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Lilloa

versión impresa ISSN 0075-9481versión On-line ISSN 2346-9641

Lilloa vol.58 no.1 San Miguel de Tucumán jun. 2021

 

Lilloa 58 (1): 63-65, 7 de junio de 2021

OBITUARIO

Hugo Ayarde (1957-2021)
Homenaje a un indiscutido amante de la naturaleza de alta montaña

Eva Bulacio

Instituto de Taxonomía Fanerogámica y Palinología, Fundación Miguel Lillo.


El pasado 19 de febrero de 2021 nos dejó en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Hugo Ayarde, el "Hugo" como lo llamaba el Dr. Federico Vervoorst, un destacado investigador de nuestra casa, a quien Hugo admiró por su vasto conocimiento de la naturaleza y sus ambientes y dedicó una publicación. Su pronta partida caló hondo, principalmente, en los corazones lilloanos, pero tambiÉn en el de aquellos que, fuera de la Fundación Miguel Lillo, tuvieron la oportunidad de conocerlo y tratarlo como ser humano y profesional. Sorpresivamente, se fue a un año exacto de haber recorri do junto a Él y otros colegas el noroeste argentino, visitando diferentes ambientes y colectando especies de Berberis, proyecto de trabajo, entre otros, que nos unía... ¡quiÉn lo iba decir!


Hugo había nacido el 26 de octubre 1957 en Tarija, Bolivia, y seguramente los paisajes de su infancia imprimieron en su espíritu y en su memoria el gusto por la naturaleza. Creo que la precisión en la narración de cada sitio recorrido en aquella Época, rodeado de su madre y su abuela principalmente, ilustraron de tal manera mi mente que ya me imaginaba haber recorrido cada río y senda de ese maravilloso lugar. Tenemos que ir decía... pero quedó pendiente.

Las circunstancias de la vida hicieron que, junto a su familia, se instalaran en Libertador General San Martín, en la provincia de Jujuy, desde donde partió en su adolescencia a la ciudad de Salta para estudiar en la Escuela AgrotÉcnica "Gral. Mar tín Miguel de Güemes" y en donde se recibió de "Agrónomo General" título que le sirvió, más tarde, para ocupar un cargo de capataz en el Ingenio Ledesma, pero por poco tiempo, ya que su corazón no estaba para ser el "jefe" dando órdenes e instruc ciones en donde "la desigualdad y la injusticia" a veces iban de la mano, tal cual Él lo expresara. Desde allí partió a Mendoza en donde conoció el arte de la cosecha de la uva y pudo hacer grandes amistades. Cada regreso desde esa provincia a su hogar se hacía en diferentes medios de movilidad y algunos de ellos fueron camiones que circunstancialmente llegaban al viejo Mercado de Abasto, justamente sito en la calle Miguel Lillo de nuestra ciudad. Y fue allí... que en algunos de esos retornos vio, en la vereda del frente, la gran arboleda que circundaba edificios blancos y altos y una gran cerca de madera rodeando la manzana. Claro, como su curiosidad lo caracteri zaba, se interiorizó de lo que allí se hacía y por allá del año 83 comenzó sus estudios acadÉmicos en la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Se recibió de Licenciado en Ciencias Biológicas con orientación Botánica y durante el trans curso de su cursado fue ayudante de la cátedra de Fitogeografía lo que le permitió realizar innumerables viajes a diferentes ambientes naturales, principalmente a las montañas del noroeste argentino. En el año 1989, ingresó a la Fundación Miguel Lillo cumpliendo funciones en el Herbario institucional que alberga, entre otras, a la colección Fanerogámica con especies de todo el mundo. Con el correr de los años y en vista de nuevos requerimientos, tuvo la iniciativa de informatizar la colección elaborando un proyecto que presentó a la entonces Dirección Científica de Inves tigación y que lo contactó con autoridades de instituciones de Buenos Aires para incorporar a la Fundación, una novel base de datos que ellos aplicaban. Esta activi dad, en la actualidad, representa uno de los principales indicadores institucionales. Hugo, tuvo como grandes referentes de la vegetación al Dr. Federico Vervoorst y al Dr. Stephan Halloy, quienes estoy segura marcaron su camino. Su conocimiento sobre los ambientes de altura, lo caracterizaba, pero el de los árboles nativos y de los bosques del noroeste fueron objeto de muchísimas consultas por parte de colegas de todo el país y países vecinos. Justamente este recorrido por los bosques y montañas, le generaron la inquietud por conocer lo que sucedía con la lluvia y neblina en los diferentes pisos altitudinales. Ya como integrante del Instituto de Ecología Vegetal, pudo realizar viajes a Venezuela en donde se contactó con investigadores idóneos que lo cultivaron en la materia y tras lo cual elaboró proyectos institucionales a los fines de obtener información rica para diferentes usuarios que lo requerían (dependencias acadÉmicas, oficinas estatales, etc.). Esto lo llevó a instalar en distintos puntos de nuestras montañas (Parque Nacional Aconquija: Portal Campo de Los Alisos) y en otras provincias (Parque Nacional Calilegua, Jujuy) captadores de lluvia y neblinas diseñados por Él. Parte de los datos obtenidos fueron publicados en el año 2020 en un capítulo del libro "Política hídrica en la cuenca del río Salí Dulce" editado por la Universidad Santo Tomás de Aquino bajo el título "El camino del agua en Tucu mán. Agua y montañas. Precipitaciones y Dinámica hídrica". Si bien, su fuerte fue la ecología, el conocimiento por la flora del noroeste no le era ajeno y así elaboramos proyectos en conjunto, con una visión integral, que involucraba relevamientos de flora y vegetación de alta montaña especialmente en áreas protegidas. Esto posibilitó relacionarnos con instituciones como Parques Nacionales y gestionar un acuerdo marco con nuestra institución, brindando charlas a guardaparques que requerían de su conocimiento sobre los árboles nativos como así tambiÉn sobre agua y neblina. Pero una de las mayores satisfacciones sin duda fue la participación, en el año 2017, en la gestión de la creación del Parque Nacional Aconquija, junto a una serie de destacados actores tanto provinciales como nacionales en una reunión llevada a cabo en la provincia de Corrientes, cuando fuimos comisionados por nuestra institución. Hugo participó en importantes relevamientos de vegetación tanto en nuestro país como países vecinos como los de la Reserva de Tariquía o el Parque Amboró en Bo livia, Agua Rica en la provincia de Catamarca y en la recientemente creada, Estación Biológica de Batiruana (La Cocha, Tucumán) dependiente de la UEL-CONICET en donde, parte de sus conocimientos, quedaron impresos en el mural que recubre su fachada. TambiÉn participó asesorando a distintas entidades nacionales relacionadas con los bosques nativos. En el año 2019, fue vicepresidente de las Jornadas Argenti nas de Botánica que se realizaban nuevamente en nuestra ciudad luego de 38 años, gracias a su importante gestión y entusiasmo.

Sin dudas todo lo que Hugo sabía lo transmitía no sólo en las publicaciones científicas y de divulgación sino, como a Él más le gustaba, en el contacto directo con investigadores o alumnos que lo requerían, tanto de nuestra casa como de otras instituciones. Su aspecto serio y esquivo, no fue motivo para que los que tuvimos oportunidad de interactuar con Él diariamente, descubriÉramos a la persona simple, sensible y luchadora contra las injusticias, trabajador incansable tanto en el campo como en el laboratorio, tratando siempre de impulsar el amor por la naturaleza sobre todo a la gente joven. Su partida dejó un profundo vacío en los que trabajábamos con Él ya que nos quedamos sin sus conocimientos pero más aún en los que tuvimos oportunidad de charlar de la vida y obtener de su persona la palabra justa y alen tadora para seguir adelante. Hugo se fue muy pronto, se nos adelantó en el camino pero sin dudas jamás se irá de nuestros corazones.

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