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Travesía (San Miguel de Tucumán)

versión On-line ISSN 2314-2707

Travesía (San Miguel de Tucumán) vol.17 no.1 San Miguel de Tucumán jun. 2015

 

RESEÑAS

HOROWITZ, Joel (2015): El radicalismo y el movimiento popular (1916-1930), Buenos Aires, Edhasa, 320 páginas.

 

El historiador estadounidense Joel Horowitz presenta en esta oportunidad un análisis erudito relativo a las relaciones que entablaron los primeros gobiernos radicales con el movimiento obrero, buscando revisar algunas tesis de obras precursoras como la de David Rock (1977),1 relativas a la vinculación entre Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear con los sectores populares durante sus respectivas presidencias. El libro incorpora un extenso listado de bibliografía sobre el movimiento obrero y sobre historia política del siglo XX incluyendo abordajes de las historias regionales, y se sustenta además en el análisis de fuentes archivos de gobierno, diarios de sesiones, actas sindicales, reportes de organismos extranjeros, prensa obrera e historias orales.
La obra, organizada en siete capítulos, presenta una nueva imagen del radicalismo como un partido orientado a la búsqueda incansable de votos, y procura indagar en las causas que motivan la amplia popularidad de Yrigoyen en los sectores populares. Recorre, además, los vaivenes que presentan las relaciones de los dos presidentes radicales con el movimiento obrero organizado, principalmente en la Ciudad de Buenos Aires, para detectar las líneas de permanencia y de ruptura entre los tres mandatos de la etapa 1916-1930. El análisis de los problemas coyunturales principalmente de las crisis económicas y de su incidencia en materia de empleo, le permite asimismo ubicar la relación de cada mandato con el movimiento obrero en el contexto de la época y ayuda a comprender la amplitud del apoyo popular que cosechó el radicalismo y que se plasmó en las urnas.
Uno de los ejes de la obra es el abordaje de las relaciones del gobierno con los sindicatos a partir del doble objetivo radical de obtener apoyo obrero y votos y de neutralizar conflictos laborales que impactaban directamente en la economía. El término obrerismo es utilizado para definir la vaga doctrina sostenida por el radicalismo desvinculada de las ideologías y marcada por matices paternalistas, para el mejoramiento de la situación de la clase obrera a través de medidas legales y de la mediación en los conflictos entre obreros y patrones.
El primer capítulo es un bosquejo del contexto político y económico del período mencionado, con énfasis en los rasgos que definen a la Ciudad de Buenos Aires y en los caracteres que adopta el gobierno nacional en las primeras presidencias radicales. El estudio del impacto de las crisis económicas y de la inmigración en la fisonomía de la ciudad porteña permite comprender el sustrato social sobre el que se inserta la política obrera del radicalismo. De igual modo, la evolución de la cultura y las prácticas políticas viene a explicar el contexto ideológico sobre el que se desarrolló el obrerismo de las administraciones radicales y los intereses que dieron lugar a una simbiosis particular entre el gobierno y algunos sindicatos.
Sin duda, un aspecto central del trabajo es el análisis de la construcción simbólica de los presidentes radicales en el marco de las prácticas políticas, principalmente a través de la prensa escrita. Horowitz explica la popularidad de Yrigoyen a partir de una observación detallada de los aspectos materiales y también culturales e ideológicos de su gobierno. Medidas gubernamentales concretas en pos de la mejora en las condiciones de vida de los sectores populares favorecen dicha imagen. En lo que respecta a la figura de Alvear, se destaca su vinculación con los sectores de la elite y su estilo "europeo" de gobierno, aunque se resalta la continuidad del obrerismo y el intento de canalizar dicha doctrina en una relación regular y normada con el movimiento obrero.
Un aspecto fundamental en la generación de lealtades partidarias y apoyos electorales durante los gobiernos radicales fue el patronazgo y el clientelismo en las prácticas políticas y ambas prácticas son ubicadas en el contexto de la cultura política de la época y en clave comparativa en relación con otros casos a nivel mundial. El patronazgo se ubica en el marco de la organización partidaria del radicalismo como estrategia clave para el sostenimiento del aparato político y de la lealtad de los caudillos que hace imprescindible el otorgamiento de empleos públicos en un contexto donde el empleo privado solía ser inestable y mal pago.
El autor dedica el cuarto capítulo al proyecto de ley de cajas de jubilaciones, presentado por el radicalismo en la transición entre el primer mandato de Yrigoyen y el mandato de Alvear, iniciativa que le granjeó al radicalismo una amplia oposición conjunta de los obreros y de las patronales. Atribuye el fracaso de dicho proyecto a la búsqueda de provecho político y a la errónea lectura política que hizo el radicalismo de la voluntad de los sectores obreros, y lo culpa por obstaculizar, con este fracaso, la institucionalización posterior de las relaciones entre los trabajadores y el Estado.
Los tres últimos capítulos, correspondientes a cada mandato del período abordado, analizan las relaciones
gobierno-sindicatos y su impacto sobre el apoyo político y electoral en cada administración, explorando los cambios y continuidades en relación con las coyunturas sociales y económicas que se sucedieron hasta la llegada del golpe de 1930.
En el primer mandato de Yrigoyen se destaca la ampliación de la ciudadanía política y la articulación de relaciones personales con los sindicatos para establecer vínculos con los sectores populares, aunque de un modo selectivo e informal. Dicha relación es la base de la mediación arbitral que el gobierno encaró frente a los conflictos obreros y que le permitió una sintonía con el sindicalismo revolucionario durante todo el gobierno, neutralizando así a los sindicatos opositores y relativizando las cuestiones ideológicas, que habían tenido un peso mayor en los gobiernos conservadores. Se analizan asimismo los vínculos con la FOM (Federación Obrera Marítima), la FOF (Federación de Obreros Ferroviarios) ambas afines al gobierno, y con la UOM (Unión de Obreros Municipales), vinculada al socialismo; también se abordan pormenorizadamente los episodios de la Semana Trágica, las intervenciones de la Liga Patriótica y los conflictos y huelgas generales que se sucedieron en el año 1921, incluidos las matanzas obreras en la Patagonia y en la región de los quebrachales. La tesis central de Horowitz apunta a que Yrigoyen siguió utilizando aún después de estos episodios la táctica de apoyar la actividad huelguística de los sindicatos afines para intervenir personalmente o por medio de funcionarios de confianza con el arbitraje y neutralizar así los conflictos. Respecto de las represiones que tuvieron lugar como respuesta a los episodios sangrientos del período 1919-1921, Horowitz no responsabiliza directamente a Yrigoyen de los hechos, pero entiende que el gobierno toleró y quizás auspició la violencia parasistemática, en respuesta al crecimiento de las tensiones sociales favorecido por los problemas económicos, la influencia de la revolución bolchevique y el clima de huelgas que se extendía a todo el país.
En lo que respecta al mandato de Marcelo T. de Alvear, el autor intenta romper con el mito de que su administración fue más conservadora que la de su antecesor y aboga por un estudio más pormenorizado del período 1922-1928. Persiste en este mandato el interés por crear puentes con los sectores populares a través de los sindicatos, aunque con formas más institucionalizadas y menos personales. Se presentan los vínculos con la UF (Unión Ferroviaria), la FOM y la UOM ahora opositoras al gobierno, y el fortalecimiento de nuevos sindicatos afines en dichas ramas sindicales. El arbitraje institucionalizado y el otorgamiento de personería jurídica son las herramientas que utiliza el gobierno alvearista para favorecer a los gremios disciplinados que acatan su política y castigar a los que no lo hacen. Asimismo, el mantenimiento de una política obrerista y de contactos políticos con los sindicatos muestra la intención de ganar el apoyo de las clases populares, tarea en la que el antipersonalismo no logró ser tan exitoso como sus adversarios yrigoyenistas.
Por último, en referencia al segundo mandato de Yrigoyen, Horowitz traza un escenario en el que contrasta el amplio apoyo electoral conseguido por el dirigente radical en las elecciones de 1928, con la nueva situación del movimiento obrero tras los años del gobierno alvearista y con el impacto del inicio de la depresión en la economía argentina. La situación paradigmática del puerto de Rosario, que muestra los límites de la tolerancia del gobierno radical a las huelgas, refleja el fracaso del retorno de la política de arbitraje personal. El cambio en el escenario económico y su impacto en las condiciones de vida y de trabajo resultan claves para comprender la limitación de la capacidad gubernamental para hacer concesiones al nivel de lo que exigían los gremios. Las huelgas que se suceden a partir de 1929 muestran el incremento de la violencia, relacionado con el empeoramiento paulatino de las condiciones económicas y con nuevas estrategias sindicales ante la falta de respuestas favorables a sus demandas. Sobre el final, el autor se interroga acerca de la popularidad del golpe que derrocó a Yrigoyen y derrumbó el primer experimento democrático, afirmando que su llegada al poder por segunda vez no satisfizo las elevadas expectativas que su retorno había generado y provocó en el movimiento obrero una sensación de frustración debida a los fracasos en la obtención de ventajas concretas.
El libro representa un importante aporte al estudio de las primeras presidencias radicales desde la óptica social, una revisión de sus formas de construcción de apoyos electorales y una recuperación del legado de la UCR en la legislación laboral y en los modos de relación del gobierno con el movimiento obrero. La nueva mirada sobre el peso del clientelismo y el patronazgo, sobre las continuidades entre los gobiernos de Alvear e Yrigoyen en materia social así como también los cambios en las formas del arbitraje y las relaciones con los diversos sindicatos permiten comprender la política obrera del radicalismo en el contexto de época. Y contribuyen a revalorizar la importancia de estas presidencias para los experimentos políticos posteriores a golpe de 1930 y para el derrotero de la democracia argentina hasta la actualidad.

Andrés Abraham
Facultad de Filosofía y Letras-UNCuyo

NOTAS

1 ROCK, David (1977): El radicalismo argentino (1890-1930), Buenos Aires, Amorrortu.         [ Links ]

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