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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.13 Santa Fe jun. 2016

 

ARTÍCULOS

El farm tourism como oportunidad de desarrollo sostenible en las regiones del sur de Italia*

 

Angelo Belliggiano y Stefano De Rubertis

Università degli Studi del Molise
Email: belliggi@unimol.it

Università del Salento
Email: stefanoderubertis@gmail.com

* El trabajo es fruto de una reflexión común de los autores. De todas formas, los párrafos 2, 3 y 4 hay que atribuirlos a Angelo Belligiano, mientras el párrafo 5 a Stefano De Rubertis. La introducción y las conclusiones han sido escritas conjuntamente.

Fecha de recepción: 10 | 06 | 2015
Fecha de aceptación final: 02 | 02 | 2016


RESUMEN

Los argumentos en favor del turismo rural (rentabilidad, empleo, medio ambiente, etc.) hacen que el mismo se considere, sobre todo en las regiones más marginadas, uno de los principales activos estratégicos para el desarrollo local. No cabe duda alguna de que el turismo rural, especialmente el farm tourism, puede ayudar a perpetuar externalidades que flanquean la actividad agrícola (paisaje, biodiversidad, tradición, etc.), sobre todo cuando se trata de una forma de diversificación o reposicionamento del marco agrícola, en consonancia con el modelo multifuncional y postproductivista propuesto en las últimas políticas de la Unión Europea (UE). Se registran, sin embargo, posiciones más conservadoras basadas en la evidencia, igual de fiable, que detecta elementos críticos relacionados con la sostenibilidad de la evolución alcista del número de turistas. Con este fin, el artículo muestra una comparación de la dinámica de las presencias registradas por el farm tourism en siete regiones del sur de Italia (entre 2001 y 2013) para evaluar, a través de la aplicación del Index Decomposition Analysis (IDA), algunas implicaciones de las reflexiones críticas relacionadas con la sostenibilidad del incremento del turismo rural.

Palabras clave: Farm tourism; Diversificación turística; Index Decomposition Analysis; Políticas de desarrollo rural; Regiones del Sur de Italia.

SUMMARY

The farm tourism as an opportunity for sustainable development in the regions of southern Italy

 The arguments that support rural tourism (income, employment, environment, etc.) allow it to be considered as one of the main strategic assets for local development, especially in the most marginal regions. It appears indisputable that rural tourism, in particular farm tourism, is able to supplement farm income ensuring the perpetuation of externalities related to farm activities (landscape, biodiversity, tradition, etc.), especially when it is a form of agricultural diversification or repositioning, consistent with the multifunctional (and postproductivist) paradigm adopted by the latest European policies. However, there are more cautious positions based on evidence, equally founded, revealing threats to the sustainability of the processes of growth of tourist presences. To this end, the paper proposes a comparison between seven southern Italian regions by applying the Index Decomposition Analysis (IDA) to variations in presences recorded during the 20012013 period, in order to evaluate several implications of critical reflections related to the sustainability of the growth of rural tourism.

Key words: Farm tourism; Farm diversification; Index Decomposition Analysis; Rural development policy; Southern Italian regions.


 

1. Introducción

Pese a que el turismo rural, especialmente en las regiones periféricas, se considera uno de los principales activos estratégicos para el desarrollo local (Russo, J. van der Borg, 2002; Sharpley, Vass, 2006; Dimitrovski et al., 2012), las argumentaciones en favor del mismo, como el aumento del empleo y de la renta, la reducción de la despoblación, la diversificación de la economía y la protección del medio ambiente y de las tradiciones en las zonas rurales han sido a menudo cuestionadas por evidencias igualmente fiables. Entre ellas Fleischer y Felsenstein (2000) recuerdan que el empleo es un trabajo de temporada (Dimitrovski et al., 2012), que los aumentos salariales son modestos, que se produce un alza del deterioro de recursos no renovables (Lane, 1994), que sólo se registra un mero desplazamiento de la demanda turística ya existente y el incremento de la presión fiscal sobre los servicios básicos locales. Sin embargo, parece indiscutible que el turismo rural puede contribuir a perpetuar las externalidades determinadas de la actividad agrícola (paisaje, biodiversidad, tradiciones, etc.), sobre todo cuando constituya una forma de diversificación o reposicionamiento de la agricultura, en consonancia con el modelo «multifuncional» (van der Ploeg, 2002; Idda et al., 2005) y postproductivista (Wilson, 2001), a los que la agricultura misma aparece dirigida (van der Ploeg, 2006). Por lo tanto, en la programación de las políticas públicas resulta ser particularmente relevante el turismo rural, cuyo crecimiento es estimulado a través de incentivos, que se justifican por la necesidad de corregir el «fracaso» del mercado que, como se sabe, acompaña el fenómeno de externalidades positivas (Fleischer, Felsenstein, 2000).
El turismo rural tiene como principal atractivo la posibilidad de (re)descubrir los recursos culturales ocultos de la zona, por muchos considerado como factor clave para el desarrollo rural. Cada territorio es una combinación de factores culturales (historia, folklore, gastronomía, artesanías, lenguaje, paisaje, etc.) que, valorizados adecuadamente, podrían convertirse en la perspectiva «de la economía de la cultura» (Ray, 1998) motor de desarrollo local. Si el turismo cultural se puede calificar de hecho como «the movement of persons to cultural attractions away from their normal place of residence, with the intention to gather new information and experiences to satisfy their cultural needs» (Bachleitner, Zins, 1999), el turismo rural lo refleja totalmente por motivaciones y modalidades. Este tipo de turismo parece una buena oportunidad para reducir la vulnerabilidad económica de las zonas rurales, aumentada en los últimos años debido tanto a la globalización -que al homologar los procesos de producción ha hecho cada vez menos competitivas las zonas más periféricas y menos organizadas del planeta- como a la merma de la intervención pública en los mercados agroalimentarios (Sharpley, Vass, 2006), compensada por el impulso de nuevas formas de diversificación de las actividades agrícolas, orientadas precisamente hacia el turismo. Con respecto a la demanda, el creciente interés por el turismo rural se debe a su capacidad para responder eficazmente a las necesidades del turismo no convencional, impulsadas por las transformaciones culturales importantes que han caracterizado a las sociedades urbanas en los últimos años, como la idealización de la lentitud, de la vida al aire libre y en contacto con la naturaleza, la seguridad alimentaria, representando el alojamiento en granjas o similares (casas de campo, etc.), el modelo de oferta más apropiado. En principio, estos tipos de turismo se clasifican como farm tourism (Nilsson, 2002), cuyas dinámicas en el sur de Italia se han incrementado significativamente en los últimos años.
Sin embargo, precisamente la rapidez de la difusión del fenómeno plantea algunos interrogantes sobre la sostenibilidad de los procesos en curso, a los que el presente trabajo trata de ofrecer respuestas desglosando la dinámica de las presencias en diversos factores relacionados con las diferentes dimensiones de la sostenibilidad (ecológica, económica, social e institucional). Mediante la aplicación del IDA se intentó entonces efectuar una evaluación tanto de la calidad / intensidad del fenómeno, como de la sostenibilidad del mismo en razón de los objetivos (locales y de otro tipo) de desarrollo local. Por lo tanto, tras mencionar brevemente el rol que la diversificación turística de las explotaciones agrícolas podría desempeñar en los procesos de desarrollo local, se pasará a ilustrar la metodología utilizada y se presentarán los resultados relativos a las regiones del sur de Italia con el fin de evaluar de manera crítica la verdadera sostenibilidad de la diversificación turística de la agricultura ampliamente afianzada por las políticas de desarrollo rural.

2. Diversificación turística de la agricultura y desarrollo local

La idea de desarrollo rural que a partir de la Agenda 2000 se ha ido consolidando en las políticas europeas, se basa en la necesidad de diversificar la actividad de las explotaciones agrícolas, planteando nuevas producciones al lado de las tradicionales, con el fin de generar nuevos ingresos sin desnaturalizar su función original socioeconómica de acuerdo con los principios de sostenibilidad. La diversificación se considera generalmente como una estrategia de adaptación a la que recurren las empresas en casos de crisis continua y/o cuando se registran contracciones estructurales de las ganancias. En la agricultura, sin embargo, la diversificación se ha convertido en estrategia de supervivencia, con especial referencia a las pequeñas empresas ubicadas en las zonas rurales más marginadas y desfavorecidas (Lange et al., 2013). Entre las diversas formas de diversificación económica de la agricultura el turismo rural ha demostrado ser la forma más efectiva para aumentar rápidamente la prosperidad de las zonas rurales (HernándezMogollón et al., 2011) y por lo tanto se ha incluido explícitamente en el marco regulatorio del tercer eje de la política europea de desarrollo rural del último ciclo de programación (200713). Sin embargo, el aumento del flujo de turistas en las zonas rurales es considerado por muchos como una peligrosa amenaza a la integridad del lugar. Cada vez con más insistencia, por lo tanto, se ha hecho hincapié en la cuestión de la sostenibilidad del turismo rural, imponiendo para el mismo no sólo evaluaciones de carácter económico, sino también cultural, medioambiental y social. Este enfoque ha incrementado el interés por la calidad del gasto turístico, sobre todo en el alimentario que, de orientarse correctamente, podría reducir o hacer más positivo el impacto del proceso de diversificación turística de las economías rurales (Sims, 2010).
El vínculo entre la alimentación y el turismo rural se resume en el concepto de «turismo rural integrado» (Saxena y Ilbery, 2010), en el que el elemento clave consiste en redes basadas tanto en las relaciones (fuertes, débiles, formales o informales) entre diferentes actores locales, como en sus respectivas tradiciones y en los modelos de comportamiento de los mismos. La aproximación teórica se refleja en el modelo de Política pública elegido, basado en la participación, es decir, en la participación directa de los actores y partes interesadas locales en el intento de poner en marcha, entre los mismos, procesos dialécticos encaminados a la solución o a la mitigación de conflictos. Otros dos factores han repercutido en la preferencia otorgada al turismo en el proceso de diversificación de la agricultura. El primero está relacionado con el creciente aumento del interés a la cultura rural por parte de la población residente en contextos metropolitanos, que ha creado una nueva demanda de turismo, poco convencional y más experimental (Garrod et al., 2006). El segundo, en cambio, se refiere a la capacidad del turismo rural para catalizar otros objetivos clave de la política agrícola europea, tales como la agricultura biológica (Kuo et al., 2006; Privitera, 2010), la reorganización de las cadenas de suministro de alimentos (Belliggiano y De Rubertis, 2012) y la protección del paisaje (Marangon, 2006). A este último tema se ha dado mucho énfasis en el plan estratégico nacional de Italia (MiPAF, 2010), considerada la característica del mismo que es a la vez polo de biodiversidad y supuesto de los procesos locales de fortalecimiento identitario al que se deben las principales ventajas competitivas del territorio. El turismo rural, notoriamente, puede referirse a dos categorías diferentes de clientes. Una más interesada en conocer y experimentar la vida y la cultura del lugar, como en realidad hacen los residentes. Otra, sin embargo, más interesada en los aspectos simbólicos y/o lúdico de lo rural cuyo disfrute puede ser mediado con las actividades propuestas por los operadores turísticos. La orientación de la oferta hacia ambas categorías de clientes o sólo hacia una de ellas podría ser la elección estratégica más importante en la planificación del desarrollo local orientado al turismo (Ray, 1998).
En ambos casos, el paisaje preindustrial sigue representando una fortaleza, tendiéndose con lo cual a conservarlo o reconstruirlo mediante la restauración de sus elementos simbólicos, como los edificios, las carreteras y los procesos de producción tradicional (Sharpley, Jepson, 2011). Este turismo, basado en las tradiciones y en el arraigo local, se diferencia de otras formas de turismo al aire libre centrándose en los sistemas agrícolas constituidos por pequeñas empresas (Nilsson, 2002; Lane, 1994; Oppermann, 1996), de los que, más que las actividades económicas y productivas, a los turistas les interesan los actores con los que quieren sentir empatía con el fin de sentirse solidarios y compartir su estilo de vida, considerado mejor que el suyo (Garrod et al., 2006). En una perspectiva de política económica el turismo rural se considera entonces una gran oportunidad para promover el desarrollo de las zonas más marginadas, en las que pueden encontrarse con mayor frecuencia estos sistemas agrícolas. Sin embargo, la eficacia de la diversificación turística de las (pequeñas) empresas podría resultar en ocasiones insuficiente o incluso perjudicial para el delicado equilibrio socioeconómico que subyace a la misma. La inversión de capitales exógenos al contexto local, por ejemplo, tiende a favorecer proyectos con una rentabilidad a corto plazo, incapaces de quedarse con cuotas significativas de riqueza en la región y, por tanto, con un menor valor social (Lane, 1994). Otros conflictos podrían surgir de una utilización de factores empresariales competitiva y a menudo incompatible (Garrod et al., 2006; Sharpley, Vass, 2006). En las explotaciones agrícolas, de hecho, la cantidad y la calidad de los alojamientos pueden verse afectados más por la presencia de recursos relacionados con los usos productivos tradicionales considerados económicamente más seguros (Ollenburg, Buckley, 2007) que por decisiones estratégicas conscientes. Fuera del contexto de la empresa, además, algunos factores de conflicto podrían surgir de los tipos de relación que la explotación turística tiene con el entorno, que, según Forbord et al. (2012), además de afectar la calidad del «producto», pueden a su vez actuar como catalizadores de nuevas formas de «organización colectiva» del territorio. A raíz de este supuesto el turismo rural se orientaría fisiológicamente hacia enfoques participativos, integrados y manejados de abajo, en los que se inspiró el último ciclo de planificación de desarrollo rural europeo. En el modelo de «turismo rural integrado» (Saxena, Ilbery, 2008), que se ha mencionado anteriormente, pueden converger en realidad diferentes elementos relacionados con los recursos locales, que son al mismo tiempo el elemento fundacional de la identidad territorial y el meollo del atractivo turístico (Saxena, Ilbery, 2010).
En este modelo se ha puesto de relieve la naturaleza sistémica de los procesos, descuidada con frecuencia en el mainstream del turismo (cult)rural1 (Royo-Vela, 2009). En este último se hizo caso omiso, de hecho, de la existencia de un proceso dinámico en el que experiencias episódicas pero significativas de integración cultural y rural pueden convertirse en el atractivo duradero de la región (Belliggiano, 2012), capaz de conducir a una estrategia de desarrollo compartido y de largo plazo basada en el turismo (MacDonald, Jolliffe, 2003) que evoca el tema de la sostenibilidad institucional (Belliggiano, De Rubertis, Fighera, 2014). El mencionado concepto de «turismo rural integrado» (Saxena et al., 2007), de hecho, incluye la «cuarta» dimensión de la sostenibilidad en la diversificación turística de la agricultura. Esta dimensión, aún habiéndose propagado rápidamente en diversas áreas, sigue ausente en la retórica del desarrollo rural. El «turismo rural integrado», de hecho, reanudando la relación entre los recursos económicos, sociales, culturales y medioambientales de un territorio, involucra a diversos actores de la comunidad en la misma estrategia, empujando a los mismos para experimentar las redes de cooperación y colaboración capaces de aumentar el éxito de las actividades en las que cada uno se siente comprometido individualmente.
Entre estas actividades se le asigna un papel destacado a la producción de alimentos tradicionales (Rastoin, 2010), a los que se les reconocen varias propiedades capaces de aumentar la sostenibilidad general del proceso (Sims, 2009). Entre ellas cabe mencionar: el efecto dinámico que la creciente demanda interna local da a la industria agroalimentaria; la reducción de la huella ecológica debida al uso de materias primas y productos locales (Petrini, 2013); el aumento del atractivo turístico a través de la afirmación simbólica de la identidad territorial mediante la comida (Szlanyinka, 2010). En este sentido los productos típicos demuestran ser una importante fuente de externalidad positiva que el turismo rural puede internalizar más o menos eficazmente dependiendo de la capacidad de los stakeholder para gestionar el proceso (Ohe y Kurihara, 2013), o de la habilidad de los mismos de identificar y aprovechar las economías de alcance que pueden acompañar el uso de los mismos recursos. Sin embargo, permanece el problema de ser capaces de integrar a nivel territorial contextos de Política pública, herramientas institucionales, ámbitos de toma de decisiones distintas, a menudo basadas en lógicas de potencial conflicto interior.

3. El Farm tourism en las Regiones del Sur de Italia

Con vistas a un desarrollo del turismo rural integrado, por lo dicho en los párrafos anteriores, el incremento del turismo podría ser reglamentado con el fin de amplificar los efectos multiplicadores generados en la demanda adicional de productos de las cadenas alimentarias locales, alcanzando los objetivos de sostenibilidad tanto económica social (distribución equitativa de la riqueza producida), como ecológica (conservación y mejora del medio ambiente) y cultural (reducción al mínimo de las interferencias identitarias). Por estas razones, las políticas de incentivos de diversificación turística de la economía rural se han repetido y ampliado en los programas regionales de desarrollo, generando tendencias generalmente positivas para el turismo rural. Arbitrariamente reduciendo este último a la categoría de «farm tourism», calificada por fuentes oficiales italianas como «casas rurales y otras instalaciones receptivas de turismo rural» (ISTAT, varios años) se pudo apreciar que las regiones del sur de Italia2 han demostrado durante los dos últimos períodos de programación de Europa (20012013) un aumento significativo tanto de estructuras (Figura 1), como de llegadas (Figura 2) y presencias (Figura 3) si bien Basilicata y Campania han registrado una contratendencia de valores, respectivamente, por la primera y por las otras dos variables.


Figura 1.
Estructuras receptivas en las Regiones del Sur de Italia 20012013 (Número Índice, base 2001=100)


Figura 2.
Llegadas en las Regiones del Sur de Italia 20012013 (Número Índice, base 2001=100)


Figura 3.
Presencias en las Regiones del Sur de Italia 20012013 (Número Índice, base 2001=100)

Sin embargo, como puede apreciarse en la Tabla 1, los márgenes brutos de utilización3 de las instalaciones han resultado generalmente modestos, si bien una diferencia del 8% entre el valor mínimo y máximo ha revelado una diferencia significativa entre las regiones en objeto.

Tabla 1. El farm tourism en las Regiones del Sur de Italia. (Promedio 201113)

Las mismas regiones han además registrado un débil avance en el período objeto del estudio, con la excepción de Campania y Molise, que en cambio han empeorado significativamente (como puede verse en la Tabla 2) los valores del margen bruto de utilización de las instalaciones en comparación con el trienio de base.

Tabla 2. El farm tourism en las Regiones del Sur de Italia. (Variaciones 2001/032011/13)

4. Metodología y claves de interpretación

Tampoco puede darse por sentado que los avances registrados por el fenómeno del farm tourism en las regiones del sur de Italia tienen una influencia positiva en todos los aspectos de sostenibilidad señalados anteriormente. Por tanto, la misma debería comprobarse mediante la introducción de combinaciones de las variables observadas. La sostenibilidad socioeconómica puede relacionarse, por ejemplo, con la estancia media de los turistas (presencias/ llegadas, L), el tamaño de las estructuras receptivas (camas/estructuras, C), y con la intensidad del flujo entrante (llegadas/camas, I). La sostenibilidad ecológica en cambio puede sera afectada por la variación del número de estructuras (NT/N0), por la de su tamaño (CT/C0) además del aumento de presencias (D=QT/Q0) podrían ser indicadores importantes al averiguarse la sostenibilidad socioeconómica, así como el cambio en el número de las instalaciones (N), su tamaño (C) además del propio aumento de presencias (D) podrían resultar trascendentales al averiguarse la sostenibilidad ecológica. Más difícil parece, en cambio, relacionar a indicadores estructurales específicos la sostenibilidad cultural, pese a que la misma podría ser afectada por la aparición de fenómenos de especialización territorial (variación del cuociente ST/S0, en que S corresponde a las «estructuras de la provincia, total de las estructuras regionales), que -dependiendo de condiciones de incremento relacional- hasta podrían revelar condiciones favorables para la sostenibilidad institucional. Detectar el peso de estos indicadores en las recientes dinámicas del farm tourism en las regiones del sur de Italia - considerado que las mismas, aún partiendo de problemas de desarrollo similares, han optado por distintos usos de las ayudas UE, se ha conseguido mediante el Index Decomposition Analysis (IDA). Esta técnica, utilizada sobre todo en las investigaciones medioambientales (Ang, 2005), se ha recientemente aplicado en el análisis territorial del desarrollo del turismo rural (Balezentis et al., 2012; Belliggiano, 2012; Belliggiano, De Rubertis, Fighera, 2014). La misma estriba en el desglose en factores de la variación de presencias en un determinado intervalo de tiempo, cuyo valor puede relacionarse con la influencia ejercida por los indicadores agregados que a ella subyacen (N, S, C, I, L), a raíz de las variaciones arrojadas por estos en el mismo período.
Las variaciones de presencias (Q) registradas y publicadas por el Istituto Nazionale di Statistica en el período 2001-20134 se han desglosado según la siguiente ecuación:

Aplicándose el mismo enfoque del Logarithmic Mean Divisia Index (LMDI), modelo I (Ang, 2005) puede evaluarse la contribución de cada factor a través de las siguientes ecuaciones:
Partiendo de la misma, la aplicación del Logarithmic Mean Divisia Index (LMDI), modelo I (Ang, 2005), permitió evaluar el valor de cada factor a través de las siguientes ecuaciones:

cuándo El conocimiento de estos valores permite una primera estimación parcial de la sostenibilidad de los procesos relacionados con la evolución alcista de presencias turísticas en las explotaciones agrícolas. Partiendo de los mismos puede asumirse que, en contextos en los que la oferta no está completa (un gran número de camas sin utilizar), la combinación de factores D> 1; DNDSDCDL≤1; DI>1 se corresponde a un crecimiento de bajo impacto en las estructuras físicas (N y C), con una estancia media en descenso. La menor duración de las vacaciones puede ser síntoma de que van reforzándose otros tipos de turismo, más explicitamente rural, que normalmente tienden a la desestacionalización, mejorando el impacto local de las presencias y de la demanda turística (en el sur, tradicionalmente vinculadas al turismo de sol y playa y de larga estancia).
Particularmente significativo resulta el factor S el cual si mayor que la unidad, destaca procesos de concentración. Estos, cuando se producen en lugares ya afectados por grandes flujos turísticos, podrían no deberse a la afirmación del tipo «rural», sino a adaptaciones a fenómenos de hacinamiento y congestión que tienden a homologar la oferta receptiva, con importantes pérdidas de tipicidad. A menudo, la concentración se registra en las inmediaciones de playas famosas, asociándose por lo tanto con una estancia media más alta. Valores del producto DNDSDCDL>1 podrían ser, entonces, síntoma de tendencias potencialmente insostenibles para cualquier valor de D, en el caso de que el valor sea elevado y/o el inicio del período de referencia (valores medios 20012003) presente un grado de utilización de la estructuras tan bajo que el aumento de presencias podría encajar fácilmente en el aforo de las instalaciones existentes. Valores del producto DNDSDCDL>1 compaginados con el aumento de las presencias (D>1) y con una elevadísima utilización de las estructuras al principio del período de referencia (caso sin averiguar en este trabajo), no permiten en cambio alcanzar evaluaciones aún preliminares sobre la sostenibilidad de las trayectorias tomadas en consideración.
Registrándose, por fin, bajos márgenes de uso tanto al principio como al final del período, es difícil decir cómo las presencias se han distribuido entre las estructuras antiguas y nuevas. En ocasiones, las actividades de turismo rural podrían haberse arraigado en las actividades agrícolas ya existentes, con una explotación eficaz de los bienes raices rurales y de las realidades de empresa y de territorio. En otros casos podría tratarse de los efectos de la especulación. Sigue pendiente la sostenibilidad económica de una diversificación que sustrae recursos de la actividad agrícola impulsando actividades de recepción con márgenes de utilización bajos al punto que puede dudarse de su rentabilidad.

5. Los resultados en las regiones del sur de Italia

A la luz de estas consideraciones, una evaluación sistemática de la sostenibilidad de los procesos en curso en cada región se presenta en la Tabla 3, mientras que la Figura 4 ofrece una visión general de ellos.

Tabla 3. Indicadores y valoración de sostenibilidad



Figura 4.
Sostenibilidad del farm tourism en las Regiones del Sur de Italia

En la Tabla 4, que compara directamente la performance de las regiones examinadas, los factores DLDNDC y DS están representados por separado, destacando, entre otras cosas, el escaso impacto de la concentración (DS) en las evaluaciones de sostenibilidad. Basilicata, Calabria y Sicilia son las regiones que mayores aumentos en presencias han experimentado (D), pero sólo por Basilicata el valor del indicador DLDNDC tiene un valor inferior a la unidad, confirmando un proceso de valorización de las estructuras existentes. Como se ha dicho, en todas las regiones, la elevada estancia media sugiere que las instalaciones de turismo rural desempeñan un papel que a menudo se confunde con el de otros tipos de alojamiento, menos ligado a la experiencia estrictamente rural. Por lo tanto, la reducción de la estancia media como efecto del aumento de llegadas (factores DL e DI) puede ser el síntoma de una mejora cualitativa de la oferta de turismo de casas de campo, más orientada hacia lo rural. Una vez más destaca Basilicata, seguida por Calabria, Abruzas y Sicilia; las demás regiones no registran avances y presentan valores inferiores a la unidad.

Tabla 4. Comparación de las regiones

6. Conclusiones

El farm tourism ha ido volviéndose cada vez más llamativo por el papel que parece capaz de jugar en el proceso de desarrollo rural. Incluso en las regiones del sur de Italia, el fenómeno se ha extendido rápidamente planteando algunos interrogantes acerca de su sostenibilidad y su real procedencia respecto de los objetivos de las políticas europeas encaminadas hacia la diversificación de la economía rural (III eje II pilar de la PAC) y, en general, hacia objetivos de desarrollo local. Con respecto al primer punto se pueden considerar los siguientes tres sub objetivos: la distribución equitativa de la riqueza; la reducción del impacto medioambiental; la gestión de las interferencias de las presencias turísticas en la cultura local.
En cuanto al primer sub objetivo se observa que aunque el aumento en el número de turistas (D) constituye una condición necesaria
pero no suficiente para el aumento de la riqueza, la conexión del turismo con otros sectores locales, en particular con los sectores agroalimentarios, podría mejorar su efecto distributivo. El aumento de las llegadas y la reducción de la estancia media (L) podrían facilitar aún más el proceso multiplicador en la medida que se orienten los gastos alimentarios con adecuadas informaciones y presentaciones de productos locales. El segundo sub objetivo, especialmente conectado con los valores de los factores N, C y S, requiere que el aumento o la mejora de la oferta receptiva local se realice sin incremento de territorios edificados. El logro del propio sub objetivo requiere que la presión total de las presencias (demanda de espacio, bienes y servicios) y la movilidad relacionada pueda ser aguantada por los ecosistemas locales y no locales. El tercer sub objetivo, finalmente, conectado principalmente al valor de I, plantea la cuestión de las interferencias que el aumento del turismo supone para la cultura y las costumbres locales, cuya conciencia se demuestra mediante la compatibilidad de las mismas con los cambios esperados y compartidos en los proyectos de desarrollo local. A la luz de los resultados propuestos por el estudio Basilicata y, en menor medida, Abruzas y Apulias serían, entre las comarcas del sur de Italia, las que más talla dan a la hora de seguir el camino que se acaba de trazar.
Quedan por comparar los efectos de la evolución alcista hacia los objetivos de desarrollo local. Las prácticas habituales al respecto no parecen satisfactorias. Las características territoriales, interpretadas como efecto de la mezcla de la dimensión física y social, por lo general se definen a través de un listado de elementos antrópicos y no antrópicos. Se precisa en cambio destacar la importancia de normas, costumbres y tradiciones que, representando el marco regulatorio de la conducta de la comunidad, ayudan a definir la organización y por lo tanto la identidad del lugar (Dematteis, 1985, 1995; De Matteis y Ferlaino, 2003; Flores, 2003 Paasi 2002, 2003; Banini, 2011). Trátase de representaciones territoriales altamente reduccionistas que se proponen reiteradamente, acompañadas por modelos de desarrollo territorial coherentes con las mismas, pero no necesariamente en consonancia con el sentimiento común. La sostenibilidad social, y en consecuencia también la institucional, de los procesos de diversificación turística de la agricultura y de la economía rural en general dependerán por lo tanto de la calidad de los procesos de participación que se han puesto en marcha al fijarse las metas.

Notas

1 «[..] Que el turismo se desarrolla en un entorno rural o en un entorno de belleza natural donde hay pequeños pueblos con una cierta cantidad de patrimonio histórico y/o armonía arquitectónica Dentro del núcleo urbano» (RoyoVela, 2009).

2 Cerdeña ha sido excluida del análisis debido a la falta de disponibilidad de datos relativos a la base provincial de tres años.

3 Calculando el potencial máximo de receptividad de las estructuras (número de habitaciones x 365 días) la relación entre presencias y dicho valor ofrece una evaluación del margen bruto de utilización de las estructuras disponibles.

4 Los cálculos se llevaron a cabo en base a los promedios trienales del extremo inferior (2001/03) y superior (2011/13) del intervalo considerado.

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