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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

versión On-line ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.44 no.1 Buenos Aires jun. 2014

 

PROLOGO

Heterotopías: teorías y territorios

A partir de su tesis doctoral, publicada en 1961 con el título Histoire de la folie à l'âge classique. Folie et déraison (Historia de la locura en la época clásica), puede atribuirse a Michel Foucault (Poitiers, 1926 - París, 1984), los primeros pasos en el camino de la consideración de nuevos objetos de estudio para la historia cultural, con implicancias evidentes en los estudios sociales y urbanos. Se establecía así, una trascendental extensión del campo que proveía un intelectual, que no ejercía ni como "historiador de la sociedad" ni como "historiador de la ciudad".
La noción de "heterotopía" fue imaginada por Foucault, como un neologismo construido a partir de los vocablos griegos "heteros", diferente y "topos", lugar. Lo difundió en una serie de conferencias y textos que dictó y produjo entre 1966 y 1968. Mediante ella, buscó una definición pertinente para resumir un conjunto de análisis que buscaban explorar regiones alternativas con diferentes miradas a los objetos clásicos de los estudios urbanos o, con mayor frecuencia, proponer otros muy diferentes a los tradicionales.
Esta noción tuvo en Foucault una formulación temprana, precediendo el derrotero que seguiría en los estudios culturales o específicamente arquitectónicos, en el prefacio que escribió para Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, escrito en 1966:

Por ello, las utopías permiten las fábulas y los discursos: se encuentran en el filo recto del lenguaje, en la dimensión fundamental de la fábula; las heterotopías (como las que con tanta frecuencia se encuentran en Borges) secan el propósito, detienen las palabras en sí mismas, desafían, desde su raíz, toda posibilidad de gramática; desatan los mitos y envuelven en esterilidad el lirismo de las frases. (Foucault, [1966] 2002 pp. 11-12).

Es posible que esta definición –cuyos alcances y aplicaciones han generado no pocas ambigüedades- deba inscribirse, tanto en la particular relación que Foucault mantenía con la indagación histórica y como en la explícita matriz borgeana que le atribuía.
A través de cierta polémica que mantuvo con algunos representantes de la llamada Escuela de Frankfurt, especialmente con Theodor Adorno y Max Horkheimer, podría comprenderse algo de su concepción al respecto. Los autores alemanes solían acusarlo de "negador de la historia", mientras él los tachaba de "devoradores de historias tal y como otros las han elaborado". Tal vez, y como parte de ese "placer perverso" que, según su amigo Paul Veyne practicaba al culpar a sus lectores de no haberlo comprendido (Caimari 2005 p. 6), sostenía que él realizaba sus propios estudios históricos dentro de sus campos de interés: "No hago otra cosa que historia. Para ellos, negar la historia es no utilizar la historia intangible, sagrada y omniexplicativa a la cual recurren  (…) La idea de que rechazo la historia proviene menos de los historiadores profesionales que de los medios filosóficos donde no se conoce el tipo de relación, a la vez despegado y respetuoso, que, que exige semejante análisis histórico" (Foucault [1994] 2013 pp. 75 -77).
La argumentación, desarrollada en una entrevista que le realizó Duccio Trombadori en 1978, podía interpretarse como una apostilla para un catálogo de objetos de estudios autónomos, sin una lógica aparente que los vincule, desplegados en sus escritos anteriores –la clínica, la prisión, la sexualidad, la locura- que le reclamaron, a su vez, nuevos instrumentos para su interpretación. Cabe la posibilidad de comprender, entonces, a las heterotopías como parte de sus experimentos dentro de las historias culturales que trazaba, con nuevas interpretaciones de los vinculos entre sociedades y espacios. Mientras que Foucault tributaba Las palabras y las cosas, a la inefable "enciclopedia china", que Jorge Luis Borges presentó en "El idioma analítico de John Wilkins",  otro pasaje de aquel relato proporcionaría algún indicio para sospechar que una heterotopía es, la conjunción de un lugar y una práctica, en su dinámica temporal  "(Teóricamente, no es inconcebible un idioma donde el nombre de cada ser indicara todos los pormenores de su destino, pasado y venidero.)" (Borges [1952] 2002 pp.86-87).
No obstante, la formulación de Foucault puede adoptar una forma básica de expresión. Así como no existirían sociedades que no constituyen utopías, tampoco las habría sin heterotopías. Para ilustrar su tesis, el autor dio un breve listado que, en cierto sentido, funcionó también como agenda, para su propia obra y para la organización de futuras contribuciones: "Por ejemplo, están los jardines, los cementerios, están los asilos, los prostíbulos, las prisiones, están los pueblos del Club Méditerranée, y muchos otros".
Estas heterotopías fueron presentadas en su relación a los sistemas históricos, de cuyas periodizaciones también tomaba distancia, denominándolas "heterocronías". Para el primer conjunto establecido, alegó que muchas heterotopías tenían estrechas vinculaciones con tiempos (o épocas) determinados. Dentro de ellos precisó algunas taxonomías, diferenciando lógicas culturales y correlatos espaciales. Así, por ejemplo, definió a los "jardines" como la más antigua de las heterotopías, al cementerio como la más absoluta de todas ellas y a los teatros, y luego a los cinematógrafos, como los lugares del tiempo efímero de la fiesta. En contraposición, algunos "lugares diferentes" como los prostíbulos, fueron durante siglos (al menos hasta la década de 1960) "heterotopías crónicas". Dentro de este conjunto, también incluyó a  las cárceles, a los manicomios y a los hospitales, cada uno con sus conceptualizaciones diferentes, aunque reunidos bajo el mismo nominativo heterotópico.
Así esta noción, nacida en la paradoja -lugares utópicos, momentos ucrónicos- tenía una componente espacial concreta. Es lo que Foucault llamaba "contraespacios", "(…) lugares que se oponen a todos los otros, que están destinados de algún modo a borrarlos, a neutralizarlos o a purificarlos",  y que tendrían, como común denominador, su situación marginal en una doble condición, social y territorial.
La innovación que introdujo Foucault se instaló en un "campo transdiciplinar de hecho"-tan estimulante como difuso- cuya ruptura epistemológica resistió, acaso por su propia ambigüedad, el paso del tiempo. Asumidos los riesgos de la extrapolación y de la reinterpretación, los textos que integran este volumen, revisan teorías y proveen nuevas miradas sobre territorios y objetos arquitectónicos, transitando parte del universo foucaultiano para desarrollar otras posibilidades interpretativas.
Tal vez la propia indeterminación disciplinar de Foucault sea la excusa perfecta para desarrollar una agenda de temas y problemas donde las teorías interpretativas, las categorías de análisis y los objetos de estudio histórico desfilen en un marco de diferente comprensión  y oportunidad.
Aunque no hemos buscado una "guía de lectura" que conduzca el tránsito por las páginas que integran este volumen, resulta inevitable que su ordenamiento proviene de un criterio que organiza un primer conjunto de siete artículos referidos a la heterotopías en su concepción teórica en los territorios, y otros tantos dedicados a los objetos heterotópicos.
Este número monográfico de Anales comienza con el texto de Graciela Silvestri, quien eligió tratar Las heteropías felices es decir, no aquellas que "(…) se refieren sólo a espacios en los que las instituciones se encarnan exhibiendo la perversidad del poder, sino [las] que también pueden implicar condiciones de imaginación y libertad no necesariamente programadas". Silvestri pone en dimensión histórica el concepto, mientras introduce la "suerte" corrida en los estudios arquitectónicos y urbanos. La felicidad de las heterotopías desarrolladas, se vincula más bien con el paisaje y con sus diferentes modos de percepción, haciendo del territorio su escala de análisis.
Algunos tramos del andamiaje foucaultiano, fueron utilizados por Ana Cravino para construir La noción de heterotopía y su aplicación en el análisis de la enseñanza del proyecto en la Escuela de Arquitectura de Buenos Aires, 1901-1948. La propuesta interpretativa está definida por la aplicación de una noción ex post, para "(…), confrontarla con aquellos ejercicios proyectuales que los alumnos de la Escuela de Arquitectura de Buenos Aires hacían a principio del siglo XX, a los efectos de descubrir lógicas compositivas emanadas a partir de la estructura ideológica vigente", que la autora busca así, exponer dentro una aparente heterogeneidad. 
La versatilidad del concepto queda demostrada en la extrapolación de escala y la revisión de fuentes practicada por Luis del Valle, A través del gran límite. Heterotopías urbanas, cine y literatura. Según del Valle, la heterotopía funciona como una categoría analítica atravesada por términos tales como "Heterogeneidad. Multiplicidad. Superposición. Yuxtaposición. Acumulación. Sincretismo. Saturación. Contaminación. Margen. Colisión. Ruido semántico. Conflicto. Desestabilización". Y como dibujando un mandala, la ciudad aparece como fuente de análisis del cine y el cine de la propia ciudad.
En cuanto heterotopía implícita, en el texto de Catalina Fara, la ciudad, o mejor dicho el paisaje de Buenos Aires, regresa como objeto de estudio, porque su fuente principal es el particular discurso narrado en la pintura, según una Buenos Aires expuesta. Pinturas sobre el paisaje urbano en el Salón Nacional de Bellas Artes 1911-1939. En la medida en que "(…) las imágenes urbanas generan áreas de intercambio y conflicto que se reformulan constantemente, y que indagan en la cultura de la ciudad (…)", la fuentes relevadas también permiten establecer una relación circular entre la realidad urbana y la ciudad representada.
El título elegido por Fernando Martínez Nespral, De cada pueblo un paisano. Del "Pueblo español" de Montjuic a la "República de los niños" de Gonnet. Dos ciudades fantásticas al servicio de sendos proyectos políticos, a la manera de los textos dieciochescos, funciona como resumen de su trabajo. Propone vincular dos materializaciones separadas en tiempo y en espacio, "(…) vulgares historicismos anacrónicos, o burdos ejemplos de un "kitsch" inconducente, carentes del carácter ejemplificador de otras arquitecturas más "puras", "claras" y "coherentes" (…)", para demostrar que una heterotopía, en apariencia "feliz" también puede ser expresión de poder. 
A interpretación, en tanto "mundo de fantasía", regresa en el análisis efectuado por Fernando Diez para La invención del lugar: suburbio y tematización. Pero el objeto de estudio no es la arquitectura pasatista de la primera mitad del siglo XX, sino el suburbio residencial argentino de la segunda mitad, donde, "(…) los lugares de veraneo son el antecedente experimental sobre los que se había ensayado la aceptación de programas, estilos y distribuciones, anticipando la evolución de los countries y los barrios suburbanos". Es decir, un borroso lugar "de diseño", ubicado entre la ficción de una vacación perpetua y la realidad cotidiana.
El texto que cierra esta edición, propone un nuevo debate a través de la consideración de Cuerpos disciplinados, Fuentes y Trabajo de las mujeres en la construcción de la ciudad de Rosario entre 1880 y 1920: La naturalidad del desempeño doméstico femenino. Como un desprendimiento de la noción de heterotopía, Marcela López Machado se aproxima a la idea de "cuerpo utópico", concomitante como categoría de análisis, asumiendo "(…) la existencia de una arquitectura urbana (o mejor de cierto estilo arquitectónico muy peculiar) que presupone un despliegue de los cuerpos de las mujeres, en el ámbito de su trabajo, como premisa simbólico-imaginaria de ordenamiento urbano-social".
Continuando por del camino trazado por Michel Foucault, los textos que integran el presente volumen de los Anales, escritos tanto por autores consagrados como por jóvenes investigadores que están dando su primeros pasos, convergen en la idea de generar nuevas miradas. Ya sea por vías transitadas o circulando por senderos menos explorados, todos llevan en sus espaldas cierta incomodidad con los estudios más tradicionales, tanto por los objetos analizados como por los enfoques perseguidos. Tal vez sea esta la verdadera premisa que nos convoca.

Horacio Caride Bartrons, David Dal Castello
Editores

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Borges. J. L. ([1952] 2002). "El idioma analítico de John Wilkins", Otras inquisiciones. Obras completas, tomo II. Buenos Aires: Emecé Editores.         [ Links ]

2. Caimari, L. (2005). "Usos de Foucault en la investigación histórica", Documento de Trabajo N° 18 (conferencia del 30 de Abril de 2005). Buenos Aires: Departamento de Humanidades, Posgrado en Historia. Universidad de San Andrés (UdeSA).         [ Links ]

3. Foucault  M. ([1994] 2013) La inquietud de la verdad. Escritos sobre la sexualidad y el sujeto. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.         [ Links ]

BIBLIOGRAFÍA

1. AA. VV. (1993). Disparen sobre Foucault. Buenos Aires: Ediciones El cielo por asalto.

2. Albano, S. (2006). Michel Foucault. Glosario epistemológico. Buenos Aires: Editorial Quadrata.

3. Foucault, M. ([2009] 2010). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Ediciones Nueva visión.

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