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Boletín de Estética

versión On-line ISSN 2408-4417

Bol. estét.  no.55 Buenos Aires jun. 2021

 

Comentarios bibliográficos

Federico Monjeau. Viaje al centro de la música moderna. Conversaciones con Francisco Kröpfl. Buenos Aires: Gourmet Musical, 2021, 102 páginas

Pablo Fidanza1 

1 UBA

Siguiendo con la referencia a Julio Verne, Federico Monjeau bien podría haber escogido como título para su libro La vuelta a la música moderna en 80 páginas. Sus conversaciones con el compositor Francisco Kröpfl representan un recorrido exquisito por la historia de la música del siglo xx, desde el atonalismo libre de Arnold Schön-berg hasta la música electroacústica, de la que el entrevistado ha sido un pionero en Latinoamérica.

Como en cualquier excursión, la pericia del guía es clave para que el viajero pueda apreciar en toda su dimensión lo que está contemplando. Ésta es la suerte del lector del libro: en sus páginas, Kröpfl lo interioriza en sus criterios para el análisis musical, comparte el contenido de sus lecciones de composición y, en general, exhibe la lucidez con la que ha reflexionado sobre la música a lo largo de sus 90 años de vida.

Quien guía e interpela al compositor en sus reflexiones es Federico Monjeau (1957-2021), crítico musical, docente e investigador de una sólida formación y extensa trayectoria. Que integrara hasta su fallecimiento el Comité Académico del Boletín de Estética. Tuve la suerte de asistir a sus clases de Estética Musical en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Airesy la lectura de su libro me hizo sentir la misma gratificación que experimentaba en las aulas de la calle Puán. Al igual que Kröpfl, Monjeau fue un maestro lúcido, generoso, que inspiraba a sus estudiantes y les desplegaba nuevos mundos.

Viaje al Centro de la Música Moderna llegó a publicarse casi al mismo tiempo que el fallecimiento de su autor, en enero de este año. En lo personal, experimenté su lectura como una despedida del maestro y me sentí afortunado de que Monjeau hubiera llegado a preparar la obra para la imprenta.

El libro presenta el atractivo de que no se trata de entrevistas sino de conversaciones entre amigos. La intimidad entre Monjeau y Kröpfl se trasluce en las páginas del libro. Por momentos el lector tiene la impresión de que guardan la relación de maestro y discípulo, pero nunca siente la frialdad de una entrevista. No se percibe a un entrevistador con preguntas preparadas, sino que la conversación entre ambos fluye con naturalidad. De hecho, los encuentros que dieron lugar al libro solían extenderse más horas que las pautadas y terminaban en las mesas de algún bodegón porteño.

A menudo la música contemporánea genera extrañeza e incluso rechazo por parte del público. Se la acusa de antinatural, fría por su racionalidad y dirigida a un auditorio restringido. A pesar de su erudición y tecnicismo (o quizás por estos motivos), la virtud del libro es que produce el efecto contrario en el lector: comprender lo que está detrás de la música del siglo xx, explicado con claridad por un compositor de nuestro medio, la vuelve mucho más cercana y afable.

El libro tiene dos ejes. Una parte está dedicada a la reflexión técnica sobre el arte de la composición y el análisis musical. En palabras de Kröpfl, “el arte es un misterio, pero eso no debe ser un pretexto para no intentar indagar lo más profundamente posible en los detalles del proceso discursivo”. La otra parte del libro está enfocada en la biografía del compositor: su vida, intereses y reflexiones, siempre en relación con la música por supuesto.

Discípulo de Juan Carlos Paz, Francisco Kröpfl inicia su carrera musical en la década de 1950. La postguerra constituye un momento particularmente difícil para la historia de la música. El gesto de la época consiste en desligarse de la herencia musical del pasado. Ni siquiera quedan exceptuadas figuras como Schönberg, quien, a pesar de su ruptura del sistema tonal, es criticado por seguir utilizando formas clásicas. Entonces aparecen intentos de renovación desde Estados Unidos, con la introducción del azar de la mano de John Cage, así como el serialismo en Europa con Pierre Boulez y Karlheinz Stock-hausen. A los obstáculos que debía sortear la música en Europa o Estados Unidos, se suma la ubicación periférica de Buenos Aires en la escena musical académica.

En este contexto recibe su educación musical y busca abrirse camino el joven Kröpfl. El libro relata este proceso: su amor por el jazz, sus estudios con Juan Carlos Paz, la rivalidad de su maestro con Alberto Ginastera (quien sin embargo fue generoso con él y le abrió puertas), su apertura de una galería de arte moderno en la que expusieron figuras como Emilio Pettoruti, su colaboración con artistas de otros géneros, su encuentro con Pierre Boulez en Buenos Aires, la dificultad para acceder a las obras contemporáneas (cuyas esquivas partituras debían ser copiadas a mano) y su pequeño acto de vandalismo al violentar las cerraduras de una vitrina para acceder a una partitura de Schönberg.

Después vendrán su acercamiento a la música electroacústica. Según nos explica, “música electroacústica” es la denominación que recibe la fusión de dos estéticas antagónicas que surgen a fines de los 40’ y principios de los 50’. Por un lado, la música concreta, que realiza montajes a partir de sonidos grabados por micrófonos del ámbito natural; por el otro, la música electrónica, que utiliza sonidos generados electrónicamente. Kröpfl acuña el término “poéticas sonoras” para referirse a estas innovaciones artísticas. Desde su concepción, la música sería la más antigua de estas poéticas sonoras.

Kröpfl funda una tradición en música electroacústica en la Argentina y la desarrolla a través de su trabajo en diversas instituciones. En 1958 funda el Estudio de Fonología Musical en la Universidad de Buenos Aires. Para llevarlo a cabo, convence a las autoridades académicas del proyecto, así como consigue equipamiento y diseña dispositivos que no existían comercialmente, necesarios para la composición de música electrónica. Más tarde, en la década de 1970, dirige el laboratorio de música electrónica del Instituto Di Tella hasta que el hostigamiento militar y la crisis económica provocan el cierre de la institución. Sin embargo, logra rescatar los equipos para continuar su actividad en el Centro de Investigaciones en Comunicación Masiva, Artes y Tecnología de la Ciudad de Buenos Aires. Ya en la década de 1980 está al frente del Laboratorio de Investigación y Producción Musical del Centro Cultural Recoleta. Desde estas instituciones desarrolla una prolífica carrera compositiva y sus obras recorren los escenarios del mundo. En paralelo se dedica a la docencia, convirtiéndose en maestro de músicos y compositores.

Las vidas de los grandes artistas en general y de los compositores en particular, han estado cubiertas de un halo de misterio y han generado fascinación en los melómanos a lo largo de la historia. Escudriñar en la biografía de Kröpfl, narrada en primera persona e interpelada por Monjeau, es un placer que recomiendo. Por su brevedad y carácter oral, Viaje al Centro de la Música Moderna puede ser degustado de un bocado, así como saboreado largamente en el paladar.

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