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Revista psicodebate: psicología, cultura y sociedad.

On-line version ISSN 24516600

Rev. psicodebate: psicol. cult. soc. vol.19 no.1 Ciudad de Buenos Aires June 2019

 

ARTÍCULOS

Fortalezas de carácter como predictoras de resiliencia en adultos mexicanos

 

Norma Alicia Ruvalcaba Romero1, Mercedes Gabriela Orozco Solis2, Laura Nadhielii Alfaro Beracoechea3 y Héctor Rubén Bravo Andrade4

1, 2, 3, y 4 Universidad de Guadalajara, México; nruval@hotmail.com

http://dx.doi.org/10.18682/pd.v1i1.803


RESUMEN

En la Psicología positiva el estudio del buen carácter concibe las virtudes como rasgos centrales considerados como valores universales, mientras que las fortalezas son las características psicológicas valoradas moralmente que componen esas virtudes. La resiliencia, por su parte, comprende un proceso dinámico de adaptación exitosa a situaciones adversas a partir de recursos internos y externos. El objetivo del presente estudio fue analizar el valor predictivo de las fortalezas humanas sobre los componentes de la resiliencia en población mexicana. Se aplicó el Inventario de Fortalezas y Virtudes (IVyF), así como la versión validada para México de la Escala de Resiliencia para adultos (RSA) a 590 personas residentes de Guadalajara, Jalisco. Mediante análisis de regresiones lineales, se encontró que las fortalezas de carácter que mejor predicen los factores de la resiliencia son: gratitud, inteligencia social y perspectiva. Los resultados se contrastan con estudios previos y se discuten implicaciones y sugerencias para nuevos estudios.

Palabras clave: Psicología positiva; Carácter; Virtudes; Fortalezas; Resiliencia.

ABSTRACT

Character strengths as predictors of resilience in mexican adults

In Positive Psychology, the study of good character conceives the virtues as central traits consider as universal values, while strengths are psychological characteristics morally valued that compose those virtues. On the other hand, Resilience is a dynamic process of successful adaptation to adverse situations through internal and external resources. The aim of this study was to analyze the predictive value of human strengths in resilience components on Mexican population. The Inventory of Strengths and Virtues (IVyF) and the Mexican adaptation of the resilience scale for adults were applied to 590 residents of Guadalajara, Jalisco. Through lineal regression analysis, it was found that the best predictors of resilience factors are gratitude, social intelligence and perspective. The results are contrasted with other studies and implications and suggestions for future research are discussed.

Keywords: Positive psychology; Character; Virtues; Strengths; Resilience.


 

La psicología positiva se ha posicionado como una propuesta científica que tiene entre sus principales objetivos el identificar y promover el desarrollo de las características personales y sociales que favorecen una mayor calidad de vida y bienestar en los seres humanos (Ferragut, Blanca & Ortiz-Tallo, 2014). Una de las áreas que ha tenido mayor impulso dentro de esta propuesta es el estudio de los rasgos de personalidad positivos (buen carácter), los cuales promueven que el individuo se desarrolle de una manera óptima e interactúe satisfactoriamente con su entorno (Martínez-Martí, 2006).
Peterson y Seligman (2004) fueron los autores que propusieron que el “buen carácter” se compone de dos elementos, que pueden ser medibles y cambiantes a lo largo de la vida: las virtudes y las fortalezas. Las virtudes humanas son definidas como rasgos centrales de carácter, considerados como valores universales. Las fortalezas son las características psicológicas, valoradas moralmente, que componen dichas virtudes (Park & Peterson, 2008), es decir, representan formas observables, por medio de las cuales las virtudes se hacen manifiestas.
Con la finalidad de sistematizar el estudio de los componentes positivos del carácter, Peterson y Seligman (2004) propusieron una clasificación que se posicionó como una herramienta ampliamente utilizada para medir las fortalezas humanas. En esta categorización, se propone la existencia de 24 fortalezas que componen seis virtudes, cuya organización se presenta en la tabla 1.

Tabla 1. Clasificación de virtudes y fortalezas de carácter.

Las fortalezas humanas tienen un efecto psicológicamente satisfactorio para el individuo, por lo cual, mantienen una relación estrecha con el bienestar (Castro-Solano & Cosentino, 2016; Seligman, 2011). Esta interacción se hace presente tanto en situaciones favorecedoras como ante eventos adversos, observando que las fortalezas promueven también que el sujeto afronte más eficientemente la adversidad e, inclusive, crezca personalmente después de enfrentar eventos negativos (Duan & Guo, 2015; Hernández, González-Arratia, Valdez & Zarza, 2015; Martínez-Martí & Ruch, 2016; Peterson, Park, Pole, D’Andrea & Seligman, 2008). Esto sucede de tal manera que aquellos elementos o estrategias que favorecen el desarrollo de las fortalezas de carácter incrementan también la resiliencia, la cual funge como un factor protector ante desórdenes psicológicos y otras posibles adversidades (Peterson & Seligman, 2004).
A pesar de que no existe una definición completamente aceptada de resiliencia, en general puede ser entendida como un proceso dinámico por medio del cual el individuo afronta una situación adversa, donde recursos internos y externos interactúan para permitirle adaptarse exitosamente a la adversidad (González & Valdez, 2011; Hjemdal, Friborg, Stiles, Rosenvinge & Martinussen, 2006).
Además del papel que juegan la cohesión familiar y el apoyo social recibido fuera de la familia, las disposiciones personales constituyen otros de los factores que influyen en la generación de una respuesta resiliente (Hjemdal Friborg & Stiles 2011, 2012). Diversas investigaciones han tenido como objetivo identificar las características de personalidad que favorecen la resiliencia, encontrando que factores como las habilidades intelectuales y socioemocionales, la autoeficacia, autonomía, estrategias de afrontamiento, entre otras, son elementos que juegan un papel importante (Aydogdu, Celik & Eksi, 2017; Bermejo, Magaña, Villacieros, Carabias & Serranos, 2012; Kinman & Grant, 2011).
Aunado a las variables anteriores, las fortalezas de carácter también han sido identificadas como elementos que promueven una respuesta resiliente frente a la adversidad. Inclusive los trabajos de Martínez-Martí y Ruch (2016) mencionan que el desarrollo de las fortalezas humanas aumenta la varianza respecto a la resiliencia, incluso una vez controladas otras variables como las sociodemográficas, el afecto positivo, la autoeficacia, el optimismo, el apoyo social y la satisfacción con la vida. Dentro de ese mismo trabajo, las fortalezas humanas que se correlacionan directamente con la resiliencia son la esperanza, vitalidad y valentía, encontrando que los predictores más fuertes son las fortalezas emocionales (vitalidad, valentía, amor, inteligencia social y humor) y de control (persistencia, honestidad, perspectiva, prudencia y autorregulación).
El estudio de la relación entre las fortalezas humanas y la resiliencia es un campo poco abordado dentro de los trabajos de investigación existentes. La mayor parte de los estudios enfocados a analizar el papel que juegan las fortalezas cuando el individuo se enfrenta a eventos adversos se orientan más hacia el análisis de la influencia que tienen las fortalezas en el alcance de un crecimiento postraumático (Duan & Guo, 2015; Peterson et al., 2008; Schueller, Jayawickreme, Blackie, Forgeard & Roepke, 2015). Resulta indudable que es importante conocer los rasgos de carácter que favorecen que el individuo no solo afronte una situación adversa, sino que logre desarrollarse a partir de ese evento. Sin embargo, el rol que tienen esas características de personalidad en la manera de afrontar los eventos adversos es un tema importante, porque la resiliencia frente a la adversidad es el punto de partida para que el sujeto pueda llegar a experimentar un crecimiento personal a través de ella. Por lo tanto, el objetivo de este trabajo es analizar el valor predictivo que tienen las fortalezas humanas sobre los componentes de la resiliencia específicamente en población mexicana.

MÉTODO

Participantes
Se trata de una muestra no aleatorizada, por conveniencia. Está constituida por 590 personas con una edad comprendida entre los 17 y los 73 años de edad (M = 28.34 DE = 12.43), de las cuales el 33% son estudiantes universitarios y el 67% población general, todos residentes de la Zona Metropolitana de Guadalajara. El 31% son varones y el 69% mujeres. El rango de escolaridad oscila entre primaria concluida y posgrado.

Instrumentos
Sociodemográficos. Se evaluaron los datos sociodemográficos a través de un instrumento en el que se preguntó sobre la edad, género, ocupación, municipio de residencia, estado civil y escolaridad.
Inventario de Valores y Fortalezas (IVyF; Cosentino & Castro Solano, 2015). Se trata de un inventario desarrollado para evaluar las fortalezas del carácter según la clasificación de Peterson y Seligman (2004), que incluye 24 ítems bipolares con cinco opciones de respuesta tipo Likert, en la cual, los encuestados indican en qué grado se parecen más a dos auto descripciones opuestas en función de cada una de las fortalezas. El instrumento ha mostrado una adecuada confiabilidad evaluada a través de la estabilidad test-retest, donde r para cada uno de los reactivos osciló entre .73 y .92 (Cosentino, 2010).
Escala de Resiliencia para adultos (RSA; Friborg, Hjmdal, Rosenvinge & Martinussen, 2003), versión validada en México por Ruvalcaba, Villegas, Gallegos, Morales & Macías (2014), consta de 37 reactivos que contienen 5 factores: Competencia Personal (a = .902), Competencia Social (a = .856), Cohesión Familiar (a = .922), Soporte Social (a = .891) y Estructura Personal (a = .774). La estructura de la escala es tipo Likert con 7 puntos de respuesta.
Escala de Deseabilidad Social (Marlowe & Crowne, 1960). Adaptación a población mexicana por Lara y Suzan (1988). Esta escala de 33 reactivos dicotómicos se utilizó con el fin de identificar aquellos sujetos con un puntaje superior a lo normal (Lara, 1990).

Procedimiento
Previa capacitación de estudiantes de pregrado, se les solicitó aplicaran los instrumentos en distintos ámbitos organizacionales y comunitarios en población que asistió a los distintos programas de promoción de la salud mental organizados por el Departamento de Clínicas de Salud Mental de la Universidad de Guadalajara. Se solicitó así mismo la firma de consentimiento informado. Una vez realizada la recolección y captura de los datos, se procedió a su análisis en el programa estadístico SPSS v.21, y se llevaron a cabo análisis descriptivos, correlacionales y de regresión lineal.

RESULTADOS

En la tabla 2, se muestran los resultados descriptivos de las variables utilizadas en este estudio.

Tabla 2. Estadísticos descriptivos para las variables abordadas.

Con la intención de identificar las relaciones entre los factores asociados a la resiliencia y las fortalezas de carácter, se realizó un análisis de correlación cuyos principales resultados se encuentran en la tabla 3.

Tabla 3. Análisis de correlación entre los factores asociados a la resiliencia y las fortalezas de carácter. 

Como se puede observar, la mayoría de las correlaciones son pequeñas o moderadas (Cohen, 1992). Para identificar el probable nivel predictivo de las fortalezas sobre cada uno de los factores de la resiliencia, se realizó un análisis de regresión lineal -por el método de stepwise- (tablas 4 a 8). Cabe destacar que, para facilitar la lectura de los datos, en las tablas se incluyeron solo las fortalezas que mantuvieron la significancia estadística en el modelo.

Tabla 4. Análisis de regresión lineal con la competencia personal como variable dependiente.

Tabla 5. Análisis de regresión lineal con la competencia social como variable dependiente.

Tabla 6. Análisis de regresión lineal con la cohesión familiar como variable dependiente.

Tabla 7. Análisis de regresión lineal con el soporte social como variable dependiente.

Tabla 8. Análisis de regresión lineal con la estructura personal como variable dependiente

Como puede observarse de forma general, gratitud, inteligencia social y perspectiva fueron las fortalezas que se presentaron con más frecuencia en los modelos para las distintas variables dependientes que fueron consideradas en este estudio.
Los modelos de regresión lineal obtenidos oscilaron entre el 20% y el 42% de porcentaje explicado, e involucraron desde cuatro hasta ocho fortalezas de carácter con niveles de significancia estadística.

DISCUSIÓN

El objetivo del presente estudio fue analizar el valor predictivo de las fortalezas de carácter sobre los componentes de la resiliencia en una población mexicana. Entre los principales resultados se encontraron correlaciones positivas estadísticamente significativas entre las fortalezas y los factores de la resiliencia, hallazgos que coinciden con lo reportado en estudios previos (Hutchinson, Stuart & Pretorius, 2010; Martínez-Martí & Ruch, 2016).
Los resultados de los modelos de regresión permiten sostener que las fortalezas de carácter poseen un valor predictivo sobre los factores de la resiliencia. La presencia de gratitud y perspectiva coincide con las fortalezas más frecuentemente autopercibidas en población mexicana (Ruvalcaba, Gallegos & Morales, 2016).
El mayor valor predictivo se encontró en Competencia social, donde la combinación resultante de fortalezas explicó el 42% para esta variable. Los principales predictores fueron inteligencia social, humor y amor. Por su parte, apertura mental y modestia predijeron de manera negativa a esta variable.
Cosentino (2010) mediante el IVyF encontró un factor al que llamó fortalezas interpersonales, en el cual se agrupan la inteligencia social, el humor y el amor. Asimismo, Martínez-Martín y Ruch (2016) proponen una solución factorial para el cuestionario VIA de fortalezas personales, en la que la inteligencia social, el humor y el amor se agrupan en una dimensión llamada fortalezas emocionales; las cuales pueden ayudar a establecer y mantener relaciones sociales que acompañen la manera de enfrentar las adversidades.
De este modo, el desarrollo de inteligencia social, humor y amor favorece mayores grados de extraversión, estado de ánimo alegre, habilidad para iniciar actividades sociales, buena comunicación y flexibilidad en asuntos sociales, correspondientes a la Competencia social de la resiliencia (Friborg et al., 2003).
En cuanto a las fortalezas que predicen de manera negativa la Competencia social, se puede argumentar que, dado que la apertura mental se relaciona con el pensamiento crítico, el que las personas no critiquen los modelos normativos, sino que los acepten sin cuestionarlos, favorece sus relaciones sociales (Peterson & Seligman, 2004). Por su parte, el que la modestia prediga de forma negativa la Competencia social puede cobrar sentido en cuanto a que una persona que no modera la estimación de sus méritos (Peterson & Seligman, 2004) puede ser considerada en cierto grado como atractiva socialmente. Por otro lado, cabría hipotetizar si culturalmente se ha fomentado esta fortaleza en merma de la autoestima.
El factor Competencia personal arrojó una composición de fortalezas que explican el 37% de esta dimensión de la resiliencia. Las fortalezas con mayor valor predictivo fueron esperanza, inteligencia social y vitalidad. Cabe destacar que ciudadanía mostró un valor negativo en este modelo y en el de Estructura personal. Considerando que esta fortaleza de carácter incluye la responsabilidad social, lealtad y el trabajo en equipo, puede estar asociada a poner los intereses del grupo por encima de los personales (Peterson & Seligman, 2004), y de tal modo cobra sentido la asociación negativa hacia esta competencia que privilegia los aspectos personales por sobre los colectivos.
Conforme a Cosentino (2010), vitalidad y esperanza se ubican dentro de las fortalezas emocionales, mientras que la inteligencia social pertenece a las fortalezas interpersonales. Acorde con la estructura factorial descrita por Martínez-Martín y Ruch (2016), las variables que predicen de manera positiva la Competencia personal pertenecen a las fortalezas emocionales, mismas que abonan a la determinación, elemento de dicha competencia. Por su parte, Hutchinson et al. (2010) encontraron correlaciones positivas significativas entre la resiliencia y las virtudes trascendencia, humanidad y coraje, a las cuales pertenecen las fortalezas antes mencionadas.
De los anteriores hallazgos se desprende que esperanza, inteligencia social y vitalidad contribuyen a la autoestima, el autoconcepto, así como a una determinación y orientación realista hacia la vida, elementos de la Competencia personal de la resiliencia (Friborg et al., 2003).
La dimensión Soporte social arrojó un modelo que explicó el 28% de la varianza, mostrando los valores predictivos más altos en amor, imparcialidad y bondad. Desde la factorización de Cosentino (2010), amor y bondad se encuentran entre las fortalezas interpersonales, mientras que la imparcialidad se localiza en las fortalezas de control o restricción. Considerando que el factor Soporte social evalúa el apoyo de amigos y familiares, así como la intimidad y la habilidad del individuo para proveer ayuda, resulta sugerente pensar que la imparcialidad se encuentra dirigida a esta última habilidad, mientras que el amor y la bondad pueden estar referidas al soporte hacia figuras significativas y al establecimiento de intimidad.
En lo que respecta a la propuesta factorial de Martínez-Martín y Ruch (2016), imparcialidad y bondad se encontrarían entre las fortalezas interpersonales, las cuales, según los autores, promueven la resiliencia al mantener relaciones sanas con los demás en la comunidad.
Por su parte, el amor se ubica en las fortalezas emocionales. Es así que el amor, la imparcialidad y la bondad mejoran la capacidad de dar y recibir apoyo y el desarrollo de intimidad, partes constitutivas del factor Soporte social de la resiliencia (Friborg et al., 2003).
El factor Estructura personal se explicó en un 25%, principalmente por espiritualidad, persistencia y prudencia. De acuerdo con Cosentino (2010), dichas fortalezas se encuentran en las dimensiones teológicas, emocionales y de restricción, respectivamente, lo cual da cuenta de que las virtudes pueden operar en combinaciones diversas, tal como plantean Duan y Guo (2015).
Siguiendo a Martínez-Martín y Ruch (2016), espiritualidad se encuentra en las fortalezas teológicas, mientras persistencia y prudencia se ubican en las fortalezas de control o restricción, las cuales ayudan a mantener la voluntad para realizar metas en situaciones difíciles, lo que guarda una franca relación con la capacidad de sostener rutinas personales, planear y organizarse, tal como es descrita la dimensión Estructura personal de la resiliencia según Friborg et al. (2003).
Por último, Cohesión familiar obtuvo un valor predictivo del 20%, donde los valores más altos correspondieron a espiritualidad, autorregulación y gratitud. Desde la perspectiva de Cosentino (2019), autorregulación corresponde a las fortalezas emocionales, mientras que espiritualidad y gratitud pertenecen a las teológicas, coincidiendo en estas últimas con Martínez-Martín y Ruch (2016). Rivera-Heredia y Andrade (2010), han reportado que la expresión emocional favorece las relaciones intrafamiliares, mientras que Walsh (2004) ha identificado a la espiritualidad como un elemento constitutivo de la resiliencia familiar.
De los hallazgos antes mencionados se desprende que la espiritualidad, la autorregulación y la gratitud benefician la evaluación del conflicto familiar, la cooperación, el soporte y la organización, es decir, el factor Cohesión familiar de la resiliencia (Friborg et al., 2003).
Este trabajo identifica cuáles fortalezas tienen más influencia para el desarrollo de la resiliencia, de modo que favorezcan construir a largo plazo personas morales, sanas y felices (Park & Peterson, 2008). Finalmente se confirma que existe una relación entre las fortalezas de carácter y la resiliencia (Duan & Gou, 2015; Hutchinson et al., 2010). Después de todo, como señalan Schueller et al. (2015), un pequeño cambio en las fortalezas de la población puede tener un impacto social significativo.

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Recibido 25-02-2018
Aceptado 18-02-2019

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