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Pampa (Santa Fe)

versión On-line ISSN 2314-0208

Pampa  no.16 Santa Fe dic. 2017

 

Organización del trabajo en el agro pampeano: análisis sobre la tercerización de labores en empresas de distinto perfil en tres partidos en la provincia de Buenos Aires

Manuela Moreno
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) - Centro de Investigaciones sobre Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea (IESAC) - Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
E-mail: manuelamoreno.ls@gmail.com

Fecha de recepción: 29 | 03 | 2016
Fecha de aceptación: 06 | 12 | 2016

RESUMEN

Las transformaciones recientes y factores estructurales de larga data se han combinado dando lugar a la generación de otras formas de producción en el agro pampeano. En este marco, la tercerización de tareas adquiere una centralidad que no poseían en el pasado. En el presente artículo nos interesa indagar la tercerización de labores en empresas agropecuarias de tres partidos de la provincia de Buenos Aires.
El trabajo se estructurará, en primer lugar, señalando cuestiones sobre el fenómeno de la tercerización de las labores en el sector; en segundo lugar, se analizarán las explotaciones relevadas diferenciando los distintos perfiles de los productores, las motivaciones y las formas en que se estructuran las dinámicas socio-laborales entre los actores involucrados. Finalmente, se reflexionará sobre la tercerización de labores en el sector, las implicancias que tiene tanto en general como en las empresas en particular partir del análisis de las dimensiones planteadas anteriormente.

Palabras claves: Tercerización de labores; Empresas agropecuarias; Perfiles socio-productivos.

SUMMARY

Recent transformations and long-standing structural factors have combined resulting in the generation of other forms of pampeana agricultural production. In this context, outsourcing acquires a centrality that did not have in the past. In this article we are interested in investigating the outsourcing of work in agricultural enterprises of three departments in the province of Buenos Aires.
The work is structured, first, the phenomenon of outsourcing in the sector; secondly, farms surveyed will be analyzed differentiating the different profiles of producers, motivations and the ways in which the socio-labor among stakeholders are structured. Finally, we will reflect on the outsourcing in the sector, which has implications both overall and in individual companies from the analysis of the dimensions previously raised.

Key words: Outsourcing; Enterprises; Socio-productive profiles.

1. Introducción

En el sector agropecuario, tanto a nivel mundial como en nuestro país, la intensificación del proceso de globalización y la sostenida consolidación de algunas de sus características dominantes producen reestructuraciones en la agricultura y en las estrategias que emplean las empresas del sector en los nuevos contextos (Neiman, 2008). Si bien esto no adquiere una única respuesta, lo que se encuentra son elementos de convergencia y divergencia que están vinculados a los procesos globales y de las especificidades locales (De la Garza, 2005).
Dentro del sector agropecuario argentino, las formas de producción consideradas históricas se han modificado dando lugar a lo que algunos autores señalan como un cambio en el "paradigma productivo" (Gras y Hernández, 2009). Dentro de este nuevo paradigma, una de las formas de organización del trabajo y la producción sobre la que se ha llamado la atención, tanto por algunos autores como por agentes de la producción, es la organización o "empresa en red" (Bisang, Anlló y Campi, 2008). Esta modalidad implica que la actividad productiva está en manos de una serie de agentes especializados coordinados entre sí, en base a vínculos contractuales (formales o informales), cada uno de los cuales desarrolla o aporta una parte específica al proceso productivo (Bisang, Anlló y Campi, 2008).
Una de las condiciones de posibilidad para el desarrollo de este nuevo modelo es la subcontratación de las labores agropecuarias (Anlló y otros, 2013). La tercerización de tareas1 adquiere, de este modo, una centralidad que no poseía en el pasado. Frente a ello, se modifican las dinámicas económicas y productivas al interior de las empresas y se consolidan actores que resultan centrales para éstas.
En el presente artículo, nos interesa indagar la tercerización de labores en relación a las empresas agropecuarias en la región pampeana. Sin embargo, siendo una estrategia que tiene "tradición" dentro del agro en distintos tipos de actores, cabe preguntarse si las empresas que tercerizan tienen las mismas características, los mismos perfiles y trayectorias productivas; si el hecho de tercerizar las labores tiene la misma significación en empresas, o cuáles son las diferentes implicancias según el perfil de cada una; las dinámicas socio-laborales se dan de un modo similar entre contratistas y empresarios, o existen distintos modos de estructurarlas; qué relaciones sociales genera y cuáles desestructura.
Como primera respuesta general diremos que, teniendo en cuenta lo analizado en nuestros casos de estudio, existe una complejidad de situaciones en torno a las empresas que tercerizan las labores en el agro, adquiriendo distintos significados, implicancias en la producción, y generando matices dentro de la organización del trabajo en el agro pampeana. Empresas que recurren a la misma estrategia, entonces, presentan características diversas. A lo largo del artículo describiremos cuáles son estas diferencias a partir del análisis de una serie de explotaciones relevadas en el marco de una muestra en tres partidos de la provincia de Buenos Aires2.
El objetivo de dicha descripción es aportar a la discusión sobre la problemática de la tercerización en el sector ya que se trata de un aspecto central para entender a los actores y las dinámicas socio-productivas en la actualidad del sector: el hecho de resolver las tareas con maquinaria y personal propio o por medio de otra empresa redefine los perfiles económicos y sociales históricos.
El trabajo se estructurará a partir de señalar, en primer lugar, la cuestión de la tercerización de las labores tanto desde el punto de vista de los vínculos entre empresas agropecuarias y contratistas, como de la magnitud del fenómeno de la tercerización en el sector; luego, analizar la cuestión en el conjunto de las explotaciones relevadas y cómo se da dicha estrategia diferenciando los distintos perfiles de los productores, las motivaciones que dieron lugar a recurrir o no a dicha estrategia y las formas en que se estructuran las dinámicas socio-laborales entre los actores involucrados. Finalmente, se reflexionará sobre la tercerización de labores en el sector, las implicancias que tiene tanto en general como en las empresas en particular3.

2. Cambios en la organización del trabajo y redefiniciones en el agro pampeano: la  importancia de la tercerización de labores

Como mencionábamos, los cambios en los modelos de organización del trabajo a nivel mundial han redefinido los tipos de vínculos alrededor de los cuales se gesta la producción; que en el caso del agro pampeano, estas transformaciones se pueden evidenciar en el hecho de que  han crecido las formas de gestión basadas en la tercerización de algunas o todas las tareas, cobrando así centralidad una figura histórica del sector (sobre todo en el agro pampeano) como la del contratista de labores.
Si bien ya existían antecedentes sobre la tercerización desde mediados del siglo XX fruto de la mecanización en la agricultura (Baumesteir, 1980; Tort, 1983), los recientes procesos de reestructuración social y productiva revitalizaron la cuestión de la externalización laboral y de tareas, siendo un componente que flexibiliza la contratación y organización laboral para sostener sus procesos de acumulación (Quaranta y Fabio, 2011).
La estrategia de utilización de contratistas ha sido utilizada por diversos actores agrarios a lo largo de la historia. Si bien uno de los actores históricos del sector, los"chacareros", se caracterizaron por haber accedido a la maquinaria en los años ‘60 (Barsky y Gelman, 1999; Balsa, 2006) no siempre resolvían ambas labores con lo propio, sino que contrataban algún prestador, en general de cosecha. El crecimiento de la tercerización de servicios en las últimas décadas (Lódola y Fosatti, 2004) está vinculado principalmente al cambio tecnológico (de Martinelli, 2008).
Distintas estimaciones dan cuenta de la importancia de la tercerización de labores en el agro pampeano. Según los datos del censo 2002, en la región pampeana el 50% de la superficie agropecuaria total es trabajada -en alguna medida- por contratistas de servicios de maquinaria. Mientras que Buenos Aires y Córdoba se encuentran por encima de este porcentaje (56% y 58% respectivamente), Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe están por debajo (40%, 43% y 37% respectivamente) (Lombardo y otros, 2014).
Si bien no hay datos censales que lo respalden, es posible que en los últimos 10 o 12 años este porcentaje haya aumentado. Algunos autores estiman que por ellos pasa alrededor del 70% de la recolección de granos (Beltrán, 2007). Además tienen incidencia en el 60% del laboreo del suelo, siembras – tanto directas como convencionales- y tratamiento de cultivos que se desarrollan en Argentina. En servicios como fumigación y cosecha, por ejemplo, los porcentajes de participación superan en algunas zonas el 80% (Beltrán, 2007).
Otros estudios realizados en la región pampeana señalan la importancia en el mismo sentido. Por ejemplo, en una encuesta donde se relevaron más de 700 productores de distintos partidos de la región, se encontró que el 71% los productores han contratado actividades en la campaña 2011/12. Entre ellos se destacan los segmentos grandes y "mega-productores" por el alto porcentaje que contrata servicios de siembra y cosecha. Esta última labor es la que mayor proporción de productores de todos los segmentos contrata: un 100%. En aplicación de agroquímicos, como en las demás actividades contratadas, son los "mega-productores" los que más contratan servicios de terceros; y para la aplicación de fertilizantes, la distribución de los resultados se asemejan a los de siembra. Por último, la labranza es la labor en la que todos los segmentos de productores es la actividad menos contratada a terceros (ENPA, 2012).
En lo que respecta a la provincia de Buenos Aires específicamente, una encuesta señala el aumento en la cantidad de hectáreas en las que se contratan servicios de prestadores para las distintas tareas. Para la campaña 2001/02 era de 15.443.266 ha, mientras que en la de 2013/2014 la misma fue de 24.376.245 ha, es decir, aumentó un 57% aproximadamente. Si analizamos las dos labores principales, en el caso de la siembra (considerando tanto la convencional como la directa) en la campaña 2001/02 fue de 1.809.979 ha, mientras que en la de 2013/14 3.854.260 ha, es decir, aumentó 112%; en el caso de la cosecha de granos, en el 2001/02 fue de 2.6301.82 ha, mientras que en el 2013/14 fue 4.540.249 ha, aumentando un 72% (Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires, 2014).
Estos datos y estimaciones nos permiten dar cuenta de la extensión del fenómeno de tercerización de las labores centrales en el agro que, como decíamos, no es una estrategia novedosa respecto la organización de la producción de las últimas siete décadas pero sí ha crecido en términos de cantidad de productores y de labores que se externalizan.  
Por su parte, sobre el perfil de las empresas demandantes, un estudio de Lódola y Brigo (2013) a partir de los datos del censo agropecuario 2002 para la provincia de Buenos Aires, establece que las empresas con prácticas culturales relacionadas con el nuevo modelo de organización ("en red") (como doble ocupación del suelo, uso de semilla transgénica, siembra directa, uso de fertilizantes y agroquímicos, almacenamiento en silo bolsa) superan al promedio de la provincia en contratación de servicios (mientras que el promedio es 62%, este perfil de empresas llega al 80%). También, la demanda de servicios se relaciona con el tamaño en hectáreas y volumen de producción: al igual que señala la encuesta mencionada anteriormente, las empresas más grandes son las que demandan mayor cantidad de servicios de terceros. En este sentido, los prestadores de servicios se constituyen en una forma más eficiente de la producción vía la adquisición del tamaño óptimo de la explotación. Otro dato interesante es que aquellas que más demandan servicios son las empresas manejadas por profesionales del sector o reciben asesoramiento de estos, tienden a contratar prestadores de servicios. Finalmente, se trata de una estrategia con mayor difusión en las zonas agrícolas en primer lugar, y mixtas en segundo, por sobre las zonas ganaderas (Lódola y Brigo, 2013).
Sin embargo, la tercerización no está asociada sólo a este perfil de empresas (de gran tamaño, asociada al nuevo paradigma). Diversos estudios muestran cómo la contratación de servicios actúa "resolviendo" las necesidades de capital propias del proceso de intensificación de la agricultura pampeana en pequeñas empresas, que de otro modo no pueden acceder a la maquinaria (Craviotti, 2001; Balsa, 2006; Muzlera, 2011).  En estos casos, la tercerización implica la posibilidad de sostenimiento en la producción (Muzlera, 2011) a la par que implica una desestructuración de las dinámicas sociales basadas en el aporte del trabajo de la familia "liberando tiempo" y, de este modo, desvinculando del trabajo agrario a distintos miembros de la familia (Balsa, 2006).
Por último, sobre la relación entre empresarios y contratistas, cabe mencionar que estos últimos actúan como difusores de las nuevas tecnologías así como en aportar conocimientos  que no todos poseen y con mayor velocidad (Bisang y Kosakoff, 2006; Díaz y Reca, 2009). En tal sentido, al tiempo que el contratista es una necesidad de la especialización en la agricultura, también contribuye a la misma (liberando a otros de tener que manejar ciertos conocimientos e inversiones), y crea lo que algunos denominan "economías de conocimiento" (Díaz y Reca, 2009). Sin embargo, estas formas de producción "flexibles" también esconden situaciones de subordinación y dependencia de unos actores sobre otros que requieren ser identificadas con mayor precisión4.
Entonces, los cambios a nivel mundial en la organización del trabajo han redefinido las formas en que se estructura la misma. El sector agropecuario no ha estado exento de estas transformaciones que, junto a los cambios en los tipos de producción y avance de la agricultura, han influido en el crecimiento de la tercerización de servicios. Los datos estadísticos demuestran que, si bien es una estrategia con trayectoria en el sector, ha crecido notablemente en las últimas décadas. Frente a los cambios recientes, cabe indagar en un caso concreto, si la tercerización es la forma fundamental para resolver las labores.
Por otra parte, según los estudios sobre el tema, algunos autores señalan que esta estrategia se vincula a las nuevas formas de producción "en red", propia de los actores que se expandieron o ingresaron recientemente en el sector, mientras que otros autores marcan cómo se trata de una estrategia que permite a los pequeños y medianos sostenerse en la producción (e incluso expandirse) incorporando agricultura sin necesidad de poseer las maquinarias. En nuestro caso veremos, entonces, qué sucede en los casos concretos estudiados: si el hecho de recurrir a dicha estrategia implica que las empresas se asemejen en sus perfiles (son ex chacareros o empresas novedosas con organización "en red"); los impulsan las mismas motivaciones (mantener las actividades agrícolas o expandir la cantidad de hectáreas sin inmovilizar capital); desarrollan la producción del mismo modo (son productores exclusivamente agrícolas o incorporaron la agricultura recientemente); todos los que recurren a la tercerización tienen una trayectoria similar dentro del sector, como por ejemplo, chacareros que se descapitalizaron o perdieron escala y por esto no pueden acceder a la maquinaria más moderna o tienen una inserción reciente en el agro y los empresarios sólo coordinan distintos actores y factores para producir en cada campaña.
Finalmente, en el análisis de las dinámicas de relaciones entre los empresarios y contratistas, se plantea si se trata de vínculos entre empresas autónomas o si existen posicionamientos asimétricos entre estos; también se abren interrogantes como qué implicancias tiene en términos de la difusión tecnológica, incorporación de saberes, cantidad de trabajadores, por parte de las explotaciones agropecuarias vía estas empresas prestadoras de servicios. En nuestro caso concreto, indagaremos estas cuestiones a partir del análisis de los lazos entre los actores involucrados.

3. La tercerización de las principales labores en el agro pampeano: el caso de Junín, Mar Chiquita y Pehuajó

3.1. Tercerización de labores y perfiles de las empresas relevadas
Un primer aspecto que nos interesa señalar es, en nuestro caso de estudio, ¿cuántos productores o empresarios tercerizan las labores? ¿Qué importancia tiene esta estrategia dentro de nuestra muestra? ¿Es un fenómeno extendido o sólo es para un sector de empresarios (ya sea pequeños o grandes)? Los partidos bajo estudio, ¿presentan diferencias entre sí en este aspecto?
Como se puede observar en la tabla 1, la estrategia tiene importancia en los tres partidos bajo estudio. 

Tabla 1
Tercerización de labores dentro de la muestra en los partidos analizados*

*Datos de elaboración propia en base a la muestra de tres partidos de la prov. Buenos Aires

Si bien presentan algunas diferencias entre ellos, la tercerización se presenta como un fenómeno de relevancia que requiere su consideración en detalle. En el caso de Mar Chiquita, al ser un partido tradicionalmente ganadero, la introducción de la agricultura como actividad permanente en las explotaciones es relativamente nueva. En este sentido, presenta diferencias respecto a los otros dos partidos, no existiendo en nuestra muestra ningún productor que tenga maquinaria propia. Sin embargo, a pesar de existir un aspecto diferenciador en cuanto a la tradición de existencias de maquinarias propias, también es un dato relevante el hecho de que la incorporación de una nueva actividad productiva se realiza por medio de prestadores de servicios. Esta situación está en sintonía con los estudios señalados que dan cuenta de la tendencia hacia la tercerización, siendo una estrategia central en aquellos que se incorporan a la actividad agrícola o ingresan al negocio.
En el caso de los otros dos partidos, Junín y Pehuajó, la agricultura tiene más tradición dentro de las unidades, aunque también históricamente los contratistas de labores han tenido un rol significativo (sobre todo en la cosecha), existiendo una oferta tanto local como de otras provincias (fundamentalmente que provenían del sur de Santa Fe). En el caso de nuestra muestra, la tercerización de una labor tiene importancia: la mayoría de las unidades contratan prestadores de servicios para ambas labores. Sólo un pequeño grupo tiene maquinarias propias.
De este modo, la mayoría de las explotaciones relevadas tercerizan una o las dos labores y sólo un grupo minoritario desarrolla la producción con sus propias maquinarias. Ahora bien, ¿qué perfil presenta cada uno de estos grupos? ¿Existen algunas características comunes, además del hecho de recurrir o no a prestadores de servicios?
Dentro de los que tercerizan las labores (una o las dos), lo primero que podemos señalar es el hecho de que es un fenómeno que abarca tanto a pequeñas, medianas como grandes explotaciones agropecuarias. No resulta entonces una estrategia asociada a un tipo de tamaño de explotación, sino que abarca transversalmente a la estructura no dependiendo del tamaño.
Como se puede observar en la tabla 2, abarca a las unidades de los tres partidos relevados, siendo una estrategia que se despliega en distinta zonas productivas con características agroecológicas diferentes.

Tabla 2
Productores / empresarios de la muestra que tercerizan labores por tamaño*

*Datos de elaboración propia en base a la muestra de los tres partidos.

En cuanto a las actividades productivas, también abarca diferentes situaciones: tanto aquellas que son 100% agrícolas (aunque son un grupo reducido) como a las de tipo mixto (la mayoría de las explotaciones) y aquellas que son predominantemente ganaderas o que realizan tambo y en forma reducida producen algo de agricultura también. Esto significa que no podemos afirmar que la tercerización sea una estrategia propia de las unidades agrícolas, o bien por el contrario, de explotaciones cuya actividad agrícola es reducida (por lo tanto no conviene tener maquinaria propia).
Un aspecto relacionado a la tercerización es la cuestión de los trabajadores estables que tienen las explotaciones. En general, cabe señalar que la cantidad de trabajadores por hectáreas es menor en las que tercerizan que en las unidades con maquinarias propias. Por ejemplo, mientras una explotación de 4000 ha con maquinaria propia tienen 19 empleados, una de 10000 ha que terceriza todas las labores tiene 5 empleados permanentes para trabajos en general y en los silos, 1 de dirección profesional. Las únicas excepciones son las estancias de 5900, 11000 y 15000 ha que por su estructura y organización más tradicional poseen más de 20 trabajadores para distintas actividades (muchas de las cuales están vinculadas a la administración y cuidado de los cascos de las estancias).
En el caso de las unidades más pequeñas, la tercerización permite también que no se contraten asalariados. Si bien algunas de estas unidades más pequeñas históricamente aportaron ellos junto a familiares la fuerza de trabajo, en otras antes empleaban asalariados y a partir de la tercerización dejaron de hacerlo (como el caso de las explotaciones de 175 y 234 ha). De modo que la tercerización involucra, en unidades de diferentes perfiles, la reducción de la cantidad de trabajadores o del aporte del propio trabajo, y la redefinición de los procesos de trabajo tanto en los mismos productores (pasando hacia actividades más de gestión) como de los trabajadores (hacia actividades menos especializadas).
Por otra parte, se puede señalar la cuestión de la trayectoria respecto a la posesión o no de maquinarias en cada una de las explotaciones, ya que esto nos da la pauta de cuán novedoso es el fenómeno de la tercerización en las unidades concretas. Aquí encontramos algunas diferencias respecto a si tercerizan una o dos labores.
En el caso de las que contratan las dos labores, son aquellas que no tenían actividades agrícolas entre su producción, con lo cual la incorporación se dio de la mano de contratistas (todas las explotaciones del partido de Mar Chiquita, y las explotaciones de 730 y 11000 ha de Pehuajó). Otros, históricamente resolvieron con contratistas las principales labores. Esta situación es la que se da en menor medida pero sí explica lo que se señala sobre la importancia histórica de la figura del contratista de labores en la región pampeana (como es el caso de las explotaciones de 1000 y 1700 ha). También encontramos los que se iniciaron o reconvirtieron sus empresas (que tenían otras actividades dentro del sector y que luego se asociaron con otros o avanzaron en aspectos de la producción), con lo cual tienen una inserción relativamente reciente respecto a otros (de 10 o 20 años) en la agricultura, desde el inicio ligada a la tercerización de servicios (como es el caso de las explotaciones de 320, 1100, 5000 y 10000 ha). Se trata de las modalidades en "red" que señalan los autores.
En el caso de los que poseían maquinarias y dejaron de invertir o no pudieron renovarlas, en general la estrategia de contratar prestadores parece estar asociada a la expansión de la agricultura en los años 1990, sobre todo con la introducción de la soja transgénica y la siembra directa. La incorporación de nuevas tecnologías, en este contexto, fue el argumento central para incorporar prestadores y de este modo no quedar "atrasado".
En el caso de los que tercerizan una labor (la cosecha), respecto de las trayectorias lo que se puede observar en estos casos es que existen diversas situaciones: aquellos que no tenían maquinarias y decidieron invertir una parte de sus ganancias en obtener alguna de ellas (y planea adquirir la otra, como el caso de la unidad de 550 ha); los que desde el inicio de la actividad poseen una sola y no han estado interesados o no han podido adquirir la otra; y los que poseían las dos y fueron quedando retrasados en su renovación, por lo cual decidieron comenzar a tercerizar una labor. Lo que se plantea en estos casos es si la tercerización es una estrategia definitiva en la organización del trabajo o sólo una modalidad a utilizar mientras se incorpora nueva maquinaria. Es una situación de especial consideración porque una u otra situación redefine considerablemente las formas de trabajo y la cantidad de trabajadores.
Existen, en el marco de nuestra muestra, una variedad de perfiles y trayectorias en relación a la tercerización que involucran que ésta sea una estrategia utilizada no solo por empresas de inserción reciente que organizan en forma de red (como plantean aquellos que marcan a ésta como el modelo que se impone cada vez más en el agro y la que despliega esta estrategia en el sector) sino también por explotaciones para las cuales la actividad agrícola es relativamente reciente o para aquellos que, por diversos motivos, dejaron de poseer maquinaria (optando por la contratación de los servicios).

2.2 Motivaciones e implicancias de la tercerización en empresas con distintos perfiles
Un elemento que define también el perfil de las empresas en relación a la tercerización es qué aspectos redefine en términos de organizar el trabajo y la producción. Respecto a las implicanciasencontramos tres situaciones diferentes respecto a la tercerización de las principales labores.
En primer lugar, las explotaciones en las cuales de no ser por la contratación de prestadores de servicios no hubiesen podido sostenerse en la actividad o deberían haber cedido una parte de su unidad (como por ejemplo, las explotaciones de 234, 306, 320, 136, 500 ha). La única posibilidad de desarrollar agricultura en parte de sus explotaciones es por medio de la contratación de servicios.
En estas explotaciones la tercerización de labores tiene implicancias no sólo en el sostenimiento, sino también en términos del tiempo de trabajo que los productores o los trabajadores le dedican a la unidad. En el caso de aquellos que tradicionalmente desarrollaban agricultura, la introducción de maquinaria de contratistas implicó menos horas al trabajo manual en la explotación (que se destinan al descanso o a la generación de otros ingresos extraprediales) o bien dejar de contratar trabajadores. En aquellos en que la agricultura es una actividad reciente también implicó que se "liberara" tiempo para introducir otras etapas en la producción ganadera o para desvincularse parcialmente de la explotación. Cabe agregar que, en general, es una decisión que se toma cuando los productores tienen una edad avanzada y no todos los familiares que los suceden están vinculados a la producción familiar. En estos casos, la tercerización es central para el sostenimiento pero también es una forma de desvincularse de parte de la actividad productiva ya sea para obtener otros ingresos o para destinar el tiempo a otras tareas.
Una segunda situación que podemos identificar es la de aquellos para los cuales la tercerización de las labores permitió una forma de expansión de la producción, tanto en cantidad de hectáreas como de volúmenes o nuevos tipos de cultivos (como por ejemplo las explotaciones de 1000, 1500, 8000, 11000 ha). En el caso de los que incorporaron más hectáreas, la tercerización les permitió añadir de un modo relativamente rápido cierta cantidad de hectáreas a la producción con la misma capacidad operativa y laboral con la que contaban. La contratación de un prestador de servicios implicó aprovechar las oportunidades de arrendamientos cuando se le presentan, ya sea tanto en la zona donde producen como en otras más alejadas. Este último resulta un punto interesante, ya que la tercerización también es condición de posibilidad, en algunos casos, para la deslocalización de la producción de cierto tipo de empresarios. Así, pueden obtener mejores cánones de arriendo en otras zonas, pudiendo movilizar (por medio de los contratistas) rápidamente las herramientas necesarias para producir. Del mismo modo que, en el caso contrario, cuando deja de resultarles rentable pueden dejar de producir en espacios sin que esto repercuta en su estructura estable de trabajo y recursos (porque sólo deben dejar de contratar al prestador).
A través de la contratación de servicios obtuvieron una mejora tecnológica y de conocimientos sobre formas de producción que de otro modo les hubiese llevado un costo tanto en recursos como en tiempo. Esta incorporación se dio fundamentalmente con la expansión de la soja y la siembra directa, que generó toda una serie de redefiniciones, entre ellas las tecnológicas y los actores que las llevaron a cabo, siendo el contratista un actor de relevancia en esta aplicación y difusión tecnológica.
En su conjunto, en estos casos lo que se puede observar es cómo la figura del contratista y la estrategia de la tercerización de labores ha sido central para la expansión de cierto tipo de empresas en el agro, sin "inmovilizar" grandes volúmenes de capital y posicionándolas con ventajas notables frente a otras (en términos de acceso a la tecnología, saberes, capacidad de una producción más flexible y la búsqueda de opciones más rentables, etc.).
Por último, encontramos la situación de aquellos en los cuales la tercerización de las labores es un aspecto central para la posibilidad de ingresar en el negocio agropecuario (como por ejemplo las explotaciones de 1000, 5000, 10000 ha). Es decir, se trata de actores sin trayectoria en el sector o bien con historia pero en otras áreas que no son la productiva. Para aquellos que no tienen el saber necesario, no tienen el capital para invertir en maquinarias y contratación de trabajadores o no quieren "inmovilizarlo" (también porque puede basarse en un negocio con inversores anuales), la figura del contratista de labores es clave para que puedan desarrollar el negocio en el agro, y de un modo transitorio (es decir que se decida la participación o no de la empresa en cada campaña agrícola). Aunque en algunos casos, los actores tienen más permanencia en el sector, en otros es una inversión según los niveles de rentabilidad que es posible obtener ese año.
Así, la tercerización de labores es la condición de posibilidad para que el agro sea un negocio más "flexible" para cierto tipo de actores, en términos de ingreso-egreso, cantidad de hectáreas que se trabajan, tipos de actividades productivas, etc. destrabando las "barreras de ingreso" que existen (además de la tierra) como son las maquinarias y los saberes específicos.
Hasta aquí hemos revisado algunas cuestiones de la tercerización desde el punto de vista de la caracterización de las empresas que la aplican. Ahora incorporaremos la relación con los otros actores involucrados, a partir de la mirada sobre los lazos que se establecen.

2.3 Lazos socio-económicos y dinámicas laborales entre los contratistas y los empresarios
Un aspecto que quisiéramos agregar en la discusión sobre la tercerización de labores es la de cómo se dan las dinámicas entre los actores involucrados. Nos referimos a los lazos que se entablan entre contratistas y empresarios, ya que permiten abrir la discusión sobre la dimensión social del fenómeno de la tercerización y la producción en el agro pampeano.
Teniendo en cuenta algunas dimensiones que nos permiten recortar la mirada sobre los lazos sociales5, en el marco de nuestra muestra identificamos tres tipos de formas de estructurarlos.
Por un lado, existe un grupo de explotaciones6 que tiene un lazo de largo plazo, con arreglos económicos flexibles y basados en la confianza y poco control en el proceso de trabajo. Entre estos casos se tercerizan las dos labores. El origen del lazo es una amistad previa al inicio del trabajo o relaciones de vecindad que vienen desarrollándose desde hace varias décadas, incluso de varias generaciones. Cada año ambas partes cuentan y saben que realizarán el trabajo en ese campo. Lo que priorizan para contratar al prestador es la relación de amistad o vecindad, la confianza y, sobre todo, el hecho de que tienen la certeza que les realizarán el trabajo (sin tener en cuenta el tipo de maquinaria y la tecnología con la que cuenta). Un problema que se les presenta es que, al ser explotaciones pequeñas, les resulta difícil encontrar contratistas que les realicen los trabajos o que vayan en los tiempos adecuados para las labores, por esto el lazo con estos actores es de suma importancia para este tipo de productores.
Los arreglos entre ambos suelen ser de "palabra", las formas de negociación se da entre ambas partes priorizando los intereses de quien se encuentra más complicado económicamente (en general el productor). Además de dinero en efectivo, también existen otras clases de arreglos, como por ejemplo, sólo el pago de los gastos que implica para el contratista (como el gasoil, mano de obra, entre otras) y no el trabajo en sí mismo.
En conjunto, lo que se puede señalar sobre estos productores es que la tercerización de labores es una estrategia central para poder incorporar agricultura e incluso para sostener la producción mediante esta incorporación de cultivos. Que esta estrategia depende, además, de contar con lazos que adquieren formas más flexibles y basadas en la confianza y en relaciones de reciprocidad, y no en cuestiones estrictamente de mercado. En este punto, se basan en un entramado social personal que, a partir de familiares, amigos o vecinos, aportan al sostenimiento en este punto de la producción. En estos casos, el origen del vínculo y su temporalidad parece relacionarse con las formas de intercambio y el grado de confianza. Por su tamaño y su capacidad financiera, estos productores se encuentran en una situación de dependencia respecto a estos lazos más próximos, ya que de otro modo se les dificultaría acceder a la prestación de servicios.
Por otra parte, como modalidad opuesta a lo mencionado, encontramos a  los empresarios7 que contratan sólo por una campaña a los prestadores (aunque puedan repetir a veces de una campaña a otra), que ejercen un control sobre el proceso de trabajo desde el inicio hasta el final, y que tienen una relación estrictamente de mercado. En estos casos, los arreglos son por contratos o por medio de facturación por los servicios prestados y no existe mucha posibilidad de negociación por parte los contratistas, los cuales son contactados y se les imponen determinadas condiciones (que pueden aceptar o no) para su contratación tales como la fecha en la que deben realizar las labores, la forma de trabajo y algunas características de las herramientas, así como las condiciones de pago; la forma de reclutamiento es por medio de redes locales donde se "sabe" quiénes son los contratistas disponibles o bien porque son clientes de la otra actividad de los empresarios (son proveedores de insumos); lo que se prioriza para contratarlos es la disponibilidad en fechas y el tipo de maquinaria, así como algunas referencias (previas o de otros) sobre la forma de trabajo y cumplimiento con el mismo; las formas de remuneración son pago fijo por labores y en algunos casos hacen arreglos a porcentaje.
En estas explotaciones la agricultura es la principal actividad o es de importancia en la unidad, sin embargo los lazos que se establecen con los contratistas son inestables, es decir, se renuevan anualmente. Esto indica que este tipo de empresas tienen la posibilidad de conseguir los servicios sin problemas ya que tienen una cantidad de hectáreas importantes para ofrecer o tienen capacidad dentro de un mercado de prestadores para obtener las mejores opciones. Esto también se evidencia en cuanto a que, además de contratarlos cada campaña, tienen la capacidad de exigir en cuanto a los tiempos, el tipo de maquinarias y formas de trabajo. De este modo, en términos relacionales, lo que se puede señalar es una asimetría entre ambos actores, entre los cuales los empresarios tienen una capacidad de posicionamiento y manejo de la información del mercado de los prestadores locales.
Por último, mencionamos una tercera forma de estructurar el lazo. El mismo comparte atributos de los otros dos grupos mencionados. Se encuentran los que poseen un lazo de largo plazo o mediano (en el caso en los que la tercerización es reciente) pero con un intercambio estrictamente mercantil. Dentro de este grupo, mientras que algunos ejercen un control permanente sobre el proceso del trabajo de los contratistas8, en otros las formas de control del proceso de trabajo no son tan estrictas y pautadas porque tienen relaciones más próximas y de más confianza9.
Si bien el hecho de tener un vínculo de largo plazo es algo que también caracteriza a otro grupo de empresarios o productores, en este caso la diferencia es que mantienen un lazo basado en intercambios estrictamente económicos. Lo que pagan por las labores se basa en los parámetros de mercado, y en algunos casos se les calcula un porcentaje menor porque les otorgan una cantidad considerable de hectáreas para que trabajen. Al momento de volver a contratar a los mismos prestadores, como señalábamos, y a diferencia de otro grupo de empresarios, valoran el hecho de que los "conozcan" desde hace un tiempo.
Existe una diferencia dentro del grupo. En parte el hecho de que la relación sea de largo plazo y que los conozcan personalmente les genera cierta confianza pero también hay una evaluación del tipo de maquinaria que tienen y las formas de trabajo, es decir, el conocimiento que les otorga el tiempo transcurrido en el lazo no es suficiente para este tipo de empresarios. La cuestión del recambio tecnológico en términos de actualización es un aspecto de relevancia. Lo que predomina es un lazo donde lo personal basado en el conocimiento de largo o mediano plazo tiene un rol importante como forma de contactar y contratar a los prestadores pero no influye en cuanto a las dinámicas en cómo se da, en tanto los tipos de intercambio, grados de confianza, las percepciones entre ambos, etc.
Para la otra parte de empresarios de este grupo, esta situación de conocimiento de tantas décadas es central para "delegar" el trabajo agrícola en estas personas. Si bien tienen presencia y participación en diferentes modos, no realizan un control estricto y permanente del proceso de trabajo. En parte descansan en el saber hacer y la confianza que le tienen al contratista.
El peso de las relaciones personales, si bien no modifica las formas de intercambio, sí genera ciertos compromisos entre los empresarios y los contratistas, pudiendo los primeros contar con el trabajo de aquellos todos los años, sin necesidad de ejercer un control permanente (casi como si lo "hicieran ellos mismos") y contando con la posibilidad (que a veces se utiliza) de adecuar los pagos o las modalidades según la situación financiera en la que se encuentre. Tener confianza hacia los contratistas respecto a las formas de trabajo y que sepan que cuentan con ellos todos los años parece primar por sobre consideraciones tecnológicas.
En conjunto, existen diversas situaciones para adoptar estas estrategias que van desde la posibilidad de continuar la producción a expandirse y avanzar en el negocio agrario, como mantenerse en base a la incorporación de otras actividades como la agrícola, que le dan una complejidad a la estrategia de la tercerización de las labores. Pero esta complejidad también está dada por la forma en que se estructuran los lazos entre los actores involucrados.

4. Conclusiones

En primer lugar, quisiéramos llamar la atención sobre el vínculo entre los cambios en las formas de organización del trabajo a nivel mundial, y las nuevas estrategias, dinámicas y relaciones laborales (que han sido estudiadas ampliamente para el sector industrial y de servicios) y los cambios en el agro argentino, más específicamente en el pampeano. En este sentido, nos parece que si bien el sector primario tienen algunas especificidades respecto a las formas de desarrollo (propia de los factores y las actores que lo componen), el avance del capitalismo y su dinámica en las últimas cuatro décadas dan como resultado el hecho de que si bien mantienen sus especificidades, en muchos aspectos se asemeja cada vez más a otros sectores de la economía.
En segundo lugar, planteando la cuestión de la tercerización de las principales labores en el sector, los datos generales muestran que si bien es una estrategia desarrollada por el contratista, un actor de larga data en el sector, en un contexto de cambios acelerados propio de las últimas décadas, se ha constituido en una estrategia generalizada que atraviesa transversalmente a la estructura agraria, es decir, dejando de ser un fenómeno asociado a cierto tipo de actores o zonas de la región.
En tercer lugar, quisiéramos poner en relevancia el hecho de que, si bien nuestro trabajo está basado en una muestra reducida de tres partidos de la provincia, nos permite evidenciar de qué modo este fenómeno se da en los espacios productivos y en las explotaciones concretas. Este hecho aporta a generar datos más detallados así como poder avanzar en otras cuestiones que los estudios censales no dan cuenta. Nos referimos a aquellas que tienen ver con las dinámicas sociales, significaciones y sentidos asociados a la adopción de la estrategia de la tercerización de las labores principales.
En este sentido, a través de las descripciones presentadas de las unidades productivas, se pueden señalar algunas cuestiones. Existe una variedad de situaciones que van desde una de las dos tareas, distintas escalas, combinaciones de actividades productivas así como también diferentes trayectorias y motivaciones.
Al respecto, si bien existe una cierta cantidad de unidades relevadas, las cuales nunca tuvieron maquinarias propias, en algunos de estos casos tiene que ver con el hecho de que la agricultura es una actividad reciente, mientras que en otros los actores son de inserción (al menos en la esfera de la producción) relativamente nueva. Ambos casos tienen que ver con los cambios sociales y económicos más novedosos en el sector que han provocado el avance acelerado de la agricultura (desplazando otras actividades y por lo tanto otras prácticas sociales y productivas) así como la introducción de nuevos actores que son portadores de otras dinámicas y formas de entender la producción en el sector.
Respecto de las significaciones, la tercerización de labores es una estrategia que permite sostener una explotación (ya sea porque evita contratar trabajadores manuales, incorporar otros cultivos sin requerir de la maquinaria, libera tiempo de los productores para que realicen otras actividades dentro y/o fuera del sector). Pero entre este tipo de productores, la tercerización también transforma el tipo de explotaciones que ya no poseen las maquinarias y dedican menos cantidad de trabajo manual en la unidad, redefiniendo las formas de trabajo y los actores involucrados. En otros, significa la posibilidad de expansión o ingreso al negocio pero sin inmovilizar capital y consiguiendo maquinarias y saberes de los contratistas. Además, permite un esquema de producción más flexible respecto a los territorios.
En todos los casos, un aspecto resaltado es que se evitan los conflictos y tensiones que implica contratar directamente asalariados especializados. En este sentido, la tercerización modifica las relaciones entre trabajadores y empresarios al interior de las explotaciones agropecuarias.
Respecto de los lazos por medio de los que se construyen las dinámicas laborales, existen también distintos tipos. Por un lado, aquellos que estructuran los lazos de un modo más informal, recurriendo a formas de intercambio más solidarias en las cuales los contratistas les realizan los trabajos en condiciones favorables a los productores (que de otro modo no obtendrían). Por el otro, empresarios que contratan según sus conveniencias en cada campaña a contratistas que tengan las mejores maquinarias y que les trabajen a ellos con prioridad, pagando precios de mercado (o incluso más bajos por la cantidad de hectáreas que producen) y  a los que controlan en todo el proceso de trabajo.
Entre ambos empresarios que, si bien tienen en cuenta las relaciones personales y el conocimiento de varias décadas a los contratistas, mantienen lazos basados en los parámetros de mercado.
En términos de las relaciones de dependencia y subordinación, en un caso la tercerización es la única forma en que pueden acceder a la maquinaria, aunque sea en los tiempos que los otros pueden y no los que la producción requiere. Aquí se da una asimetría en los vínculos, en los cuales los productores no manejan los tiempos y formas de realización de las tareas, las cuales son centrales para su producción.
Pero, por otro lado, tenemos a los contratistas de labores que trabajan para una o dos empresas grandes, las cuales les proveen la mayoría de las hectáreas que la empresa prestadora de servicios trabaja. En estos casos tienen exigencias en términos de las maquinarias que deben utilizar, los tiempos y formas de trabajo (dejando subsumido sus saberes a los de un administrador agrónomo) y los precios que se les paga por las labores. La cuestión de la negociación de las condiciones y del monto por las labores resulta un problema que está complicando el desarrollo de la actividad de muchos contratistas que, debido al aumento de la competencia y los costos que tendría movilizar las maquinarias a distintas zonas para obtener una cantidad de hectáreas significativas, deben aceptar las condiciones que les imponen los grandes tomadores de servicios10. También se presentan situaciones en algunas grandes empresas en las que los contratistas son ex empleados11. Este es un fenómeno que ha sido identificado en otros sectores de la economía12 pero poco analizado en el agro.
La tercerización, analizando este aspecto de los lazos sociales, constituye también una estrategia que refuerza la dependencia y subordinación de actores que están posicionados en lugares asimétricos de la estructura social. Así, lejos de significar una modalidad de vínculo entre empresas independientes, es una forma de vincular actores desiguales. Estas cuestiones son centrales en el debate sobre dicha estrategia y que se puede analizar a partir de cómo es la tercerización y los lazos entre los empresarios y los contratistas en los espacios concretos.

Notas

1Cabe aclarar que la tercerización se diferencia de la terciarización.  La "terciarización" siempre supone una transferencia de actividades del sector industrial o secundario al sector terciario o de servicios, mientras que la tercerización puede darse dentro del mismo sector. La misma puede ser entendida como la transferencia o la contratación "externa" de cualquier tipo de actividad (Ermida Uriarte y Colotuzzo, 2009).

2 Para desarrollar el trabajo nos centraremos en tres partidos de la provincia de Buenos Aires: Junín, Mar Chiquita y Pehuajó. Cada uno presenta características agroecológicas diferentes entre sí. En el caso de Junín, ubicado al noroeste de la provincia de Buenos Aires, se trata de un partido integrante de la "zona núcleo", una de las regiones con mejores condiciones agroecológicas del mundo, y que presenta rendimientos por hectárea superiores en la producción de granos, formando parte del principal centro agropecuario de la provincia de Buenos Aires. En el caso de Mar Chiquita, ubicado en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, pertenece a la cuenca del Salado, zona agroecológica caracterizada por el desarrollo de la ganadería. Sin embargo, en los últimos años la agricultura ha comenzado a tener importancia dentro de la producción. Por último, Pehuajó es un partido ubicado en el noroeste de la provincia y sus suelos han tenido tradicionalmente aptitud mixta, pero en este espacio se evidencia el avance claro de la agricultura en las últimas dos décadas, tanto sobre suelos con aptitud agrícola como aquellos que no lo tienen.
Los partidos se seleccionaron a partir de dos cuestiones: que representan distintas zonas productivas dentro de la provincia, y que son accesibles en términos de contactos generados con anterioridad.

3 Sobre las empresas seleccionadas cabe mencionar que se trabajó con un muestreo intencional, utilizando los datos del mapa rural. A partir de los datos que este mapa brinda (nombre o firma y cantidad de hectáreas) se seleccionó un conjunto de explotaciones obtenidas por medio de una selección al azar (se trazaron coordenadas sobre el mapa y se tomaron dos números al azar que correspondían a un punto específico, es decir, una unidad concreta). Luego, se contactó a los titulares o administradores de estas unidades. Finalmente, se tuvo en cuenta el "criterio de saturación" al momento de poner un fin a la cantidad de entrevistados de un mismo tipo de sujeto.
El trabajo de campo se realizó entre el 2010 y 2013 y se relevaron explotaciones de distinto tamaño (entre las 100 y 15000 ha) distribuidas del siguiente modo: 16 en Pehuajó, 12 en Junín y 10 en Mar Chiquita. Dentro de estas unidades se entrevistó a aquellos que están a cargo de la producción (que puede ser más de una persona) y también a otros involucrados (contratistas, trabajadores, rentistas) pero teniendo el foco central en el "productor".  En este artículo se considerarán 35 casos que corresponden a quienes realizan labores en su unidad (los restantes tres casos de la muestra ceden en alquiler a otra empresa una parte de su explotación).

4 Las situaciones de subordinación y dependencia han sido problematizadas en el marco de las discusiones sobre la tercerización en el trabajo en general. En virtud de estas nuevas situaciones de organización del trabajo, algunos autores han señalado que si bien la autonomía jurídica es la característica que sirve para definir los límites de la categoría trabajador independiente, es la autonomía de tipo económica la que permite el ejercicio efectivo del mismo (Poblete, 2008). Estas cuestiones han sido problematizadas de un modo insistente para el sector de los servicios y la industria, pero no así para el agro, fundamentalmente el argentino que es el que nos ocupa. Si bien en el caso de los prestadores de servicios, al poseer un capital propio, los coloca en una situación particular, de todos modos nos interesa reflexionar más adelante sobre la cuestión del trabajo subordinado y la dependencia en este tipo de agentes del agro actual.

5 Este enfoque forma parte de una investigación propia en curso en el marco de la tesis doctoral. Las dimensiones a las que nos referimos son el origen, la temporalidad y las formas de intercambio que se dan en los lazos entre ambos actores, así como los niveles de confianza que impactan en el control sobre el proceso de trabajo.

6 Se trata de las explotaciones de 234, 306, 370 y 200 ha. 

7 Se trata de las explotaciones de 320, 900, 1000, 1300, 1800, 8000 y 10000 ha.

8 Se trata de las explotaciones de 175, 730, 1100, 1000, 1500, 7000, 11000, 11000 y 5000 ha.

9 Nos referimos a las explotaciones de 103, 136, 370, 550, 5900 y 15000 ha.

10 Un análisis sobre este tipo de actores y algunas de sus problemáticas centrales puede encontrarse en un trabajo previo de nuestra autoría. Véase Moreno (2011; 2015).

11 En nuestro caso encontramos dos explotaciones en las cuales los contratistas trabajaron con anterioridad en las empresas y en algún momento iniciaron su propio emprendimiento pero vinculado a estas empresas exclusivamente.

12 Véase por ejemplo el trabajo de Muñiz Terra sobre ex trabajadores de la empresa YPF, Muñiz Terra (2008).

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