, los recursos del sector público, y es así que la crisis finalmente llegó hacia mediados de la década de 1990. En una economía que pasó de un sector primario de peso a un sector terciario líder del crecimiento, sin consolidar una base industrial, los servicios y en particular la administración pública, cobraron un rol de fundamental importancia. Cuando el contexto de crisis generó escasez de financiamiento, y el mismo contexto crítico implicó expulsión de mano de obra por parte del sector privado, la tasa de desocupación alcanzó niveles nunca antes vistos en Jujuy.


Gráfico 3.
Evolución de la tasa de desocupación en el total de aglomerados urbanos del país, total de aglomerados del interior y aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá (1990-2010)

Con algunos paliativos, como el Plan Trabajar primero y el Plan «Jefes» después, con constantes movilizaciones y movimientos sociales en desarrollo, y con el crecimiento del producto después, se llegó a la recuperación, con desempleo en caída, tanto en Jujuy, como en el NOA y en el país, como se puede apreciar en el Cuadro 4 y en el Gráfico 3. Como se ha señalado, el sector público, especialmente provincial y municipal, ha cumplido, y sigue cumpliendo, un importante rol en la generación de empleo. Si bien se reconoce la importancia del Estado como promotor del empleo, su elevada incidencia en la ocupación no es un dato alentador en una provincia que depende casi en su totalidad de los fondos enviados por el gobierno nacional para su financiamiento.6 Más allá de que los mecanismos de coparticipación puedan ser discutibles, y que mucho de lo recaudado en concepto de tributos nacionales no vuelve necesariamente a la provincia, lo cierto es que se sostiene una gran masa de empleados con fondos cuya disponibilidad no depende de decisiones de la administración provincial. Y ante disposiciones financieras y/o políticas del gobierno central los fondos pueden ser retaceados o demorados, sin que la provincia cuente con los medios para reemplazarlos. Es por eso que ya en la actualidad se está hablando del retorno de las cuasi-monedas en Jujuy.7 Todo esto no hace más que remarcar la vulnerabilidad a la cual está sometida la población jujeña y refuerza el círculo vicioso del subdesarrollo provincial.

3.2. Informalidad y precariedad laboral
Los indicadores laborales de actividad, empleo y desocupación constituyen sólo una parte de la problemática. Una mejora en tales indicadores no implica automáticamente que la situación de los ocupados en particular y la población en general se beneficie. Otro de los aspectos a considerar es la calidad del empleo al que se accede. Al respecto, la información suministrada por el Cuadro V permite concluir que entre 2003 y 2010, la informalidad8 registró una fuerte caída en el total de los aglomerados urbanos del país y de la región NOA relevados por la EPH. En cambio, en Jujuy la informalidad se mantuvo en los mismos niveles en
ese período. La clave de esta diferencia parece estar en el rol de los microestablecimientos, tanto en términos de los asalariados como de los patrones. Nuevamente, al igual que lo que surgía de los datos del CNE 2004/2005, se refuerza el importante rol que juegan en la economía jujeña los microestablecimientos. Esto es positivo en cuanto a su potencialidad de generar empleo, pero también los locales de menor tamaño suelen estar asociados a mayores niveles de precariedad laboral (Golovanevsky, 2008).
Los asalariados no registrados (fuera del sector de microestablecimientos) mostraron una importante caída entre 2003 y 2010, y la misma resultó más relevante en Jujuy que en el NOA y en el total del país. Los asalariados registrados exhibieron un incremento también sustantivo. Las políticas del sector público para estimular la registración del servicio doméstico parecen haber dado algún resultado, pero en el conjunto su participación dentro del empleo registrado sigue siendo marginal.

3.3. Salarios y distribución del ingreso
Dadas las características del perfil económico-productivo de Jujuy y del mercado de trabajo en el principal aglomerado urbano y la existencia de una elevada proporción de empleo rural y variadas modalidades de trabajo «en negro», así como el rol del sector público como generador de empleo que, por lo general, encubre situaciones de desempleo, cobra interés detenerse en el análisis de la situación imperante en materia salarial y distributiva. En este sentido, y en primer lugar, los datos que brinda el Cuadro 6 permiten concluir que en la provincia las remuneraciones de los asalariados del sector privado y del agropecuario son más reducidas que en el resto de las provincias del NOA y, mucho más aún, que los registros correspondientes al total del país. En el caso particular de Jujuy, hacia el año 2002, las remuneraciones de los trabajadores registrados en ambos casos representaban entre un 60 y un 70 % de las remuneraciones para los trabajadores de los mismos sectores en el total del país. También eran más desfavorables las condiciones en cuanto a aportes jubilatorios, según datos del CNPV-2001. Llamativamente, el grado de registración de los asalariados del sector agropecuario era mayor en Jujuy que en el conjunto del país y en la región NOA, lo que mostraría una situación relativamente mejor de tales trabajadores en ese aspecto. No así en sus condiciones de vida, puesto que los niveles de asalariados agropecuarios residiendo en hogares con NBI casi duplicaban los del conjunto del país. Hacia el año 2010 las remuneraciones promedio de los asalariados registrados del sector privado en Jujuy habían mejorado comparativamente a las del conjunto del país, puesto que representaban un 78 % de las mismas frente a un 62,5 % en el año 2002. No se observa tal mejora entre los asalariados del sector agropecuario de la provincia.

Cuadro 5. Informalidad y precariedad de los ocupados en el total país, la región NOA (con y sin Jujuy) y el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010 (en porcentajes)

Cuadro 6. Remuneraciones promedio y registración laboral (circa 2003 y 2010) en total del país, región NOA, NOA sin Jujuy y aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá (en pesos corrientes y porcentajes)

En segundo lugar, y en estrecha relación, se observa que los ingresos laborales promedio vigentes en la provincia para las distintas categorías ocupacionales resultan mucho más reducidos que los que se manifiestan en el conjunto del país (Cuadro 7), aunque su situación mejoró en términos relativos entre los años 2003 y 2010, especialmente en comparación al resto de la región NOA. Las dos categorías más relevantes para el análisis serían la de Informales y la de Asalariados Registrados (según su incidencia vista en el Cuadro 5). En el primer caso el ingreso laboral promedio resultó superior al de la región, aunque casi un 40 % inferior al correspondiente del total del país. En el segundo caso, los asalariados registrados, los ingresos promedio en Jujuy eran aproximadamente un 5 % inferiores a los de la región, y un 20 % más bajos que los del total país, mostrando una situación relativamente peor para los informales que para los asalariados registrados.

Cuadro 7. Ingreso laboral promedio según informalidad y precariedad de los ocupados en el total país, la región NOA (con y sin Jujuy) y el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010 (en porcentajes)

El análisis en base a los datos de ingreso laboral debe ser corregido teniendo en cuenta que las jornadas horarias pueden variar sustancialmente, motivo por el cual se analiza el ingreso laboral promedio por hora (Cuadro 8). Puede verse que el ingreso laboral horario promedio de Jujuy pasó de ser equivalente a aproximadamente un 60 % del mismo en el total del país en 2003 a representar casi las tres cuartas partes del mismo en 2010, lo que representa una mejora sustancial. Esta mejora parece haber sido mucho más notable entre los asalariados registrados de Jujuy, que en 2010 obtenían un ingreso horario equivalente casi al 90 % del correspondiente al total del país, casi 20 puntos más que al iniciarse la posconvertibilidad. Otros grupos también importantes (aunque no tanto como este) lejos están de haber registrado una mejora de tal magnitud, como es el caso de los cuentapropistas no profesionales, los asalariados en microestablecimientos y los asalariados no registrados. Esta situación no hace más que revalorizar la importancia de lograr mayores niveles de formalidad, aunque para tal objetivo debería primero comprenderse cuáles son las causas subyacentes que dan a la informalidad un rol central en la economía y el empleo de Jujuy. En este sentido, reaparece la idea de círculo vicioso, puesto que los bajos ingresos convierten a la población en necesaria consumidora de productos de bajo precio, los cuales se comercializan mayoritariamente en los circuitos informales. Y también la necesidad de aumentar tales ingresos convierte a parte de la población económicamente activa en mano de obra dispuesta a trabajar en situaciones de informalidad, con el fin de obtener recursos para el sostenimiento del hogar. Es decir, el subdesarrollo genera una economía de bajos ingresos laborales, y los bajos ingresos potencian la informalidad, la cual a su vez retroalimenta el subdesarrollo (o al menos no favorece poder salir de él).

Cuadro 8. Ingreso laboral horario promedio según informalidad y precariedad de los ocupados en el total país, la región NOA (con y sin Jujuy) y el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010 (en porcentajes)

Una mirada a los ingresos individuales entre 2003 y 2010 (ver Cuadro 9) muestra, en primer lugar, que los ingresos para población en los deciles 1 a 3 del ingreso individual se redujeron en un 10,4 % entre 2003 y 2010 en el aglomerado San Salvador de Jujuy - Palpalá, mientras que para ese mismo grupo y período los ingresos se habían incrementado en 25 % considerando el total de aglomerados urbanos relevados por la EPH. Si bien los individuos que por sus ingresos quedan incluidos en los deciles 4 a 6 según escala de ingreso individual vieron mejorar su participación en el total de ingresos entre 2003 y 2010 en el principal aglomerado jujeño, su mejoría fue menor que la obtenida en el total del país, y la participación del decil 10 (el de mejores ingresos) decayó en ambos casos (Jujuy y el país), pero más marcadamente en el primero.

Cuadro 9. Porcentaje del total de ingresos individuales e ingresos medios individuales (en $ corrientes) percibidos por los individuos según deciles agrupados (de acuerdo a escala del ingreso individual), en el total país y en el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010

En cuanto a los ingresos medios, su variación entre 2003 y 2010 (en moneda corriente, sin considerar los efectos de la inflación) fue de 275 % en los ingresos medios correspondientes a los deciles 1 a 3 en el aglomerado San Salvador de Jujuy - Palpalá, mientras que tal variación fue de 364 % en ese mismo período en el conjunto de aglomerados urbanos del país. En cambio, los ingresos medios totales mejoraron más en el principal aglomerado de Jujuy que en el conjunto del país (321 % de variación porcentual frente a 269 %. En cualquier caso, estos datos están mostrando claramente que los individuos de los deciles más bajos del ingreso individual no fueron en Jujuy beneficiados por el crecimiento de la posconvertibilidad, a diferencia de lo ocurrido en el conjunto del país. Los bajos niveles de ingreso de los trabajadores (derivados de diversas problemáticas del mercado laboral) y la elevada renta que se genera en los sectores productivos preponderantes (que en el nivel provincial es captada principalmente por los propietarios de las grandes empresas que son hegemónicas en dichos ámbitos y, en menor medida, por el personal jerárquico que se desenvuelve en las mismas, un núcleo selecto de firmas ligadas de modo directo o indirecto con las producciones líderes y ciertos estamentos de la burocracia estatal), configuran otra situación que merece ser resaltada: la vigencia en Jujuy, al igual que en el NOA, de un patrón de distribución del ingreso sumamente regresivo (particularmente ostensible de ponderar en la estimación la situación existente en las diversas zonas rurales de la provincia).
Otra perspectiva atinente a los ingresos puede verse considerando los ingresos per cápita familiares (Cuadro 10). En este caso se observa nuevamente una performance más pobre de los deciles más bajos en Jujuy que en el conjunto del país. Los hogares de los deciles 1 a 3 según escala de ingresos per cápita familiares incrementaron su participación en el total de ingresos en un 4,6 % en el aglomerado San Salvador de Jujuy - Palpalá entre 2003 y 2010, frente a un 37 % para el total de aglomerados urbanos del país. Los hogares de los deciles 4 a 6, en cambio, tuvieron una mejor evolución en el mencionado aglomerado si se los compara con el total del país (23 % y 14,1 % respectivamente). En los ingresos medios per cápita familiares los hogares de los deciles más bajos, con un incremento de 450 % en sus ingresos corrientes en el principal aglomerado jujeño vuelven a quedar por debajo del conjunto de los aglomerados urbanos del país, donde estos hogares incrementaron sus ingresos medios en 470,7 %. Para el resto de los deciles el incremento en Jujuy fue superior al conjunto del país. Sin embargo, observando los niveles absolutos de los ingresos medios per cápita familiares, se constata una importante brecha que aún subsiste entre el aglomerado San Salvador de Jujuy - Palpalá y el conjunto de aglomerados urbanos del país. Para los deciles 1 a 3, los ingresos medios familiares per cápita eran de $352 para el aglomerado citado y de $468 para el total país. Esta brecha se ensancha aún más en los restantes deciles, mostrando que si bien hubo mejoras relativas, luego de más de un lustro de crecimiento sostenido aún persisten importantes brechas entre la situación provincial y la del país.

Cuadro 10. Porcentaje del total de hogares según escala de ingresos familiares per cápita e ingresos medios per cápita del hogar (en $ corrientes), por deciles agrupados (de acuerdo a escala de ingreso familiar per cápita), en el total país y en el aglomerado San Salvador de Jujuy-Palpalá, IV trimestre 2003-IV trimestre 2010

4. Reflexiones finales

La dinámica laboral y distributiva descripta trae aparejada la conformación de un mercado interno provincial de escasas dimensiones y fuertemente segmentado, lo cual impone límites a la posibilidad de avanzar en la redefinición del perfil de especialización característico de la provincia, así como de la situación de subdesarrollo regional asociada. En primer lugar, por el hecho de que las producciones de mayor dinamismo tienen como referencia y eje de realización otros mercados (de las provincias centrales y/o del extranjero), lo cual sesga el perfil de especialización provincial hacia lo que el «exterior» demanda. Como se vio, se trata mayoritariamente de productos procedentes de rubros primarios o ligados a las primeras etapas del procesamiento manufacturero, con lo que se refuerzan las señaladas tendencias en la estructura productiva (en lo sectorial y lo atinente a los diferentes actores involucrados) y, por esa vía, se generan mayores obstáculos para empezar a desandar el complejo e histórico problema estructural de demanda laboral que se planteó y su correlato en términos salariales y distributivos. En consecuencia, la escasa demanda interna y la dinámica «externa» tienden a profundizar en la provincia una especialización en muy pocos productos, acorde a una «distribución territorial de la producción» cada vez más distante de una estructura productiva y un perfil de consumo conducentes a un proceso de desarrollo regional. Los mercados centrales y de exportación demandan productos básicos baratos (al menor costo posible) y de calidad (especialización provincial en una reducida gama de bienes), confluyendo en escasos eslabonamientos productivos y de servicios vinculados a la producción agropecuaria y agroindustrial que, en otro escenario, podrían actuar como mitigadores de los procesos de migración y las condiciones de vida prevalecientes en las zonas rurales. En segundo lugar, porque una demanda interna «achatada» pone límites al tamaño y la diversificación del tejido productivo provincial. Ello, por cuanto el consumo local no tracciona mayormente por estructuras de empleo y niveles salariales. A su vez, el consumo de la población es abastecido mayoritariamente por mercancías de fuera de la provincia.9 En este caso, una suba en el flujo de ventas en lugar de indicar una mayor producción local y una mejora en la situación de la población, representa una disminución en el stock de riqueza provincial.
De las consideraciones que anteceden se deriva que una eventual estrategia de desarrollo provincial no debería desconocer la retroalimentación negativa, el círculo vicioso que se ha venido manifestando entre la estructura económica prevaleciente y el patrón laboral y distributivo vigente. La modificación de esta dinámica perversa (para la mayoría de los jujeños) requiere replantear el rol que Jujuy en particular, y el NOA en general, ocupan dentro del sistema productivo nacional, básicamente como productores de bienes derivados de las ventajas comparativas y sólo marginalmente como mercados de consumo. En el estado actual, ambas cuestiones recrean los perfiles de especialización provincial y el distanciamiento progresivo de las condiciones de vida entre la región central y el norte del país, es decir, las condiciones del subdesarrollo regional y provincial.
Las distintas evidencias analizadas en este artículo vinculadas con el desempeño estructural de la economía jujeña en los últimos años permiten concluir que se ha asistido a una fase de «crecimiento sin desarrollo»; proceso que ha tenido varias manifestaciones, entre las que interesa mencionar las siguientes:
• en el plano productivo se han afianzado las tendencias a la reprimarización, mientras que en el ámbito terciario sobresale la gravitación del comercio, la administración pública en sus diferentes niveles y otras actividades con, por lo general, reducidos grados de productividad, elevada informalidad y una participación destacada de microemprendimientos;
• en materia laboral, este tipo de estructura económica tiene como correlato una alta incidencia del trabajo rural, estatal y diversas modalidades de ostensible precariedad. En su mayoría, se trata de empleos mal remunerados;
• esta dinámica laboral trae aparejada la conformación de mercados internos provinciales de escasas dimensiones y fuertemente segmentados, lo que impone límites al tamaño y la diversificación de la estructura productiva, en tanto ésta tiende a «ordenarse» principalmente en función de lo que es demandado desde el «exterior» (provincias centrales y algunos mercados externos). Esto alienta la reproducción de las tendencias mencionadas en los puntos anteriores y el círculo vicioso característico de Jujuy y, más ampliamente, de las distintas provincias del noroeste;
• en la generalidad de los casos, los principales complejos productivos de la provincia se destacan por el hecho de que los segmentos que los conducen están altamente concentrados. Ello comporta dos cuestiones relevantes: por un lado, una proporción considerable del excedente generado termina por canalizarse hacia el «exterior» y, por otro, en algunos de ellos, ante la presencia de micro y pequeños productores y empresarios y la casi total ausencia de mecanismos regulatorios (por ejemplo, sobre el ejercicio de prácticas oligopólicas u oligopsónicas), el fortalecimiento de ciertos factores estructurales que impulsan la concentración y la centralización del capital.

En este marco, es indudable que una política de desarrollo económico provincial, que necesariamente tiene que formar parte de una cierta estrategia nacional de desarrollo regional (hoy ausente), no debería soslayar los factores que concurren en la explicación del círculo vicioso al que se hizo alusión.10

Anexo. Lineamientos estratégicos de intervención para el desarrollo económico de Jujuy y el NOA





Notas

1 Se utilizan diversas fuentes estadísticas, con distinta cobertura geográfica. El PBG tiene alcance provincial, al igual que los datos sobre exportaciones y la información extraída del Censo Nacional Económico 2004/2005 (CNE 2004/2005) sobre cantidad de locales, distribución sectorial de los mismos, personal ocupado y valor agregado. Sobre los indicadores laborales de actividad, empleo y desocupación se recurre a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que refieren exclusivamente al Aglomerado San Salvador de Jujuy - Palpalá, y por lo tanto no son representativos del total provincial. Sobre informalidad, no registración e ingresos laborales y no laborales se acude fundamentalmente a la EPH, aunque una pequeña parte del análisis de los ingresos laborales se basa, además, en información publicada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, de cobertura provincial presumiblemente.

2 Según datos censales de 1980, el 44,6 % de la población urbana y el 71,5 % de la población rural eran pobres por NBI en el departamento San Pedro, y dichos porcentajes trepaban a 46,2 % y 77,8 % respectivamente en el departamento Ledesma. Para 1991 la pobreza por NBI había disminuido, a 31,7 % entre la población urbana y 49,7 % entre la población rural en el departamento San Pedro y a 32,1 % entre la población urbana y 50,0% entre la población rural en el departamento Ledesma. Pese al marcado descenso, los niveles de pobreza seguían siendo elevados. En el año 2001 la pobreza rural volvió a crecer, aunque debe recordarse la situación crítica que atravesaba el país en aquel entonces. En el departamento San Pedro el 27,3 % de la población urbana y el 52,9 % de la población rural tenían NBI según el censo del año 2001, mientras que en el departamento Ledesma los valores alcanzados eran de 32,2 % y 58,2 % respectivamente. En este año, para el conjunto de la provincia la población con NBI era de 25,4 % en áreas urbanas y 48,3% en áreas rurales, lo que muestra que en el corazón de la industria azucarera la situación era bastante peor que en la totalidad de Jujuy (Bergesio y Golovanevsky, 2012).

3 El análisis de la informalidad en Jujuy está fuera de los objetivos del presente trabajo. Para una aproximación a la temática puede verse Golovanevsky (2002), Bergesio (2004), Bergesio y Golovanevsky (2006).

4 El 30 % de los montos exportados correspondió a hojas secas de tabaco, mientras que el 15 % era de azúcar de caña en bruto y el 4 % era resmas de papel. En cuanto a los productos mineros, el plomo refinado participaba con el 9 % del total, minerales de plomo y sus concentrados con el 5 % y plata en bruto con el 3 %. Las legumbres participaron con el 10 % en sus variantes blanca y negra y los limones frescos con el 3 %.

5 Recordar que fue en este momento cuando se conformaron las organizaciones de desocupados y se comenzaron a realizar los primeros cortes de ruta en reclamo de empleo.

6 Al respecto, Aramayo (2009) apunta que para el año 2008 el 92 % del presupuesto provincial dependía del envío de recursos de jurisdicción nacional.

7 Puede verse, por ejemplo, nota publicada en El Tribuno de Jujuy del 27 de mayo de 2012, donde se da cuenta del rumor esparcido entre los empleados públicos del retorno del pago en «bonos». Por el momento, la desaceleración de la obra pública es muestra palpable de las dificultades financieras que atraviesa la provincia. (http://www.eltribuno.info/jujuy/163876- Inexorable-se-instala-la-dictadura-de-las-finanzas.note.aspx).

8 Definida como la suma de cuentapropistas no profesionales, trabajadores familiares no remunerados, asalariados en microestablecimientos (con hasta 5 empleados) y patrones en microestablecimientos (salvo los de calificación profesional), siguiendo pautas de la OIT (Tokman, 2001).

9 Se verifica la existencia de diferentes circuitos para el consumo, uno formal (supermercados, comercios establecidos) que abastece a las capas medias y altas (excepto en los bienes de consumo masivo, en los cuales los supermercados son visitados por toda la población) y uno informal (almacenes de barrio y, sobre todo, ferias, con productos gemelos y segundas marcas), donde compran las clases de menores ingresos (aunque la feria se ha configurado en centro de consumo de todas las clases sociales en general, especialmente en lo atinente a bienes de consumo durables). Al respecto de la problemática del consumo en Jujuy puede verse una aproximación en Bergesio y Golovanevsky (ep. b).

10 En el Anexo se presenta, para la discusión, una serie de lineamientos estratégicos de intervención de cara al desarrollo económico jujeño en particular, y del conjunto del NOA en general.

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