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Delito y sociedad

versión impresa ISSN 0328-0101versión On-line ISSN 2468-9963

Delito soc. vol.24 no.40 Santa Fé dic. 2015

 

COMENTARIOS DE LIBROS

Comentario a Maurizio Lazzarato: La Fábrica del Hombre Endeudado

 

Por Javier Schaffino

Amorrortu, Buenos Aires, 2013

 

 

Todos nosotros somos deudores de la gracia de Dios. (La Biblia)
Es mejor acostarse sin cenar que levantarse con deudas. (Benjamin Franklin)
La Deuda hay que pagarla, sino, ¿quien va a confiar en nosotros? (Anónimo)

Maurizio Lazzarato tiene una trayectoria en el estudio sobre las transformaciones que sufrió el capitalismo a partir del neoliberalismo y la globalización. Uno muy reconocido fue "Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva" (2004), que busca ser una interpretación alternativa de la "sociedad de la información" y la función de las nuevas tecnologías. El sociólogo italiano, residente en París, en esa ocasión trabaja el "conocimiento" como recurso productivo, como factor fundamental de cualquier política de desarrollo. Esclarece que detrás de las luchas por las patentes y la legislación del copyright, se esconden relaciones desiguales entre pocos grandes propietarios y muchos pequeños consumidores.
Con este mismo objetivo, estudia en vivo y en directo el problema europeo más discutido de los últimos años: la crisis económica, las deudas públicas y privadas. Se propone aquí, un concepto no económico de la economía, que implica producción y el control de la subjetividad y de las formas de vida, la moral y el deseo de las personas. La propuesta, es interpretar estas transformaciones integrando y reelaborando distintas fuentes: una relectura de Marx, "Genealogía de la Moral" de Nietzsche, "El
Anti-Edipo" de Deluze y Guattari y las nociones foucaultianas como poder soberano, disciplinario y la biopolitica.
Evidentemente si hay un "pasivo" o "deuda" tan grande, la pregunta principal, es quién va a pagar la cuenta. Este ensayo fue publicado en 2011 al calor de los planes de ajuste impuestos por la Troika (Banco central Europeo, Comisión europea y FMI), de la inestabilidad política en distintos países y las movilizaciones de los indignados. Es en este contexto que la obra de Lazzarato emerge, se nota en su prosa, la fuerza y contundencia que retratan un estado de ánimo intelectual en ebullición.
El ensayo retrata la dinámica económica que desembocó en la crisis iniciada en 2007 y el gran problema de la deuda, "Las realizaciones subjetivas que el neoliberalismo había prometido (todos accionistas, todos propietarios, todos empresarios) nos precipitan hacia la condición existencial de ese hombre endeudado, responsable y culpable de su propia suerte. Este ensayo tiene el propósito de presentar una genealogía y una exploración de la fábrica económica y subjetiva del hombre endeudado" (10).
El autor concibe al Neoliberalismo como una contra-revolución para responder a las relaciones de fuerza cristalizadas en torno al 68. Esta necesidad llevó a la formación de un bloque de poder que actuó a prueba y error, sobre distintos dispositivos de poder (mercado, finanzas, industria y Estado) sin tener un peso específico en ninguno de ellos. Si bien el libro no lo profundiza, cabe preguntarse aquí, qué relación hay entre la crisis del Estado de bienestar y el surgimiento de ese ascenso de fines de los 60. También así, que lazo se generó entre esa crisis del petróleo en el 73 (la primera luego de la segunda guerra mundial) y las nuevas formas de gobierno Neoliberal.
Las transformaciones económicas que desarrolla el autor no pueden ser descriptas y analizadas en profundidad en este comentario pero ilustran hasta qué punto ha llegado la privatización de ámbitos que estaban sustraídos a la acumulación capitalista. Entre ellos, las jubilaciones, los fondos para el seguro de desempleo, las empresas de servicios públicos, etc. A su vez, existió una baja en la presión fiscal a los propietarios del capital, donde varios puntos del PBI fueron recuperados por los sectores mas pudientes. Encontramos aquí entonces, las causas y las raíces profundas del contemporáneo"déficit fiscal".
¿Si el Estado no tiene fondos para funcionar, que puede hacer? Básicamente ajustar, privatizar, aumentar la presión fiscal a los asalariados, pero por sobre todas las cosas, tomar deuda. ¿A quién se le puede pedir? A los organismos internacionales o al mercado. Es decir a sectores que se habían quedado con el financiamiento que anteriormente eran del Estado. Tal es así que la zona euro, que tenía un endeudamiento público del orden del 30 % de su producto en los años 80 y ahora pasó el 100 %.Este promedio oculta que países como Grecia llegan al 200 % de su PBI.
Por su parte el ensayo detalla muy bien como los asalariados, jubilados y las clases medias sufrieron un retroceso significativo. Tanto sueldos como jubilaciones están en baja desde el fin del Estado de bienestar, pero también aumentó su canasta básica, al no recibir más los servicios sociales. ¿Cómo se logró entonces mantener ciertos nive
les de consumo? (si bien relativamente más bajos que el pasado) Con un aumento significativo del endeudamiento personal. Justamente en el año 2007, este llegaba a un pico del 150% (en relación a los ingresos) promedio en Europa.
La conclusión de Lazzarato es que se ha formado un "Deudor universal", que es culpable de sus actos frente al Capital como "Acreedor Universal". Ya que incluso, las deudas de los Estados, son pagadas por los no propietarios, englobando a trabajadores, desocupados, jubilados, pequeños propietarios, etc.
Es aquí donde busca indagar todas las implicancias subjetivas de "deuda" y traza continuidades y rupturas diversas entre el liberalismo, las teorías económicas heterodoxas y el marxismo. Retomando a Nietzsche en "Genealogía de la Moral", cuestiona la idea de que el paradigma de lo social sea el "intercambio material o simbólico", tendríamos que buscarlo en la relación "acreedor-deudor".En este texto clásico, se traza un recorrido de la relación entre poder y deuda, que va hasta los sistemas arcaicos. Luego en el cristianismo se da un salto cualitativo donde "El dolor del deudor se interioriza y la responsabilidad de la deuda se convierte en un sentimiento de culpa" (90).
Ahora bien, respecto a las conductas, se pregunta ¿Qué son el crédito o la deuda en su significación más simple? "Una promesa de pago...por consiguiente la tarea de una comunidad o una sociedad es la de generar un hombre capaz de prometer y cumplir" (45).
Esto es articulado con un hallazgo de juventud de Marx "Crédito y bancos" de 1844 en donde plantea al crédito como una explotación fuera de la fábrica. Este, moviliza y explota la "moral de las costumbres" donde el juicio moral de los acreedores recae sobra la vida integral del individuo. El ensayo, con sus bemoles, profundiza el análisis para concluir que este enfoque de juventud contrastaría con el más objetivista del tomo 3 del Capital. Es caracterizado como un Marx Nieztchiano.
Siguiendo este recorrido, respecto a la subjetividad, retoma la elaboración de Deluze y Guattari sobre la moneda en "El Anti-Edipo". Donde se realiza una crítica a la noción mercantil del origen de la moneda, y la sitúan en primera instancia, como un instrumento para la dominación que viene de la edad media hasta la actualidad "Ya sea tirano o legislador, quien empuña el poder es el medidor de la ciudad: el mensurador de las tierras, las cosas, las riquezas los derechos, los poderos y los hombres" (93).
Es aquí donde al autor propone una crítica al concepto de capital humano de Foucault, por uno más apropiado que sería una "Economía de la deuda". Este concepto inviste de lleno en nociones conocidas como Poder Soberano, Disciplinario y la Biopolítica. Veamos: a partir de un dato fuerte, que el 90 % de la emisión-deuda en la zona euro corresponde al sector privado, Lazzarato ve una pérdida de soberanía del Estado. Sin embargo, esta no sería total porque es el mismo Estado que la viabilizo, mediantes desregulaciones y luego cuando estalló la burbuja hipotecaria en 2007, asumió los pasivos mediante nacionalizaciones.
Ligado a esto, tenemos al poder disciplinario, donde hay una reconfiguración de la vieja empresa a la S.A que al cotizar en bolsa tiene que sufrir un control de sus balances. Plantea una supremacía de los accionistas sobre los directores.
Luego llega a los cambios en la Biopolítica, quizás lo más jugoso, donde los viejos servicios sociales colectivos que otorgaba el Estado fueron mutando a seguros individuales privados. A su vez la flexibilización laboral produjo la merma de los contratos colectivos por tiempo indeterminado y el avance de la forma autónoma del trabajo. Si sumamos a esto la posibilidad de ahorrar en acciones y fundamentalmente al fomento exponencial de créditos, por ejemplo para comprar una vivienda o las tarjetas de crédito, etc, vemos como la individualización y la deuda van de la mano.
Entonces esta descolectivización fue presentada bajo un barniz de progreso, independencia y autonomía pero se transformó en su contrario. Rápidamente se generó un verdadero retroceso y se cargó a los individuos con la responsabilidad de su propia suerte. Es en este punto que el autor enfatiza en los aspectos subjetivos que aceitaron este proceso "la multiplicación de la intervención de psicólogos, sociólogos y otros expertos en el trabajo sobre sí; el desarrollo del coaching para los asalariados de las capas superiores, y el seguimiento individual obligatorio para los trabajadores pobres y los desempleados; las nuevas técnicas de cuidado de sí en la sociedad, son síntomas de las nuevas formas de gobierno de los individuos que pasan también y sobre todo por la modelización de la subjetividad" (110).
Aquí hay un señalamiento interesante, tanto el mercado como el Estado, realizan este "seguimiento individual" que con la crisis se agudizo. A su vez los propios sujetos lo internalizan.
Lazzarato comparte con Foucault la idea del poder como dispositivo que no emana de un centro único o preponderante sobre el resto, aclara "¿por qué se puede hablar, entonces, de «economía de la deuda»? Lo que yo llamo de ese modo es una disposición que mantiene unida a aquella multiplicidad. La unidad no es sistémica sino operacional, es decir que constituye una política que da lugar a composiciones y unificaciones siempre parciales y temporales" (122).
La conclusión fuerte del ensayo es que sobre la base de una crisis de distribución del ingreso (no de tasa de ganancia o subconsumo), explotaron las deudas y la imposibilidad de pago plantea una "crisis de la gubernamentalidad neoliberal sobre la sociedad" (126). Donde no hay posibilidades de reformas, digamos, por arriba.Lo relaciona con otro concepto que reelabora Deluze, el de "antiproducción", donde las fuerzas productivas se volvieron destructivas, pone como ejemplo el desarrollo bélico, la contaminación de todo tipo, la producción de alimentos que envenena, etc. A su vez respecto al régimen político, acuña el concepto de "antidemocracia" si bien vamos a elecciones cada dos años, gane quien gane, "las decisiones que incumben al pueblo son tomadas por un puñado de oligarcas, por una plutocracia" (183).
Con la suma de estos elementos en sus páginas finales propone conclusiones polémicas y muy de fondo. Se anima a decir que estamos ante una catástrofe y como buen
intelectual comprometido propone tareas. Su idea es crear un nuevo sujeto político que no es ya "el trabajador" porque la recae sobre capas más diversas. También así, la cuestión de la desterritorialización del Capital obliga a estrategias internacionales.
Llega a su cenit cuando relaciona deuda y moral "la lucha contra la economía de la deuda, y sobre todo contra su moral de la culpa, que en el fondo es una moral del miedo, requiere igualmente una conversión subjetiva específica. Nietzsche puede aún darnos algunas indicaciones: «El ateísmo libera a la humanidad de todos los sentimientos de deuda hacia su origen, hacia su causa prima. El ateísmo es inseparable de una segunda inocencia». La reanudación de la lucha de clases en el lugar adecuado... debe reconquistar una «segunda inocencia» con respecto a la deuda terrenal, la deuda que pesa sobre nuestras billeteras y nuestra moral" (189). Acto seguido "No devolver ni siquiera un centavo; hay que luchar por la anulación de la deuda, que no es recordémoslo-un problema económico, sino un dispositivo de poder que no solo nos empobrece sino que nos lleva a la catástrofe" (190).
Una obra vibrante que aporta una enorme elaboración con toma de posición bien definida. Surgen el interrogantes de como el autor califica la experiencia sudamericana en este terreno.

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