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Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Mario J. Buschiazzo

On-line version ISSN 2362-2024

An. Inst. Arte Am. Investig. Estét. Mario J. Buschiazzo vol.50 no.1 Buenos Aires June 2020

 

ARTICULO

Fernando García Ponce. Arquitecto de la Generación de la Ruptura

Fernando García Ponce. Architect of the Breakaway Generation

Elvia María González Canto *

* Arquitecta y Magíster en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (FAUADY). Doctora en Arquitectura por el Programa Interinstitucional de Doctorado en Arquitectura, Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), especializada en arquitectura residencial moderna de Mérida (1950-1970) y arquitectura moderna de uso colectivo en Mérida. Profesora de Carrera Titular C, FAUADY, desde 1989. Presidente del Colegio Yucateco de Arquitectos entre 1995 y 1997. Trabaja desde 1987 en su despacho particular “AcordeA”, en diversos proyectos y construcciones. Miembro de Docomomo-México. Publicó artículos y capítulos de libros sobre arquitectura, arquitectos e ingenieros del siglo XX.

Facultad de Arquitectura. Universidad Autónoma de Yucatán. Calle 50 s/n, Ex Convento de la Mejorada, centro. 97000 - Mérida, Yucatán, México. Email: elvia.gonzalez@correo.uady.mx

Este trabajo es parte de una investigación monográfica de la autora para la realización de un libro del Museo Fernando García Ponce, Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán (MACAY).

RECIBIDO: 04 de julio de 2018.
ACEPTADO: 13 agosto de 2018.


RESUMEN

El nombre de Fernando García Ponce se liga invariablemente a la producción pictórica de un período del siglo XX mexicano, caracterizado por cambios sociales, nuevas maneras de ver el mundo, expresiones de búsqueda y gritos de otras verdades. Ha sido ampliamente difundido, reconocido e identificado dentro de la Generación de la Ruptura en la pintura mexicana. Sus obras abstractas, collages, acuarelas o composiciones con técnicas mixtas o alternativas han sido publicadas en libros y revistas especializadas y, en la actualidad, sus pinturas se pueden admirar en galerías y museos de arte contemporáneo. No así su trabajo como arquitecto. Si bien la concepción espacial propia de esta disciplina, así como la geometría, estuvieron permanentemente presentes en su pintura, este artículo aborda su faceta como arquitecto hacedor de espacios y de formas. Su dominio total de la funcionalidad y la lógica estructural necesarias para la materialización óptima de las ideas se hizo presente en su trabajo, desarrollado principalmente en su ciudad natal, Mérida, Yucatán.

Palabras clave: Fernando García Ponce; Arquitectura Moderna; Generación de la Ruptura.
Referencias espaciales y temporales: México, siglo XX.

ABSTRACT

Fernando García Ponce is invariably associated to the artistic production of a 20th Century period in Mexico, characterized by social changes, new ways of looking at the world, searching expressions, and raised voices of other truths. This was widely spread, renowned and identified as part of the Mexican art’s “Breakaway Generation”. His abstract work, collages, watercolors or pieces with mixed or alternative techniques, have been published in books and specialized reviews and, nowadays, his paintings can be found in galleries and contemporary art museums. The same cannot be said about his work as an architect. Besides the spatial conception related to this discipline, as well as geometry, were permanently present in his painting, this article covers his facet as an architect creator of spaces and forms. His whole domain of the functionality and the structural logic necessaries for the optimal materialization of ideas were present in his work, mainly developed in his hometown, Mérida, Yucatán.

Key Words:  Fernando García Ponce; Modern Architecture; Breakaway Generation.
Space and Time References: Mexico; 20th Century.


UN YUCATECO1 CON VOCACIÓN ARTÍSTICA

Quienquiera que haya estado en alguna obra de García Ponce puede identificar el lado sensible de sus espacios y la fuerza contundente de sus formas, pero también la congruencia con el sitio y las necesidades del usuario que la demandó.  Esto es simplemente el resultado de la simbiosis entre su origen cultural y familiar, el conocimiento de su medio y de su genio creativo. Nació el 25 de agosto de 1933 en Mérida, Yucatán, y pasó su infancia en el seno de una familia unida por una fuerte relación con sus hermanos y primos. Fue educado en la fé católica y el gusto por la comida tradicional, en su ciudad natal y en Lerma, Campeche, donde estuvo frecuentemente en contacto con ambientes naturales, zonas rurales, el mar y espacios arquitectónicos que respondían a condiciones culturales de la vida al sol, el viento y la lluvia propios de esa geografía. Por azares del destino, la tranquilidad se alteró por completo cuando a los once años se radicó con su familia en la ciudad de México, donde permaneció el resto de su vida y, sin lugar a dudas, desarrolló su personalidad y carácter. También allí recibió de manera directa los cambios en la plástica y la arquitectura que el Movimiento Moderno había suscitado en el país.
Inclinado desde temprana edad por su vocación artística, en 1952, a los 19 años, decidió ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, simultáneamente, al taller del reconocido pintor español Enrique Climent, quien lo acogió al notar su habilidad e interés en las artes plásticas. Pronto se distinguió en la Facultad de Arquitectura por su habilidad en el dibujo y como alumno destacado, talentos que reconoció en él el arquitecto Agustín Hernández, uno de sus maestros.2 Sin embargo, cada vez adquiría más interés por la pintura y, a un año de concluir la carrera, decidió con su condiscípulo de estudios y amigo Alain Lipkes, francés de origen ucraniano, suspender sus estudios temporalmente para realizar un viaje a Europa. Allí se acrecentó su vocación por la pintura al tomar contacto con las vanguardias plásticas, por lo que a su regreso a México decidió abandonar de forma definitiva sus estudios de arquitectura y dedicarse por completo a las artes plásticas.
En 1959 realizó su primera exposición individual en la ciudad de México, en la Galería de Arte Mexicano, de la que recibió una excelente crítica por parte del doctor Alvar Carrillo Gil, quien lo ubicó como un pintor con una línea definida y una propuesta plástica propia. Dos años más tarde efectuó una segunda exposición, que inspiró en Juan Soriano y Ramón Xirau, entre otros, palabras que expresaron un cúmulo apasionado de sentimientos y la observación de la exactitud de la forma y la arquitectura inmersas en la estructura de su arte, respectivamente.
En medio de esas críticas y del estado de satisfacción emocional que sin duda este nuevo éxito representó para él, apareció en su vida la oportunidad de llevar esas emociones y su arte al espacio físico, hacia la arquitectura.

GONZÁLEZ Y PONCE, DETONANTES DE SU ARQUITECTURA

En 1961 la sociedad González y Ponce, constituida por los ingenieros Ulises González Torre y Álvaro Ponce Peón,3 recibieron la encomienda de realizar el proyecto y la obra de la Sede de la Delegación de Tránsito Federal, Policía de Caminos y Turismo para la ciudad de Mérida. Dicha sociedad trabajaba desde hacía casi una década de manera exitosa en la ciudad, con proyectos y construcciones, como era usual en ese entonces. Sin embargo, para ese momento ya habían retornado a Mérida varios arquitectos formados fuera del Estado y de México, que realizaban obras con una expresión moderna. En ese contexto decidieron invitar a Fernando García Ponce a su equipo de trabajo como proyectista, por su parentesco y su excelente relación con su primo hermano, el ingeniero Álvaro Ponce. Dicha sociedad existió durante todo su ejercicio profesional como arquitecto.
Fue así como el artista retomó el restirador, para diseñar el primero de un número importante de proyectos arquitectónicos que llegaron a concretarse. Este quehacer arquitectónico lo desarrolló en Mérida a lo largo de las décadas de 1960 y 1970, aunque de manera más intensa en la primera. Proyectó un gran número de edificios públicos para iniciativas privadas y estatales de diversos géneros, así como numerosas viviendas, principalmente de tipo residencial, que con excepción de la casa Arjona Espinoza de 1976-77 construida por su dueño (un ingeniero civil), la totalidad de sus proyectos fueron ejecutados por los ingenieros González y Ponce.

LA MODERNIDAD ARQUITECTÓNICA EN MÉRIDA

La década de 1960 representó para la ciudad de Mérida un tiempo de consolidación y desarrollo de la modernidad y la modernización de la arquitectura y la ciudad. En las décadas previas de los años cuarenta y cincuenta algunos arquitectos e ingenieros pioneros habían iniciado ese camino. En lo relativo al cambio de pensamiento en pos de la construcción del concepto de modernidad, el arquitecto Leopoldo Tommasi López, desde 1950 desarrollaba intensamente esa labor a través de múltiples publicaciones en la prensa y en un libro de su autoría.4 En el plano tectónico, personajes como los arquitectos Manuel y Max Amábilis, Félix Mier, Terán Lejeune, Alberto García Bolio y los ingenieros Carlos Castillo Montes de Oca, Mario Duarte Carrillo, Álvaro Ponce Peón y Ulises González Torre, habían planteado en mayor o menor medida nuevas propuestas espaciales y expresiones formales, así como la implementación y el uso de materiales y técnicas constructivas diferentes a las tradicionales, y que posibilitaban su concreción.
En la década de 1960, tanto el gobierno como la iniciativa privada invirtieron importantes capitales en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y en la construcción de nuevos edificios, renovaron los existentes e impactaron significativamente en el tejido histórico del centro de la ciudad. Los Gobiernos Federal y Estatal concretaron importantes proyectos, como las obras de provisión de agua potable, la construcción de numerosas carreteras, la edificación de centros educativos y de salud como el Tecnológico de Mérida y el Hospital T1 del Fénix (hoy Hospital Ignacio García Téllez) entre otras obras. Por su parte, la iniciativa privada financió la construcción y modernización de clínicas, centros educativos, recreativos, sociales, fábricas y centros comerciales entre otras obras, consolidándose con estas acciones la diversificación económica que en la década pasada habían emprendido los antiguos empresarios del henequén, y que llevaron a redefinir la vocación de la ciudad de Mérida como prestadora de servicios.
En la industria de la construcción destacó el impulso que generó la introducción de los elementos prefabricados industrializados y los ingenieros que dominaban el campo laboral local. También se dio un impulso en la construcción de viviendas en serie. Una de las más importantes fue la Unidad Habitacional Revolución, Cordemex; y la construcción de viviendas residenciales, que desde la década pasada ocupaban terrenos ubicados al norte de la ciudad, en nuevas colonias o consolidaban las que ya se habían trazado.
Los códigos de la arquitectura moderna proliferaron y en esa década fue frecuente encontrar en los edificios, independientemente del género, un lenguaje común, atrevidas soluciones estructurales en volados, delgadas losas o grandes claros soportados por esbeltos apoyos, una marcada horizontalidad en volúmenes, la integración en fachadas de paños de vidrio, y ambientes urbanos inéditos en los cuales la construcción flotaba en medio del terreno ajardinado. Este fue el contexto en el que García Ponce desarrolló su arquitectura.

EL DESARROLLO DE SUS VOCACIONES: ARQUITECTURA Y PINTURA

La producción arquitectónica de García Ponce realizada a lo largo de veinte años (1961-1981), como se ha mencionado, es escasamente conocida. A diferencia de su producción pictórica, comprendió un importante número de obras construidas: en Mérida poco más de treinta y en la ciudad de México alrededor de doce. Una simple división de ellas en el tiempo daría un promedio de dos proyectos por año. Una producción, sin lugar a dudas, nada despreciable para ningún arquitecto, sobre todo si se considera el tamaño y la complejidad de las mismas, la diversidad de géneros y que se trataba de una actividad paralela a su trabajo como artista plástico. El análisis de su obra ha mostrado el grado de maestría que alcanzó aunque, como dijera el Doctor Alvar Carrillo Gil sobre su primera exposición plástica:

Entra el joven García Ponce a la vida pictórica con paso firme, sin pasar como otros tantos, por un periodo más o menos largo de incertidumbre: él es ya un pintor, sin que esto quiera decir por supuesto, que no tenga un campo muy dilatado de experimentación, de estudio y de posibilidades (Borràs, 1992, p. 26).

Del mismo modo lo hizo con la arquitectura, desde su primer proyecto para la Delegación de Tránsito entró a la vida arquitectónica con paso firme, y se sumó a la nueva tendencia que planteaba el Movimiento Moderno. Si en el campo plástico rompía con lo establecido por la escuela muralista, en la arquitectura hizo lo mismo y, al igual que en su vocación pictórica, se puede afirmar por su trayectoria que estuvo permanentemente en el estudio, análisis y búsqueda de lo que implicaba el quehacer arquitectónico y las nuevas expresiones formales y espaciales.
Para tener una visión más clara de la magnitud de su trabajo, de su capacidad creativa y de su desarrollo simultáneo como arquitecto y pintor, se presentan en la siguiente tabla (Tabla 1) sus proyectos y exposiciones individuales correspondientes a nuevas colecciones de pinturas. Se consideraron los trabajos hasta 1981, fecha última de producción en simultáneo de ambas vocaciones. Continuó con la pintura hasta 1987, año de su muerte:5

ARQUITECTURA

PINTURA

Año

Edificios públicos, géneros diversos.

Casa hab. Yucatán.

Casa hab. México.

Exposiciones.6

1961-1962

Delegación de la Policía Federal de Caminos.

 

 

2da exposición.

Remodelación y ampliación del edificio de la Embotelladora Peninsular.

1962-1963

Edificio de Televicentro de Mérida, canal 3.

No expone.

1963-1964

Edificio y planta de la destilería Modelo.

 

 

 

15 residencias identificadas.

 

10 casas para vender.

Exposición.

1961,1963-1964

Clínica de Mérida.

1964-1965

Centro Escolar Miguel Alemán.

Exposición.

Fábrica de veladoras El Faro.

Exposición.

1965-1966

Ampliación y modernización de la Cervecería Yucateca.

Recibe el premio del Salón ESSO.7

Centro Libanés. Club social

Jardín Carta Clara. Club social y oficinas de la cervecería

Agencias Mercantiles Dina.

1966-1967

Supermercado Komesa Alemán.

12 residencias. identificadas.

No expone.

1967-1968

Terminal Única de Autobuses.

Exposición.

1967-1969

Parques Unidad Habitacional Revolución Cordemex.

1969

 

No expone.

1970

 

Exposición.

1971-1973

 

Exposición.

1977-1978

 

Exposición.

1981

 

 

Exposición.

Tabla 1: Proyectos y exposiciones individuales de arquitectura y pintura de García Ponce hasta 1981. Fuente: elaboración propia.

En la tabla se consignan las viviendas que hizo en Mérida y en Yucatán, las primeras ubicadas en colonias del norte de la ciudad de gran plusvalía: México, Itzimná, Buenavista y Campestre, y dos viviendas veraniegas en Chicxulub Puerto y Cancún, Quintana Roo (aunque ésta última no se construyó) y otras más para vender.8 Otro tanto aproximadamente corresponden a inmuebles de otros géneros (salud, educación, recreación, comercial e industrial) y proyectos grandes con programas arquitectónicos complejos. También se detalla su trabajo en la ciudad de México, que se restringió de manera casi exclusiva al género habitacional residencial.
El primer objetivo de esta tabla es mostrar el desarrollo simultáneo de sus dos vocaciones y en consecuencia el dominio de ambas, dados los resultados obtenidos. Es notable el desarrollo de edificios de géneros diversos como clínicas, fábricas, escuelas, etcétera, al mismo tiempo que preparaba y exponía colecciones nuevas, hacía gestiones para exponer en el extranjero, como lo hizo en los años sesenta, momento en el que concentra su mayor producción arquitectónica. Sin embargo, la tabla invita y deja la puerta abierta para un futuro análisis en torno a diversos hechos significativos, como su labor pictórica y su vida personal respecto de su arquitectura, o el análisis de sus representaciones arquitectónicas y su lenguaje plástico,9 entre otros aspectos.
A continuación, se propone un recorrido analítico de tres de sus obras, de diversos géneros: la Delegación de Tránsito, la Clínica de Mérida y la Terminal Única de Autobuses. Se presentan seguidamente y muestran el desarrollo y maduración arquitectónica del autor. Luego, se da paso a las principales características y rasgos de sus composiciones, identificadas en otros proyectos.

LA PRIMERA OBRA ARQUITECTÓNICA DE GARCÍA PONCE

A principios de los sesenta hizo su aparición al sur de la ciudad, en la carretera Mérida-Umán, hoy avenida Internacional, el edificio de la Sede de la Delegación de Tránsito Federal, Policía de Caminos y Turismo (1961-62), un tipo de edificación que sólo los estados de Monterrey, San Luis Potosí y Puebla tenían.
Los requerimientos planteados al equipo de profesionales contemplaban: despacho del titular, sala de juntas, departamento para operación de radio y comunicaciones, oficina de turismo, departamento de hospedaje, stand de tiro, plataforma para la práctica de tiro de defensa, estacionamiento de carros y patrullas, taller de reparaciones con fosa para los vehículos, depósito para vehículos y servicios sanitarios (Diario de Yucatán, 16 de enero de 1962).
Resulta significativo enunciar estas necesidades, ya que permite ubicar el recorrido de pensamientos del artista, desde composiciones geométricas abstractas y conjunciones de colores hacia soluciones funcionales, técnicas e incluso económicas, de diversas actividades. Sin duda, no tenían relación con pensamientos sublimes o expresiones que buscarán arrancar un cúmulo de pasiones, como lo suscitado en su trabajo pictórico. Desarrollado el proyecto en un ambiente de total libertad por parte de sus socios y del cliente, García Ponce inició con éste el desarrollo de un lenguaje y una espacialidad que lo acompañarían a lo largo de su vida proyectual.
La Sede de la Delegación de Tránsito presentaba una propuesta que se sumaba al imaginario formal de las viviendas modernas del Pedregal de San Ángel y de la colonia México en su natal Mérida, con una acusada horizontalidad y ligereza, cualidad otorgada por sus proporciones y por la extrema delgadez de la losa que protegía los vanos con orientación sur, las columnas metálicas que la sostenían y las transparencias de algunas de sus paredes. En Mérida ya se utilizaban largas losas esbeltas de concreto armado, que se apoyaban sobre columnas de concreto. En cambio, en este edificio la gran losa se posaba suavemente sobre esbeltísimas columnas de acero. Lo nuevo de esta propuesta fue la conjunción de los elementos tectónicos, que resultaban en una volumetría general de agradables proporciones y limpieza en la composición. Al definir y soltar cada uno de los elementos, ya fueran líneas, planos o volúmenes, combinados con áreas ajardinadas que se prolongaban y entraban desde el exterior hacia los interiores, definidos por los mismos elementos estructurales, con una acertada distribución de los diferentes espacios de acuerdo al uso asignado (Figura 1).


Figura 1: Sede de la Delegación de Tránsito Federal, Policía de Caminos y Turismo. Fuente: Diario de Yucatán, 17 de enero de 1962.

La rica y sensible propuesta arquitectónica, contribuía definitivamente a dignificar el trabajo realizado y, a la vez, a transmitir una imagen de modernidad buscada en ese entonces por todos los grupos sociales. Igualmente, de no ser por la existencia de un asta de bandera, el nombre de la dependencia grabado en placas de granito y la presencia de patrullas, difícilmente se hubiera podido identificar el lugar como la Delegación de Tránsito.

CLÍNICA DE MÉRIDA (1964)

Ante el agotamiento económico de las actividades relacionadas con la fibra del henequén en el Estado, la iniciativa privada inició desde la década del cincuenta nuevas fuentes de acumulación y diversificación de actividades económicas, entre las que se destacaron los servicios de salud. Numerosas clínicas y consultorios se emplazaron en el centro de la ciudad, y frente a la cada vez más fuerte demanda de éstos servicios a nivel regional, en 1961 un grupo de médicos y empresarios invirtió en la construcción de una clínica privada, que pudiera proporcionar los servicios de cirugía, obstetricia, emergencias y cuartos de recuperación, para los pacientes particulares de la llamada Clínica de Mérida. Para esta empresa llamaron a González y Ponce, y se sumó al equipo el ingeniero Alberto Casares Ponce. El edificio, de 10.000 m² de superficie, fue emplazado en un terreno ubicado en la avenida Itzaes.
El programa arquitectónico consideró: veintidós cuartos (diez para maternidad y doce para hospitalización), área administrativa, servicios de emergencia, cirugía y recuperación, servicios complementarios (cunerías, cocina, estancia de enfermeras, cuarto séptico, almacén de ropa) e instalaciones (subestación eléctrica, caldera, tanque elevado para almacenar agua desmineralizada y cruda, pozo profundo con caseta de bomba y horno crematorio para desechos), así como un estacionamiento para médicos y pacientes (Diario de Yucatán, 13 de agosto de 1964).
El partido que García Ponce adoptó para el proyecto, respondió fundamentalmente a las necesidades funcionales. Consistió en un gran bloque quirúrgico central y dos alas laterales lineales, una para el servicio de maternidad y la otra para los casos quirúrgicos; la ubicación de los servicios de cirugía en el centro de las alas permitía el rápido traslado. Las estaciones de las enfermeras se ubicaron en puntos intermedios a lo largo de la disposición lineal de los cuartos, para facilitar el acceso a ellos y funcionar como un centro de control. Las alas de los cuartos se orientaron en dirección norte-sur, para recibir los vientos y evitar la insolación. En la fachada sur y al extremo del pasillo que comunicaba al acceso principal, se ubicó el área de urgencias médicas, con la rampa de acceso para los pacientes. Se introdujo al esquema una serie de jardines internos que permitían la circulación del aire hacia los pasillos y vestíbulos, y lograban una fluidez espacial que prolongaba las áreas interiores con las exteriores (Figura 2).


Figura 2: Planta de la Clínica de Mérida. Fuente: Croquis realizado por la autora.

Si se siguen los criterios de composición formal y espacial que había experimentado en la Delegación de Tránsito, la clínica resultó una vez más en una expresión de acusada limpieza y ligereza en los elementos predominantemente horizontales, una búsqueda de sucesiones de líneas logradas por delgadas losas, pisos y escalones volados. Grandes paños de celosías que sustituían a los muros cortina de vidrio y respondían a la orientación de mayor insolación, se conjugaban armoniosamente y lograban una continuidad espacial (Figura 3). Al respecto, Tommasi López señaló:

La belleza de su sencillez está lograda por la síntesis de sus elementos formales, que se concretan a expresar sus volúmenes nítidamente depurados […] Formas plásticas […] sin las falsedades de la escenografía arquitectónica […] Sus cuerpos, sencillos y geométricos se extienden con flexible continuidad espacial (Tommasi López, 28 de octubre de 1964).


Figura 3:
Fachada principal de la Clínica de Mérida (1964). Perspectiva de Fernando García Ponce.  Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

El acceso principal, ubicado hacia la avenida y con orientación poniente, naturalmente respondía a la importancia del contexto, con paños de celosías y volados pronunciados como respuesta obligada para controlar el factor climático. “La lisura de sus planos frontales se interrumpe con muros de vidrio o celosía, que le dan variedad y gracia a sus claroscuros que filtran la molesta luz del poniente”, apuntó (Tommasi López, 28 de octubre de 1964). Con la idea de que no habría futuros crecimientos,10 el proyecto original consideró el edificio en un solo nivel, lo que reforzó en la composición exterior el tratamiento lineal del conjunto, con la inclusión de un volumen ligeramente superior de un color oscuro, que rompía la horizontalidad y que alojaba algunas instalaciones (Entrevista realizada al ingeniero Álvaro Ponce Peón, 25 de mayo de 2007).
La inclusión de pequeños jardines interiores, algunos de ellos limitados por paños de celosías como protección de la lluvia, llevaban a las salas de espera y los pasillos: había iluminación y ventilación, pero también juegos de luces y sombras conjugados con vistas verdes, que rompían con la monotonía del color uniforme de las paredes y proporcionaban visuales que intentaban transmitir tranquilidad en un ambiente donde las situaciones solían ser difíciles. Este hecho no pasó inadvertido a Tommasi López, que apuntó:

El paisaje no se esfuma ni se detiene a la entrada, sino llega a su interior y encuentra un lugar propicio para hacer acogedora y pintoresca la prolongación de la naturaleza circundante, que tanto influye en el espíritu y la psicología de sus habitantes (Tommasi López, 28 de octubre de 1964).

Es necesario mencionar la calidad y pertinencia de las soluciones constructivas, estructurales y de instalaciones, en congruencia con los planteamientos teóricos que la arquitectura moderna había trazado. “Los elementos constructivos quedan supeditados a las formas arquitectónicas, que es condición del racionalismo”, señaló (Tommasi López, 28 de octubre de 1964).
La crítica de Tommasi López resultó significativa, en un ambiente arquitectónico en el cual, si bien ya se habían introducido los códigos de la arquitectura moderna, aún había una inclinación por estilos del pasado.
La complejidad que representaba diseñar un inmueble de este género, con un amplio programa arquitectónico, fue resuelto con cuidado por García Ponce. En este proyecto destacó nuevamente su influencia plástica, pero sin duda también logró una composición con una alta solución funcional, ambiental y psicológica. Hoy se halla irreconocible debido a múltiples ampliaciones.

TERMINAL ÚNICA DE AUTOBUSES “FERNANDO VARGAS OCAMPO” (1968)

Para finales de la década del sesenta, la ciudad de Mérida se identificaba plenamente como prestadora de servicios y comercios, y continuaba de manera acelerada su preparación para responder a las demandas que estas actividades requerían. Un gran número de personas llegaba para utilizar los servicios de salud, educativos o comerciales, entre muchos otros. A este hecho se sumaba que, para esos años, Yucatán se conectaba con el centro del país a través de una red carretera, condición que la había hecho crecer por más de cinco décadas. Por tal motivo, en 1967 los concesionarios de rutas de autobuses foráneas estatales y federales tomaron la iniciativa para construir una terminal única, desde donde partieran y llegaran todos los caminos.11
El emplazamiento elegido fue un terreno cercano al centro y a la avenida Itzaes, vía de entrada a la ciudad.
El amplio programa arquitectónico contempló áreas de estacionamiento para vehículos; servicios de taquillas, información, bancarios y pequeños negocios; dos salas de espera, área de asistencia de equipaje, paquetería y envíos; servicios sanitarios; área administrativa para concesionarios, servicios diversos y sala del consejo; caseta de control de salida de autobuses, servicio médico del personal, espacios de descanso y dormitorios de operarios, auditorio para 100 personas y servicios de bombas para el combustible de los autobuses (Diario de Yucatán, 25 de mayo de 1968, p. 2 y 10). Proyectado en un terreno que ocupaba más de la mitad de una manzana que miraba a tres calles, y ajustado a diversos requerimientos del programa arquitectónico, García Ponce dividió el terreno en tres grandes zonas. Eligió la cara más larga sobre la calle principal, con vista al norte y salida hacia la avenida Itzaez, para alojar la fachada principal y los estacionamientos de autos de pasajeros y taxis. La zona intermedia se destinó al edificio y los servicios. Finalmente, en la parte posterior se dispusieron los andenes de autobuses, con entradas y salidas sobre las calles laterales (Figura 4).


Figura 4: Fachada lateral de la Terminal de Autobuses de la Unión de Camioneros de Yucatán (1968). Perspectiva de Fernando García Ponce. Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

Dicho proyecto representaba, tanto para los concesionarios como para la población en general, un signo de modernidad. En el edificio principal dominó la expresión lineal que seguía la geometría del terreno, acentuada por el tratamiento en bandas del muro cortina de cancelería de aluminio, cristal y acrílico, y la gran losa volada.
Si bien en 1960 el ingeniero Mario Duarte Carrillo había introducido en Mérida la utilización de bandas horizontales en el edificio de la Tesorería del Estado, la solución con el muro cortina de cancel era inédita. Este tratamiento fue empleado posteriormente por García Ponce en las casas Casares Cámara (Figura 5) y Arjona Espinoza.


Figura 5: Fachada principal de la Terminal de Autobuses de la Unión de Camioneros de Yucatán (1968). Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

Dicho volumen se desplazó para dar paso a los estacionamientos y permitir una perspectiva más amplia hacia el edificio. Se establecieron para el proyecto 25 andenes de autobuses para despachar 100 salidas por hora, lo que representaba unos veinte mil pasajeros que entraban y salían diariamente de Mérida, según los cálculos de aforo que se habían realizado. Estas consideraciones también se pueden observar en la extensión de la fachada de acceso, el número de puertas establecidas y la gran losa horizontal que antecedía al edificio y bajaba la escala del mismo al peatón con un gran volado. Dicha losa aparentaba sostenerse entre los paños de vidrio y constituía un alarde de dominio tecnológico. Cabe destacar el uso moderado del cristal en la fachada a pesar de mirar hacia el norte, orientación que no recibe de manera directa la insolación, así como la mesura de las aperturas en las vistas oriente y poniente, lo que mostraba un conocimiento y respeto hacia las condiciones climáticas del sitio.
En el interior predominó un tratamiento lineal y funcional de los espacios, con los deambulatorios a doble altura que aprovechaban al máximo la orientación favorable del conjunto y la disposición, a sus costados, de los servicios de taquillas y negocios. Dos salas de espera independientes permiten ver directamente los andenes de autobuses a través de grandes paños de vidrio que van de piso a techo.
Para la solución de los andenes de salida y llegada de autobuses, decidió emplear una estructura laminar de concreto armado, nueve “sombrillas invertidas” de más de 100 m² cada una. El significado de estas formas, en esos años, se había enraizado en el imaginario como cubiertas para vehículos motorizados, que simbolizaban una modernidad estructural. Estas estructuras se conservan en buen estado. Sin embargo, el edificio fue remodelado recientemente y se han perdido sus cualidades arquitectónicas (Figura 6).


Figura 6: Andenes de la Terminal de Autobuses de la Unión de Camioneros de Yucatán (1968). Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

Una vez más, García Ponce demostró con este proyecto no sólo la sensibilidad expresiva y formal, sino la capacidad de comprensión y síntesis ante un problema complejo, que involucraba atender los requerimientos de pasajeros, empleados y autobuses.

ARQUITECTO EN LA CIUDAD DE MÉXICO

El proyecto de 1967 para la casa de sus padres en la ciudad de México, marcó el inicio de su etapa proyectual en su lugar de residencia. En 1966 había declarado que la arquitectura era su fuente de ingresos y que vivía gracias a ella, pero que sólo lo hacía como tal en Mérida: “es una forma de desligar mis dos profesiones, tanto una como otra son bastante absorbentes e interesantes, y considero favorable tener un cambio de ambiente para ejercerlas libremente” (Entrevista de Josefina Helguera a Fernando García Ponce, 3 de abril de 1966, p. 3).
Sin embargo, había razones suficientes que lo empujaron a emprender una nueva etapa, y para ello se asoció con su amigo y condiscípulo Alain Lipkes. Mientras este último se encargaba de la administración y la construcción, García Ponce se ocupaba del proyecto. Diseñó las casas de sus cuatro hermanos, dos en El Pedregal y dos en Coyoacán, donde sumó la suya y la de su socio (Borràs, 1992, p. 91).
Tanto Lipkes como Álvaro Ponce,12 sus constructores, lo admiraban como arquitecto, afirmaban su gran habilidad para el diseño y acierto para la interpretación y respuesta a los requerimientos del usuario, así como su disciplina para el trabajo proyectual (Entrevista realizada al ingeniero Álvaro Ponce Peón, 13 de mayo de 1996).

CRITERIOS DE COMPOSICIÓN Y OTROS PROYECTOS

Formales-espaciales

En lo formal, García Ponce se distinguió por la pureza de sus composiciones, los trazos geométricos y una acusada horizontalidad. Su postura neoplasticista lo acompañó durante todo su ejercicio profesional, en planos, líneas y volúmenes, que aparecían como un todo pero mantenían la independencia entre sí. Fue recurrente el empleo del valor de la línea, por medio del uso de vigas visibles como apoyo de grandes losas o cajas suspendidas, así como la sucesión de losas, ventanas y rodapiés, independientes unos de otros, con pronunciada horizontalidad.
Prácticamente sin excepción, prevalecieron la fluidez y la continuidad del espacio, mediante la prolongación de vigas a través de las diversas áreas, la liberación de las esquinas y el uso de grandes transparencias. Algunos ejemplos de ese manejo espacial son las casas Casares Cámara (Figura 7) y García Ponce (Figura 8). En el interior, la permeabilidad se logró con la utilización de muebles y muros bajos y sueltos que, permitían amplias visuales.


Figura 7: Fachada de la casa Casares Cámara (1970). Fuente: Archivo Elvia María González Canto.


Figura 8: Detalle del acceso lateral. Casa García Ponce (1973). Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

Funcionales

En sus proyectos, García Ponce privilegió el aspecto funcional con circulaciones lineales y trazos geométricos ortogonales. El tratamiento lineal que empleaba en las fachadas lo reprodujo también en las plantas de la Clínica de Mérida y de la Estación de Autobuses. Allí introdujo largos pasillos cuya monotonía longitudinal quedaba interrumpida por patios interiores, jardines delimitados por celosías o paños de vidrio, que enriquecían el espacio con luz, sombras y vegetación, y producían en algunos casos continuidades espaciales. En la casa Ponce Espejo definió el esquema arquitectónico a partir de una circulación lineal que se quiebra en un centro aparente y se desfasa, para dar paso a dos grandes bloques mediante los cuales resuelve el proyecto.
Otro aspecto a destacar fue el control visual de los espacios cuando el programa lo requería. En la fábrica de veladoras El Faro (1965) y en la estación de Autobuses de la Unión de Camioneros de Yucatán, introdujo amplias perspectivas visuales. En el primer caso, al ubicar la oficina del propietario en planta alta como pivote, con ventanas en tres de sus lados, desde donde dominaba visualmente el área de trabajo, el acceso a la fábrica, la zona de ventas y el suministro de parafina que llegaba en tren. En la estación de autobuses, la caseta de control fue dispuesta en el segundo nivel, volada del lienzo, con tres de sus caras vidriadas, para supervisar el movimiento de los usuarios y la llegada y salida de autobuses.

Técnico-constructivos

Características fundamentales de la arquitectura moderna fueron las innovaciones tecnológicas, los nuevos materiales y las técnicas constructivas. García Ponce no era ajeno a esto. Conocía y sabía las posibilidades del concreto armado, las estructuras metálicas y el vidrio. La labor de sus socios ingenieros fue fundamental para la materialización de sus obras, ya que no es posible diseñar si no se domina la lógica estructural ni se conocen las características de los materiales. Es decir que la inclusión de grandes losas voladas y otros elementos estructurales osados también fue un recurso que se distinguió en sus obras, como un alarde de la llegada de la modernidad tecnológica y arquitectónica a la región.
El gran volado que recibiría al visitante de la televisora del canal 3, el que salta de la fachada de vidrio de la Terminal Única de Autobuses, o aquel que vestibulaba la casa de sus padres en la colonia Campestre -por mencionar algunos- son buenos ejemplos de ello. El manejo intencionado de la estructura de vigas aparentes y en volado para capturar e incorporar al edificio el espacio exterior, como lo hizo en la casa Ponce Espejo (Figura 9), y en otros casos si las condiciones lo requerían, ocultaba los elementos portantes para resaltar la amplitud y limpieza de los espacios.


Figura 9: Fachada interior de la Casa Ponce Espejo. Perspectiva de Fernando García Ponce. Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

La incorporación de estructuras laminares de concreto armado en forma de “sombrillas invertidas” de la Terminal Única de Autobuses, empleadas con total congruencia para las necesidades funcionales del área de andenes, que además otorgaban expresividad formal y una espacialidad rica en sensaciones, evidenció una vez más su dominio sobre todos los aspectos que se deben considerar para materializar de manera óptima un proyecto arquitectónico.

Ambientales

La congruencia entre el estudio del emplazamiento, según la orientación solar y el uso mesurado de vanos y cristales, así como la presencia intencional de vegetación como protección solar y de aberturas de acuerdo con los vientos dominantes, demuestran el dominio total que García Ponce tenía sobre los factores climáticos. Esto se puede apreciar en el emplazamiento de la casa Ponce Espejo, en un terreno de grandes dimensiones, recostada al poniente y sur y abierta al norte y este (las mejores orientaciones); en el gran volado que plantea en la fachada sur de la casa García Ponce como respuesta a la insolación de la tarde y como protección a las superficies vidriadas; y en el uso de la celosía al frente de la clínica de Mérida, como respuesta a la orientación más desfavorable de la fachada principal.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

A pesar de sus éxitos como proyectista en la ciudad de Mérida, Fernando García Ponce siempre sintió un llamado más intenso por la pintura, como él mismo expresó: “En realidad mi interés por la pintura siempre fue mucho más fuerte que por la arquitectura. Siempre fui un pintor que hacía arquitectura” (Tovar de Teresa, 1996, p. 60). Así como ya lo había hecho años antes, cuando tomó la decisión de suspender sus estudios universitarios, en 1973 declaró que había dejado la arquitectura porque tomaba mucho tiempo ver el resultado de la obra, a diferencia de su trabajo plástico. Claro, está decisión coincidía con el montaje de una gran exposición retrospectiva de su trabajo en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes, donde reunió obras desde 1962 hasta 1972, que representaba un reconocimiento a su trabajo plástico.
Sin embargo, años más tarde, proyectó algunas obras más. En Mérida hizo la casa Arjona Espinoza (Figuras 10 y 11) en la que, si bien trabajó notablemente la geometría formal, con un cuidado extremo para conjugar planos y líneas, el resultado espacial fue poco afortunado. Denotaba allí un interés mayor por la expresión plástica que por la espacialidad, característica fundamental de la arquitectura desarrollada de manera magistral en otros proyectos.


Figura 10: Fachada principal de la Casa Arjona Espinoza (1977). Fuente: Archivo Elvia María González Canto.


Figura 11: Fachada principal de la Casa Arjona Espinoza (1977). Perspectiva de Fernando García Ponce. Fuente: Archivo Elvia María González Canto.

El análisis anteriormente expuesto muestra que a pesar del discurso del autor en cuanto a su preferencia por el trabajo plástico, su desarrollo arquitectónico fue desempeñado con gran dominio, calidad arquitectónica y congruencia con el sitio.
Fernando García Ponce transitó de una a otra vocación de manera exitosa. En ese tránsito tuvo siempre presente una visión caótica del mundo y estuvo acompañado de intensas relaciones personales. Sin embargo, consideraba el arte:

Como una fuente de agua viva [cuyo] gran valor consiste en que permite la introspección y nos salva un poco de ser devorados por el sistema atroz y absurdo en que vivimos. [El arte era] la única posibilidad de sacar todo lo bello y grande que hay en el ser humano (Tovar de Teresa, 1996, p. 5).

Así que, cuando le tocaba hacer el arte de la arquitectura, sin duda sacaba lo mejor de sí.
Fue fiel a sus principios arquitectónicos, desarrollados con rigor y dominio: la expresividad de la forma purista y neoplasticista, muchas veces como consecuencia de la estructura, fue una posición que nunca abandonó a pesar de la llegada de lo posmoderno. La fluidez y continuidad de sus espacios interiores y exteriores, la maestría para los funcionamientos complejos y la congruencia entre los materiales, formas y espacios con los aspectos ambientales del sitio, entre otros aspectos, así lo demuestran.
El pintor y arquitecto Fernando García Ponce, uno de los mejores artistas mexicanos del siglo XX, falleció en 1987 en la ciudad de México. En los últimos años, su mundo psíquico y su vida personal estuvieron atravesados por el caos, estado del que siempre pudo salir si era para sumergirse en su arte, ya fuera la arquitectura o la pintura.

NOTAS

1. Denominación que reciben las personas originarias del estado de Yucatán en México.

2. El Arquitecto Agustín Hernández (n. 1924) egresó de la misma facultad en 1954. Su arquitectura monumental estuvo marcada por las corrientes del funcionalismo integral, con apego a doctrinas racionales y presencia escultórica con modulación geométrica (Canales y Hernández Gálvez, 2011).

3. Algunos de sus proyectos y obras desde los años cincuenta fueron: los colegios Montejo de los hermanos maristas, América y Mérida; el parque de béisbol Julio Molina conocido como el “Carta Clara”, la Iglesia de Fátima y el Tecnológico de Mérida, entre otros. El ingeniero Álvaro Ponce Peón (1928-2008) realizó sus estudios de ingeniería civil en la Universidad de Dayton, en Ohio, Estados Unidos, y obtuvo su título en 1951. El ingeniero Ulises González Torre realizó sus estudios en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Yucatán.

4. El arquitecto Leopoldo Tommasi López (1899-1976) fue autor del libro La ciudad de ayer, de hoy y de mañana, publicado en 1951. Desde 1950 y por casi veinte años fue crítico de urbanismo y arquitectura de Mérida. Además, fue escultor de tendencia neomaya y art decó, que desarrolló principalmente durante la segunda y la tercera década del siglo XX.

5. La fecha inicial señalada corresponde al año de desarrollo del proyecto y la segunda a la conclusión de la obra. Se enuncian sólo los proyectos que tienen identificados los años de construcción. Falta añadir a esta lista otros de menor dimensión y que no cuentan con referencias temporales. Para las casas habitación, a pesar de que se tienen identificadas las obras, no se cuenta con los datos exactos de las fechas.

6. En esta tabla se señalan las exposiciones que realizó en la Ciudad de México con producciones nuevas. En 1966 García Ponce declaraba que ya había expuesto su obra fuera de México: en Colombia, Argentina, Chile, Cuba, India, Bélgica, Japón, España y Alemania (Entrevista de Josefina Helguera a Fernando García Ponce, 3 de abril de 1966).

7. Los salones ESSO fueron una iniciativa del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), para elevar la política cultural mexicana al nivel de otros países. En esta edición su principal interés era que las obras premiadas participaran en el Salón Interamericano, con sede en la Unión Panamericana de Washington, un marco excelente de difusión.

8. Realizó al menos diez proyectos para la constructora CUALSA, de la que era socio con el Ingeniero Álvaro Ponce Peón.

9. Una primera aproximación a este tema se ha desarrollado en González Canto (2007).

10. Entrevista de la autora al ingeniero Álvaro Ponce Peón, 25 de mayo de 2007.

11. La obra se concluyó en el mes de mayo de 1968 e inaugurada el 2 de junio del mismo año. Diario de Yucatán, 25 de mayo de 1968 y 3 de junio de 1968. La inversión realizada fue de diez millones de pesos, cifra significativa que habla de la importancia de ese proyecto.

12. Entrevista de la autora realizada al ingeniero Álvaro Ponce Peón, 13 de mayo de 1996.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Borràs, M. L. (1992). Fernando García Ponce. Ciudad de México, México: Fomento Cultural de Banamex A. C.         [ Links ]

2. Canales, F. y Hernández Gálvez, A. (2011). 100x100 Arquitectos del siglo XX en México. Ciudad de México, México: Arquine.         [ Links ]

3. Diario de Yucatán (16 de enero de 1962).         [ Links ]

4. Diario de Yucatán (17 de enero de 1962).         [ Links ]

5. Diario de Yucatán (13 de agosto de 1964).         [ Links ]

6. Diario de Yucatán (25 de mayo de 1968) pp. 2 y 10.         [ Links ]

7. Entrevista de Josefina Helguera a Fernando García Ponce. (3 de abril de 1966). Novedades de Yucatán, p. 3.         [ Links ]

8. González Canto, E. (2007). Expresiones del alma. La pintura y la arquitectura de Fernando García Ponce. En M. Peraza Guzmán (Coord.), La memoria inmediata. Patrimonio siglo XX. Mérida, México: Facultad de Arquitectura, Universidad Autónoma de Yucatán.         [ Links ]

9. Tommasi López, L. (28 de octubre de 1964). La Clínica de Mérida. Diario de Yucatán.         [ Links ]

10. Tovar de Teresa, G. (1996). Repertorio de artistas en México. Artes plásticas y decorativas. Volumen II. Ciudad de México, México: Grupo Financiero Bancomer.         [ Links ]

BIBLIOGRAFÍA

1. Casares, R., Duch, J., Antochiw, M. y Zavala, S. (1998). Clínica de Mérida. Yucatán en el tiempo. (p. 254). Tomo II. Mérida, México: Inversiones cares, S.A. de C.V.

2. García, J. (1987). 1933-1987 Pinturas, Collages y Gráfica. Ciudad de México, México: Instituto Nacional de Bellas Artes.

 

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