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Revista de historia americana y argentina

versão On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.48 no.2 Mendoza dez. 2013

 

ARTÍCULOS DE HISTORIA ARGENTINA

Dossier
La Corporación para la Promoción del Intercambio y las exportaciones no tradicionales, 1941-1946

 

Marina Kabat
IDICHS-FHACE-UNLP-CONICET.
marinakabat@yahoo.com.ar

Recibido: 19-VIII-2013
Aceptado: 30-X-2013


Resumen

Pese a la derrota parlamentaria del Plan de Reactivación Nacional, Federico Pinedo logró a inicios de la década del '40 desarrollar muchas de sus iniciativas. Esto fue posible por la firma de una serie de decretos por parte del Poder Ejecutivo Nacional -entre ellos el que da origen a la Corporación Para la Promoción del Intercambio- como por la fijación de una normativa específica en cuanto al régimen cambiario, tarea a cargo del Banco Central de la República Argentina. De esta manera, cobró forma una suerte de régimen de promoción de exportaciones no tradicionales que prácticamente no ha sido estudiado. En este paper examinamos el accionar de la Corporación para la Promoción del Intercambio, a través de una amplia serie de documentos de la entidad. Complementamos esto con un análisis en profundidad de su actividad relacionada con las industrias del cuero y su impacto en las exportaciones de este sector.

Palabras claves: Exportaciones industriales; Comercio exterior; Plan de Reactivación Nacional; Corporación para la Promoción del Intercambio; Pinedo.

Abstract

Despite the parliamentary defeat of the National Recovery Plan, at the early '40s Federico Pinedo achieved to develop many of his initiatives. This was made possible by a series of decrees signed by the national government, including one that gives rise to the Corporation for the Promotion of Trade- Corporación para la Promoción del Intercambio -CPI- and by the rules regarding the exchange rate regime set by the Central Bank of Argentina. Thus took shape a non traditional exports promotion scheme which has hardly been studied. In this paper we examine the actions taken by the CPI, through a wide range of documents of the entity. We complement this with a thorough analysis of its activity related to the leather industries and its impact on exports of this sector.

Key words: Industrial Exports; Foreign Trade; National Recovery Plan; Corporation for the Promotion of Trade; Pinedo.


Introducción

En este artículo analizamos las políticas públicas que favorecieron el desarrollo de exportaciones manufactureras no tradicionales durante la década del cuarenta. Estas medidas se implementan en la primera mitad de esa década a pesar de la derrota parlamentaria del Plan de Reactivación Nacional conocido como Plan Pinedo. Esto fue posible por la firma de una serie de decretos por parte del Poder Ejecutivo Nacional -entre ellos el decreto 78466 que da origen a la Corporación Para la Promoción del Intercambio- como por la fijación de una normativa específica en cuanto al régimen cambiario, tarea a cargo del Banco Central de la República Argentina. De esta manera cobró forma una suerte de régimen de promoción de exportaciones no tradicionales.
En primer término analizamos los debates historiográficos sobre el Plan Pinedo y la Corporación para la Promoción del Intercambio, para luego analizar la actividad de esta entidad. Es significativo que la misma publicó un amplio número de documentos, que incluyen Memorias y distintos tipos de informes de los cuales no tenemos registro que hayan sido consultados previamente por otros historiadores. El análisis de este conjunto documental conservado en las bibliotecas del Banco Central de la República Argentina constituye un aporte de nuestro trabajo al conocimiento de las políticas económicas de inicios de la década del '40. Finalmente examinamos el accionar de la Corporación para la Promoción del Intercambio en relación a las industrias del cuero, una de las principales ramas industriales que logra exportar a Estados Unidos. Las fuentes corporativas de este sector nos suministraron valiosa información complementaria sobre el desempeño de la Corporación para la Promoción del Intercambio y nos permitieron conocer con más detalle las potencialidades, pero también los límites que enfrentaba la promoción de exportaciones manufactureras.

Debates historiográficos en torno al Plan Pinedo y a la Corporación para la Promoción del Intercambio

El Plan de Reactivación Nacional incluía medidas como la compra estatal de las cosechas que no podían colocarse en el exterior, el financiamiento de la industria y de la vivienda popular (lo que implicaba por la vía del estímulo a la construcción un impulso indirecto al empleo y a la demanda interna), un control selectivo de las importaciones, la generalización de las leyes de draw back y una reorientación del comercio exterior hacia Estados Unidos, por un lado y hacia los países latinoamericanos, en especial, Brasil, por otro. El plan fue aprobado en el senado a finales de 1940, pero no consiguió ser tratado en la Cámara de
Diputados donde el oficialismo se encontraba en minoría. La Unión Cívica Radical y el Partido Conservador se opusieron al tratamiento del mismo. Esto originó la renuncia de Federico Pinedo en enero de 1941. Sin embargo, muchas de las medidas propuestas en este plan fueron efectivamente implementadas a partir de la sanción de un conjunto de decretos que dieron cuerpo a una temprana política de promoción de exportaciones no tradicionales y que trataron de impulsar una ampliación del comercio con Estados Unidos y con los países limítrofes. Paradójicamente, a nivel historiográfico, estas medidas, concertadas y efectivamente implementadas, recibieron menos atención que la discusión parlamentaria y el posterior rechazo del Plan de Reactivación Nacional.
Incluso Juan José LLach, quien analiza las exportaciones industriales efectuadas al amparo de esta normativa, subestima su importancia. Llach concibe al Plan Pinedo como una alternativa de desarrollo industrial no mercado internista. Al acentuar el problema de la derrota en el terreno legislativo del plan, que a su juicio implicaría una victoria de la política sobre la economía, Llach elude revisar los factores de índole económica que obstaculizaron el desarrollo de la estrategia que él defiende.
Como señala Llach, el Plan Pinedo responde a necesidades coyunturales al mismo tiempo que representa un proyecto a más largo plazo. El Programa de Reactivación de la Economía Nacional de 1940 procura conciliar la industrialización con la economía abierta, fomentar las relaciones de la Argentina con Estados Unidos y con los países limítrofes y crear un mercado de capitales. El plan incluye medidas a corto plazo pensadas como una respuesta a las condiciones económicas impuestas por la Segunda Guerra Mundial, pero, al mismo tiempo, introduce cambios de largo plazo. De esta manera, busca hallar una solución de fondo al problema de las exportaciones industriales, del comercio compartimentado entre el área de la libra inconvertible y el área del dólar, así como al continuo déficit que arrojaban las transacciones comerciales con esta última área. En este aspecto el plan refleja la creciente influencia norteamericana que había asumido la forma de préstamos de gobierno, desarrollo del transporte automotor, empresas frigoríficas, petróleo y nuevas industrias norteamericanas y busca dar una respuesta a la escasa complementariedad de ambas economías. Simultáneamente, se impulsa también el intercambio con países vecinos.
Pinedo quería promover una industria exportadora basada en materias primas nacionales, mediante incentivos cambiarios a las exportaciones industriales. En forma complementaria, se generaliza el régimen de draw back, es decir el reintegro de los aforos pagados por importación de productos que se emplean en la fabricación de bienes que luego se exportan. El acercamiento a los Estados Unidos era más que una
respuesta coyuntural a la falta de divisas; se trataba de una reorientación hacia la nueva potencia hegemónica. Este realineamiento de fondo era el más combatido. Dentro de las medidas de fomento a las exportaciones industriales, se proponía la creación de organizaciones a las que se les permitiría vender en el mercado libre las divisas provenientes de las exportaciones industriales. Se esperaba que ese cambio fuera empleado por los importadores sujetos a racionamiento, es decir, aquellos que no importaban de Inglaterra. De este modo, a la vez que se promovían las exportaciones industriales a Estado Unidos y países vecinos, se facilitaba el aumento de las importaciones de origen norteamericano.
En mayo de 1941 es autorizada la única organización de este tipo, la Corporación para la Promoción del Intercambio, en adelante CPI, fundada en el Decreto 78466 del 29 de noviembre de 1940. El directorio estaba integrado, por un lado, por los principales ejecutivos de las empresas norteamericanas radicadas en la Argentina, que actuaban como compradores de divisas. Por otra parte, también estaban representados los grandes consorcios multinacionales, Tornquinst, Bemberg, Bunge y Born, Leng Roberts, etc. Llach considera que esta composición del Directorio de la CPI no significa una concesión del plan Pinedo a los industriales, que serían integrados como socios menores de los terratenientes, sino que, por el contrario, mostraba el peso creciente de la hegemonía imperialista que intentaba dar el gran paso, sustrayendo a los consorcios agrarios parte del comercio de exportación1.
Las transacciones de la CPI se computaban al tipo de cambio oficial y los beneficios obtenidos sólo podían emplearse para acciones de promoción del intercambio. Llach considera que la Corporación para la Promoción del Intercambio -junto a las medidas cambiarias favorables a las exportaciones manufactureras- se corresponde con el núcleo del plan Pinedo. No obstante, no deriva de esto la misma conclusión que nosotros, - que más allá de su suerte en el terreno legislativo medidas centrales del plan fueron de hecho implementadas. A nuestro juicio, esto se debe en parte a que Llach subestima la actividad desplegada por la CPI. Llach considera que, en lo inmediato, la CPI fracasó, pues los controles de las bodegas y el régimen de exportaciones norteamericano cada vez más selectivamente contrario a la Argentina impidieron que la institución realizara sus fines. Ante esta imposibilidad la CPI habría abandonado sus objetivos iniciales para dedicarse a realizar estudios sobre las posibilidades de la industria argentina en la futura posguerra:

[...] A corto plazo la CPI resultó un fracaso. La escasez de los medios de transporte y el control de las exportaciones norteamericanas por la guerra, cada vez más selectivamente contrario a la Argentina, resultaron obstáculos insalvables para que la CPI realizara los fines que habían llevado a su creación2.

Este mismo juicio es enunciado por Cramer3 y figura también en la presentación del informe Armour, cuyos fragmentos son reproducidos en la revista Desarrollo Económico. Allí se menciona que dicho informe fue encargado por la CPI

[...] una entidad privada, con importante participación de empresas norteamericanas operando en la Argentina, que al aproximarse el fin de la Segunda Guerra Mundial centraba su preocupación en la recomposición económica de posguerra4.

Las únicas fuentes referentes a la CPI que LLach cita son la Memorias del BCRA de 1942, y el informe Armour. Llach declara que las medidas cambiarias de promoción de las exportaciones constituyen el corazón del Plan Pinedo, analiza sus resultados y considera que:

La participación de las exportaciones industriales alcanzada en 1943 fue escasamente superada en la historia económica argentina posterior, mientras que la contribución de las ventas externas a las ventas totales de algunas industrias no fue igualada desde entonces5.

Al respecto, Llach aporta datos significativos. Por ejemplo, indica que durante 1943 la industria textil exportó el 22% de su producción y la industria química el 11,4%. En otras industrias, si bien la exportación no alcanza dichos guarismos, resulta también destacable. El conjunto de las exportaciones manufactureras aumentó su contribución al total e exportaciones nacionales del 2,7 al 19,44 % de 1939 a 1943. Naturalmente, este porcentaje sería mayor si pudiera discriminarse las distintas sub-ramas6.
En algún punto, resulta contradictoria la afirmación de una derrota política del Plan Pinedo cuando se considera que su núcleo es implementado y obtiene un éxito como el que Llach describe. Gisela Cramer señala esta confusión que a su juicio se origina en la errónea creencia de que las múltiples iniciativas de Pinedo estaban todas atadas a la suerte que tuviera en el Congreso el Plan de Reactivación Nacional. Sin embargo, muchas de sus propuestas tuvieron un desarrollo independiente y -si fallaron- lo hicieron por motivos más complejos. Por otra parte, señala que los cambios de la coyuntura económica pronto volvieron redundantes muchas de las previsiones del Plan7. Sin embargo, aquellas relativas al apoyo a la industria mantenían vigencia, así durante 1941, Catillo creó una comisión para actualizar el sistema de tarifas de importación y envío proyectos al Parlamento referentes al crédito industrial, leyes antidumping y sistema de draw-back8. Se impulsó una política de promoción de exportaciones no tradicionales, pero la misma se comenzó a desmontar ya durante el gobierno de Castillo, es decir antes del golpe de junio de 1943, lo que indica que esto se debió a causas económicas y no del orden ideológico. Cramer señala que por un lado, los balances comerciales ya no eran tan negativos y por lo tanto no resultaba tan acuciante desarrollar nuevos productos de exportación y nuevos mercados. Por otro lado, la producción para mercados externos estaba comenzando a afectar el abastecimiento interno, lo que originó prohibición de exportar determinados bienes9.
En relación a la CPI, Cramer sostiene, en este punto en concordancia con Llach, que la entidad perdió ímpetu tras el ingreso de Estados Unidos a la contienda bélica, lo que ya desde 1941 limitó su accionar. Resulta interesante la información que presenta Cramer respecto a la reticencia inicial de las grandes firmas norteamericanas como Ford y General Motors de participar en la CPI. Las mismas buscaban una respuesta más inmediata a su necesidad de importar productos de Estados Unidos y consideraban que el desarrollo de un consorcio importador-exportador resultaba una opción más mediatizada para su objetivo. Por eso el New York Times indicó que la propuesta había sido recibida con frialdad. Además, señaló que las empresas automotrices difícilmente tuvieran la experiencia necesaria para exportar queso y vinos argentinos. Sin embargo, ante la presión de Pinedo quien amenazó con ampliar las restricciones a las importaciones de insumos norteamericanos, las firmas aceptaron integrar la CPI10. Estos datos tienden a matizar la interpretación que entiende el Plan Pinedo y en particular la composición del directorio del CPI como una expresión más o menos inmediata de los intereses de las grandes compañías norteamericanas11. Gisela Cramer tiende a presentar continuidades que otros autores parecen no advertir entre la política anterior y posterior a junio de 194312 y manifiesta dudas acerca de si una política industrial como la sostenida en la primera mitad de los ‘40 realmente hubiera permitido promover un proceso de sustitución de exportaciones.
Díaz Alejandro, Murmis y Portantiero y Rapaport concuerdan en señalar a Prebich como el autor del plan y a resaltar la importancia del equipo económico que rodeaba a Pinedo13. Para Murmis - Portantiero, Pinedo es la principal figura pública de este equipo, mientras que Prebich es su referente intelectual. Pese a la renuncia de Pinedo en 1941, su equipo mantiene una fuerte gravitación y conserva puestos claves hasta octubre de 1943, llegando a orientar parte de las medidas económicas tomadas por el gobierno de facto que toma el poder en junio de ese año14. Este dato es importante para comprender cómo gran parte de las medidas propiciadas por Pinedo pudieran efectivamente aplicarse pese a la derrota legislativa del Plan de Reactivación Nacional y de la renuncia de Pinedo como Ministro de Hacienda.
Díaz Alejandro analiza las medidas económicas del período y, al igual que Llach, cree ver en ellas la posibilidad de una política industrial alternativa a la que posteriormente el peronismo desarrolló. Díaz Alejandro parece minimizar el problema de la no sanción parlamentaria del plan Pinedo y considera que, en parte, este resultado se debió a que la guerra no tuvo un impacto tan adverso sobre las exportaciones argentinas como inicialmente se temía15. Destaca el desempeño a inicios de los'40 de las exportaciones no tradicionales -sean agropecuarias o industriales- y menciona escuetamente la actividad de la CPI. En base a un informe norteamericano refiere que la CPI estimuló la exportación de zapatos de cuero, tejidos de lana y algodón, queso, vino, frutas y subproductos ganaderos16. El abandono de estas políticas se produciría a partir de la reorientación político-económica dada por el gobierno de facto en 1943, profundizado en 1946. La transformación de la CPI en el IAPI es, para Díaz Alejandro, un síntoma de este trastrocamiento agudo de la política económica. Por su parte, Susana Novick, quien al rastrear los antecedentes del IAPI realiza una breve referencia histórica institucional de la CPI. en el balance general de su obra tiende también a enfatizar la ruptura, aunque en forma más matizada y con una valoración positiva de la misma. A su vez, el libro de Novick sobre el IAPI es uno de los pocos textos que consulta fuentes de la CPI y brinda cierta información sobre su accionar. Novick cita el Boletín Estadístico de la CPI que indica que durante 1944 se incrementaron en más del 50% las exportaciones a Estados Unidos y que compañías de origen norteamericano habían logrado introducir una gran variedad de productos en Perú y Chile17.
En síntesis, el conjunto de la historiografía ha prestado más atención a las disputas y alianzas políticas en torno al Plan Pinedo y a la derrota parlamentaria de dicho plan que al paquete de medidas económicas que -con la misma orientación- fue efectivamente aplicado a partir de una serie de decretos del Poder Ejecutivo Nacional como de disposiciones tomadas por el Banco Central de la República Argentina. En algunos autores, como el caso del clásico texto de Murmis-Portantiero esto se debe a que predomina una preocupación política por la base social de las alianzas sociales que se conforman. En cambio, en autores más centrados en los aspectos económicos esto parece deberse a su tesis de que el proyecto económico impulsado por el equipo de Pinedo fue derrotado en el terreno político y no en el campo económico. Para Llach, el momento central de esa derrota parece ser la renuncia de Pinedo a inicios de 1941, para Díaz Alejandro estaría dado, en cambio por el golpe de junio de 1943. Ambos tienden a soslayar las dificultades económicas que el proyecto que defienden engendraba -algunas de las cuales han sido acertadamente señaladas por Cramer-.
A nuestro juicio, un elemento central para completar nuestra visión de estos procesos es una reconstrucción del accionar de la CPI. Es significativa la escasez de fuentes referidas a entidad que analizan los autores que tratan el tema. En particular, ninguno de ellos parece haber consultado las Memorias de la institución. En base a estos documentos y a otras fuentes complementarias analizamos la historia de este organismo y su influencia en el desarrollo de las exportaciones no tradicionales

Intentos de reorientación del comercio exterior y el fomento de las exportaciones no tradicionales

Fodor y O´Conell han descripto claramente los problemas que le ocasionaba a la Argentina su comercio triangular con Gran Bretaña y Estados Unidos18. Hacia 1940 la situación se torna particularmente aguda. El balance que el Banco Central de la República Argentina realiza ilustra claramente las urgencias del momento. Durante 1940, en la zona de divisas de libre disponibilidad se exportaron apenas 610 millones de pesos moneda nacional. En cambio, los pagos llegaron a 840 millones. Esto arrojaba un déficit de importancia que ascendió a 230 millones. El pronóstico para 1941 era aún más pesimista, pues no creían posible repetir las exportaciones a Italia y Holanda, mientras que se debería importar de Estados Unidos lo que en años anteriores se había comprado a aquellos países. Como solución transitoria se había tramitado un crédito con Estados Unidos por 110 millones de dólares. Pero se consideraba que esto sólo puede ser un recurso transitorio temporario y sólo el aumento de nuestras exportaciones constituirá la solución satisfactoria y permanente de nuestro problema19.
La creación de la CPI en mayo de 1941 buscaba responder a este problema fomentando el comercio con Estados Unidos. Dada la baja complementariedad de las economías argentina y norteamericana, un emprendimiento de este tipo debía promover exportaciones no tradicionales para lograr acceder al mercado estadounidense. La CPI impulsó la exportación de productos agrarios no tradicionales, la de manufacturas e, incluso, la de productos mineros. La entidad tuvo un relativo éxito en su accionar, como lo muestran las cifras de exportaciones manufactureras a las que alude Llach ya citadas. El desarrollo de las exportaciones no tradicionales lleva al Banco Central, en sus Memorias correspondientes al año 1943 a hablar de un cambio en la estructura de las exportaciones, dada por la caída de las exportaciones agrarias y por un aumento de las exportaciones ganaderas -en este caso impulsado por incremento de valor y no del volumen- y las exportaciones manufactureras.

Pero el hecho más significativo es el gradual aumento que experimenta el valor de las exportaciones industriales -especialmente tejidos, productos químicos y medicamentos- a la vez que el crecimiento de productos agropecuarios con cierto grado de industrialización20.

El caso argentino no es una excepción. Nos encontramos ante una coyuntura favorable a las exportaciones industriales que otros países americanos también aprovecharon. Si bien existen factores que dificultan las exportaciones industriales que centralmente son los reseñados por Llach, también había oportunidades generadas por la posibilidad de sustituir al menos temporariamente a los países que tradicionalmente proveían ciertos productos industriales a Estados Unidos y que-debido al conflicto bélico- se veían imposibilitados de hacerlo. Por ello mismo, una preocupación es si las exportaciones manufactureras podrían mantenerse una vez finalizada la guerra.
En 1944 se publica el resultado de una encuesta formulada a Adolfo Dorfman y a Francisco Sintes Olives, quienes probablemente la hayan respondido durante 1943. La misma se centra en los problemas del desarrollo industrial y las perspectivas de las exportaciones industriales. La encuesta buscaba reunir información sobre el conjunto de esas experiencias, aunque el documento que hemos encontrado sólo contiene la información brindada por la Argentina.
Dorfman y Sintes Olives consideran a la CPI y al Comité de Exportación y Estímulo Industrial y comercial como interesantes organismos de promoción de las exportaciones. En relación con la CPI, la limitación que plantean no se relaciona con el fomento de las exportaciones, sino con el de las importaciones. Así señalan: Las divisas que adquiere la Corporación exceden en mucho la posibilidad de importación de los productos cuya entrada al país debe promover, la diferencia pasa a incrementar el fondo de Divisas21.
Por su parte, explican que el Comité de Exportación y Estímulo Industrial y Comercial, fue creado por el Decreto 87040 del 20 de marzo de 1941, para asesorar al Ministerio de Agricultura en todo lo referente al desenvolvimiento industrial y comercial del país y entre otras cosas para fiscalizar la calidad del producto que se exporta así como su correcta propaganda. Estaba integrado por el Ministro de Agricultura quien lo presidía, un delegado de la UIA, uno por la Bolsa de Comercio, y uno por la Dirección de Industria y Comercio. El mismo decreto creaba también una Comisión Fiscalizadora de la Exportación22. Sobre la posibilidad de continuar las exportaciones manufactureras después de la guerra responden:

[...]La exportación de artículos resultantes de la transformación más completa o perfeccionada de materias primas nacionales, tales como lanas lavadas, peinadas, caseína, aceites industriales glicerina y otros, dependerá de que en el transcurso de la contienda, se haya sabido preparar continente los mercados extranjeros que los absorben. Los productos textiles y mecánicos cuya exportación -salvo contadísimas excepciones como algunas herramientas destinadas a Estados Unidos- se dirige ahora a mercados latinoamericanos, es de presumir, en cambio, que no resistan la competencia abierta de proveedores mejor situados que la Argentina, y lo propio puede afirmarse de aquellas subsistencias que han servido para remplazar, sobretodo en los Estados Unidos, a sus proveedores habituales23.

Citan la opinión de la Cámara de Exportadores de la República Argentina que consideraba que después de la guerra podía esperarse la venta de las manufacturas agronómicas y pecuarias a Sudamérica y Sudáfrica; colocación de productos químicos farmacéuticos en los mercados vecinos; un aumento general de las posibilidades de venta para las manufacturas del cuero; competencia de las manufacturas textiles tanto en los mercados externos como en el propio. Ante este panorama los entrevistados evalúan que:

Con el objetivo de empalmar en forma más suave la declinación que se prevé al estado actual de las exportaciones se considera prudente constituir agencias de propaganda y venta en el exterior (a semejanza de los ejemplos chileno y brasileño), mejorar la calidad y procedencia de los productos, disminuir su coste y utilizar la Flota Mercante del Estado para una política bien orientada de fomento, de mayor agilidad al régimen de permisos previos de exportación y organizar rápidamente un estudio serio y racional de los mercados que más pueden interesar a la industria argentina en cuanto a sus posibilidades de intercambio 24.

Cabe señalar que dicha fuente ilustra también sobre el rol que cumplía la flamante Flota Mercante Nacional creada por decreto del 16 de octubre del ‘41. La misma dedicaba el 75% de su capacidad al transporte con los Estados Unidos y el resto a los países septentrionales de América del Sur y Centro América. Uno de los buques tenía parte de su capacidad reservada para El Callao. La flota mantenía un activo tráfico entre Buenos Aires y el Pacífico hasta el puerto de Los Ángeles, y por el Atlántico hasta Nueva Orleans, incluyendo algunas de las grandes antillas como Cuba y Puerto Rico. En sus dos primeros años de vida había transportado 1.629.272 toneladas.
La flota privada de bandera argentina transporta a Sudáfrica aproximadamente un 70% de su capacidad y el resto sirve a la costa atlántica del continente americano. Para Brasil se usaban los vapores que, en viaje a África austral recalaban en Río de Janeiro. Algunos barcos privados extranjeros atendían el tráfico carguero entre Buenos Aires y puertos del Pacífico Sur, pero en un número reducido25.

Los estudios técnicos de la CPI y su utilidad para el desarrollo de las exportaciones

Como ya señalamos, Llach considera que la CPI no cumplió sus fines pues tras el ingreso de Estados Unidos a la contienda bélica los nuevos controles de las bodegas y la política económica norteamericana cada vez más adversa a la Argentina impidieron que la institución cumpliera su cometido. Por ello, la CPI habría abandonado sus objetivos iniciales para dedicarse a realizar estudios sobre las posibilidades de la industria argentina en la posguerra.
Al analizar sólo los textos de alguno de estos estudios en abstracción del accionar de la CPI, Llach los desliga de todo objetivo inmediato. Los estudios no se realizan porque no se pudiera exportar y en reemplazo de esa actividad, sino que son efectuados como prerrequisitos para exportar. Es decir, son considerados una precondición necesaria para las exportaciones y no sólo a futuro, en la posguerra, sino en lo inmediato. Por otra parte, la CPI no encara esta tarea en desmedro de su función de promotora de las exportaciones: al mismo tiempo que la CPI encarga las investigaciones, inaugura filiales en diferentes ciudades de Estados Unidos, en las que promociona, gestiona y supervisa la venta de productos argentinos. Los cueros y el calzado serán algunos de los productos que, pese a los crecientes obstáculos ya mencionados, logran introducirse en aquel mercado. Los estudios en éste, como en otros casos, son imprescindibles para mejorar la calidad del producto local y adecuarlo a los parámetros norteamericanos de calidad. Tras la misión Armour, dentro de la CPI se creó el Departamento de Orientación Tecnológica, que organizaba tareas de índole técnico-científica y un número de investigaciones recomendadas por aquella misión. Este departamento será responsable de muchos estudios relativos a la industria del cuero, indagaciones directamente orientadas a la promoción más inmediata de las exportaciones. El resultado de todos estos estudios, los realizados por la misión Armour o los que posteriormente encarará la CPI nos muestran que, si bien la industria argentina había crecido e incorporado tecnología, padecía de debilidades estructurales que dificultaban la consolidación de las exportaciones.
Con esto no negamos la importancia de los factores que Llach menciona como obstáculos a la labor de la CPI, aunque sí sostenemos que éstos no impidieron en forma completa la realización de sus fines originales, transformándola en una entidad dedicada exclusivamente a la realización de estudios sin fines prácticos inmediatos.
Los cambios económicos a partir del ingreso de Estados Unidos en la contienda bélica trastocan la situación e impulsan una reforma en los estatutos de la CPI. En las Memorias de la institución correspondientes a 1942, año del cambio de los estatutos se detallan las causas de esta reorientación. Entre 1940 y comienzos de 1941, el Poder Ejecutivo y el Ministerio de Hacienda promovieron instituciones que pudieran colaborar mediante exportaciones adicionales a la obtención de divisas. Pero, en 1941 las exportaciones superaron ampliamente las importaciones. Inicialmente, la principal preocupación era garantizar las divisas necesarias para el normal desarrollo de la economía argentina. En cambio, a partir de 1941 asegurarse bodegas y obtener materias primas se transforman en los problemas prioritarios. El ingreso de Estados Unidos a la guerra perjudicó los planes ya que se establecieron precios máximos y límites a las bodegas.
En la reforma de los Estatutos, la promoción del intercambio, que había constituido su función, se redefinía y ampliaba. Inicialmente los objetivos de la CPI se limitaban a la exportación y sólo a aquella dirigida a los Estados Unidos. A partir del cambio de estatutos, se instituye como uno de sus objetivos la promoción de las importaciones, sea la de materias primas o productos elaborados necesarios a la industria argentina. No se podría exportar si no se importaban a un precio accesible, algunos insumos indispensables. Esto ocurre con ciertas substancias químicas necesarias para obtener cueros de calidad. Con el tiempo, la CPI desarrollaría también intentos por remplazar esas importaciones con productos locales. Así realiza estudios de distintas sustancias curtientes y crea una división de minería. Esta última tenía como objetivo detectar las posibilidades de distintos minerales locales, sea para remplazar productos importados en el mercado local, o fuera para ser comerciados en el exterior26. Posteriormente la misma industria minera que había comenzado a exportar necesitará importar equipos desde el área del dólar. A tal efecto, el Banco Central autoriza a las empresas mineras que exportan a readquirir divisas a la CPI para la compra de maquinaria27.
Con la reforma de estatutos se extiende, al mismo tiempo, el ámbito geográfico sujeto a la acción de la CPI, que dirige a partir de entonces parte de sus esfuerzos a incrementar la presencia de las manufacturas argentinas en Latinoamérica. Esta diversificación obedece en gran medida a los problemas que empiezan a presentarse en el intercambio con Estados Unidos, ante los cuales se exploran otras alternativas. En correspondencia con esto, se plantea la apertura de nuevas filiales en México y Perú. Para ello, se estudian las importaciones de cada uno de estos países en el período 1938-39 y 1940-43, para establecer qué productos tienen mercado en épocas normales y cuáles en las de guerra. Si bien todo esto muestra una reorientación en función de la coyuntura, cabe señalar que el afianzamiento de los vínculos comerciales con los países de la región fue uno de los objetivos originales del Plan Pinedo. Como señala Cramer, Pinedo temía promover una industria que dado su estrecho mercado no fuera competitiva. La reducción e incluso eliminación de barreras aduaneras entre los países de la región permitiría sortear este problema28.
De este modo, si bien el ingreso de Estados Unidos en la contienda bélica impacta sobre las actividades de la CPI, reorienta algunas actividades y condiciona o dificulta otras, no es cierto que llegue a impedir la tarea de promoción de exportaciones para la cual la entidad había sido creada. Tampoco es correcto suponer que la principal finalidad de los estudios era indagar las posibilidades de la posguerra. La necesidad de los mismos está dada por las falencias que enfrenta la industria argentina a la hora de competir en mercados externos. En la mayoría de los casos, su objetivo es inmediato, pues se orienta hacia un pronto triunfo de las exportaciones manufactureras argentinas29.

El impacto económico de los estudios técnicos de la Corporación para la Promoción del Intercambio

Las actividades de la CPI empiezan públicamente en septiembre de 1941. Primero se organizan los equipos de trabajo. Por la inmensa capacidad de compra de los Estados Unidos, deciden instalar allí oficinas que pudieran exhibir muestras de productos argentinos, proporcionar y recibir información. El 9 de agosto de ese año abre la oficina de Nueva York.
En esta etapa comienzan a realizarse estudios necesarios para evaluar qué bienes serían promocionados en el extranjero. Para ello realizaron estudios preliminares sobre alrededor de doscientos productos, y casi un centenar fue analizado con más detenimiento. Se concentraron en aquellos que estuvieran estrechamente relacionados a la producción natural del país. En sus estudios, la CPI analiza los principales rasgos de la producción local y del mercado norteamericano y realiza sugerencias a las industriales del ramo.
Inicialmente, la CPI subestimaba los problemas que la exportación argentina enfrentaría y, por ello, consideraba un problema de molicie la falta de interés por la exportación de algunos empresarios. De esta forma expresaba que:

Si la disparidad de criterios sobre presentación y gustos que existían entre los consumidores extranjeros y los productos locales constituyó una de las mayores dificultades que hubieron de vencerse, otra complicación más grave aún, surgió al comprobarse que muchos industriales, cuyo límite máximo de producción manufacturada era absorbida por la demanda local, fueron indiferentes a todo ensayo de adaptación de sus productos con la finalidad de intentar la conquista de nuevos mercados30.

A medida que desarrolla sus actividades la CPI constata que la adaptación de la industria local con miras a la exportación requería de esfuerzos mayores de los que inicialmente suponían. De algún modo, esta indiferencia inicial de algunos industriales se justificaba no sólo por el temor del carácter coyuntural de los mercados disponibles, sino también por su evaluación de las dificultades que se interponían. Las mismas se hacen visibles cuando al crecer las exportaciones industriales comienzan a sucederse las desavenencias con los compradores extranjeros respecto a los parámetros de calidad y normas de envase de los productos comercializados. El conflicto más grave que se suscitó fue referido a la exportación de bebidas alcohólicas, donde un comprador norteamericano detectó partículas de vidrio en la bebida y decidió el refiltrado de toda la partida. En ese caso la CPI intenta mediar en la discusión acerca de quién se haría cargo del costo de dicho proceso. Estas quejas llevan a investigaciones y, uno tras otro, los informes técnicos demuestran la complejidad de problemas que un programa de exportaciones manufactureras debería enfrentar.

El fin único con que inició sus actividades la sociedad en el año 1941, fue la promoción de las exportaciones; pero, a poco de empezar, se vio con claridad que no era posible incrementar los rubros exportables, sin contar con la promoción de las importaciones, el perfeccionamiento de los procesos industriales, la aplicación de investigaciones y estudios para el mejor aprovechamiento de los productos, etc. que permitiesen a la sociedad realizar sus objetivos con los conceptos modernos que debe aplicarse a su finalidad principal31.

De esta manera, las tareas que la CPI tenía por delante resultaban mucho más amplias de lo que inicialmente se suponía. Ésta es una segunda razón por la cual la sociedad propone un cambio de sus estatutos que se aprueba en 1942. Allí se plantean dos actividades distintas pero paralelas: la promoción del intercambio y la promoción de la tecnología. Esta última, tenía como objetivo aumentar y mejorar la producción de ciertos renglones en aras de incrementar las exportaciones. El producto debía adecuarse a la calidad y el estándar de producción requerido en el extranjero.
Esto era considerado crucial pues nuestros consumidores extranjeros no contemplan ni disculpan los vicios que afectan a nuestros productos32. Después de la guerra -agregan- será aún más difícil y no bastará con producir bien, sino también vender bien. Esto significa a bajo precio y es una de las preocupaciones de la CPI. Tal como ocurre en la industria del calzado, en algunos casos la calidad se adecuaba bastante a los parámetros internacionales, no así los precios que incluso en el momento en que se exporta, se encuentran al límite de lo que el mercado acepta. Ya en 1944 la revista Temas económicos alertaba sobre el riesgo que los aumentos de precios implicaban para la continuidad de las exportaciones industriales. La publicación responsabilizaba a los incrementos salariales por este ascenso de los precios:

Del mismo modo cabe hacer resaltar aquí que la política de suba de salarios que se está llevando a cabo sin una visión de conjunto de toda la economía nacional, puede, al encarecer los productos, provocar la pérdida de esos mercados, al poner las manufacturas fuera de la competencia o fuera del poder adquisitivo de las naciones que hoy las importan. Las consecuencias de seguirse aquella tendencia, serían el cierre de numerosas fábricas y la desocupación de miles de obreros33.

Adaptar los bienes elaborados en la Argentina a la demanda norteamericana no era una dificultad menor. Por ello, se contrataron técnicos norteamericanos que pudieran asesorar a los industriales locales en la adecuación de su producción a los estándares norteamericanos. Así contratan un técnico especializado en la fabricación de sombreros, cuyos servicios podían ser utilizados por cualquier fabricante que quisiera aprovechar las oportunidades para la exportación. Durante 1942 se planeaba traer expertos en quesos, cerdos y curtido de cueros para guantes. Pero el proyecto se malogró debido a que estos profesionales fueron absorbidos en su país por el esfuerzo bélico. En todos los casos, esta iniciativa tenía fines prácticos inmediatos. Por ejemplo, la exportación de queso (así como la de manteca) había sido favorecida por un acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos que la CPI había impulsado34. Los sombreros, el cuero y los guantes tenían posibilidades de exportarse porque remplazarían las importaciones que antes provenían de Europa y había muchos compradores interesados. Lo mismo ocurría con el calzado, especialmente el de más alta calidad, destinado al consumo femenino que antes de la guerra se importaba de Europa.
Así como la guerra malogró la posibilidad de contratar algunos de los técnicos, a la inversa, el trabajo de los especialistas en sombreros no pudo aprovecharse para la exportación que fue cerrada. La CPI comenta que la experiencia redundó en un aumento de la calidad de los bienes producidos localmente.
Sea como fuere que la guerra afectara a los estudios (impidiéndolos al imposibilitar el viaje de los especialistas o frustrando su aplicabilidad), ellos fueron concebidos para apoyar las exportaciones y no para suplirlas. Las actividades comerciales de la CPI continuaron a pesar de las dificultades, como lo prueba la ampliación de las sucursales en Estados Unidos y el éxito logrado en la exportación de algunos renglones. Éste es el caso de los cueros curtidos, calzado, carteras, guantes y billeteras de cuero, pero lo mismo ocurre en otros rubros. Una de las ramas que más exportó a inicios de la década del cuarenta, la industria química, también fue objeto de un estudio detallado a cargo de la Fundación Armour. Según el informe, durante 1942 muchos particulares y compañías consultaron a la misión Armour acerca de proyectos relativos a industrias químicas y, en varias oportunidades, ello provocó la creación de nuevas industrias35. Nuevamente, las investigaciones se encuentran íntimamente ligadas al desarrollo de las nuevas exportaciones, teniendo consecuencias concretas en el corto plazo, más allá de las posibles previsiones sobre la posguerra.
El balance económico de la CPI arroja beneficios y puede, por ello, ampliar sus actividades. Para ello inaugura nuevas sucursales en Estados Unidos. Las ciudades elegidas son Nueva Orleáns, Chicago y San Francisco. Nueva Orleans era en ese momento el puerto por el cual ingresaba la mayoría de los embarques provenientes de la Argentina. A su vez, Chicago y San Francisco representaban mercados en los que los productos argentinos habían sido bien recibidos36.
Algunos productos que se exportaron a gran escala fueron alfombras de lana tejidas a mano, caramelos, pastillas, flores artificiales, platería, artículos de cuero y de mimbre, y glucosa de maíz. En muchos casos se convinieron contratos que absorbían la producción total de algunas fábricas hasta octubre de 1946. Estas fábricas trabajaban al máximo de su capacidad que no podían ampliar en forma inmediata37.

A raíz del incremento de pedidos efectuados en los EE.UU., por estos artículos, cuya consolidación en ese mercado se debe a la CPI, los fabricantes han llegado ya al máximo de producción, la demanda es muy superior a la oferta, no pudiendo darse mayor expansión a la fabricación debido a las limitaciones existentes en las industrias38.

Durante 1944 la CPI despliega una gran actividad:

Respondiendo a las nuevas modalidades incorporadas a las sucursales en Estados Unidos, la Sociedad inició una vigorosa campaña de venta de productos argentinos, interviniendo directamente como agente vendedor, forzando la oferta y ocupándose de todas las tareas inherentes a las transformaciones39.

Como resultado, se establece una estrecha vinculación con los industriales. Según afirma la institución, todo aquel interesado en productos argentinos contacta a la CPI antes y durante su viaje. De julio de 1943 a octubre de 1944 reciben 1722 cartas de EE.UU., envían 1522 y 5445 muestras. Entre los logros destacan los resultados obtenidos con los cueros curtidos, artículos manufacturados de cueros, suelas, carteras.

No obstante, debemos lamentar que las múltiples circunstancias desfavorables al intercambio, tanto por las restricciones impuestas por el gobierno argentino como por las que ha venido aplicando Estados Unidos en licencias de importación y precios máximos, sumadas a las dificultades del tráfico marítimo, no ha permitido que nuestra labor haya rendido en la medida del esfuerzo realizado, pero, no cabe duda que ella portará sus frutos en cuanto desaparezcan las trabas existentes40.

La Memoria de 1945 incluye un listado de las dificultades con las que había tropezado la colocación de productos argentinos, esto en base a las gestiones que resultaron desfavorables: los precios argentinos eran superiores a los precios máximos fijados en la Oficina de Administración de Precios de EE.UU. o a los de la competencia norteamericana; la calidad no satisfacía a la demanda; restricciones a las importaciones por parte de EE.UU.; restricciones a las exportaciones establecidas por el gobierno argentino; existencias importantes del producto ofrecido en el mercado; la producción argentina resultaba insuficiente para la demanda norteamericana; falta de interés en la oferta argentina; deficiencias en las condiciones de envase; deficiencia en la estandarización del producto41.
De esta manera, a las deficiencias de calidad y las restricciones comerciales se suma ahora el problema de los precios y de la falta de capacidad productiva. En ciertos casos ambos estaban vinculados. Ya durante 1944 esto se había advertido para ciertos productos. La división exportable solicitó informe sobre los motivos del alza del precio de los guantes que obstaculizaba su exportación. El estudio preliminar indicaba que se debía al incremento de la demanda42.
Según la CPI, los precios de productos de exportación aumentaron de 227,55 pesos promedio la tonelada exportada, a 979,03 en los primeros 11 meses de 194543. Esto tendrá consecuencias tanto en el ámbito externo como en el interno. En Estados Unidos y otros países, el precio se transformará progresivamente en una barrera cada vez más difícil de saldar. Al mismo tiempo, este movimiento de los precios generará alarma sobre las consecuencias inflacionarias de las exportaciones industriales dentro del ámbito nacional.

Las exportaciones de las manufacturas del cuero y las actividades específicas de la Corporación para la Promoción del intercambio para el sector

Como ya señalamos las industrias del cuero participan activamente del proceso de exportaciones manufactureras. En particular la industria del calzado se encontraba en condiciones favorables para competir en mercados externos pues había experimentado una fuerte mecanización y su productividad no se encontraba demasiado rezagada respecto a otros países44. Durante el auge de las exportaciones de calzado distintas fuentes oficiales refirieron a las mismas. La Dirección General de Estadísticas al realizar un balance del comercio exterior durante 1944 señalaba el aumento de las exportaciones. Indicaba que a dicho incremento también había contribuido el aumento de exportación de algunos artículos manufacturados, se destacaban las bebidas, y diversos artículos de cueros entre los cuales predominan por la importancia de su valor carteras, calzado, guantes, cinturones, etc.45. Los medios gráficos también transmitieron noticias sobre las exportaciones de manufacturas nacionales. Por ejemplo, en agosto de 1946 una editorial de La Prensa comentaba:

El envío de una nueva partida de pares de calzado fino para la venta en la ciudad de Londres agrega un nuevo motivo de satisfacción para quienes creen que la salvación de nuestra economía estará asegurada si diversificamos la producción y la elaboración en el país, y mantenemos múltiples renglones de intercambio con América, y en especial con los Estados Unidos, cuya enorme población cuenta con un elevado nivel de vida y puede consumir gran parte de lo que cultivamos y fabricamos con destino al exterior46.

La evolución de las exportaciones de calzado de cuero muestra un lento crecimiento inicial para, en 1943, alcanzar cifras considerables. En ese año se exportan 66.135 docenas de pares (casi 800 mil pares). El nivel mantiene, a partir de entonces, un suave ascenso, para pegar un nuevo salto en el año 1946 cuando la exportación supera el millón y medio de pares (139.406 docenas de pares, es decir, 1.672.872 pares). Este año, en el que se alcanzan las mayores exportaciones, también marca el inicio de su caída. Así el mayor volumen de exportaciones se alcanza en julio, para caer desde entonces, aunque con algunas recuperaciones provisorias y relativas47.
Sin embargo, esto no alcanza para posicionar a Argentina como un país claramente exportador. El representante de la casa Tonsa esperaba que la Argentina pudiera remplazar a Checoslovaquia en el mercado norteamericano, pero esto estuvo lejos de suceder48. Los 1.672.872 pares que exporta Argentina a todo el mundo en 1946, no alcanzarían a cubrir la tercera parte de las importaciones de calzado de Estados Unidos en un año de bajo nivel de comercio internacional como es 193049. Esto se pone de manifiesto también si comparamos a la Argentina con el principal país exportador: la Argentina en su mejor año exporta 617.436 pares a Estados Unidos, que no llegan a representar ni la séptima parte de lo que Checoslovaquia había introducido en aquel mercado en 192950.
En el año 1946 se alcanzan las mayores exportaciones, en las cuales Estados Unidos es el principal destino. Pero, para Estados Unidos, Argentina representa, ese año, el tercer proveedor51. La presencia argentina era más significativa en el rubro de calzado femenino que en otros renglones52.
Por una parte, la exportación alcanza cifras que, desde el punto de vista de la industria argentina, parecen importantes. Según la misma Cámara, la producción de calzado de cuero durante 1945 alcanzó a 19 millones de pares, mientras que las exportaciones se limitaron a 916.956 pares. De acuerdo a estas cifras el calzado de cuero exportado en 1945, habría correspondido al 4,5 % de la producción local53. En 1946, si aceptamos la cifra de producción de 18.671.696 pares54, la exportación representa cerca del 9 % del total fabricado (8,95%).
La exportación de cueros curtidos presenta un desempeño diferente. Alcanza su máximo en 1944 (15000000 kilos de cueros curtidos exportados), para disminuir posteriormente. Este declive coincide con la eliminación del subsidio cambiario a este sector, lo que beneficia a otras industrias que emplean cuero y que incorporan mayor valor agregado. Como dijimos, el informe Armour considera que las curtiembres pertenecen al grupo industrias ventajosas debido a la disponibilidad local de las dos principales materias primas.

Sin embargo ha estado hasta ahora en una condición relativamente atrasada con curtiembres pequeñas y algunas no demasiado bien organizadas o modernas en sus métodos. Además, relativamente pocos establecimientos se han ocupado de la mercadería de calidad superior, hecho debido en parte a una dependencia demasiado grande del quebracho. Esta industria necesita más que nada un amplio programa de investigación y una tecnología moderna. Con métodos perfeccionados se expandiría notablemente[...]55

Otro de los informes insistía sobre el peso negativo de las curtiembres pequeñas, dedicadas a productos comunes destinados sólo al mercado interno.
La industria es perjudicada por la tarifa vigente para la importación de productos químicos, muchos de las cuales alcanzan el 42%. Una de las deficiencias es que la suela se curte sólo con quebracho. Las pieles argentinas son buenas, pero se exportan y las que se emplean localmente son de segunda calidad. Se considera que la eficiencia de las curtiembres afecta a las industrias que usan sus materiales, especialmente a las fábricas de calzado, pero también de correajes y muebles. Como las curtiembres pueden mejorar su eficiencia, es posible esperar una caída de los precios de los cueros y, por ende, de los productos elaborados con esta materia prima. Este descenso se consideraba vital para la posibilidad de ampliar el mercado a estas industrias56.
El autor del informe elabora una tabla comparativa con los precios de los cueros elaborados por curtiembres argentinas y extranjeras, mostrando una diferencia de precios muy favorable a la Argentina que en 1939 presentaría precios apenas por sobre la mitad de los que se ofrecían en Estados Unidos. Por ejemplo, el kilo de suela en Argentina era de1,32 pesos moneda nacional versus 3,05 en Estados Unidos; la capellada argentina costaba 6,75 $ mientras que la norteamericana 14,56. Más allá de las posibilidades de error en los cálculos del autor, que por la información suministrada no estamos en condiciones de evaluar, nos preguntamos si es posible comparar el producto nacional y el extranjero, siendo ambos de calidad diferente57.
Como ya señalamos, el problema de calidad de los productos y de su adaptación al gusto norteamericano afectó a la mayoría de los bienes exportados por la Argentina. En el caso de la industria del calzado la CPI trabaja junto a la Cámara de la Industria del Calzado en la elaboración de un muestrario. En él colabora activamente Fortunato Del Río, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado.

En combinación con destacados miembros de la Cámara de la Industria del Calzado, se preparó bajo nuestra vigilancia un muestrario elaborado con hormas argentinas y norteamericanas el que fue enviado a Nueva York y a Boston para su estudio por los interesados. En caso de ser favorables las informaciones, que aún esperamos, se consideraría la conveniencia de traer técnicos que orientaran la producción local hacia el tipo de calzado requerido por el mercado estadounidense58.

En 1942 llega la respuesta sobre las muestras de calzado. Los compradores aprueban la calidad del calzado, no así la del cuero empleado:

Las críticas recibidas se refirieron en casi todos los casos a la calidad de los cueros utilizados pero no a la bondad del trabajo, considerado excelente, hecho que confirma las presunciones existentes sobre posibles defectos en los sistemas utilizados en nuestro país para el curtido de cueros59.

De este modo, la calidad del cuero nacional es la principal deficiencia del calzado argentino. Esto refuerza el interés de la CPI por las curtiembres, cuyo perfeccionamiento repercutiría no sólo en las exportaciones de cueros industrializados, sino en la de todos los productos que lo empleaban como materia prima. Este mismo año se decide trabajar en la elaboración de muestras de cuero estándar. La calidad irregular de los productos exportados era uno de los problemas que entorpecían muchas de las exportaciones argentinas. En el caso de los cueros este problema se volvía especialmente importante debido a las dificultades para una completa estandarización de la producción. Distintos factores atentaban contra un completo éxito: cada cuero crudo tiene particularidades que afectan el proceso de curtido, grosor, partes dañadas, tipo de desuello y sistema de conservación posterior. Al mismo tiempo, el proceso era fácilmente alterado por las condiciones climáticas, centralmente la humedad y temperatura. Por ello, un producto completamente homogéneo resultaba casi imposible. De allí la necesidad de clasificar las diferentes calidades de cueros. Como primer paso se elabora un muestrario que pudiera servir como referencia. Posteriormente la CPI impulsaría el estudio y la puesta en práctica de un sistema de clasificación racional de cueros. En Estados Unidos este intento de estandarización es bien recibido, pero dificultades coyunturales complican su aplicación:

El exceso de órdenes de compra colocadas entre nuestros curtidores con anterioridad a ese envío y, posteriormente, las limitaciones establecidas por el Gobierno de Estados Unidos a las importaciones de ese producto, han impedido hasta el momento la implementación de estos cueros tipo cuya preparación fue recibida con general beneplácito por los importadores de aquel país, ya que veían en ello la desaparición de las discrepancias que tantas veces empañaron las negociaciones60.

Durante 1942 también se decide y programa el viaje a EE.UU. de un miembro Cámara de la Industria del Calzado y un representante de la Cámara Gremial de Curtidores con objeto de familiarizarse con los métodos y sistemas allí vigentes. Cada una de estas Cámaras dispone la persona a participar del viaje y en ambos casos la decisión recae sobre el presidente de la entidad. Al mismo tiempo, ambas deciden nombrar a la CPI socio honorario de su institución. Como resultado de este viaje se escribe el informe donde centralmente se considera que el principal déficit de los cueros nacionales radicaba en el empleo de ciertos productos químicos61. Los investigadores encargados del informe Armour destacan también esta falencia62. A su juicio los altos precios de los productos químicos importados dificultan la modernización de la industria. Por ello, proponen una actualización de las tarifas aduaneras que permita importar estos productos a menor costo (algunos tenían un 42% de recargo). Sólo estas medidas permitirían a la industria local competir con la extranjera:

Para que los curtidores argentinos tengan probabilidades de sobrevivir a la competencia en el extranjero, deben disponer de las materias primas a un precio que por lo menos no sea superior a los precios de los competidores63.

Pero el informe Armour iba más allá al sostener que si las curtiembres querían alcanzar verdadera importancia en el mercado mundial, no podían contentarse con imitar simplemente los progresos de la industria extranjera, sino que necesitaban desarrollar investigaciones propias.
La CPI toma este consejo y promueve la creación de un laboratorio que sería financiado tanto por la CPI como por las curtiembres particulares. En octubre de 1944 se visitaron las principales curtiembres para solicitar su colaboración en un programa que emprendería la CPI. La totalidad de las firmas visitadas aceptaron, en principio, la iniciativa; se preparó un reglamento del cual podría surgir un Instituto del Cuero, dependiente de la CPI y se preparó su plan de acción por dos años64. La CPI encaró distintos estudios particulares, además del ya citado sobre la clasificación racional de cuero. Por una parte realizó un exhaustivo análisis comparativo de la calidad de las suelas argentinas. Por otra parte, indagó acerca de nuevos procesos de elaboración de los cueros que permitieran exportar los cueros a medio procesar.
Por medio de la revista El cuero y sus manufacturas65 tenemos noticias del proceso conserv para cueros y pieles. El mismo fue promocionado por la CPI. En su edificio de la calle Rivadavia 733, se inauguró el 10 de diciembre de 1943 la exposición de cueros y suelas de productos conserv. El método conserv es presentado como la solución para la exportación de cueros salados. El método permitiría abaratar el transporte por ocupar menos volumen, sin que el producto se deteriorara. Podía ser prensado en fardos para achicar el volumen y doblarse al ser enfardado sin que se rompa o deteriore la flor. Ocupaba veinticinco por ciento menos espacio que un cuero secado al sol. Pesa 49% del cuero salado y 39% del cuero fresco (verde).
El cuero conserv no era un cuero salado. Como poseía cierto grado de elaboración, podía exportarse al tipo de cambio preferencial, aplicado a los cueros curtidos, sin pertenecer realmente a esta categoría. Un cuero conserv era sometido sólo a la primera fase de elaboración, aquella que requería más mano de obra:

Representa para el curtidor del país de destino, el de mejor clasificación de calidad y la ventaja de estar pelado y bañado (trabajo de rivera) como si el mismo fuera a destinarse a curtirse de inmediato por cualquier procedimiento vegetal o mineral. Produce la economía de tiempo y salarios del proceso de rivera que, en relación al ‘estándar' de vida de cada país, incide considerablemente en el costo definitivo66.

En la curtiduría de Ambrosio Merlino se efectúa una prueba ante representantes de embajadas extranjeras y exportadores de Gran Bretaña y Canadá. El proceso implica las siguientes fases: pelado con furlón de puerta maciza (20 minutos); lavado con furlón de puerta maciza y rejas (40 minutos); nuevo lavado con furlón de puertas de rejas (diez minutos); conservado del c. con furlón de puerta maciza (30 minutos); inspección y cambio de fases (20 minutos) y secado (8 horas al aire libre). El tiempo total es de diez horas y treinta minutos, si el secado se realizara al aire libre. En el caso de procesar cueros de campo secos, se debe añadir al cómputo una hora correspondiente al remojado. Este tiempo es significativamente inferior al que se emplearía para el curtido completo del producto. Cabe señalar que, en este caso, se está fomentando la exportación de un producto semielaborado. Frente al cuero salado, sin procesar, presenta dos ventajas: permite un transporte más económico por su menor peso y volumen. En segundo lugar, las etapas de elaboración a las que ha sido sometido son las que emplean más mano de obra que, como sugiere el fragmento arriba citado, implican para el curtidor un ahorro de costo al realizarse en los países donde la mano de obra es más barata. Como contrapartida, los procesos más delicados, que inciden en la calidad final del producto, se realizan en el país que importa el cuero coserv. Con esto dejan de tener incidencia la falta de disponibilidad local de ciertos productos químicos o el empleo de sistemas no del todo adecuados.
La propuesta de este sistema nos muestra que parte de las exportaciones podrían basarse en una fuerza de trabajo más barata. Al mismo tiempo, se observa que la CPI no duda en promocionar un sistema que, si bien podía representar un avance respecto de la exportación de cueros crudos, hubiera significado un retroceso frente a la comercialización de cueros curtidos. No hemos registrado más información respecto de este sistema. Pero quizás la eliminación del beneficio cambiario para la exportación de cueros curtidos haya disminuido el interés que este método pudiera tener67.

La clausura de la CPI y la creación del IAPI

Como ya lo señalara Susana Novick la CPI, disuelta en mayo de 1946 es un antecedente directo del IAPI que hereda sus bienes. El decreto 12596 de 3 de mayo de 1946 pone a cargo del Banco Central el control de cambios. A consecuencia de esto se anula la autorización acordada en relación a las operaciones de cambio a la CPI. Al liquidarse la CPI y trasladarse al Banco Central el conjunto de las tareas de fiscalización de las operaciones de cambio, éste debía proponer el destino de los bienes de la CPI. Según testimonia Novick, el presidente del Banco Central, Miguel Miranda, dirige con tal propósito una carta al Ministro de Hacienda. Allí recomienda que los bienes de la extinguida CPI pasaran a una entidad pública autárquica que asumiera las mismas funciones que aquella detentara previamente. Argumenta que:

No parece prudente suprimir la acción de promoción del intercambio; se piensa, por el contrario, en la necesidad de coordinar esa acción en forma orgánica y práctica, de manera que asegure positivos beneficios a la economía nacional, sirviendo para respaldar, tanto a los productores agrarios cuanto a los industriales, de toda perturbación del mercado, debida a factores económicos extraordinarios, sean ellos naturales o el resultado de medidas tomadas por los gobiernos de otros países. La conquista de nuevos mercados y el afianzamiento de los ya logrados, así como la provisión regular de materias primas y equipos que aseguren un desarrollo racional a la economía del país, justifican una acción permanente de promoción del intercambio. Para desarrollar ordenada y eficazmente esa acción se juzga necesario crear una entidad autárquica nacional, la que debiera ser organizada y dirigida con criterio comercial, sin perderse su finalidad de bien común68.

La carta fue escrita el 24 de mayo de 1946. Cuatro días después se firmaba el decreto 15344 por el cual se creaba el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio. En sus considerandos se menciona la necesidad de asesoría a los productores respecto a las condiciones exigidas en los distintos mercados para poder imponer en ellos sus mercancías, la intermediación a partir de entidades permanentes que permitieran la efectivización de los negocios, la conquista de nuevos mercados y el afianzamiento de los conquistados, reproduciendo así algunos de los argumentos a los que apelaba Miranda. El decreto añade la conveniencia de que esta actividad quede a cargo de una institución pública que en algunas de sus tareas pueda, en aras del bien común, prescindir de los propósitos de lucro que constituyen la base de las organizaciones comerciales privadas.

Conclusiones

Al consultar las Memorias y otros documentos publicados por la CPI descubrimos que esta entidad había tenido una actividad mucho más amplia de lo que habitualmente se consideraba. La apertura de distintas filiales comerciales de la CPI en Estados Unidos es una prueba de ello.
A su vez, los estudios encargados por ella tenían, en su mayoría, una finalidad práctica inmediata. Esto, que constatamos en el conjunto de sus iniciativas, resulta particularmente cierto para el caso de la industria del calzado y las curtiembres. En esta rama la CPI promueve la adaptación de los modelos a los gustos del mercado norteamericano, trabaja junto a las entidades gremiales de los empresarios por el mejoramiento de la calidad de los cueros e impulsa nuevos métodos productivos como el sistema conserv. En este sentido, la entidad muestra una orientación pragmática y no duda en estimular este procedimiento que, si bien implicaba la exportación de un producto con mayor valor agregado que los cueros crudos, era menor que el de un cuero curtido. Este sistema permitía exportar el cuero semi elaborado, permitiendo que las operaciones más delicadas se realizasen en otros países.
Efectivamente, la terminación de los cueros era deficiente por la carencia, o el elevado costo, de ciertos productos químicos. Esto generaba una excesiva dependencia del extracto de quebracho. Estos problemas afectaban a la industria del calzado local, como lo prueba el hecho de que a las primeras muestras de calzado que la CPI envía a Estados Unidos se les objete la calidad del cuero empleado. Esto confirma la hipótesis que hemos defendido en otra ocasión respecto a la importancia de los eslabonamientos industriales para el desarrollo de determinadas industrias, en particular, la del calzado69.
La actividad de la CPI, fue entonces intensa e incidió en el desarrollo de las exportaciones. No obstante su trascendencia no debe ser sobrevaluada: actores privados -como la firma Tonsa- actuaron también en el mismo sentido que la CPI y, fundamentalmente, es el contexto internacional lo que favorece las exportaciones industriales de países como México y la Argentina. De todas formas, las actividades de la CPI, sumadas a los beneficios cambiarios para ciertas exportaciones manufactureras, y el beneficio de draw back conforman una especie de sistema de promoción de exportaciones. Comparado con regímenes de promoción de exportaciones implementados con posterioridad su principal diferencia radica en que no se exime a las exportaciones promovidas del pago del impuesto a las ventas.
Ciertas debilidades de la industria local parecen haber dificultado la consolidación de las exportaciones manufactureras. En ese sentido se destaca el problema del déficit de calidad y estandarización de los productos y la dificultad para una mayor ampliación de la producción. Otros obstáculos que desde ciertas perspectivas podrían considerarse ajenos al ámbito estrictamente económico, como la elevación de costos causada por los incrementos salariales, a nuestro juicio no debiera entenderse de esta manera. La suba de los salarios más que a políticas demagógicas parece responder a niveles de ocupación que hacia mediados de la década del '40 se acercaban al pleno empleo. La reserva de fuerza de trabajo argentina parece agotarse con rapidez en las fases ascendentes del ciclo económico. En última instancia, la ausencia de vastas masas plausibles de ser incorporadas a la producción marca una fuerte diferencia con los países del sudeste asiático y debería ser considerada como un elemento estructural que -al menos en el período que nos ocupa- aparece como un grave condicionante de un proceso de sustitución de exportaciones.
Finalmente, cabe señalar que a partir de la reforma de sus estatutos, la CPI va abarcar muchas otras funciones como la promoción de importaciones de insumos escasos, el desarrollo de la minería, el fomento del comercio con los países limítrofes. Gran parte de estas actividades serán luego retomadas por el IAPI. Sin embargo, un análisis certero de las continuidades y rupturas entre estos dos organismos que supere las impresiones superficiales requiere una indagación sistemática de las actividades desarrolladas por el IAPI, aspecto que naturalmente, excede los límites del trabajo aquí presentado.

 

Notas

1 Llach, 1972: 181-182.

2 Llach, 1984: 527.

3 Cramer, 1998: 519-550.

4 Armour, 1982: 117, Informe.

5 Llach, 1984: 533.

6 Ibidem.

7 Cramer, 1998: 522.

8 Ibidem: 547.

9 Ibidem: 548

10 Ibidem: 534 y 535.

11 Llach, 1972: 181-182. Otro elemento para complejizar el entendimiento de las relaciones internacionales lo presenta Rapaport quien señala, en base a un informe del embajador británico, que Estados Unidos veía con buenos ojos la promoción de las manufacturas en la Argentina en la medida en que ella podría debilitar el tradicional vínculo de este país con Gran Bretaña. Rapaport, 2005: 237.

12 Por una parte señala que uno de los aspectos controvertidos del Plan Pinedo era la nacionalización a un precio generoso de los ferrocarriles ingleses. Cuando esta medida sea finalmente concretada por Perón recibirá la crítica de los sectores liberales. Por otro lado, Cramer señala que el IAPI no representa un cambio drástico en la política fiscal, pues ya desde 1942 se había implementado un sistema de impuestos a las exportaciones con similitudes no superficiales con el posterior IAPI. Cramer, 1998: 549-550.

13 Díaz Alejandro, 2001: 110.

14 Murmis y Portantiero, 2011: 66 y 106; Rapaport, 2005: 233.

15 Díaz Alejandro, 2001: 110.

16 Ibidem: 105-106.

17 Novick, 1986: 23-24.

18 Fodor y O'Connell, 1973: 3-65.

19 Banco Central de la República Argentina (en adelante BCRA), 1941. Rapaport señala que este crédito fue gestionado por Prebisch y que finalmente no pudo concretarse. Rapaport, 2005: 231.

20 BCRA, 1944: 6.

21 Dorfman y Sintes Olives, s.f.: 14.

22 Esta comisión se financiaba con un impuesto sobre el valor Fob de las operaciones comerciales para las cuales el comité otorga permiso de exportación. El 22 de diciembre de 1941 decreto 109059 estableció que las mercaderías exportadas debían ser acompañadas por certificados de calidad, y que se iría formando de un modo progresivo de listado de productos sometidos en forma obligatoria a tal requisito. Se crearon para ello subcomités asesores existiendo hasta el momento de la encuesta del calzado, cereales, conservas de pescado, cueros y pieles,destiladores, frutas, industria quesera lecharía, etc. Todavía no tenían información sobre su resultado, Dorfman y Sintes Olives, s.f.:13.

23 Dorfman y Sintes Olives, s.f.: p.7.

24 Ibidem: 8 y 9.

25 Ibidem: 8 y 9.

26 Los trabajos en esta rama se iniciaron en el primer semestre de 1942 como parte de un programa de fomento de la minería, se gestiono en EE.UU. la compra de una planta piloto experimental y un laboratorio químico de minería al tiempo que se contrató a un ingeniero de minas. En el primer semestre de 1943 se organizó la división minería. Corporación para la Promoción del Intercambio (en adelante CPI), 1944b.

27 BCRA, 1941-1945: Circular nº 336.

28 Cramer considera a Pinedo un precursor del MERCOSUR. Cramer, 1998: 521. En el mismo sentido se expiden Porcile, 1995: 129-60 y Dosman, 2006: 107-20. La firma del Acuerdo para la Creación Progresiva de una Zona de Libre Comercio de noviembre de 1941, donde los países se comprometían a no crear nuevas barreras aduaneras muestra el interés real en avanzar en ese sentido, ver Rodríguez, 2001: 100-112.

29 Si la preocupación por la posguerra aparece en ellos lo hace en completa consonancia con el proyecto original de Pinedo. Es decir, en procura de evitar el desarrollo de actividades consideradas artificiales, que no pudieran sobrevivir en la posguerra. Recién más tarde, acercándose el final de la guerra, esto empieza a ser una preocupación más importante; así se plantea la necesidad de un nuevo estudio con esta finalidad específica. Ver: CPI, 1943b. El documento sólo indica la necesidad del desarrollo de la investigación, de la cual no tuvimos noticias posteriores en las fuentes consultadas.

30 CPI, 1942: 7.

31 CPI, 1944b: 1.

32 Ibidem: 3.

33 Sin autor, 1944: 6.

34 Durante 1942 también gestiona un acuerdo entre un frigorífico norteamericano y argentino. CPI, 1943a.

35 Godwin, 1944: 15. Este informe también señala que en muchos casos en esta industria algunos de los nuevos métodos productivos no pudieron ser implementados en la Argentina por que la escala de producción no era lo suficientemente amplia, Godwin, 1944: 16.

36 CPI, 1944a.

37 CPI, 1945: 2 y 7. Otros productos exportados fueron: pescado desecado, lanares, botones de corozo y de nácar, esencia de palo santo, platería y bisutería.

38 Ibidem: 7-8.

39 CPI, 1944b: 15-16.

40 Ibidem: 16.

41 CPI, 1946: 21.

42 CPI, 1944e: 27.

43 CPI, 1946: 49.

44 Ver Kabat, 2008a.

45 Ministerio de Hacienda, 1944.

46 La Prensa, 1946: 11.

47 Argentina. Ministerio de Hacienda. Dirección General de Estadística de la Nación, 1941, 1942, 1943, 1944, 1945, 1946.

48 Entrevista a Irving Tow gerente de la firma TONSA, que en forma privada promovió la exportación de calzado y otros productos industriales a Norteamérica, Sin autor, 1940: pp. 19 y 20.

49 United States Department of Commerce: Commerce Yearbook 1932, t. I: 461/462.

50 Ese año Checoslovaquia exportó cerca de 4 millones y medios de pares a Estados Unidos (4499.000 pares). United States Department of Commerce, 1930: 528.

51 En 1946 Estado Unidos importa, excluyendo alpargatas y huarachas (calzado muy económico de origen mexicano), 3.394.823 pares de calzado. De los cuales 1.374.676 provienen de Canadá, 605.266 de México y 544.051 de Argentina. Foreign Commerce and Navigation of the United States, 1950: 70 y 71.

52 La Importación de calzado femenino de Estados Unidos, en pares, en 1946 es de 504.670, sobre un total de 841.597, es decir que representa un 59%. Foreign Commerce and Navigation of the United States, 1950: 70 y 71.

53 Cámara de la Industria del Calzado, 1946: 13. Es posible que la cifra de producción fuera menor y que, de ese modo, el porcentaje exportado fuera mayor. La Cámara esta interesada en que el porcentaje sea bajo para desmentir que las exportaciones pudieran incidir en la suba de precios o en el desabastecimiento interno.

54 La Torre, 1964: 19. Otro estudio económico brindaba para este año una cifra similar 18.831.904 pares de calzado de cuero, que resulta del cálculo de producción estimada en base a la cantidad de cueros empleados en el mercado interno. FIAT. Oficina de Estudios para la colaboración económica internacional, 1963: 157. Por esta correspondencia entre las dos fuentes que brindan datos sobre la producción en este año, tendemos a considerar más acertado el cálculo realizado para este año.

55 Hopkins, 1944: 78-79.

56 Hopkins, 1944: 125.

57 Armour Research Foundation, 1943: 131. Para los datos de la Argentina el autor se basa en estimaciones de los curtidores, los demás son tomados de fuentes oficiales y convertidos a la moneda argentina por el autor.

58 CPI, 1942: 8-9

59 CPI, 1943a: 21.

60 CPI, 1942, 1943a: 21.

61 Del Rio y Gomez Palmes, 1943.

62 CPI, 1944c.El capítulo dedicado a estudiar la industria del cuero fue también publicado en forma independiente ver: CPI, 1944f.

63 CPI, 1944c: 15 y 16.

64 CPI, 1944d: 21.

65 Cámara Gremial de Curtidores, 1944:10.

66 Ibidem:10-11.

67 Sobre el desarrollo ulterior de estas industrias bajo los dos primeros gobiernos peronistas ver: Kabat, 2013.

68 Novick, 1986: 140.

69 Kabat, 2008b.

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