1. Introducción
Durante las últimas décadas se produjo a nivel mundial una acelerada internacionalización expresada tanto en el comercio exterior como en las inversiones directas y de cartera (Arceo, 2011)[1]. Sin embargo, la internacionalización plantea serios desafíos para las economías en desarrollo, dado que los mayores flujos con el exterior significaron la diversificación de los mecanismos disponibles para la fuga de capitales por parte del capital concentrado.
En general se piensa que la apertura y la consolidación de las cadenas globales de valor constituyen una oportunidad para los países en desarrollo dado que estas les permitirían lograr un salto tecno-productivo (Gereffi G., 2014). Sin embargo, la internacionalización del capital también potenció el traslado de riqueza al exterior y limitó el potencial crecimiento de las economías periféricas, debido al rol central que adquirieron as denominadas guaridas fiscales en este proceso (Shaxon, 2014). Por esta razón, la mayoría de las grandes empresas cuentan con “cáscaras” radicadas en dominios extraterritoriales que conforman estructuras offshore, utilizadas para que el excedente fluya desde y hacia los centros financieros internacionales. La salida de capitales de los países periféricos que se vehiculiza a través de esta ingeniería financiera constituye una problemática acuciante para el desarrollo económico.
En particular, la fuga de capitales en Argentina ha tenido un impacto central en los episodios de restricción externa [2] que experimentó el país durante las últimas décadas. El presente trabajo pretende abordar la relación entre la internacionalización y la fuga de capitales a través de un caso emblemático como es el del grupo nacional Vicentin. Diversos trabajos señalaron la magnitud y los mecanismos utilizados por el gran capital para trasladar recursos que serían valiosos para el pleno desarrollo nacional[3]. Sin embargo, encontramos vacancia en el abordaje de casos particulares que permitan entender las estrategias desarrolladas por las grandes empresas durante el proceso de internacionalización. La escasez de trabajos académicos se explica, en parte, por la dificultad de acceder a información contable de las empresas, incluyendo a las cáscaras en países de baja tributación[4]. Para desarrollar esta investigación se tuvo acceso a los balances de un número relevante de firmas que componen el grupo Vicentin, incluyendo aquellas radicadas en guaridas fiscales. El análisis de estos documentos nos permitió comprender la evolución de la estructura corporativa, así como las transacciones usualmente utilizadas para trasladar capitales al exterior.
El caso Vicentin reviste interés dado que el grupo entró en default de forma repentina a pesar de haberse expandido fuertemente en los años previos en un sector tan dinámico como es el de la producción de oleaginosa y cereales. Sólo por citar un ejemplo, Vicentin fue el cuarto mayor exportador de productos agrícolas y derivados en 2019 y número uno en las ventas al exterior de aceites. Era también una de las pocas grandes empresas exportadoras de capital nacional -con una trayectoria de casi 100 años- e integraba un grupo económico familiar que había experimentado un fuerte proceso de diversificación durante las dos décadas previas. Es por ello que la empresa estuvo en agenda por parte del gobierno nacional, siendo este su mayor acreedor.
El texto se estructura de la siguiente manera. En la primera parte enumeraremos las prácticas habituales de fuga de capitales perfeccionadas por el capital concentrado. En la segunda parte abordaremos la evolución corporativa de Vicentin. En la tercera parte analizaremos las prácticas intra-firma de Vicentin, en especial la compra-venta de empresas, el comercio exterior y las transacciones financieras.
2. Prácticas de fuga de capitales en las grandes empresas
Comprender la estructura corporativa de los grupos económicos resulta sumamente importante para analizar la función que cumple cada una de las empresas que componen el mismo. La tendencia a la internacionalización ha supuesto amplificar las transacciones intra-grupo. En muchos casos, las empresas nacionales y multinacionales debieron reorganizar su estructura corporativa para aprovechar los beneficios asociados a la internacionalización que proveen las guaridas fiscales. Las grandes empresas cuentan con una ingeniería que incluye mecanismos que les permiten la elusión y evasión fiscal, a través de la transferencia de activos al exterior, simulando flujos asociados al desarrollo del negocio.
Al hablar de empresas offshore nos remitimos a personas jurídicas constituidas en espacios extraterritoriales. En términos jurídicos estas empresas se las suele conocer como Special Purpose Entity (SPE) e incluyen a empresas holding, conduit, filiales financieras, sedes regionales, etc. Es decir, son empresas cáscaras que poseen como función mantener participaciones en empresas en espacios (extra)territoriales, otorgar y recibir préstamos, ser intermediarios comerciales, o detentar la función de oficinas de gestión, etc. (OCDE, 2008). Las cáscaras en términos físicos comprenden únicamente un código postal. En la mayoría de los casos, dichas estructuras se encuentran registradas en un edificio de oficina perteneciente a una corporación dedicada a la actividad de servicios empresariales. En este sentido, al interior de las mismas, no se realiza ningún proceso productivo, por ende, no poseen trabajadores ni capital fijo.
Entendemos como guarida fiscal a todo “lugar que procura atraer negocios ofreciendo instalaciones políticamente estables que ayudan a personas o entidades a eludir reglas, leyes y regulaciones en otras jurisdicciones” (Shaxon, 2014: 32-33). Las principales características que poseen dichos espacios extraterritoriales son: bajas tasas impositivas, elevados niveles de secreto bancario, predominio del sector financiero, ausencia de controles de capitales, elevados grados de desregulación en la actividad financiera, ausencia de requisitos para la constitución de una sociedad, etc. (OCDE, 1996).
Siguiendo a Grondona (2014), los principales mecanismos a través de los cuales las firmas pueden minimizar el pago de tributos y desviar utilidades al exterior son:
Triangulaciones, subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones. Las empresas pueden utilizar entidades localizadas en guaridas fiscales como intermediarias en sus operaciones con clientes finales vinculados o no vinculados. La subfacturación de exportaciones, por ejemplo, le permite a un grupo transnacional reducir artificialmente los ingresos de una filial local, evitando al mismo tiempo ingresar divisas a ese país.
Reestructuración de negocios e “intangibles”. Este último concepto es definido por la OECD como algo que no es un activo físico ni un activo financiero; que es capaz de ser adueñado o controlado para ser utilizado en actividades comerciales; y cuyo uso o transferencia sería compensado si hubiera ocurrido entre partes independientes en circunstancias comparables (Grondona, 2014). La fijación del precio de estos activos (las marcas, la identidad corporativa, las patentes, por ejemplo) puede constituir otra forma encubierta de remitir utilidades cuando las dos empresas pertenecen a un mismo grupo económico.
Prestación de servicios de comercialización o logística desde el exterior. Las filiales de multinacionales suelen pagar por servicios prestados por la casa matriz u otra firma controlada, cuyo precio debería determinarse como si las firmas fueran entidades independientes. Sin embargo, la fijación de un precio superior suele utilizarse como forma de reducir las ganancias en las filiales y girar dividendos de forma encubierta.
Endeudamiento con la casa matriz. La simulación de créditos por parte de las filiales locales es un mecanismo que suele utilizarse para transferir utilidades a otras firmas controladas por la misma empresa transnacional, en concepto de pago de intereses. Más allá de la posibilidad que tienen las firmas de simular los préstamos, otro mecanismo radica en la fijación de tasas de interés superiores a las del mercado.
Servicios intragrupo. La maniobra consiste en localizar “una serie de prestaciones de servicio (de difícil verificación y valoración, cuando no lisa y llanamente ficticios) para el resto del grupo en un principal, al que el resto de las filiales del grupo enviarán pagos en retribución por servicios prestados” (Grondona, 2014: 49).
Compra-venta de empresas en forma intra-grupo. Una de las formas de transferir riqueza e ingresos al exterior lo constituye la compra-venta de empresas entre partes relacionadas, operaciones que podrían tener múltiples objetivos. Por un lado, el grupo podría pretender una reestructuración del holding con el fin de realizar el control del mismo desde cáscaras en países de baja tributación. Esto le permitiría transferir riqueza e ingresos justificadas por la relación de propiedad (léase giros de dividendos, honorarios, etc.). Además, el controlante desde tales dominios escaparía a cualquier legislación y control de los espacios territoriales que no le sería provechosa. Por otro lado, la compra-venta de empresas genera ganancias patrimoniales para ciertas ramas del holding las cuales pueden ser fácilmente trasladadas al exterior.
3. Vicentin: evolución corporativa e internacionalización. Los orígenes del grupo y su expansión
El grupo Vicentin inició sus actividades en 1929 con una acopiadora de algodón creada en Avellaneda, Santa Fe. En las décadas siguientes pueden identificarse tres etapas en el desarrollo de la estructura del grupo: 1. Concentración con eje en la producción y exportación de aceites, 2. Diversificación acotada a sectores vinculados a la alimentación, bebidas y logística portuaria e internacionalización en torno a Vicentin SAIC y 3. Desdoblamiento e internacionalización de la estructura corporativa.
En la década de 1940 se produce en Argentina un fuerte crecimiento industrial asociado a la política de industrialización de importaciones y a las oportunidades que originó la segunda guerra mundial. En este marco la empresa Vicentin –que hasta ese momento se encontraba integrada verticalmente en torno al procesamiento y acopio del algodón- instaló en 1943 una planta de aceites vegetales y otros subproductos del lino, algodón y maní (Lanciotti y Tumini, 2013: 12). El grupo consolidó su presencia en el sector aceitero y en 1966 incorporó el proceso de extracción por solventes en su planta de Avellaneda, lo que implicó un salto en los niveles de producción.
En 1979 el gobierno de facto realizó una modificación de la Ley de Granos que autorizó a las firmas exportadoras a construir puertos privados, lo cual generó una ola de inversiones de las empresas radicadas en la zona (Pellegrini et. al, 2013). En 1979 Vicentin puso en funcionamiento en San Lorenzo su segunda planta de molienda de soja y girasol y en 1985 inauguró en esa misma localidad su terminal de embarque, convirtiéndose en su principal vía de exportación. A través de esta fuerte expansión Vicentin llegó a transformarse en la década de 1980 en una de las empresas con mayor capacidad productiva: en 1984 sus dos plantas representaban el 15% de la capacidad productiva de las 10 firmas más grandes del país (Gutman y Feldman, 1989). También se convirtió en uno de los principales exportadores de aceite de soja del país: en 1990 ocupaba el cuarto puesto con el 7% de las ventas al exterior (Pierri, 2009: 149). En paralelo, la firma Algodonera Avellaneda concentró la cadena productiva en torno a ese producto y realizó inversiones en nuevas plantas desmotadoras.
En la década del `90 se produjo un aumento en la concentración empresarial en el procesamiento de soja y Vicentin logró consolidarse en el nuevo escenario aumentando su participación en las exportaciones totales: para el año 2000 continuaba siendo el cuarto exportador con el 12% del mercado. Durante aquellos años el grupo también inició una importante diversificación, que se intensificaría notablemente durante la década siguiente. Los principales desembarcos se dieron en el sector frigorífico (adquisición de Friar en 2004), biocombustibles (Renova, 2006), vitivinícola (Enav, 1997; Sottano, 2016; Viñas Argentinas, 2017), alimentario (Emulgrain, 2000; Alimentos Refrigerados, 2016) y servicios portuarios (Río del Norte, SD; Terminal Puerto de Rosario, 2010).
Cabe destacar que la mayor parte de esta diversificación se produjo durante la postconvertibilidad y que hasta el año 2014 Vicentin SAIC tuvo un rol central en la estructura corporativa del grupo, concentrando buena parte de las participaciones que se iban adquiriendo. Progresivamente la firma perdió centralidad en lo productivo para adquirir en paralelo rasgos de holding. Aunque seguía teniendo un rol relevante en la producción de aceites, incluso en esta actividad fue superada en importancia por Oleaginosa San Lorenzo, una controlada creada en 2005 para administrar su nueva planta en esa localidad [5] .
Durante la postconvertibilidad el grupo inició también un proceso acotado de internacionalización, que afectó más la arquitectura comercial y financiera de la organización que a su eje productivo. En 2004 se creó Vicentin SAIC Sucursal Uruguay, una entidad que, como veremos a continuación, adquirió una gran importancia estratégica en la triangulación de exportaciones y de flujos financieros en los años siguientes (véase Tabla 1). Un año más tarde se produjo otro hito con la aparición de Vicentin Paraguay, según el grupo con el objetivo de “comprar soja, transportarla por la hidrovía e industrializarla en Argentina” (Comunicado accionistas de Vicentin, 2020: 2), amparándose en el régimen de admisión temporaria para el perfeccionamiento industrial. Desde su creación la empresa abasteció de materia prima a las firmas argentinas del grupo, habilitando la posibilidad de manipular los precios de transferencia. Cabe destacar que incluso cuando nuestro país prohibió en 2009 la importación de soja, el grueso de las exportaciones de Vicentin Paraguay siguió teniendo como compradoras a otras empresas del grupo, principalmente Vicentin SAIC Sucursal Uruguay. Casi en paralelo el grupo creó Vicentin Europa para comercializar los productos –principalmente harina de soja- en ese continente. Vicentin integró en su estructura tanto el eslabón de la provisión de materias primas como el de la comercialización de su producción industrial a través de la incorporación de empresas extranjeras.
4. Prácticas intra-firma en el grupo Vicentin
4.1. Compra-venta de empresas en forma intra-firma: desdoblamiento del holding
A partir de 2013 se inició una transformación de su estructura corporativa con la creación de una serie de empresas en Uruguay que durante los siguientes años absorbieron una parte de los activos más importantes del grupo, en contraposición, Vicentin SAIC perdió gravitación dado que comenzó a desprenderse de firmas mientras una serie de cáscaras en Uruguay, pertenecientes al grupo, adquirieron estas (véase Tabla II).
La pieza clave de este “desdoblamiento” fue Vicentin Family Group (VFG), con sede en Montevideo, que se transformó en el holding a través del cual se consolidaron las participaciones que se iban transfiriendo desde Vicentin SAIC. El primer paso de este vaciamiento de Vicentin SAIC se produjo en 2013 cuando Industria Agroalimentaria Latam (Uruguay) le compró a Algodonera Avellaneda el 97% de Sir Cotton. Un año más tarde VFG ya era propietario del 100% de las acciones tanto de Industrias Agroalimentarias Latam (Latam) como de VFG Inversiones y Actividades Especiales (VFG I y AE), las dos firmas holding que incorporarían la mayor parte de los activos del grupo durante los siguientes años. La cuarta pieza clave en la arquitectura de esta rama del grupo es Nacadie Comercial, que pertenece al grupo pero que formalmente no está controlada por VFG [6] .
Las cuatro empresas holding mencionadas han tenido un rol central en diversos sentidos. Por un lado, y como ya se mencionó, han servido para transferir activos, ingresos y capitales que antes estaban en manos de Vicentin SAIC e incorporar otros durante el proceso de diversificación, generando una verdadera “estructura paralela” con sede formal en Uruguay. En segundo lugar, fueron piezas centrales en la arquitectura financiera de Vicentin, otorgando y solicitando importantes créditos a otras firmas del grupo, como se analizará más adelante en este trabajo. En tercer lugar, funcionaron como intermediarios comerciales en las exportaciones del grupo.
En lo referido al primer punto, cabe señalar una serie de operaciones que tendieron a fortalecer el rol de la rama encabezada por Vicentin Family Group. Entre 2014 y 2015 VFG I y AE le compró a Vicentin SAIC el 97% de una de sus principales firmas: Algodonera Avellaneda, que a su vez era la controlante de Gin Cotton, Sir Cotton y Sudeste Textiles. En 2016 el grupo realizó a través de Algodonera Avellaneda una de sus principales apuestas para profundizar la diversificación: la compra de Alimentos Refrigerados (productora de las líneas de yogures y postres de Sancor) [7] . En agosto de 2014 VFG I y AE le compró a Vicentin SAIC el 50% de las acciones de Friar. Como el otro 49% ya se encontraba en poder de Nacadie Comercial (otra firma del grupo radicada en Uruguay), Vicentin SAIC sólo conservó el 0,4% de las acciones. También en 2014 Latam compró el 97% de la firma Buyanor y participaciones en Terminal Puerto Rosario.
Cabe destacar que las operaciones de compra-venta de empresas entre el mismo grupo se caracterizaron por la opacidad de la información consignada en los balances[8]. Sólo en algunos casos se informó el monto involucrado y que fueron realizadas a precios muy superiores a los valores en libros. Las actas del Directorio muestran que Vicentin SAIC compró y vendió participaciones de empresas con pocos días de diferencia. Por ejemplo, compró el 100% de Playa Puerto el 24 de octubre de 2017 y en el transcurso de tres días vendió el 89,5% a dos empresas distintas, una de ellas controlada por Vicentin Family Group.
Durante el año 2017 las adquisiciones de las firmas holding uruguayas se potenciaron notablemente. El grupo incorporó a través de VFG I y AE e Industria Agroalimentaria Latam el 100% de Patagonia Bio Energía, una productora de biocombustibles, que anteriormente era su proveedora [9] . Pero el mayor crecimiento lo experimentó VFG I y AE que además le compró a Vicentin SAIC el 50% de Enav, a Industria Agroalimentaria Latam el 90% de Alimentos Refrigerados y a la familia Sottano el 95% de la empresa homónima y a Sir Cotton el 5% de Sudetes Textiles [10] .
En 2018 el grupo continuó con su proceso de diversificación creando Vicentin Desarrollos, que pasó a estar bajo el control compartido de Oleaginosa San Lorenzo (Vicentin SAIC) y Sir Cotton (Vicentin Family Group) [11] .
*Vicentin SAIC comprá el otro 5%
Elaboración propia en base a balances de Vicentin SAIC, Algodonera Avellaneda, VFG Inversiones y Actividades Especiales e Industria Agroalimentaria Latam.
Como resultado de esta etapa, el grupo desarrolló una estructura dual con dos empresas holding principales: Vicentin SAIC (Argentina) y Vicentín Family Group (Uruguay) (véase Gráficos 1 y 2). La primera quedó con participaciones muy relevantes en las empresas oleaginosas y comercializadoras (Oleaginosa San Lorenzo, Vicentin Paraguay, Vicentin Brasil, entre otras), de biocombustibles (Renova y Biogas Avellaneda) y comercializadoras (Tastil y Vicentin europa). Vicentin Family Group por su parte, quedó con el control de dos empresas en Uruguay (VFG Inversiones y Actividades Especiales e Industria Agroalimentaria Latam), a través de las cuales administra, además de las algodoneras, buena parte de las firmas adquiridas durante el proceso de diversificación (Friar, Alimentos Refrigerados, ENAV y Sottano).
A finales de 2019, la empresa Vicentin SAIC entró en default[12] y su crecimiento se detuvo. Las abultadas deudas obligaron a la compañía a realizar un ajuste en sus activos para solventar la insostenible situación financiera, aunque sin encontrar éxito alguno dado que para febrero de 2020 entró en concurso preventivo de acreedores. Por ello, vendió participaciones accionarias muy relevantes en sus principales firmas de biocombustibles. En enero de 2019 el grupo se desprendió del 66% de Patagonia Bio Energía a Molinos Agro (grupo Pérez Companc) y a Oleaginosa Moreno Hnos (Glencore)[13]. En diciembre de ese mismo año, cuando los problemas financieros del grupo habían salido a la luz, Vicentin SAIC (Sucursal Uruguay), vendió el 16,67% de las acciones de Renova a Glencore por U$S 122,7 millones y la empresa alimenticia Tastil radicada en Uruguay.
Por otro lado, cabe destacar que este desdoblamiento en la estructura le significó una ventaja a los accionistas de la familia Vicentin frente al proceso concursal iniciado a comienzos de 2020. Las empresas pertenecientes al holding en Uruguay escaparon por completo al Concurso de acreedores según decisión del Juez en base a una supuesta independencia entre las estructuras mencionadas (Resolución del Juzgado 1era Instancia Civil y Comercial, 28 de octubre de 2020). Sin embargo, tanto la Inspección General de Justicia de la provincia de Santa fe como la Sindicatura General de la Nación determinaron lo contrario (Sindicatura General de la Nación, 2020 y Nota en La red del Campo, 20 de julio de 2020)[14].
A partir de esta resolución del Juez del concurso, por la cual entendía que Vicentin SAIC y Vicentin Family Group constituyen sociedades distintas, el grupo logró desprenderse de activos controlados por el holding en Uruguay. Como consecuencia, la familia Vicentin decidió vender Friar en el año 2020 dado que esta empresa se encontraba por fuera de la órbita de control de Vicentin SAIC. De esta forma, el desdoblamiento a través de países de baja tributación le permitió obtener ventajas económicas y jurídicas, incluso en una situación tan vulnerable para el mismo, como lo fue el concurso de acreedores.
Elaboración propia en base a balances de Vicentin SAIC, Algodonera Avellaneda, Friar, Renova e informes de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
4.2. Comercio intra-firma
La empresa Vicentin SAIC comprende la principal compañía exportadora del grupo, la cual se encuentra especializada en la agro-industria. La firma tuvo un crecimiento significativo en las últimas décadas tras la mayor demanda asiática de materias primas (véase Gráfico 3). La misma pasó de exportar US$ 565 millones en el año 2004 a US$ 3.709 millones en 2019.[15] En el mismo año que la compañía entró en default, esta alcanzó el mayor nivel de exportaciones de toda su historia[16].
Como se explicó en la anterior sección que analiza las transformaciones en la estructura corporativa, el grupo llevó adelante un proceso de internacionalización a partir de 2004 a través de la creación de tres tipos de empresas: empresas holding controlantes de las exportadoras con sede en Uruguay, empresas controladas en países productores de granos (Paraguay y Brasil), y sucursales de empresas importantes del mismo (la principal, Vicentin SAIC Sucursal Uruguay). Estas modificaciones habilitaron ciertos mecanismos utilizados por las grandes empresas transnacionales para manipular los precios de transferencia con el objetivo de reducir el pago de impuestos y fugar capitales. El objetivo de este apartado es identificar los principales flujos de comercio intra-grupo.
A partir de la información de los balances se pudo realizar una caracterización de estos flujos. En primer lugar, cabe destacar que la Sucursal de Vicentin SAIC en Uruguay centralizó la facturación de las exportaciones de todo el grupo y funcionó como intermediario. La firma comprende una cáscara en zona franca. Empresas como Vicentin SAIC, Friar S.A.[17], Renova S.A., Algodonera Avellaneda S.A., Oleaginosa San Lorenzo S.A. y Buyanor S.A. exportan por medio de la Sucursal uruguaya. A su vez, como veremos, la misma concentró préstamos intra-firma y captó fondos de bancos internacionales. El hecho de ser un intermediario nos permitiría pensar que la misma funciona como un conduit de flujos financieros y comerciales sin sustancia económica.
Además, Vicentin SAIC (Sucursal Uruguay) participó como intermediario en las exportaciones de Vicentin Paraguay pero también en la exportación de biodiesel de la empresa Renova, junto a VFG Inversiones y Actividades Especiales, tal como señala un informe del Departamento de Comercio del gobierno de los Estados Unidos[18]. Los balances de Renova también muestran un flujo comercial muy intenso con las empresas pertenecientes a sus socios en los emprendimientos, en especial con Glencore Grain B.V (Países Bajos) y Molinos Overseas (Uruguay). En la misma línea, el balance de Friar mostró un intenso flujo comercial intra-grupo con Vicentin SAIC Sucursal Uruguay y Nacadie Comercial, intermediarias en las exportaciones del frigorífico.
En segundo lugar, existe otra capa de intermediarios constituidos por cáscara de empresas multinacionales radicadas en países de baja tributación que operaron como compradoras de la Sucursal en Uruguay. Entre estas encontramos firmas tales como Glencore Grain BV (Países Bajos), Cofco Resources S.A. (Suiza), Bunge Agritrade S.A. (Uruguay), entre otras[19].
En tercer lugar, Vicentin Europa (España) comprende otra cáscara que funciona como intermediario de una pequeña parte de las exportaciones de Vicentin SAIC. Se trata de la comercialización de productos y subproductos de la soja para consumo doméstico en el mercado español[20]. En el mismo sentido, Tastil S.A. se dedica a la comercialización de bienes en el mercado uruguayo[21], entre los que se encuentran los subproductos agrícolas (cereales, oleaginosas y algodón) para raciones balanceadas de consumo animal, y la distribución de vinos y miel. Es así que esta última adquirió productos del grupo en compañías tales como Sottano, Algodonera Avellaneda y Vicentin SAIC.
En cuarto lugar, Vicentin Paraguay adquirió una mayor importancia en los últimos años dado que exportó porotos de soja hacia la Argentina para su industrialización. A su vez, debe destacarse que esta firma se constituyó como una cáscara dedicada a la comercialización. En períodos en los cuales se restringieron las importaciones de soja a la Argentina, la comercialización desde Paraguay mantuvo como destino a distintos países que tuvieron como intermediarios a cáscaras en Uruguay. Según datos de comercio exterior, en momentos de restricción de las importaciones hacia la Argentina, la Sucursal en Uruguay explicó entre un 70-78% de la facturación de las exportaciones de Vicentin Paraguay. Así también, esta última comerció directamente con traders de empresas multinacionales entre los que se pueden encontrar a Concordia Agritrading (del conglomerado Nidera) y Noble Resources (Suiza).
Por último, en Gaggero & García Zanotti (2020a, 2021) se desarrolló una metodología que permite medir la magnitud la fuga de capitales por desvíos de los precios de transferencia en el comercio intra-firma[22] de las empresas más grandes del sector. Con la misma metodología, en esta oportunidad se realizó dicho cálculo para las empresas que integran al grupo Vicentin, entre las que se incluyen a: Vicentin SAIC, Renova S.A., Friar S.A., Algodonera Avellaneda S.A. y Vicentin Paraguay S.A. Dicho cálculo abarcó unas 175.435 transacciones de comercio exterior durante el período 2004-2019 en unos 28 productos diferentes durante el período 2004-2019.
Para el cálculo de los precios de transferencia se aplicó tanto el “sexto método” [23] como el método filter price [24]. En lo que respecta a la primera metodología mencionada, los precios unitarios de los bienes exportados provistos por la base de datos de Penta Transaction fueron comparados con los precios FOB oficiales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP)[25]. En este caso se tomaron los desvíos que significaron una subfacturación de la exportación de los productos analizados[26]. Por otro lado, se aplicó alternativamente el segundo método mencionado para aquellos bienes que no detenten un mercado transparente y de cotizaciones diarias[27]. Para estos casos se estudiaron todas las exportaciones argentinas del producto en cuestión y se consideró como subfacturación a aquellas transacciones realizadas dentro del primer cuartil en lo que respecta a la dispersión diaria de los precios pactadas entre las partes.
Como resultado en la aplicación de la metodología, la sumatoria de fuga de capitales por desvío en los precios de transferencia por comercio intra-firma del grupo Vicentin totalizó unos U$S 1.211 millones en el período 2004-2019, con picos por subfacturación en los años 2007-2008, momento en que la industria en general tuvo esta conducta (véase gráfico N°4). Además, se observa otro en el año 2016 explicado por la evolución de los precios de la harina de soja. Este monto representa alrededor de un 3% de las exportaciones del grupo Vicentin[28].
Elaboración propia, Softrade y Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la República Argentina.
Los saltos en el monto acumulado por desvíos en los precios de transferencia se produjeron en los años en que los precios internacionales se incrementaron con fuerza. En el caso de la harina de soja –uno de los bienes con mayores volúmenes de exportaciones por parte del grupo-, se observa una gran variabilidad en el precio –medio- pactado con las partes relacionadas respecto a la evolución del precio de mercado, situación que expresa la correspondiente subfacturación de exportaciones (véase Gráfico 5). Por lo tanto, los mayores niveles de fuga de capitales por desvíos en los precios de transferencia se debieron a una estrategia de la empresa en retrasar el ajuste de los precios pactados con el intermediario al precio de mercado. Por lo tanto, este fenómeno descarta de plano el hecho que los mencionados saltos se produzcan por una razón de volúmenes vendidos, en cambio, estos se ocasionaron por una diferencia de precios.
4.3. Actividades de financiamiento de las cáscaras y préstamos intra-firma
Al visualizar los balances contables de las cáscaras del grupo Vicentin se observan ciertas características propias de las mismas: 1) Ausencia de capital fijo en sus activos; 2) predominancia de activos líquidos con carácter comercial-financiero (cuentas por cobrar, préstamos otorgados, etc.); 3) predominancia de pasivos financieros con fondos de inversión y bancos internacionales.
4.3.1. Vicentin Sucursal Uruguay
Respecto a los activos, se destaca la Sucursal[29] en Uruguay, la cual posee cuentas bancarias en distintos bancos internacionales (Rabobank New York, Fortis Bank, JP Morgan Chase, Heritage Uruguay, Banque Cantonale, ABN Amro Bank)[30]. Esto nos demuestra que la Sucursal movilizó fondos desde y hacia diversas partes del globo y particularmente en bancos radicados en guaridas fiscales. Además, la Sucursal se financió con estos mismos bancos, así como también, con fondos de inversión (Rabobank, Amerra, BRAF Development One, Assured Risk Transfer LLC)[31]. Cabe destacar que muchos de los fondos de inversión se encuentran radicados en guaridas fiscales por lo que las afluencias de esos fondos no poseen control alguno sobre la procedencia de los mismos.
Por otro lado, dentro del patrimonio neto de la Sucursal figuran resultados no asignados[32]. Esto significa que la cáscara acumuló ganancias de ejercicios anteriores. Por lo tanto, en muchos casos las cáscaras son utilizadas como una verdadera caja fuerte con posibilidad de retener fondos en espacios extraterritoriales sin poseer un destino específico. Desde ya, estas ganancias acumuladas provienen de la actividad de intermediación y los desvíos por precio de transferencia.
En segundo lugar, las cuentas vinculadas con actividades comerciales reflejaron el conjunto de transacciones con partes relacionadas. Dentro de las mismas se encuentran deudas comerciales acumuladas por Vicentin SAIC con la Sucursal por actuar como intermediario. En adición, se encontraron un conjunto de transacciones con partes, entre las que se destacan transacciones con el holding radicado en Uruguay: Industria Agroalimentaria Latam, V F G Inversiones y Actividades Especiales S.A., Vicentin Family Group S.A., Algodonera Avellaneda, Friar, Sir Cotton, etc. A su vez, la Sucursal mostró transacciones con Vicentin Europa S.L., dando a entender que la facturación de la mercadería es realizada por la uruguaya antes de partir con rumbo al mercado europeo. Lo propio ocurrió con Vicentin Paraguay.
En tercer lugar, la sucursal realizó préstamos financieros a partes relacionadas más propiamente a cáscaras radicadas en Uruguay[33]. Cabe destacar que las otras cáscaras uruguayas se endeudaron con los mismos fondos de inversión mencionados, por lo que Vicentin SAIC a través de su Sucursal buscó re-financiar estos préstamos. De esta forma, se torna sumamente valioso encontrar la trazabilidad de los fondos. Parte del financiamiento de la Sucursal tuvo como destino a empresas que necesitaron flujos líquidos. En este sentido se torna útil comprender cómo el capital fluye desde las empresas superavitarias hacia las empresas deficitarias. En general dentro de estas últimas se incluyen las demás cáscaras en Uruguay. De esta forma, dado que los fondos fluyen a través de empresas apostada en países de baja tributación, los capitales prestados retornan a estos destinos en el momento de la amortización de los mismos.
En cuarto lugar, al observar los resultados de la Sucursal nos damos cuenta que la misma cuenta con ventas multimillonarias al nivel de Vicentin SAIC. Esto se debe a que la cáscara uruguaya sirve de intermediario y se dedica a comprar la mercadería de Vicentin SAIC para venderla inmediatamente a otros destinos. Además, percibe ingresos financieros considerables para ser una cáscara[34].
En relación con el punto anterior, no resultan menores los gastos que posee la Sucursal, entre los cuales se encuentran: comisiones pagadas, intereses bancarios, pagos por demoras y acuerdos, seguros, servicios, etc. [35] Como se mencionó anteriormente, estos podrían constituir un elemento de fuga de capitales dado que una cáscara sin sustancia económica se encuentra realizando pagos simulando una actividad real.
4.3.2. Cáscaras del Holding en Uruguay
En esta sección analizaremos los préstamos recibidos y otorgados por parte de las sociedades uruguayas integradas por Nacadie Comercial S.A., Vicentín Family Group, VFG Inversiones y Actividades Especiales S.A., e Industria Agroalimentaria Latam S.A. (en adelante holding en Uruguay) a partir de sus balances contables en los años 2016 y 2017. Como podemos ver en la Tabla III, el holding en Uruguay se financió con fondos provenientes de fondos de inversión (entre otras fuentes), principalmente con el holandés Baf Latam, el cual luego en el año 2020 cobró su deuda con participaciones en Friar. Los préstamos de este fondo de inversión fueron crecientes con el correr del tiempo (US$ 118 millones en 2016 y US$ 181 millones en 2017). Además, Nacadie Comercial S.A., co-propietaria de Friar, recibió préstamos de IIG Capital LLC 2 (US$ 21 millones, en el año 2016). Esta última constituye un fondo de financiamiento de EEUU, el cual adquirió el derecho a una opción de compra de Friar a partir de dicho financiamiento por el 44,79% del capital social. Por otro lado, el único préstamo realizado hacia una institución financiera por parte del holding en Uruguay fue de Nacadie hacia Swaas International Corporation (US$ 8,5 millones) controlante de aquella y radicada en Panamá.
Por otra parte, las cáscaras holding en Uruguay se financiaron entre sí. Cabe destacar que dicho financiamiento de corto plazo debió ser utilizado en la adquisición de activos líquidos que le permitieran garantizar la cancelación de pasivos prontos a vencer. En este caso, por ejemplo, Nacadie recibió prestamos provenientes de Vicentín Family Group (US$ 33,5 millones en el año 2016) y de Industria Agroalimentaria Latam (US$ 20,3 millones en el año 2017). Por otra parte, VFG Inversiones y Actividades Especiales S.A. recibió préstamos de Industrias agroalimentaria Latam (US$ 27,8 millones en el año 2016).
En tercer lugar, las cáscaras del holding en Uruguay recibieron financiamiento tanto de la Sucursal como de la propia Vicentin SAIC. Es por ello que las empresas superavitarias del grupo Vicentin (en este caso, Vicentin SAIC) financiaron al holding uruguayo. Por ejemplo, la Sucursal otorgó préstamos a Nacadie (US$ 8,4 millones en el año 2016) y a VFG (US$ 33,5 millones en igual año). Además, Vicentin SAIC otorgó préstamos a Industria Agroalimentaria Latam (US$ 8,6 millones en el año 2016) y a VFG I y A E (US$ 12,9 millones en el año 2017). Sin embargo, los préstamos del Holding en Uruguay a Vicentin SAIC y a su Sucursal no correspondieron con los montos antes mencionados. Cabe destacar principalmente préstamos de Industria Agroalimentaria latam a la Sucursal (US$ 7,2 millones en el año 2016).
Por último, el holding en Uruguay otorgó parte de su financiamiento a las empresas productivas que le pertenecen en Argentina (Algodonera Avellaneda y Friar). Además, se destacan préstamos hacia Algodonera Avellaneda (US$ 24,4 millones) y a Enav (US$ 12 millones en el año 2017).
5. Reflexiones finales
La internacionalización de las grandes empresas supone mayores oportunidades para países emergentes en lo que respecta a los flujos de capitales, aunque también significa un gran desafío, principalmente debido a los múltiples mecanismos para fugar capitales hacia filiales emplazadas en guaridas fiscales. El caso de Vicentin comprende una rica experiencia dado que el grupo fue durante años sinónimo de expansión y crecimiento corporativo para la región, hasta que en 2019 experimentó una fuerte crisis que derivó en su concurso preventivo de acreedores. El presente trabajo logró contar con los balances contables de la mayoría de las empresas relevantes del grupo, incluyendo a las cáscaras, y buscó comprender la evolución corporativa, la función y las operaciones habituales de cada una de las partes que constituyen salidas de capitales. Vicentin comenzó el nuevo milenio con un plan de diversificación y expansión en sectores relacionados a la alimentación, las bebidas y la logística portuaria. Al mismo tiempo, realizó su internacionalización a través de la creación de cáscaras que permitieran fungir como intermediarios en las operaciones de comercio exterior. En años posteriores, el grupo se desdobló y creó un holding paralelo en países de baja tributación que le permitió trasladar recursos y capitales al exterior, además de múltiples beneficios económicos y jurídicos tras el inicio del concurso de acreedores.
Por otro lado, las cáscaras creadas permitieron centralizar una serie de transacciones intra-firma comerciales y financieras. Dentro de las primeras, la sucursal en Uruguay tuvo un papel fundamental como intermediario comercial entre Vicentin SAIC y los grandes traders internacionales, acumulando los desvíos por precio de transferencia en el comercio exterior. Además, realizó diversas operaciones con partes relacionadas que le otorgaron ingresos financieros y simuló transacciones como si se tratara de una empresa con sustancia económica. Las cáscaras en Uruguay no sólo tuvieron como función constituirse como holding, sino que también realizaron múltiples préstamos intra-firma, nutriéndose de financiamientos provenientes de fondos de inversión internacionales, así como de la propia Vicentin SAIC y su sucursal.
En definitiva, la internacionalización del grupo Vicentin estuvo asociada al traslado de ingresos y riqueza al exterior, aprovechando las ventajas económicas, jurídicas y societarias que le fueron facilidades por la estructura montada en guaridas fiscales.