SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.52 número2UN PENSADOR EUROPEO AL PIE DE LOS ANDES: Aproximación biográfica y conceptual a Alberto FalcionelliCONCURSO DE ENSAYOS MONOGRÁFICOS SOBRE EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de historia americana y argentina

versión impresa ISSN 2314-1549versión On-line ISSN 2314-1549

Rev. hist. am. argent. vol.52 no.2 Mendoza oct. 2017

 

ARTÍCULOS DE HISTORIA ARGENTINA

NOTAS SOBRE LA COLECCIÓN ESTUDIOS ALEMANES: Aportes e hipótesis para la historia de las ideas1

 

Mariano Martín

CONICET. Mendoza, Argentina. mmartin@mendoza-conicet.gob.ar

Recibido: 15-XII-2016
Aceptado: 06-VII-2017

 

RESUMEN

La colección Estudios Alemanes fue un complejo fenómeno editorial, que se inició en 1965 y finalizó a mediados de la década de 1990. En ese período se publicaron más de 100 volúmenes de las más variadas tradiciones: marxistas, analíticos, neo-aristotélicos, neo-kantianos, fenomenólogos, entre otros. En este trabajo se analizarán tres aspectos: en primer lugar, se mostrará brevemente el perfil intelectual de los directores de la serie; en segundo lugar, las particularidades de edición de la colección; por último, haremos algunas observaciones con respecto al criterio editorial adoptado para seleccionar las obras que se tradujeron.
Palabras claves: Estudios Alemanes; Difusión Cultural; Empresa Editorial.

ABSTRACT

 The collection Estudios Alemanes was a complex publishing phenomenon, which began in 1965 and ended in half of 1990. In that period more than 100 volumes were published of the more varied traditions: Marxist, analytical, neo-Aristotelian, neo Kantians, phenomenologists, among others. This paper aims to analyze three aspects: first, briefly it will show the intellectual profile of the directors of the series; second, the material peculiarities of the collection; finally, we will make some comments on the editorial criteria adopted to select the works which were translated.
Key words: German Studies; Cultural diffusion; Publishing Company.

 

INTRODUCCIÓN

Una de las grandes revoluciones del mundo editorial del siglo XIX fue la publicación de colecciones. Ya fuesen académicas, de divulgación científica, o de autores de ficción, estas colecciones acercaron a un gran público un enorme volumen de textos. Según Jean-Yves Mollier2 las grandes obras editoriales del siglo XIX se realizaban en muchos casos una labor de ilustración que el editor responsable concebía como una obra casi filantrópica. Paradigmático fue el caso de Pierre Larousse pero, por aquel entonces, los herederos del pensamiento ilustrado como Larousse no eran los únicos que emprendían estas obras, por ejemplo, el Abate Migne3.
Aunque aparecidas en el siglo XIX, las colecciones editoriales llegaron para quedarse. Originarias principalmente de Francia, en Latinoamérica también se dieron, y no sería arriesgado decir que aún aparecen. En este estudio nos detendremos en una: la colección Estudio Alemanes. Se trató de un complejo fenómeno editorial, que se inició en la Argentina alrededor de 1965 y que concluyó a mitad de la década de 1990 en Barcelona, habiendo publicado más de 100 obras. En ella se editaron, por primera vez en lengua española, los principales textos de la Escuela crítica de Frankfurt, por ejemplo. Pero no sólo se centraron en esta tradición. También aparecieron obras de algunos neo-kantianos, neo-aristotélicos o de tendencia puramente analítica.
Preguntarse, entonces, por el alcance cultural de la colección Estudios Alemanes implica varios desafíos intelectuales, no sólo por la cantidad de obras editadas sino, además, por la envergadura intelectual de estas y la diversidad de corrientes de pensamiento. Además la Colección que nos ocupa presenta otra cuestión que la hace, prima facie, resistente al análisis: el hecho de que pasara por varios sellos editoriales y se mantuviera casi treinta años. Esto conlleva la enorme dificultad de acceder a un listado completo de obras traducidas y editadas. En este caso sólo se ha podido consultar un reducido número de volúmenes4 (figuras 1 y 2).


Figura 1


Figura 2

¿Qué puede esperarse y qué no de este trabajo? No puede esperarse una exploración exhaustiva de la Colección que ponga en relación las obras traducidas, busque las contradicciones y realice síntesis, cosa, por otra parte, digna de una tesis de doctorado (o de varias). Pero puede esperarse, sin embargo, una ampliación del estado de la cuestión, revisando ciertas tesis y proponiendo otras. Además, se pretende esbozar algunas hipótesis para el estudio de la historia de las ideas, que deberían tenerse en cuenta a la hora de encarar futuros trabajos.
En primer lugar, se hará brevemente referencia a la trayectoria intelectual de quienes llevaron adelante esta empresa: Ernesto Garzón Valdés, Rafael Gutiérrez Girardot y Héctor Álvarez Murena, ya que sus intereses e itinerarios académico-culturales dicen mucho de la colección.
En segundo lugar, se abordará el estudio de la Colección desde las bases teóricas que Robert Darnton llama análisis bibliográfico. Desde esta perspectiva se afirma que muchos enigmas textuales se han resuelto a lo largo de la historia dedicando más atención a un análisis material de los textos5. En este estudio se asume que los datos paratextuales y materiales pueden aportar interesantes indicios para el estudio de las ideas. Además se intenta mostrar las distintas fases materiales y avatares de la Colección, las cuales, sin embargo, respondieron a un mismo criterio editorial. Para ello se ilustrará este trabajo con una serie de imágenes que se encuentran como apéndice, después de la bibliografía.
Por último, se indagará en el criterio de selección que movió a los editores a traducir las obras. Sobre esto se discuten algunas tesis que son, según nuestro parecer, insuficientes o bien como reduccionistas.

LOS INICIADORES DE LA COLECCIÓN

Aunque la serie Estudios Alemanes fue un proceso de publicaciones bastante sostenido en el tiempo y que, probablemente por eso, estuvo sujeto a variaciones en su equipo editorial, tres fueron sus referentes y líderes intelectuales indiscutidos: Ernesto Garzón Valdés, Rafael Gutiérrez Girardot y Héctor Álvarez Murena. Aunque nominalmente la Colección fue dirigida por más personas, realmente participaron de modo activo los tres intelectuales antedichos6. Ahora para comenzar se explicarán muy brevemente sus itinerarios vitales e intelectuales:
Ernesto Garzón Valdés nació en Córdoba en 19277. Miembro de una familia distinguida, su padre había tomado activa participación en la revuelta estudiantil de 1918. Hombre de enormes vínculos con Europa, realizó su primer viaje a Lovaina en 1949. Viajó a Madrid en 1950 donde residió hasta el 1953. Por esos años sus maestros fueron Xavier Zubiri y José Luis Aranguren, entre otros. Por consejo de Enrique Gómez Arboleya, se trasladó a Múnich en 1953 y allí comenzó una fecunda labor de traductor, fundamentalmente del pensamiento jurídico alemán de posguerra. En 1956 regresó a su Córdoba natal y con la asunción de Arturo Frondizi a la presidencia, ingresó en el servicio diplomático y fue enviado como agregado cultural a Bonn, Alemania. Permaneció allí seis años donde estableció contactos con Rafael Gutiérrez Girardot, con quien decidiría comenzar la colección Estudios Alemanes. Fue en este período cuando se interesó por la obra del iusfilósofo inglés H.L. Hart, afianzando así sus vínculos con la corriente analítica. En 1964 retornó a la Argentina y permaneció en el país diez años dedicado a la docencia e investigación en varias universidades. Ahí comenzó la Colección Estudios Alemanes. En 1973 fue expulsado del servicio diplomático y al año siguiente debió exiliarse por la violencia política que se vivía y, aunque recibió varias ofertas de México, optó nuevamente por Alemania. En esta época tradujo varias obras, acuciado por las penurias económicas del exilio, coyuntura que potenció la colección. Cuando regresó a la Argentina, en 1986, le ofrecieron restituirle sus cátedras, aunque no aceptó porque se desempeñaba como profesor en la Universidad de Maguncia. El Ministerio de Asuntos Exteriores lo nombró entonces embajador.
En Garzón se observa un filósofo de tradición analítica, preocupado por fundamentar una ética normativa, que no se cimiente en criterios metafísicos pero que tampoco caiga en el relativismo más craso. Así lo señala, por ejemplo, en un texto suyo: una cosa es rechazar el absolutismo ético y otro creer que la única alternativa que queda es la de un relativismo radical8. Se vislumbra también en él una preocupación por lo cultural como un servicio ético-político, con tintes patrióticos. Esto se refleja no sólo en la diversidad de problemas abordados científicamente a la largo de su trayectoria académica (tiene varios artículos sobre problemas ético-políticos latinoamericanos), sino también en sus polifacéticas funciones: traductor, editor y diplomático.
Rafael Gutiérrez Girardot9, colombiano, nació en 1928 y falleció en 2005. Estudió Derecho y asistió a cursos de Filosofía del Derecho en su patria. En 1950, se estableció en Madrid donde estudió con Xavier Zubiri. Tres años después, fue a Alemania donde asistió a las clases de Heidegger y realizó un doctorado con Hugo Friedrich. En 1954 fue co-fundador de la editorial Taurus. Entre el 1956 y 1966 realizó labores diplomáticas en Bonn. De vuelta a Colombia, enseñó en varias Universidades, pero en 1970 se radicó definitivamente en Alemania, desempeñándose como profesor de Hispanística.
Polemista, desde temprano se interesó en las problemáticas literarias del nuevo mundo con trabajos sobre Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes y Antonio Machado. Fue ávido lector de Friedrich Nietzsche, Walter Benjamin y Gottfried Benn, entre otros. Intentó realizar una historia social de la literatura hispánica, buscando dar autonomía a su objeto de estudio y no reduciéndolo a categorías sociológicas pre-fijadas o estereotipos.
 Sin duda, su trayectoria vital se asemeja a la de Garzón Valdés. Probablemente hayan coincidido en las clases con Xavier Zubiri o en el servicio diplomático en Bonn. Y valen para él las caracterizaciones que aplicamos a Garzón: un hombre preocupado por el destino cultural de América Latina.
Finalmente, Héctor Álvarez Murena nació en Buenos Aires en 1923. Cursó estudios de ingeniería y filosofía, pero salió ayuno de títulos. Publicó su primer libro a los 23 años. En su corta vida publicó volúmenes de poesías y ensayos, además de las conocidas traducciones de la Escuela de Frankfurt, aparecidas en la colección que aquí estudiamos. Fue colaborador del suplemento cultural del diario argentino La Nación y asesor editorial de Sur. Luego de una vida perturbada por el alcohol, falleció en 1975.
Autor difícil de colocar en alguna trayectoria o corriente filosófico-literaria. Venido de una tradición de izquierda sartreana (aparentemente ajena al marxismo), evolucionó hacia posiciones consideradas cada vez más metafísicas. Esto no cayó bien entre los intelectuales de izquierda. Por ejemplo, decía Portantiero en 195710:

Murena, entregado no ya a especulaciones divorciadas de la realidad, sino cercanas a lo más vulgar del pensamiento de las clases dominantes. En el camino hacia el conocimiento de la Argentina "real" Murena se topó con la élite que conduce Sur. Ahora forma parte de ella (superada aquella escaramuza que significó la aparición efímera de la revista Las ciento y una, en 1953) y se dedica a difundir con menos originalidad, es cierto, los argumentos ideológicos de la derecha intelectual.

Su obra, según dice Luis García11, en un exhaustivo libro sobre la escuela de Frankfurt en Argentina, cayó en el olvido hasta la década del 1990, cuando comenzó una suerte de relectura, la mayoría de las veces de su trabajo poético o a las traducciones de la Escuela de Frankfurt, siendo menos conocida su faceta de ensayista.

LA MATERIALIDAD DE LOS TEXTOS Y EL PROBLEMA DE LA RECEPCIÓN

La Colección Estudios Alemanes se caracteriza por ser muy fluctuante en lo que se refiere a diseño paratextual, fundamentalmente tapa, contratapa, solapas y tipografías. Y aunque el diseño material de la Colección ha sido calificado como sobriamente bello12, presenta varias particularidades no señaladas anteriormente.
El primer ejemplar publicado en 1965 fue una traducción de Dolf Sternberger, Fundamento y abismo del poder (figura 3), bajo el sello editorial Sur, el grupo editor que a la sazón constituía un gran referente de la cultura Argentina. En la solapa del libro se indica que es el volumen que inaugura la Colección y se ofrece una apretada síntesis de la problemática abordada en el libro. Sin embargo, no se proporciona demasiada información respecto del criterio editorial que sigue la Colección. Tampoco tiene un número que lo identifique como el primer volumen, ausencia que también se dará en el resto de los ejemplares consultados. Por otra parte, las solapas desaparecen en el resto de los textos que hemos tenido acceso.


Figura 3

En las contratapas se observa otra variación: algunos volúmenes, como el caso del Cultura y Sociedad, de Herbert Marcuse (figura 4) o Teoría del espíritu objetivo de Hans Freyer (figura 5), presentan una pequeña biografía (vital e intelectual) del autor, además de reseñar brevemente el contenido de la obra. Este formato de contratapa, con sus variaciones de diseño, se retomará en la década del 1980, cuando la Colección se edita con financiamiento español y venezolano. Son ejemplos de esto el libro de Hans Buchheim, Política y Poder (figura 6) y el de Richard Aleywn Problemas y figuras (figura 7). En 1989, en la edición del texto de Ulrich Klug, Problemas de la filosofía y de la pragmática del derecho, la contratapa mantuvo la información mencionada, pero cambió nuevamente el diseño (figura 8).


Figura 4


Figura 5


Figura 6


Figura 7


Figura 8

Además de las variaciones de forma de las contratapas, aparecieron cambios en su contenido: muchas contratapas soslayaron las inscripciones y otras colocaron una lista de los títulos publicados. El primer caso es el del ya citado libro de Sternberger y ejemplo del segundo es el volumen de Hugo Friedrich, Humanismo Occidental (figura 9) y, según se pudo consultar, el texto de Thomas Nipperdey, Sociedad, cultura, teoría y los dos volúmenes de Manfred Riedel, Metafísica y Metapolítica.


Figura 9

Asimismo, las tapas cambiaron el formato con el correr del tiempo: mientras las ediciones de la Colección estuvieron a cargo de las editoriales Sur y Alfa (Buenos Aires) mantuvieron una similitud mayor, como puede apreciarse en las figuras 10 y 11 (libros de Friedrich y Riedel); en cambio, cuando la Colección fue editada por Alfa y Gedisa (Barcelona), principalmente a partir de la década del 1980, las tapas cambiaron su formato (figuras 12 y 13). Pero esta no fue la última mutación paratextual: a finales de ese decenio, bajo el sello Gedisa las publicaciones adoptaron otro aspecto (figuras 14 y 15).


Figura 10


Figura 11


Figura 12


Figura 13


Figura 14


Figura 15

Este proceso ha sido documentado y periodizado por Griselda Mársico del siguiente modo:

Los datos de edición de los volúmenes permiten reconstruir a grandes rasgos los siguientes movimientos: 1965-1974, Sur (Buenos Aires); 1974-1979, Alfa (Buenos Aires); 1979-1986, Alfa (Barcelona); primera mitad de la década de 1990, Gedisa (Barcelona). En cuanto a la dirección, el comité original estaba integrado por Victoria Ocampo, Helmut Arntz, Hans Bayer, Ernesto Garzón Valdés, Rafael Gutiérrez Girardot y H. A. Murena; en 1969 lo integraban, además de los mencionados, Geo T. Mary y Werner Rehfeld; en la primera mitad de los setenta el comité se redujo a Garzón Valdés, Gutiérrez Girardot y Murena; en la segunda mitad de los setenta la colección quedó en manos de Garzón Valdés y Gutiérrez Girardot.

Surge la pregunta sobre si los cambios paratextuales se debieron a variaciones en el comité editorial. Este interrogante se relaciona con la financiación y circulación de los volúmenes editados por la Colección. Sin duda hubo varios traspasos de circuitos de edición y distribución. Sobre esto explica Garzón Valdés en su entrevista con García:

Desde el punto de vista editorial, Sur no se interesó mucho por la serie y entonces la colección pasó a la editorial Sudamericana. Tampoco aquí tuvimos un éxito duradero. Pasamos entonces, por consejo de Murena, a Laia (Caracas/Barcelona) hasta que esta editorial se fundió y aterrizamos en Gedisa (Barcelona). Con el tiempo, fueron desapareciendo (por muerte o cansancio) los editores y quedé yo solo hasta que a comienzos de los noventa la burocracia alemana resolvió dar por terminada esta empresa (se habían publicado ya unos 100 volúmenes)13.

¿A qué se refiere Garzón con la burocracia alemana? Se refiere a la Sociedad Inter Nationes. Esta confesión arroja un interesante dato sobre la financiación y circulación de la Colección. No es posible rastrear si los intelectuales recurrieron a la Sociedad alemana para obtener los recursos que necesitaban o si la misma Sociedad se ofreció a financiar parte o toda la colección. Sin embargo es indiscutible su aporte. La hipótesis de que la Sociedad impusiera temáticas o títulos tan variados parece no convenir con el espíritu cultivado y crítico de intelectuales de la talla de Garzón Valdés. Además, según las afirmaciones de este último los miembros de esta Sociedad eran solo gerentes y administrativos sin conocimiento ni decisión ideológica y editorial de peso14. Como reconoce el mismo Garzón Valdés en la entrevista realizada por Luis García el resto de los nombres que aparecían como directores de la colección [además de Garzón, Girardot, Murena y Victoria Ocampo. Nota MM] (Helmut Arntz, Hans Bayer, Geo T. Mary, Werner Rehfeld y Ferdinand Henning) eran funcionarios de Inter Nationes que no tenían sino un desempeño burocrático15.
Debido a la naturaleza de esta Sociedad y al azar de los sellos editoriales de la Colección es poco probable que los cambios paratextuales hayan tenido que ver con cambios en el comité. Efectivamente, luego de 1969 se incorporaron Mary y Rehefeld, pero también Ferdinand Hennig, y ya no aparecía Arntz (como se aprecia en la figura 16). Estos nuevos miembros tampoco tuvieron poder de decisión editorial.


Figura 16

De todos modos, aún con todos los cambios paratextuales las ediciones no variaron sustancialmente; es decir, se mantuvieron bellamente sobrias, en el decir de García. No agregaron imágenes o sobrecubiertas, ni se realizaron en tapas duras. El tamaño también tuvo poca variación. No se agregaron trabajos introductorios, prólogos, epílogos o aparato crítico a cargo de los editores. Nunca se tradujeron al español los títulos de la bibliografía extranjera, ni siquiera de la alemana, de las obras citas al pie. Solo se tradujeron al español los títulos alemanes publicados por la Colección.
De esta información sobre la materialidad de los textos, ¿se puede deducir algo relevante para la historia de las ideas en la relación con el problema de su recepción? Quizá no pueda deducirse more geometrico, pero sí aventurar la hipótesis que sostiene que los editores pensaban más en editar un gran volumen de producción textual que en la calidad material de las ediciones, lo que supone pensar que se apuntaba a un público más bien amplio y no tan académico. Sin embargo, el complejo derrotero de su circuito editorial hace suponer que el gran público no accedió a la Colección. Se sabe por Garzón Valdés que Los libros de Sur llegaban (algunos) a España. También a Colombia (en Bogotá estaba la librería Buchholz, siempre interesada en la cultura liberal alemana y muy vinculada a la revista Eco). Empero, la hipótesis de que el gran volumen de producción textual no llegaba a un público amplio, se complejiza con casos como la publicación de Cultura y Sociedad de Marcuse, con tres ediciones y tiradas de 2000 o 3000 ejemplares.
La pregunta que surge es si esta producción de textos académicos fue pensada por los editores como una obra de divulgación masiva que no llegó a cuajar (dada la complejidad de los textos); o fue pensada para el lector culto y especializado.
Dada la calidad del papel, las tapas rústicas y la tipografía reducida, y el número de tiradas, entre 2000 o 3000 ejemplares (número bastante elevado para una edición académica) se puede deducir que se concibió como una obra de circulación masiva.
Esta pregunta supone enfrentar la cuestión concreta de quiénes fueron los lectores de estos textos. Entre el grupo de intelectuales de izquierda (en su mayoría jóvenes) que dominaban gran parte de la escena intelectual de 1960 y 1970 y que eran los potenciales lectores de muchos títulos de la colección, las traducciones de Sur no gozaban de gran popularidad y, a sabiendas, decidieron ignorarlas. Así lo declara Beatriz Sarlo en su obra Seis ensayos sobre Benjamín. Sin embargo, algunos intelectuales españoles, como el mediático Savater, agradecen las traducciones de Sur. Y se debe agregar además que algunos argentinos, como Juan José Sebrelli, también entablaron vínculos con los intelectuales de Sur, aun participando en grupos antagónicos como la revista Contorno16.
Todo esto está muy bien documentado en el libro de García, pero exclusivamente limitado al ámbito de la escuela de Frankfurt. Ahora bien, ¿qué sucedió con la recepción de los otros textos? En los más de 100 volúmenes se publicaron las más variadas tradiciones: fenomenólogos, neo-positivistas, algunos neo-aristotélicos y neo-kantianos. ¿Quiénes leyeron estos textos? Si se hace una búsqueda rápida y no demasiado exhaustiva, se asombrará de ver el escaso impacto que parecen haber tenido tales textos ¿Por qué?
Responder esta pregunta implicaría un trabajo aparte de investigación sistemática; pero hay una posible respuesta a corroborar. Lo más probable es que la Colección se comenzó en un momento donde el zeitgeist argentino y las luchas de la cultura (para decirlo en términos de Bismarck) estaban demasiado radicalizados como para interesarse por esas tradiciones: el horizonte cultural argentino se hallaba muy constreñido por batallas que se mostraban como un obstáculo para la reflexión serena, donde los rótulos como cipayo, gorila, monto, eran cosa de todos los días, aún (¿o quizá fundamentalmente?) en las universidades. Sin duda, la preocupación filosófica e ideológica se centraba en las distintas escuelas marxistas y en la posibilidad de realizar la praxis revolucionaria, razón por la cual las otras tradiciones de pensamiento no interesaban al público, especialmente universitario.
¿Pero no es esta una interpretación demasiado simplista del asunto? Es decir, ¿se sugiere que durante aquellas conflictivas épocas no hubo en absoluto pensamiento y desarrollo académico serio? De ninguna manera. En la Historia de la Filosofía Argentina del Alberto Caturelli esto se puede apreciar de modo claro. Lo que sucedía es que, quizá, las necesidades del pensamiento argentino no permitían valorar sine ira et studio estos avances del conocimiento. Probablemente por juzgarlos demasiado abstractos y ajenos para la situación que se vivía a la sazón. Es decir, en un país donde se debatía (en muchos casos a los tiros), poco podrían impactar, por ejemplo, las reflexiones de Friedrich sobre la literatura occidental o un estudio de las categorías de Aristóteles al estilo de Manfred Riedel. En efecto, ya desde antes de la publicación de la Colección, en Argentina soplaban vientos revolucionarios. Y es que el impacto que tuvo en este país hechos como la Revolución cubana, el Mayo francés o el Concilio Vaticano II, se tradujeron en un clima convulsionado y poco provechoso para la reflexión serena17.
Súmese además que Argentina siempre tuvo una gran tradición intelectual dependiente de Francia. García afirma18, por ejemplo, que la línea estructuralista de izquierda formada en la escuela francesa (vgr. Eliseo Verón) criticó fuertemente a Marcuse y se resistió a la recepción de la llamada Escuela Crítica. Aunque esto que se afirma del estructuralismo de izquierda, vale, probabilísimamente, para otras tradiciones de pensamiento.

Sin embargo, en rigor, en esos diez o doce años de publicación, los intelectuales de izquierda también leían a Athusser, al primer Marx, a Marcusse y a varios exponentes de la Escuela de Franckfurt. Esto muestra que opiniones como las de Verón son solo una arista de la recepción. Pero abandonemos aquí estas especulaciones, ya que hay riesgo de caer en esa pendiente resbaladiza que los lógicos llaman falacia de generalización apresurada.

CRITERIO EDITORIAL Y TÍTULOS PUBLICADOS: ALGUNAS OBSERVACIONES

Los datos paratextuales de la Colección no son lo suficientemente claros como para darnos una idea del porqué de la selección. Al menos mientras la colección se mantuvo bajo el sello Sur (1965-1974, los títulos del corpus se encuentran en el Anexo), el criterio editorial, como se anuncia ya desde la publicación de Teoría y Praxis de Habermas en 1966, se dedicó a dar a conocer los mejores exponentes del pensar alemán actual19. En la contratapa de la obra de Otto Bollnow, Lenguaje y Educación, de 1974, que fue el último título de la Colección cuando la editaba Sur, se anuncia La colección ‘ESTUDIOS ALEMANES’ presenta al mundo de habla española las obras de ensayistas y filósofos alemanes que han ejercido una poderosa influencia sobre el pensamiento contemporáneo. La misma información se repite en la obra de Nipperdey, de Riedel y otros autores.
Esto puede sonar un poco general para adoptar como criterio editorial20. Pero al parecer fue eso y solo eso lo que determinaba la inclusión de un libro en la Colección, incluso luego de que se editara como Alfa (a partir de 1974, no es cierta la fecha de traspaso a Gedisa). Dice Garzón Valdés:

(…) sin establecer ninguna diferencia ideológica. Lo único que nos importaba era la calidad intelectual. Era obvio entonces que había que incluir a los autores de la Escuela de Francfort. Dado que Murena era amigo fraternal mío, le propuse que publicáramos las traducciones en Sur‘. Murena aceptó en el acto y sugirió que pusiéramos a Victoria Ocampo también como directora de la Colección. Así se hizo. Por otra parte, hay que recordar que, en los inicios de la colección y hasta 1966, Murena se desempeñaba como gerente de la editorial Sur (1957-1966)21.

De igual modo, Ernesto Garzón aclaraba que era falso que sólo Murena decidiera incluir a los autores de la escuela de Frankfurt, ya que de la decisión también participaron Gutiérrez y él. Y aclaraba que Victoria Ocampo tuvo sólo un papel nominal ya que desconocía los textos que Murena y sus socios traducían. Agregaba Garzón en la entrevista que le realizara Luis García:

El criterio de selección que seguimos siempre era doble: a) debía tratarse de un autor poco conocido en el ámbito de lengua española y b) de gran calidad intelectual. Nos limitamos al campo de la filosofía y las ciencias sociales. No sólo publicamos representantes de la Escuela de Francfort en primeras ediciones. Es el caso de Wolfgang Stegmüller, Günther Patzig, Hans Albert, Friedrich Kambartel, Norbert Hoerster y muchos otros de orientación analítica. Esta política de selección la continué hasta el último libro de la serie (…) La selección de obras de, por ejemplo, Benjamin, Adorno o Marcuse no se hizo porque formaran parte de algún grupo o escuela sino por la calidad individual de estos autores. Dicho de otra manera: no nos propusimos traducir la Escuela de Francfort porque ella pudiera tener consecuencias políticas. Sus autores nos parecieron excelentes (como también nos parecieron excelentes Helmut Schelsky, Friedrich Kambartel o Martin Walser). Quizás esta manifestación pueda parecer desalentadora pero sigo creyendo (al igual que cuando iniciamos la colección) que la calidad es razón necesaria y suficiente para una selección de representantes del pensamiento de una época o de un país22.

Parece entonces bastante claro: la consistencia intelectual, según fuese evaluada por los traductores/editores. Ahora bien, ¿qué se deduce de las afirmaciones de Garzón? Para García, que ha estudiado la Colección en vistas a desentrañar por qué y cómo se traduce/recibe la escuela crítica de Frankfurt, la deducción es bastante clara:

(…) nos vemos inclinados a pensar esta colección como una realización bastante lograda del ideal ilustrado de una presentación enciclopédica de los conocimientos más avanzados de un área determinada del saber, sin distinciones que no tengan que ver con la mera calidad intelectual (…) Deberíamos entonces coincidir con Garzón en que se logró una “neutral” presentación del multifacético universo teórico alemán del momento. En todo caso, podemos criticar esa pretensión de ilustración en sus propios efectos neutralizadores. Vale decir, no mostrando que en realidadno fueron neutrales, sino señalando precisamente que sí lo fueron, para entonces criticar los consabidos resultados de esa concepción típicamente liberal de una república universal de las letras: los efectos disolventes del más incisivo potencial crítico de esas teorías23.

Es un acierto del autor remontar el ideal de la Colección a la mejor tradición ilustrada y enciclopédica. La inclusión de una diversidad tan grande de autores que va desde el Padre Gustav Wetter, pasando por el marxismo de Marcuse, hasta el neo-aristotelismo de Hennis, son una prueba contundente. Pero no se puede dejar de hacer alguna consideración crítica, que aunque menor, parece ineludible.
Subyace en García una crítica negativa sobre la Colección, cuanto menos cuestionable. Para este autor la inclusión de los frankfurtianos disuelve el potencial crítico, puesto que los coloca junto a otros espurios. Pero tal afirmación guarda un juicio reductivo, bordeando lo sectario. Según este criterio, los únicos autores que Garzón y los suyos deberían haber traducido serían los de la Escuela crítica de Frankfurt y de esto modo, lógicamente, no se habría disuelto el potencial crítico que (supuestamente y según García) tales textos entrañan.

Cabría interrogar por qué el potencial crítico de los autores franckfurtianos se disolvió ante la publicación de otras obras. Probablemente opera en García un principio de excesiva confianza en la palabra escrita (principio no menos ilustrado que el de Garzón) que lo lleva a pensar que los libros hacen revoluciones. Esta concepción de la lectura no tendría en cuenta que, en muchos casos, ante iguales lecturas, los lectores interpretan cosas diversas24.

CONCLUSIÓN

Llegados a este punto no quedan dudas de la relevancia cultural que esta colección tuvo y tiene para Argentina en particular, y para Iberoamérica en general. Sus directores, todos de evidente talento y fineza intelectual, realizaron una gran labor: intentaron establecer un contacto cultural fecundo con el mundo germanohablante. Quizá porque tenían un fluido vínculo internacional pudieron tomar distancia de los eventos que se vivían a la sazón en Argentina y emprender esta serie de publicaciones.
Creemos que esta obra editorial no ha sido correctamente apreciada. Los dos estudios que hemos podido rastrear sobre la colección acentúan la importancia de las visiones críticas de la cultura que esta incluía. Uno, analiza la presencia de la escuela de Frankfurt (García) en la colección; el otro, la crítica literaria heterodoxa en ella (Mársico). Ambos poseen según nuestro juicio, una limitación: se centran exclusivamente en su primera época editorial, relegando la continuidad que tuvo hasta principios de los ’90. Este detalle nos parece no menor, puesto que la colección fue mucho más por la cantidad y complejidad de textos editados que los primero 37 volúmenes editados. Hemos intentado completar algunas falencias que de ello se derivan.
Ahora bien, ¿por qué es que la colección con el paso del tiempo cayó en el olvido y apenas despierta interés? Por el análisis material y por los testimonios de Ernesto Garzón Valdés sabemos que ya en sus orígenes la colección no tuvo demasiado éxito y que se tuvo que ir reinventado a lo largo de los años. Sur (y Sudamericana, que era la distribuidora), se desinteresaron rápidamente. Pasaron a Laia (Barcelona/Caracas), gracias a las gestiones de Murena, pero la editorial también terminó por quebrar y esto los obligó a marchar a otra: Gedisa. También hemos señalado las escasas referencias en trabajos académicos (o extra-académicos) a las obras traducidas por Garzón y los suyos.
Posiblemente, por las filias y las fobias de los jóvenes intelectuales de izquierda como Beatriz Sarlo o por las animadversiones que la gente de la revista Contorno tenía hacia todo lo relacionado con Sur, la colección no fue bien recibida entre quienes pudieron ser sus potenciales lectores. Por su parte, los lectores que no pertenecían a esa matriz ideológica de izquierda, difícilmente podrían mirar con buenos ojos una colección que traducía, por ejemplo, a Habermas, o a Marcuse. Súmese a estos factores el estado de crispación política que por entonces se vivía en la Argentina, y podremos pensar, entonces, que la colección apareció en un mal momento.
Desde el plano de análisis bibliográfico hemos visto que otra cosa que pudo contribuir a su escaso impacto fue su distribución popular: se realizaban tiradas de 2000 o 3000 ejemplares, número bastante elevado para libros de corte académico. Quizá, si las ediciones hubiesen circulado por vías de intercambio más académico con una edición más cuidada, del gusto de lectores especializados, los resultados de la difusión habrían sido probablemente otros. Dicho en otros términos, y como ya lo señalamos, es difícil saber si el editor no tuvo un error de estimativa sobre el alcance que quiso darle a los textos traducidos y el potencial real de recepción: textos de la complejidad de, por ejemplo, Metafísica y Metapolítica de Manfred Riedel, difícilmente superaran los 500 lectores.

A pesar de esta historia de desencuentros, a 50 años de la publicación del primer ejemplar de la colección estamos convencidos de que en trabajos futuros debe emprenderse una nueva valoración de la totalidad de esta ingente tarea cultural, que acercó obras de gran calado intelectual del mundo germanófono. Hoy yacen dispersas esperando nuevos lectores, quizá más serenos que los de otrora, que las valoren con justicia.

POST SCRIPTUM: ALGO MÁS SOBRE ESTUDIOS ALEMANES

Cuando realicé la investigación sobre la Colección Estudios Alemanes (2015), postulé algunos puntos como hipótesis que un tiempo después he visto corroborados. Su comprobación me congratula profundamente: significa que mi investigación estuvo bien orientada desde el principio.
La verificación de las hipótesis se debió a dos factores, principalmente. El primero, fue la lectura atenta de El velo de la Ilusión  deErnesto Garzón Valdés. La segunda fue una entrevista que pude realizarle en mayo de 2017 en su casa en Bonn.
En El velo… el Dr. Garzón Valdés25 cuenta que efectivamente, luego de ser despedido del Servicio Diplomático, las traducciones fueron un medio de vida que complementaba muy bien su difícil situación académica. Dice:

(…) inició una febril labor de traducciones. (…) Se impuso un ritmo de traducción de diez páginas por día de ciencias sociales y filosofía, a razón de dos páginas y cinco cigarrillos por hora; a ello se sumaban textos variados para una revista de segunda categoría con artículos cuya temática se extendía desde instrucciones para ordeñar vacas y criar cerdos, hasta descripciones de estilos arquitectónicos o recetas de cocina. (…) Es verdad que desde el primer momento tuvo la posibilidad de dictar cursos y seminarios en las universidades de Bonn y de Colonia, al comienzo, y más tarde en Maguncia; pero, como se trataba de contratos limitados al período de clases, durante las vacaciones volvía a quedar desempleado. Ello le impedía renunciar a las traducciones, por más tediosas que pudieran ser, ya que la renovación de los contratos universitarios no era nunca segura y no se podía correr el riesgo de quedarse sin ingreso alguno a la mitad del año26.

Cuando pude entrevistarlo personalmente, agregó que aunque las traducciones eran su posibilidad de ganarse la vida, la paga era muy mala. Creía recordar que cobraba 1 o 2 Marcos la línea. Además me comentó que el cierre de la colección al llegar al número 100 fue una medida arbitraria, tomada por un burócrata. Es decir, el sentía muy a gusto en su tarea de acercamiento del mundo alemán al mundo latinoamericano. Recordar el hecho del cierre de la colección, al día de hoy le produce una sensación poco grata.
Además le consulté sobre la posibilidad de que la colección hubiese aparecido en un mal momento, como arriesgo en el texto. Asintió a mi afirmación pero también me dijo que más que el Zeitgeist argentino, la culpa había sido de grupos facciosos, mejor aún, personas concretas, que no le perdonaban su amistad con Victoria Ocampo, Eduardo Mallea y Jorge Luis Borges.
Por otra parte, me aseguró de que tuvo conocimiento cierto de que existieron ediciones piratas de la colección; dato este último por lo demás interesante para quien se plantee un rastreo según el método de la bibliografía, según lo denominó Robert Darnton. Insistió asimismo sobre el fin que perseguía la colección: acercar al público de habla española autores al momento desconocidos.
Por último, me obsequió su libro Consenso, Legitimidad y Democracia (México DF, Fontamara, 2011). Allí comprobé que el Dr. Garzón Valdés publicó varias de sus traducciones en la Colección Estudios Alemanes bajo los siguientes pseudónimos: Carlos de Santiago; Jorge M. Seña; Carlos López Castillo. Ignoro las razones de esto.
Ya que el mismo Garzón dice que no toda reiteración es vana ni toda innovación fecunda, para concluir, reitero lo dicho: espero que mi estudio sirva para repensar el valor de difusor cultural del Dr. Garzón Valdés y al mismo tiempo, juzgar la importancia de la Colección. Cualquiera que, como yo, se asome a ese complejo mundo que fue la filosofía práctica alemana del siglo XX no puede sino estar profundamente agradecido.

Mendoza, octubre de 2017

 

NOTAS

1 Este trabajo se llevó a cabo gracias al financiamiento de la Secretería de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UnCuyo; obtenido en el marco del proyecto de investigación: El uso y las inflexiones de los conceptos de Izquierda y Derecha en la cultura política argentina. Aproximaciones desde la historia de las ideas y los conceptos. 2° parte.

2 Mollier, 2013 (2001): 161-194.

3 Sacerdote católico francés, nacido en 1800 y muerto en 1875. Jacques Migne fue conocido principalmente por la ingente tarea de editor de obras clásicas del pensamiento católico. Editó entre 1844 y 1855 la Patrología Latina, una obra que reunía en 221 volúmenes los principales escritos de autores eclesiásticos de la Iglesia latina, desde el más antiguo conocido hasta el papado de Inocencio III (muerto en 1216). Entre 1856 y 1866 editó la Patrología Griega, que consta de 267 volúmenes.

4 Hemos consultado (la mayoría de las distintas bibliotecas de la Universidad Nacional de Cuyo, pero también de la biblioteca personal del Dr. Héctor Ghiretti) las siguientes obras, que se presentan aquí ordenadas alfabéticamente por autor: Albert, 1973; Alewyn, 1982; Bollnow1974; Buchheim, 1984; Freyer, 1973; Friedrich, 1973; Hennis, 1973; Klug, 1989; Lübbe, 1983; Marcuse, 1973; Nipperdey, 1978; Riedel, 1976; Schroers, 1982; Sternberg, 1992; Sternberg, 1965.
En la obra de Richard Alewyn Problemas y figuras se encuentra un listado de las 66 obras que se habían publicado hasta 1982 (incluida la del mismo Alewyn, pero no la de Schroers, libro en el cual ya no se incluye el listado figuras 1 y 2). En los volúmenes que aparecieron con posterioridad la lista de títulos publicados desaparece. Conocemos que, además de los título de Lübbe, Buchheimm y Sternberg a los que tuvimos acceso y que antes citamos, después de 1982 se publicaron también Tradición y Anti-tradición de Ebehard Leube; La democracia en América Latina y también El marco internacional de América Latina ambas de Manfred Mols; Subjetividad de Joachim Ritter; Por qué la lírica hoy de Hilde Domin; Europa Occidental. América Latina. Experiencias y desafíos de Klaus Bodemer; Hechos, normas, proposiciones. Ensayos y conferencias de Günther Patzig; Condiciones de supervivencia de la humanidad. ¿Es posible salvar el progreso? de Iring Fetscher; Barthold Niebuhr. Una vida entre la política y la ciencia de Barthold Witte; Estudios sobre la teoría del derecho y la justicia de Ottfried Höffe.

5 Darton, 2010.

6 Más adelante fundamentaremos esta afirmación.

7 A partir de aquí, y salvo referencia explícita que indique lo contrario, tomo los datos biográficos de Malem Seña, 1987: 399-411.

8 Garzón Valdés, 1998: 55.

9 Existen múltiples abordajes de la obra y de la vida de Gutiérrez Girardot. Remitimos a dos estudios: Sierra Mejía, 2005 y García Lozada, 2009.

10 Poggiese, 2006.

11 García, 2014: 153-160.

12 Ibídem: 141.

13 García, 2014: 137.

14 Ibídem.

15 Ibídem: 138.

16 Garzón Valdés afirma que los que llevaban adelante la colección, se mantuvieron alejados de las manifestaciones de violencia del populismo peronista y de las radicalizaciones de la derecha. Por esto no le extraña que Sarlo y muchos otros no leyeran estas traducciones. Agrega, asimismo, que no le extraña que leyeran las traducciones de Jesús Aguirre (futuro frívolo duque de Alba) ya que esto también calza en ese panorama de jóvenes que, por ejemplo, despreciaban a Borges por considerarlo poco argentino. (García, 2014: 139). Por otra parte, Sarlo argumenta que muchos de los jóvenes nucleados en la revista Contorno veían en todo lo relacionado a las ediciones de Sur, una manifestación de las élites consolidadas que hacía falta renovar (Sarlo, 2001:28). Además cfr. García 2014: 150 ss.

17 Cf. Halperin, 1999: 552-554.

18 García, 2014: 151.

19 Mársico, 2011: 369. Se acudió a Mársico (2011) ya que la obra de Habermas a la que tuvimos acceso tiene la contratapa totalmente destruida.

20 El trabajo de Griselda Mársico analiza el papel que jugaron las obras de crítica literaria en la colección. Se detiene en los títulos de Peter Szondi Lo ingenuo es lo sentimental y otros ensayos, Descripción de una forma de Martin Wasler y Ensayos escogidos de Walter Benjamin. Aparecido en 2011, la autora arriesga la tesis de que el criterio de selección de las obras (al menos de las vinculadas a la literatura) sería su heterodoxia entendiendo por este concepto, visiones rupturistas o poco convencionales de la literatura alemana (Mársico, 2011: 371). Agrega a renglón seguido que para confirmar o rectificar su hipótesis sería necesario hacer un estudio integral de los textos importados y además de la composición intelectual del equipo importador (p. 372). Se podrá decir que el estudio de Mársico no pueda juzgarse retroactivamente, es decir, no podemos acusar a la autora de no conocer las declaraciones de Garzón que se publicaron más tarde. Sin embargo, aunque Luis García publica su E-Book 2014, había publicado ya algunos resultados preliminares en el 2009 en la revista Sociedad n° 27. Esto no pasa de ser un pecado venial. Sin embargo posee otra limitación: se limita sólo a las obras que rozan lo literario y sólo de la primera época de la colección, es decir, antes de que emigrara a Alfa (mitad de la década de 1970). Así la tesis de Mársico que sostiene que se traducen obras heterodoxas puede ser cierta pero sólo de un modo muy reducido y limitándola mucho: es decir, aplicándola sólo a las obras relacionadas con literatura, y sólo aquellas que se publicaron en Sur. Pero tampoco esto es del todo cierto: si se considera por ejemplo la obra de Hugo Friedrich Humanismo occidental (aparecido en 1973), la idea de Mársico tambalea, puesto que la obra toca lo literario y es bastante ortodoxa.

21 Ibídem: 137.

22 Ibídem: 138.

23 Ibídem: 141.

24 Es decir, como claramente ha señalado Roger Chartier (tomando distancia de su amigo Robert Darnton, que sostiene lo contrario) muchas veces las lecturas, por sí solas, no conllevan un efecto político. En su libro Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII, Chartier dedica un capítulo a analizar el problema de si los libros hacen revoluciones y llega a la conclusión de que pueden ser un factor, pero su relación con los procesos sociales no es ni determinante ni obligada. Asimismo señala la relación no vinculante entre lectura y creencia, es decir, los lectores no se creen todo lo que leen; y remarca que ante las mismas lecturas se tienen interpretaciones diversas. El ejemplo más contundente fue el listado de libros que Luis XVI poseía en su prisión en la Torre del Temple: un volumen de Montesquieu y uno de Voltaire. (Chartier, 1995: 81-105).

25 El velo de la Ilusión se compone de dos partes: una biográfica y otra analítica. Así las explica Guillermo O’Donnell en la contratapa: en la primera parte de este bello libro Ernesto Garzón Valdés nos cuenta la vida de Félix Ahumada (…) en la segunda parte (Félix) deja la palabra directamente a Ernesto (…) Félix y Ernesto comparten tanto, que a pesar de sus diferente tonos a veces parece que, en su lucidez e integridad, fueran una misma persona.

26 Garzón Valdés, 2000: 150-151.

BIBLIOGRAFÍA

De la colección estudios alemanes

1. ALBERT, Hans (1973). Tratado sobre la razón crítica. Trad. Rafael Gutiérrez Girardot. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

2. ALEWYN, Richard (1982). Problemas y figuras. Ensayos. Barcelona: Alfa. Juan Alberto del Castillo.         [ Links ]

3. BOLLNOW, Otto F. (1974) Lenguaje y Educación.  Trad. H. A. Murena. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

4. BUCHHEIM, Hans (1984). Política y poder. Trad. Garzón Valdés. Barcelona: Alfa.         [ Links ]

5. FREYER, Hans (1973). Teoría del espíritu objetivo. Trad. Rafael Gutiérrez Girardot. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

6. FRIEDRICH, Hugo (1973). Humanismo occidental. Trad. Gutiérrez Girardot. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

7. HENNIS, Wilhelm (1973). Política y filosofía práctica. Trad. Rafael Gutiérrez Girardot. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

8. KLUG, Ulrich (1989). Problemas de la filosofía y de la pragmática del derecho. Trad. Malem Seña. Barcelona: Alfa.         [ Links ]

9. LÜBBE, Hermann (1983). Filosofía práctica y teoría de la historia  Trad. Garzón Valdés. Barcelona: Alfa.         [ Links ]

10. MARCUSE, Herbert (1973). Cultura y sociedad. Trad. Garzón Valdés. Buenos Aires: Sur (3er ed.         [ Links ]).

11. NIPPERDEY, Thomas (1978). Sociedad, cultura, teoría. Trad. Enrique Bueno. Buenos Aires: Alfa.         [ Links ]

12. RIEDEL, Manfred (1976). Metafísica y metapolítica. Trad. Garzón Valdés. Buenos Aires: Ed. Alfa, 2 Vol.         [ Links ]

13. SCHROERS, Rolf (1982). El intelectual y la política y otros ensayos. Trad. Juan Happle. Barcelona: Alfa.         [ Links ]

14. STERNBERG, Dolf (1965). Fundamento y abismo del poder. Trad. Norberto Silvetti Paz. Buenos Aires: Sur.         [ Links ]

15. STERNBERG, Dolf (1992). Dominación y acuerdo.  Barcelona: Gedisa.         [ Links ]

Bibliografía general

1. CHARTIER, Roger (1985). Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII.  Barcelona: Gedisa.         [ Links ]

2. DARNTON, Robert. (2010). Las razones del libro. Pasado, presente, futuro. Madrid: Trama.         [ Links ]

3. GARCÍA LOZADA, Antonio (2009). “Rafael Gutérrez Girardot (1928-2005)”. En Revista Aleph, n° 134, Manizales, Colombia.

4. GARCÍA, Luis (2014). Modernidad, cultura y crítica. La escuela de Frankfurt en Argentina (1936-1983). Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba. (E-Book).         [ Links ]

5. GARZÓN VALDÉS, Ernesto (1998). “Diez mandamientos para la vida universitaria”. En Isonomía: Revista de teoría y filosofía del derecho, nº 9, pp. 49-57.

6. GARZÓN VALDÉS, Ernesto (2000) El velo de la Ilusión. Buenos Aires: Sudamericana.         [ Links ]

7. HALPERÍN DONGHI, Tulio. (1999). Historia contemporánea de América Latina. Buenos Aires-Madrid: Alianza.         [ Links ]

8. MALEM SEÑA, J. (1987). “Ernesto Garzón Valdés: apuntes biográficos y reseña bibliográfica”. En Doxa: Cuadernos de Filosofía del Derecho, n° 4, pp. 399-411.

9. Mársico, Griselda (2011). La importación de crítica literaria en la colección Estudios Alemanes de la editorial Sur. X Jornadas Nacionales de Literatura Comparada. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Centro de Literaturas y Literaturas Comparadas, La Plata. Dirección estable: http://www.aacademica.com/000-037/65 consultado por última vez 26/09/15.         [ Links ]

10. MOLLIER, Jean-Yves (2013) (2001). La lectura y sus públicos en la Edad Contemporánea. Ensayos de historia cultural en Francia. Buenos Aires: Scripta Manent.         [ Links ]

11. POGGIESE, Diego (2006). “El proyecto de H. A. Murena: la espiral infinita”. En Revista Pilquen, nº 8, Viedma.

12. SARLO, Beatriz (2001). La batalla de las ideas (1943-1973). Buenos Aires: Ariel Historia.         [ Links ]

13. SIERRA MEJÍA, Rubén (2005). “Rafael Gutiérrez Girardot (1928-2005). In memoriam”. En Ideas y Valores, vol. 54, nº 128, Bogotá.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons