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Revista de historia americana y argentina

versión impresa ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.50 no.2 Mendoza dic. 2015

 

NOTAS

LA DIMENSIÓN AMERICANA DEL PENSAMIENTO DE SARMIENTO1

 

Martha Páramo de Isleño

UNCuyo. mspi@infovia.com.ar

 

Abordamos esta disertación para recordar y analizar la preocupación que en el pensamiento de Domingo F. Sarmiento tuvo siempre la cuestión americana. Como su obra cubre prácticamente todo el siglo XIX, desde su nacimiento en 1811 hasta su muerte en Paraguay en 1888 este abordaje no se hace nada fácil.
Se me ha ocurrido, entonces, que para trabajar el tema La dimensión americana del pensamiento de Sarmiento, objeto de la charla, volver a releer, analizar y comentar aquellas de sus obras cuyo título contuviera la palabra América.
Estas son, en el orden cronológico en que fueron escritas Viajes por Europa, África y América; Campaña en el Ejército Grande aliado de Sud-América, el periódico Ambas Américas y Conflicto y Armonías de las razas en América.
Como punto de partida, decimos que en la lógica de valores que sostuvo el sanjuanino durante su existencia, como dar instrucción a todos, el resguardo de la autoridad, la organización institucional, la lealtad a las leyes, la defensa del orden, entre otros, Sarmiento fue coherente en su defensa y escritos. Las más furiosas contradicciones fueron en el quehacer político, esgrimiendo la pluma como arma de combate para apuntalar sus opiniones y juicios.
Comencemos por tratar los textos.
Los viajes por Europa, África y América (1845-1847) es el primer texto mencionado. Fue publicado por primera vez en 1849 en dos tomos y en Buenos Aires se editó en 1856.
Cuando Sarmiento llegó a Chile en la década del 40 el exilio lo va a enriquecer intelectualmente. Encontró un país cuyo funcionamiento institucional era normal desde hacia diez años, con una constitución escrita en 1833 que establecía un sistema republicano cuyo Poder Ejecutivo se ejercía por cinco años con una sola reelección, un sistema centralizado de gobierno, con poderes legislativos y judiciales independientes.
Durante su residencia en Chile vivió en buena medida del periodismo, fundó, dirigió y colaboró en la redacción de más de una decena de periódicos y escribió algunas de sus obras emblemáticas.
Más tarde el gobierno chileno le encargó estudiar los sistemas educativos utilizados en Europa y Estados Unidos, y realizar un informe posterior para considerar su aplicación en el país trasandino, así como recabar datos sobre las políticas inmigratorias en uso, por lo que armó sus valijas embarcándose en Valparaíso rumbo al viejo continente.
Emprendió el viaje que Marcelo Monserrat en Usos de la Memoria llamó como El viaje iniciático de Sarmiento.
Las observaciones de este periplo quedaron registradas en forma de largas cartas a distintos destinatarios constituyendo más tarde el libro Viajes.
Con 34 años cruzó el océano por primera vez. Pasó por Montevideo y Río de Janeiro, ciudades que contuvieron a exiliados antirosistas con los que tomó contacto.
En Montevideo se encontraban Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre, Florencio Varela, Dalmacio Vélez Sársfield; en Río conocerá a José Mármol. Y le interesó la corte de Pedro II porque, como dice Adriana Amante en Poéticas y Políticas del destierro: el exiliado piensa en la patria de los otros y lo hace para seguir pensando en su propia patria.
Ya en Europa recorre, camina, va descubriendo con pragmática curiosidad a Francia, Italia, Suiza, Prusia y va encontrando lo que esperaba y lo que no esperaba. En España quiere comprobar el origen hispánico de los males americanos.
Las cartas que cuentan el viaje por Italia tienen varios destinatarios, pero el obispo de Cuyo, José Eufrasio Quiroga, tío de Sarmiento, es el más importante
Este viaje tuvo un carácter marcadamente oficial; si bien fue costeado por el gobierno chileno el relato en Viajes no se limitó a los informes que posteriormente presentó, sino que en sus escritos plasmó también el fruto de la experiencia de lo que iba viviendo.
Fue a Europa con su Facundo bajo el brazo, porque consideró que los europeos debían conocer su mundo americano.
Europa lo decepcionó, sus juicios son críticos hacia la sociedad y la política; buscaba una república y se encontró con el antiguo régimen. Escribió:

(.) ¡la Europa! triste mezcla de grandeza y de abyección, de saber y de embrutecimiento a la vez, sublime y sucio receptáculo de todo lo que al hombre eleva o lo tiene degradado, reyes y lacayos, monumentos y lazaretos (.)

Desencanto al ver una anquilosada cultura europea cuestionada por la desigualdad; la España, otrora imperio, le mostró los penosos signos de su declinación; las ciudades italianas no lo motivaron artísticamente y él se sintió como un intermediario entre dos mundos muy diferentes.
Su viaje por Argelia y Orán está narrado en la carta dirigida a Juan Thompson. Estos lugares no formaban parte del encargo oficial que le hiciera el ministro Montt, pero a Sarmiento, desde joven, le había interesado el mundo oriental. Las metáforas orientalistas abundan ya en 1845 en su Facundo, tan bien estudiadas por Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo en Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia
Recordemos como, en Recuerdos de Provincia explica su segundo apellido -Albarracín- haciéndolo remontar a un jeque sarraceno Al-Ben-Razin y narrando que varias personas, le hicieron notar que su fisonomía tenía algo de árabe.
En Viajes, Sarmiento va mostrando lo que ve, el panorama, las gentes y sus culturas, comparando siempre con su país, al tiempo que se muestra él mismo, el yo persona que se encuentra en casi todas sus obras.
Al salir de Europa, cuando llegó a los Estados Unidos, vio admirado el futuro; el país del norte le causó una profunda impresión. Impresión vinculada a aspectos muy específicos: el tipo de cultura republicana, la democracia representativa, la sociabilidad igualitaria, las instituciones escolares, la producción de libros, modos y formas del trabajo agrícola, ese que el tanto quería para el campo de nuestro país en lugar de que pastara ganado.
Descubrió una cultura del trabajo, conoció a pioneros y educadores, como Horace y Mary Mann, entablando con el matrimonio una amistad que solo terminó con su muerte.
Se dejó deslumbrar por el gran énfasis puesto en la construcción, la calidad de las manufacturas, de la ropa, de la tecnología, la independencia de la mujer, en especial de la mujer soltera, el tendido de los ferrocarriles, la extensión de las rutas.
Como expresa Natalio Botana en Sarmiento, los nombres del poder vio: un camino convergente entre la república como forma de gobierno y la democracia, como forma de sociedad.
A esta altura de su viaje la perspectiva de Sarmiento se había vuelto muy nítida: Europa era el pasado y Estados Unidos el futuro; era el modelo nuevo que tendría de ahora en más. Claudia Torre en su artículo sobre Sarmiento en viaje expresa que serian los Estados Unidos ese modelo, porque en tanto que nuevo, aún no había sido escrito o por lo menos no había circulado.
Para concluir este viaje, es interesante recordar el diario de sus gastos. Se trata de una libreta en la que no figuran las entradas de dinero, pero si las erogaciones, por lo que es difícil reconstruir el modo en que se fue financiando. Incluye, en la libreta, su viaje a La Habana que, por ejemplo, no describe en las páginas de su obra.
Esta libreta se conoció recién en la década de 1930, en que Aníbal Ponce la reprodujo en una revista de circulación escolar. En 1950 el Museo Histórico Sarmiento la publicó en reproducción facsimilar con notas de Antonio Castro.
Con mucho detalle Sarmiento va consignando todos sus gastos, desde los más importantes como compra de pasajes y libros, pagos en comidas, hasta los más triviales, propinas, helados.
Hay un trabajo muy interesante de Paul Verdevoye sobre la libreta de los gastos de Sarmiento
Pasemos ahora a comentar la Campaña del Ejército Grande Aliado de Sud América.
Los asuntos que trata Sarmiento en este escrito son muchos, complejos y conforman el Tomo XIV de las O.C.
Abarcan desde los antecedentes políticos y militares del general Urquiza, la lucha en el Uruguay, las gestiones de la alianza con el Brasil hasta las consecuencias de la Revolución del 11 de septiembre en Buenos Aires, incluyendo cartas y artículos publicados en periódicos.
De su lectura se infiere cómo fue desarrollando su pensamiento en relación a la infraestructura y organización de las fuerzas armadas de las cuales él formaba parte y también la inquina que manifestó contra el entrerriano, aunque después va a rectificar esta postura.
El prólogo, fechado en Río de Janeiro en marzo 20 de 1852, trae un párrafo que es la expresión de un propósito de vida. Dice así textual:

(.) soldado, con la pluma o la espada, combato para poder escribir, que escribir es pensar, escribo como medio y arma de combate, que combatir es realizar el pensamiento (.).

 Realizó toda la campaña llevando la imprenta y ayudantes a cuestas, con los que editaba los boletines diarios, que eran el parte del estado mayor y las indicaciones militares. Sarmiento escribía, además, sus impresiones personales, mientras el ejército marchaba rumbo a Buenos Aires a encontrarse con Rosas en Caseros.
El historiador Alberto Palcos en el texto que editó la Colección de Grandes Escritores Argentinos considera que esta obra del sanjuanino es una pieza histórica y dramática de excepcional interés, por ser un fiel reflejo de la aspiración de Sarmiento de instalar en la opinión pública, en la dirigencia política del país y del extranjero, que Urquiza con la espada y él con la pluma como arma, fueron los hacedores de la caída de Rosas.
¿Cómo está redactada La Campaña.? Es este otro de los escritos emblemáticos de Sarmiento.
Es un texto impaciente, redactado con entusiasmo que llega a ser, en parte, grandilocuente. Revela la constante presencia de Rosas en forma explícita o no; las palabras, rotundas, comunican esfuerzo y sentimiento, ideales y utopías, proyectos y realizaciones, como corresponde a un romántico. Vivencia los hechos que, desde 1841 hasta fines del 52 condujeron a la caída de Juan Manuel de Rosas.
Quiero rescatar una de las impresiones que consigna, cuando mira, observa, describe las tropas federales de Oribe que se han rendido en el Pantanoso.
Los mira y reflexiona sobre los años que esas tropas venían luchando. Dice:

(.) hombres arrancados de sus familias, encanecidos, viejos, llenos de cicatrices y arrugas (.) Muchos llevaban más de diez años sin haber recibido ningún sueldo, lejos de sus tierras, desaparrados y hambrientos, comiendo solo carne asada y nunca murmuraron en contra de esa vida.

Sarmiento se hace un sinnúmero de preguntas una fue ¿porqué lo habían seguido a Rosas tanto tiempo y en esas condiciones? Se contesta que el terror los había mantenido en la resignación y en la pobreza.
En la lectura del texto hay párrafos que son durísimos en lo que hace a su enjuiciamiento sobre la política del gobernador de Buenos Aires y de los caudillos en general.
Toda la marcha del ejército fue volcada en los boletines de guerra que expresan, también, un espontáneo asombro por todo lo que ve y está conociendo.
Se maravilla de la topografía, describe hasta el color y el sabor de los pastos al mismo tiempo que magnifica sus descubrimientos, los desmenuza, los analiza y reflexiona sobre la interacción del hombre con el paisaje.
El horizonte inconmensurable de la tierra pampeana fue particularmente extraño para el cuyano, acostumbrado a que su vista limitara con la montaña.
Sueña al ver el agua litoraleña cuyos ríos, alguna vez, estarían enriquecidos por miles de inmigrantes industriosos que llegarían al país con la cultura del trabajo y poblarían sus costas trayendo un progreso que ansía, se produjera con la rapidez del rayo.
Colocado siempre en posiciones límites, no tuvo empacho en escribir lo que pensó criticando a cada uno de los jefes y oficiales que formaron en el Ejército Grande (.) aunque en la conclusión reconociera sus cualidades militares. No confió en los federales que lo integraron. Sin embargo en las filas, al lado del general Benjamín Virasoro, tuvo oportunidad de medir la preparación profesional de ese jefe y el arrojo de la milicia.
Al leer rescatamos cuánto le costó en tiempo, reflexión y relación comprender la distinción entre los caudillos federales. Y esto es lo que pasó en su contacto con el general Justo José de Urquiza; pidió el destierro o la horca para el entrerriano cuando, después de Caseros, no soportó que ese gobernador, caudillo federal, fuera el protagonista de la organización constitucional de nuestro país, cuando él, Sarmiento, y el general José María Paz, militares y unitarios, tenían más derecho por su ilustración y por los años que llevaban en la guerra declarada contra Rosas.
Sin embargo, con practicidad política, con los pies sobre la tierra, pragmático al fin, pactó con Urquiza al asumir su presidencia en 1868 y cuando el entrerriano fue asesinado en la Revolución de López Jordán de 1870, tomó el hecho como una venganza de manera personal.
Para finalizar, el texto todo demuestra la impaciencia hacia la acción que lo caracterizó.
Querría ya cambiar el chiripá del soldado gaucho por un uniforme a la europea, como él vestía; querría ya concientizar sobre tácticas y estrategias militares a quienes eran pura experiencia de haber montado a pelo; querría ya que se adoptaran y adaptaran los planes para un ejército moderno entrevisto en sus viajes a Europa y Estados Unidos.
Ambas Américas es el nombre de una revista que fundada y escrita por Sarmiento, vio la luz en Nueva York en los años 1866-67 con el agregado Revista de educación, bibliografía y agricultura de la que aparecieron cuatro números.
En las Obras Completas se incluye en el Tomo XXIX y comprende además el tema Las escuelas base de la prosperidad y de la república en los Estados Unidos. (cuya edición de 1866 permaneció un año abandonada en un galpón de la aduana de Buenos Aires)
Sarmiento desembarcó en Nueva York el 15 de mayo de 1865, un mes después del asesinato de Lincoln en Washington y de la rendición del gral. Robert Lee ante el gral. Ulises Grant en Appomatox; concluyó la guerra civil con el triunfo del norte sobre el sur y puso fin a la aberrante esclavitud.
La revista fue iniciada por su director con la metodología de largas cartas, que no solo están destinadas a la sola lectura de quien las recibe, sino para que se difundieran y se conocieran por el mayor número de público posible. En la correspondencia incluyó como destinatarias a varias mujeres: Juana Manso, Aurelia Vélez Sársfield, Mary Mann.
La primera está dirigida a Luis Montt, hijo de su gran amigo Manuel Montt, quien fue quien editó en Chile sus obras.
La publicación revela el conocimiento profundo y el manejo de los datos, estadísticas y documentación de los temas que trata, que son amplísimos, muchos de los cuales recibe a través de sus corresponsales.
Por numerar algunos asuntos: trató sobre la inmigración llegada por el puerto de Nueva York y por puertos de otros países, notas y estadísticas sobre escuelas de Estados Unidos, Méjico, Venezuela, Chile, explicación sobre métodos de enseñanza, inclusive para discapacitados mentales, el problema de las tierras baldías, legislación agrícola, formas y modos de la agricultura según las regiones, críticas bibliográficas, recomendaciones de textos para bibliotecas populares, nociones prácticas de construcción de viviendas.
Marcó las diferencias de lo que había visto en su viaje anterior. El progreso de los Estados Unidos lo encandila. Dice:

(.) doy a mis revelaciones (sobre los Estados Unidos) una importancia capital (.) los Estados Unidos son la resultante de la historia política humana. Allí se elabora por las instituciones, las cifras y el trabajo industrial del mundo venidero.

La admiración que siente por Boston le ocupa varias páginas.
Escribió:

El comercio de los Estados Unidos tiene su emporio en Washington, la producción de cereales, su granero en Chicago; el algodón su mercado en Nueva Orleáns. En Boston está (.) el cerebro de los Estados Unidos, la cátedra de las ciencias y el cenáculo desde donde parten los apóstoles de la democracia. (La Universidad de Harvard había sido fundada en 1636)

En esta ciudad asiste a reuniones académicas y sociales, ya que es invitado con frecuencia dado su carácter de ministro plenipotenciario y enviado extraordinario de la Argentina.
De una de estas reuniones cuenta el diálogo siguiente que se encuentra en la página 87 del tomo XXIX de sus OC.:

(.) la mayor parte de las señoras habían estado en Europa y hablaban francés. Con varias tuve este diálogo, con sus variantes:
-¿qué idioma hablan en su país de ud. señor?
-el castellano mi señora
-¿pero en la corte hablarán francés?
-no tenemos corte
-¿pero el rey cómo está sin corte?
-no tenemos rey, nuestro gobierno es republicano federal como éste.
-ah! perdóneme ud. no sabemos palabra sobre aquellos países.
Y es la verdad, expresa Sarmiento, saben astronomía, química, matemáticas, pero ni los hombres saben que clase de bichos somos nosotros.

Para concluir sobre esta mirada de Ambas Américas digamos que contiene reflexiones sobre diversos temas, pero unidos por una preocupación común: difundir el ejemplo norteamericano en las prácticas culturales de Hispanoamérica.
Ricardo Rojas en El profeta de la pampa señaló que Sarmiento había observado que era necesario para un mayor entendimiento de los pueblos, que no solo los americanos del sur aprendieran inglés, sino que los del norte aprendieran el español.
Álvaro Fernández Bravo en su artículo sobre La idea americana de Sarmiento dice en la Historia Crítica de la Literatura Argentina que:

(.) el trafico de ideas por medio de la Revista, del mismo modo que la libre navegación de los ríos por la que Sarmiento abogó sistemáticamente, se concibe en Ambas Américas como un vehículo de formación de la opinión pública continental y como un archivo sobre el estado de las instituciones educativas en diversos puntos del continente.

Yo opino que constituyó un órgano de comunicación regional, capaz de influir en las políticas públicas y, en particular, generar atención sobre la importancia de la educación para la vida republicana de las naciones del continente.
El que fue su último libro Conflicto y Armonías de las razas en América lo dedicó afectuosamente a Mary Mann. Comprende el Tomo XXXVII de las Obras Completas. Dijo que publicaría dos volúmenes, pero no hubo un segundo.
 A su entender tenía y quería complementar con nuevos enfoques lo expuesto en sus escritos de los años cuarenta y cincuenta.
No obstante lo anterior, debo aclarar que el Tomo XXXVIII de la misma colección, titulado Conflicto y Armonías de las razas en Amércia 2° parte póstuma tiene una advertencia del editor en donde dice que ese volumen se conformó con los manuscritos del sanjuanino, carillas encontradas a su muerte por centenares, sin numeración y en tal desorden que hay páginas escritas al dorso para un capítulo diferente y leo textual lo que expresa el editor Belin

(.) el trabajo de paciencia a que hemos debido entregarnos copiando íntegro el libro para hallarle colocación a cada hoja, puede haber dado por resultado que algún concepto quede trunco o pudiera hallarse mejor colocado. Bien entendido sea que nada hemos agregado ni modificado de nuestra cosecha.

Muy poca bibliografía hace referencia a este tomo XXXVIII, que sería la continuación de Conflicto y Armonías.
 Me voy a referir únicamente al tomo anterior, al XXXVII.
En él encontramos que Sarmiento elaboró una explicación sobre lo que consideró serían las causales del estado de atraso, en lo que se refiere al progreso material y tecnológico de la América hispánica en relación con la América anglosajona.
El conflicto estaría en la problemática cultural de las razas; así como también habría armonías diversas entre las naciones americanas.
Antes de continuar digamos que algunos autores, entre ellos Shumway, se refiere al título del libro como Conflictos. y no es el único escritor en modificar el titulo original de la obra, que es Conflicto. en singular.
Para desarrollar todo el argumento Sarmiento apela a una vastísima bibliografía de su época, con referencias a la floreciente historiografía norteamericana sobre el período colonial hispanoamericano, como los textos de Prescott y Wilson.
Estados Unidos permanece como ejemplo de comparación, bajo la hipótesis de un contraste estructural entre las dos grandes áreas del continente.
La obra se inicia, como dijimos con la carta dirigida a Mary Mann fechada en diciembre de 1882 en Buenos Aires donde le desea una feliz navidad y año nuevo 1883. El morirá cinco años después.
En ella resume Sarmiento todo su objetivo. Le expresa:

(..) este es mi último trabajo.cuatrocientas páginas consagradas al examen de una fisonomía de nuestros pueblos sudamericanos.abraza en un mismo cuadro los efectos de la colonización de la América, según los elementos que a ella concurrieron.no en esta América solo sino en una y otra América.

Reconoce que algo se había avanzado en lo que sería el común atraso sudamericano pero que, para el mundo civilizado, esos territorios quedaban alejados de todo progreso.
En la larga carta sobrevuela una mirada crítica y veloz por Venezuela, Ecuador, Chile, Méjico.
 En nuestro país se detiene en las provincias de Mendoza y San Juan donde dice que fue en este último lugar cuando comenzó a fijarse en la influencia de las razas en el desarrollo de los pueblos y en el espíritu que los caracteriza.
Después de la carta continúa el texto bajo el título de Prolegómenos, donde se encuentran las famosas preguntas sarmientinas: ¿qué es la América?, ¿somos europeos?, ¿somos indígenas?, ¿somos mixtos?, ¿somos nación?, ¿argentinos? (hasta dónde y desde cuándo bueno es darse cuenta de ello).
Y bajo el término Conozcámonos arranca una extensa, abigarrada y densa explicación desde la existencia o no de la Atlántida, pasando por la prehistoria, la antigüedad mitológica griega, las etnias indígenas americanas o razas como las llama. Plantea presupuestos étnicos bien impregnados en la filosofía positivista.
Historia las instituciones españolas desde el medioevo, la inquisición, los cabildos, el Virreynato de Buenos Aires -escribe- en vez del Río de la Plata, las migraciones de las naciones europeas hacia América, hay comentarios sobre las obras de Ameghino y del perito Moreno y lo que denomina las insurrecciones sudamericanas de 1810.
En toda la escritura flota un sentido de desencanto con el presente en que está viviendo, al que le reconoce oscuros aspectos. Mantiene sus principios liberales y sus ideas sobre la educación popular, la inmigración con derecho a la tierra y acceso a la ciudadanía, el fomento de la industria, la explotación agrícola pero formula severas críticas al régimen que contribuyó a consolidar.
Dice Ana Maria Barrenechea: La vigencia de sus planteamientos básicos y de su pensamiento es uno de los rasgos más notables de la escritura de Sarmiento.
A fines de 1882 le escribió a Mary Mann: Nuestra situación material no es mala. Es la situación política lo que da que pensar. Parece que volvemos atrás, como si la generación presente, creada en seguridad perfecta, perdiera el camino.
Las razones de la decepción de Sarmiento se encuentran en el gobierno del general Julio A. Roca, que consolidó el poder de la élite ganadera y no cumplió con la distribución de tierras entre los inmigrantes que se establecieron en el país, contrariando la letra del proyecto que se había conversado y al que se había comprometido.
Es preciso recordar el lugar central que ocupa Mary Mann en Conflicto y Armonía. El libro se abre con una carta dirigida a ella y se cierra con otra, por eso puede ser leído como una gran y larga carta escrita a su amiga de Boston a quien Sarmiento trató como traductora y confidente.
Por otro lado Ricardo Rojas llama a este libro caótico, lamentable, tan contradictorio que en ciertos pasajes podría dar apoyo a las actuales tendencias racistas.
Autores hay que lo caracterizan como obra senil, otros como el texto de la vejez (Sarmiento tendría unos 71 años)
Sí se ve una evolución en el tono de la narrativa desde su Facundo. En este caso hay una mirada a la historia más calma y reflexiva, más quieta y reposada aunque no deja de ser aguda y crítica.
Sabemos que no fue un hombre común, que reunía cualidades excepcionales, una energía ilimitada, una imaginación sorprendente, una memoria privilegiada, una pasión por los acontecimientos que vivía contados en una mezcla de realidad y utopía y el anhelo de ser el protagonista de todos aquellos hechos que defendía, con potentes ideas dotadas de inusual pertinencia.
Comencé la disertación diciendo que tomaba aquellos textos en los que la palabra América daba significación al título.
Debo agregar que en las Obras Completas, los tomos XXXIV y XXXV se titulan Cuestiones Americanas, y serían motivo de reflexión y comentario para otra charla.
El contenido de ambos tomos es riquísimo en cuanto a los temas que Sarmiento aborda. Mencionaré algunos:
En el tomo XXXIV trata, reflexiona y enjuicia el Congreso Americano de 1844, el Panamericano de Lima, la guerra del Paraguay, la doctrina Monroe, el significado jurídico del arbitraje, historia la cuestión Malvinas, comenta asuntos de México, plasma repetidamente sus ideas sobre inmigración y colonización.
En el siguiente se explaya sobre el problema de límites entre nuestro país y Chile, noticias sobre las naciones del Pacífico, los conflictos de los países en armas, se detiene en la importancia de las relaciones bilaterales en especial las de Chile con Perú.
Estos textos que hemos mencionado tienen una impronta americanista que es consecuencia de sus años en el exilio y de los viajes que realizó.
Dice Fernández Bravo en el artículo ya citado, que durante su permanencia en Chile, donde escribió y publicó algunas de sus obras más importantes, Sarmiento articuló una mirada externa sobre su país, lo miró y analizó desde afuera, desde el exterior.
Su contacto con la cultura norteamericana tuvo influencia significativa en la consideración de los problemas nacionales observándolos en un marco expandido regional y americano. Mirada amplia que toma más hondura al final de su vida, considero que tal vez por la experiencia adquirida.
Aunque es verdad que Sarmiento, durante su existencia de hombre público, mantuvo una obstinación en torno a un ideal americanista que puede entenderse por una desconfianza hacia el nacionalismo provinciano, que identificaba con los caudillos al que les atribuía la desintegración del orden. El caso de Artigas es el más elocuente; en Conflicto y Armonías. le dedica muchas páginas en las que analiza y juzga su figura.
Por otro lado, explicó que la composición étnica mestiza de la población del mundo hispanoamericano era la causa de la desintegración del régimen colonial, la ruptura de los virreinatos y la emergencia de las nuevas naciones con políticas inestables.
Para concluir, si colocamos toda su obra en un haz, comprobamos que es un instrumento de acción política, acción política muy pensada, reflexionada y con claros objetivos, llevada a cabo por un grande hombre: como decía Groussac por ese ser enorme y extraño.
Y algo más como final de esta charla. A través de las lecturas y análisis de sus escritos y de bibliografías sobre su persona, pensamiento y obra, infiero que Sarmiento tenía una clara y fina percepción de la realidad americana y de nuestro país, con sus más y sus menos, por supuesto. Pero, más allá de esto, encontré que es un hombre que pudo hacer lo que hizo, que pudo escribir lo que escribió, que pudo luchar como luchó, que pudo amar y odiar como amó y odió porque supo cuáles eran sus raíces.
El apoyo y firmeza que lo sostuvo en medio de la inestabilidad de su época fueron sus raíces, su familia y su San Juan natal.
San Juan está nombrado en casi todas - sino en todas - sus obras; encontró en su tierra su centro vivencial. Entonces no se desarraigó, no se exilió a otro lugar con alma y vida porque llevó en sí mismo esas raíces que le dieron la savia vital, la fuerza que necesitó para afrontar todos los desafíos que su vida le planteó, desafíos que los tuvo, y muchos.

 

NOTAS

1 Conferencia pronunciada el 21 de mayo de 2014 en la casa natal de Sarmiento inaugurando la cátedra libre Sarmiento organizada por la Sec. de Cultura de la Provincia y la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan.

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