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Revista de historia americana y argentina

versão impressa ISSN 2314-1549versão On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.51 no.2 Mendoza jul. 2016

 

CRÍTICA BIBLIOGRÁFICA

GARTNER, Alicia . Historia Oral, memoria y patrimonio. Aportes para un abordaje pedagógico. Buenos Aires: Imago Mundi, 2015, 141 páginas. ISBN 978-950-793-204-5

 

Yamile Álvarez

Universidad Nacional de Cuyo. yamileal63@gmail.com

 

La obra es una introducción a la Historia Oral y, como plantea el título, un aporte para su aplicación en la escuela secundaria. Su lectura es ágil y amena y está dirigido no solo a los profesionales de la Historia, sino también al público en general. Constituye un aporte muy importante para el conocimiento teórico y metodológico de la Historia Oral, y fundamentalmente, dada la experiencia personal de la autora, presenta diferentes proyectos para desarrollar en el aula.
La autora, Alicia Gartner, es profesora de Historia egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Es docente de Metodología de las Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Económicas e investigadora y capacitadora del Programa de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
El libro está organizado en dos partes. La primera más extensa, abarca los capítulos 1 al 6, y se ocupa de los aspectos teóricos de la Historia Oral. En primer lugar busca definirla pero hasta el momento no hay una postura unificada. Mientras que para algunos autores es una técnica para obtener información complementaria a otras fuentes, para otros es una metodología. Para ejemplificar estas posturas la autora reproduce las definiciones de distintos especialistas como Liliana Barela, Jean-Pierre Wallot, Philippe Joutard, Paul Thompson, Elizabeth Dore y Pablo Pozzi. En lo que si hay acuerdo es que el gran aporte de la Historia Oral es que permite relacionar e integrar distintos aspectos y a diferentes sectores sociales que no aparecen en los documentos escritos. Además incorpora la subjetividad y la memoria como dimensiones de conocimiento.  
En los capítulos siguientes la autora realiza una breve reseña de la Historia Oral en la Historiografía contemporánea destacando que a partir de la profesionalización de la Historia como disciplina los testimonios orales fueron desacreditados. Esta situación comenzó a cambiar cuando en la década de 1960 se produjo una renovación historiográfica que planteó nuevos enfoques y aparecieron otros sujetos y colectivos sociales en los estudios históricos especialmente con el desarrollo de la Historia Social. Todo esto planteó la necesidad de recurrir a las fuentes orales ya que de muchos de los nuevos temas abordados no había registros o eran insuficientes en las fuentes escritas, y además exigieron una renovación metodológica en cuanto al uso de testimonios orales y comprometieron a los historiadores a un diálogo más fluido con otras disciplinas como la antropología, la literatura, la psicología y la sociología. En las últimas décadas del siglo XX se desarrolló la Historia Reciente o Historia del tiempo presente, la cual tiene un lugar privilegiado en lo que se refiere a la disponibilidad y el acceso a los testimonios directos. De todas formas la Historia Oral surge al margen de los ámbitos académicos ya que siempre se dio supremacía a los documentos escritos. Gartner cita a Philippe Joutard que en un artículo de 1996 distingue cuatro generaciones de historiadores orales, que marcan los hitos fundamentales en el desarrollo de la disciplina. Se trata de una síntesis explicativa que nos permite conocer a los principales cultores y las temáticas abordadas desde la primera generación que surgió en Estados Unidos en los años 50 del siglo XX, hasta la cuarta que se sitúa en la primera década del siglo XXI.
En esta reseña también se hace referencia al desarrollo de la Historia Oral en América Latina, en donde si bien está relacionada con las corrientes europeas y estadounidenses, presenta particularidades fruto de conformaciones sociales, económicas, políticas y culturales específicas de la región. Por ejemplo la existencia en América de importantes culturas ágrafas o de culturas sometidas a las lenguas europeas reforzó la transmisión de tradiciones orales y prácticas culturales de generación en generación. Hubo una necesidad de perpetuar las costumbres y valores originarios mediante la oralidad. En muchas regiones los estudios de folklore y de la antropología cultural fueron los que comenzaron a recopilar fuentes orales. México fue precursor no sólo en América Latina sino a nivel mundial.
En la Argentina las primeras experiencias de Historia Oral en ámbitos institucionales comenzaron en la década del 70 cuando se conformó un Archivo Oral en el Instituto Di Tella. El proyecto fue promovido y financiado por dos años por la Universidad de Columbia, y el objetivo era el rescate de testimonios de dirigentes sindicales y políticos. Fue después de 1983 con la recuperación de la democracia que comenzaron a florecer los trabajos de Historia Oral. A fines de los 80 se creó el Archivo Oral de la UBA que reunió testimonios de docentes y profesores del período 1943-1966, y en 1991 se creó el Programa de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Estuvo bajo la dirección de Dora Schwarstein hasta su fallecimiento. Continuó la tarea Pablo Pozzi quien en 2003 creó el Archivo Oral e impulsó la formación de distintos grupos de investigación cuyos resultados fueron publicados en la colección Palabras de la Memoria, y a partir de 2009 comenzó a publicarse la revista Historia, Voces y Memoria.
En 1993 se realizó el Primer Encuentro Nacional de Historia Oral que se organiza cada dos años. En 2004 se creó la Asociación de Historia Oral de la República Argentina (AHORA) que realiza cursos de capacitación y difusión de la Historia Oral en todo el país, instituciones escolares, profesorados y otros ámbitos. Publica en forma digital la revista Testimonios desde 2009.
Los otros temas analizados en esta sección son los procesos de la memoria, las fuentes orales y las entrevistas. Para la Historia Oral las cuestiones de la memoria resultan temas nodales e insoslayables, ya que el investigador recurre a los recuerdos de los entrevistados como fuentes en la reconstrucción del pasado. Existe una memoria habitual o automática que nos capacita para movernos y realizar tareas cotidianas, para lo cual una cantidad de hechos y cosas del pasado no son necesarias y se olvidan. Pero también existe una memoria reflexiva, una memoria narrativa constituida por recuerdos significativos. Esta memoria necesita ser interpelada. Los recuerdos no brotan por sí solos sino que hay una decisión de recordar, pero esto no significa que se recuerde todo lo que se desea. Cuando hablamos de memoria, hablamos también de olvido. Sería imposible recordar todo y por eso la memoria realiza un proceso de selección. La memoria elige qué olvidar y qué recordar. La memoria cobra significados diferentes según el contexto. Una persona puede recordar situaciones de una manera y luego de transcurridos muchos años la recordará mediatizada por el momento presente.
Historia y memoria comparten la comprensión del pasado, pero la primera constituye a la segunda en su objeto de estudio. . La historia debe contextualizar los testimonios, basarse en hechos probados y construir un relato que supere las singularidades.
Con respecto a las fuentes orales son documentos que se utilizan para la investigación en las Ciencias Sociales. La fuente oral es un producto que otorga información, que se construye mediante la técnica de la entrevista. Las fuentes orales tienen la particularidad de ser creadas por el historiador y su entrevistado. Una fuente oral es un producto relacional surgido del intercambio entre ambos en la situación de entrevista. Se trata de un documento vivo o que se humaniza. Esto genera un compromiso, un involucrarse con el entrevistado que caracteriza todo el proceso de investigación con fuentes orales. No son nunca anónimas e impersonales como son las institucionales. Las singularidades de la memoria y la subjetividad exigen al historiador oral replantearse aspectos cognitivos, en el sentido que lo fuerzan a preguntarse que permiten conocer las fuentes orales, cómo se produce el conocimiento, que tipo de información otorgan, porque y para que usarlas.
Alessandro Portelli señala las siguientes características: son orales, narrativas, aportan significados subjetivos, su credibilidad y los criterios veritativos son diferentes a los de otras fuentes, no son objetivas, son artificiales, variables y parciales o incompletas.
En cuanto a las entrevistas existen distintas formas, desde una conversación amistosa hasta un cuestionario formal y estructurado. Dependerá de los objetivos y procedimientos que elija el historiador para su investigación. La estructurada o cerrada en la que el contenido y el orden de las preguntas están establecidos por el entrevistador. Se utilizan para obtener información puntual y para archivos. La semiestructurada o semirígida o entrevistas de final abierto: consiste en la preparación de un núcleo de preguntas pero su orden y contenido pueden variar durante la entrevista, se trata de interrogantes que abren el diálogo e inviten al entrevistado a recordar y su final es abierto. Finalmente la entrevista abierta o historia o relatos de vida, en la que se deja al entrevistado que relate, se trata de no interrumpir y no hay un orden previo.
La segunda parte del libro es más breve y se ocupa de la Historia Oral y su aplicación en la educación, destacando en primer lugar sus aportes en la enseñanza.
La principal característica de la fuente oral es que se trata de una construcción, es una fuente viva. Esto genera una serie de aportes particulares al proceso de enseñanza aprendizaje. La Historia Oral hace que el alumno entre en contacto con seres vivos y en las habilidades interpersonales aprendidas en el proceso de localizar, entrevistar y volver a entrevistar a los informantes. En cuanto a la relación docente alumno ambos participan de esta construcción.
La situación de entrevista implica que el alumno tome un rol activo: el de preguntar. Deberá seguir el relato del entrevistado, estar atento a las respuestas y a los nuevos elementos que aparezcan para formular nuevos interrogantes. Además tendrá que relacionar lo que dice el entrevistado con lo estudiado para poder comprender y contextualizar la información. La entrevista pone en contacto a los alumnos con personas de otras generaciones y permite un entendimiento más profundo del comportamiento humano en el pasado y el presente. La Historia Oral permite salir del aula y encontrarse con las problemáticas del mundo del trabajo, de los inmigrantes, de diferentes minorías, del medio ambiente, es decir con las personas en sociedad.
En el proceso de análisis e interpretación de la fuente oral, el alumno deberá confrontar las opiniones de otras personas sobre el tema en cuestión y someter el relato a su propio pensamiento crítico. Fortalece su autoestima al saberse capaces de enunciar y llevar a cabo un proyecto de investigación. Permite que los alumnos aprecien de manera más cercana cambios y permanencias en el tiempo y entender la historia como un proceso dinámico en el que intervienen intereses de distintos sectores.
La preparación del docente en el tema y en la metodología es fundamental en cualquier actividad didáctica. Es necesario elaborar un proyecto en donde se explicite: para qué se realizará, qué tema se va a estudiar y para qué se ha elegido, su metodología y cómo se va a desarrollar
Los proyectos de Historia Oral en la escuela pueden ser muy variados en cuanto al formato de realización, a las opciones en el tipo de historia y en cuanto a los temas. Hay distintas formas de proyectos según a quienes involucran: en el aula abarcan solo un curso para abordar un contenido curricular en el espacio de clase de la materia o área; institucionales que involucran a toda la escuela; institucionales que se realizan en el espacio curricular y fuera de él, es decir que pueden desarrollarse en el aula para todos los alumnos del curso y también para un grupo de ellos en un taller a realizarse a contraturno; para espacios extracurriculares; con otras escuelas, con instituciones locales y con municipios
En los dos últimos capítulos la autora describe los pasos a seguir en un proyecto de Historia Oral en la escuela, y se proponen algunos temas que están relacionados con los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP) establecidos por el Consejo Federal de Educación para el área de Ciencias Sociales.

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