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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.9 Santa Fe dic. 2013

 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Edward W. Soja.
La perspectiva postmoderna de un geógrafo radical
Benach, Núria y Albet, Abel
2010. Barcelona: Icaria, 285 pp. ISBN 978-84-9888-243-8

 

Por Rodrigo H. Amuchástegui

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires.
E-mail: amuchasteguirodrigo@gmail.com

El libro Edward W. Soja, la perspectiva postmoderna de un geógrafo radical de Núria Benach y Abel Albet forma parte de la colección titulada «Espacios Críticos» dirigida por los mismos autores del texto sobre Soja. En la gacetilla de presentación de la misma, se afirma que «pretende acercarse al pensamiento de aquellos autores que, desde diversas disciplinas, han elegido la perspectiva espacial para abordar el examen crítico de la realidad social con el propósito de contribuir a su difusión y a alimentar el debate sobre el papel del espacio»1 y nosotros agregamos que es un libro que permite conocer la concepción de Soja en español, ya que la mayor parte de su obra no se encuentra traducida.2 El libro al que nos referimos está organizado con una primera parte que los autores llaman «trayectorias geográficas e intelectuales», luego una entrevista a Soja, que da cuenta del modo en que éste organiza su propio devenir biográfico e intelectual, le sigue una valiosa antología de textos que nos permite justamente acceder a sus ideas en castellano, continúa un texto inédito y finalmente una síntesis de los principales aportes teóricos de Soja y las críticas a éstos como cierre. Las fuentes intelectuales de Soja son principalmente dos filósofos: Lefebvre y Foucault. Henri Lefebvre (1901-1991), filósofo y teórico marxista humanista francés, fue autor de muchísimos libros y, en particular de La producción del espacio (1974). Éste es un libro que ha interesado muchísimo a los investigadores del espacio y que lamentablemente no ha sido traducido al castellano todavía. De éste, dice Soja que es «el libro más importante jamás escrito acerca del significado social e histórico de la espacialidad humana y en particular de los poderes de la imaginación espacial» (1996:8) y que Thirdspace (1996) le parece una «hagiografía de Lefebvre». O sea, Lefebvre es un santo al que le dio su devoción teórica. Creo que esas dos citas son suficientes para dar cuenta de la importancia de Lefebvre en la vida intelectual de Soja.
Por su parte, Michel Foucault (1926-1984) es también un filósofo francés, cuyas obras y lecciones —que incluso él no autorizó— se siguen traduciendo y publicando al castellano.
Aunque Foucault no escribió ningún texto específico sobre la problemática espacial, pues tiene solo algunas pocas conferencias o entrevistas referidas a ese tema en su obra,3 para Soja es un autor de una gran relevancia. En particular, le interesa el artículo «Des espaces autres» (1967-1984), que es el que ha tenido más repercusión en aquellos interesados en la problemática del espacio en y a partir de la obra de Foucault. Por cierto, este filósofo despliega aquí una serie de ideas que lamentablemente no desarrolló, aunque se pueden detectar también algunos elementos que sí aparecen en su obra posterior, especialmente en Vigilar y castigar (1975), que es el otro texto importante para Soja de Foucault, pues aunque no se refiera específicamente a cuestiones espaciales, incluye algunas fundamentales como las referidas al Panóptico y al panoptismo. En la mencionada conferencia, Foucault afirma: «Acaso se podría decir que algunos de los conflictos ideológicos que animan las polémicas actuales se desarrollan entre los piadosos descendientes del tiempo y los encarnizados habitantes del espacio» y este tema del espacio versus el tiempo aparece repetidamente en la obra de Soja. Aclaremos, que el marxista Lefebvre no tenía particular simpatía por el pensamiento de Foucault al que acusaba de neoeleatismo —inmovilidad— y de neoconservador y escribió contra éste; por el contrario, Foucault no se interesó por Lefebvre en toda su obra y entrevistas, aunque no podía desconocerlo. Por su parte, Soja reconoce a Foucault parcialmente como marxista4 y lo defiende de las críticas de Lefebvre.
Desde nuestra perspectiva, no nos parece adecuado hablar de «influencias», como cuando se dice «tal libro influyó en… », pues entendemos que influyen las personas y no las cosas, hay intencionalidad en la influencia (el clima no influye, el clima condiciona o determina).5 Ni Lefebvre ni Foucault tuvieron, hasta donde sabemos, contacto personal con Soja.6 Las personas pueden influir, los libros no. Soja leyó sus libros y se interesó en ellos y realizó y realiza recortes e interpretaciones en autores de una producción bastante más amplia que la relacionada a la cuestión espacial. Por eso mismo, entendemos que los autores de este libro (Benach y Albet) sí fueron influidos por Soja, ya que tuvieron varios encuentros con él, y lo dan a entender expresamente:

«el entusiasmo de Soja por su tema de estudio es ciertamente contagioso, algo que no puede separarse, sin embargo, de esa misma omnipresencia del autor en sus escritos que para muchos resulta molesto. Somos de la opinión de que si la obra de Soja inspira es precisamente porque, guste o no su manera de expresión, la percepción de su presencia logra transmitir esa pasión espacial que en Soja es también algo personal». (Benach y Albet, 2010:279)

En lo que sigue presentaremos, y muy brevemente, algunos temas-problemas presentes en el libro, pero recordemos previamente los textos fundamentales de Soja:

1) Postmodern Geographies. The Reassertion of Space in Critical Social Theory, de 1989.
2) Thirdspace. Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places, de 1997
. 3) Postmetropolis: Critical Studies of Cities and Regions, de 2000 (traducido).
4) Seeking Spatial Justice, de 2010.

También es de hacer notar que tiene como referente espacial de sus estudios principalmente a la ciudad de Los Angeles.

La cuestión de la identidad del geógrafo y la de Soja

Soja es un geógrafo, podría decirse que tanto por vocación como por formación. Pero también se dice un «exiliado de la geografía, que va hacia la planificación urbana» y, como autotítulo más general, se presenta como «teórico espacial crítico». Es, sin embargo, alguien que se ha preocupado por las cuestiones de la identidad disciplinaria de los geógrafos. Recurre continuamente a autores externos a la disciplina «geografía», pero para traerlos, leerlos, interpretarlos, en clave espacial. Incluso hace relecturas históricas filosóficas que dan cuenta del debilitamiento de la importancia del espacio en el siglo XIX a favor de las corrientes historicistas (ubica a los neokantianos allí). Así afirma: «desde el siglo XIX el tiempo tomó el predominio relegando a los estudios geográficos a un lugar secundario, marginal puramente descriptivo» (cit. en Benach y Albet 2010:62). Encuentra que hay un giro espacial contemporáneo, siendo Foucault un importante apoyo en este sentido. Sus trabajos buscan estimular nuevos enfoques geográficos e indica que escribió Postmodern Geographies como un modo de llamar a la rebelión de los geógrafos y, en varios momentos, invita a los «geógrafos humanos» a animarse a pensar diferentemente. En la entrevista mencionada, Benach y Albet le preguntan si no están obsoletos los rótulos disciplinarios y le proponen reemplazar «Geografía» por «pensamiento crítico espacial», y Soja acuerda con esto, aunque reconoce que la mayor oposición viene de los departamentos de geografía de las universidades que temen desaparecer (Benach y Albet, 2010:72). Obviamente, éste es un particular enfoque de la identidad del geógrafo, en relación a su vínculo con la institución donde se formó.
Incluso reivindica el lugar de los geógrafos humanos como analistas críticos de la condición humana en igualdad de condiciones con los historiadores y los científicos sociales «pero este momento aún no ha llegado» (Benach y Albet, 2010:187) pues justamente quienes más dificultades tendrán para acercarse a sus ideas son los geógrafos (y los arquitectos). Por momentos, y quizá sea exagerado de nuestra parte, parece un profeta de la importancia de la geografía. Pero, sin duda, al haber logrado imponer su propio nombre, el nombre propio, arrastra consigo la valoración de sus concepciones y también obviamente la de la geografía, contribuyendo a jerarquizarla.

Tensiones teóricas

En relación a lo anterior, pero preocupándose de la fundamentación de su propia posición, critica a los geógrafos marxistas —y recordemos que él se define como marxista— por estar demasiados atados al concepto de «clase social», mientras que éstos le reprochan su «fetichismo espacial», es decir, a la importancia que le da al espacio para configurar las formas sociales y, en particular, a la realidad urbana. Como sea, encuentra en Marx el punto de partida del interés contemporáneo por el espacio. La idea de «tensión teórica» está continuamente presente en el libro y se evidencia en su intento de señalizar el propio territorio conceptual, diferenciándose de otros nombres famosos, que participan de lo que llama el «giro espacial» de la teoría crítica (entendido como incitación a pensar espacialmente). Éstos son, por ejemplo, Doreen Massey, Anthony Giddens, Derek Gregory, Manuel Castells, autores que, sin embargo, marginan a la geografía. Además coincide, aunque también quiere diferenciarse, con David Harvey. De éste dice que prioriza la política y luego el espacio, mientras que él hace al revés, primero considera al espacio como clave de interpretación y luego a la política. Soja aparece siempre polemizando. Sus trabajos reciben elogios y críticas y los autores desarrollan sintéticamente las mismas en la última parte del libro. Algunas, por ejemplo, las que provienen del feminismo y del postcolonialismo, las absorbe e incorpora. Personalmente, nos parecen importantes las observaciones que hace Teresa Pires do Rio Caldeira en Cidade de muros (2000), refiriéndose a una realidad latinoamericana como San Pablo contra la generalización del modelo Los Angeles. Y afirmamos esto porque no se trata de generalizar un modelo, aunque esto sea lo que Soja pretenda, sino de tenerlo como referencia justamente para identificar similitudes y diferencias en los territorios específicos donde habitan y trabajan los geógrafos.
También hay cierto romanticismo en algunas de sus descripciones, como la descripción positiva7 del movimiento okupa que se desarrolló en Holanda, en Ámsterdam en particular, y al que identifica como un «anarquismo urbano altamente regulado»’. Y decimos «romanticismo», pues presenta un Ámsterdam de casas bellas y antiguas «ocupadas» con parejitas, señoras con sus invitados y estudiantes de bajos ingresos, a diferencia de las casas tomadas (ocupadas) de la realidad argentina, en particular de la zona de Once y Constitución. El derecho a «ser diferente» que él plantea como el más vital (cit. en Benach y Albet 2010:179) no nos parece serlo más que el derecho a la vivienda.

La invención de conceptos

Soja aparece inventando conceptos, el de «trialéctica», «tercer espacio», «capital espacial», «justicia espacial», «exópolis», «flexcities» y varios más. Esto no es un problema, es una necesidad del pensamiento. No se trata, por supuesto, de inventar por inventar, sino porque hay algo que podría verse o entenderse a través de esos conceptos y que antes no se veía o entendía. Así, Deleuze y Guattari, en ¿Qué es la filosofía? Dicen:

«La filosofía es el arte de formar, de inventar, de fabricar conceptos... El filósofo inventa y piensa el Concepto… El filósofo es un especialista en conceptos, y, a falta de conceptos, sabe cuáles son inviables, arbitrarios o inconsistentes, cuáles no resisten ni un momento, y cuáles por el contrario están bien concebidos y ponen de manifiesto una creación incluso perturbadora o peligrosa». (Deleuze y Guatari, 1991 [1993:9])

Inventar conceptos es una actividad filosófica. Y Soja es filósofo, en este sentido. Incluso podríamos decir, el lucha por que sean reconocidos y reconoce a unos más maduros y a otros más verdes. Plantea la necesidad de reconceptualizar, renovar el vocabulario, en particular de los estudios urbanos (Benach y Albet 2010:129).

El espacio y la política

Un tema-problema dominante en Soja es el vínculo entre el espacio y la política. Si bien esta cuestión puede remontarse a los griegos y, aunque Soja se refiere a Aristóteles (384-322), podría encontrarse bastante antes, por ejemplo, en Anaximandro (610-546 a.C.) o más específicamente en las reformas de Clístenes (570-507 a.C).8 El autor norteamericano encuentra necesario diferenciar entre una democracia representativa, que se sostiene «en el proceso más invisible de la ‹normalización› que penetra y sostiene la obediencia patriótica» y una democracia participativa, que es lo que él entiende que se debería lograr. Y su centramiento en este tema se debe a que, desde la teoría política contemporánea y la ciencia social, se olvida muy rápidamente el enraizamiento urbano de lo político.
Este teórico de la geografía considera que se están dando nuevas coaliciones, nuevas conciencias espaciales compartidas, que quieren tomar un mayor control «sobre la producción de nuestros espacios vividos» (Benach y Albet, 2010: 207) y que estos movimientos tienen un caudal emancipador. Si hay un nexo espacio, conocimiento y poder, éste implica tanto emancipación como explotación y dominación (por parte de la derecha posmoderna) y afirma: «Esta oportunidad para afirmar la creciente importancia, estratégicamente teorética y política de la imaginación espacial crítica tal vez sea lo más nuevo y diferente, —y lo más estimulante y fascinante —de la geografía humana actual» (Benach y Albet, 2010:205). Sin embargo, el estado controlador, después de 2001, ha modificado la cuestión, creando a Estados Unidos como «una comunidad cerrada y vigilada».

Proyecto amplio

Su proyecto teórico y práctico excede simplemente la disciplina geografía, aunque parte necesariamente de ella, pues, desde sus inicios, está interesado en comprender el mundo —proyecto filosófico si los hay— y encontró que «la geografía era una manera extremadamente interesante» (cit. en Benach y Albet, 2010: 53). Destaco esta idea de «proyecto amplio», pues no es habitual en un teórico esta ambiciosa proyección: Soja busca imponer la cuestión espacial como una problemática fundamental. Él quiere, según Benach y Albet:

«entender la espacialidad y las relaciones de poder que hay detrás de esa reestructuración, (que) es el punto clave para comprender (y cuestionar) tanto de manera teórica como de manera práctica y políticamente comprometida, la realidad de la sociedad actual». (Benach y Albet, 2010:34)

Otra manifestación de la misma idea:

«Insisto: no se trata de un pequeño cambio de paradigma [el pensar espacialmente o el pensamiento del espacio] sino del inicio de la transformación de la macroestructura de todo el pensamiento occidental. Cuando esta perspectiva espacial se consolide va a provocar que ciertas áreas del conocimiento se desmoronen, se transformen de arriba abajo y se abran nuevas perspectivas radicales inimaginadas en los últimos 150 años». (cit. en Benach y Albet, 2010:65)

O también: «el estallido del pensamiento espacial se ha hecho presente a una escala y con un alcance sin precedentes y, además, a un nivel transdisciplinar» (2010:71) y afirma que la revalorización del espacio en relación a la ciudad y el urbanismo puede ser «uno de los desarrollos filosóficos e intelectuales más importantes del siglo XX» (Soja, 1996:169). No queda, sin embargo, suficientemente claro de este libro si hay una acción práctica o política que proponga Soja, en relación directa a sus escritos, o si entiende que su discurso, entendido como discurso científico, por si solo es también una fuerza de transformación social. En ese caso, no desarrolla sus canales, sus procedimientos para ser efectivos (enseñanza, universidad, difusión, etc.). Como sea, parece que sostendría la idea del conocimiento como acción y los autores se preguntan «¿cómo, a partir del pensamiento geográfico crítico, se pasa a una acción política que luche contra las injusticias que ese pensamiento revela?». Benach y Albet (2010:274) nos dicen que ese tema lo trabaja en su última obra sobre la justicia espacial.

Conceptos e ideas

Enumeramos algunos conceptos e ideas de Soja que surgen de la lectura del presente libro:
• En primer lugar, la prioridad que le da al espacio, o a la «producción del espacio», e incluso su historia del espacio.
• Su interés en la lectura de Lefebvre de Hegel en clave espacial y no estrictamente historicista («sitúa al tiempo como un producto del espacio» (2010: 61)), en particular por la importancia que tiene el estado como estado territorial, «como locus y el medio de la razón completa» (2010:98).
• La defensa del espacio frente al tiempo. Kant mostraría un equilibrio roto por los neokantianos.
• Relectura del posmodernismo y de la época contemporánea.
• «Trialéctica» como síntesis de espacialidad, socialidad e historicalidad.
• «Thirdspace» o «tercer espacio», como una mirada diferente para ver el espacio de la vida humana, el espacio vivido distinto del espacio físico (de las mediciones) o del espacio concebido.
• La cuestión urbana en Los Angeles, que se analiza con conceptos como «exópolis» (para diferenciar a Los Angeles del modelo concéntrico urbano, «flexcities» (ciudades que se adaptan a las nuevas formas de producción) y «cosmópolis» (para dar cuenta de la globalización en la ciudad).
• La causalidad urbana y el problema del determinismo ambiental (este último era un concepto importante en el siglo XIX).
• «Mesogeografías», con este término se refiere a estudios específicamente geográficos que se sitúan en un terreno intermedio y que «pretenden unir de maneras nuevas e innovadoras lo macro y lo micro, lo global y lo local, combinando las fuerzas endógenas y exógenas que dan forma a la vida social» (cit. en 2010:238).
• «Capital espacial», entendido como impulsos urbanos hacia la innovación y la creatividad.
• «Sinecismo», que es el conjunto de condiciones particulares de interdependencia, creatividad y eficiencia que derivan de habitar juntos en la misma casa o espacio» (2010:244).
• «Justicia espacial», que es el tema de su último libro.

Pragmatismo teórico

Por último, con ese título queremos señalar que Soja no quiere ser un comentarista, sino un pensador independiente, aunque eso ya lo señalamos. No quiere convertirse en un erudito especialista —lo que por supuesto deja continuamente abierta la puerta a las refutaciones del tipo: «Marx» o «Lefebvre» o «Foucault» o… «no dijo o no quiso decir eso que Ud. dice sino esto otro». Su independencia de los grandes nombres de la teoría social y de la filosofía, por ejemplo, se muestra cuando afirma:

«No estoy diciendo que se debería evitar leer todo El capital, pero siempre me he resistido a los rituales catequísticos que han existido respecto a esta obra. Esto es así, en parte, porque pienso que si encuentras un intérprete suficientemente potente que puede ofrecer aproximaciones útiles, ¿por qué debatirse con el original? Si este intérprete coincide plenamente o no con el original es algo que no me importó demasiado, pero si su argumentación me proporciona nuevas miradas, nuevos instrumentos, nuevas formas de interpretar la realidad políticamente o teóricamente, entonces … me parece bien: no tengo por qué rebuscar en el pasado». (cit. en 2010:57)

En síntesis, este libro de Benach y Albet, con sus explicaciones y con su selección es una excelente presentación de Soja. No lamentemos más que no haya habido traducciones anteriores y que su llegada, por lo tanto, a las investigaciones sociales y culturales en español venga atrasada. Ahora toca discutirlo.

Notas

1 Otros autores que se presentan en la misma colección son Doreen Massey, Richard Peet y Francisco Indovina.

2 La traducción de los textos de Soja fue realizada por los mismos autores.

3 Para una visión amplia de la problemática visual y espacial en la obra de Foucault véase Amuchástegui (2011).

4 Habría que considerar los diferentes modos en que entró Foucault en Estados Unidos para entender la perspectiva de Soja. Véase Cusset (2003 [2005]); por ejemplo, Mark Poster (1984 [1987]) lo ubica en la tradición marxista y luego apartándose de ella.

5 Como sea es una distinción conceptual que propongo.

6 Salvo que Soja haya conocido a Foucault cuando éste estuvo en Estados Unidos, pero esto no lo pudimos documentar.

7 Esto lo trata en el capítulo: «El estímulo de un pequeño desconcierto: Spuistraat (Ámsterdam)».

8 Véase al respecto el capítulo «La organización del espacio» en Vernant (1965:1983).

Bibliografía

1. Amuchástegui, Rodrigo (2011). Michel Foucault y la visoespacialidad: análisis y derivaciones. Nuevos usos de su «caja de herramientas» conceptuales. Saarbrücken: EAE Publishing. Texto completo en www.eumed.net/tesis/2009/rha/        [ Links ]

2. Benach, Núria y Albet, Abel (2010). Edward W. Soja, la perspectiva postmoderna de un geógrafo radical. Barcelona: Icaria.         [ Links ]

3. Cusset, Francois (2003). French Theory. Foucault, Derrida, Deleuze & Cie et les mutations de la vie intellectuelle aux Étas-Unis. París: La Découverte. Trad. española de Mónica Silvia Nasi. French theory. Foucault, Derrida, Deleuze & Cía. y las mutaciones de la vida intelectual en Estados Unidos. Barcelona: Melusina.         [ Links ]

4. Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1991). Qu’est ce que la philosophie? París: Éditions de Minuit. Trad. española por Thomas Kauf (1993). ¿Qué es la filosofía? Barcelona: Anagrama.

5. Foucault, Michel (1975). Surveiller et punir. París: Gallimard. Trad. española por Aurelio Garzón del Camino (1978). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. México: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

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7. Lefebvre, Henri (1974). La Production de l’Espace. París: Anthropos.

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9. Poster, Mark (1984). Marxism and History (Cambridge-Oxford: Polity Press). Trad. Española (1987), Foucault, marxismo e historia. Modo de producción versus modo de información. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

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