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Boletín de Estética

versión On-line ISSN 2408-4417

Bol. estét.  no.55 Buenos Aires jun. 2021

 

Comentarios bibliográficos

Lucía Stubrin. Bioarte. Poéticas de lo viviente. Santa Fe: Ediciones UNL; Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Eudeba, 2020, 160 páginas

Natalia Matewecki1 

1 UNLP-IHAAA/UNA-IIAA

Este libro es el resultado del trabajo de investigación que Lucía Stubrin ha desarrollado durante su beca doctoral y posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (conicet); beca doctoral de la European Commission Erasmus Mundus en la Université de Strasbourg; beca posdoctoral de la Fundación Carolina en la Universidad de Salamanca; y como integrante del colectivo Ludión: Exploratorio Latinoamericano de Poéticas/Políticas Tecnológicas, dirigido porClaudia Kozak, en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires.

En este recorrido, la autora ha estado en contacto con los actores y las instituciones partícipes del bioarte con el objetivo de configurar un panorama acerca de este género artístico en cruce con la ciencia y la tecnología. El libro es una interesante propuesta que invita a reflexionar sobre las relaciones y las tensiones que se producen en el interior de esta práctica a nivel local y global.

El bioarte es un género híbrido e interdisciplinario que requiere conocer diversos conceptos, léxi-cos y procedimientos de áreas que, alguna vez, han sido definidas como antagónicas. Quienes provienen del mundo del arte deben interiorizarse en métodos, protocolos y experimentos vinculados a la Biología y a la Biotecnología; quienes provienen del área de la ciencia, ya sea como productores o colaboradores en proyectos artísticos, deben ingresar en un mundo poético en el que el criterio de verdad puede ser distinto del que ellos conocen; y aquellos que provienen del campo de la investigación teórica, como Lucía, deben sumergirse en ambos mundos. Es por esta razón que este libro se propone como una inmersión en el mundo del bioarte.

En el primer capítulo, se plantea una trayectoria por la configuración del campo científico en el que se reconstruyen las derivas que han tenido las ciencias de la vida durante el siglo xx, hasta la llegada y consolidación de las ciencias biotecnológicas. El primer hito en este camino lo constituye el modelo helicoidal propuesto por James D. Watson y Francis Crick en 1953, conocido como adn, que permitió la unificación del campo de investí-gación de la Biología molecular. El adn recombinante, el Proyecto Genoma Humano y la oveja Dolly son algunos de los proyectos más conocidos que se mencionan y que intentan circunscribir los límites de la Biotecnología, una disciplina interdisciplinaria -o como sostiene la autora- una disciplina indisciplinada, por la dificultad de encasillarla como disciplina en sí misma, dado que se nutre de varias otras como la Biología molecular y la Ingeniería genética.

En este sentido, el problema de establecer una definición de la biotecnología es comparable con la dificultad de definir el bioarte, debido a la combinación de procedimientos, recursos y técnicas implicados, así como por la variedad de propuestas estéticas que resultan de estos cruces.

De aquí se desprende la pregunta que da inicio al segundo capítulo: “¿Qué tienen en común una coneja transgénica, un cuadro pintado con bacterias y un planisferio de adn?”. A partir de estos tres ejemplos se da cuenta de la pluralidad de técnicas, formatos y soportes que manifiestan las producciones de arte y biotecnología, ya sea que se trate de obras vivas, obras estáticas u obras interactivas.

Pese a las diferencias que se distinguen, en realidad, en este apar-tado se intenta encontrar aquello que las obras tienen en común y que permite unificarlas bajo una misma categoría. En esta búsqueda, Stubrin advierte una obsesión por definir que rodea al campo de los productores, teóricos y gestores culturales del bioarte. A un profundo análisis de los aportes de especialistas del ámbito internacional como Eduardo Kac, Robert Mitchell y Jens Hauser, la autora le suma la mirada local de estudiosos argentinos que contribuyen al debate sobre la sistematización de este concepto en construcción.

Si en el primer capítulo se aborda el aspecto científico y en el segundo se analiza la dimensión artística, en el tercero se expone el rasgo más destacado y característico del bioarte: su interdisciplinariedad. El rol de las instituciones que posibilitan el trabajo conjunto de artistas, técnicos, científicos, ingenieros, teóricos y curadores, entre otros, es fundamental para legitimación y la consolidación de esta práctica híbrida. Entre los espacios mencionados, aparecen el festival Ars Electronica, el festival Ars Futuray el Concurso vidade la Fundación Telefónica como tres entidades internacionales que dieron impulso a la producción de bioarte. En el ámbito regional, se despliegan el Festival Artmedia, el en-cuentro fasey la Bienal Kosicecomo lugares para la experimentación y la investigación interdisciplinaria.

Otro aspecto para destacar en este tercer capítulo son los laboratorios y los centros especializados en la investigación y la producción de proyectos de bioarte. Stubrin realiza un riguroso análisis comparativo entre el laboratorio Symbioticade la Universidad de Western Australia, en Perth, Australia -considerado el primer laboratorio del mundo de esta especialidad-, y la propuesta local de la mano del Laboratorio Argentino de Bioarte (biolab) de la Universidad Maimónides, en Buenos Aires, Argentina.

En esta descripción de las instituciones figuran, también, Incubator, Fluxmedia, la Asociación Finlandesa de Bioartey una larga lista de programas y residencias en arte, ciencia y tecnología que ilustran la variedad, los imaginarios y la tensión de la actual escena bioartística.

El ejercicio de pensamiento crítico que Stubrin asume a lo largo del volumen culmina con un epílogo en el que expone el valor que tiene el bioarte para las ciencias sociales y humanas por su contribución a la reflexión política, ética y técnica; el poder de transformación que implica el trabajo colaborativo interdisciplinario; y las nuevas posibilidades de construcción del conocimiento.

Con una mirada aguda sobre el fenómeno, Bioarte. Poéticas de lo viviente brinda valiosos aportes que, desde la Epistemología, la Estética, la Historia de la Biología y la Filosofía, abordan tanto las condiciones de producción de este género como las consecuencias de la práctica bioartística en el mundo y en la región.

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