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Revista de historia americana y argentina

On-line version ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.49 no.2 Mendoza Dec. 2014

 

ARTÍCULOS DE HISTORIA ARGENTINA

DOSSIER.
VITIVINICULTURA, OBRAS PÚBLICAS Y METALURGIA REGIONAL EN MENDOZA. Talleres proveedores de bienes y servicios al Estado provincial (1895-1914)

                                                      

Eduardo Pérez Romagnoli
INCIHUSA-CONICET. eperezrom@gmail.com

Recibido: 21-V-2014
Aceptado: 08-VIII-2014

 

RESUMEN
El artículo se refiere a los talleres metalúrgicos fundados por inmigrantes europeos en Mendoza que fueron proveedoresde bienes y servicios al Estado provincial entre 1895 y 1914. Los trabajos de los talleres corresponden principalmente a demandas relacionadas con la expansión y la modernización del sistema de riego artificial en el oasis norte Mendoza, donde el modelo vitivinícola arraigó con más fuerza en el período considerado. Se ha examinado fuentes existentes en el Archivo General de la Provincia de Mendoza (carpetas de Obras Públicas del período independiente, protocolos notariales) y expedientes vinculados con el agua para riegos existentes en el Archivo del Departamento General de Irrigación.
Palabras claves: vitivinicultura; talleres metalúrgicos; obras públicas; Mendoza.

ABSTRACT 
The article refers to metallurgical workshops founded by European immigrants in Mendoza who were suppliers of goods and services to the provincial government between 1895 and 1914. These workshops are mainly related to demands of the expansion and modernization of artificial irrigation system on Mendoza northern oasis, where the wine model rooted more strongly in the considered period. We examined existing sources in the Archivo General de la Provincia de Mendoza (folders of public works during the independent period, notarial records) and records related to irrigation water, existing on archives of Departamento General de Irrigación.
Key words: viticulture; metallurgical workshops; public Works; Mendoza.

 

INTRODUCCIÓN, HIPÓTESIS, PROBLEMAS

Desde sus inicios a fines del siglo XIX, la vitivinicultura moderna en Mendoza incorporó tecnología desconocida en la provincia1. Las bodegas y destilerías industriales se iniciaron y, en buena medida, se desarrollaron mediante el empleo de equipos e instrumentos provistos por empresas europeas, particularmente de Francia e Italia. No obstante, la demanda de bienes y servicios metalúrgicos relacionados con el equipamiento de esas industrias y con la agricultura irrigada proveedora de su materia prima, impulsó una actividad metalúrgica in situ. En ella tuvieron una participación decisiva los inmigrantes europeos de varias nacionalidades. Sin soslayar la intervención de españoles y franceses, por la cantidad de talleres que fundaron y por su desempeño pionero se destacaron particularmente los italianos2.
Al interrogarnos por las causas de la puesta en marcha y el funcionamiento de los talleres metalúrgicos en departamentos del norte provincial, debemos destacar las ventajas provenientes de su propia localización en lugares del oasis donde se afianzaba la especialización vitivinícola. En efecto, al estar instalados próximos a la demanda de sus servicios, podían competir con los talleres localizados en Buenos Aires debido a que los productos fabricados en la ciudad puerto se encarecían por el flete ferroviario. Los talleres mendocinos proporcionaban con presteza algunas partes e instrumentos demandados por agricultores e industriales. Al faltar, por causas diversas, piezas y utensilios en el mercado local para permitir el normal funcionamiento de máquinas, herramientas y equipos importados, quedaba en evidencia la importancia de los talleres metalúrgicos mendocinos. A partir de la imitación de los diseños importados, muchos de los talleres comenzaron a producir localmente instrumentos y equipos para la vinicultura y la agricultura irrigada. La calidad aceptable de bienes producidos en ciertos talleres en competencia con los importados, fortificó sus operaciones.
La búsqueda de información para nuestras precedentes investigaciones sobre la constitución de la actividad metalúrgica regional productora de máquinas y equipos para bodegas y destilerías industriales e instrumentos agrícolas, nos fue suministrando datos sobre la relación de algunos talleres con necesidades del Estado provincial, vinculadas con la reparación, el aprovisionamiento de partes para máquinas y equipos, la producción de algunos objetos y su participación en diversas obras públicas entre fines del siglo XIX y principios del XX. Ello nos ha permitido partir del supuesto de que, en el período indagado, talleres metalúrgicos de la provincia cubrieron también una parte de las demandas provenientes de la construcción de diversas obras de infraestructura, relacionadas directa o indirectamente con la difusión de la vitivinicultura moderna. Esta actividad fue transformadora y creadora de un nuevo espacio geográfico y de una nueva economía en los oasis irrigados mendocinos por voluntad de sus promotores: los miembros modernizantes de la élite provincial3.
Nuestra hipótesis de trabajo es que los talleres mejor equipados fueron los principales contratistas y/o los que prestaron servicios y proveyeron productos metalúrgicos con mayor continuidad al Estado provincial. De esta manera, éste enfrentaba las demandas asociadas con la construcción y el mantenimiento de distintas obras públicas, vinculadas tanto con la extensión del sistema de riego artificial o la construcción de vías de comunicación terrestre dinamizadas por la difusión de la agroindustria del vino, como con requerimientos propios del espacio urbano en expansión.
La hipótesis ha sido verificada. Al igual que con algunas investigaciones precedentes, uno de los inconvenientes que no hemos podido superar es la escasez de información, dificultando la comprobación de ella. Un primer problema que se presentó es la inexistencia de fuentes suficientes que nos permitan establecer cuáles eran los talleres mejor equipados. Las cédulas censales del Segundo Censo de la República Argentina (1895) son la única fuente que ofrece información relativa a varios talleres; apoyada parcialmente por un artículo periodístico que se refiere a un taller registrado por las dichas cédulas. En segundo lugar, esperábamos encontrar un mayor número de talleres como proveedores de bienes metalúrgicos para las demandas estatales, pero los resultados de la investigación no confirman esa suposición. En efecto, las fuentes consultadas nos expresan que fue un grupo reducido, no más de tres o cuatro, de un total de veintisiete registrados en nuestras investigaciones en el período considerado4, los que suministraron bienes metalúrgicos para responder a las necesidades del Estado, pero sólo dos del modo expresado en la hipótesis.
Para el tema que nos interesa, en el período indagado fue innegable la influencia que ejerció en la actividad metalúrgica la ampliación y modernización de la red de riego artificial, especialmente en el núcleo del oasis norte, y por la expansión espacial y edilicia de la ciudad de Mendoza y de las cabeceras de los departamentos contiguos. Es decir, allí donde -con excepción del departamento de Las Heras-, el modelo de desarrollo vitivinícola arraigaba con más fuerza, alimentando actividades económicas y la conformación del espacio urbano. Según nuestras fuentes, dos demandas tuvieron un lugar destacado en diferentes labores de reparación y mantenimiento y en la producción metalúrgica de algunos talleres proveedores el Estado. En primer lugar, la construcción de compuertas de hierro para los numerosos canales de riego de la densa red jerarquizada que se ampliaba y remozaba a la par del aumento de la superficie ocupada por el viñedo. Y en segundo lugar, la extensión de la red de agua corriente y potable en las áreas urbanas, en particular en el departamento Capital.
Con las advertencias señaladas, en el presente trabajo nos proponemos ofrecer un panorama general acerca de la participación de talleres metalúrgicos en la provisión principalmente de objetos para el sistema de riego artificial, pero también efectuaremos una referencia sobre su intervención en la prestación de servicios y en la construcción de otras obras públicas en la provincia entre 1885 y 1914. Entre las fuentes principales para el período considerado debemos nombrar las carpetas correspondientes a Obras Públicas existentes en el Archivo General de la Provincia de Mendoza y expedientes referidos a cuestiones vinculadas con el agua para riego en el Archivo del Departamento General de Irrigación. Estas fuentes contienen información sobre diversas obras públicas, aunque con vacíos temporales que impiden establecer una secuencia y profundizar en su conocimiento e interpretación. También han sido de utilidad el Registro Oficial de la Provincia de Mendoza y algunos protocolos notariales. Las fuentes periodísticas locales complementan a las fuentes mencionadas.

MODESTOS PERO DESIGUAL IMPORTANCIA DE LOS TALLERES

El primer paso es una breve presentación de talleres metalúrgicos en Mendoza en el período considerado con la intención de tener un conocimiento básico sobre algunos aspectos, tales como quiénes eran sus dueños, desde cuándo operaban en la provincia y cuáles eran los bienes que producían algunos de ellos. Los primeros talleres artesanales son anteriores a 1885. Se trataba de talleres muy modestos reparadores y productores de objetos sencillos, como herraduras, aperos y otros objetos de uso común en la Mendoza rural de la época. Estaban localizados principalmente en la capital provincial. Dejando de lado aquellos talleres consignados por fuentes periodísticas de mediados del siglo XIX y puestos en marcha por metalúrgicos de la inmigración temprana5, uno de los pioneros, cercano en el tiempo de los inicios de la especialización vitivinícola fue el del italiano Vicente Arturo, radicado allí desde la segunda mitad de la década de 1870. Como productor de braseros y reparador y constructor de alambiques, Arturo fue un superador de los trabajos que realizaban numerosas herrerías diseminadas en distintos pueblos de la provincia y de las que da cuenta el Primer Censo Argentino (1869).
Lograda la articulación ferroviaria con Buenos Aires (1885), la sucesiva fundación de talleres metalúrgicos es uno de los numerosos cambios al extenderse la vitivinicultura moderna en el oasis norte de la provincia. Una nómina de esos talleres -que de ninguna manera se pretende exhaustiva- debe incluir, en primer lugar, la unidad de producción de los catalanes Antonio Baldé y Gil Miret, en marcha desde 1885 en el departamento Capital y, desde 1888, la de los hermanos Carlos y Héctor Berri (Héctor se retiro en 1892) en el departamento de Belgrano (hoy Godoy Cruz), pero contiguo a Capital. Según las cédulas censales de 1895, eran los mejor equipados por la cantidad de dinero invertida en la adquisición de máquinas herramientas entre los ocho talleres registrados, excluyendo herrerías y carrocerías6. Otros talleres que en la segunda mitad de la década de 1880 acompañaron a los dos mencionados fueron los de Stroppiana y Arisio (italianos), Fink y Schmidt (alemanes), Vicente Guzzo (italiano), Santiago Tissandier (francés)7.
En la década de 1890 hay nuevos talleres fundados por inmigrantes. El departamento Capital sigue siendo el principal espacio de localización elegido por los metalúrgicos para instalar sus talleres pero la segunda mitad de la década anuncia un rasgo que se acentuará a comienzos del siglo siguiente: la extensión del espacio de las unidades productivas hacia otros departamentos de la zona núcleo de difusión de la vitivinicultura moderna8, e inclusive fuera de ella, conforme se ampliaba y consolidaba en la provincia el nuevo modelo socioeconómico.
En 1891, el alemán Roberto Meyer componía toda clase de objetos en su taller cercano a la estación ferroviaria de la ciudad de Mendoza9 y en 1897 el padrón de industrias y casas de negocios del núcleo de Maipú -departamento contiguo al de Capital- lo registraba como dueño de una herrería. Al alba del siglo siguiente, en el mismo núcleo, Roberto Meyer era productor de carruajes, arados y rejas10. También en 1891, el francés Pablo Ramonot había abierto su taller en el departamento Capital11. Las fichas censales del Segundo Censo de la República Argentina (Económico y Social) (1895) revelan que había trasladado su herrería al distrito de Barriales, en el departamento de Junín, 50 kilómetros al Este de la ciudad de Mendoza. Al iniciarse el siglo XX, Ramonot transformará su herrería en la primera fábrica de arados de la región vitivinícola y, seguramente, también la primera nacida en el país fuera de la región pampeana12. Las mismas fichas censales localizan en el distrito de Alto Verde, departamento de San Martín, muy cerca de Barriales, el taller de trabajos mecánicos agrícolas en general de Roger Michel, otro francés. A diferencia de la herrería de Ramonot, donde en 1895 trabajaban tres obreros, el taller de Roger Michel ocupaba cincuenta13; una cifra muy alta para la época y no igualada por ninguna otra unidad de producción metalúrgica provincial hasta la segunda década del siglo XX.
En los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX fueron abiertos varios talleres, algunos de los cuales tendrán cierto peso en la metalurgia regional durante varias décadas. En 1898 comenzó a trabajar el italiano Gabriel Guzzo en Capital y ya operaba el ruso Julio Nicolás Marienhoff, quien se destacaría por la fabricación de alambiques. En 1900, los italianos Pablo Casale y Juan Pollino abrían su taller en Belgrano, a orillas del canal Cacique Guaymallén aprovechando sus aguas para accionar una turbina que proporcionaba energía para las labores metalúrgicas. Pero la sociedad tendrá una corta duración, pues al año siguiente Pablo Casale seguirá sólo y posteriormente en sociedad con su hermano Mario Casale.
Por esos años inició también labores la herrería y fábrica de carruajes de los hermanos Jacobo y Nazareno Masetto, en la villa de Maipú. Posteriormente incorporaron la producción de arados de tracción animal de distintos modelos, instrumentos que más tarde se convertirán en uno de los principales rubros producidos por el taller. En la transición del siglo XIX al XX, dos metalúrgicos que habían abierto sus talleres en la ciudad de San Juan los relocalizaron en Mendoza. Así, en 1897, persuadido por los dueños de la firma Trapiche, el francés Julio Oscar Rousselle levantó su cobrería en el departamento de Belgrano (actual Godoy Cruz), muy cerca de la bodega de la familia Benegas. Y en 1901, pero por su propia iniciativa y optando por el departamento Capital, el austríaco Antonio Fabían se instaló en Mendoza, donde continuó con los trabajos de cobrería, comenzados en San Juan en la década de 1880. Otra cobrería fue la del chileno Moisés Rodríguez, la que fue considerada por un periódico local como uno de los talles mejor equipados de comienzos de siglo14. Sin embargo, para nuestro trabajo no lo tenemos en cuenta por dos razones: produjo solamente objetos de cobre (aunque en los últimos meses de trabajo incorporó una fundición de hierro) y funcionó un corto tiempo.
En 1906 empezó a operar la fundición de cobre del español Luis Ozcoidi. El taller se destacará posteriormente por la producción de carritos volcadores de uva y orujos con ruedas giratorias. Cuando ello ocurrió, sus hijos Natalio Andrés y Domingo Ricardo Ozcoidi lo habían sucedido en el trabajo y la conducción del taller15. En 1907 ya había abierto su taller el italiano Enrique Epaminondas Pescarmona -en Capital, igual que el taller de Ozcoidi- quien también produjo carritos volcadores, además de prensas, moledoras y otros instrumentos. En 1910, Pacífico Buccolini, otro italiano, con el apoyo de sus hijos Luis y Enrique, puso en marcha su taller en el distrito General Gutiérrez, en Maipú. En este departamento se difundía con fuerza la vitivinicultura moderna y se multiplicaban las bodegas y destilerías industriales. Cuatro años más tarde, Victorio Ronchietto empezaba a trabajar en su propia unidad de producción ubicada muy cerca del taller de Sucesores de Carlos Berri, donde había dirigido la sección de herrería artística desde 1912, cuando llegó a Mendoza. También en Godoy Cruz (antes Belgrano), al promediar la década de 1910, ya operaba le taller de los hermanos italianos Victorio y Antonio Mattiello, productores de prensas y moledoras. El argentino Amaranto González, que ya trabajaba en su taller en 1907, se asoció con Maximiliano Heinze en 1911 para constituir una fábrica de alambres y la producción de objetos metalúrgicos varios de cobre y de hierro.
Salvo Pablo Ramonot y los hermanos Masetto, que producían diversos tipos de arados para tracción animal, los metalúrgicos principalmente reparaban y hacían instrumentos y equipos para bodegas y destilerías industriales. Aunque la información es incompleta para avanzar en la comparación entre los talleres, se percibe que hubo diferencias entre ellos, resultantes tanto de las desigualdades existentes desde su puesta en marcha como de un proceso de diferenciación a medida que avanzaba la actividad metalúrgica impulsada por la vitivinicultura. En efecto, hubo algunos que, además de su propio crecimiento, probablemente despegaron en mejores condiciones de equipamiento, como los casos de Baldé y Miret, Berri o Victorio Ronchietto y otros que partieron como pequeñas herrerías o talleres y evolucionaron hacia establecimientos industriales consolidados, por supuesto, dentro de los parámetros regionales: Masetto Hermanos, Talleres Metalúrgicos Rousselle y Buccolini, por ejemplo.
Las diferencias entre los talleres también se reflejan en el número de obreros y en la organización de la producción. En los más pequeños operaban sus dueños secundados por unos pocos trabajadores, inclusive a veces por un sólo aprendiz. En cambio, los talleres más grandes contaban con varios trabajadores. Además del ya mencionado de Roger Michel, según las fichas censales del Segundo Censo de la República Argentina (1895) el taller de Baldé y Miret ocupaba 20 trabajadores y el de Carlos Berri tenía 25 operarios. En 1902, eran 29 los empleados en el establecimiento de lo socios catalanes: 27 obreros y dos capataces16. Un año después, el de Berri contaba con 30 trabajadores, de los cuales 19 eran extranjeros, 8 criollos y 3 aprendices nacidos en el país, aunque hijos de extranjeros17. Fuera del período estudiado, en 1920, la Sociedad Metalúrgica Ronchietto, contaba con 75 empleados, la mayoría en fábrica18.

PRODUCCIÓN PARA EL SISTEMA DE IRRIGACIÓN Y OTRAS OBRAS PÚBLICAS

Además de suministrar servicios y producir instrumentos y equipos para la agricultura irrigada y la vinicultura, algunos talleres proporcionaron bienes metalúrgicos para otras demandas relacionadas directamente con la especialización vitivinícola. Una de ellas fue la ampliación y modernización del sistema de riego artificial, impulsado por la expansión de la superficie plantada con vid, cultivo que pasó de las aproximadas 4.720 hectáreas en 1887, alrededor de 14.000 en 1895 y 70.000 en 1914.
Desde 1884 rige la Ley de Aguas de Mendoza, elaborada por Manuel Bermejo. Para redactarla, su autor se apoyó en antecedentes locales existentes desde mediados del siglo XIX19. La ley se constituyó en el instrumento jurídico que requería la provincia para la sistematización del riego artificial, base de la organización del espacio cuando se expandía la superficie ocupada con viñedo en el oasis norte, alcanzando más tarde el oasis sur. Junto con tomas y diques derivadores en los ríos Mendoza y Tunuyán, se construyeron nuevos canales para llevar el agua hasta las propiedades agrícolas, que se sumaron a los que existían desde cuando la ganadería extensiva con agricultura subordinada era la actividad dominante en los oasis del norte mendocino. Hubo una gran demanda de compuertas, incluyendo las que se utilizan en el interior de las explotaciones agrícolas. Además de las compuertas metálicas, hemos comprobado el uso de compuertas de madera hasta, por lo menos, fines del siglo XIX. Las compuertas de madera fueron incorporadas tanto en los repartidores de algunos canales principales como en los canales menores. La madera empleada era de quebracho colorado20 y de pino tea. Con esta segunda se armaron, por ejemplo, los repartidores que hizo construir la Oficina Hidráulica para los canales de La Dormida y de La Paz, del río Tunuyán21
Entre los talleres que reparaban y producían partes y algunos equipos de metal para el Estado provincial y que participaron en obras de infraestructura se encuentran el de Pablo Casale. Pero los que aparecen con mayor frecuencia y cierta continuidad en las fuentes son los talleres pioneros de los socios Antonio Baldé y Gil Miret y el de los hermanos Carlos y Héctor Berri, aunque desde 1892, con distintos socios capitalistas, también italianos, continuó sólo Carlos quien era el conocedor de cuestiones mecánicas y el trabajo del metal.
En la segunda mitad de la década de 1880, al poco tiempo de haber comenzado a funcionar, el taller de los hermanos Berri producía compuertas de hierro para canales locales, pero no hemos podido comprobar si lo hacía para particulares y/o para el Estado o para ambos. Suponemos que fue únicamente para particulares que requerían las compuertas para sus viñedos puesto que, con respecto a estos objetos, el Estado provincial incorporó tempranamente como contratista a una firma de Capital Federal, previo llamado a licitación efectuado por la Oficina Hidráulica. En efecto, en 1889 (año en que comienza a funcionar el dique derivador sobre el río Mendoza) suscribió un contrato con la empresa J. Ray Chavanne y Cía. para la construcción de diecisiete compuertas de hierro para el sistema de riego mendocino22. Se acordó que al final del trabajo los modelos de madera que se habían hecho para la construcción de las compuertas se debían entregar al comprador. Esta cláusula sugeriría que los Poderes Públicos tenían en cuenta que los talleres locales podrían eventualmente armar las compuertas en el futuro. En la década siguiente, el Estado provincial acordó con los Talleres Metalúrgicos de Pedro Vasena la construcción del tramo metálico del puente sobre el río Mendoza en el departamento de Luján23.
En las fuentes consultadas hemos encontrado que entre 1890 y 1903 el taller de Carlos Berri efectuó por lo menos diez trabajos, de distinta envergadura, para el Estado provincial relacionados con el sistema de riego artificial. En 1890, cuando Berri se había asociado con su compatriota Luis Goria, el taller construyó 9 compuertas y 2 vertederos con sus respectivos marcos y fierro para las tomas de los canales Flores, Corvalán y Santander24, en la margen derecha del río Mendoza. En 1893 efectuó dos trabajos destinados al río Tunuyán (crucetas para el motor a vapor del dique y 64 anclas para las tomas y descargadores del dique)25. Ese mismo año, Carlos Berri protocolizó un contrato con dos particulares, los franceses Sebastián Contadini y Marcel Champeau para la entrega de compuertas y mecanismos con las mismas especificaciones de su contrato con la Superintendencia de Irrigación, destinadas a canales del Tunuyán. Vale la pena mencionar algunos aspectos señalados en el compromiso notarial, pues seguramente se trata de uno de los primeros contratos de este tipo registrados en la provincia, y quizá el primero protocolizado. Berri recibió $ 7.000 m/n en el momento de protocolizar el acto y percibiría $ 6.000 al terminar las obras en el taller, restando un saldo desconocido para cuando colocara las compuertas. Quienes las encargaron las transportarían hasta el lugar donde serían colocadas, cobrando al constructor $ 10,00 m/n por cada tonelada (de mil kilos), pero no se responsabilizaban de probables pérdidas en el camino26. Al año siguiente, entre otros objetos metálicos, construyó 2 compuertas con mecanismos y guías para los aclaradores del río Mendoza, en el departamento de Luján y 2 guías a rondanas para la compuerta y vertederos de La Carrodilla27. En 1895, fueron 24 compuertas destinadas a las galerías de los desarenadores del canal matriz en las tomas del río Tunuyán28, una compuerta doble para el canal Naciente y un vertedero doble para el canal Chachingo, en la margen derecha del río Mendoza29. En todos los casos, las compuertas fabricadas por el taller de Carlos Berri tenían un peso de entre 500 y 1500 kg, con alturas variables, pero que no superaban los 4 metros. Al iniciarse el siglo XX realizó reparaciones metálicas en las tomas del río Tunuyán30.
En agosto de 1903, el Departamento General de Irrigación firmó un contrato con Sucesores de Carlos Berri y Cía. (como dijimos, Carlos Berri falleció a fines de 1900 o principios de 1901) para la construcción de compuertas, mecanismos de maniobras y demás materiales de fierro para el dique derivador sobre el río Mendoza. El contrato, que constaba de diez artículos, incluía, entre otros aspectos, el precio del hierro por kilo para las compuertas y mecanismos ($0,70), por el transporte y colocación (0,05 cvs el kilo); la fecha de entrega de la producción y la ejecución de la obra; las condiciones de pago del trabajo y las penalidades que debía enfrentar la empresa en caso de no cumplir con la entrega de los materiales y ejecución de la obra en el tiempo estipulado31. El monto total de la obra fue de $ 5.324,30, pagando Irrigación $ 2.000,00 al contado, tal cual fue establecido en el contrato32. El monto adeudado sería pagado en letras de tesorería a fines de diciembre de 1903.
Muchos de los trabajos realizados por el taller de Carlos Berri en buena parte de la década de 1890 coincidieron con el período en que el ingeniero César Cipolletti fue Director de la Oficina Hidráulica. Raúl Silanes señala que Carlos Berri y Cipolletti tenían un vínculo familiar33. Ello muy probablemente haya favorecido que el empresario metalúrgico obtuviera contratos con el Estado provincial durante esos años. De cualquier manera, salvo el taller de Balde y Miret, no existió en esa un taller metalúrgico que, principalmente por su equipamiento, pudiera cumplir con ciertas exigencias de las obras públicas destinadas al mejoramiento y ampliación del sistema de riego artificial en esa década.
Con relación al sistema de riego artificial, las fuentes consignan sólo un trabajo del taller de los socios catalanes Antonio Baldé y Gil Miret. Se trató de cajas de hierro producidas en 1893 para tomas del río Tunuyán34.
Hasta 1914, la documentación encontrada indica que el taller de Carlos Berri efectuó trabajos y reparaciones para el Estado provincial por $ 12.732,60 m/n, destacándose la construcción de compuertas, vertederos y otras partes acompañantes para el sistema de riego artificial. Esa cifra se acerca al monto recibido por los socios Antonio Baldé y Gil Miret hasta 1905, cuando se desprendieron del taller. En efecto, el Estado provincial les había entregado $ 11.661,97 m/n por la prestación de diversos servicios -principalmente de reparación-, venta de materiales y construcción de obras, en particular la colocación de cañerías de agua corriente en el departamento Capital. Por cierto, en ambos casos se trata de valores parciales pues la documentación consultada presenta vacíos, es incompleta. Otra diferencia es que la participación de Antonio Baldé y Gil Miret consistió esencialmente en el suministro de materiales y equipos para la extensión del sistema de agua corriente en la ciudad de Mendoza, incluyendo las tareas de reparación y prestación de servicios relacionados con ellos35.
El otro taller local productor de compuertas -y otros objetos- para el Estado provincial que hemos registrado corresponde a comienzos del siglo XX. Se trata de la unidad de producción de Pablo Casale, uno de los precursores de la metalurgia regional, formado desde muy joven en los talleres que tenía en la ciudad de Mendoza la empresa constructora del ferrocarril que la conectaba con Buenos Aires y San Juan. El taller de Pablo Casale construyó compuertas de tipo especial con cuatro secciones de 441,5 kilos de peso36.

Aunque desconocemos si fueron proveedores del Estado provincial, hubo otros talleres que armaron compuertas en las dos primeras décadas del siglo XX. Uno de ellos fue el de los socios Amaranto González y Maximiliano Heinze, en el departamento Capital37. Entre las pequeñas unidades de producción que efectuaron trabajos para el Estado provincial relacionados con obras de infraestructura registramos las de Maingard y Cía. (adquirentes del establecimiento de Baldé y Miret) y el taller mecánico y calderería de Lamberto del Pierre, quien realizó obras en el canal Allaime38, y que no lo teníamos registrado entre los talleres que funcionaron en el período considerado. Victorio Ronchietto, a un año de haber puesto en marcha su unidad de producción, entre los diversos bienes que fabricaba publicitaba compuertas de diversas medidas39, pero no hemos encontrado que las produjera para el Estado provincial (cuadro 1).

Cuadro 1. Principales servicios y trabajos realizados por los talleres de Baldé y Miret (1885-1904) y Carlos Berri (1888-1914) para el Estado provincial.

Fuente: AGPM, Carpetas de Obras Públicas
Nota: Los canales de riego Flores, Corvalán y Santander corresponden a la margen derecha del río Mendoza y captan aguas del canal matriz (Dique Cipolleti). Los canales Chachingo y Naciente corresponden a la margen izquierda del río Mendoza.

PALABRAS FINALES

Fueron dos los talleres mejor equipados en el período abordado: el de los socios Antonio Baldé y Gil Miret y el de Carlos Berri. Y fueron ellos los que tuvieron vínculos más prolongados con el Estado provincial para la construcción de algunas obras públicas durante el período considerado, verificándose lo que habíamos señalado en nuestra hipótesis. El taller de los primeros produjo y colocó principalmente objetos metalúrgicos para el sistema de agua corriente extendido en la ciudad capital de Mendoza y excepcionalmente para el sistema de riego artificial. El taller de Carlos Berri, en cambio, fue el único que tuvo una mayor participación y una cierta continuidad en el aprovisionamiento de compuertas y otros componentes de metal destinados a la infraestructura del sistema de riego artificial de la provincia. En el rubro de las compuertas y algunos mecanismos complementarios, fue acompañado por el taller de Pablo Casale, otro pionero italiano en la constitución de la metalurgia provincial y regional vinculada con la especialización vitivinícola. En las fuentes consultadas para el período considerado, no hemos encontrado información acerca de la intervención de otros talleres metalúrgicos en la provisión de materiales para el sistema de riego artificial mendocino.

 

NOTAS

1 Richard-Jorba y Pérez Romagnoli, 1994.

2 Pérez Romagnoli, 2005.

3 Richard-Jorba, 1998.

4 Pérez Romagnoli, 2005.

5 Se trata de metalúrgicos franceses. En 1852, G. Ponceau comunicaba que reparaba y construía bombas manuales para el trasiego de vino, alambiques y otros objetos. En 1856, el parisino Casimiro Arnoux se ofrecía para arreglar y producir diversos bienes, incluyendo bombas, alambiques, estufas y cocinas económicas. Al finalizar 1856 se había asociado con su compatriota Vicente Magaldy para producir sólo alambiques (Pérez Romagnoli, 2005).

6 Carrocerías eran en la época los talleres productores de vehículos de tracción a sangre para diversos usos.

7 Pérez Romagnoli, 2005.

8 Constituida por los departamentos de Capital, Godoy Cruz, Maipú, Luján y Las Heras según Richard-Jorba, 1998.

9 La Palabra, Mendoza, 14-11-1889.

10 Los Andes, Mendoza, 1-7-1903.

11 Los Andes, Mendoza, 20-1-1891.

12 Pérez Romagnoli, 2005.

13 La información censal no permite diferenciar si Roger Michel producía arados y otros instrumentos agrícolas o si únicamente los reparaba. Probablemente los haya construido, pero no hemos encontrado una fuente que lo pruebe. En realidad, no conocemos otros documentos que se refieran a ese taller. Años más tarde, Roger Michel aparece en fuentes periodísticas como un empresario dedicado otras actividades.

14 El Debate, Mendoza, 12-2-1902.

15 Los dos hermanos protocolizaron la sociedad en 1921 (Archivo General de la Provincia de Mendoza, en adelante AGPM, Protocolo 2197, Antonio Valencia, 1926, t. 2, f. 523, escritura 163, 28-04-1926. Esta escritura es una prórroga de la sociedad constituida el 26-4-1921). Pero a fines de la segunda década del siglo XX ya conducían el taller.

16 El Debate, Mendoza, 2-4-1902. Según esta fuente, el taller fundía piezas de hasta 600 kilos, y entre las diversas máquinas estaba equipado con 16 tornos para ajustadores, una máquina para cepillar, tres para perforar de distinto tamaño, cuatro máquinas de torno cilíndrico para piezas de hasta 6 metros de largo, una para doblar planchas y un molejón. Además de las máquinas, el establecimiento poseía los hornos de fundición, las fraguas y los motores y ventiladores. De los 6500 m2 de la propiedad, el taller tenía 2000 m2 techados.

17 Bialet Massé, 1968. Bialet Massé destaca que en Mendoza hay gran número de talleres y afirmaba que la fundición de Carlos Berri era el más importante de la provincia. Pero hay un hecho curioso. Menciona que habló con Carlos Berri quien le explicó algunas características del taller. Pero Berri había fallecido a fines de 1900 o principios de 1901. En efecto, según AGPM, Protocolo 657, notario Pascual G. Jellemur, 1901, t.1, f. 212, escritura 145, 28-03-1901, el contrato de Sucesores de Carlos Berri con Evaristo Dell'Oro sobre la nueva sociedad fue realizado por su viuda. Ello sucedió por lo menos tres años antes de que Bialet Massé estuviera en Mendoza para realizar su estudio. Otro hecho llamativo es que, por razones que desconocemos, no menciona ni incluye al taller de sus compatriotas Antonio Baldé y Gil Miret entre los visitados para su trabajo.

18 Los Andes, Mendoza, 1921.

19 Entre los antecedentes de la ley de Manuel Bermejo figuran el Reglamento para el juzgado de aguas del fraile Aldao y leyes provinciales de 1871, 1877 y 1882, también el proyecto que presentó en 1881 Julián Barraquero al gobernador. Pero la pieza jurídica que, junto al Reglamento de 1844 (Aldao), fue el Reglamento General de Aguas para la Provincia de Mendoza', de octubre de 1860, atribuido por Homero Saldeña Molina al Dr. Vicente Gil. Este documento es la 'expresión sistematizada de todo el derecho mendocino de aguas (Requena, 1890).

20 Compuertas para canales de madera de quebracho colorado de dos metros de alto por uno de ancho con tornillos de rosca de dos pulgadas de grueso, se venden cuatro en la carpintería de calle Lavalle nº 45 (Los Andes, Mendoza, 21-5-1898).

21 Oficina Hidráulica, diseño de abril de 1896 expuesto en la Biblioteca del Departamento General de Irrigación.

22 El contrato fue firmado por el Ingeniero César Cipolletti, director de la Oficina Hidráulica, en representación del gobierno de Mendoza (AGPM, Carpeta 154, Época Independiente, Sección Obras Públicas, años 1888-1890, documento 27, año 1889). Ray Chavanne y Cía tenía los Talleres Metalúrgicos y Fundición en Charcas 1339. En 1888, este taller metalúrgico era uno de los más o menos 20 ó 25 principales talleres del ramo en Buenos Aires y que estaban agrupados en la Unión Industrial Argentina (Dorfman, 1970: 260).

23 AGPM, Carpeta Obras Públicas, 1890-1899, Expediente nº 9, 24-2-1899.

24 Registro Oficial de la Provincia de Mendoza, 1890: 508.

25 AGPM, Carpeta 7, Época Independiente, Obras varias, 24-11-1893 y 4-12-1893.

26 AGPM, Protocolo 504, notario Francisco Álvarez, 1893, tomo 2, f. 878, escritura 608, 29-05-1893.

27 AGPM, Carpeta nº 7, Época Independiente, Obras varias, Oficina Hidráulica, Expediente 124/178 y 30-11-1894.

28 Registro Oficial de la Provincia de Mendoza, Tomo Cuarto, Ministerio de Hacienda, Mendoza, 1895.

29 AGPM, Carpeta nº 7, Época Independiente, Obras varias, Oficina Hidráulica, Expediente 124/178, 30-11-1895.

30 AGPM, Carpeta nº 6, Época Independiente, Obra Públicas, ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel, 1897 a 1900, Expediente 85/1056, 18-05-1900.

31 Archivo del Departamento General de Irrigación (en adelante ADGI), Expediente nº 4036, Contrato Superintendente de Irrigación y Sucesores de Carlos Berri para construcción de compuertas del dique del río Mendoza, 10-8-1903

32 Por diversas causas, algunas ajenas a la empresa (como la pérdida y demora en el arribo de materia prima transportada por el ferrocarril desde Buenos Aires a Mendoza), ésta se atrasó un mes en la entrega de la obra y los materiales correspondientes, razón por la cual la Superintendencia General de Irrigación la multó con $ 600,00 (Ibídem).

33 El hermano de Carlos Berri, Héctor (Ettore) se casó en Mendoza con la única hermana de Cipolletti, Leonor, que el ingeniero había traído de Italia como compañía para su esposa Ida Grossi (entrevista del autor (Silanes) con la antropóloga María Susana Cipolletti) (Silanes, 2009:15). El autor agradece a Raúl Silanes la información verbal inicial sobre este vínculo familiar. Recordemos que Héctor y Carlos Berri fueron socios hasta 1892 en el taller, aunque la actividad metalúrgica la desarrollaba Carlos. Héctor producía baldosas y desde fines de 1893 fue dueño de una ferretería industrial en la capital mendocina (Pérez Romagnoli, 2005).

34 AGPM, Carpeta nº 7, Época Independiente, Obras varias, Oficina Hidráulica, Toma de razón 804, 15-12-1893.

35 Entre ellas, el corte de una parte de la cañería de conexión en la ciudad de Mendoza a quien no pagaba el servicio (es decir, no el corte de la llave de conexión) (Miret, s/f y Registro Oficial de la Provincia de Mendoza, Departamento de Hacienda, 1893).

36 AGPM, Carpeta 6, Obras Públicas; Canales, Diques, Zanjones, 1907-1909, Ministerio de Industria y Obras Públicas, Expediente nº 2208, f. 198. Es interesante destacar que el taller de Pablo Casale y los de Carlos Berri y los socios Baldé y Miret tienen un aspecto en común: el empleo del agua para proveer de energía a sus talleres metalúrgicos. Los de Carlos Berri (turbina) y los socios catalanes (rueda hidráulica) aprovechaban el curso del canal Tajamar y el de Pablo Casale (turbina) la hijuela Sánchez, derivada del canal Sobremonte. La unidad de producción de Baldé y Miret también empleaba una caldera Granwall. (Álbum Argentino Gloriandus, 1910; AGPM, Protocolo 448, notario Pompeyo Lemos, 1889, f. 11, escritura 10, 9-1-1889; Miret, s/f; El Debate, Mendoza, 4-3-1902; ADGI, Expediente nº 4024, 1902 y 1903, Pablo Casale y Hermano; Registro Oficial de la Provincia de Mendoza,1912, y Registro Oficial de la Provincia de Mendoza,Primer Cuatrimestre, 1915).

37 Heinze y González. Taller mecánico. Fábrica de tejidos de alambres, instalaciones de máquinas a vapor y agrícolas, reparación y montaje de motores a petróleo y de nafta, construcción de pirámides de hierro, compuertas de fierro (sic) y estanques para agua (El Socialista, Mendoza, 2-1-1916).

38 AGPM, Carpeta nº 6, Obras Públicas, Puentes y Caminos, 1910-1911, expediente nº 114, 22-09-1911 y, misma Carpeta, Canales, Diques y Zanjones, 1897-1906, Expediente 6/55.

39 Compuertas para canales de riego de sistemas muy robustos y reforzados, hay una fuerte cantidad de diversas medidas en depósito y se liquidan muy barato. También se construye cualquier compuerta en breve tiempo y a muy bajo precio, por disponer todo el material inherente ya listo. Dirigirse a los Talleres Victorio Ronchietto, calle Barraquero nº 574 (Los Andes, Mendoza, 11-7-1915).

FUENTES

1. Álbum Argentino Gloriandus(1910). Número extraordinario dedicado al señor Gobernador Doctor Emilio Civit, Mendoza.

2. ARCHIVO DEL DEPARTAMENTO GENERAL DE IRRIGACIÓN (ADGI) (1900-1910). Expedientes devarias carpetas.

3. ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE MENDOZA (AGPM). Protocolos de: Francisco Álvarez (504, año 1893), Antonio Valencia (2197, año 1926); Carpeta nº 7, Época Independiente, Obras Varías, Oficina Hidráulica, varios expedientes, 1893-1895; Carpeta 154, Sección Obras Públicas, años 1888-1890, varios expedientes; Carpeta nº 6, Obras Públicas, Canales, Diques y Zanjones, Ministerio de Industria y Obras Públicas, varios expedientes, 1907-1909.

4. BIALET MASSÉ, Juan (1968). El estado de las clases obreras en Argentina a comienzos de siglo. Córdoba: UN de Córdoba, Dirección General de Publicaciones.

5. CENTRO VITIVINÍCOLA NACIONAL (1907-1916). Boletín. Buenos Aires. Varios números.

6. El Debate (1900 y 1907). Mendoza. Varios números.

7. El Socialista (1914-1919). Mendoza. Varios números.

8. La Palabra (1899). Mendoza. Varios números.

9. Los Andes. Mendoza. Varios números entre 1890 y 1920 y número especial, 1921.

10. MIRET, Francisco (s/f). Recuerdos. Mendoza: mimeo.

11. REGISTRO OFICIAL DE LA PROVINCIA DE MENDOZA. Varios años entre 1890 y 1908.

12. REQUENA, Pedro Carlos (1980). "Tres puntales del riego en Mendoza: Bermejo, Vitali y Cipolletti". En Boletín nº 32, Departamento General de Irrigación, Mendoza.

13. SILANES, Raúl (2009). Estadía de César Cipolletti en Mendoza (1889-1898). Mendoza: Departamento General de Irrigación.

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