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Relaciones internacionales

versión On-line ISSN 2314-2766

Relac. int. vol.27 no.55 La Plata dic. 2018

 

REFLEXIONES

La presidencia argentina del G20 1

Pedro Villagra Delgado

La crisis financiera que afectó a países asiáticos y luego a Brasil a fin de la década  de 1990, llevó a que en 1999 los miembros del G7 (los países más desarrollados del pla- neta: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido), propu- siesen la creación de otro grupo de países que incluyese a las otras economías más signi- ficativas del planeta, convencidos de que la estabilidad y la gobernabilidad de las finanzas y la macroeconomía globales no podían ya decidirse ni garantizarse sólo con el concurso de los primeros. Era menester crear un ámbito de diálogo, cooperación y de toma de decisiones que fuese más allá y que incluyese a las principales economías emergentes, cuyo dinamismo se había vuelto crucial para el funcionamiento de todo el sistema.
En esa instancia inicial el G20, se creó a nivel de Ministros de Finanzas y Presiden- tes de Bancos Centrales y lo integraron los miembros del G7 más Arabia Saudita, Argenti- na, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, República de Corea, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
Los miembros del G20,representan en su conjunto aproximadamente el 85% del Producto Bruto global, alrededor del 75% del comercio, el 65% de la población y un por- centaje similar de la masa geográfica del planeta. Estos países han jugado, además, un papel sistémico muy importante en la elaboración de las normas o prácticas que rigen hoy a la comunidad internacional, desde luego con mayor o menor influencia en los dis- tintos procesos conforme a su peso específico económico, político, estratégico o institu- cional, pero todos con una activa participación donde esas normas fueran elaborándose, sean éstas vinculadas a la economía o el comercio, al desarme y la no proliferación, a los derechos humanos o el derecho internacional, a la regulación de los espacios globales comunes o a la cooperación internacional y a las que hacen a la resolución de conflictos internacionales.
Puede afirmarse que la combinación de países que lo integran es correcta y repre- sentativa en función de los criterios señalados, aun cuando el G20 no se arroga represen- tación alguna de quienes no lo integran.
La práctica por la que cada Presidencia incorpora durante su mandato a otros paí- ses a participar de las actividades del Grupo como invitados, sea a título individual o en representación de foros regionales y mantiene además contactos de acercamiento con otros países o grupos de países, es con el objeto de informarlos de los temas que compo- nen la agenda del G20 y sus objetivos. Estas invitaciones y contactos complementan el mecanismo para que las visiones de quienes no están sentados a la mesa sean tenidas en cuenta y constituyan aportes sustantivos al debate y las acciones que se adopten. La Presidencia argentina ha invitado a participar de las labores del G20 este año a Chile y a los Países Bajos, así como a Jamaica en representación de CARICOM, Singapur por ASE- AN, Rwanda por la Unión Africana y Senegal por NEPAD.
Al producirse la crisis global financiera en 2008, se decidió elevar el G20 a nivel de líderes porque se consideró necesario adoptar decisiones políticas para dar respuesta a una de las mayores crisis que haya tenido lugar nunca. Se consideró que, sin la acción cooperativa concertada de los principales actores de la comunidad internacional, la crisis podía llevarla colapso del sistema económico global en su conjunto, con las tremendas consecuencias que ello podría haber acarreado tanto desde el punto de vista económico como político. Esa cooperación prevaleció y ello permitió que, aunque las consecuencias de la crisis hayan sido muy serias, el sistema en su conjunto resistió y se evitó un colapso de imprevisibles consecuencias.
El G20 se ha convertido en el foro pre-eminente de coordinación de políticas económicas. No es un organismo internacional, sino un mecanismo informal de líderes que provee un ámbito para que, sin cortapisas, éstos puedan discutir y acordar sobre temas de interés global, con un enfoque cooperativo y con el propósito de encontrar soluciones.
La elevación del G20 a nivel de Cumbres de Líderes, tuvo también el efecto de am- pliar los temas que considera, yendo más allá de los temas financieros y macroeconómi- cos que constituyeron su agenda original, incorporando temas sociales, políticos o vincu- lados a la gestión de los espacios comunes del planeta, que se vinculan también con las finanzas y la macroeconomía por los efectos que tienen sobre ellas que, además, son de interés directo de las agendas políticas de la humanidad.
La composición del G20, hace que sea una suerte de mesa principal para abordar y acordar políticas y acciones de impacto global. Estar sentado en esa mesa tiene gran importancia y constituye un privilegio que la Argentina valora. Desde ella participamos como miembro de pleno derecho, en la elaboración y el resultado las decisiones que se adoptan, cuyo objetivo es producir efectos globales y sistémicos que, de un modo u otro, afectan a todos los países, participen o no del sistema.
La decisión del Presidente Mauricio Macri, al inicio de su mandato, de postular a la Argentina para la Presidencia del G20 en 2018, envió una clara señal de la intención de volver a jugar un papel relevante, no sólo en este foro, sino en la comunidad internacio- nal en su conjunto. Demostró que estábamos dispuestos a asumir los desafíos y respon- sabilidades que ello comporta y poner nuestras mejores aptitudes en acción. El haber sido seleccionados para ejercer esta Presidencia del G20 que culminará en breve, consti- tuyó una muestra de confianza de todos los miembros de este foro principal sobre nues- tro compromiso y capacidades. Las casi 80 reuniones ya celebradas de Grupos de Traba- jo, Ministeriales y de los denominados Grupos de Afinidad, que representan a distintos sectores de la sociedad civil, y sus resultados, indican que hemos sabido honrar esa con- fianza.
El lema de la Presidencia argentina del G20 fue: “Construyendo consensos para un desarrollo equitativo y sostenible”, enfatizando en la necesidad de reconstruir el consen- so a pesar de las diferencias. El objeto de nuestros esfuerzos es lograr un desarrollo equi- tativo y sostenible, tanto desde el punto de vista social y económico como ambiental. Esto subraya también que buscamos un G20 centrado en la gente real, en nuestros pue- blos, y que realmente sean ellos los beneficiarios de nuestras acciones.
La Presidencia comporta no sólo participar en las decisiones sino coordinar la agenda de todo el mecanismo, la selección de las prioridades y la elaboración de los documentos, incluyendo la declaración de los Líderes, para su consideración en la Cumbre. Para ello es esencial trabajar estrechamente con todos los miembros, actuando como amigable componedor y teniendo en cuenta sus intereses y preocupaciones.
El G20 opera por consenso y ello comporta el diálogo, voluntad política y vocación de explorar y alcanzar soluciones que puedan beneficiar a todos, incluyendo a aquellos que no son miembros del G20. La estabilidad y gobernabilidad financiera y macroeconó- mica puede contribuir significativamente a la paz, el crecimiento inclusivo, el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de la gente en todo el globo.
Su eficacia para responder ante crisis se puso de manifiesto cuando en 2008, al ele- varse a nivel de Cumbre, fue posible acordar financiamiento de emergencia rápido para reactivar la economía global a través de los llamados “paquetes de estímulo”, se propi- ciaron reformas a las instituciones financieras internacionales y para mejorar el monito- reo de las nacionales; se adoptaron medidas concertadas para reforzar la calidad de los órganos regulatorios del sistema financiero en los mercados cuyas políticas fiscales y monetarias habían llevado a la crisis; y se creó una red de seguridad global para prevenir la expansión de las consecuencias de estas crisis en el futuro. Estas medidas cruciales produjeron buenos resultados. La agenda del Canal de Finanzas del G20, cuyos temas fueron la razón de su creación y constituyen todavía hoy el meollo de los que aborda el Grupo, incluyen: alcanzar un crecimiento sólido, sostenido, equilibrado, inclusive y equi- tativo; políticas fiscales que asistan a ese crecimiento; el fortalecimiento de la red de seguridad financiera global y el papel central que en ello debe jugar el FMI; atender los riesgos de la economía global; los flujos transfronterizos de capital; el desarrollo de sis- tema impositivo internacional que sea globalmente justo, sostenible y moderno; añadir transparencia y capacidad de reacción al sistema financiero global; promover las inver- siones para infraestructura para el desarrollo facilitando que los proyectos con este fin se constituyan en una clase de activos; la arquitectura financiera internacional; la inclusión financiera y las finanzas inclusivas; el combate al financiamiento del terrorismo, del cri- men organizado o la corrupción; etc. Todos estos temas contribuyen de manera sustanti- va a dar solidez, transparencia y estabilidad al sistema financiero internacional y a la macroeconomía.
Desde la elevación a nivel de Cumbres, el G20 se ha ocupado también de temas políticos y sociales en el Canal de Sherpas. En algunos casos dando continuidad a agendas que vienen de cumbres anteriores y constituyen el legado del G20 y en otros instalando nuevos temas o dándoles una perspectiva diferente de la que tuvieron en el pasado.
Así, durante la Presidencia argentina hubo Grupos de Trabajo sobre Economía Digi- tal, Empleo, Educación (por primera vez y por iniciativa argentina), Salud, Anticorrupción, Agricultura, Comercio e Inversiones, Sustentabilidad Climática, Transiciones Energéticas y Desarrollo, con nutridas agendas concretas de cada uno de esos grandes temas que tam- bién están muy vinculados entre sí, por lo que la coordinación fue indispensable para lograr coherencia en las propuestas y acciones, evitando también duplicaciones de es- fuerzos.
La sociedad civil, por su parte, participó con los denominados Grupos de Afinidad, que no son parte del G20, pero que trabajan analizando temas de su agenda y ofreciendo reflexiones y recomendaciones para los Líderes. Durante la Presidencia argentina tuvimos grupos de: Negocios (B20), Sociedad civil (C20); Trabajo (L20); Ciencia (S20); Centros de Pensamiento (T20); Mujer (W20); y Juventud (Y20). Todos realizaron una intensa labor con sus pares de todos los demás países miembros y elaboraron propuestas y recomen- daciones muy útiles que han sido elevadas a los Líderes por vía de los Sherpas.
La Argentina puso como prioridad el futuro del trabajo, vinculado a la educación y la digitalización, procurando asegurar que las nuevas tecnologías que están cambiando el mundo y los modos de producción y de vida a pasos agigantados, traigan beneficios para la gente, mejores empleos, bienestar, paz y prosperidad. Para ello será menester que tanto las futuras generaciones como las actuales se capaciten en las nuevas tecnologías que irán surgiendo para acceder a los nuevos empleos, profesiones y modos de trabajo que están e irán surgiendo, produciendo una transición no traumática de  profesiones que irán reduciéndose o desapareciendo, a las nuevas. De allí que el futuro del empleo esté íntimamente ligado a la educación y a la economía digital y por eso, La Argentina puso este tema y sus distintas facetas en el centro de la agenda del G20, celebrándose incluso una reunión ministerial conjunta de Empleo y Educación. En un mundo donde la ubicación de las fuentes de trabajo añade los espacios virtuales localizados en cualquier lugar del planeta, los desafíos y sus respuestas serán transfronterizos y por ello es me- nester actuar concertadamente para proveer oportunidades y preservar la calidad de vida de nuestros pueblos.
Otra prioridad de la presidencia argentina del G20, son las inversiones para proyec- tos de infraestructura para el desarrollo y de allí la ya mencionada procura de reglas y estándares que permitan que aquellos puedan convertirse en una clase de activos para recibir financiamiento también desde el sector privado que faciliten su concreción.
La otra gran prioridad argentina es asegurar el acceso a una alimentación de cali- dad para toda la humanidad y mejorar la participación de la producción de alimentos en las cadenas globales de valor, aumentando la productividad y promoviendo prácticas sostenibles con la preservación del planeta. Nuestro país es un gran productor de alimen- tos sanos y de calidad, cuenta con recursos y tecnologías de avanzada para incrementar ese papel en el futuro y puedo contribuir notablemente en avanzar este objetivo.
La igualdad de género también fue destacada entre los objetivos de la Presidencia argentina, yendo más allá del empoderamiento de la mujer y en la procura alcanzar las metas de reducir la brecha entre empleos entre hombres y mujeres, e incluyendo la perspectiva de género en todos los temas de la agenda del G20, incluyendo en aquellos de naturaleza financiera. Ello con el convencimiento de que la plena inclusión de la mujer en todos los órdenes de la vida productiva sólo constituye un acto de justicia, sino que tiene también un eminente sentido económico porque es mucha la riqueza que se pierde por no alcanzar esa plena participación.
La lucha contra la corrupción es también un elemento central de la agenda de la Presidencia argentina del G20, como lo es la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo, que resulta crucial para cerrar la creciente brecha de desigualdad que se profundiza en todo el mundo.
Los temas que muy posiblemente generen mayores discrepancias y donde, por lo tanto, la búsqueda de consensos podrá ser más elusiva pero por ello mismo mucho más necesaria, serán el cambio climático con especial referencia al Acuerdo de París que casi todos los países del mundo, incluso la Argentina, apoyan, pero del que los EEUU ha anun- ciado que se retirará; y el libre comercio, la lucha contra el proteccionismo y la defensa de un sistema multilateral basado en reglas y centrado en la Organización Mundial del Comercio, que algunos países consideran que debe ser objeto de una revisión para adaptar esta organización a los cambios del paradigma productivo producido en las últimas décadas. Aun cuando el G20 no es un foro adecuado para dirimir o replicar los debates puntuales de la OMC, si puede serlo para tener una discusión conceptual entre sus Líde- res sobre cuáles podrían ser las pautas de ese aggiornamiento, sobre los modos de forta- lecer el sistema multilateral de comercio, corregir sus deficiencias e identificar las causas de los desequilibrios comerciales existentes.
El multilateralismo y un sistema universal basado en reglas aplicables a todos, pe- queños y poderosos por igual, de modo de garantizar a los primeros la equidad y protec- ción basada en el derecho y no en el poder, está siendo cuestionado en beneficio de arreglos bilaterales. Estos pueden sin duda ser también de gran utilidad, pero si sólo ellos fijan las pautas, los débiles se verán en desventaja al negociar contra los poderosos y eso disminuirá la percepción de justicia del sistema global internacional vigente, conspirando contra la percepción de que todos se benefician de que éste exista y que sus reglas se apliquen a todos, proveyendo a los más vulnerables la fuerza del derecho.
Ese es el mundo que el G20 debe contribuir a crear, donde todos los habitantes del planeta puedan gozar de bienestar en libertad en un ambiente sano y sostenible. No tiene porqué ser un objetivo utópico ya que, de alcanzarse, todos vivirán mejor y en armonía en todos los confines de globo.
La Argentina ha venido reflejando en su Presidencia del G20, nuestras tradiciones, historia y pertenencia, y así hemos procurado aportar una visión desde el Sur, desde nuestra región, desde la perspectiva del mundo en desarrollo que busca una mayor integración.
Es una gran oportunidad para que mostremos que los argentinos podemos estar a la altura de grandes desafíos y que tenemos un papel significativo que jugar en la comu- nidad internacional. Lograr los consensos que quisiéramos no será fácil porque existen diferencias importantes entre los principales actores sobre temas cruciales. No obstante, procuraremos actuar de buena fe acercando posiciones, teniendo presente nuestros propios intereses y los que apunten un mundo donde prevalezca la cooperación. Si con- seguimos alcanzarlo, el éxito de este proceso será bueno para la Argentina en su conjun- to y todos podremos hacer nuestros aportes positivos, como ya se han venido haciendo en diversos puntos del país donde han tenido lugar las múltiples reuniones de esta Presi- dencia.
La Cumbre del G20, debe ser un símbolo de nuestra vocación por abrazar al mundo y recuperar la Argentina abierta que nos hizo un país multicultural, un crisol de razas y culturas, conscientes de que nuestra mayor riqueza y grandeza está en nuestra gente. Nuestro ADN reclama volver a recibir lo mejor que el mundo tiene para ofrecernos y dar al mundo lo mejor de nosotros. Esta es una buena oportunidad en ese camino.

1 Embajador, Sherpa argentino del G20

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