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Boletín de estudios geográficos

versión On-line ISSN 2525-1813

Bol. estud. geogr.  no.117 Mendoza jun. 2022  Epub 03-Jul-2023

 

Entrevistas

Los caminos de mi investigación...Mis Geografías (Segunda parte). Entrevista a la Prof. Dra. Amalia Ines Geraiges de Lemos

The paths of research and my geographies (Second part).

1Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. Argentina. urracoletti@ffyl.uncu.edu.ar

La presente entrevista1 a la Dra. Amalia Inés Geraiges completa el entrañable ciclo de sus memorias, comenzado el año pasado en el número 114 de nuestro Boletín. Estas remembranzas son evocadas con ocasión del 75° aniversario de la creación de a Sección de Estudios Geográficos, dependiente del Instituto de Historia y Disciplinas Auxiliares que luego diera origen al Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina). Institución que la vio nacer al estudio de esta disciplina, en el año 1957, con la que mantiene un vínculo permanente hasta la fecha y a la cual siempre agradeció su formación y pasión por la ciencia Geográfica.

El retorno definitivo a San Pablo

Luego de la publicación de tus primeros recuerdos, en nuestro Boletín de Estudios Geográficos n. 114, que reúnen profundas vivencias de tu Rivadavia familiar de los años 40, de la Carrera de Geografía en nuestra Facultad de Filosofía y Letras en los años 50 y del San Pablo de los años 60, esta entrevista pretende continuar con tus recuerdos a partir de tu segunda y definitiva vuelta a Brasil.

Debo mencionar que, en el relato anterior, los sucesos se describen con la emoción de lo vivido con intensidad y con la serenidad que otorga la perspectiva de los años. En él se respira una permanente aventura.

En julio de 1966, concluías tu beca de dos años en la Universidad de San Pablo-USP y volvías a Mendoza. Dos años y medio después regresabas a un San Pablo que ya conocías, como urbe y como universidad. Quizás el principal cambio era de orden personal, porque ahora estabas casada. ¿Así lo viviste?

Al concluir mi trabajo en la Universidad de La Pampa vuelvo, en febrero de 1969, a São Paulo casada con el brasileño que había conocido en el Conjunto Residencial de la USP (CRUSP). En lo personal, a esas alturas, ya había realizado varias rupturas, especialmente con los patrones familiares. Entre ellas, no solo la de casarme con un extranjero sino con un hombre no perteneciente a la comunidad árabe. Pero esas eran decisiones personales y las asumía. Sin embargo, lo que realmente me significó un gran choque fueron los cambios que había sufrido la Universidad de São Paulo y el Departamento de Geografía. Cambios que no esperaba.

Varios profesores no estaban más en la Universidad, comenzando por el propio director de la Maestría, Prof. Dr. Ary França. Los gobiernos militares en Brasil habían dejado sus marcas, profundas e irreversibles. El temor, el individualismo, las acusaciones, las envidias, las preocupaciones se intensificaron. 1968 había sido un año de mucho sufrimiento y de grandes cambios.

La Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras había sido dividida y ahora solamente era Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Varios de sus profesores, y antiguos colegas que convivieran conmigo en el CRUSP, estaban exiliados o muertos. Yo misma tenía que reprimirme constantemente porque, como extranjera, era vigilada y varias veces controlada. Lamentablemente, existía una desconfianza entre los colegas y los profesores que era sembrada de modo constante.

Decidir desarrollar tu trayectoria académica en la USP implicaba seguir estudiando e investigando. ¿Cuáles fueron tus primeras metas y oportunidades?

En ese sentido, una vez más, me recibieron y aconsejaron mis queridos amigos, los Prof. Dr. José Ribeiro de Araújo filho y el Prof. Dr. Aziz A’b Saber. Gracias a ellos postulé a la beca de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de San Pablo (FAPESP en portugués). Ambos me sugirieron al Prof. Dr. Pasquale Petrone para dirigir mi Maestría. En esos momentos, ya tenía otra formación y madurez. Había dejado un muy buen concepto y se hablaba muy favorablemente de la formación que había recibido en la Universidad Nacional de Cuyo. El Prof. Dr. Petrone aceptó mi solicitud con entusiasmo. Cuando le comencé a explicar lo que había hecho anteriormente en Cotia, como mi proyecto de investigación, se alegró porque encajaba muy bien con el tema que le interesaba. El profesor tenía como proyecto de investigación el proceso de formación del área metropolitana de San Pablo que, en esa década, estaba creciendo con intensidad. A partir de ese momento entré a formar parte del conjunto de alumnos del Prof. Petrone y de sus proyectos, junto con tres colegas que venían del Nordeste del Brasil: Niedja de Oliveira, que estudiaba la ciudad de Embú, Tercia Cavalcante, quien había elegido Barueri y María Carlos Rodrigues, que investigaba Santana de Parnaíba. Las cuatro cubríamos los procesos que estaban aconteciendo en la región Oeste de la metrópolis paulistana. Cada una participó activamente en los trabajos de campo de las demás, aplicando más de mil cuestionarios, haciendo que todas tuviéramos una visión del conjunto.

De las cuatro, fui la primera que defendió la tesis de maestría, en febrero de 1972, con el título “Cotia y su participación en la faja periférica de la metrópolis paulistana”. En el jurado estaban el Prof. Araújo y el mayor estudioso, en ese momento, de la metrópolis paulistana, el Prof. Dr. Juergen Langenbuch. Nació en ese día mi amistad con él y el interés por la misma temática.

Es decir que a los tres años de tu vuelta a la USP ya eras Magister. ¿Este nivel académico te abrió nuevas perspectivas?

Justamente, en julio de 1972, el Departamento de Geografía abrió un concurso para contratar una profesora para actuar en la cátedra “Geografía Humana” y me presenté. Como, de los candidatos, era la única que tenía la Maestría defendida, fui elegida. El 1 de agosto del mismo año, ya estaba dando clases de Geografía Urbana a 185 alumnos. ¡Terrible! En un “portuñol”, con más español que portugués y con la inseguridad que me daba semejante número de alumnos. Años después, algunos de ellos fueron, y son, colegas míos.

Ganar el concurso para ser profesora del Departamento de Geografía fue un enorme logro académico y personal, y una muestra de tu compromiso con la USP. Imagino que este hito fue un motivo más para seguir avanzando en tu carrera académica.

Así es. En 1976 comencé mi doctorado, nuevamente con la orientación del Prof. Petrone. Pero ahora mi interés se dirigía hacia el proceso de formación de la metrópolis hacia el Este. La tesis de Libre Docencia de mi director se titula “Os Aldeamentos Paulistas e sua função na Valorização da Região Paulistana”. Esta tesis se publicó, como libro, varios años después y, además de ganar premios, fue considerada uno de los 100 libros más importantes del siglo XX. Este trabajo tuvo una gran influencia en la elección del tema de mi tesis, el municipio de Itaquaquecetuba. En la medida en que me interiorizaba en la investigación iba conociendo todos los barrios y municipios de la región Este de la ciudad, donde los procesos de ocupación de la población se repetían.

Claramente San Pablo era, y es, una enorme urbe en ebullición. Estabas, de manera privilegiada, frente a un frenesí urbano sin precedentes que te interpelaba, tanto por sus luces como por sus sombras.

Efectivamente, San Pablo recibía, en las décadas de 1960 y 1970, alrededor de 300 mil inmigrantes por año, de las regiones Norte, Nordeste y de Minas Gerais que tenían, como primera necesidad, encontrar un lugar donde vivir. El total de las migraciones de esa década, solo a la región de San Pablo, alcanzaron los 5 millones de personas, en su gran mayoría pobres, y en los momentos más duros de la represión política.

Frente a un proceso, espacial y social, de tal envergadura ¿Contaban con los conocimientos y las herramientas metodológicas para investigar un fenómeno de esta magnitud?

Las explicaciones descriptivas de la ciencia geográfica de aquel entonces, ya no nos satisfacían. Las etapas del método geográfico que yo había aprendido en la Universidad Nacional de Cuyo y en los trabajos de Pierre Monbeig en la USP, que se iniciaban con el emplazamiento, la situación, la evolución histórica, la fisonomía y la estructura urbana, las funciones urbanas y el radio de acción de las ciudades, ya no respondían a mis inquietudes. Para Monbeig, y la escuela francesa, la ciudad era un acto de posesión, de dominación. Por tanto el estudiar y mapear el emplazamiento y todas las otras etapas, era de suma importancia. La cartografía tenía un papel vital en este contenido metodológico, especialmente si era realizada por el propio investigador. Mi trabajo de Maestría respetó totalmente esta formación teórica.

Esta insatisfacción personal se corresponde con una época de enormes transformaciones en los enfoque geográficos...

Vivíamos, en ese final de los años de 1960 e inicio de los años de 1970, una profunda crisis política y no era menor la crisis metodológica. Brasil y América Latina estaban iniciando las discusiones sobre “las revoluciones científicas”, en la ciencia como un todo y en el conocimiento de la Geografía también y, en especial para mí, en la Geografía Urbana.

La renovación epistemológica existente en la Geografía fue introduciendo nuevos conceptos e instrumentos para la investigación. En ese momento era muy importante hacer teoría. El empirismo reinante procuraba introducir dentro de la descripción racional todo lo que conocíamos. La renovación metodológica, que ya se discutía entre los años de 1960 y 1970, recién nos llegó a Latinoamérica en el año 1978.

Con las transformaciones ocurridas en el mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, la Geografía no pasaría incólume a los cambios. Ella también fue sufriendo paulatinamente hasta traducirse en nuevos enfoques teórico- metodológicos. Milton Santos explica que para eso contribuyeron tres razones esenciales: en primer lugar, las propias bases del trabajo científico avanzaron mucho; en segundo lugar, las necesidades de los usuarios mudaron y, finalmente, el objeto de la actividad científica se modificó.

Estos cambios te afectaron, no solo en tu rol de investigadora, sino también como docente, porque en algún momento comenzaste a ser profesora de epistemología y metodología

En el final de la década de 1970, fui designada para dictar otra disciplina en el curso de grado, llamada “Teoría y método”. Yo realmente contaba con los parcos conocimientos que me había dado el curso de Introducción a la Filosofía, del primer año en la Facultad de Filosofía y Letras, dictada por la Dra. Mendoza, una excelente filósofa. Había estudiado la “Teoría del Conocimiento” de Johannes Hessen, traducido al castellano, del que no debía haber entendido mucho a mis mozos 18 años. Por sugerencia de un colega, retomé el libro de Hessen y, luego que asumí el curso, llegó a mis manos “¿Qué es la Ciencia?” del argentino Mario Bunge. Después de los dos primeros meses de clases, tomé contacto con el libro de Pierre George, “Métodos en geografía”, y así fui dando las primeras clases. Debía tener otros libros, pero no los recuerdo en estos momentos.

Comenzamos a vivir un enfrentamiento en los principios de las Ciencias Humanas que habían encontrado su base metodológica en el positivismo y el historicismo. En la década de los años de 1980, las dictaduras de América Latina estaban cayendo y nuestras lecturas comenzaron a tener una apertura mayor. Con el conocimiento de nuevos autores, se trata de pensar otro tipo de enfoque y la unificación de las ciencias, donde se cuestiona la existencia de ellas. En esos momentos se estaba discutiendo el proceso del conocimiento y las lecturas de filósofos de la ciencia como T.S Kuhn quien, en su libro “Las estructuras de las Revoluciones Científicas”, enfrenta el conocimiento a partir de la forma de pensar; de P. Feyerabend “Contra o método”, que niega el método como una camisa de fuerza; E. Heller “A crise dos paradigmas em Ciências Sociais y os desafios para o século XXI”, entre otros. Ilya Prigogine, “O fim das certezas: tempo, caos e as leis da natureza”, me permitió entender un poco más. El Premio Nobel de Química escribe, en 1996: “Pensamos situarnos hoy en un punto crucial de esa aventura, en el punto de partida de una nueva racionalidad que no identifica más ciencia y certeza, probabilidad e ignorancia”... “asistimos al surgimiento de una ciencia que no se limita más a situaciones simplificadas, idealizadas, pero nos pone delante de las complejidades del mundo real, una ciencia que permite que se viva la creación humana, como expresión singular de un rasgo fundamental común a todos los niveles de la naturaleza”.

Por mi parte, ya había entrado en un cuestionamiento metodológico profundo con las teorías de Karl Popper que fueron asumidas como indicadores de nuevos rumbos. Se comienza a desconfiar del concepto de verdad. Popper propone que la verificabilidad, quiere decir la comprobación empírica de la realidad, daría la posibilidad de comprobar la verdad o la falsedad de los enunciados: el criterio fundamental para definir lo que es o no Ciencia.

En unas Jornadas Cuyanas de 1977, llevé un texto que hablaba justamente de las teorías de Popper. La exposición despertó un gran interés en la platea. Zamorano, quien estuvo presente, me dio las felicitaciones, haciendo unas preguntas para que profundizara un poco más las ideas de Popper.

Karl Popper entra en la Ciencia y en la Geografía con la concepción que la teoría tiene una posición central en la investigación científica. Este es un principio que destruye la base del empirismo absoluto. Estas concepciones epistemológicas fueron la base de la Geografía Urbana Cuantitativa pero yo ya tenía mucha base social para entrar en ella, principalmente por mi ignorancia de las matemáticas, y no hice mucho esfuerzo para estudiarlas. Además aquí en São Paulo, tuvo una connotación ideológica muy fuerte. Mi director de tesis me decía: “Inés, no todos tenemos que tener la misma forma de conocimiento y de hacer Geografía”. Entonces, con la enseñanza de ese maestro tan querido, seguí adelante.

Hoy, con la perspectiva de los años, se distinguen y aclaran los enfoques y paradigmas, que siguen en puja. Pero, en la década de los setenta, verdaderamente, estabas en medio de un torbellino de nuevas corrientes de pensamiento ¿Cómo continuó tu derrotero epistemológico desde aquel entonces?

Estuve por varios años dando clases de Teoría y Método y estudiando un poco más de Epistemología. En los años de 1980 seguí estudiando más para llegar a comprender una ciencia que tiene una forma diferente de pensar, de analizar y de actuar. Hoy se presenta una ciencia que busca diferenciar y juntar.

Comencé a leer, ya en los años finales de la década del 80 o tal vez principios de 1990, al epistemólogo portugués Boaventura de Souza Santos, que cuestiona los paradigmas existentes y busca nuevos, diciéndonos que toda ciencia natural es ciencia social y las divisiones son exclusivamente por necesidad de trabajo. Este autor publicó varios artículos y libros que uso, hasta la actualidad, en mis clases, como “Epistemología de las Ciencias Sociales”, “Una Epistemología del Sur”. En el EGAL de La Paz, en 2017, yo presenté un trabajo sustentado en dos autores, Boaventura de Souza Santos y Milton Santos. El mismo está publicado en el Boletín Paulista de Geografía, São Paulo, 2018, n. 100. Pierre George, en su libro sobre Métodos en Geografía, de los años setenta, ya la consideraba como una ciencia social, porque él estaba convencido de otras formas de pensamiento.

Al final de los años de 1970, leyendo paralelamente epistemología y geografía urbana y redactando la tesis de Doctorado, aunque todavía estábamos en dictadura, pero ya no tan cerrada, comienzo a tomar contacto con el “Derecho a la Ciudad” de Henri Lefevbre; los “Problemas de investigación en Sociología Urbana” y posteriormente “La Question Urbaine”, ambos de Manuel Castells; David Harvey, “A Justiça Social e a Cidade”, entre otros sociólogos y filósofos europeos. Nuevas orientaciones teórico-metodológicas en dirección a una Geografía Crítica, a otro pensamiento epistemológico de la Geografía, llegaban al Departamento de Geografía (DG), pero no tenía coraje de asumirlas, todavía me asustaba la dictadura militar. Al mismo tiempo, la Prof. Dra. Liliana Laganá traduce del italiano “Marxismo y Geografía” y “La Construcción de la Geografía Humana”, ambos de Massimo Quaini. Ella misma fue la responsable del conocimiento y la divulgación de un trabajo fundamental de Tonino Bettanini, “Espacio y Ciencias Humanas” que abrió nuevos horizontes y nuevos enfoques geográficos.

La dictadura, un poco menos rígida, continuaba, pero permitió que nos llegaran algunos trabajos de Milton Santos desde el exilio en Francia: “Espacio y dominación”, “Espacio Dividido”, se tornaron lecturas obligatorias, con acaloradas discusiones y grandes expectativas. Se publica también un libro solicitado por la Curia Metropolitana, escrito por un colectivo de sociólogos y otros estudiosos con compromiso social, titulado “São Paulo, crecimiento y pobreza”.

Todos estos autores ya me estaban haciendo cambiar mi formación teórica y metodológica. Poco a poco, con timidez, iba procurando crecer más en la realización de la tesis de doctorado, asumiendo nuevos contenidos en interpretación de los datos; sin embargo, la explicación resultante todavía era bastante tradicional.

Mencionas que parte de tu evolución teórico-metodológica se da durante la madurez de tu trabajo de doctorado ¿Cuándo concluiste este grado?

El curso del Doctorado se había iniciado en 1976 y defendí la tesis el 15 de agosto de 1980. El jurado estaba formado por cinco profesores, doctores especializados en Geografía Humana, dos de otras universidades del Estado de San Pablo y tres de la casa, el orientador, Pasquale Petrone, y dos colegas más. Me fue muy bien y, cuando dieron la nota, el profesor orientador mencionó que yo me había convertido en una “grande conocedora de la Gran São Paulo”.

Mi proceso de preparación para la vida profesional había terminado, ahora debería caminar con mis propias piernas. Pero el sueño se había realizado, era Profesora Universitaria y Doctora en Ciencias Humanas especialidad Geografía Urbana, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de San Pablo.

No cabe duda que ganar una posición de profesora efectiva, por concurso y obtener tu doctorado fueron tus mayores logros y pruebas académicas. Pero, seguramente, te permitieron asumir otros desafíos.

¡Y qué desafíos! Uno, previo al doctorado, provino del gobierno de San Pablo que exigió, en 1975, que todos los profesores de las universidades del Estado debían rendir concurso para tornarse efectivos en la docencia. Se gestó un clima de gran preocupación y de mucho estudio, acompañado del natural miedo al concurso. Además, yo tenía tres niñas, la menor de 1 año y sin secretaria de apoyos domésticos. Hoy, frecuentemente me pregunto cómo conseguí pasar. En abril de 1976, se realizó el concurso con un jurado con tres profesores, dos de nuestro DG y uno de la UNESP de Rio Claro (Universidad Estatal Paulista). La Geografía vivía en esos momentos una diversificación entre una Geografía Clásica, que hacíamos en el Departamento, frente a una Geografía Cuantitativa que identificaba a los colegas de curso de la UNESP de Rio Claro. Conocíamos algunos elementos de esa visión de la Geografía a partir de la lectura del artículo de Dematteis traducido también por Liliana Laganá y Silvana Pintaudi. Entramos al concurso esperando que el profesor de Rio Claro, que estaba en el jurado, no tuviera mucha influencia, pero hizo sentir su presencia. Primero se sorteó el tema para la prueba escrita. Luego faltaban dos etapas más, una clase pública

¡sorteada 24 horas antes! y la defensa del currículo. Finalmente, los cuatro postulantes fuimos aprobados y quedé efectiva como Profesora Asistente con Maestría del DG.

A partir de 1982, ya con el Doctorado defendido, la sección de Posgrado de la FFLCH acepta mi propuesta de recibir alumnos para dirigir la Maestría y posteriormente el Doctorado y dar clases en los cursos de posgrado. Desde ese momento, y hasta el día de hoy, tengo más de 70 alumnos que defendieron la Maestría y el Doctorado con mi dirección. Realmente, es un gran número de alumnos, queridos discípulos, hoy grandes amigos y doctores, de diferentes universidades del Brasil y de América Latina.

El fin de una dictadura de 20 años -1964 a 1985- también significó la apertura a nuevas oportunidades ¿Qué posibilidades se le abrieron al Departamento de Geografía de la USP y a ti como docente?

Efectivamente, el término de la dictadura y la llegada de la democracia, en 1985, le permitió a la USP organizar un curso de posgrado interdisciplinar, denominado PROLAM (Programa de Integración de posgrado de América Latina). Participé de la organización y la realización de los cursos hasta el día de hoy. Las disciplinas que dictábamos junto con arquitectos, historiadores, economistas y geógrafos, se ofrecieron en dos programas: “Urbanización y Metropolización en América Latina” y “Sociedad y Espacio I y II”. Era una manera de aprender a trabajar de forma interdisciplinar.

También con esta apertura, la Secretaría de Cultura del Municipio de San Pablo abrió un concurso para escribir la Historia de los Barrios de San Pablo. Con la Profesora, y gran amiga, María Cecilia França, escribimos sobre la organización del espacio de Itaquera, barrio pobre del Este de la ciudad. Ganamos el segundo premio, donde el jurado manifestó que era una forma metodológica diferente. Claro, nosotras habíamos hecho Geografía. El premio, que consistía en la publicación del libro, salió a la luz varios años después.

La realización de esta investigación, tanto para María Cecilia França como para mí, fue fruto de nuestra participación en las CEB’S (comunidades Eclesiales de Base) en los bloques de departamentos de las Comunidades de Habitación Social de Itaquera.

Por varios años, cuando hacíamos trabajo de campo, tanto en Cotia como en los otros municipios, con María Cecilia y otras colegas, realizamos intensas prácticas de “investigación participante” buscando seguir las líneas de Paulo Freire y Orlando Fals Borda. El primero sociólogo, filósofo y educador, el segundo un gran y comprometido sociólogo colombiano. Ambos de gran preocupación por dar otras respuestas a la investigación social. También queríamos poner en práctica una larga experiencia de participación en la JUC (Juventud Universitaria Católica), tanto en Mendoza como en São Paulo.

Varios trabajos publicados en esa década muestran esa fase de mi vida. En el primer EGAL (Encuentro de Geógrafos de América Latina), realizado en la UNESP, Rio Claro, en septiembre de 1987, presenté una ponencia teórico- metodológica, con esos trabajos realizados en la periferia de San Pablo. Estos se referían tanto a los de la zona Oeste como Este, sustentados en la investigación participativa, que tanto habíamos vivenciado con las colegas y alumnos.

En marzo de 1988 gané una beca de investigación de Pos-Doctorado otorgada por la FAPESP, el órgano de investigación del Estado de San Pablo, para la Universitat de Barcelona y la Universidad de Madrid (España). El contacto con colegas españoles amplió mi conocimiento de nuevas bibliografías, a las que no teníamos acceso, que me permitieron abordar y profundizar la preocupación sobre las metrópolis de América Latina desde otras perspectivas. Este tema fue la materia prima para realizar la tercera tesis que hay que defender para llegar a la titularidad, denominada Libre Docencia, que debe mostrar nuestro crecimiento tanto teórico como empírico, pero, especialmente, pedagógico y didáctico.

En 1987, en el Encuentro del primer EGAL, conozco al Prof. Dr. Carles Carreras i Verdaguer, de la Universitat de Barcelona. De nuestras conversaciones se iniciaron dos grupos de investigación, uno del Prof. Carreras y sus colegas y colaboradores, y otro dirigido por mí, en San Pablo, con mis alumnos y amigos. Desde aquel entonces se ha consolidado una tradición. Cada dos años nos reunimos con investigadores de Lisboa, Madrid y Barcelona, Guadalajara y Ciudad de México, Nápoles, Toulouse, Rio de Janeiro, San Pablo, Presidente Prudente, Rio Claro (ambas del Estado de São Paulo), Buenos Aires, y no recuerdo si actualmente hay otros grupos de colegas, a dialogar sobre nuestro tema: “Consumo, ciudad y comercio”. Ya se han publicado libros y diversos trabajos, producto de nuestras investigaciones y de las reuniones bianuales que frecuentamos. El penúltimo, en septiembre de 2019, fue organizado por la Prof. Dra. María Laura Silveira de la UBA, en Buenos Aires. En 2021, fue organizado otro encuentro en Barcelona pero ese fue virtual y, aunque participamos, infelizmente, no fue igual a todos los otros.

En 1990 gané otra beca de Posgrado del convenio BID-USP para investigar en la ciudad de México, donde también fui invitada a dar conferencias y cursos en la Universidad Autónoma de México y en las de Toluca y Guadalajara.

Además de tu extensa y variada trayectoria docente y de investigación¿tuviste ocasión de ocupar cargos de gestión en la USP?

Sí. En el transcurso de mi vida profesional, en la USP, comencé a ocupar diversos cargos administrativos tanto en el DG como en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas. Entre 1984 y 1988, fui vice-presidente y presidente de la Comisión de Grado de la Facultad, aunque también participaba de la del DG, habiendo realizado una investigación y un estudio y análisis socio-económico de los alumnos que frecuentan la Facultad. Aplicamos cuestionarios en el momento de la matrícula. Nos interesaba la situación económica de los alumnos de nuestra Facultad. No fue una gran sorpresa porque ya teníamos la experiencia diaria... Los más pobres estaban en el Departamento de Geografía y en los cursos de Letras. Entre estos, en primer lugar, los alumnos de portugués.

De 1991 a 1993 fui Vice-Directora del Departamento de Geografía (aquí se denomina “Vice-Chefe”), en una gestión de colaboración con la Dirección a cargo del Prof. Dr. Francisco Capuano Scarlato. También la sección del Posgrado estuvo bajo mi coordinación en el período comprendido entre 1991 y 1995.

Procuramos, en conjunto con la Dirección del Departamento y la Vice- Coordinadora, Prof. Dra. Ana María Marangoni, colocar al DG en la modernidad técnico-científica, al mismo tiempo que dábamos apoyo a todas las iniciativas intelectuales de los colegas con los que tuve la felicidad de trabajar y que dieron al DG una proyección nacional e internacional. También varias invitaciones a profesores extranjeros, que dieron clases y conferencias.

Desde junio de 1995 hasta junio de 1999 fui Directora del DG, siendo mis Vices dos grandes amigos. De 1995 a 1997, con el colega Prof. Dr. Mario De Biasi y el segundo bienio con el Prof. Dr. Jurandyr Sanchez Ross. Procuramos crear mejores condiciones de trabajo para los docentes, funcionarios y, especialmente, para los alumnos de grado y posgrado, que vienen en busca de nuevos rumbos para sus vidas. También fue este el período en que Milton Santos ya era Profesor Titular y organizaba encuentros internacionales con las profesoras María Adélia de Souza, María Laura Silveira, Mónica Arroyo, entre otros, entre los cuales me incluyo.

El penúltimo año de mi vida activa, en 2007, fui Vice Decana de la FFLCH, junto con el Prof. Dr. Gabriel Korn, del Departamento de Ciencias Políticas, que era el Decano. En ese período también organizamos, con algunos colegas del DG, el X EGAL en el Departamento de Geografía de la FFLCH-USP. Como yo había estado en el EGAL de Mérida (México), lo traje al DG, presidí la reunión y el encuentro con los principales nombres de la Geografía latinoamericana y de algunos colegas de Ia península Ibérica. Tuvimos una presencia de más de 3.000 personas entre profesores y alumnos. De ese evento se publicaron tres libros con los temas presentados por los participantes.

En los años del final del siglo organizamos, con los colegas del DG, diversos eventos, entre ellos uno que me fue muy querido: “Geografía tradiciones y perspectivas: La presencia de Pierre Monbeig” en homenaje al centenario del nacimiento del geógrafo francés, que tanto hizo por la Geografía en Brasil y en América Latina.

Acabas de mencionar que para ser una docente cabal tuviste que rendir una tercera tesis ¿Tenías que superar otra prueba además de la maestría, el concurso de la cátedra (1973), el doctorado y la efectivización de la docencia (1975)?

¡Así es! Las carreras docentes en las Universidades del Estado de São Paulo nacieron como copia de las francesas, entonces son largas y difíciles. En 1996, defiendo la tercera tesis, la Libre Docencia, con 3 días de exámenes. El primer día, prueba escrita, de un tema de mi formación, Geografía Urbana, que se sortea en el momento. Segundo día, defensa del Curriculum Vitae. Tercer día, defensa de la Tesis, con el título “Modernidad y Metrópolis Latinoamericanas: Rio de Janeiro y Buenos Aires.” El jurado constaba de cinco profesores doctores de varias universidades del país. Fui aprobada para poder ser candidata a Profesora Titular.

En noviembre de 1997, llego a la antigua cátedra, cargo que ahora se llama Profesor Titular, con situación jurídica y oficial diferente. El Jurado, de cinco profesores titulares, incluía dos sociólogos, un arquitecto de la USP y dos geógrafos de otras universidades del Brasil. Este nuevo Concurso incluyó un examen que debía mostrar erudición, a partir de una conferencia, que llamé “Espacio, Tiempo, y Metrópolis del Tercer Mundo” y, nuevamente, la entrega y defensa del Curriculum Vitae. Fui aprobada y muy felicitada. Ahora sí ya me podía considerar una científica social completa.

Hace poco hiciste una mención muy sentida hacia el Prof. Pierre Monbeig, como uno de los grandes mentores de la USP y concretamente de la Geografía en esta universidad y en toda América Latina. ¿Podrías contarnos algo sobre su figura y tu trato personal con él?

Es importante contar de dónde vino la influencia y el papel de Pierre Monbeig entre nosotros. En 1932, el Gobierno de San Pablo, envía a un paulista importante -Theodoro Augusto Ramos- a Europa para contactar profesores con el objetivo de fundar una universidad en San Pablo. Para ello, se puso en contacto con profesores de Francia e Italia para formar los cursos de Ciencias Humanas y Ciencias Biológicas, y con profesores de Alemania e Italia, para las ingenierías, y cursos de física y matemáticas. De esta manera, con todos esos profesores, en 1934 se funda la Universidad de São Paulo. Claro está que eran los profesores más jóvenes los que aceptaron venir a vivir a São Paulo (Brasil). Así llegaron Pierre Deffontaines, del Instituto Católico de Lille, quien estuvo solo 6 meses y Paul Arbousse Bastide, de la Universidad de Bensançon. En 1935 se sumaron Paul Bernand Braudel, Claude Lévi-Strauss, y Pierre Monbeig, este último profesor de Geografía Física y Geografía Humana. En la inauguración de la Universidad, la conferencia de apertura de la FFCL (Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras) fue dictada, precisamente, por Pierre Monbeig. Algunos de esos profesores estuvieron en nuestra Universidad desde el inicio, en 1935, hasta el término de la II Guerra Mundial, cuando volvieron a Europa. Unos años después de la inauguración, vino Emmanuel De Martonne para dar las clases de Geografía Física. Monbeig también dirigió varias tesis de doctorado de sus más destacados alumnos de ese momento. A través de la correspondencia, Monbeig se comunicaba con el resto del Brasil, con Uruguay y principalmente con Argentina -Buenos Aires, Mendoza y otras provincias. Al concluir el Congreso de la Unión Geográfica Internacional de Rio de Janeiro en 1956, hizo un viaje a Buenos Aires donde se encontró con los geógrafos argentinos que no habían tenido oportunidad de viajar a Rio de Janeiro. Esta información me fue trasmitida en la entrevista que realicé a la Profesora Elena Chiozza de Buenos Aires -una gran amiga y ejemplo de vida- quien me habló mucho de la Geografía Argentina y la influencia del Brasil.

En julio de 2007, fui a Mendoza y solicité una entrevista con el Prof. Dr. Mariano Zamorano. Sabía que él había sido un alumno muy querido y dedicado de Monbeig. Recuerdo cuando me presentaron al Profesor, siendo ya profesora en el DG. Fue de la siguiente forma: “La señora Amalia Inés, fue alumna de Zamorano.” Monbeig, muy emocionado, me abrazó como si fuera nieta de él, preguntando por el Prof. Zamorano. Luego, en Mendoza, narré todas estas experiencias al Prof. Zamorano y estuvimos hablando por más de una hora. El Profesor me contó como entró en la Geografía y varios recuerdos de la carrera. Contó cómo fue la elección para la Vice Presidencia de la Unión Geográfica Internacional (UGI), en la reunión de la India, no recuerdo el año. Le pregunté: ¿Usted estuvo presente?, y él me respondió: “no, no pude ir, era muy caro, pero Monbeig presentó mi candidatura y defendió mi posición hasta que me eligieron”.

Monbeig tuvo una enorme influencia en las tesis de doctorado que se realizaban en Brasil. Esta influencia se expandió en toda Sud América. Cuando retornó a Francia, después de varios años en San Pablo, ya había dejado un buen número de intelectuales no solo en Geografía. Los trabajos de Pierre Monbeig de la década de 1940- 1950, son de lectura obligatoria hasta hoy. De todo esto conversamos con el Prof. Zamorano quien también me confesó que estaba arrepentido de no haber tenido más relaciones intelectuales con los geógrafos del Brasil.

Hay un personaje importantísimo de la geografía latinoamericana y mundial que tiene un vínculo especial con Mendoza, ya que fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo, en el marco de unas Jornadas Cuyanas de Geografía en 1997, con ocasión del cincuentenario de nuestro Instituto. Y tú has sido espectadora de privilegio de este personaje: Milton Santos. ¿Qué nos puedes decir de este gran colega y amigo?

En 1985, el Prof. Dr. Milton Santos entra como Profesor Titular al Departamento de Geografía de la USP. Había regresado del exilio en 1977 y estaba logrando volver a sentirse “brasileño”. Fue contratado como profesor visitante en las universidades de Rio de Janeiro y de Bahía. Su presencia hacía que fuera invitado a dictar conferencias, cursos, entrevistas, etc. en todas las universidades brasileñas, latinoamericanas, como también en los Estados Unidos y en Europa. Estaba como Profesor Titular en la Universidad de San Pablo, pero circulaba por todos los lugares.

Junto al Prof. Milton Santos ocupamos varios cargos administrativos en el DG, lo que hizo que rápidamente nos tornásemos amigos.

Sus libros “Espaço e dominação” y “Por uma Geografia Nova” me llevaron a un mayor crecimiento metodológico que fue profundizándose con el concepto de “formación socio-espacial”, el “Espaço do Cidadão”, “Por una Epistemología Existencial”, “De la Totalidad al lugar”, “Por uma Outra Globalização, do Pensamento Único à Consciência Universal”, “Por uma Economia Política da Cidade”, entre muchos otros trabajos. Tengo que destacar “Espaço e Método”, de 1985, donde todos los capítulos tratan de la epistemología de la Geografía, pero muy especialmente el capítulo 4 que se titula: “Estrutura, processo, função e forma como categorías do método geográfico”. Este libro, y este capítulo, es el comienzo de mi relación con los alumnos que me buscan como profesora directora de maestría y tesis, cuando apenas comenzamos a conocernos. La producción de Milton Santos no es solamente inmensa, sino también abarca un espectro del pensamiento extremadamente amplio, conectándose desde el campo de las reflexiones filosóficas sobre la naturaleza del espacio geográfico, pasando por trabajos estrictamente metodológicos, hasta investigaciones de las más variadas y diversas en Geografía Humana.

La lectura del libro “Por uma Geografia Nova”, publicado en 1978, me mostró elementos y situaciones que me condujeron a citarlo en varios trabajos presentados en las reuniones de los años siguientes. Las ideas que expuso en ese libro me llevaron a pensar y entender el papel del espacio geográfico.

Algunos conceptos se internalizaron en mi vida, haciéndome ver hechos geográficos que antes no reconocía porque no tenía el concepto de espacio geográfico. Aprendí, en las lecturas de sus trabajos, la necesidad de analizar el papel de las normas que crean y recrean el espacio del hombre, desde los primeros preceptos del Código de Hammurabi, que nace para limitar los abusos del mercado, las normas bíblicas del Viejo y Nuevo Testamento, a los principios institucionales de nuestra sociedad actual. En este momento que el mercado mueve el mundo, las formas y las normas integran el espacio social que tenemos que interpretar.

Toda esa acumulación de conocimientos que nos trasmite a partir de sus libros y artículos no pueden ser comparados a la riqueza que significó su amistad, sus consejos, “sus cobranzas”, sus invitaciones, nuestro trato cotidiano, hasta las lágrimas que me ayudó a secar. En fin, el significado vivido de ser Amigos. Hace 10 años que falleció (foto 1).

Foto 1 Entrega del Doctorado Honoris Causa, Universitat de Barcelona, al Dr. Milton Santos, 13 de noviembre de 1996. De izquierda a derecha, doctores: Amalia Inés Geraiges, Horacio Capel, Joãn Eugeni Sanchez, Milton Santos, Maria Helene Santos (esposa de Milton), Adyr Rodrigues, Mercedes Marin y Carreras i Verdaguer. 

Milton me empujó a participar del Primer Encuentro de Geógrafos Latino- Americanos en Aguas de São Pedro, organizado por el Departamento de Geografía de la UNESP de Rio Claro, en 1987. Este evento fue muy importante en mi vida. Expuse un trabajo que fue muy elogiado por los geógrafos brasileños, latinoamericanos y europeos. Describí las experiencias de la investigación participante, que yo había realizado en las comunidades de base, en Itaquera y São Mateus, barrios muy pobres localizados en la región Este de la ciudad de San Pablo. A partir de ese momento, comenzaron a llegar invitaciones para dar cursos, conferencias, trabajos en equipos y realizar las dos becas de pos doctorado que recibí: en España en 1988, por tres meses, y en México, en 1990, también por tres meses. Me trasmitió el coraje para participar de varios congresos, encuentros nacionales e internacionales. Hasta hoy, gracias a Dios, conseguí participar activamente de todos los Encuentros de Geógrafos de América Latina, realizados en los diferentes países de esta nuestra América.

Las invitaciones que recibía de mi amigo Milton para compartir y discutir, junto a él, entre los intelectuales con los cuales se reunía: sociólogos, arquitectos, economistas, historiadores, geógrafos, y otros estudiosos de las ciencias sociales, en el Instituto de Estudios Avanzados (USP), las conferencias, las mesas redondas en que participaba, me hicieron crecer profundamente en los conceptos de la sociedad.

El placer de trabajar con Milton y sus colegas y alumnos en la organización de congresos que él idealizaba como “O Novo Mapa do Mundo”; “Lugar, Formação Socioespacial, Mundo”; “Territorio, Globalização e Fragmentação”; y varios otros que no recuerdo en estos momentos. La eterna solicitud para que no me dispersara en tantos trabajos y me sentara a escribir la Libre Docencia, fruto de muchos años de estudio. Finalmente, la maravillosa experiencia de compartir con él, y con la Profesora Dra. María Adélia de Souza, la Primera Comisión directiva de la ANPEGE (Asociación Nacional de Pos Grado en Geografía), que inició sus trabajos en septiembre de 1993 al mismo mes de 1995. La generosidad de ambos profesores que me permitieron crecer junto a ellos en las experiencias de participar en la política universitaria geográfica.

Por mi larga y feliz amistad con Milton, el recibir el Premio que lleva su nombre en el Encuentro de La Habana en 2015, en reconocimiento a mi papel en la Geografía de América Latina, tuvo un significado sumamente entrañable…

Para ti fue un gran amigo y maestro…

¡Para mí y para muchos! Aquí voy a mencionar a un gran y querido amigo de Rio de Janeiro, que ya no está más entre nosotros, el Prof. Dr. Mauricio de Almeida Abreu, que dejó un texto sobre Milton que aquí cito en honor a los dos, porque me identifico con él: “Mi admiración y cariño por Milton se define desde el momento que lo conocí por su posición frente a lo que sabe y la humildad que tiene al revelar que lo que sabe es muy poco comparado a lo que siente que debería saber. Admiración también por el profesionalismo de su trabajo, por la exigencia de la calidad que impone a todo aquello a que tiene derecho. Por su eterna inquietud intelectual, que nos ha dejado de presente una obra teórica de gran valor, que cambió para siempre el trabajo geográfico de América Latina, que ya tenía una base de formación dentro de una geografía donde él ya había colaborado desde el exilio. Admiración también por su compromiso con la Geografía. Su exigencia a la teorización, a una teorización geográfica. Sabe que un conocimiento científico se construye en una base de pensar a sí mismo, que no se intimida con las barreras disciplinares. Sabe que la Geografía es pobre en este sentido. No se avergüenza por estar la Geografía atrasada en esa área, por el contrario, se esfuerza como un estímulo para avanzar en ese tema. Admiración por mostrar con la organización constante en el DG de eventos y simposios internacionales, para exponer la producción de los geógrafos latinoamericanos. Admiración por su trabajo consciente de aproximar la geografía de su país a la de sus hermanas latinoamericanas redimensionando flujos intelectuales que antes de su presencia tenían una nítida estructura colonial. Admiración por presentarse siempre como geógrafo en los ambientes más diferentes, por ejemplo, en los forum internacionales. Por la exposición constante de sus ideas en los medios de comunicación (periódicos, TV, revistas de Ciencias Sociales, etc.). El premio Internacional que recibió en Francia, valoriza su trabajo y por extensión lo que realiza en esta otra parte del mundo. Admiración también por su sentido del humor que no cansaba de “pinchar” las ciencias hermanas rotulándolas jocosamente de “Disciplinas Auxiliares de la Geografía”, mas es una venganza para aquellos que nos preguntan “pero porqué estudió Geografía”. Lo admiro, y mucho, por el papel que desempeñaba de estimular a los colegas y a los alumnos para que se califiquen mejor y que publiquen siempre”.

Qué satisfacción te debe dar haber tratado y compartido con estos referentes internacionales de la geografía quienes seguramente te supieron transmitir su pasión por la investigación y docencia de la Geografía. Sin embargo, luego de tu extensa y frondosa trayectoria en todos los ámbitos académicos: docencia, investigación y gestión, has llegado a la edad de la jubilación. ¿Cómo has tomado esta nueva etapa de tu vida?

Me retiré en diciembre de 2008, las leyes del Brasil, solo permiten trabajar hasta los setenta años en la actividad pública. Dediqué 36 años de mi vida al ejercicio de la docencia y de la investigación, con la conciencia tranquila de haber dado a mis Geografías, lo mejor de mi inteligencia y dedicación. A partir de esa fecha, sigo trabajando en el posgrado “ad honorem” y la universidad me nombró Profesor Senior.

Estoy profundamente agradecida a este país y a esta Universidad que me permite estar entre mis colegas y alumnos hasta este momento. No puedo ejercer más en el grado, pero sí continúo en el posgrado. Doy clases en dos disciplinas, en el DG, “Consumo, comercio, ciudad: las metrópolis de América Latina” y en el PROLAM “Epistemología de las Ciencias Sociales”.

Realmente, entre tu primer artículo (BEG n.114) y esta entrevista has compartido con nosotros todo tipo de recuerdos, desde los más académicos a los más personales. Lugares, personajes, amigos, impresiones, desafíos, temores… pero el común denominador es: ¡Siempre para adelante! ¡Siempre a más! Gracias por abrirnos tu corazón y dejarnos, como legado, estos recuerdos en ocasión del 75° aniversario de nuestro Instituto de Geografía de la Universidad Nacional de Cuyo. Institución que te vio nacer a la Geografía y que hoy recibe estas líneas con profunda gratitud. ¿Quieres compartir algo más con nosotros?

Sí, quiero contar que sigo trabajando durante esta pandemia que nos está dejando aislados en nuestras casas desde el 16 de marzo de 2020. Yo estaba dictando una disciplina denominada “Consumo, comercio, ciudades: las metrópolis de América Latina”, cuando nos pidieron terminar porque había sido decretada la “cuarentena”. Desde ese día hasta hoy, publicamos, con dos colegas, un ebook y he escrito tres trabajos para publicar. Pensando también lo que tengo que escribir para otro ebook con mis alumnos sobre los problemas de San Pablo por la pandemia y, claro, lo que mandamos al EGAL en Córdoba, Argentina.

Para concluir, tengo que comenzar con los agradecimientos: a mis alumnos hasta hace poco, ahora colegas, Profs. Dres. Alexandre Magno Pires y Jeferson Hugo Resende, por sus asesorías tecnológicas, debido a mis deficiencias con el medio técnico-científico-informacional.

No puedo terminar esta larga historia de mis Geografías sin mencionar, en primer lugar, a mi marido Ing. Nívio de Lemos, que compartió conmigo esos difíciles momentos de ir a hacer trabajos de campo, primero a Cotia, posteriormente a Itaquaquecetuba, llevando con nosotros a las niñas, nuestras tres hijas. La ayuda que me daba cuando daba clases en el curso nocturno y se quedaba con ellas. Para las mujeres es muy difícil dividir el cotidiano familiar y el papel en la carrera en la universidad, con las exigencias de estudiar, investigar, dar clases, un trabajo sin fin… También tengo que agradecerle la corrección de todo lo que escribí, a lo largo de 30 años, deben haber sido más de 1.000 páginas: la Maestría, el Doctorado, la Libre Docencia, y la clase para la Titularidad, y los muchos trabajos que presenté en los eventos en Portugal y en Brasil. Cuando participé de reuniones en portugués, también necesité que mi marido lo leyera, porque siempre escapa un portuñol. El conocimiento que tengo del idioma portugués para escribir, es bastante difícil y todavía tengo varios errores. Principalmente, le agradezco a Nívio que nunca limitó mi libertad, al contrario tuve posibilidades de asistir a todos los lugares que me invitaban, o a los encuentros en que participaba, las becas y todo lo que fuera posible. Le estoy profundamente agradecida también porque, a lo largo de 30 años, nunca dejó de llevarme a la casa de mis padres, y por el amor que les tuvo siempre.

Agradezco también a mis tres hijas, Caioá, Janaína y Bartira Anahy, el amor y el cariño por su madre. Crecieron viéndola siempre estudiar, porque tenía que hacer tesis, preparar clases, “siempre ocupada”. A pesar de esos “tiempos” escasos, siempre nos dimos el tiempo para pasar las vacaciones (de dos meses) en la casa de la “abuelita” en Rivadavia (Mendoza), todos los años desde 1970 hasta prácticamente cuando se casaron, en los años 2000. Convivieron con la familia y las costumbres y tradiciones mendocinas y argentinas. Los cuatro, el padre y las tres, hablan perfectamente el castellano.

Aquí agradezco también a mi secretaria doméstica, Gildete Viera de Carvalho, que trabajó en mi casa por 48 años, me ayudó a criar a mis hijas y principalmente las llevaba a su casa cuando yo tenía tesis para defender, y problemas de todo tipo. “La familia que no tuve en Brasil, fuiste tú y tu familia”. Se jubiló porque sus manos no le permitían trabajar más. Es mi comadre y, hasta hoy, somos grandes amigas. Muchas Gracias, Gildete!

Sin ustedes, yo no habría vivido ni estaría contando “mis Geografías”. ¡Eterna Gratitud a todos!

Y, por supuesto, a ti Claudio y, por tu intermedio, al Instituto de Geografía de Mendoza y a la Prof. Margarita Schmidt, por esta entrevista y la oportunidad de rememorar mi historia y compartirla desde mi tierra natal, a la que continúo entrañablemente ligada. Ningún inmigrante deja de amar su tierra natal, de eso doy fe.

Finalmente, quiero decir: Amo la Docencia, Amo la Geografía, Amo todo lo que significa producción y consumo del espacio que vivimos, Amo el cotidiano de la construcción del conocimiento. Amo la vida que me diste, ¡muchas gracias Jesús!

La entrevistada

1Este diálogo con Amalia Inés Ilumina las dificultades y logros de una trayectoria transitada con gran esfuerzo y optimismo destacándose su tesón, su inagotable voluntad y entusiasmo así como su sincero reconocimiento a los maestros que acompañaron las distintas etapas de su notable devenir académico.

La entrevistada

2Amalia Inés Geraiges de Lemos es Licenciada en Geografía (UNCuyo), Magister y Doctora en Geografía Humana (Universidad de São Paulo). Profesora titular senior en el Departamento de Geografía, FFLCH, PROLAM (Programa de Integración de América Latina), Universidad de São Paulo, Brasil. Especialista en Geografía urbana, metropolización, globalización, entre otras temáticas. Profesora invitada de diversas universidades europeas y americanas. En 2022 se le otorgó el título de Profesora Emérita del PROLAM- USP, como docente fundadora de este importante Programa de Posgrado interdisciplinario. amain@usp.br

Recibido: 06 de Octubre de 2021; Aprobado: 21 de Junio de 2022

Claudio Urra Coletti es Profesor de Grado Universitario en Geografía por la Universidad Nacional de Cuyo y doctorando en Geografía en dicha casa de estudios. Se desempeña como Profesor Asociado en la cátedra Técnicas en Geografía Humana en la misma universidad. Investigador en temas de fragmentación urbana, pobreza y marginalidad. Ha sido integrante del Comité de Dirección de la Comisión de Marginalidad de la UGI.

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