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Estudios del trabajo

versión impresa ISSN 0327-5744versión On-line ISSN 2545-7756

Estud. trab.  no.51 Buenos Aires jun. 2016

 

ARTÍCULOS

La Clasificación de Ocupaciones en el Sistema Estadístico Nacional

 

Nicolás Sacco1, Manuel Riveiro2

1 Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Cátedra Demografía Social e Instituto de Investigaciones Gino Germani. Investigador Visitante, Departamento de Demografía, Universidad de California, Berkeley. e-mail: nsacco@sociales.uba.ar
2 Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani. Becario CONICET. e-mail: manox3@gmail.com

Recibido Diciembre 2016
Aceptado Marzo 2017


Resumen

La clasificación de las ocupaciones constituye una de las dimensiones más importantes para el análisis de la diferenciación social en base a información secundaria oficial. En la Argentina diversos cambios se dieron a lo largo del periodo 1980-2010 en términos de los sistemas clasificatorios de ocupación. Analizando la oferta estadística relativa a ocupaciones, los objetivos de este artículo fueron describir y evaluar, desde el punto de vista del usuario, esta información y observar correspondencias entre distintos sistemas clasificatorios, utilizando los censos de población de 1980 a 2010 y la Encuesta Permanente de Hogares, del Instituto Nacional de Estadística y Censos.Las comparaciones intra y entre fuentes mostraron, en sus tendencias generales, semejanzas en la captación de ocupaciones. A la vez, la oferta estadística basada en agregados ocupacionales para observar desigualdad social mostró serias limitaciones para un análisis diacrónico.

Palabras clave: Ocupación; Clasificador Nacional de Ocupaciones; CIUO; Desigualdad social.

Abstract

The occupations classification is one of the most important dimensions for the analysis of social differentiation based on official secondary information. In Argentina, several changes occurred during the period 1980-2010 in terms of the classification systems of occupations. The objective of this article was to describe and evaluate, from the point of view of the user, this information and to observe correspondences between different classification systems, using the population censuses from 1980 to 2010 and the Permanent Survey of Households, of the National Institute of Statistics and Censuses. Comparisons within and between sources showed, in their general tendencies, similarities in occupational classifications. At the same time, the statistical offer based on occupational aggregates to observe social inequality showed serious limitations for a diachronic analysis.

Keywords: Occupation; National Classifier of Occupations; ISCO; Social inequality.


 

Introducción

Para todas aquellas líneas de investigación que reconocen en la división del trabajo el núcleo de la desigualdad social, la clasificación de las ocupaciones constituye la columna vertebral de muchas, si no de la mayoría de las indagaciones sobre estratificación social (Crompton, 2008). Desde los clásicos (Marx, Weber, Durkheim) hasta los estudios actuales sobre Estratificación y Movilidad Social, las relaciones sociales que se entraman en torno a las ocupaciones no escapan a los debates centrales de la Sociología. A su vez, la ocupación compone un eje central de los estudios de mercados de trabajosyde la propia Sociología de las Ocupaciones. Su medición supone un conjunto de decisiones teóricas, metodológicas y operativas, que pocas veces tienen en los manuales la claridad y el espacio que merecen.
Se pueden apreciar estas definiciones en las discusiones plasmadas en la actualización que lleva a la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones 2008 (CIUO-08)(Budlender, 2003a, 2003b; Hoffmann, 1999; OIT, 2008),o bien, a nivel local, las discusiones y producciones en torno al Clasificador Nacional de Ocupaciones, previas a su implementación (Elizalde, 1987; INDEC, 1990, 1991)y posteriores (Elizalde, 1993; Moyano & Rogríguez, 1992; Torrado, 1993a, 1993b).
Dada la complejidad intrínseca de la variable ocupación, así como de la exigencia explicativa que se le reclama, no es de extrañar que su medición y comparabilidad (a nivel transversal interno como a nivel regional e internacional) haya sido difícil de lograr. Diversas razones se dieron para esto. En primer lugar, las clasificaciones de ocupación tienden a diferir tanto a nivel nacional como en el tiempo. Cada sistema estadístico nacional busca establecer una clasificación que capte de la mejor forma posible las particularidades de la estructura ocupacional de su país, que, por definición, no está exenta de cambios, especialmente desde el punto de vista del desarrollo tecnológico. Ensegundo lugar, existe una amplia disparidad entre la lógica y el contenido de los clasificadores de ocupación al aplicarse al análisis de datos concretos; esto en parte muestra las diferencias en los intereses teóricos por detrás de los sistemas clasificatorios, pero también es resultado de la falta de coordinación tanto de la investigación social como de los procesos estadísticos planificados a largo plazo por las instituciones gubernamentales(Ganzeboom & Treiman, 1996).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas (ONU) ha elaborado la CIUO por primera vez en 1958, con revisiones en 1968, 1988 y 2008 para tratar de solucionar estos problemas (OIT, 2010). Uno de los principales objetivos de la CIUO es proporcionar a los Institutos Nacionales de Estadística (INEs) un punto de partida para organizar sus clasificaciones nacionales (Torrado, 1998). Sin embargo, estas revisiones periódicas de la OIT hacen necesaria a su vez otras revisiones dentro cada INE.
Los sistemas clasificatorios de ocupaciones son herramientas que permiten ubicar las ocupaciones de los y las encuestadas en grupos pre-definidos de acuerdo a las definiciones de cada clasificador. Los clasificadores de ocupación difieren no sólo con respecto del nivel de detalle y títulos ocupacionales específicos incluidos, sino también con respecto a su lógica. Por ejemplo, algunas clasificaciones distinguen estados de empleo dentro de las ocupaciones y otras no lo hacen. Algunas están fuertemente orientadas a distinguir situaciones en la industria y otras no. Algunos clasificadores se adaptan a las características particulares de los mercados de trabajo y otras reproducen estructuras ocupacionales de los países desarrollados.Estas diferencias reflejan, en cierta medida, la estructura ocupacional de las sociedades, pero también la historia e intenciones de las instituciones que las han desarrollado.
Si bien el mínimo común denominador de todas las clasificaciones son los títulos ocupacionales, la forma en la que se define la medición de la ocupación varía en cada clasificador, incluso desde la propia definición de ocupación.Por un lado, en la CIUO-08, “se entiende por ocupación, un conjunto de empleos cuyas principales tareas y cometidos se caracterizan por un alto grado de similitud”, y define al empleo como un “conjunto de tareas y cometidos desempeñados por una persona, o que se prevé que ésta desempeñe, para un empleador particular, incluido el empleo por cuenta propia.” (OIT, 2008: 1). Se trata de una definición vinculada a la clasificación de grupos de tareas y responsabilidades muy similares3.
Por otro lado, el CNO-01 define a las ocupaciones, “unidad de análisis del CNO”, como la “forma concreta de la división singular del trabajo y de su sistema derelaciones dentro de las unidades productivas”4 (INDEC, 2005, p. 16), y como “los procesos de trabajo parciales o individuales existentes en ellas”. Dos definiciones diferentes, con marcos conceptuales diferentes, y un mismo objetivo, clasificar ocupaciones.
Para facilitar comparaciones entre naciones, las recomendaciones internacionales sugieren, a su vez, utilizar la clasificación de ocupaciones de acuerdo a normas de clasificación nacionales que puedan establecer su homologación con la última revisión de la CIUO(OIT, 2008) mediante una doble codificación o mediante una correspondencia de los grupos detallados de la clasificación nacional con los de la CIUO. Adicionalmente, especifican que:

los países deberían codificar los datos ocupacionales que hayan reunido al nivel más bajo posible que apoye la información recibida. Para facilitar una codificación detallada y exacta, sería útil que en el cuestionario se preguntara el título ocupacional de cada persona activa y se pidiera una breve descripción de las tareas y funciones realizadas en el empleo (ONU-OIT, 2010, pp. 179-180).

Distinguiendo los censos modernos de poblaciónen Argentina-de 1960 a 2010- (Giusti, 2007), el código ocupacional empleado en el censo de 1960 era compatible a nivel de 4 dígitos con la CIUO en su versión de 1958 y en el censo de 1970 se utilizó la CIUO-1968 a nivel de 3 dígitos. En el censo de 1980 (CEN-80) la variable ocupación fue codificada por el Código de Ocupaciones (CO) que permitía homologar sus códigos a nivel de 1 o 2 dígitos en algunas ocupaciones con la CIUO-68 (OIT, 1968)5.
En parte gracias a debates llevados a cabo durante el periodo intercensal 1980-1991 (Elizalde, 1987; Testa, 1987), se propusieron procedimientos clasificatorios alternativos de codificación de esta variable en los censos de población llevados a cabo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Siguiendo las recomendaciones internacionales que sugerían a los institutos de estadística construir sus propios clasificadores para adaptarlos a las particularidades de los mercados de trabajo en cada país, el CNO fue elaborado por el INDEC actualizando el CO de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), cuyas distintas versiones previas (con mayores niveles de agregación) fueron utilizadas desde la aplicación de la encuesta, a principios de la década del setenta (Elizalde, Alazraqui, & Crenzel, 1994). De esta forma, desde el censo de 1991 (CEN-91) se aplicó el Clasificador Nacional de Ocupaciones (CNO) sucesivamente en los censos de 2001 (CEN-01) y 2010 (CEN-10), en distintas versiones y a distintos niveles de apertura.
Esta estabilidad del clasificador ha posibilitado el desarrollo de una serie de investigaciones desde el INDEC -por ejemplo, los documentos de la Serie Estructura Ocupacional del Programa de Medición y Análisis de la Estructura Ocupacional, tales como los de Elizalde, Höxtery Maceira(1997) e INDEC(1997)-y su utilización en investigaciones académicas, realizadas con información proveniente de la EPH y la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU)6. Sin embargo, el clasificador no ha pasado a ser parte un insumo habitual para la generación de datos ocupacionales primarios por fuera del INDEC, limitando así su aceptación por fuera del SEN.
El CNO, un instrumento que tiene ya 15 años de existencia pareciera (a falta de publicaciones que lo sustente) que se encuentra en plena revisión, considerando el hecho de que se decidió utilizar el CIUO 2008 para todo el SEN (INDEC, 2015). Por ello, resulta necesario retomar los debates en torno a los clasificadores de ocupación y preguntarse: ¿Vale la pena relevar las ocupaciones en los censos de población y en la EPH? ¿A qué nivel de apertura es necesaria esta información? ¿Qué es lo que ya se tiene de información al respecto y en qué medida es comparable o puede llegar a serlo? ¿Debe el INDEC producir información para distintos tipos de usuarios potenciales o de acuerdo al presupuesto (coyuntural) de los institutos?
Bajo este contexto de oferta estadística, dos fueron objetivos de este artículo:

- Describir, desde el punto de vista del usuario,la información relativa a las ocupaciones disponible en dos fuentes centrales del Sistema Estadístico Nacional (SEN): censos de población modernos, en particular de 1980 en adelante, y la EPH.
- Describir las correspondencias entre el CNO y la CIUO, teniendo en cuenta que en el 2015 la EPH realizó una doble codificación de ocupaciones.

El trabajo se estructura en cuatro partes. En Antecedentesse detalla los trabajos que ya han abordado esta problemática para el caso argentino y se hace una breve referencia conceptual. En Datos y Metodología se describen las características de las fuentes de datos utilizadas y la forma de medición, operacionalización y codificación de las variables relativas a la ocupación, su publicación,y los criterios metodológicos de abordaje de los datos cuantitativos, mientras que en la sección Resultados se describe la evolución en el tiempo de estas variables y su comparabilidad. La sección Conclusiones resume los resultados analizados abriendo preguntas y perspectivas de investigación a futuro mientras queen Discusiónse ubican los resultados y su análisis dentro del debate sobre los clasificadores de ocupación y su relevanciaen el contexto de relaciones sociales más generalesque podrían llegar a explicar, o al menos dar pistas, sobre el conjunto de información analizada.

Antecedentes

Con el CNO se contó por primera vez en la historia del SEN con el mismo sistema clasificatorio de las ocupaciones en tres relevamientos censales sucesivos y en la EPH. En las primeras versiones del CNO (o CO-EPH), su máxima apertura permitía un empalme con la CIUO a 2 dígitos, cuya homogeneización, si bien no perfecta, era razonablemente directa (INDEC, 2000). Una vez actualizando el sistema clasificatorio, la versión a 3 dígitos aplicada tanto en la encuesta como en el CEN-91, los empalmes entre la CIUO se volvieron irrealizables más allá del segundo dígito (INDEC, 1998). Esto implicó niveles de comparabilidad con la CIUO limitados a mayor grado de desagregación de la información.
Tal como se observa en el Diagrama 1, el CNO-91 empleó 3 dígitos para la codificación de ocupaciones, mientras que en el 2001 se utilizó una versión a 5 dígitos del CNO -para más detalle sobre la estructura de cada clasificador,ver(Elizalde, 1993; Elizalde et al., 1994; Torrado, 1993a, 1993b; Torrado, Ariño, & Sacco, 2008). Por su parte, la información recabada por el CEN-10 sólo computó el nombre de la ocupación, sin preguntar por la tarea, lo que supuso codificar sólo al nivel de 1 dígito (carácter) del CNO (Sacco, 2015), produciendo una ruptura de la serie comenzada en 1991 a mayores niveles de desagregación.
No sólo se observó un cambio en la cantidad de dígitos de cada codificador aplicado, sino también en la información que cada uno otorga. Por ejemplo, si bien en el CEN-80 sólo se codificó a un dígito, la propia estructura y lógica de la CIUO permite comparaciones con otros codificadores (dado que es un sistema clasificatorio muy dependiente de la calificación) mientras que en el 2010 el nivel de agregación no dice mucho más que una denominación, sin poder realizar diferenciación social interna alguna de cada una de ellas, tales como las que provee la calificación de las tareas.

Diagrama 1. Sistemas clasificatorios, cantidad de dígitos y concepto relevado de la Ocupación según censos. Argentina, 1980-2010

Fuente: elaboración propia en base a censos nacionales de población.

Las modificaciones a nivel interno con el clasificador del CEN-80 dieron lugar a encendidos debates sobre la conveniencia de modificar o no las nomenclaturas estadísticas, a los que Otero caracterizó de “contradicción, en algún punto insoluble, entre la mutabilidad de lo real y el poder de captación de las nomenclaturas” (2006, p. 35). Uno de los argumentos de Torrado (1993b) fue que con en el CNO (aplicado para el CEN-91) las tareas que relevó el censo no fueron codificadas, perdiéndose de esta forma el dato sobre la ocupación y las tareas. El contraargumento del equipo encargado de elaborar el CNO (Elizalde, 1993) era que ningún sistema clasificatorio admitía contar con el dato sobre la ocupación recogido por el censo, sino que todos permiten reemplazarlo por la denominación del subgrupo al nivel menor de agregación en el que es clasificada.
Torrado (1993a) también objetaba que la aplicación del CNO-91 producía una ruptura de comparabilidad con los nomencladores nacionales precedentes y con los nomencladores internacionales. A su vez, que el CNO requería para su codificación de información adicional a la ocupación mientras que la CIUO-68 (y por extensión el CNO-80) sólo requería la respuesta a la pregunta sobre “Ocupación principal” para poder asignar una ocupación individual a un grupo dado del nomenclador (es decir, el criterio organizador de la clasificación era unidimensional -sólo se tenían en cuenta el tipo de trabajo desarrollado por el individuo-), en el CNO-91, por el contrario, para la definición de sus categorías se requería información sobre variables económicas adicionales a la ocupación (tales como categoría ocupacional, rama de actividad, tamaño del establecimiento de los patrones). Esto implicó que la aplicación del CNO, en rigor, sólo fuera posible en el caso de fuentes que investiguen todas las variables adicionales a la ocupación (prácticamente, ninguna salvo la EPH). Significó además que en la utilización del CNO se introdujera complicaciones en las tareas de codificación en el censo, ya de por sí complejas con los nomencladores anteriores.
Torrado (1993a) sostenía que la aplicación de este sistema clasificatorio traería consigo un aumento considerable tanto de los costos de procesamiento del censo como de los inevitables errores de codificación y falta de oportunidad de las publicaciones de estos datos. Lo sucedido a posteriori tanto en el censo de 1991 como de 2001 no hizo más que confirmar algunas de estas advertencias. En efecto, tanto en el CEN-91como en el CEN-2001, los tabulados y bases de datos publicados con esta información fueron de poco detalle (salvo en bases de datos no oficiales) y divulgadas relativamente con poca oportunidad y, por ende, de dudosa calidad, a pesar de que, por ejemplo, en la medición y clasificación de las ocupaciones en el censo de 2001, se utilizó, por primera vez, un sistema informático que permitió la codificación automática de más del 55% de las declaraciones sobre ocupación y en el que se codificaron el total de las declaraciones sobre esta variable relevadas por el censo (Crenzel et al., 2001). De hecho, ante la falta de recursos humanos, en el CEN-91 las tareas de codificación de las ocupaciones fueron muestreadas (INDEC, s/f).
Esto parece (a falta de publicaciones oficiales) no haber sucedido en el CEN-10. Si bien el clasificador utilizado tanto en el censo 2001 como en el 2010 es el mismo, lo que no fue igual fueron las decisiones en lo que refiere al tratamiento y difusión de los datos –al respecto véase Sacco(2015), Salvia(2014), Pok(2014), Lindemboim (2014) e INDEC(2016a). En efecto, el nivel de apertura de las ocupaciones en el censo 2010 no es informativo acerca de las tareas, ya que el nombre de la ocupación sólo muestra el carácter ocupacional, vinculado con el objeto o servicio que produce el proceso de trabajo del que forma parte la ocupación clasificada. A pesar de que esta decisión política y técnica no guarde relación directa con el CNO como instrumento, conlleva implicancias indirectas particulares: otros sistemas clasificatorios a nivel de un dígito, por ejemplo la CIUO, si bien es escasosu grado de detalle, remiten, en su nivel más agregado, tanto las tareas como a la calificación ocupacional.
Adicionalmente, los censos de 1991 y 2001 mostraron distintos tipos de límites a la captación de la condición de actividad, por ende, afectando a todas las variables relativas a las características económicas de población (Sacco, 2016; Torrado et al., 2008).
La aplicación CNO en el CEN-91 introdujo no sólo un cambio en el sistema clasificatorio con respecto al utilizado sobre todo en 1980 (también en 1960 y 1970), sino que hubo variaciones en su definición, la forma de medición, el diseño de la cédula, la lectura y procesamiento posterior de la información. A diferencia del CEN-01, el CEN-80 y el CEN-91 preguntaron directamente por la tarea y ocupación. En el 2001, en cambio, se dividió la pregunta en dos: por un lado, se indagó el nombre de la ocupación, y, por el otro, la tarea (Torrado et al., 2008).
En los censos realizados desde 1980 hasta el 2010 la pregunta que captó ocupaciones se efectuó para todas las personas de 14 años y más, ocupadas en la semana de referencia. Como el conjunto de las características económicas, para el CEN-91, el CEN-01 y el CEN-10 sólo se midió la variable ocupación para los ocupados, a diferencia del CEN-80 y la EPH que lo codificaron también para el conjunto de población activa -es decir, incluyendo a la última ocupación de los desocupados con al menos un empleo previo (Sacco, 2014; Torrado et al., 2008)-. En el CEN-10 se interrogó solamente por el nombre de la ocupación, eliminándose la repregunta referida a las tareas, descartando de esta forma las recomendaciones internacionales y cambiando, de hecho, la definición de la variable (Sacco, 2015).

Datos y Metodología

Para cumplir con los objetivos propuestos, se emplearon las bases de datos de los censos de 1980 a 2010. Esta información fue manipulada de acuerdo al siguiente detalle: en el formato de microdatos de IPUMS-Internacional7 para 1980; para el CEN-91 fue utilizada unabase de datos no oficial8, que cuenta con todos los dígitos del CNO, cotejada con las publicaciones oficiales, ya que los microdatos disponibles son los publicados por el IPUMS-Internacional, que solo cuenta con la información ocupacional de carácter, tecnología y jerarquía (no está calificación).Para 2001 y 2010 fueron procesadas las bases publicadas por el INDEC9.
La metodología utilizada en este artículo es comparativa. En su mayor parte consistió en cotejos entre sub-poblaciones de acuerdo a su clasificación en distintos grupos utilizando principalmente las mediciones e información provenientes de cada dígito de los clasificadores bajo análisis. El tipo de medida utilizada dependió en cada caso del objetivo de la comparación, su adecuación y de la calidad de los datos y al momento de realizar pareos se recurrió tanto a la información publicada como a inferencias. La estrategia metodológica consistió en realizar asimilaciones de acuerdo a la fuente y también entre fuentes, comenzando en primer lugar por los censos y de mayor a menores niveles de desagregación.
En cuanto a la comparación entre CNO-01 y CIUO-08, teniendo en cuenta la doble codificación en dos trimestres de la EPH (primero y segundo del 2015), se consideró en este artículo que estas dos fuentespermiten establecer “un primer diálogo empírico” entre el CNO y la CIUO, habilitando comparaciones y arrojando nuevas evidencias en torno a las posibles pautas de conversión10. Este análisis posibilita nuevas caracterizaciones de aspectos del CNO, como las particularidades que imprime esta clasificación en la estructura ocupacional(frente a las de la CIUO), la composición de grupos ocupacionales heterogéneos del CNO, como los servicios varios o servicios sociales, comunales, políticos, gremiales y religiosos, etc.
Se presentan dos breves análisis en torno al perfil en el que ambas clasificaciones se relacionan. En primer lugar, se observó la forma en que cada clasificación capta, o deja de captar, las categorías de la otra clasificación. En segundo lugar, se realizó un ejercicio de conversión de ambas clasificaciones a su menor nivel de agregación.

Resultados

Cambios intercensales
A nivel agregado y durante el lapso 1991-2010, es posible realizar comparaciones del primer dígito del CNO entre los censos: el carácter ocupacional. De acuerdo a la Tabla 1, que muestra la distribución porcentual de las ocupaciones según su carácter, la evolución en el tiempo de este sub-conjunto poblacional muestra algunos patrones comunes a lo largo de los censos: las ocupaciones de comercialización, transporte, almacenaje y telecomunicaciones son las de mayor proporción en toda la serie oscilando alrededor del 18%, seguidas de las ocupaciones de servicios varios con un 15%. Se distingue un crecimiento de las ocupaciones de dirección entre 1991 y 2001 pasando del 2% al 7,4% en 2001, con un nivel similar para el 2001 y de las ocupaciones de servicios sociales básicos, que muestran un notable aumento entre 1991 y 2001 (pasando del 10% a casi el 15%). Las ocupaciones de gestión administrativa, jurídico-legal, de planificación y de informática, presupuestaria, contable y financiera mantienen un nivel similar (levemente creciente) alrededor del 12 al 13% del total de ocupaciones. Las de la producción agropecuaria y primaria y de la producción industrial y de reparación de bienes de consumo(estancada prácticamente durante 2001-2010) pierden peso a medida que transcurre el tiempo mientras que lasde producción extractiva, energética, de construcción e infraestructura, al contrario, ganan, en particular en el último periodo intercensal. Con una importante proporción al comienzo de la serie (10.4%) las ocupaciones sin clasificación (ignorado) pierde de forma abrupta su peso entre 1991 y 2001 siendo muy baja su participación en el 2010.

Tabla 1. Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa ocupada por carácter de la ocupación (dígito 1 del CNO) según censos. Argentina, 1991-2010

Fuente: elaboración propia en base a censos nacionales de población.

Abriendo el nivel del CNO, pero reduciendo la comparabilidad posible(a los censos de 1991 y 2001), en la Tabla 2 se coteja el total y la distribución porcentual de las ocupaciones de acuerdo a la calificación, último dígito del CNO. Cabe aclarar que en el 2001 hubo una captación diferencial de desocupados que afectó las estimaciones totales de población económicamente activa ocupada -para más detalles sobre este tema véase (INDEC, s/d; Sacco, 2014, 2015; Torrado et al., 2008)-, incidiendo no sólo en total captado sino también en el conjunto de variables relevadas para los ocupados. Es así que en esta comparación hay que tener en cuenta que se trata de universos, si bien a priori definidos con el mismo criterio, relevados de forma diferencial.

Tabla 2. Total y distribución porcentual (%) de la población económicamente activa ocupada por calificación de la ocupación (dígito 3 en 1991 y 5 en 2001 del CNO) según censos. Argentina, 1991-2010

Fuente: elaboración propia en base a censos nacionales de población.

Se observa allí un crecimiento tanto en términos absolutos como relativos de ocupaciones de calificación profesional, técnica y operativa. Las dos primeras crecen aproximadamente en un 3% en suparticipación mientras que las de calificación operativa son las que más aumentan, pasando de un 40% a casi el 47%. La categoría de no calificados desciende también de forma importante, casi 7 puntos porcentuales. De la misma forma bajan las categorías residuales.
Estosdatos más que expresar cambios reales en el mercado de trabajo, en el sentido de una mayor cantidad de ocupaciones que requieran calificaciones cada vez mayores, están mostrando las limitaciones que tuvo el CEN-01 para la captación de ocupaciones poco calificadas y a las personas que se desempeñan en las mismas como ocupados.
De forma adicional, por los propios cambios en la definición de la calificación entre el CNO-91 y el CNO-01, por ejemplo, elcaso de ocupaciones que fueron consideradas no calificadas si la persona que las realiza es asalariada y de calificación operativa si la persona es cuenta propia -para más detalle al respecto ver INDEC(2005) y Torrado y otros (2008)- difícilmente puede dilucidarse la proporción de estos cambios que fueron producto de un cambio en la definición o de la mutación de los mercado de trabajo, o de ambos aspectos en conjunto. Dados estos problemas, no puede analizarse mucho más en términos de comparabilidad, teniendo que recurrir a una fuente alternativa, en este caso, la EPH, para poder dilucidar tendencias.

Comparabilidad con la EPH

El Gráfico 1 muestras las distribuciones porcentuales del carácter de la ocupación (primer dígito del CNO) en la EPH en 18 años sucesivos años (excepto el 2007), de 199211 a 2010, elegidos por corresponder al período intercensal 1991-2010. Cabe recalcar que hubo un cambio metodológico significativo en esta fuente a partir del 2003, momento en el que distintos planteamientos conceptuales y técnicos fueron aplicados por el INDEC (2003, 2009a, 2009b), que afectan de distintas formas los resultados. Por ello, se realiza un análisis primero de la etapa 1992-2003 y luego a partir de esa fecha hasta el 2012.


Gráfico 1. Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa ocupada por carácter de la ocupación (dígito 1 del CNO). Total de aglomerados urbanos relevados por la EPH en cada año, 1992-2012
Fuente: Tabla 3.

En principio dos curvas resaltan por su forma: las ocupaciones de comercialización, transporte, almacenaje y telecomunicaciones descienden, aunque levemente a mediados de los noventa. Luego de esa fecha presentan tendencias relativamente estables. La otra curva, más llamativa aún se trata de aquella correspondiente a las ocupaciones de dirección, que, también en ese periodo muestran un crecimiento importante pasando del 2 al 15%, dato difícil de explicar12. Entre 1992 y 2003 las ocupaciones de servicios varios tienen una tendencia ascendente que oscila entre el 16,5% al comienzo de la serie hasta llegar a su punto máximo (20,5%) en 2002; luego de esa fecha desciende ligeramente mostrando, también, una proporción estable con respecto al resto de las ocupaciones.
Las ocupaciones de la producciónindustrial y de reparación de bienes de consumo pasan de un 20% en 1992 al 13.5% en 2003. Luego de esa fecha mantienen, asimismo, tendencias estables alrededor del 14%. Con las ocupaciones de los servicios sociales básicos ocurre algo similar, aunque es creciente su participación al comienzo del periodo de observación. Tanto las ocupaciones de la producción extractiva como de la gestión administrativa, jurídico-legal, de planificación y de informática, así como también las de la producción agropecuaria y primaria y auxiliares de la producción de bienes no muestran cambios significativos a lo largo de serie.
Si bien las comparaciones (ver Tabla 9 del Anexo) de estos datos con aquellos relevados por el censo no son directas (se trata de dos conjuntos poblacionales distintos, ya que se están tomando solo los ocupados en el censo), al menos las tendencias que muestra la información de la encuesta puede funcionar como cotejo, relativamente coherente, a falta de otras fuentes. Salvo la parte aislada de las ocupaciones de dirección, ambas fuentes relevan comparativamente proporciones similares en este sub-grupo. En el caso de las ocupaciones de gestión administrativa, jurídico-legal, de planificación y de informática, presupuestaria, contable y financiera, en cambio, la EPH está sutilmente por debajo de los datos de los censos. Las ocupaciones de comercialización, transporte, almacenaje y telecomunicacionesson captadas en mayor proporción por la EPH (en un promedio simple teniendo en cuenta todas las ondas y todos los censos, obtiene un valor alrededor del 5%). Salvo ocupaciones de la producción agropecuaria y primaria, relevadas en mayor proporción por el censo (se sobreentiende que dado que la EPH solo releva aglomerados urbanos esto es esperable) y auxiliares de la producción de bienes y de la prestación de servicios (cuya proporción es mayor en los censos), el resto de las ocupaciones no muestra diferencias más allá del 1 o a lo sumo 2% al contrastar estas fuentes. En términos generales, se distingue por lo tanto cierto paralelismo en la captación a 1 dígito del CNO en los censos y en la EPH.
Abriendo el clasificador a su mayor nivel de apertura, la proporción de ocupaciones según la calificación de las tareas (dígitos 3 del CNO-91 y 5 del CNO-01) sugiere cambios elocuentes a lo largo del periodo de observación -Gráfico 2-. Tanto las ocupaciones de calificación profesional como las de calificación desconocida se mantienen en ambos sub-periodos (1992-2003 y 2003 a 2010) prácticamente en el mismo nivel. Los técnicos por su parte levemente crecen entre 1994 a 1997, momento en cual se distingue a la vez un descenso de las ocupaciones de calificación operativa. Ya para fines de la década de 1990 la tendencia es inversa: mientras que los técnicos descienden ligeramente y se mantienen en niveles similares hasta el final del periodo de observación, los operativos conservan (con oscilaciones) una tendencia creciente. Y finalmente, los no calificados aumentan a comienzos de los ’90, donde mantienen una proporción estable del orden del 30% hasta el 2001;a partir del 2003 muestran valores leventemente decrecientes cercanos al 25% del total de la población activa.


Gráfico 2
. Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa por calificación de la ocupación (dígito 3 y 5 del CNO). Total de aglomerados urbanos relevados por la EPH, 1992-2012 (tercer trimestre)
Fuente: Tabla 4.

Al igual que lo observado para la calificación de los censos, descriptos previamente, en los cambios en la calificación entre el CNO-91 y el CNO-01 en la EPH, inciden tanto las transformaciones propias de los mercados de trabajo como la definición de la variable.

Comparación entre CNO-01 y CIUO-08

A efectos de cotejo entre ambos clasificadores, se trabajó con la suma de las dos bases de EPH que realizaron la codificación doble, el primero y segundo trimestre del 2015, excluyendo las ocupaciones del segundo trimestre cuando ya se encontraban codificadas en el primero. La base utilizada arroja un total de 40.982 ocupaciones codificadas. Para ello el CNO utiliza 478 códigos y la CIUO, 416. De esta forma, el CNO requiere un 15% más de códigos que la CIUO para clasificar los mismos casos. Se distinguieron 86 sin clasificar por la CIUO y 85 por el CNO, habiendo 69 casos a los cuales ninguna clasificación logra asignar un código13.
Teniendo en cuenta los principales códigos en cantidad de casos, en la Tabla 3 se observa que los primeros diez del CNO contienen al 45,8% de los casos. Se destacan las ocupaciones de “administrativas” de calificación operativa, el servicio doméstico no calificado y los técnicos de la educación. Además, se observan dos situaciones del mismo carácter ocupacional con diferente jerarquía ocupacional (comercialización directa -tradicionales y telefónicos- y construcción edilicia, de obras de infraestructura y de redes de distribución de energía, agua potable, gas, telefonía y petróleo), o, de manera más relevante, diferente categoría ocupacional (asalariados o trabajadores familiares y cuenta propia).

Tabla 3. Total y Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa según CNO-01. Diez principales ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente: elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

En cuanto a los principales códigos en el caso de la CIUO -Tabla 4- en cantidad de casos, se observa que los primeros diez códigos toman al 41,3% de los casos. Se destacan los oficinistas “generales”, los limpiadores y asistentes domésticos y los albañiles. A diferencia de lo observable con el CNO, aquí no están presentes los trabajadores industriales de calificación operativa (dispersos en varios códigos de la CIUO) y no se mantiene la diferencia de categoría ocupacional entre ocupaciones de la construcción. Sin embargo, asoma una distinción de calificación entre estas últimas.

Tabla 4. Total y Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa según CIUO-88. Diez principales ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente
: Elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

Se encuentran importantes coincidencias: administrativos, operarios de la construcción y empleadas del servicio doméstico y no doméstico aparecen con claridad en ambas clasificaciones. Mientras que el CNO incorpora más elementos de la categoría ocupacional y de la tecnología ocupacional, la CIUO pareciera introducir mayores matices de la división técnica del trabajo y de algunos aspectos de la calificación ocupacional(el caso de los trabajadores técnicos de la educación es un ejemplo visible).
Buscando dilucidar otras variaciones entre los codificadores, en la Tabla 5 se presenta un resumen de la matriz de clasificación conjunta CIUO-CNO, es decir,en cómo y cuánto la CIUO captó los casos clasificados con la CNO. Se observa de esta forma que 36 códigos CIUO codificaron sólo un código CNO, 45 “CIUOs” captaron 2 “CNOs”, etc., llegando al extremo de un CIUO (4110 Oficinistas generales) que captó 40 “CNO”. De este cuadro se desprende, a su vez, que en promedio cada ocupación clasificada por la CIUO capta 7,2 códigos del CNO (con un coeficiente de variación de 79,9%) y que el 52,3% de los CIUOs clasifican al menos 13 CNOs.

Tabla 5. Captación del CNO por parte de la CIUO. Total de ocupaciones clasificadas con la CIUO. Ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente: Elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

A la inversa, pero bajo la misma lógica en la Tabla 6 se distingue cómo la CNO captó los casos clasificados con la CIUO. Repitiendo la clave de lectura, se observa que 154 CNOs captaron sólo un código CIUO, 84 “CNOs” captaron 2 “CIUOs”, etc., llegando al extremo de un CNO (05002) Directivos de pequeñas y microempresas (1 a 5 empleados) de calificación técnica) que captó 136 “CIUOs”. De este cuadro se desprende, a su vez, que en promedio cada ocupación clasificada por el CNO capta 6,2 códigos de la CIUO (con un coeficiente de variación de 186,2%) y que el 52,3% de los CNOs clasifican al menos 20 CIUOs.

Tabla 6. Captación de laCIUO por parte delCNO. Total de ocupaciones clasificadas con elCNO. Ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente: Elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

Combinando parcialmente los dos ejercicios anteriores, se separaronlos cinco principales códigos (los de mayor proporción relativa) de cada clasificación de acuerdo a la forma en que, mutuamente, fueron captados. En ese sentido, se advierte -Tabla 7- una situación dispar entre los principales códigos CNO, que implican al 27,6% de las ocupaciones clasificadas. Se puede observar, por ejemplo, que mientras lostrabajadores del servicio doméstico no calificados son casi perfectamente captados en los limpiadores y asistentes domésticos (99,7%), para los trabajadores técnicos de la educación se presenta una situación más fragmentada (37,1%maestros de enseñanza primaria, 30,7% profesores de enseñanza secundaria). De todas formas, salvo esta última situación, se encuentra que no menos del 70% de estos “CNOs” corresponde a un “CIUO”. La reducción a dos dígitos del CIUO garantiza una mayor cobertura (con una correspondiente pérdida de información), pero no garantiza una cobertura total. Por ejemplo, para el caso de los operadores de sistemas y/o equipos informatizados de las ocupaciones de la administración, planificación y control de gestión, de calificación operativa, se distingue que la equivalencia aumenta al 89,3% pero se sigue sin captarse un 5,6% de los códigos. Situación similar se da en los trabajadores de la construcción edilicia, de obras de infraestructura y de redes de distribución de energía, agua potable, gas, telefonía y petróleo, de calificación operativa.

Tabla 7. Principales códigos CIUOs dentro de los principales códigos de la CNO. Ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente: elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

De la misma forma, pero a la inversa (CNO dentro de cada CIUO), se observa, de nuevo, una disparidad entre clasificaciones para los principales códigos de la CIUO -Tabla 8-, que abarcan al 28,4% de las ocupaciones. Nuevamente, el código con menor discordancia es de limpiadores y asistentes domésticos (97,4%), y el de mayor los albañiles, cruzados por la categoría ocupacional y el tamaño del establecimiento de los directivos. Se observa a su vez que buena parte de la heterogeneidad surge para la CIUO de la jerarquía ocupacional y la tecnología ocupacional14. Sin embargo, al igual que en el caso previo, la eliminación de ambos “dígitos” no garantiza una equivalencia perfecta entre ambas clasificaciones, aunque mejora su comparación. Por ejemplo, en el caso de los albañiles, sumar a trabajadores de la construcción edilicia, de obras de infraestructura y de redes de distribución (…) de calificación operativa y cuenta propia de la construcción edilicia y de obras de infraestructura y de redes de distribución (…) de calificación operativa aumentaría 93,6% la traducción, pero seguiría dejando fuera a los patrones o directivos y trabajadores no calificados.

Tabla 8. Principales códigos CNO dentro de los principales códigos del CIUO. Ocupaciones codificadas. Total de aglomerados urbanos, 2015

Fuente: Elaboración propia en base a partir de EPH, 1er y 2do trimestre, 2015, INDEC.

De estos últimos dos análisis surgen dos conclusiones provisorias. Por un lado, las coincidencias entre CIUO y CNO son mayores a las esperadas. En líneas generales, para los códigos analizados, que son los principales para ambas clasificaciones, se encuentra una correspondencia no menor al 70%, con posibilidades de ser ampliada. Por otro lado, las reducciones en ambas clasificaciones (a dos dígitos en la CIUO y quitando la jerarquía ocupacional y la tecnología ocupacional) no garantizan una total equivalencia.

Conclusiones

Los cambios intercensales a nivel de 1 dígito para los censos de 1991 a 2010 y de 3 dígitos para los censos de 1991 a 2001 mostraron cambios, si bien no lineales, dentro de todo bastante moderados si se los considera entre periodos intercensales o si se los supone año a año. Esto da cuenta de que los cambios en las proporciones de las diferentes ocupaciones y dígitos son generalmente lentos, progresivos y relativamente estables. Si bien las comparaciones de los datos de la encuesta con los del censo no son directos, se observó, en las tendencias generales, cierta semejanza en la captación del CNO entre las fuentes.
Las equivalencias entre CNO-01 y CIUO-08 se mostraron mayores a las esperadas. En los códigos analizados se encontraron correspondencias no menores al 70%, al mismo tiempo se observó que reducir la información (a dos dígitos en la CIUO y quitando la jerarquía ocupacional y la tecnología ocupacional) no garantiza equivalencias completas. La reciente publicación de una tabla de equivalencias entre el CNO 2001 y la CIUO-08 (INDEC, 2016b) brinda nuevos elementos para profundizar estos análisis en investigaciones ulteriores.
De acuerdo al análisis de los datos realizado se elaboraron tablas de correspondencias de los clasificadores de ocupación de los censos de 1980 a 2001, no incluidas en este artículo por cuestiones de espacio15. Ellas tienen como objetivo complementar las realizadas previamente por el INDEC (1998, 2005), donde se compararon tanto los códigos del CNO-91 con los del CNO-01 y éstos con la CIUO-88. Allí se compatibilizaban los códigos a 5 dígitos del CNO-01 con el CNO-91 y con la CIUO en su versión 1988 a 2. Los empales entre el CNO-91 con la CIUO a dos dígitos se hicieron tomando en cuenta el pareo 1991-2001, cabe preguntarse entonces, ¿por qué el CNO fue compatibilizado a 2 dígitos de la CIUO-88 si ese sistema clasificatorio no se usó nunca en el SEN para permitir la comparabilidad internacional? Independientemente de esta cuestión, al trabajar con la base de datos, se descubrió que algunos códigos codificados en el censo no se correspondían con aquellos plasmados en el libro de códigos. Para los casos en los que algunos códigos del CNO requirieron de la variable rama de actividad para su apertura, se siguieron los mismos criterios del INDEC (2005)16.
En el mismo sentido, un objetivo estuvo puesto adicionalmente en proponer una metodología de comparación del CNO utilizado en el CEN-10 abriéndolo a 2 dígitos de la CIUO de acuerdo a los resultados de los cotejos anteriores, tarea infructuosa que no pudo ser llevada cabo por las propias características de la fuente (diversas aproximaciones fueron probadas: correlaciones y regresiones entre calificación y educación en base a la EPH, inspección caso por caso, entre otras). El criterio seguido en la mayor parte de los casos, en donde la compatibilidad no era directa, fue por inferencia. Los resultados en base a estas tablas serán investigados en estudios posteriores.
En base a los resultados presentados, quedan aún por explorar muchas preguntas adicionales: ¿Qué resultados arroja una comparación de los clasificadores de ocupaciones en términos comparativos con otros países de América Latina y del mundo ocupaciones? ¿A cuántos dígitos publican? ¿Estamos en un momento de producción estadística hacia una mayor comparabilidad internacional o hacia la elaboración de codificadores locales? ¿Por qué el INDEC no ofrece a los usuarios instrumentos comparables no sólo internacionalmente sino entre censos y encuestas? ¿Era necesario desagregar las 186 ocupaciones del CNO-91 a casi 530 del CNO-01? ¿Qué usuarios usan tal nivel de desagregación? ¿Cuántos son los usuarios que necesitan información desagregada sobre el mercado de trabajo en base alos censos de población? ¿Cómo es posible explicar que mientras que el nivel educativo y las calificaciones de la población crecen con el tiempo, hayan bajado las posibilidades de codificar ocupaciones por el SEN? ¿Cómo es posible explicar cada vez menores niveles de calidad de los datos al respecto? ¿Es el alto grado de desagregación uno de los factores que más afectaron las tareas de codificación?¿Por qué no preguntar también la última ocupación a los inactivos y a los desocupados?

Discusión

La resolución del INDEC de adopción de CIUO-08 como norma para la clasificación de ocupaciones en el SEN generó sorpresa en la comunidad de usuarios. Propone terminar con la experiencia del CNO bajo el argumento de que brinda “facilitar el uso y la comparación de la información sobre las ocupaciones obtenida a través de censos, encuestas por muestreo y registros administrativos” (INDEC, 2015, p. 3).Más allá de las advertencias generales (INDEC, 2016a) al momento de este escrito, no está claro si la nueva administración del INDEC que asumió en diciembre del 2015 continuará con el CNO o aplicará la mencionada resolución.
Desde aquellos encendidos debates a comienzos de los años noventa, fue muy poco lo que discutióen la Argentina (al menos en el ámbito académico) sobre la utilización de clasificadores de ocupación en censos y encuestas de hogares, su actualización, homogenización y comparabilidad. Dificultosa resulta la tarea de encontrar las razones de este abandono. El sentido de esta sección es volver a abrir ese diálogo vinculándolo con la importancia de la utilización de la ocupación para el estudio de la desigualdad social.
Es un lugar común afirmar que América Latina es la región más desigual del mundo. En términos de ingresos personales, a pesar de haber atravesado en los últimos años procesos de redistribución de la riqueza y crecimiento de la clase media, continúa siendo el lugar del planeta con mayor disparidad económica y social.Algunos autores sostienen que la desigualdad social atraviesa todas las problemáticas sociales en América Latina(Canales, 2004). Desde este contexto, es válido preguntarse: ¿qué pueden decirnos los censos de población sobre la desigualdad social?
Pensando la desigualdad social en términos de clases sociales (en términos de agregados ocupacionales) se puede considerar cómo las estadísticas oficiales (encuestas, pero sobre todo censos) se relacionan con el fenómeno de la desigualdad social, tanto en términos de lo que su contenido implica acerca de nuestra sociedad, como en el sentido de lo que ellas muestran en tanto las diferentes concepciones de clasesy, por ende, de sociedad.
Las estadísticas oficiales en la Argentina nunca ofrecieron tabulados con la variable clase social, o en todo caso, por grupos-socioeconómicos o socio-ocupacionales. A nivel nacional, pocos censos en América Latina han investigado ingresos económicos, por lo cual la ocupación y las características del hogar fueron históricamente los mejores datos para estimar estatus socio-económico o clase social.
Los estudios sobre estructura social (entendida como la estructura de clases sociales) en base a datos censales que se han realizado en la Argentina han utilizado o bien la variable ocupación o bien algún cruce de las “características económicas” disponibles en cada censo para construir clases sociales.De acuerdo a los datos de los censos 1869, 1895, 1914 y 1947 pero también utilizando prácticamente todo lo disponible en el Sistema Estadístico Nacional de la época, Germani (1963, 1987 [1955])agrupó categorías ocupacionales según criterios teóricos y empíricos provenientes de la teoría de la modernización en su análisis de los procesos de movilidad y cambio social de la Argentina moderna.Después de Germani, los estudios de Torrado (1992, 2003)abordaron nuevamente, también de forma global, el análisis de la evolución del volumen y morfología de las clases sociales, en base a los censos de 1947, 1960, 1970 y 1980, esta vez de acuerdo a una conceptualización proveniente de un enfoque histórico-estructural.
Siendo muy escasas las fuentes para estudiar los vínculos entre desigualdad social y otras áreas de lo social, las encuestas de empleo y hogares (y la EPH en particular en el caso de la Argentina), limitadas a los grandes centros urbanos, podrían pensarse como las fuentes primordiales para el estudio sus tendencias. Su continua actualización permitiría enriquecer el conocimiento del perfil de la estratificación social en base a datos ocupaciones desagregados y en los distintos niveles de ingresos, ya que relevan información sobre variables no contempladas en los censos, vinculadas principalmente a los mercados de trabajo y a las diversas formas de ingreso monetario.¿Por qué entonces molestarse en incorporar la dimensión de la desigualdad con mayor detalle en los censos de población? ¿Es necesario que los censos recaben con mayor detalle ocupaciones?
Se supone que el argumento principal esgrimido por el INDEC para reducir sustancialmente la información sobre ocupaciones en el CEN-10 es su alto costo operativo y que adicionalmente, pareciera prevalecer un limitado número de usuarios de estos datos, por lo que la información detallada de ocupaciones no sería un objetivo primordial para el SEN, menos aún en los costosos censos de población.
Las ocupaciones y la oferta estadística basada en agregados ocupacionales para observar desigualdad social son de larga data en muchos de los países del mundo y de muy variada oferta en los institutos de la región¿Qué es lo que puede explicar que la oferta estadística en la Argentina relativa a ocupaciones, clases sociales y desigualdad social, referida no sólo a temas trascendentes para la investigación social sino también para las políticas públicas de inclusión social se adopte sin una previa discusión con el público usuario, tal como sucedió en el censo 2010? La razón de esta situación no es técnica, porque soluciones técnicas a estos problemas las hay por doquier. Si con la aplicación del Clasificador Nacional de Ocupaciones 1991 se produjo una ruptura de las series previas, con la adopción de un dígito en el Clasificador Nacional de Ocupaciones en el 2010 queda sabor a entre muy poco y nada.
Sin ella se perdieron de vista los procesos de movilidad social ascendente que pudieron haber ocurrido en el periodo, se privó a distintos usuarios de observar relaciones tales como fecundidad y clases sociales, teniendo que utilizar variables proxy de clase social (por ejemplo, educación). Se dejó de lado la posibilidad de acercarse a observar una de las menos estudiadas problemáticas de la desigualdad: la inequidad ante la muerte, a través de la utilización cruzada de mortalidad en la niñez con variables socio-ocupacionales. Las estadísticas de registro poco es lo que miden con calidad sobre este aspecto.
El discurso social muestra que procesos de producción, definiciones conceptuales y categorías de análisis de las fuentes, no admiten una visión “objetiva” del mundo social sino una particularmente “subjetiva”: una concepción de clases sociales y de sociedad que oculta procesos de diferenciación y desigualdad social.

Anexo

Tabla 9. Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa por carácter de la ocupación (dígito 1 del CNO). Total de aglomerados urbanos relevados por la EPH, 1992-2010 (tercer trimestre)

Fuente: elaboración propia en base a EPH. Nota: las cifras de 1995 y 1996 muestran valores inverosímiles para las ocupaciones de dirección, pudiendo deberse a la complicada transición hacia una codificación nacional unificada con el CNO.

Tabla 10. Distribución porcentual (%) de la población económicamente activa por calificación de la ocupación (dígito 3 y 5 del CNO). Total de aglomerados urbanos relevados por la EPH, 1992-2012 (tercer trimestre)

Fuente: elaboración propia en base a EPH.

Notas

3 De manera análoga, en ONU-OIT (2010), la ocupación refiere al tipo de oficio realizado en el trabajo por una persona empleada o al tipo de oficio realizado anteriormente. El tipo de oficio se describe por las principales tareas y obligaciones del oficio.

4 “La división del trabajo dentro de las unidades productivas” (INDEC, 2005, p. 16). A pesar de este énfasis en las unidades productivas, el clasificador señala su capacidad de captar “ocupaciones que forman parte de otros modos de organización productiva, como son los oficios artesanales, las ocupaciones informales o los trabajos independientes”(INDEC, 2005).

5 A lo largo del trabajo se mencionan dígitos en tanto que componentes o dimensiones captadas por los códigos de las diferentes clasificaciones. La estructura jerárquica de la CIUO permite el trabajo a un nivel menor de detalle, que se traduce en trabajar con menor cantidad de dígitos. El CNO, en una lógica tipológica, remite a una dimensión ocupacional diferente en cada uno de sus dígitos.

6 Cabe señalar que en estas investigaciones es más frecuente la utilización de la calificación ocupacional que del conjunto de los cinco dígitos que el clasificador establece a partir de su revisión en 2001.

7 Minnesota Population Center. Integrated Public Use Microdata Series, International: Version 6.4 [Machine-readable database]. Minneapolis: University of Minnesota, 2015. A partir de ahora se cita esta fuente como IPUMS-I.

8 Disponible en el Repositorio no oficial de datos públicos abiertos de la República Argentina, a través de la página web http://datar.noip.me/ (fecha de acceso 22/1/2015).

9 El CEN-01 se encuentra publicada en cinco modalidades: i) los tabulados publicados en formato Excel accesibles desde la página web del INDEC, con cruces de las variables del CNO-01 disponibles en los cuadros acerca de “características económicas” de la población (Serie 9), tanto a nivel provincial como para Total del país; ii) un CD-ROM publicado (venta libre) en formato REDATAM para el procesamiento de datos, que sólo incluye la categoría y la calificación de la ocupación (2 dígitos del CNO), pero excluye el carácter y la jerarquía; iii) un módulo de procesamiento on-line de la base datos, que sí incluye la variable ocupación (carácter agregado, es decir, el dígito 1); iv) también están disponibles las bases de Microdatos publicados por el IPUMS-I que contiene la posibilidad de incluir 2 dígitos del CNO; y v) una base “oficial” de circulación “no formal”, la cual incluye todas las variables procesadas por el censo (y todos los dígitos del CNO desagregados). En el 2010 los datos de carácter ocupacional fueron publicados directamente en la base REDATAM web.

10 Esto refiere a una descripción de la tabulación cruzada de datos, diferente de las tablas de conversión del CNO-91 y CNO-01 con el CIUO-88, o entre sí, por ejemplo. De esta forma se busca dar cuenta cómo se relacionan ambas clasificaciones en los datos presentados. No debe confundirse este ejercicio con una prueba de validez de alguna o de ambas clasificaciones.

11 La razón de tomar este año y no 1991 es porque recién a partir de la onda de octubre de 1992 comenzó, en algunos aglomerados, a codificarse las ocupaciones con el CNO-91. Para más detalles véase INDEC (2000). Cabe destacar también que en el período analizado se incorporan varios aglomerados al relevamiento, incorporación que estimamos no incide de manera significativa en el análisis realizado.

12 Quizás vinculado a una salida emprendedora de ex empleados de empresas privatizadas.

13 En cuanto a los códigos posibles, la CIUO-08 plantea, en su nivel más desagregado (grupos primarios), 436 códigos posibles. Se suman más códigos posibles al trabajar con un menor nivel de agregación, es decir, trabajando a nivel de grandes grupos, subgrupos principales, subgrupos. La cantidad de códigos posibles del CNO se establece en 594 (INDEC, 2005, p. 8), “sin incluir las distintas alternativas con información insuficiente”.

14 Se trata de dos dimensiones consideradas conceptualmente centrales por el CNO-01 pero no CIUO-08, aunque tampoco ignoradas. La apertura de estas dos dimensiones dificulta la comparación entre ambos clasificadores. De hecho, a la hora de realizar las tablas de conversión entre ambos se tomaron básicamente “dos dimensiones comunes”: el nivel de competencias/la calificación ocupacional y la especialización de competencias/el carácter ocupacional (INDEC, 2005, p. 365).

15 Disponible para consulta remitiéndose por mail a los autores.

16 No incluidos en las tablas por cuestiones de espacio.

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