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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.15 no.1 Bernal ene./jun. 2011

 

RESEÑA

Sabina Frederic, Osvaldo Graciano y Germán Soprano (coords.), El Estado argentino y las profesiones liberales, académicas y armadas, Rosario, Prohistoria, 2010, 596 páginas

 

No es tarea fácil reseñar un libro colectivo de casi seiscientas páginas de extensión y que incluye dieciocho capítulos sobre temas de características y relevancia tan diversas como el pensamiento y la inserción universitaria de Alejandro Korn y Coroliano Alberini, por un lado, y los proyectos de investigación llevados a cabo por los profesores de educación física de la Universidad de la Plata, por otro. El objetivo del volumen, tal como lo indican los compiladores en su introducción, es reflexionar sobre el desarrollo de las profesiones desde una mirada ubicada en la convergencia de un análisis sobre la "génesis, organización, dinámica de las agencias estatales y sociabilidad de sus funcionarios" y sobre los"actores de las instituciones de enseñanza media, terciaria y universitaria" donde se forman y reproducen las "profesiones liberales" (p. 13). El volumen se ubica así dentro de una renovación que ha tenido lugar recientemente en los estudios sobre el Estado y sus elites en la Argentina. Analiza esta nueva mirada sobre el Estado desde una perspectiva interdisciplinaria y focaliza en los vínculos entre el desarrollo del mismo y el de distintos saberes y profesiones.1 El presente libro, que incluye contribuciones de sociólogos, antropólogos, historiadores, comunicadores sociales y otros científicos sociales, es un buen ejemplo de esta nueva tendencia. La variedad de las temáticas abordadas y de las metodologías utilizadas constituye su mérito principal.
Esta nueva mirada sobre el Estado, los saberes y las profesiones abre una serie de perspectivas que enriquecen formas de análisis más tradicionales basadas en paradigmas de naturaleza por lo general más abarcadora que explicativa. Así, frente a conceptualizaciones que veían en el Estado a una agencia más o menos monolítica, una especie de bloque uniforme que se constituyó y modernizó de una vez y para siempre, o que era entendido como un mero epifenómeno de las relaciones sociales de dominación, los nuevos estudios sobre el Estado y sus elites lo muestran como una entidad plástica, en permanente proceso de constitución y modernización, proceso que, por otro lado, dista mucho de ser lineal. El Estado que emerge de esta mirada renovadora es además fragmentario, y estos fragmentos no siempre responden a una lógica homogénea. Por otro lado, el foco en la constitución de distintas elites y burocracia estatales ofrece una imagen más "porosa" del Estado, en el que las fronteras entre el mismo y la sociedad civil son más bien difusas y, al mismo tiempo, permite acercarse a las distintas lógicas de su funcionamiento. Concomitantemente, y esto se ve con claridad en el volumen que estoy reseñando, la institucionalización de ciertos saberes (que en muchos casos se constituyen en verdaderos "saberes de Estado") se vincula estrechamente con los avatares del Estado. Puede hablarse de la existencia de un vínculo mutuamente constitutivo entre el desarrollo de algunas profesiones y formas de conocimiento, su institucionalización, sus mecanismos de producción y reproducción, y el Estado. El volumen centra su atención  en el papel de distintas instituciones formadoras de profesionales, tales como las escuelas comerciales, las universidades y las academias policiales y militares, en la formación de elites profesionales y estatales.
El libro abre con una introducción conceptual a cargo de los compiladores en la que se plantean las bases teóricas y metodológicas que informan los capítulos siguientes. En esta introducción, luego de reseñar los aportes teóricos considerados más relevantes, Frederic, Graciano y Soprano enfatizan los vínculos existentes entre la conformación de burocracias estatales y el desarrollo de instituciones de formación profesional. Sin embargo, los autores ofrecen algunas generalizaciones que a mi juicio se aplicarían a países como México, Chile o el Brasil, pero que requerirían la introducción de matices para el caso argentino. Así, por ejemplo, nos encontramos con afirmaciones tales como "[...] fue, sin dudas, más decisivo para el desenvolvimiento universitario del país la expansión burocrática del Estado nacional y la generación por parte de éste de nuevas competencias técnicas de acción social y económica, los que condicionaron con su propia agenda de intereses, la matriz de construcción y desarrollo de esos sistemas disciplinares de formación de especialistas y de producción de saberes en las universidades" (p. 25). No hay duda de que la expansión de las funciones estatales a partir de las últimas décadas del siglo xix requirió de personal "experto" que en buena medida se formaba en universidades y en otras instituciones educativas. Sin embargo, la universidad también se desarrolló con una lógica y con intereses propios del campo universitario que no siempre coincidieron con los del Estado. De hecho, intentos específicos de formar personal para cubrir puestos en la burocracia estatal, tales como cónsules, agregados comerciales, etc., no pudieron ser implementados en parte por la oposición originada dentro de las propias universidades. Lo mismo ocurrió con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (la primera de este tipo en América Latina) que, luego de años de idas y vueltas, fue finalmente creada en 1913, pero no llegó a cumplir (al menos hasta décadas más tarde) con las funciones que se le habían asignado originalmente en ese sentido. De la misma manera, si bien es cierto, como indican los autores, que en las décadas de 1960 y 1970 el Estado profundizó su rol en la definición de las políticas de educación superior y universitarias (p. 29), el lugar simbólico que estas instituciones ocuparon como fuente de identidades fue cambiando dramáticamente en esos años. De hecho, es difícil hablar de "la universidad", aunque centremos nuestra atención en una sola de ellas. No es lo mismo identificarse con la "universidad de la edad de oro" (1957-1966) que hacerlo con la de 1966, y menos aun con la de 1973 o la de 1976. En la Argentina, el campo universitario ha estado profundamente contaminado por el campo político.
El libro está dividido en tres partes. La primera, "Políticas estatales, universidad y profesiones", consta de ocho capítulos que abordan un amplio abanico de temáticas, algunas de ellas muy poco tratadas por la literatura. Los dos trabajos firmados por Germán Soprano, uno sobre el surgimiento de un grupo de ingenieros de tendencia izquierdista que desplazaron su mirada hacia el conocimiento social realizando importantes intervenciones en la esfera pública, y el segundo sobre la investigación universitaria en ciencias naturales durante el primer peronismo, son originales en su formulación. El primero sigue la trayectoria de un grupo de ingenieros que ocuparon simultáneamente el lugar de técnicos, poseedores de saberes específicos, y el de "intelectuales" preocupados por cuestiones más amplias de la sociedad y la política. El segundo cuestiona el conocimiento que ha devenido"sentido común" acerca de las relaciones entre el peronismo y la universidad durante los primeros dos gobiernos de Perón. Una línea semejante sigue María Victoria Cañete en su artículo sobre el desarrollo de las ciencias del Mar entre 1946 y 1966. Particularmente original y bien lograda me pareció la última de las contribuciones que componen esta sección: "La formación universitaria, las empresas y los centros de diseño. Intercambio de ideas e influencias entre las décadas de 1950 y 1960", de Javier de Ponti. Se trata de una investigación que combina exitosamente un análisis de trayectorias individuales, una mirada transnacional y un estudio institucional de distintas organizaciones estatales, universitarias y privadas. En este sentido, este artículo captura y condensa muy bien el espíritu que los compiladores quisieron darle al volumen.
La segunda parte, "Profesiones armadas: policías y militares", está compuesta de cinco capítulos que abordan temas vinculados a la formación de personal militar y policial desde un enfoque más etnográfico que histórico. Particularmente iluminadores me resultaron los trabajos de Sabrina Calandrón sobre la constitución de la idea de feminidad dentro de la profesión policial, y el trabajo colectivo de Sabina Frederic, Germán Soprano, Analía Bracamonte, Alejo Levoratti y Marina Martínez Acosta sobre lo que podría caracterizarse como "currículum informal" en la transmisión de saberes y valores en los institutos de formación militar, trabajo que podría leerse de manera complementaria con el libro de Máximo Badaró sobre el Colegio Militar de la Nación con el que los autores dialogan constantemente.2 Los textos que componen esta sección del libro, y en particular los dos mencionados, más otro de Agustina Ugoldini sobre la "artesanalidad" en la formación policial de la Provincia
de Santa Fe, muestran las complejidades de la formación de las profesiones armadas, ya sea policiales o militares, y, a su vez, las importantes diferencias existentes entre ellas. En ambos casos y a pesar de los esfuerzos más o menos exitosos llevados a cabo por las autoridades políticas en los últimos años para adecuar la formación de los cuadros armados a los requerimientos de una democracia consolidada, lo cierto es que más allá de los cambios curriculares oficiales ha sobrevivido un "currículum oculto" que fundamenta las bases de una subcultura "policial" o "militar" con sus sistemas de jerarquías e identidades propias. Por otro lado, y aunque muy adecuadamente los compiladores colocan estas profesiones dentro de aquellas que representan "saberes de Estado", se trata de saberes y profesiones muy particulares. Específicamente, en el caso de las Fuerzas Armadas se trata de formar profesionales que casi con certeza jamás podrán realizar la actividad para la que son entrenados (la guerra).
Finalmente, la tercera parte, "Configuraciones académicas y profesionales universitarias", es la más débil del volumen, en parte debido a que los temas que tratan sus cinco contribuciones son demasiado específicos y restringidos a una sola institución (la Universidad Nacional de la Plata), lo que dificulta la elaboración de conclusiones más generales. Además del trabajo ya mencionado sobre los profesores de educación física a cargo de Alejo Levoratti y Paula Macario, esta parte se compone de cuatro capítulos más sobre temas que van desde la formación de los economistas hasta el perfil académico de los ingenieros agrónomos, pasando por los programas de mejoras para las facultades de ingeniería. Mención aparte merece el último trabajo incluido en esta sección (y en el libro) sobre la inserción y el perfil profesional de las médicas del sistema de salud pública de La Plata. Este texto retoma el problema del género en el desarrollo de profesiones, ya presente en el capítulo sobre mujeres policías, mostrando la riqueza que un análisis de las cuestiones de género podría aportar a los temas abordados por este libro. Es de lamentar la ausencia de más capítulos que incluyan esta problemática.
En suma, El Estado argentino y las profesiones liberales, académicas y armadas es un libro útil, que refleja bien la renovación temática y metodológica de los estudios sobre el Estado y sus elites. Sin embargo, en su propia fortaleza está la semilla de su debilidad. La gran variedad de temas tratados, que tornan imposible siquiera mencionarlos a todos, y la ausencia de una conclusión general por parte de los compiladores, le quitan unidad y coherencia.

Mariano Plotkin

IDES / CONICET

Nota

1 Véase, por ejemplo, Ernesto Bohoslavsky y Germán Soprano (eds.), Un estado con rostro humano. Funcionarios e institcuones estatales en Argentina (desde 1880 a la actualidad), Buenos Aires, ungs/Prometeo, 2010;         [ Links ] Germán Soprano, "Del Estado en singular al Estado en plural. Contribución para una historia social de las agencias estatales en la Argentina", Cuestiones de sociología, Nº 4, Universidad Nacional de La Plata, 2007. Véase también Federico Neiburg y Mariano Plotkin (eds.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 2004. Sobre la primera mitad del siglo xix, véanse los trabajos de Juan Carlos Garavaglia, "La apoteosis del Leviathan: el estado en Buenos Aires durante la primera mitad del xix", y "El despliegue del estado en Buenos Aires de Rosas a Mitre", ambos en Construir el estado, inventar la nación. El Río de la Plata, siglos XVIII-XIX, Buenos Aires, Prometeo, 2007, entre otros.

2 Máximo Badaró, Militares o ciudadanos: la formación de los oficiales del Ejército Argentino, Buenos Aires, Prometeo, 2009        [ Links ]

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