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Pampa (Santa Fe)

versão On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.10 Santa Fe dez. 2014

 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Claves para repensar el agro argentino
Anlló, G.; Bisang, R.; Campi, M. (coords.) (2013)
Buenos Aires: Eudeba

 

Por Valentina Locher

Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional del Litoral
E-mail: mvlocher@gmail.com

El agro argentino atraviesa, desde hace aproximadamente tres décadas, un proceso ininterrumpido de cambio. Este es un hecho que no escapa al ojo de ningún observador, más o menos conocedor, más o menos relacionado con el sector. Lo cierto es que todos percibimos que aquello que fue, ya no es y que al pensar en el campo actual aparecen nuevos elementos, a la vez que muchos otros, otrora ineludiblemente ligados, pierden importancia o se vuelven obsoletos.
Claves para repensar el agro argentino, se trata de una propuesta para abordar el estudio de un objeto transformado y en transformación, que exige nuevas herramientas y perspectivas. Asimismo no es exclusiva, ni excluyente, ni definitiva, por el contrario, y tal como la presentan sus autores, es un ensayo que aborda aspectos considerados centrales según las claves de interpretación que asumen y discuten.
La obra presenta de forma sistematizada y completa el trabajo que los autores han realizado y expuesto desde hace tiempo. Se ponen de manifiesto sus hipótesis y las perspectivas teóricas que guían la investigación y se realiza un análisis detallado de cada uno de los aspectos tratados.
En el primer capítulo, denominado «¿Schumpeter de visita en las pampas argentinas?», Anlló, Bisang y Campi realizan una introducción general a los temas que serán tratados en el resto de la obra. En este sentido dejan planteados los cambios más importantes que dan cuenta de las transformaciones en el agro argentino durante las últimas tres décadas. Para poner en evidencia estos cambios, que consideran deben ser tenidos en cuentas a la hora de analizar o estudiar el sector, se valen de un conjunto de estadísticas de organismos nacionales e internacionales, que les permiten mostrar la evolución del sector en términos productivos, de su contribución a la economía y a las exportaciones nacionales. El dinamismo exhibido por los indicadores motiva a plantearse una cuestión amplia, que luego irádesmembrándose y reformulándose a lo largo de obra: ¿cómo logró el agro argentino un salto productivo semejante, en tan corto tiempo?
En este capítulo se introduce además el enfoque teórico desde el cual los autores abordaran los diferentes temas tratados en el libro y que les permite formular la hipótesis general que oficiará de guía para el resto de los demás temas específicos.
La idea que este trabajo pone a prueba es que el agro argentino se encuentra atravesando un profundo proceso de cambio que llevaría a la instalación de un nuevo paradigma
productivo, tecnológico y organizacional.
Como lo deja entrever el lenguaje en el que se plantea esta hipótesis, el análisis de los procesos de cambio llevado a cabo por estos autores se apoya en una perspectiva evolucionista, de la cual destacan como principales virtudes la consideración de las propiedades dinámicas de los sistemas económicos y su desarrollo evolutivo, en los cuales tiene gran influencia lo acontecido en el pasado y la relación con el entorno. El cambio tecnológico es, desde esta perspectiva, un proceso social, interactivo y dinámico.
Y como toda transformación social no es armónica, ni lineal y posee diversas aristas, algunas de las cuales serán tratadas en el resto del texto.
El segundo capítulo se titula «El desarrollo agrario argentino en las últimas décadas: fases del establecimiento de un nuevo paradigma productivo». En este capítulo Bisang y Campi intentan, siguiendo la hipótesis general que guía la obra, reconstruirla historia del agro argentino desde una perspectiva de cambio de paradigmas, poniendo como eje central al concepto schumpeteriano de destrucción creadora.
Los autores describen la realidad del sector agrícola argentino tomando en cuenta tres dimensiones: producción y exportaciones, adopción de nuevas tecnologías y reacomodamiento de las instituciones a las nuevas circunstancias.
El análisis de la evolución histórica de estas dimensiones les permite identificar, en primer lugar, una etapa previa que se extiende durante toda la década de 1980. En ella se conforman las precondiciones sobre las que desenvolverá la transformación del paradigma productivo. Cabe destacarse allí el predominio de cierto atraso tecnológico que impactaba negativamente en la productividad de los suelos.
Una vez iniciado el despliegue, el cambio transitará tres fases. La primera comenzará con pequeñas trasformaciones en la producción y la incipiente incorporación de tecnologías.
La segunda, se caracterizará por un periodo en el que la forma de producir anterior y la nueva estarán en pugna. Y finalmente reconocen una tercera etapa en la que se produce la consolidación del paradigma tecno-productivo. Este último logra instalarse a pesar de los vaivenes económicos y políticos que atravesó el país en el periodo, no sin consecuencias en los patrones de acumulación y distribución.
El capítulo realiza una novedosa interpretación del problema del agro a partir de una perspectiva teórica usualmente aplicada a sectores estrictamente industriales, con una dedicada rigurosidad en la operacionalización de los conceptos teóricos.
En el capítulo siguiente, titulado «Tecnología y desarrollo agrario», Mercedes Campi recorre la historia del desarrollo agrario argentino como una sucesión de etapas, en cada una de las cuales predomina un modelo tecnológico con sus correspondientes tecnologías, formas de organización de la producción y formas de relación entre los actores.
El análisis se remonta al modelo agroexportador, con la primera incorporación del país a la oferta mundial de bienes agrícolas, seguidamente se describe el periodo de incorporación tardía de las innovaciones características de la revolución verde, hasta llegar a la etapa reciente identificada como «revolución biológica». Durante todo este recorrido se ponen de manifiesto los principales hitos tecnológicos representativos de cada época, así como los agentes que participan en su desarrollo, adaptación y difusión y la manera en que el productor agropecuario fue adaptando su forma de hacer agricultura.
El capítulo brinda una descripción detallada del peso que han tenido el sector público y privado y los agentes locales y extranjeros en la composición de la oferta de tecnología agrícola en las distintas etapas. En este recorridomuestra la modificacióndel modelo tecnológico desde uno basado casi exclusivamente en los saberes del agricultor, a una red de innovación basada en la interacción de una multiplicidad de actores.
El capítulo 4, «El modelo de organización de la producción agrícola: de la integración vertical a la agricultura en red», está dedicado a exponer de forma minuciosa la transformación en el modelo de producción agrícola, fenómeno que ha venido referenciándose a lo largo de la obra. Los autores comienzan destacando la necesidad de considerar enfoques teóricos que disidan de la simplificación y opacidad de la teoría neoclásica, a la hora de explicar lo que ocurre «tranqueras adentro». Es necesario entender cómo se lleva a cabo la producción agrícola, qué factores la determinan, quiénes y en qué condiciones toman las decisiones.
Anlló, Bisang y Campi analizan la mutación sufrida por el modelo de organización de la producción agrícola en la Argentina. Los autores observan cómo esta se define por la transición de un tipo de productor predominante a otro. En el modelo anterior predominaba un productor integrado verticalmente, propietario o arrendatario de la tierra y de las maquinarias que utiliza en esa producción, que trabaja con mano de obra familiar o asalariada, ytoma las decisiones de producción apoyándose fundamentalmente en el conocimiento tácito que posee de sus parcelas. En el modelo que se le contrapone, la denominada agricultura en red, es posible reconocer la separación entre la propiedad de la tierra y las empresas de producción agropecuaria, quienes, sin ser dueñas de prácticamente ninguno de los factores, son quienes hacen efectiva la producción contratando todos los servicios y adquiriendo la mayoría de los insumos a un conjunto cada vez más tecnificado y complejo de proveedores. En este contexto cobran mayor importancia nuevas formas de financiación disponibles, así como los tipos de contratos que unen a los agentes.
El estudio empírico les permite a los autores mostrar cómo mientras el primer tipo se encuentra en retroceso el segundo parece primar en una parte cada vez más sustantiva de la producción agrícola.
Debe recordarse que se trata de tipos ideales que coexisten en el panorama actual con una muy heterogénea variedad de formas intermedias.
En el quinto capítulo, «Contratistas de servicios agropecuarios, difusión tecnológica y redes agroalimentarias: una larga y productiva relación», Agustín Lódola y Rafael Brigo, se dedican a indagar y describir la historia de una figura peculiar de la agricultura argentina: los contratistas de servicios agropecuarios. Los autores muestran que este tipo de actores ha estado presente en toda la historia del agro, tomando diferentes rasgos según la realidad de cada época.
Las condiciones macroeconómicas y las decisiones y restricciones que se vivían en las explotaciones determinaron el surgimiento y adaptación de estos empresarios de servicios.
Al mismo tiemposu actividad resultó un determinante primordial que posibilitó el surgimiento de la agricultura en la pampa, contribuyendo a su desarrollo durante todo el siglo XX ya la difusión de la tecnología y los resultantes incrementos en la productividad de las últimas décadas. En relación a este último punto, en el cual este trabajo hace especial hincapié, los autores realizan una serie de modelos econométricos agregando un tratamiento empírico diferente a la relación que se intenta mostrar entre contratación de servicios agropecuarios y los adelantos tecnológicos y organizativos, para lo cual utilizan información del CNA 2002.
El capítulo 6 titulado «Cambio de paradigma tecno-productivo y ¿crisis de representación? Nuevas y viejas entidades de representación de la actividad agrícola», de Guillermo Anlló, trata la problemática de la representación de los sujetos agrarios en el marco de las transformaciones del paradigma tecno-productivo. El capítulo se ocupa del «proceso de cambio institucional en las (nuevas y viejas) organizaciones que expresan los intereses del agro».
Los cambios a los que se ha hecho alusión en todo el libro desdibujan aún más los ya poco precisos límites entre los distintos tipos de sujetos que intervienen en la producción agrícola. En consecuencia, los intereses a defender y los problemas a resolver por parte de las entidades que los representan se harán eco de esas diferencias, y el impacto sobre la institucionalidad agropecuaria es precisamente lo que busca sacar a la luz el artículo.
En consonancia con la metodología adoptada en toda la obra para abordar los distintos aspectos del cambio de paradigma, Anlló desarrolla un relato cronológico de la aparición de las principales organizaciones agrarias que se inicia a fines del siglo XIX, con la creación de la Sociedad Rural Argentina y se extiende hasta la primera década del siglo XXI, con la aparición de las recientes asociaciones de cadena.
De esta forma, considerando un grupo relevante, aunque no exhaustivo, de las organizaciones «del campo», el artículo logra poner en evidencia la compleja trama de entidades que conviven en la arena institucional, donde las preguntas ¿a quién, ante quién, y para qué, representan? No admiten respuesta evidente, menos aún si se tiene en cuenta la múltiple pertenencia institucional de gran parte de los productores.
El último capítulo del libro «Argentina y las cadenas Globales de Valor Agroalimentarias», de Bisang, Illescas, Pontelli, Taraborelli y Tejeda Rodríguez, está dedicado al análisis del contexto internacional y de la inserción de la Argentina en los mercados mundiales. Naturalmente, esta es una dimensión relevante para comprender el cambio de paradigma en el sector agrícola.
El artículo considera diversos aspectos que inciden en las formas de vinculación que el país tiene con el resto del mundo, desde las modificaciones en los hábitos alimenticios hasta el desarrollo de empresas trasnacionales con nuevas lógicas de negocios y creación de nuevas tecnologías para la producción y comercialización de insumos. Todo ello contribuye a que las formas de inserción actuales sobrepasen sustantivamente la colocación de productos alimenticios, incrementando la importancia de insumos importados, vínculos financieros y estrategias de empresas globales.
Los autores recurren al enfoque de Cadenas Globales de Valor por considerarlo adecuado para captar las condiciones en que se desarrolla la producción agroalimentaria en nuestro país.
La última parte del capítulo está destinada a la evaluación de la calidad de la inserción del país en las CGV. Para ello se recurre a datos deorganismos internacionales (FAO, USDA, Euromonitor, entre otros) los cuales son tratados de una forma novedosa que hace posible captar las trasformaciones en la producción y el comercio mundial desde la óptica de las CGV, a diferencia del tradicional análisis por producto.
El detallado análisis de las 32 cadenas más importantes del país concluye en que si bien Argentina ha gozado de los beneficios del incremento mundial del comercio de bienes agroalimentarios, esta inserción presenta debilidades, ya que el promedio del valor de la tonelada exportada por el país es significativamente inferior al promedio mundial. Además, las exportaciones argentinas que presentan mayor incremento son aquellas que pertenecen a las cadenas menos dinámicas y donde el comercio de bienes con mayor grado de elaboración tiene poca y menguante importancia.
La obra resulta una mirada novedosa y clarificadora, y expone un conjunto de interpretaciones que, como podrá comprobarlo el lector, echan luz sobre una parte importante de los fenómenos que hacen a las transformaciones en el sector agroindustrial argentino. Como ya se mencionó, este trabajo no puede ser concluyente, sino que es al mismo tiempo una puerta a nuevas investigaciones. La investigación social podrá, por lo tanto, alimentarse de este trabajo para seguir profundizando en los estudios del agro argentino, parte medular de los procesos de desarrollo económico y social de la Argentina.

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