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Travesía (San Miguel de Tucumán)

versión On-line ISSN 2314-2707

Travesía (San Miguel de Tucumán) vol.23 no.2 San Miguel de Tucumán dic. 2021

 

RESEÑAS

Carolina Barry ( comp)”Se hace la Evita. Las otras primeras damas peronistas” Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Omnivora, 2021, 329pp.

 

           Desde su surgimiento, el peronismo ha sido objeto de múltiples investigaciones, en particular en el campo de las ciencias políticas y sociales. A medida que se ha profundizado en su estudio se han ido manifestando distintas vertientes que han contribuido a revelar como el peronismo moldeó   distintos sectores de la sociedad aportando enfoques nuevos  para una mejor comprensión sobre este tema.
Este es el caso de “Se hace la Evita. Las otras primeras damas peronistas”, compilación realizada por Carolina Barry y publicado por Omnívora Editora, que reúne un estudio introductorio de algunas primeras damas provinciales que se fueron involucrando en política, algo bastante inédito en las mujeres de la época, al tiempo que Eva Peron surgía como figura política. De esta manera, estas historias ofrecen una clave de lectura que vincula a estas primeras damas, con la política, el peronismo y la actividad de las mujeres en general. El marco cronológico transcurre entre la asunción de Perón a la presidencia en 1946 y finaliza en 1951 cuando Eva Perón ya estaba consolidada como primera dama.
La compilación retoma distintas figuras que podrían constituir una primigenia “segunda línea” del peronismo femenino, aplicando la caracterización de Raanan Rein, y que se fue diluyendo a medida que crecía la figura de Eva Perón.
            A modo de introducción, la directora de la publicación ubica al lector a través de una serie de debates sobre la figura de la primera dama, no solo en Argentina sino también en el resto del mundo.  Así, analiza el compromiso de estas mujeres en las decisiones políticas como también su papel pasivo dedicado a obras de caridad o en calidad de acompañante protocolar. Introduce el concepto del “matrimonio gobernante”, particularidad que caracterizó al peronismo representando un doble liderazgo muy carismático. Las funciones y el marco legal de estas damas constituyen otros tópicos analizados por Barry. Esta introducción es de lectura obligatoria porque ayuda a ubicar al lector en el entorno político y social en que se movían estas mujeres en sus respectivos territorios como así también en el viraje que sufrieron sus existencias.
            Una importante contribución que aporta este libro es que al referirse a primeras damas provinciales plantea una perspectiva más federal del peronismo o peronismos, a la vez que desconocida, de un grupo de mujeres que realizaron actividades casi a la par de sus esposos gobernadores y legisladores. De esta manera, los distintos autores muestran cómo se fue desarrollando el periodo formativo del peronismo en las provincias examinadas señalando, en algunos caos, que no siempre siguieron las directivas verticalistas. A continuación de la introducción, ocho capítulos abarcan las historias de las provincias de Buenos Aires y San Juan a cargo de Carolina Barry, Córdoba por Marina Inés Spinetta, Corrientes por María del Mar Solís Carnicer, Mendoza por Mariana Garzón Rogé, Santiago del Estero por María Mercedes Tenti y de las ciudades de Bahía Blanca por José Marcilese y Junín por Karina A. Muñoz.
            Ninguna de estas primeras damas tenía experiencia política previa y sus intervenciones comenzaron cuando sus maridos accedieron a sus cargos y finalizaron cuando sus mandatos concluyeron o fallecieron. Para empezar, las autoras y el autor muestran el común denominador que comparten: en una época en que la mujer debía dedicarse al hogar y a su familia, estas primeras damas se atrevieron a incursionar en espacios que jamás habían imaginado transitar. En general, eran mujeres que estaban dedicadas a la familia, ejercían la docencia o practicaban la beneficencia.
           ¿Qué llevó a estas mujeres a asumir un protagonismo en los albores del peronismo? Tal  fue el caso de Elena Caporale; ambas, Elena y Eva comenzaron al mismo tiempo que el gobierno de sus esposos, en ejercer la acción social.  ¿Qué impulsó a estas primeras damas a experimentar esta curiosa evolución? Es decir, de ser ignotas en materia política a convertirse en propagadoras de la revolución peronista en sus provincias, exaltar la acción de Eva Perón con tanta pasión al punto que el nombre de algunas de ellas era vitoreado junto con el de Eva, como fue el caso de Guillermina Pascarella en Corrientes.
            Quizás la respuesta fuese el ejemplo de Eva Perón que no llegaba a los treinta años y actuaba en política con empuje y energía. Eva acrecentaba su figura a través de estas mujeres que exponían su política social y alentaban la movilización femenina promovida por el peronismo y que se irá fortaleciendo en los años siguientes.
            Hay que destacar que al comenzar a intervenir en política, lo hacen para apoyar a sus esposos (gobernantes y legisladores). Si antes se dedicaban a la beneficencia, ahora, ante el ejemplo que brinda Eva, surge la Obra Social de Ayuda Social de la gobernación de Buenos Aires, la Obra Social en Mendoza, los Centros de Ayuda Social en Córdoba o la Comisión de Ayuda Social de Santiago del Estero. Todos ellos procurando emular el trabajo de Eva con su Fundación. De hecho, muchas de estas instituciones llevaban el nombre de estas primeras damas, actuaron activamente en nombre de Eva Perón y del presidente y como incipientes intermediarias.
            Cuando se sanciona la ley del voto femenino en 1947, todo este entramado político organizado en las provincias examinadas pasan a llamarse Centros Cívicos María Eva Duarte de Perón y las actividades de sus organizadoras quedan más acotadas. Fue el caso de Caporale en que su dinámica habría incomodado a Evita. A tal punto que su esposo le sugirió que disminuyera su actividad y fuera “absolutamente sumisa con ella”.
            Cuando se conforma el Partido Peronista Femenino (PPF) en 1949, todos estos centros son disueltos y toda determinación  política o social se centraliza a través del  gobierno nacional; la organización y la toma de decisiones respecto de PPF ahora  son canalizadas por Perón y en particular por Eva, a través de las delegadas censistas elegidas exclusivamente por Eva Perón. De esta manera, estas mujeres que habían trabajado tanto para transmitir la doctrina peronista, que habían tratado de emular a la esposa del presidente, que se habían volcado a divulgar y adoctrinar a su gente fueron quedando desplazadas de este contexto.
            Surge el interrogante del porqué de este desplazamiento. Es probable que el acrecentamiento de estas mujeres de provincias constituyera una amenaza para el gobierno nacional. En un principio, Eva las había necesitado para expandir el peronismo en las provincias y en algunos casos se habían convertido en la cara visible del peronismo tal el caso de Elena Caporale a quien la prensa llamaba “la gobernadora” y a Eva Perón “la presidenta”.
            Junto con estas esposas de gobernadores también están retratadas dos esposas de legisladores: Etelvina Bonfligio, esposa del diputado nacional Forteza de Bahía Blanca y Elisa Duarte, esposa del senador nacional Alfredo Arrieta de Junín. Estas mujeres, sin ser primeras damas también se destacaron en la organización del peronismo local.
            En conclusión, el desempeño de estas mujeres quedaba ligado al destino político de sus cónyuges y al de Eva, y si bien algunas de estas mujeres siguen interviniendo en  política ( Buenos Aires, San Juan, Córdoba, Corrientes) , otras quedan  relegadas y se van retirando. La formación del PPF y la transformación de los Centros Cívicos que ya funcionaban en esas provincias y que quedaron bajo la órbita del PPF fue el final político de estas mujeres. En algunos casos esta nueva organización referente a los Centros debieron realizarla ellas mismas, como en el caso de la primera dama de la provincia de Buenos Aires.. Estas mujeres actuaron y vivieron ese ocaso en vida de Eva a diferencia de Haydee Polti de Santiago del Estero que comenzó a trabajar meses antes de la muerte de Eva, factor que ayudó a proyectar su figura frente a la opinión pública a punto tal que llegó a desplazar a la delegada censista e intentaba convertirse en una suerte de Eva en la provincia. Con la intervención federal de la provincia al gobierno de González se puso fin a su politización personal.
            Lo curioso es que no hubo resistencia por parte de estas primeras damas en volver a una vida más opaca, no se alzaron voces (hasta donde se sabe) de protesta en contra de la decisión del poder central de aunar bajo el PPF todo lo concerniente a las mujeres y la propia estructura social que habían organizado. La creciente trayectoria de Eva le puso un límite a la pretensión de algún caudillismo provinciano.
            Un acierto de los autores es no dejar con la incógnita al lector del destino ulterior de estas mujeres una vez alejadas de la política. Brindan algunos datos familiares sobre sus vidas privadas como Elena Caporale que terminó por separarse de su esposo o Helida Basualdo de San Juan que recurrió a la enseñanza de cocina para sostener a su familia o también Etelvina Bonfligio de Forteza que recurrió al suicidio cuando su esposo rompió su promesa de no volver a la política, son algunos ejemplos.
Estas “Evitas” provincianas volvieron a la oscuridad de sus vidas anteriores quedando invisilizadas para la historia de sus provincias y también para la historia del peronismo. Lo interesante es que se formaron al mismo tiempo que iba surgiendo Eva y es posible que sin el apoyo de estas mujeres y de otras, hasta ahora, desconocidas quizás no hubiera llegado a ser lo que fue y es.
            Es un libro que merece leerse con atención, que genera preguntas, críticas, debates y en consecuencia nos hace pensar en esas mujeres que intervinieron en la formación del peronismo y que quedan afuera luego de su creación al igual de aquellas que no estaban dentro pero eran fervientes transmisoras del discurso evitista. Creo que es el momento de extender el estudio del “peronismo” a los “peronismos” provinciales y analizar sus similitudes y sus diferencias ya que cada provincia tiene su impronta y no quedarnos con la icónica imagen de los trabajadores con los pies en la fuente de Plaza de Mayo.

Laura Mingolla
Universidad Católica de Buenos Aires

 

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