Los avances en el ámbito de las ciencias de la salud han impactado en la estructura de la pirámide poblacional y en la esperanza de vida. Es necesario identificar factores conductuales que prevengan el deterioro cognitivo en la vejez para desarrollar estrategias que permitan mejorar la calidad de vida en esta etapa del ciclo vital (Cooper et al., 2015).
Existe un creciente cuerpo de investigación que sugiere que estilos de vida más activos y la participación en entornos de trabajo más complejos se asocian con mejores rendimientos cognitivos en la vejez (Stern et al., 2019). Investigaciones sobre el tema sugieren que los ambientes más estimulantes aumentan la reserva cognitiva (RC) del sujeto, lo que posteriormente en la vejez podría generar un efecto protector contra el envejecimiento cerebral (Stern, 2012). Según Stern et al. (2020), la idea de una reserva frente al daño cerebral surge de la observación de individuos que logran funcionar clínicamente frente a la patología cerebral. El estudio del estilo de vida y su impacto en la cognición a lo largo del tiempo tiene implicaciones para las políticas de salud y para el ámbito de la intervención clínica (Nelson et al., 2021). La teoría de la reserva cognitiva (RC) plantea que diversos aspectos referentes a los hábitos de vida y variables sociales, proveen al sujeto un bagaje de habilidades que le permiten enfrentar de manera más eficiente los cambios que se producen a nivel anátomo-fisiológico en el cerebro, como consecuencia de una injuria cerebral o una enfermedad degenerativa, retardando la aparición de los índices clínicos de la enfermedad (León-Estrada et al., 2017). En el marco de la hipótesis de la RC, varios estudios (Almeida-Meza et al., 2021; Heissler et al., 2021) señalan el papel beneficioso que tienen la educación, la ocupación laboral y las actividades del tiempo libre en el bienestar biopsicosocial de los adultos mayores, especialmente en lo que respecta a la cognición. La complejidad del trabajo suele estar determinada por indicadores objetivos. Una de las medidas más utilizadas en estudios que utilizan esta variable para determinar la complejidad de la actividad laboral es el Diccionario de Títulos Ocupacionales (DOT; Cain & Treiman, 1981). El DOT es un catálogo de ocupaciones desarrollado inicialmente en los Estados Unidos en 1939. En la cuarta edición del DOT, publicado en 1997 y basado en las observaciones de los analistas de puestos, se clasificaron más de 12.000 ocupaciones. El DOT clasifica las ocupaciones a partir de un código de 9 dígitos. Por ejemplo el código 092.227-010 corresponde al de profesor de escuela primaria. Los dígitos cuarto, quinto y sexto representan la complejidad ocupacional de la actividad en relación con el trabajo con datos, personas y cosas, respectivamente. El DOT (y adaptaciones locales de este instrumento) suele ser la herramienta más utilizada para categorizar la complejidad de la actividad laboral.
Diferentes estudios sostienen que aquellos trabajos que son más desafiantes respecto a las funciones cognitivas que se ponen en juego se asocian con un menor riesgo de presentar una merma en el rendimiento de los sujetos, e indican que aquellas actividades que implican un alto esfuerzo intelectual, interacción con otras personas y comunicación, han demostrado tener un impacto positivo en la conformación de la RC de los sujetos (Hakiki et al., 2021; Marquie et al., 2010). Una limitación importante en los estudios sobre el tema se refiere al uso de instrumentos de rastreo generales, siendo menores los trabajos que utilizan baterías de evaluación más específicas para diversas funciones cognitivas. Por lo que resulta de valor para el esclarecimiento del vínculo que existe entre la complejidad laboral y el rendimiento cognitivo en la vejez, la realización de estudios con baterías más amplias que indaguen el rol específico que estos aspectos del estilo de vida tienen en la modulación de las funciones cognitivas a lo largo del paso del tiempo. Sin embargo, existen trabajos que analizan la relación entre algunas habilidades cognitivas específicas y ocupación laboral y actividades del tiempo libre.
Estudios anteriores, por ejemplo, analizaron la influencia que presentan las condiciones ocupacionales sobre las funciones ejecutivas (Andel et al., 2015; Sörman et al., 2021). En ellos se observó que aquellos ambientes más enriquecidos, desafiantes y que demandan un tipo de actividad más compleja, producen un incremento en la flexibilidad cognitiva y que los ambientes laborales más simples disminuyen esta habilidad intelectual (Takagi et al., 2013). Otra investigación que apoya el vínculo entre la ocupación laboral y las habilidades cognitivas, incluidas la búsqueda visual y las funciones ejecutivas es la realizada por Biggs y Mitroff (2014) quienes encontraron mejores estrategias y habilidades de búsqueda visual en el personal de seguridad del aeropuerto. Por su parte Arbula et al. (2016) y Donka y Balogh (2022) encontraron mejor rendimiento en funciones ejecutivas en los controladores de tráfico aéreo y en los atletas profesionales, respectivamente, en comparación con sujetos controles del control. Otros estudios que analizaron el vínculo entre la complejidad laboral y la memoria de trabajo señalaron mejores rendimientos en esta capacidad cognitiva en músicos (Ding et al., 2018; Schneider et al., 2019) y en camareros de restaurantes (Zhao et al., 2023) . Por su parte Sorman, et al. (2021) analizaron en un estudio longitudinal el vínculo entre la memoria episódica en la vejez y la complejidad de la actividad laboral, indicando una asociación positiva entre ambas variables.
Si bien existen trabajos que analizan el impacto de la actividad en algunas funciones cognitivas como la memoria episódica, la memoria de trabajo, las habilidades visuoespaciales y las funciones ejecutivas, es menor el número de trabajos que analizan varios dominios cognitivos en el mismo estudio y estos suelen estar centrados en la actividad laboral no contemplando la actividad domestica o ambas en simultaneo.
Género, actividad y funcionamiento cognitivo
Las estadísticas respecto de la incidencia de las demencias en la actualidad son un dato que alarma a profesionales de la salud y población general. Se calcula que 55 millones de personas viven con demencias en todo el mundo, y que ese número aumentará a 139 millones para el año 2050, según una estimación de la Organización Mundial de la Salud (Livingston et al., 2020). Para América Latina, el cálculo era 2,3 millones de personas con demencias en 2010 y se estima que será de 7,8 millones para 2030 (Valero-Merino & Sánchez-Roy, 2023). En este contexto, la situación para las mujeres es más alarmante que para sus pares varones. Estudios anteriores (Chêne et al., 2015; Nebel et al., 2018) han demostrado que las mujeres tienen una incidencia significativamente mayor en la prevalencia de la Enfermedad de Alzheimer (EA). No resulta claro si esto se debe a que las mujeres suelen ser más longevas o si existen factores vinculados al género que produzcan esta divergencia. Las diferencias de género se derivan de factores biológicos, de salud y sociales que contribuyen de manera dispar al aumento del riesgo de desarrollar demencia (Levine et al., 2021).Los aspectos socioculturales contribuyen a las variaciones y alteración de trayectorias de la RC. Sin embargo son menores los estudios que analizan el rol del género como modulador de la cognición en la vejez. En el marco de los cambios que se produjeron en las últimas décadas respecto del lugar que las mujeres ocupan en la sociedad y en el mercado laboral, resulta de interés analizar el impacto que tiene la inequidad de género en la ocupación laboral en relación con el riesgo de desarrollar demencia (Nebel et al., 2018). En el siglo pasado, los hombres han tenido numerosas oportunidades de educación superior y logros ocupacionales superiores a los de las mujeres. De manera complementaria, Stern y Munn (2010) señalan que durante la década de 1950 gran parte de las mujeres tenía como ocupación principal el ser amas de casa. Estos autores señalan que este podría ser un posible obstáculo en la capacidad de desarrollar reserva cognitiva en comparación con sus contrapartes masculinas. Estudios científicos (Bianchi et al., 2000; Craig & Bittman, 2008) indican que las mujeres nacidas luego de la Segunda Guerra Mundial han pasado menos horas en el mercado laboral, en comparación con los varones y que solían cargar una mayor responsabilidad por el cuidado de la familia y las tareas del hogar. Por lo que resulta de interés analizar la situación de ventaja o desventaja en la que se encuentran las mujeres en relación con la exposición a ambientes más o menos complejos respecto a la estimulación provista por la actividad no laboral (Lee & Jean Yeung, 2019; Proulx et al., 2018). En lo que respecta a la ocupación del tiempo libre Fu et al. (2018) han indicado diferencias para hombres y mujeres respecto de influencia que la actividad tiene en algunos aspectos cognitivos. En relación con la actividad física, estudios previos han sugerido que las mujeres en general prefieren participar en actividades de intensidad más liviana, mientras que los hombres prefieren actividades de intensidad moderada a intensa, por lo que resultan más beneficiados en lo que respecta al vínculo entre actividad física y rendimiento cognitivo. Sin embargo, estudios que evalúan la relación entre la participación en actividades sociales y la cognición, indicaron un beneficio mayor en las mujeres (Liu et al., 2020).
Por lo tanto, resulta de interés analizar si la exposición a ambientes con diferentes niveles de complejidad pudiera ser un posible factor diferencial por género, que brinde información respecto del curso de deterioro cognitivo. Comprender la experiencia de género en el marco de la participación social y sus consecuencias para el funcionamiento cognitivo es crucial, no solo para el avance teórico, sino también para promover la igualdad de género en el envejecimiento productivo.
El objetivo del presente estudio ha sido, en primer lugar, describir y comparar las características de ocupación en el ámbito laboral y doméstico en un grupo de sujetos adultos mayores, varones y mujeres. De manera complementaria, se analizó la complejidad laboral y la complejidad de las tareas del hogar y su relación con diversos dominios cognitivos en sujetos de ambos géneros.
MÉTODO
Participantes
Los participantes en el estudio eran voluntarios mayores de 60 años que asistieron a un servicio de neurociencia cognitiva. Los datos se obtuvieron en el marco de evaluaciones neuropsicológicas realizadas a pacientes mayores de 60 años entre agosto y diciembre de 2021 en un Servicio de Neurociencia Cognitiva en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Partiendo de una base de datos inicial de 634 casos, se seleccionaron 146 sujetos para participar de la muestra del estudio. Solo los sujetos que completaron todas los pruebas, que firmaron el consentimiento y que cumplían los criterios de admisión, fueron incluidos en la muestra.
Los criterios de inclusión para la participación en este trabajo fueron: edad mínima de 60, ausencia de demencia u otras enfermedades neurológicas. Fueron utilizados como criterios de exclusión de participantes: diagnóstico previo de depresión u otras alteraciones psiquiátricas atendiendo a los criterios del DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013), diagnóstico previo de probable EA u otro tipo de demencia según los criterios NINCDS-ADRDA (McKhann et al., 1984) y DMS-5 (American Psychiatric Association, 2013), haber sufrido accidentes cerebrovasculares o intervenciones neuroquirúrgicas endocraneales, estar recibiendo tratamiento de quimioterapia, presentar alteraciones sensoriales o motoras que puedan interferir en el normal desempeño de las tareas propuestas y el consumo de sustancias que afecten al normal desempeño de las tareas.
Esta información fue corroborada por evaluación neuropsicológica y consulta neurológica, a partir de un cuestionario ad hoc sobre datos clínicos.
Para la selección de la muestra se tomaron en cuenta además los puntajes obtenidos por los sujetos en la batería de screening cognitivo, nivel funcional y estado de ánimo.
Se utilizaron como criterios de puntuación:
Screening cognitivo general: Mini Mental State Examination (MMSE) (Allegri et al., 1999) Se incluyeron solamente sujetos con valores mayores al puntaje de corte ajustado por edad y escolaridad. Para la evaluación del estado de ánimo, se aplicó el Inventario de Depresión de Beck (Beck et al., 1961; Brenlla & Rodríguez, 2006) debiendo ser el puntaje de los sujetos menor a 10 puntos. De manera complementaria, el nivel funcional del paciente se evaluó con el índice de Barthel (Mahoney & Barthel, 1965), y la puntuación obtenida debería ser superior a 60 puntos. Por otro lado, las actividades instrumentales de la vida diaria fueron evaluadas a través del Inventario de actividades instrumentales de la vida diaria (IADL) de Lawton y Brody (1969), en donde la puntación debía ser 0 puntos lo que indica independencia funcional total.
Materiales
a. Cuestionario de datos básicos. Evaluación de screening inicial
La información sociodemográfica se obtuvo a través de un cuestionario de datos básicos conformado por 5 preguntas cerradas de opción múltiple, las cuales indagaban aspectos vinculados a la edad, nivel de escolaridad, género, estado civil, nacionalidad y ocupación laboral principal.
b. Evaluación neuropsicológica
Incluyó los siguientes tests:
Memoria Lógica - Batería de Memoria de Signoret (Leis et al., 2018): Tarea que evalúa el recuerdo de una historia en forma inmediata y diferida. La puntuación máxima es de 12 ítems en total. Se obtienen dos puntajes, uno para cada instancia de recuerdo.
Test Auditivo Verbal España Complutense TAVEC (Benedet & Alejandre, 1998): Es un test de aprendizaje verbal que evalúa curva de aprendizaje, recuerdo inmediato, diferido y reconocimiento. El test permite analizar, además del recuerdo inmediato y diferido, la presencia de perseveraciones y diferentes tipos de intrusiones y falsos positivos.
Test de Denominación de Boston (Allegri et al., 1997): Es un test de denominación por confrontación visual. Se compone de 60 dibujos de objetos a denominar. El puntaje máximo es de 60 puntos.
Test de Fluencia Verbal (Burin et al., 2003): Fluencia fonológica: En esta tarea se requiere que los sujetos nombren, durante 60 segundos, la mayor cantidad de palabras posibles que comiencen con una letra determinada. La letra seleccionada en este estudio fue la letra P. Fluencia semántica: Evalúa la capacidad de evocar y nombrar palabras dentro de una categoría determinada y en un tiempo establecido, que suele ser 60 segundos. La categoría utilizada fue animales.
Trail Making Test Parte B (Margulis et al., 2018): En la Parte B de esta prueba, se evalúa principalmente flexibilidad, velocidad y secuenciación, además de atención dividida y capacidades motoras. El evaluado debe unir una serie de números y letras distribuidos en una hoja, teniendo que relacionar un número con una letra (números en orden ascendentes y letras según el orden del abecedario). La puntuación final de esta parte se obtiene sobre la base del tiempo transcurrido.
Dígitos inversos (Wechsler, 2002): En esta prueba se le pide al examinado que repita series crecientes de números en el orden inverso al que se le es presentado. El puntaje máximo posible es de 16 puntos.
Batería de evaluación WAIS III (Wechsler, 1997): En el presente estudio se incluyeron los siguientes sub-test:
- Vocabulario: En esta prueba, se solicita al sujeto que mencione la definición de diferentes palabras que se ordenan de más frecuentes a poco frecuentes, según su uso cotidiano. El puntaje máximo posible es de 66 puntos. Esta prueba revela capacidad de clasificación y conceptualización.
-Analogías: En esta tarea se le solicita al sujeto que, tras presentar en forma oral dos elementos, mencione características en común, en las que se parezcan. El puntaje máximo posible es de 33 puntos. La resolución de esta prueba pone en juego la habilidad para ordenar y clasificar conceptos semejantes.
- Cubos: Este es un test de viso-construcción que, además, permite evaluar la velocidad de ejecución. Se presentan 26 diseños que el paciente debe reproducir con cubos de seis caras que poseen diferentes patrones. El puntaje máximo es de 68 puntos, y se obtienen puntos extras en cada ítem por velocidad en la realización.
Para comparar el desempeño de los sujetos en las diferentes pruebas mencionadas, todas las puntuaciones de las escalas cognitivas se transforman en puntuaciones z . Se consideran como alteradas aquellas pruebas en las que el sujeto obtiene una puntuación z < -1.5 (Burin et al., 2007).
c. Trayectoria ocupacional:
Cuestionario sobre Agenciamiento de la Actividad Laboral (CAAL) (Feldberg et al., 2016; Kohn & Schooler, 1983). Este cuestionario es una adaptación al español del instrumento desarrollado por Kohn y Schooler (1983) y evalúa los efectos psicológicos de la complejidad ocupacional. Consta de 9 preguntas abiertas y cerradas con alternativas fijas que evalúan diferentes aspectos relacionados con la ocupación laboral principal. Se evalúa a partir de preguntas abiertas, que luego son categorizadas por el entrevistador capacitado para tal efecto, de acuerdo con una tabla de clasificación, donde se presentan los diferentes niveles de complejidad ocupacional para el trabajo con diferentes materiales (datos, personas y cosas) y la complejidad global de la actividad. Esta clasificación fue realizada por Kohn y Schooler (1983) sobre la base del Dictionary of Occupational Titles (DOT), 3rd edition U.S. Department of Labor (Cain & Treiman, 1981). La evaluación de esta dimensión se realiza a través de escalas tipo Likert. La complejidad general de la ocupación principal se valora en una escala que va de 1 (tarea de mínima complejidad en donde, por ejemplo, se incluyen tareas laborales sencillas y rutinarias que se pueden realizar de manera muy simple en paralelo a otras actividades y de manera satisfactoria) a 7 (tarea de máxima complejidad, en donde se incluyen actividades que implican, por ejemplo, el armado de un sistema complejo de análisis y síntesis de datos con muchas variables complejas y donde los resultados obtenidos suelen ser impredecibles). Se tarda aproximadamente 15 minutos en administrar el CAAL. Para el presente estudio, se solicitó tener en cuenta la ocupación laboral principal del sujeto entrevistado, previo a jubilarse.
d. Cuestionario de complejidad de las tareas domésticas del hogar (Schooler et al., 1984)
Este instrumento es una versión paralela desarrollada por Kohn y Schooler (1983) para el ámbito laboral, en donde se adaptaron las preguntas del cuestionario a las tareas del ámbito doméstico. Consta de 9 preguntas abiertas y cerradas con alternativas fijas, que evalúan diferentes aspectos relacionados con las actividades domésticas. Se evalúa a partir de preguntas abiertas que luego son categorizadas por el entrevistador capacitado para tal efecto, de acuerdo con una tabla de clasificación, donde se presentan los diferentes niveles de complejidad ocupacional para el trabajo con diferentes materiales (datos, personas y cosas) y la complejidad global de la actividad. La evaluación de esta dimensión se efectúa a través de escalas tipo Likert. La complejidad general principal se valora en una escala que va de 1 (tarea de mínima complejidad) a 7 (tarea de máxima complejidad). En este caso se adaptaron al mundo de la actividad doméstica los ejemplos presentados de las tareas correspondientes a los tres dominios: tareas del ámbito doméstico que impliquen la interacción con datos, personas y cosas.
Procedimiento
Los instrumentos de evaluación fueron administrados a través de una entrevista estructurada individual, con una duración aproximada de 60 minutos. Todos los sujetos confirmaron su voluntad de participar en el estudio a través de la firma del consentimiento informado, el cual fue aprobado por el comité de ética de la institución donde se realizó el estudio. El estudio se llevó a cabo de acuerdo con la última revisión de la Declaración Helsinki, dictada en 1964 (Asociación Médica Mundial, 2001) y las autoridades del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
RESULTADOS
Para llevar a cabo los análisis de datos estadísticos se utilizó el paquete para Ciencias Sociales-SPSS, versión 20.0. En cuanto a los análisis estadísticos efectuados, en primer lugar, se analizaron las distribuciones de cada una de las medidas obtenidas y se obtuvieron los estadísticos descriptivos. A continuación, se analizaron diferencias entre los grupos de varones y mujeres en las medidas de complejidad laboral y de tareas del hogar. Consecutivamente, se analizaron diferencias en las medidas de rendimiento cognitivo (memoria, funciones ejecutivas y lenguaje) y finalmente se procedió a realizar un análisis de correlaciones entre las medidas obtenidas de complejidad laboral y de tareas del hogar y de rendimiento cognitivo.
A continuación, se presentan los resultados obtenidos en función del objetivo planteado.
En la tabla 1 se presentan los datos sociodemográficos correspondientes a los sujetos participantes. De forma general, se observa que el mayor porcentaje de la muestra pertenece al género femenino (65%). En relación con las características sociodemográficas de los varones, se advierten los mayores porcentajes en estado civil casado (86%) siendo las ocupaciones principales: alto ejecutivo o empresario (26%), empleado (19%) y comerciante (18%). Para las mujeres, los mayores porcentajes se ubican en estado civil casada (50%) siendo las principales ocupaciones: comerciantes (39%), oficios varios (20%), empleada (17 %) y profesional independiente (11%).
Hombres ( n = 51) |
Mujeres ( n = 95) |
|
---|---|---|
Nacionalidad | ||
Argentina ( n , %) |
47 (92%) |
89 (94%) |
Extranjero ( n , %) |
4 (8%) |
6 (6%) |
Estado civil | ||
Soltero ( n , %) |
1 (2%) |
6 (6%) |
Casado ( n , %) |
44 (86%) |
50 (50%) |
Divorciado ( n , %) |
3 (6 %) |
28 (29%) |
Viudo ( n , %) |
3 (6%) |
13 (14%) |
Ocupación | ||
Oficios ( n , %) |
11 (10%) |
20 (20%) |
Empleado ( n , %) |
10 (19%) |
16 (17%) |
Comerciante ( n , %) |
9 (18%) |
37 (39%) |
Docente ( n , %) |
1 (2%) |
10 (10%) |
Profesional independiente ( n , %) |
6 (12 %) |
11 (11%) |
Alto Ejecutivo ( n , %) |
14 (26 %) |
3 (3%) |
La edad promedio de los varones fue de 73.73 ( DE = 8.07) y el nivel educativo fue de 12.98 años de escolaridad ( DE = 4.20) mientras que para las mujeres la edad promedio fue de 74.29 ( DE = 8.11) y el nivel educativo fue de 12. 65 años ( DE = 4.07).
Al comparar la diferencia en la edad y el nivel educativo en años entre los varones y las mujeres de la muestra, no se observaron diferencias significativas. Las mujeres no mostraron diferencias respecto de la edad de los varones (t(144) = -0.41, p = .69), como tampoco diferencias respecto del nivel educativo medido en años (t(144) = 0.46, p = .64).
A continuación, se presentan los estadísticos descriptivos de las medidas de complejidad laboral (tabla 2) y complejidad en las tareas del hogar (tabla 3) obtenidas en el grupo de participantes. Se muestran los estadísticos descriptivos para la complejidad laboral (media, desvío estándar, valor mínimo y máximo, mediana y distancia inter cuartil) y resultado de la prueba de Kolmogorov-Smirnov.
M |
DE |
Mín | Máx | Mdn | DIC | KS | p | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Complejidad Laboral |
4.45 |
1.15 |
2 |
8 |
4.00 |
1.00 |
2.67 |
< .001 |
Horas de trabajo con datos |
23.58 |
14.97 |
1 |
50 |
24.50 |
30.00 |
1.99 |
< .001 |
Horas de trabajo con personas |
26.66 |
13.67 |
1 |
60 |
30.00 |
25.00 |
1.98 |
< .001 |
Horas de trabajo con cosas |
20.91 |
15.51 |
1 |
50 |
20.00 |
20.00 |
2.39 |
< .001 |
M | DE | Mín | Máx | Mdn | DIC | KS | p | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Complejidad de tareas domésticas |
4.14 |
1.41 |
0 |
12 |
4.00 |
1.00 |
3.42 |
< .001 |
Horas de trabajo con datos |
4.52 |
4.31 |
0 |
20 |
3.50 |
3.00 |
3.02 |
< .001 |
Horas de trabajo con personas |
6.59 |
4.12 |
0 |
20 |
5.00 |
6.00 |
2.72 |
< .001 |
Horas de trabajo con cosas |
8.99 |
6.18 |
0 |
25 |
4.00 |
1.00 |
2.03 |
< .001 |
Los valores conseguidos de las medidas de complejidad laboral muestran que las distribuciones obtenidas se alejan significativamente de la distribución normal asintótica, este mismo resultado se obtiene también al analizar los resultados de la complejidad en las tareas del hogar.
En la tabla 4 se presentan los estadísticos descriptivos de las medidas cognitivas evaluadas de memoria (recuerdo diferido de historia y recuerdo diferido de lista), de funciones ejecutivas (dígitos en orden inverso, analogías, cubos y TMT-B) y de lenguaje (vocabulario, Boston, fluencia semántica y fluencia fonológica). En todos los casos se estimó el puntaje z para cada una de las medidas.
M | DE | Mín | Máx | Mdn | DIC | KS | p | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Recuerdo diferido de historia |
-0.57 |
1.55 |
-3.00 |
2.00 |
0.00 |
2.50 |
2.07 |
< .001 |
Recuerdo diferido de lista |
-0.85 |
1.18 |
-3.00 |
2.00 |
-1.00 |
1.66 |
1.87 |
.002 |
Dígitos en orden inverso |
0.36 |
1.19 |
-3.00 |
2.00 |
0.00 |
1.50 |
2.14 |
< .001 |
Analogías |
-0.39 |
0.80 |
-2.00 |
2.00 |
0.00 |
1.00 |
2.67 |
< .001 |
Cubos |
-0.14 |
0.76 |
-2.00 |
1.67 |
0.00 |
0.50 |
2.81 |
< .001 |
TMT-B |
-0.76 |
1.09 |
-3.00 |
1.50 |
-0.50 |
1.00 |
2.15 |
< .001 |
Vocabulario |
0.38 |
0.73 |
-2.00 |
2.33 |
0.00 |
1.00 |
2.87 |
< .001 |
Boston |
-0.57 |
1.18 |
-3.00 |
2.00 |
-0.50 |
1.00 |
1.50 |
.020 |
Fluencia Semántica |
-0.21 |
1.08 |
-3.00 |
2.00 |
0.00 |
1.50 |
1.97 |
< .001 |
Fluencia Fonológica |
0.24 |
1.08 |
-2.00 |
2.00 |
0.00 |
1.50 |
1.51 |
.020 |
Al analizar las distribuciones de las medidas cognitivas se observa -al igual que sucede en las medidas de complejidad laboral y de las tareas del hogar- diferencias significativas entre las distribuciones obtenidas y la distribución normal asintótica. Por esta razón, todos los siguientes análisis fueron realizados empleando procedimiento no paramétricos.
Con el propósito de analizar diferencias significativas entre varones y mujeres en lo que refiere a complejidad laboral se procedió a llevar a cabo un análisis de diferencias, a partir de la prueba de U de Mann-Whitney. En la tabla 5 se presentan los estadísticos descriptivos (mediana, media y distancia inter cuartil) de varones y mujeres en la complejidad laboral y el resultado de la prueba estadística.
Varones | Mujeres | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Mdn | M | DIC | Mdn | M | DIC | |
Complejidad laboral |
5.00 |
4.84 |
2.00 |
4.00 |
4.24 |
1.00 |
Horas de trabajo con datos |
30.00 |
26.78 |
25.00 |
20.00 |
21.85 |
30.00 |
Horas de trabajo con personas |
40.00 |
33.33 |
10.00 |
20.00 |
23.07 |
20.00 |
Horas de trabajo con cosas |
20.00 |
24.82 |
30.00 |
20.00 |
18.81 |
20.00 |
El análisis realizado muestra diferencias significativas entre varones y mujeres en la complejidad laboral general ( z = 3.01, p = .003), como también en la cantidad de horas de trabajo con personas ( z = 4.35, p < .001) a favor de los varones. El análisis detecta diferencias marginales entre varones y mujeres, en lo que corresponde a la cantidad de horas de trabajo con datos ( z = 1.87, p = .061) y en la cantidad de horas de trabajo con cosas ( z = 2.84, p = .066).
En la tabla 6 se presentan los resultados de los estadísticos descriptivos (mediana , media y distancia inter cuartil) para analizar las diferencias entre varones y mujeres en las medidas obtenidas de complejidad en las tareas domésticas.
Al llevar a cabo los análisis mediante el estadístico U de Mann-Whitney se observaron diferencias en complejidad en tareas domésticas, que muestran que los varones y las mujeres se diferencias significativamente en la complejidad general de tareas domésticas ( z = 3.85, p < .001), en la cantidad de horas de trabajo con datos ( z = 2.39, p = .017), en la cantidad de horas de trabajo con personas ( z = 4.54, p < .001) y en la cantidad de horas de trabajo con cosas ( z = 5.05, p < .001) en favor de las mujeres.
Varones | Mujeres | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Mdn | M | DIC | Mdn | M | DIC | |
Complejidad de tareas domésticas |
4.00 |
3.58 |
1.00 |
4.00 |
4.43 |
1.00 |
Horas de trabajo con datos |
2.00 |
3.22 |
4.00 |
5.00 |
5.22 |
3.50 |
Horas de trabajo con personas |
5.00 |
4.62 |
3.00 |
7.00 |
7.64 |
5.00 |
Horas de trabajo con cosas |
4.00 |
5.67 |
8.00 |
10.00 |
10.78 |
10.00 |
Finalmente, en la tabla 7 se presenta el análisis de correlaciones por rangos de Spearman entre la complejidad laboral, complejidad en las tareas del hogar y las medidas cognitivas obtenidas en memoria, funciones ejecutivas y lenguaje, para varones y mujeres.
Varones | Mujeres | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Compl. hogar | Compl. Laboral | Compl. hogar | Compl. Laboral | |||
Rec. Diferido de historia |
.048 |
.209 |
.177 |
.205 * |
||
Rec. Diferido de Lista |
.196 |
.153 |
.132 |
.151 |
||
Dígitos en orden inverso |
.114 |
.109 |
.210 * |
.409 ** |
||
Analogías |
-.065 |
.477 ** |
.204 * |
.376 ** |
||
Cubos |
.145 |
.212 |
.250 * |
.344 ** |
||
TMTB |
.287 * |
.300 * |
.186 |
.440 ** |
||
Vocabulario |
.019 |
.420 ** |
.164 |
.490 ** |
||
Boston |
.275 |
.081 |
-.003 |
.005 |
||
Fl. Semántica |
.081 |
.062 |
.196 |
.256 * |
||
Fl. Fonológica |
.052 |
.208 |
.065 |
.275 ** |
Los resultados de las correlaciones en el grupo de varones muestran que la complejidad en las tareas del hogar se encuentra relacionada significativamente, y con mediana intensidad, únicamente con la prueba de TMT-B ( rho = .29, p = .041). Por otro lado, la complejidad laboral muestra asociaciones de mediana intensidad con la prueba de Analogías (rho = .48, p< .001), la prueba de Vocabulario ( rho = .42, p = .002) y la prueba de TMT-B ( rho = .30, p = .032).
Por su parte, en las mujeres la complejidad en las tareas del hogar mostró correlaciones positivas, significativas y de baja intensidad con la prueba de cubos ( rho = .25, p = .014), con la prueba de dígitos en orden inverso ( rho = .21, p = .041) y con la prueba de Analogías ( rho = .20, p = .047). En cambio, la complejidad laboral mostró asociaciones significativas de mediana intensidad con Vocabulario ( rho = .49, p < .001), con TMT-B ( rho = .44, p < .001) y con la prueba de Dígitos en orden inverso ( rho = .41, p < .001). También mostró correlaciones de mediana intensidad con Analogías ( rho = .38, p < .001), Cubos ( rho = .34, p = .001), fluencia semántica ( rho = .28, p = .007) y fluencia fonológica ( rho = .26, p = .012). Asimismo, también mostró correlaciones de baja intensidad con la medida de Recuerdo diferido de historias ( rho = .21, p = .046).
DISCUSIÓN
El objetivo del presente estudio ha sido, por un lado, describir y comparar las características de ocupación en el ámbito laboral y doméstico en un grupo de adultos mayores, y de manera complementaria, se analizó la complejidad laboral y de las tareas del hogar, y su relación con el rendimiento en diferentes dominios cognitivos , en sujetos de ambos géneros.
En primer lugar, al describir la muestra analizada se advierte que los varones ocupan puestos jerárquicos en un porcentaje mayor que las mujeres. Como contraparte, las mujeres entrevistadas se desempeñan de manera más frecuente en tareas pertenecientes al campo de los oficios y del comercio. Estos datos coinciden con lo propuesto por Lamb (2012), quien en una investigación histórica sobre género y ocupación indica que según un censo realizado en Estados Unidos en 1955 las mujeres realizaban principalmente tareas laborales en trabajos como los de secretaria, oficinista, docente, enfermera y comerciante y que los hombres por su parte solían ocupar los puestos de gerentes y profesionales. Como se mencionó anteriormente, la ocupación laboral cumple un papel significativo en la conformación de la reserva cognitiva y que los trabajos más complejos protegen el funcionamiento cognitivo en adultos mayores (Pool et al., 2016). Debido a que los trabajos complejos a menudo requieren educación superior, investigaciones anteriores (Corbo et al., 2023; Thow et al., 2023) sugieren que la educación superior conduce a una mayor complejidad ocupacional, lo que a su vez protege el funcionamiento cognitivo al cultivar la reserva cognitiva. Sin embargo, si uno compara los años en que los sujetos se encuentran en el sistema educativo en comparación con el tiempo en el que se permanecen en el mercado laboral, se podría pensar que, a igual nivel de escolaridad, las mujeres se encontrarían en una situación de desventaja en comparación con los hombres en las posibilidades de construcción de reserva cognitiva en el ámbito laboral. Fujishiro et al. (2019) sugieren que con el paso del tiempo y las limitaciones a acceder a puestos gerenciales o de mayor demanda cognitiva, los logros educativos más altos en las mujeres no siempre ofrecerían el mismo ambiente de trabajo cognitivamente enriquecido que disfrutan sus compañeros varones. Por lo que resulta necesario sumar más trabajos de investigación que indaguen sobre el rol del género asociado a la ocupación laboral en la conformación de la reserva cognitiva variable, independientemente del nivel de educación.
En segundo lugar, se analizó la complejidad laboral y la complejidad de las tareas del hogar entre ambos géneros, advirtiéndose diferencias a favor de los varones en la complejidad general del trabajo rentado, ocupando estos más tiempo que las mujeres, especialmente en el trabajo con personas. Por el contrario, las mujeres dedicaban más tiempo y realizaban tareas de mayor complejidad en lo que respecta al trabajo con datos, personas y cosas en el ámbito del hogar. Los datos obtenidos reflejan la disparidad en la ocupación entre hombres y mujeres en el siglo pasado. Se debe contemplar al analizar estos datos que los participantes son adultos mayores activos en el sistema laboral hasta fines del 1900 e inicios del 2000.Por lo que la distribución de tiempo dedicada a las tareas del trabajo remunerado y las tareas del hogar constituye un reflejo de los valores y costumbres de la época en relación con la distribución para sujetos de diferente género. Estos resultados se encuentran en línea con lo enunciado por Espino (2011), quien plantea que el concepto de género puede ser comprendido desde la existencia de diferentes expectativas sociales que se traducen en valores e influyen en la conducta de los individuos. De manera complementaria, Fernández (1993) señala que la esfera de lo público, asociada a las actividades productivas y de trabajo remunerado, se vincula a lo masculino; mientras que la esfera de lo privado, definida por la lógica de los sentimientos y del cuidado, a lo femenino. Así, las mujeres suelen desempeñar en simultáneo un rol productivo en el ámbito laboral y otro reproductivo o de cuidado en el ámbito privado. Los varones ocupan un rol productivo, en el ámbito público que se desdobla en el de proveedor en el ámbito privado (Castañeda Abascal et al., 2013; Pérez Ortiz, 2006).
En tercer lugar, se analizó además la asociación entre la complejidad laboral y la complejidad de las tareas del ámbito doméstico respecto de la cognición en sujetos de ambos géneros. Tanto en los hombres como en las mujeres se advierte que la actividad laboral tiene un impacto positivo sobre la cognición. En los varones, se observa que una mayor complejidad de la actividad laboral se asociaría con mejores rendimientos en tareas que implican razonamiento, flexibilidad cognitiva y habilidades verbales. Por otro lado, en las mujeres, una mayor complejidad en el ámbito laboral se asocia con un mejor rendimiento cognitivo en todos los dominios evaluados, especialmente en funciones ejecutivas, lenguaje y, en menor medida, en memoria lógica.
Estos resultados se encuentran en línea con lo sugerido por Pool et al. (2016) respecto del rol beneficioso que tiene el trabajo para la conformación de la reserva cognitiva. Tanto hombres como mujeres se vieron beneficiados por el rol moderador que juega la complejidad laboral sobre la cognición. Estudios anteriores sobre el tema (Andel et al., 2014; Phillips, 2017) señalaron el impacto favorable que el trabajo tiene respecto de determinadas áreas cognitivas. Los mismos indicaron que las ocupaciones laborales que implican interacción con personas generalmente necesitan un desarrollo de habilidades sociales donde el lenguaje y la comunicación desempeñan un papel central. En el presente estudio se advierte una asociación positiva entre complejidad del trabajo y la prueba de Vocabulario del WAIS III en sujetos de ambos géneros. A su vez, Gow et al. (2014) observaron que las personas cuyos trabajos implican el manejo de datos, tienen una asociación positiva con tareas que exigen altos niveles de atención e implican velocidad de procesamiento y memoria de trabajo. Los resultados obtenidos en la presente investigación señalan un beneficio para sujetos de ambos géneros entre complejidad laboral y el rendimiento en una tarea de flexibilidad cognitiva en velocidad de procesamiento (Trial Making Test B). Se advierte además en las mujeres una asociación positiva entre complejidad laboral y memoria de trabajo.
Por otra parte, al analizar la relación entre la complejidad de las tareas en el ámbito doméstico y el rendimiento cognitivo, los resultados fueron dispares en el beneficio obtenido por esta actividad y el funcionamiento cognitivo en sujetos de ambos géneros. Al analizar los resultados correspondientes a los varones en el ámbito doméstico, se advierte que estas tareas se asocian solamente con mejores rendimientos en ocupaciones que implican flexibilidad cognitiva. Mientras que en las mujeres se advierte una asociación entre las actividades domésticas y las pruebas cognitivas que implican razonamiento verbal y visoconstrucción.
Los datos obtenidos en ambos ámbitos, el del trabajo remunerado y el de las actividades del hogar, pueden ser analizados en el marco de estudios anteriores (Thomas, 2011b; Zunzunegui et al., 2003) que estudiaron el rol moderador que ejerce el género respecto de la cognición como variable estimadora de la cognición en la vejez y constructora de reserva cognitiva. Fuhrer y Stansfeld (2002) señalan que las mujeres obtienen más beneficios para la conformación de la reserva cognitiva de las interacciones sociales que sus pares varones. Estos autores sugieren que este vínculo podría ser más pronunciado entre las mujeres debido a que estas suelen establecer mayores y más diversas conexiones sociales. Esto no solo les permitiría obtener mayor apoyo tangible a medida que envejecen, sino que además los autores mencionados sugieren que redes sociales más amplias parecerían generar también beneficios para la cognición a lo largo del tiempo.
A partir de los resultados obtenidos se podría pensar que en hombres y mujeres adultos mayores que trabajaban y realizaban tareas del hogar en la mediana edad observamos que las segundas, además de estar insertas en el mercado laboral, llevaban adelante tareas más complejas en el ámbito doméstico, y estas se verían más beneficiadas al obtener estimulación proveniente de ambos dominios. La mayor exposición social implicaría mayores contactos sociales (Takagi et al., 2013; Thomas, 2011a; Thomas, 2011b). Algunos estudios (Gallant & Dorn, 2001; Jackson, 2006) sugieren que las mujeres que trabajan pueden experimentar mayores beneficios para su salud al presentar mayores niveles de compromiso y participación social. Un estudio realizado por Zunzunegui et al. (2003) encontró que las mujeres que tenían mayores niveles de participación social y redes sociales más amplias tenían una menor probabilidad de experimentar deterioro cognitivo. Los resultados hallados en este estudio invitan también a pensar que el trabajo remunerado puede no ser la única fuente de estímulo para la formación de reserva cognitiva, por lo que es necesario analizar el impacto que otros ámbitos como las actividades del hogar pueden tener en la modulación entre ocupación y cognición a lo largo del ciclo vital. El presente estudio abre interrogantes respecto del rol que el género cumple en la conformación de la reserva cognitiva, así como también señala la necesidad de profundizar en este tema, además de realizar trabajos que incluyan otros ámbitos de la actividad en el análisis entre ocupación y cognición.
Limitaciones y direcciones futuras
Futuras líneas de investigación deberían ahondar este análisis incorporando diversos elementos no presentes en este estudio como: muestras aleatorizadas mayores, sujetos provenientes de diversos estratos sociales y generacionales, incorporar muestras de mujeres cuya actividad sea solamente la de ama de casa, así como analizar el rol que las actividades del tiempo libre tienen en la relación entre ocupación y cognición en la vejez. Además, debe tenerse en cuenta que los resultados obtenidos surgen del ámbito clínico, sería importante que futuros estudios puedan reclutar participantes en otras esferas como centros recreativos para la adultos mayores, clubes o talleres educacionales. Sería de valor también la incorporación de mediadas generales de reserva cognitiva. Una limitación importante a mencionar es que se trata de un estudio transversal que no permitió examinar la influencia de la ocupación laboral a lo largo del tiempo. Se sugiere así, para futuros estudios, la aplicación del modelo a datos longitudinales que podrían aportar nueva información sobre el impacto de la ocupación laboral en el proceso de declive en adultos mayores con riesgo cognitivo.
Conclusión
Este análisis preliminar, en parte, y contemplando las limitaciones del estudio, otorga respuesta al objetivo planteado, brindando información de valor acerca del impacto que tienen sobre la cognición la ocupación laboral y doméstica en sujetos de diferente género. Además, proporciona apoyo adicional a la idea de que la ocupación laboral puede estar asociada con un mejor funcionamiento cognitivo en la vejez y se encuentran en línea con estudios clínicos llevados a cabo en este sentido para las patologías que afectan a la cognición. Asimismo, provee evidencia empírica para la investigación en neurología cognitiva y en gerontología que puede ser de interés para el área clínica, pudiendo orientar el diseño de intervenciones que pueden mejorar el rendimiento cognitivo de las personas de edad y así retrasar la aparición de los síntomas cognitivos de las demencias, como la enfermedad de Alzheimer. Se suma además evidencia empírica respecto del rol que el género, en relación con la ocupación laboral tiene respecto de la conformación de la reserva cognitiva. Y de este modo, sumar un elemento importante a fin de pensar el impacto que los roles asociados al género tienen en la conformación de este constructo y su importancia para la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades vinculades con la cognición en la vejez. De esta manera el siguiente trabajo aportaría elementos de juicio de interés al área de la psicología de la vejez y la neuropsicología con relación a la incorporación de conductas que promuevan un envejecimiento cognitivo saludable.