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Revista de historia americana y argentina

versión On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.50 no.1 Mendoza jul. 2015

 

ARTÍCULOS DE HISTORIA AMERICANA

DOSSIER.
ARTICULACIONES DEL CORREDOR TRASANDINO MERIDIONAL. El río Tunuyán en el Valle de Uco. Mendoza, Argentina

 

María José Otsa, Pablo Cahizab y Margarita Gascónc

Facultad de Filosofía y Letras- UNCuyo. INCIHUSA-CONICET. mjots@mendoza-conicet.gob.ar
Facultad de Filosofía y Letras- UNCuyo. INCIHUSA-CONICET. pcahiza@mendoza-conicet.gob.ar
INCIHUSA-CONICET. gascon@mendoza-conicet.gob.ar

Recibido: 01-X-2014
Aceptado: 29-XII-2014

 

RESUMEN

Analizamos los datos geográficos, arqueológicos e históricos para definir al río Tunuyán en el Valle de Uco (100 km al sur de la capital provincial) como un corredor articulador regional a partir de sus recursos naturales y de sus posibilidades de tránsito. Siendo uno de los principales cauces de Mendoza, este río atraviesa ecosistemas diversos, desde su nacimiento en los Andes hasta la planicie donde desemboca en el río Desaguadero. En sentido norte-sur, el Tunuyán fue el límite meridional de la macro-región que integraba al Centro-oeste y al Noroeste de Argentina (COA y NOA). Y sentido este-oeste fue el corredor fluvial más meridional que permitía transitar un territorio semiárido, desde la Pampa seca en San Luis hasta la cordillera y, atravesándola por el paso de Portillo de los Piuquenes, desembocar en el Valle Central de Chile.
Palabras claves: Valle de Uco; río Tunuyán; Arqueología; Historia de Mendoza.

ABSTRACT

The article analyzes geographical, archeological and historical data in order to describe the Tunuyan River in the Uco Valley (150 km south of the provincial capital) as a corridor that articulated a region thanks to both its natural resources and the possibility that it provides for the transit of people and resources. The Tunuyan is one of the main rivers of Mendoza. It goes through a diversity of environments, from the Andes where it is born to the plains up to the Desaguadero River where it dies off. Following a north-south axis, the Tunuyan was the southernmost limit of a macro-region that embraces the Central West and the North West of Argentina (COA and NOA). Also, it is the southernmost corridor that allows the transit from east to west through the semiarid lands of the Pampa seca, from San Luis to the Andes, which can be crossed through the pass of Portillo de los Piuquenes to go into the Central Valley in Chile.
Key words: Uco Valley; Tunuyan River; Archeology; History of Mendoza.

 

INTRODUCCIÓN

En este trabajo analizamos los datos geográficos, arqueológicos e históricos para definir al río Tunuyán como un espacio configurado a partir de sus recursos naturales y de sus posibilidades de tránsito. Siendo uno de los principales cauces de la provincia, el Tunuyán atraviesa ecosistemas diversos desde su nacimiento en los Andes hasta la planicie, donde finalmente desemboca en el río Desaguadero. Desde la perspectiva de la Ecología del Paisaje podemos caracterizar al Tunuyán como un corredor que conecta distintos sectores y elementos de los paisajes1. Como corredor fluvial, unía y permitía la circulación de recursos y personas. Permitía transitar un territorio semiárido, en sentido este-oeste, desde la Pampa seca en San Luis hasta la cordillera, y atravesarla por el paso del Portillo de los Piuquenes y desembocar en el Valle Central de Chile. En sentido norte-sur, el Tunuyán fue el límite meridional de la macro-región que integraba al Centro oeste argentino (COA) y el Noroeste argentino (NOA) (Figura 1).


Figura 1: Ubicación relativa del área de estudio y principales poblaciones mencionadas en el texto.

Esta visión de larga duración sobre cómo este río articuló el flujo de recursos y personas de este a oeste, y a la vez, fue el límite meridional de otro eje de circulación que va en sentido norte sur, constituye un planteo novedoso tanto para los estudios de arqueología como de historia de Mendoza. En algunos casos, los datos ofrecidos son interpretados como indicadores o referencias de procesos y no como datos probatorios de determinados procesos. Es decir, el grado de probabilidad de que ciertos datos corroboren determinados procesos aún está siendo evaluado a medida que avanzamos en la investigación tanto arqueológica como etnohistórica.
Iniciamos así el análisis de la evidencia prehistórica y colonial temprana para explicar la función del río Tunuyán en la interacción con el Valle Central de Chile y con las Pampas. Lo hacemos también como introducción al posterior estudio de la interacción de espacio en la macro-región NOA-COA. Sin embargo, es necesario conceptualizar los espacios de circulación desde una perspectiva que no se relaciona con las divisiones administrativas ni de la colonia primero ni de la república después. Precisamente es este enfoque en la circulación lo que permite entender cómo se configuraron los espacios en el pasado en lugar de estudiarlos desde los recortes administrativos republicanos.

LA TRAYECTORIA DEL TUNUYÁN

El centro de la provincia de Mendoza se compone de varios paisajes que, desde nuestra perspectiva, están conectados por el río Tunuyán. Actualmente, se conoce como Valle de Uco al sector oeste de esta micro región, sin embargo, en el marco de los procesos que estudiamos en este trabajo, extendía sus vinculaciones hacia el este a través del corredor del Tunuyán. El recurso principal de este corredor es una fuente permanente y abundante de agua dulce efectiva para el mantenimiento de hábitats en una región principalmente árida. El Tunuyán atraviesa tres regiones ecológicas principales: la Cordillera, los valles pedemontanos y la Llanura, que se corresponden respectivamente con las cuencas superior, media e inferior2 (Figura 2). El piedemonte y la llanura se caracterizan por un clima semiárido, frío en invierno y caluroso en verano, en tanto que la zona cordillerana presenta mayores condiciones de humedad. Mientras en la Cordillera las precipitaciones son mayores en invierno alcanzando valores anuales superiores a los 800mm, en la cuenca media el valor promedio es de 300mm y en la inferior de 250mm, en estos últimos dos sectores principalmente durante el verano3.


Figura 2: Rutas de tráfico colonial del siglo XVII. Modificado de Gascón 2010

El río atraviesa de oeste a este la provincia, siguiendo el paralelo 34°S. Nace en los 69°45’O y 33°25’S, a los 3620 m snm. Su cuenca de recolección tiene origen en el cerro Tupungato y se conduce de suroeste a noreste, recibiendo los afluentes de los arroyos Yaucha y Aguanda (San Carlos), de los arroyos Claro, Caroca, Guiñazú-Las Tunas (Tunuyán), del arroyo Anchayuyo-La Estacada (Tupungato) y del arroyo Carrizal (Luján de Cuyo). Hasta aquí, su curso es en dirección norte, pero continúa hacia el este hasta desembocar en el río Desaguadero. La cuenca imbrífera cordillerana es la mayor de la provincia; sin embargo, sus aguas son mayormente consumidas en el sector cordillerano y pedemontano del Valle de Uco. En el llano, la cuenca es reactivada principalmente por lluvias y aguas subterráneas, y sirve para agua de riego en los actuales departamentos de San Martín, Junín, Rivadavia, Santa Rosa y La Paz. Este río mantiene la mayor superficie de cultivos de la provincia y es el que tiene el régimen más estable tanto en invierno como en primavera4. Su régimen de caudales abundantes en verano es el resultado de factores particulares que incluyen el relieve, las pendientes, el clima, las precipitaciones y los glaciares de la cuenca y la naturaleza de los suelos5.
En la Cordillera, el Valle del Portillo dispone de lugares apropiados para la formación de pantanos que almacenan excedentes en los veranos en que hay abundancia de agua de deshielo o de lluvia, que también alimentan a los cursos tributarios6. Continuando la trayectoria hacia el este, los valles de Tupungato y Tunuyán conforman los oasis más ricos de la provincia: allí se forman numerosos arroyos que drenan a través de los conos de deyección y finalmente desembocan en la cuenca media del Tunuyán. Como veremos, en estos valles se identifica la principal concentración de población prehispánica, en vísperas a la colonización española que tuvo como consecuencia el despoblamiento indígena y el emplazamiento de los latifundios coloniales. Hacia el este, entre los ríos Mendoza y Diamante, se ubica la denominada Depresión de los Huarpes, una larga faja tectónicamente hundida que conforma un semi-bolsón longitudinal, lateral a la cordillera. Forma parte de la franja de relieve pedemontano. El mayor recurso natural que aporta es una densa red de drenaje que se mantuvo inclusive durante los ciclos áridos7.
El tramo inferior del Tunuyán, comprendido entre el dique Tiburcio Benegas y su desembocadura en el río Desaguadero, es rico en aguas subterráneas a muy poca profundidad8. El curso se ensancha hasta más de un kilómetro en algunos tramos, bordeado por barrancas de hasta tres metros. Este sector forma parte de la llamada Planicie de la Travesía, caracterizada geomorfológicamente por barrancas muertas y médanos. En este ambiente, la evaporación está regida por la intensidad de la insolación (máximas absolutas superiores a 40°C en enero), la diafanidad atmosférica y la cubierta vegetal xerófila (Prosopis sp, Geoffroea decorticans, Larrea sp.) empobrecida por la tala del monte. Los suelos medanosos tienen alto poder de infiltración para las aguas de lluvia; la napa se puede encontrar a pocos metros de profundidad, permitiendo la formación de pozos a cielo abierto (baldes o jagüeles), hacia donde convergen las sendas9.
Si bien estamos describiendo el paisaje del último siglo, en la planicie el ambiente experimentó cambios notables a lo largo del Holoceno, repercutiendo en la ocupación humana de estos espacios. Estudios geomorfológicos sostienen, desde fines del Pleistoceno, características correspondientes a ambientes lacustres y la convergencia de la trayectoria del Tunuyán con la del río Mendoza (paleo-río Zonda) para desaguar en las lagunas de Guanacache (al noreste de la provincia)10. El cambio hacia el norte del cauce del río Mendoza se produjo durante el siglo XVIII debido a procesos geomorfológicos de levantamiento continuo y flujo reducido de fines del siglo XVII11. El impacto ambiental y social de este proceso fue considerable, ya que mientras las áreas al este de la ciudad de Mendoza comenzaron a inundarse, el área cercana a Barrancas (actual departamento de Maipú, en el cauce medio) comenzó a secarse, con reducidas lluvias estacionales12. Cambios en el curso próximo a la desembocadura o delta del Tunuyán en el siglo XVIII tuvieron como consecuencias la pérdida del ganado y, finalmente, el cambio de la traza de uno de los caminos de la travesía13. Asimismo, procesos antrópicos como la ocupación y el tránsito intensivos del área a partir del siglo XVII contribuyeron en el proceso de desertificación que configuró el paisaje actual14.

EL VALLE DE UCO PRECOLOMBINO Y COLONIAL TEMPRANO

Utilizamos el concepto de Centro Oeste Argentino (COA) en referencia a la región histórica que corresponde a territorios de las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. Como proponemos, el límite sur del COA fue el río Tunuyán. Durante la primera fase del periodo colonial (segunda mitad del siglo XVI y siglo XVII) el eje articulador norte-sur entre el NOA y el COA terminaba en el Tunuyán y se mantuvo como una ruta lateral al Camino Real que hacía circular recursos entre el Alto Perú y las poblaciones localizadas alrededor de la franja de los 30º LS. Dado el contexto cronológico del siglo XVII con su sostenido contrabando15, esta sería una ruta transitada por contrabandistas pues evitaba pasar por Córdoba y su aduana. Consecuentemente, el tránsito por este eje-ruta que llegaba a Mendoza desde el NOA evadía los controles puestos por la corona en Córdoba y que estaban destinados a evitar el drenaje de plata sin quintar. Así, llegar hasta el corredor del Tunuyán permitía llevar recursos a un punto de intersección entre lo que se podía bajar desde el Alto Perú y lo que entraba desde el puerto atlántico de Buenos Aires y sacar nuevamente esos y otros recursos, vía puerto de Valparaíso, para hacerlos llegar incluso hasta Lima16.
A comienzos del proceso de expansión de los españoles, la ruta precolombina que unía el NOA con el COA permitía una circulación lateral a los valles calchaquíes, utilizada por los conquistadores debido a que era la vía de circulación utilizada por los nativos, quienes aseguraban así su eficiente recorrido. Esta ruta sostuvo el derecho argumentado por la provincia de Córdoba del Tucumán para apropiarse de nativos en Cuyo. Para los del Tucumán, el derecho provenía de haber sido territorio descubierto por Francisco de Villagra (o Villagrán) en 1551 cuando llevaba soldados desde el actual NOA para la frontera Araucana. En ese contexto, diez años antes de la fundación de Mendoza, le había sido posible al capitán Juan de las Cuevas recibir una encomienda en Uspallata (y probablemente en el Valle de Uco, como comentaremos más adelante), cuya fecha de concesión fue en 1552.
El sector de la cuenca superior y media del Tunuyán se conoce actualmente como Valle de Uco, antiguos Valles de Uco, Xaurúa y Llacorón17. Después de la fundación de Mendoza (1561), en 1563 una encomienda en el Valle de Uco se concedió a Diego de Velasco, con lo que el corredor norte – sur llegaba hasta el río Tunuyán. Consistió en el cacique Guarinay, que reside en el Valle de Uco, con todos sus indios é principales, tierras é pueblos, do quiera que estuvieren é fueran hallados sus sujetos(…)18. El cacique Guarinay (o Aguarinez como aparece en otro documento) había sido encomendado a Francisco de Peñalosa por el gobernador Francisco de Villagra19 pero, al no residir ni servirse dellos, la encomienda le fue confirmada a Velasco20.
La exploración y el reconocimiento de las tierras vecinas a Huentota y los caminos que las comunicaban con Santiago de Chile, San Juan y el Valle de Uco habían comenzado tempranamente21. Los pasos cordilleranos de Uco eran utilizados desde tiempos prehispánicos: los más importantes eran el de Piuquenes o del Yeso22 en la cuenca del río Tunuyán, ubicado a 4000m snm próximo a sus nacientes en la Cordillera Principal o del límite, y el del Cajón del Maipo23. Ambos conectan respectivamente los valles de Uco y Xaurúa con el del Maipo en la vertiente oriental de la Cordillera24. Según una fuente, (...) el paso de Uco es mucho más peligroso que el de Aconcagua (Paso de Uspallata/Juncal/ Cristo Redentor). Y el paso en Xaurúa (seguramente el paso del Maipo en las nacientes del río Diamante) (...) aunque malo, es mejor que el de Uco para llevar ganados25. Estos pasos en Uco se convirtieron también para los españoles en los pasos alternativos al de Uspallata, que era el que conectaba Cuyo con el valle del Aconcagua, al otro lado de los Andes. Conviene considerar que, desde el siglo XVII, el valle de Aconcagua había quedado en poder de una de las principales familias de Santiago, que aprovechaba así la estratégica ubicación para cobrar derecho de pastura a todos quienes circulasen por esa ruta. Este sería otro aliciente para preferir los pasos en Uco que desembocaban en zonas donde no existían conflictos en referencia a pagar derecho de paso a particulares26.
La conexión entre Huentota y Uco bajo dominación incaica, explica que Uco asimismo fuese integrado al proceso de colonización iniciado en el norte de Mendoza (Huentota)27. Es probable que la cuenca alta del Tunuyán estuviese en la prolongación hacia el sur desde Uspallata del Qhapaq ñan o Camino del Inca28. Una de las vías que conectaba los valles de Uspallata y Uco era el camino precordillerano que, a través de Potrerillos, llegaba a La Carrera-Ancón en Tupungato. Hasta principios del siglo XX ésta era una de las vías más utilizadas para unir ambos valles29. Otra posibilidad para la circulación en el eje norte-sur que terminaba en el Tunuyán es por la Cordillera, a través de Punta de Vacas y por el río Tupungato, para alcanzar el Portezuelo del Azufre (4634m snm) y el Arroyo Santa Clara. Este último enlace conecta con el volcán Tupungato y el río de Las Tunas, uno de los afluentes de la cuenca media del río Tunuyán30. Según el cronista Bibar, siguiendo este eje andino de circulación, los incas habrían llegado hasta el río Diamante (34º de latitud Sur), dejando una piedra clavada como marca de dominio31.
Nuestra hipótesis es que las huestes de Villagra podrían haber seguido una prolongación del Camino del Inca, desde Uspallata hacia Uco, por una vía lateral a la Cordillera, o por el piedemonte desde Uspallata-Potrerillos (río Blanco)-La Carrera- Gualtallary (La Arboleda -Agua Amarga). Pero la evidencia se pierde hasta el mármol incado32. Antes de acabarse el siglo XVII, otra expedición fue ordenada por Carlos II para descubrir la Ciudad de los Césares y, en esta oportunidad, los expedicionarios entraron a Mendoza por el río Tunuyán, siguieron por el alto valle de Tupungato y llegaron al río Diamante que nace, dice el texto, en un cerro con diamantes33. Sobre este proceso que conectó Uco con Huentota, haciendo del río Tunuyán el eje más meridional del espacio NOA-COA, no hemos hallado aún confirmación en las fuentes. Sin embargo, creemos que estos pocos datos pueden ser significativos y cobrar mayor relevancia frente a una mayor disponibilidad de registro arqueológico sobre los procesos de ocupación precolombina y colonial de Uco.
Ya en el periodo colonial temprano, si bien se concedieron mercedes en el Valle de Uco desde la última parte del siglo XVI, la ocupación hispánica efectiva comenzó durante el siglo XVII. A partir de una visita de los jesuitas a Barrancas y Uco, el P. Diego de Torres informaba en 1613 hallarse la población nativa muy disminuida y que ya había algo de ganado pastando en el lugar, destacando las condiciones ecológicas del área (...) donde tienen los españoles sus ganados por ser mui fértil (...)34. Este dato sorprende poco si consideramos que, si bien el oasis centro es más frío y húmedo que el resto de la provincia, desde fines del siglo XIII hasta mediados del XVII se registra en la región una etapa de temperaturas más bajas y mayor humedad35. En 1619, Francisca de Contreras, heredera de Juan de Contreras, el primer escribano de Mendoza, donó a la Compañía de Jesús la estancia del Valle de Uco que su padre había recibido el siglo anterior y que ya se encontraba destinada a la cría de ganado36. Con esta propiedad en La Arboleda, los Jesuitas iniciaron el proceso de ocupación de tierras a partir de la toma de posesión de la misma en 162237. Los documentos de confirmación de donaciones y mercedes y de toma de posesión sostienen que el conjunto de propiedades reunidas por la Compañía en las primeras décadas del siglo XVII incluía antiguas tierras indígenas, destacando sin embargo, que hacia esa fecha estas tierras estaban vacas y sin perjuicio de los indios y de sus reducciones38. Mientras que en otros casos las Estancias jesuitas contribuyeron al mantenimiento de reducciones o pueblos de indios, las del Valle de Uco tuvieron funciones exclusivamente económicas, funcionando como emprendimientos productivos39.
Como en el caso comentado de las posesiones jesuitas, el gobernador chileno Lazo de la Vega entregó otras tierras vacas. Sin embargo, los antecedentes de investigaciones arqueológicas e históricas en el área sostienen una ocupación prehispánica intensiva de los distintos ambientes durante todo el Holoceno tardío, que se incluye en los procesos macro-regionales de concentración demográfica, intensificación económica y complejidad social. En vísperas de la conquista española, la población indígena del Valle de Uco se concentraba en los oasis productivos del piedemonte (vg. Agua Amarga, La Arboleda). Estas comunidades corresponden a organizaciones socio-políticas de reducido poder territorial, reconociendo, al igual que en el norte de Mendoza, la figura de caciques. En el estado actual de las investigaciones, el registro arqueológico corresponde a grupos sociales de baja centralización y jerarquización, y estrategias de subsistencia extractivas y productivas propias de un modelo eficiente de adaptación al medio ambiente40. Este registro es bastante diferente en términos demográficos y de complejidad socio-política en relación con el del NOA.
A pesar de las denuncias de huarpes encomendados viviendo en Santiago y en La Serena-Coquimbo, no se especifican en los registros de encomiendas sin residencia si estos eran nativos de Uco, lo que podría indicar que para los españoles Huentota-Uco era considerado un continuo espacial y social. La falta de mano de obra nativa en las propiedades en Uco se indica también en las fuentes jesuíticas. En 1613 el Padre Diego de Torres observaba que (...) asi este como otros (valles) q estanjunto ael fueron antiguamente mui poblados, pero ya estan casi yermos, por los muchos trauajos, y opreción, q han tenido estos yndios41. El editor de este documento acota (en el Seruicio Personal (...). Si bien aun no está claro cuán vacas estaban estas tierras, ni las causas del despoblamiento, podemos suponer, además del desarraigo de la población sometida en encomiendas o doctrinas42, el efecto de las devastadoras enfermedades introducidas por los españoles (viruela y afecciones respiratorias como la gripe), además de otros mecanismos de resistencia o integración de las comunidades locales. A los efectos de reestablecer la base demográfica necesaria para el trabajo rural, la mano de obra nativa fue reemplazada por esclavos negros de manera que en el registro de las temporalidades se especificó que trabajaban en la estancia de San José de Uco unos 151 esclavos de Angola y Guinea43. Hacia la tercera década del siglo XVII era irreversible el sostenido proceso de efectiva ocupación de los valles de Uco, Xaurúa y Llocorón a través de mercedes para el aprovechamiento de pasturas de altura. Este proceso se consolidó con las amplias y numerosas mercedes dadas por Lazo de la Vega, quien fuera gobernador de Chile durante esa década, y estaba en consonancia con el auge de la ganadería comercial que servía en Chile tanto para el abastecimiento de las tropas en la frontera sur como para la exportación de sebos y cueros a los mercados peruanos44. El ganado era trasladado en pie al Valle de Aconcagua a través del paso del Portillo de Piuquenes, lo cual era una actividad estacional, acotada a los meses de febrero a marzo45. A pesar de los riesgos que suponían atravesar dos divisorias y el río Tunuyán, e inclemencias constantes como tormentas, vientos y frío intenso, se han registrado alrededor de 70 estructuras (corrales y refugios u otras estructuras menores) relacionadas con la protección del ganado entre los 2800 y 3800m snm46.
Las proximidades a los cauces superior y medio del río Tunuyán fueron apreciadas por la presencia de ciénagas (...) entre las aguas de Tilián y Llacorón y de la otra parte desde Gorongolo hasta Tolol y Capi en las ciénagas y carrizales47. El paisaje de las ciénagas o dehesas es de abundante vegetación hidrófita -pastos, totora, Phragmites australis (carrizo), Scirpus californicus (junco)- una superficie plana o ligeramente ondulada, con afloramientos de agua (...) semejante a un gran mallín o vega, en las riberas inundables de los ríos. Se ha destacado la explotación de diversos recursos en relación con este paisaje; además de su beneficio para la ganadería, ofrecía madera, leña, aves y peces48. Las estancias coloniales aprovecharon estos ambientes del piedemonte y las vegas cordilleranas49 para proveerse de recursos naturales estratégicos como eran la leña y la comida, además del engorde del ganado.

LA TRAVESÍA DEL TUNUYÁN

Mientras el sector de los cauces superior y medio, desde la Cordillera hasta el piedemonte, aproximadamente hasta los 800m snm, se caracterizó por la instalación de estancias y potreros para el engorde de ganado, el Tunuyán inferior, sector también denominado La travesía, era atravesado por la ruta que conectaba a los Valles de Uco y Xaurúa con las pampas, el litoral y la salida al Atlántico, o Camino Real. Éste transitaba junto al río Tunuyán desde la posta La Ramada (actual departamento de Rivadavia) hasta la posta de Corocorto (actual departamento de La Paz). A partir de allí, el Camino Real se dividía en tres variantes que desembocaban en el río Desaguadero. Una se dirigía al noreste; otra -llamada Camino de la travesía o Travesía del Tunuyán– continuaba paralela a la trayectoria del río. La tercera por el lado sur se dirigía hacia la laguna del Bebedero50.
A partir de La Ramada, el Camino Real se alejaba del río en dirección noroeste hacia la ciudad de Mendoza. Otro camino partía de Reducción (Rivadavia), sobre la margen derecha del Tunuyán, pasaba por las estancias de El Carrizal, comunicaba con un camino lateral que se dirigía al Valle de Uco y continuaba su itinerario por el sector de las Huayquerías, aun paralelo a la margen derecha del río hasta la población de Cápiz (San Carlos), conectando desde allí una red de caminos que se dirigían hacia las estancias de Xaurúa y Uco y hacia Las Salinas, al sur del río Diamante51. Al sur y al este de este sistema, un ancho sector era imposible de transitar debido a la falta de agua dulce hasta fines del siglo XVIII cuando la dirección del río Diamante cambió hacia el noreste52, por lo que la cuenca del río Tunuyán constituía en efecto el límite sur de la región para la circulación de bienes y personas.
El ambiente de la travesía se distingue en forma nítida del Alto Tunuyán. Asimismo, el paisaje prehistórico cambió durante la colonia, en un proceso progresivo de desertificación que, debido a factores naturales y antrópicos (principalmente debido al tránsito, la tala y el sobrepastoreo), transformó un ecosistema caracterizado por bosques de Prosopis sp, Geoffroea decorticans, Larrea sp., y abundantes pasturas en otro empobrecido, con reducción de las especies arbóreas, empobrecimiento y reducción del hábitat de la fauna local y erosión del suelo53.
La ocupación prehistórica de este sector tiene antecedentes que remontan, de acuerdo a los estudios más recientes, a los comienzos de la era54. Para los últimos siglos prehispánicos, hemos identificado un patrón de asentamiento ribereño de las comunidades locales, localizando asentamientos en los médanos que se ubican en las proximidades del río Tunuyán, a una distancia promedio de 880,64m, con una distribución de tipo agregada o agrupada. Este tipo de patrón se corresponde con pequeñas comunidades, con un nivel de integración bajo. Al comparar este patrón de asentamiento con otros sectores del área de estudio, se identifica un orden creciente de distancia entre los sitios desde el piedemonte del Valle de Uco, donde la densidad y concentración de la población es la más alta, hasta el Tunuyán inferior y el sector norte de la travesía, lo cual responde a las expectativas ocupacionales de cada ambiente55.
Las comunidades indígenas pre- y post- hispánicas de la cuenca inferior se relacionaban con las del sector pedemontano y cordillerano. Algunos rasgos de identidad étnica, materializados por ejemplo en los estilos tecnológicos, son compartidos por los grupos de ambos sectores; todos ellos identificados como Huarpes en el momento de contacto hispano-indígena56. Un dato que refuerza la posibilidad de identificar las relaciones entre las comunidades indígenas que habitaban la cuenca del Tunuyán es que durante los siglos XVII y XVIII se hicieron varios intentos de desarraigar y reunir a la población de ambos sectores (Tunuyán Alto y Bajo) en pueblos o doctrinas. Si bien aún no está clara cuán efectiva fue la instalación de estas doctrinas (por ejemplo, en el Valle de Uco), es recurrente la asociación de Uco, Barrancas, Reducción y Corocorto que son todos pueblos encadenados por curso del Tunuyán57. Según Verdaguer, la doctrina de Uco abarcaba toda la cuenca del Tunuyán, un amplio territorio que se extiende entre los ríos Mendoza y Diamante, en los actuales departamentos de Luján, Tupungato, Tunuyán y San Carlos (hacia el sur) Rivadavia, San Martín y Junín (hacia el este)58.

LAS ARTICULACIONES DEL CORREDOR MERIDIONAL

Sobre fines del siglo XVI, ya sabían los gobernadores de Chile de las ventajas de conectarse a través de Uco con la vertiente atlántica. El primero fue el gobernador Pedro García Oñez de Loyola quien vio la necesidad de asentar una población trasandina que sostuviese una ruta desde Santiago a Buenos Aires, y que fuese más corta y más rápida que la que pasaba desde Mendoza por el paso de Uspallata. Inicialmente, se llegaba al puerto atlántico de Buenos Aires vía San Juan y Córdoba, desde donde se entroncaba con el Camino Real que unía Potosí con el Atlántico. La fundación de San Luis en Cuyo fue el producto de una configuración del espacio diferente a la que había propiciado las fundaciones de Mendoza y San Juan más de tres décadas antes. En estos dos casos, las fundaciones habían tratado de garantizarle a Santiago de Chile el acceso a las encomiendas de huarpes, pero la fundación de San Luis, en cambio, cumplía con otro objetivo. Era servir de transición hacia y desde el Atlántico con Santiago y con la frontera del sur de Chile. Era una ruta más rápida y eficaz que la ruta abierta, más de una década antes, por el general Alonso de Sotomayor59.
Ese proceso interesa a nuestro trabajo porque es una ruta dentro del espacio articulado por el río Tunuyán. Efectivamente, por San Luis, se ingresaba a Mendoza por la travesía del Tunuyán hasta Uco y se cruzaba la cordillera por el paso Piuquenes (Figura 2).

En 1604 fue la ruta que usó el gobernador Alonso de Rivera cuando, partiendo desde Santiago, fue a hacerse cargo del gobierno de la provincia de Córdoba de Tucumán. Y en 1664 el gobernador Francisco de Meneses, que venía desde Buenos Aires rumbo a Santiago de Chile, tomó posesión de su cargo en San Luis60. Ya para esta fecha, la ruta por San Luis y la travesía del Tunuyán no parece estar en una zona despoblada. Para 1683 una carta de esta ruta elaborada por Juan Ramón ubicaba poblaciones en el río Tunuyán, en San Luis, en Calamuchita, Río Cuarto y río Saladillo del sur de Córdoba61.
En el proceso de ocupación de San Luis Nueva Palmira del Río Seco hay un título de 1594 donde Luis Jufré le entregó tierras a uno de los fundadores y primeros pobladores. Los primeros encomenderos fueron tres poderosos vecinos de Santiago de Chile: Andrés de Fuenzalida, Francisco de Quiroga y Andrés de Toro Mazote, quienes nunca residieron en San Luis62. El 11 de agosto de 1618 el capitán Juan Ortiz de Urbina, quien abriría la ruta desde Mendoza a Buenos Aires, recibió una encomienda63. Nuevamente fue a partir de la década de 1630 cuando las mercedes en esta parte de Cuyo fueron bienvenidas a medida que la ruta por San Luis entre el Atlántico y el Pacífico iba adquiriendo valor para el arreo de ganado desde el sur de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Fue una ruta ampliamente transitada debido a que escapaba del control de las autoridades de Mendoza y de Córdoba. Para el siglo XVIII eso implicaba tráfico de esclavos. Las evidencias son fragmentarias pero sugestivas. En 1643 se encontraba en San Luis el comerciante chileno que también tenía propiedades en Mendoza, Luis Toro y Mazote. Se encaminaba hacia Córdoba, según afirmaba, para vender vinos. Pero, sobre todo aunque más encubiertamente, para comprar esclavos en Córdoba64. Para 1769 los correos entre Buenos Aires y Chile iban regularmente por el llamado Camino de las pampas que unía Pergamino, Melincué, La Carlota (Punta del Sauce), Río Cuarto, Las Achiras y San Luis. La ruta entraba a Mendoza por el corredor del Tunuyán y podía seguir, o bien hacia el oeste y cruzar los Andes, o bien torcer al norte y unir COA y NOA.
Los circuitos coloniales, sobre todo los tempranos, siguieron la logística indígena, principalmente en cuanto a dónde se encontraba la huella y los tiempos que demandaba trasladarse, junto con las mejores épocas del año para realizar un viaje en virtud de la disponibilidad de recursos naturales estratégicos como son el agua dulce, la leña y las pasturas. La introducción española de la mula y el caballo como recurso para el traslado más eficiente de personas y recursos sustituyó al medio de locomoción nativo (a pie) pero no varió las rutas de circulación de recursos conocidas por los indígenas, aunque los volvió dependientes de los animales introducidos por los españoles para realizar el transporte. Así, en algún sentido, la sustitución puede interpretarse como una forma de apropiación por parte de los españoles del comercio regional, volviendo a los nativos en una parte auxiliar de las caravanas. En otros términos, el conocimiento de los nativos sobre las rutas con sus recursos naturales los hizo necesarios, pero ahora participaban de los circuitos comerciales solamente como peones y arrieros65.
Dijimos que este río era el límite meridional de un espacio de circulación con eje norte-sur, incaico o, mejor aún, pre-incaico. Era un eje de circulación, entonces, de raíz nativa, pero que fue prontamente utilizado por los españoles. El traslado desde Cuyo a Salta era importante para los españoles en cuanto que continuaba al Alto Perú. En Salta, entroncaba con los bienes introducidos desde el circuito atlántico por Buenos Aires y que circulaban hacia el norte por el Camino Real, pero tomar esos bienes en Salta permitía evadir el control de la aduana establecida en Córdoba por la corona española para evitar el drenaje de plata potosina. En otras palabras, si alguien quería evadir ese control en Córdoba, podía entonces bajar por el eje norte-sur hasta el límite meridional, el río Tunuyán y, desde allí, seguir hacia el Atlántico o cruzar a Chile por las rutas que ya hemos descrito. Para unir estos mercados, desde Cuyo hacia el norte, circulaban bienes que permitían justificar ante las autoridades que se estaba haciendo el traslado de ganado menor en pie (cabras) y productos como trigo, frutas secas y vino. Lo más importante en este eje de circulación es que posibilitaba llegar al mercado norteño para traer desde allí bienes deseables. Recordemos las restricciones de los Habsburgos al comercio entre regiones ya que solamente se autorizaba a la circulación de los productos de la tierra. Lo importante entonces no radicaba en los productos que se llevaban a esos mercados sino en los que se traían. Llevar productos de la tierra era la excusa necesaria para ingresar a un determinado mercado.
Más interesante es lo que sucedía en la macro-región con los consumos de los nativos en relación a estos ejes de circulación asociados al Tunuyán. El que nos parece más interesante se refiere a la yerba mate. Su introducción está asociada a los jesuitas que enviaban al sur de Chile este producto, junto con el tabaco, para los guaraníes. La razón es que al producirse la Gran Revuelta Araucana de 1598-99, los jesuitas fueron obligados por las autoridades en España a enviar un contingente de soldados (nativos guaraníes de sus misiones) para ayudar en la defensa de la frontera con los araucanos. Y atrás de los guaraníes, los padres comenzaron a llevar los productos paraguayos que los indígenas consumían en la lejana Araucanía. Dada la gran cantidad de estancias y colegios de los padres de la Compañía, los productos podían cruzar a Chile por varios lugares, pero, si estos productos llegaban a su vez con ganado también traído de Paraguay, la ruta para atravesar los Andes era la de Uco. En efecto, el comercio de productos desde el Paraguay incluyó ganado vacuno y caballar desde el siglo XVII temprano, pero la importancia de la circulación de la yerba mate en el NOA y COA constituyó un rubro primordial. En el NOA, en 1662 la Cofradía de Nuestra Señora de Copacabana de Omaguaca encargó a sus mayordomos la compra de un órgano en Potosí y dicha compra fue financiada en parte con la venta y el transporte de yerba mate; lo que indica los volúmenes de ganancias66.
En nuestra región, la posibilidad de abastecer al ejército real en la Araucanía abría la puerta para dejar productos en colegios y realizar transacciones sin pagar los impuestos. En 1696 los comerciantes de Mendoza lograron que se abriera una investigación contra la Compañía, acusando a los padres de que vendían a precios bajos productos que traían de colegio en colegio, evadiendo los tributos que los civiles tenían que pagar. Así, las 240 arrobas de yerba mate recibidas no podían ser nunca para sus colegios ni para el mercado local sino que debían ir a Santiago de Chile donde, a su vez, una parte se enviaría a Lima vía Valparaíso. El rector del colegio solamente le respondió a las autoridades que se vendían productos locales y algunos como yerba mate y tabaco que venían del Río de la Plata y Tucumán, mientras estaban disponibles; y como si no tuviese responsabilidad alguna, concluía en que se venden en aposento donde vive una negra67.
Como dijimos, lo probable es que este tráfico se canalizase por Uco hacia la vertiente del Pacífico. En Uco, las estancias jesuíticas de engorde también hacían faenamiento68 y, probablemente, procesamiento de tasajo. Esta actividad vincularía a estas estancias en Uco con los nativos del sur (pehuenches) en cuanto al abastecimiento de sal necesaria para el tasajo69. Todavía estamos adelantando estas hipótesis y buscando más evidencia de cómo Uco estuvo integrado desde tiempos precolombinos y durante la colonia a circuitos de intercambio de bienes. Entre esas hipótesis, vemos que las estancias en Uco de los jesuitas pudieron haber reformulado vínculos interétnicos en una escala que debe ser mejor explorada desde la evidencia arqueológica y documental.

CONCLUSIÓN

Entre otras perspectivas desde la que se ha estudiado y se estudia el área, nos interesó explorar las condiciones ecológicas e históricas que, en el marco temporal propuesto de los siglos XVI y XVII, le otorgaron a la cuenca del río Tunuyán una importancia estratégica en relación con la posibilidad de conectar distintas áreas de una macro-región. En este sentido, se priorizó el enfoque de la disponibilidad de recursos (humanos y naturales) que interesaban en determinado marco espacial e histórico y que estaban presentes en el corredor del Tunuyán. Para ello, presentamos el análisis de datos históricos y arqueológicos, algunos de los cuales estamos aún en proceso de estudiar, pero que dejamos planteados a nivel de hipótesis por las posibilidades interpretativas que se abren.
Destacamos las condiciones del corredor del Tunuyán y los ecosistemas asociados para el sostenimiento de las poblaciones prehispánicas, las cuales sufrirán el impacto de la ocupación europea en el deterioro ambiental a una escala sin precedentes. Estas condiciones son aprovechadas por los españoles durante el siglo XVII para una economía de circulación y engorde de ganado primero, y luego con una ampliación de bienes como fueron la yerba mate y el tabaco por parte de los principales propietarios de Uco: la Compañía de Jesús. El proceso en su conjunto, por una parte, requería la apropiación de las tierras indígenas. El proceso de despoblamiento en Uco había comenzado con las primeras encomiendas que desde Huentota avanzaban hasta Uco. Eso preparó las condiciones demográficas para el posterior reparto de tierras en mercedes. Si bien no contamos con demasiados datos sobre el destino de la población del Tunuyán inferior, suponemos un proceso similar para el sector inmediatamente continuo a Uco (El Carrizal, Barrancas, Reducción), ya que el resto de la travesía se ocupó principalmente en los siglos siguientes.
Como en otros casos, la conquista y colonización española de Mendoza (ciudad y periferia rural) se valió de la logística indígena. El ingreso al territorio se realizó a través del Qhapaq ñan, vía que conectaba el COA con el NOA y el Valle Central chileno. Esta primera incursión incluye un reconocimiento del Valle de Uco, la frontera meridional del Tawantinsuyu. El registro arqueológico sostiene que la influencia incaica incluía a toda la cuenca del Tunuyán70. Es más, nuestros datos arqueológicos nos hacen suponer la vinculación prehistórica entre las cuencas Alta y Baja del Tunuyán, a través de este corredor y debido a la movilidad estacional relacionada con la subsistencia, el intercambio de bienes y otras prácticas sociales.
En la escala macro y extra-regional, una serie de circunstancias pusieron en valor al corredor del Tunuyán en el siglo XVII. Como vimos, el proceso de concesión de mercedes se acelera durante el siglo XVII, convirtiendo a los Jesuitas en los principales propietarios, aunque no los únicos importantes en los Valles de Uco, Xaurúa y el Tunuyán inferior. La demanda de ganado desde la vertiente occidental de la Cordillera era incesante, de modo que cada año miles de cabezas atravesaban la zona y cruzaban los Andes. Los recursos naturales de la travesía y del Valle de Uco (agua, leña y pastos), en un período de óptimas condiciones climáticas, permitieron el pastoreo y el engorde del ganado que ingresaba por el Tunuyán desde las Pampas, mediante la propiedad o el arriendo de estancias y potreros desde El Carrizal hasta la Cordillera. La importancia del corredor del Tunuyán debe verse en su escala macro-regional, donde se conectaba con el puerto de Buenos Aires, Córdoba, San Luis, el Valle de Uco, Santiago y, en muchos casos, hasta el Paraguay y Lima. Esta ruta tenía varios beneficios ya que era más directa, tenía menos costos si se lograban evitar los ataques los indígenas y, sobre todo, evadía impuestos en el mejor de los casos y posibilitaba el contrabando en el peor escenario para el imperio.
Finalmente, en la conjunción de la arqueología con la historia colonial hemos querido enriquecer la interpretación de lo que sucedió en el Valle de Uco. Ese espacio fue concebido no como un escenario inerte sino como un activo elemento de la interpretación. Nos propusimos entenderlo fuera de los límites administrativos coloniales o republicanos. Entenderlo en relación con los ejes que posibilitaban la circulación de bienes y recursos en diferentes momentos de su historia, atendiendo tanto a las continuidades como a las disrupciones. De este modo, incluso cuando las evidencias han sido todavía incompletas y fragmentarias permiten apreciar cómo este espacio periférico se constituyó en un corredor de importancia tanto para las sociedades precolombinas como coloniales. Así, desde tiempos precolombinos, el corredor del río Tunuyán en el Valle de Uco fue el límite meridional de la macro-región NOA-COA. Allí interceptaban dos ejes de circulación que, durante la colonia, vinculaban a Uco con las pampas, con Chile, con Salta y hasta con Paraguay.

 

NOTAS

1Forman y Godron, 1986.

2 Barrera, 1962.

3 Ibídem: 110.

4 Vitale, 2006 (1940). Martínez,  s/f.

5 Barrera, 1962.

6 Ibídem: 165.

7 Marzo e Inchauspe, 1967: 97 y ss.

8 Vitale, 2006: 164.

9 Marzo e Inchauspe, 1967: 55 y ss.

10 Moreiras et al., 2013; Prieto y Abraham, 2000; entre otros. En la cartografía colonial se puede observar la confluencia de estos dos ríos. Nos parece interesante destacar que se lo nombra como Tunuyán. Entre otros ejemplos, “Paraquaria Vulgo Paraguay cum adjacentibus. Joannes Blaeu Atlas Maior. (Amsterdam 1662)”, publicado por Furlong, 1936. “Paraguariae Provinciae Soc. Jesu cum Adiacentibg. Novissima Descriptio. (1732)”, publicado en Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, 1937, T VIII, nº 19 y 20.

11 Moreiras et al., 2013.

12 Ibídem.

13 Prieto y Abraham, 2000.

14 Ibídem.

15 Assadourian, 1982; Moutoukias, 1988.

16 Gascón, 2007: 76 y ss.

17 Entre otros, Canals Frau, 1950.

18 Santiago, 15-06-1563; Medina, 1898, T XIV: 427-428.

19 Ibídem: 422. Salvador Canals Frau supuso que la primera encomienda de Aguarinez a Peñalosa fue otorgada por Pedro del Castillo durante el repartimiento general de indios, en mayo de 1561, con que se beneficiaron los integrantes del grupo de conquistadores que lo acompañó. Sin embargo, estimó que este dato no puede ser óbice para que la primera encomienda del mencionado cacique fuera aun más antigua, y procediera de los tiempos de Pedro de Valdivia. Canals Frau, 1950.

20 Pedro de Villagra a Diego de Velazco, Concepción, 19-08-1563. Medina, 1898: 422.

21 Academia Nacional de la Historia, 1945, Tomo I: 55-56. Ots y Cahiza, 2013: 52.

22 Espejo, 1954: 182.

23 Latitud Sur 34º 14´ - Longitud Oeste 69º 48´ - Altura 3.430 m. http://www.difrol.cl/html (noviembre de 2006).

24 Se han descubierto restos arquitectónicos (recintos de planta rectangular y tramos de camino) en la Laguna del Indio, curso medio del río Yeso, que con bastante probabilidad pueden asociarse a evidencias incaicas. En este mismo valle, hacia el oeste, se encuentra una localidad llamada Viluco (homónima de una reconocida localidad arqueológica del departamento de San Carlos). Asimismo, se encuentran en sectores del piedemonte del Valle Uco evidencias de movilidad prehispánica de bienes o de grupos humanos del Valle Central chileno. Ots, 2007. Sobre las rutas y pasos cordilleranos, ver también Valenzuela-Márquez, 2007.

25 Espejo, 1954: 187.

26 Gascón, 2000: 421.

27 Ots, 2007.

28 Bárcena, 2001.

29 Durán, 1997.

30 Bárcena, 2001.

31 Bibar, (1558)1966: 164-165. Ots y Cahiza, 2013: 39.

32 Algunas evidencias arqueológicas podrían sostener esta ruta incaica cordillerana conectando Uspallata con las nacientes del río Diamante. En la laguna del Diamante se han encontrado fragmentos de cerámica a nuestro criterio de estilo Diaguita-inca, que, según los autores, provienen del Centro de Chile (Durán et al., 2006). En tanto que, en algunos sectores de la cordillera, como en el alero Ernesto (Estancia Tierras Blancas, San Carlos), se han encontrado restos Viluco-inka, que podrían corresponderse con el paso durante este período por el sector cordillerano del Valle de Uco (Bárcena, 2002).

33 Biblioteca Nacional de Chile, Sala Medina, Manuscritos, # 3880: Carta del Marqués de Vallehermoso al Marqués de Grimaldi, Sevilla, 23/jul/1715.

34 Enrich, 1891:281-283. Cartas annuas de la Compañía de Jesús,1927: 210.

35 Gascón, 2014: 41.

36 Archivo General de la Provincia de Mendoza, Época Colonial (en adelante AGPM) Carpeta 278, Documento 9.

37 AGPM, Carpeta 8, Documento 8.

38 Ibídem.

39 Bárcena y Ots, 2012.

40 Entre otros, Ots, 2007; Ots et al., 2011; Ots y Cahiza, 2013; Ots, 2014.

41 Cartas annuas de la Compañía de Jesús ,1927: 210.

42 Canals Frau, 1945.

43 Gascón, 2007: 78-79.

44 Ibídem: 97-99.

45 Espejo, 1954: 188.

46 Cortegoso et al., 2010.

47 21-02-1630. Espejo, 1954: 82-83. Otras menciones a la Estancia de Llacorón, ubicada a orillas del río Tunuyán y sus ciénagas, en Junta de Estudios Históricos,  1961: 134-135, 204.

48 Prieto y Wuilloud, 1997: 31.

49 Martínez, 1995. Mapa titulado por el compilador Estancias y caminos del Valle de Uco, siglos XVII-XVIII.

50 Prieto y Abraham, 2000.

51 Martínez, 1995.

52 Roulet, 2004-2005.

53 Prieto y Abraham, 2000.

54 Moreiras et al, 2013.

55 Cahiza y Ots, 2009, 2014.

56 Actualmente estamos indagando la circulación prehispánica de bienes y recursos (cerámica inca Viluco, materias primas líticas) y la movilidad de personas a través del eje del río Tunuyán (P. Cahiza y M. J. Ots. Las comunidades indígenas del centro de Mendoza (Siglos V-XVII AD). Espacialidad, tecnología y subsistencia. Proyecto SCTyP-UNCuyo, 2013-2015).

57 Canals Frau, 1945. Verdaguer, 1931.

58 Verdaguer, 1931: 363.

59 Gascón. 2007: 71-75; Gascón. 2011: 56-62.

60 Campos Harriett, 1987: 181; de Olivares, 1961: 59.

61 “Mapas españoles de América”, en Torres Lanza, 1906.

62 Gascón, 2007:cap. 5.

63 Espejo, 1954: 130.

64 Gascón, 2007: 87.

65 Espejo, 1945: 185 y ss.

66 Zanolli, 2000, citado en Conti y Sica, 2011.

67 Gascón, 2007: 79.

68 Bárcena y Ots, 2012.

69 Martínez, 1995.

70 Actualmente estamos estudiando el origen y los mecanismos de distribución de bienes incaicos en sitios del Tunuyán inferior con el propósito de definir el carácter de su presencia en este sector (Cahiza y Ots, 2010). No consideramos que la dominación territorial efectiva del COA por parte del imperio incaico incluyera al Tunuyán inferior (al contrario de lo planteado por García (1997, sino más bien que, en el proceso de dominación del COA, se ejerce cierta influencia sobre redes de relaciones preexistentes entre grupos (huarpes) de distintos ambientes (algunos de ellos bajo dominación incaica efectiva, otros no) (Ots y Cahiza, 2013).

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