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Avá

versión On-line ISSN 1851-1694

Avá  no.18 Posadas ene./jun. 2011

 

ARTÍCULOS

Identidades y conflictos en las ciudades de frontera

 

Marcela Alejandra País Andrade *

* Doctora en Filosofía y Letras (Antropología), Instituto de Antropología Social, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). mapaisandrade@mail.fsoc.uba.ar

 


Resumen

Es objetivo de este artículo exponer una perspectiva socioantropológica acerca de como las fronteras tienden a construir diversos procesos complejos de intereses y conflictos donde la construcción identitaria de las poblaciones que se cruzan se materializan en las diversas prácticas culturales cotidianas. Primero, describo ciertas características socio-económicas de la ciudad de Concordia (Entre Ríos, Argentina). Segundo, relevo la especificidad del discurso y las ofertas culturales en las formas de "imaginar" la identidad concordiense y de hacer frontera en la ciudad entrerriana con la ciudad de Salto (Uruguay) desde las acciones culturales. Por último, muestro como los diversos grupos que interactúan en la comunidad parecieran estar generando lazos identitarios en la ciudad, con la ciudad y con sus formas cotidianas de relacionarse con el país vecino sin insertarse en políticas locales pero exigiéndoles diversas formas (apoyo económico, logístico, espacial, etc.) de participación y gestión de programas y proyectos culturales.

Palabras claves : Ciudad; Frontera; Identidad; Política cultural.

Abstract

Aim of this paper is to expose a socio-anthropological perspective on how the boundaries tend to build complex processes of various interests and conflicts where the identity construction of populations that cross materialize in various everyday cultural practices. First, describe certain socio-economic characteristics of the city of Concordia (Entre Rios, Argentina). Second, over the specificity of the cultural discourse and the forms of "imagine" the identity and concordiense do entrerriana border town with the city of Salto (Uruguay) from cultural activities. Finally, I show how the various groups that interact in the community seem to be developing ties of identity in the city with the city and its everyday forms of relating to the neighboring country without inserted in local politics but demanding various forms (financial support, logistical , space, etc..) participation and management of cultural programs and projects.

KEY WORDS: City; Border; Identity; Cultural policy.


 

INTRODUCCIÓN

Explicar los procesos identitarios de los sujetos que habitan ciudades fronterizas implica materializar espacios porosos teñidos por una permanente y variable tensión entre lo local, lo regional, lo nacional e internacional de sus relaciones cotidianas. Dichas tensiones reflejan intereses, negociaciones, complicidades y conflictos visibles pero también en muchos casos invisivilizados.
Profundizar en esta cuestión implica problematizar y ampliar los estudios fronterizos (Grimson 2000a, 2000b, 2003, 2004; Álvarez, 1995, 2002; Cuevas Perus, 2005; Correa Alsina, 2006)  que están siendo cada vez más relevantes desde las Ciencias Sociales. En nuestra región, estos estudios se profundizan a causa de las renovadas relaciones económicas, políticas y sociales que implica el MERCOSUR1. Asimismo, se hace necesario indagar exhaustivamente las relaciones culturales que intentan dar fuerza y legitimar dichos procesos en los territorios nacionales y, cada vez con más influencia en las ciudades.
Al explorar las producciones y representaciones identitarias de quienes habitan y gestionan una ciudad de frontera, es imprescindible examinar las formas imaginadas y actuadas de lo culturalmente nacional en que dichos sucesos se construyen. Es decir, imbricar aquellas poblaciones que se inscriben en un cotidiano cruce entre producciones y significaciones (conflictivas) compartidas en el intercambio permanente con los vecinos que conllevan una historia particular, formas y percepciones de crisis específicas y significaciones singulares de lo cultural.
Desde la antropología, existe un consenso actual en abordar el estudio de las ciudades fronterizas desde la complejidad que presentan en la vida cotidiana. En este sentido, empezar a reconstruir las articulaciones, conflictos y negociaciones presentes en los procesos identitarios de frontera se convierten en prioritarios para observar la convivencia específica de una ciudad fronteriza. Rigurosamente, dichos estudios deben reflejar la diversidad social y cultural de las sociedades que se examinan y sus interrelaciones estructurales (comercio, religión, política, cultura, parentesco, etc.).
En este trabajo incorporamos la problematización de la frontera argentina-uruguaya desde el cruce de las ciudades de Concordia-Salto. Asimismo, provocaremos el estudio de las ciudades de frontera desde la especificidad y complejidad de los procesos identitarios construidos y reconstruidos en la enmarañada red social tejida por las acciones culturales municipales y sus superposiciones con los procesos económicos y socio-políticos. Procesos actuales que se ven reactualizados permanentemente, por medio de sus prácticas, en las formas de hacer frontera2 en la ciudad de Concordia, Entre Ríos.
Si, "(...) el rol de la cultura ha desbordado los ámbitos políticos y económicos como nunca antes en la historia situación que pareciera haber vaciado y/o transformado las nociones convencionales de cultura" (Yúdice, 2002: 23) Es decir, ya no pensar la cultura en sus acepciones tradicionales centrada en "el modelo de enaltecimiento (según Schiller o Arnold) o el de distinción o jerarquización de clases (según Bourdieu) o su más reciente antropologización como estilo de vida integral (Williams) conforme a lo cual se reconoce que la cultura de cada uno tiene valor propio sino que tal vez sea más conveniente abordar el tema de la cultura en nuestra época, caracterizada por la rápida globalización, considerándola como un recurso". (Yúdice, 2002: 23). Se hace crucial entonces para este estudio, centrarse en algunas de las producciones, negociaciones, intercambios, gestión y acción de las políticas culturales locales para pensar las formas de hacer frontera desde la noción de cultura. Identidad que se construye en una trama de relaciones tensas entre lo global, regional, nacional y local, en el marco de la construcción identitaria del ser concordiense desde las visiones municipales que gestionan lo cultural3.

SAN ANTONIO DE PADUA DE LA CONCORDIA.

Desde la década del 70 la frontera argentino-uruguaya presenta ciertos cambios territoriales y físicos que han generado transformaciones entre ambas orillas4. Nos centraremos brevemente en contextualizar ciertas relaciones sociales, económicas y culturales que se han ido construyendo entre las ciudades de Concordia y Salto unidas desde el año 1979 por el puente de Salto Grande que conforma la Central Hidroeléctrica Binacional de Salto Grande:
 "La organización del espaciourbano manifiesta un modelo segregativo que fue siguiendo la divisióncentro-periferia profundamente marcado por la presencia de los arroyosy más tarde del ferrocarril.La mayor inflexión se produjo en la década del '70-'80 con laconstrucción de la Represa de Salto Grande y un crecimiento poblacionalcercano al 30%. Más de 28.000 habitantes, mayoritariamente mano de obrano calificada, quedaron en la zona una vez terminada la construcción dela represa, con sus consabidas consecuencias en materia laboral. En elaspecto urbano han conformado un cinturón de "villas", en la periferia yzonas inundables de la ciudad. El 49% de esta población padece NBI(necesidades básicas insatisfechas). La ciudad posee inconvenientes en sus accesos y trama circulatoria en general y presenta un ambiente un tanto degradado por la marginalidad de su periferia, así como en toda la zona costera por la acción modificadora del río Uruguay". (Mingo de Bevilacqua et. al., 2006: 79)
En la ciudad de Concordia, declarada Capital Nacional de la Citricultura, habitan aproximadamente 170.000 personas según datos extraoficiales del último Censo Nacional (Censo 2010, INDEC). Este número la convierte en la segunda ciudad más importante de la provincia de Entre Ríos (y la de mayor importancia sobre la costa del Río Uruguay). La ciudad está ubicada al nordeste de dicha provincia y a orillas del Río Uruguay, el cual  la une a la vecina ciudad de Salto (Uruguay).
La ciudad entrerriana desarrolla una economía relacionada con la citricultura y la forestación (podemos también agregar que en los últimos años las plantaciones de arándano han ido tomando relevancia) y su mercado se liga directamente con las zonas rurales. Así mismo, estas actividades productivas la convierten en una de las tantas ciudades receptoras del trabajo golondrina con altas tasas de rotación de su población.
Esta característica le da ciertas especificidades a la ciudad mostrando una trama enmarañada de relaciones tensas entre quienes son originarios concordienses y quienes no lo son. Asimismo, estas complejidades se han visto atravesadas por un contexto reciente donde las diversas miradas economicistas de las políticas neoliberales de la década del 90 y la crisis económica de 2001 han incrementado y generado una diversa heterogeneidad de migrantes que se han asentado en la ciudad. De la misma forma dichos procesos, han visibilizado la fragmentación de los sectores medios mostrando cómo mientras ciertos grupos acceden al mundo del consumo de bienes y servicios, otros se enfrentan al desempleo y precariedad en sus trabajos y estudios.
En otras palabras, la década del ´90 ha generado en la provincia de Entre Ríos -en plena relación con el contexto nacional-, cambios en el campo económico, social, institucional, político y cultural. Además, los sectores medios empiezan a materializar una complejidad inédita en la Argentina (País Andrade, 2009) multiplicándose en los discursos nacionales y académicos conceptos como nuevos pobres, sectores medios pauperizados, empobrecidos, entre otros (Minujin y Kessler, 1995; Sautu, 2001; González Bombal, 2002; Lvovich, 2000; Wortman, 2003; Minujin y Anguita, 2004; País Andrade, 2008; Visacovsky, 2009).
De la mano, a estas nuevas formas de pensar la fragmentación de los sectores medios y la pobreza, el problema del empleo y la desigualdad en la distribución del ingreso comenzaron a relacionarse con la cantidad de trabajadores foráneos en la ciudad. Consecuentemente, el problema socio-económico comenzó a transformarse en conflicto migratorio:
"En el año 2005 se estimaba un promedio de 667 uruguayos que cruzaban diariamente el puente de Salto Grande por diferentes razones (trabajo, visita familiar, estudio, compras, turismo, etc.), cantidad que fluctúa en el tiempo según la situación económica de cada pueblo. Asimismo se estimaba que vivían en la ciudad entre 2.800 y 3.000 uruguayos/as de los/las cuales sólo 350 personas están registradas en el Consulado de dicho país como residentes (Diario Junio, 2005: versión digital)
Ese mismo año,  la confluencia de uruguayos a la ciudad de Concordia era dada como una de las causantes del aumento de la pobreza de dicha ciudad en un artículo publicado por "El Diario" (Paraná): "(...) el intendente Cresto al ser consultado sobre los índices de pobrezas e indigencia que divulgó el INDEC, -sostuvo que- 'los de afuera consiguen trabajo y los de acá no, siguen llegando continuamente gente por el tipo de actividad que se realiza en Concordia, como la citricultura y la madera´' y citó como ejemplo a los uruguayos." (Diario Junio, 2005: versión digital)
Tiempo después el diario Análisis Digital, publicaba una nota que hacía referencia a los dichos del ex intendente C afirmando que nuevas investigaciones periodísticas, académicas y datos cuantitativos revelarían la falsedad de esas expresiones:
"(...) la tasa anual de crecimiento poblacional de Concordia es del 15,7 por ciento; mientras que la de Federación, por ejemplo es del 23,6 por ciento y San José es del 20 por ciento. Además, el informe pudo determinar que en 24 asentamientos se registraron 4.500 casillas de madera o ranchos que albergan a aproximadamente 20.000 personas, de los cuales 'prácticamente' no hay naturales de otras ciudades, lo que demuestra que es casi inexistente la migración desde otras localidades de esta u otras provincias, de acuerdo con datos proporcionados por los gremios de las actividades más importantes (fruta, madera, UATRE y Construcción), con las llamadas cooperativas o empresas de servicios de esas actividades, en el paso fronterizo Concordia-Salto y con las escasas estadísticas oficiales". (Diario Junio, 2009: versión digital)
Así, desde mediados de la década del 90 se va conformando lo que denomino  "gestión de la paradoja concordiense" que se basa en subrayar que el empobrecimiento local es producto de los "cambios migratorios" mientras que -al mismo tiempo- las políticas de integración cultural son la respuesta a la promoción nacional impulsada desde diversos enfoques regionales que ponen en valor la diversidad cultural como desarrollo. Es indudable que los procesos de globalización y regionalización junto a los desarrollos locales en relación a la vida económica, política, social y cultural han dado forma a diversas prácticas sociales devenidas de la última década del siglo pasado: consumo, viajes, comunicación y tecnología pasaron a ser parte de la construcción identitaria y del estilo de vida de los sujetos construyendo una momentánea hegemonía cultural relacionada a un modelo de economía global y de integración cultural que modeló diversas estrategias identitarias e incrementó fronteras sociales. En paralelo, se comenzaron a ejecutar con mayor fuerza las políticas culturales gestionadas por los gobiernos locales en búsqueda de la integración cultural regional al MERCOSUR y se acrecentaron las estrategias culturales empresariales para el consumo.
Este contexto, tiñó el escenario de la ciudad de Concordia (Argentina) y sus relaciones con la localidad de Salto (Uruguay) con los colores de la complejidad. Dicha mixtura, nos conduce a reflexionar en la necesidad de una identidad local actual que fluctúa entre "fronteras" territoriales, culturales y sectoriales. Por tanto, la problemática de la/s identidad/es5 se instala como uno de los conceptos centrales para las ciencias sociales, remitiéndonos necesariamente a triangular los procesos de economía, cultura y consumo. Esta triangulación, deja al descubierto la organización de las identidades y roles jerárquicos, las estrategias identitarias, las modalidades que cobran las relaciones de poder y las asimetrías sociales en el acceso y el control de recursos materiales y simbólicos en nuestras ciudades actuales.

LO CULTURAL EN LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD "FRONTERIZA"                                                                    

Sintetizando lo anterior, desde hace unas décadas nos encontramos en una coyuntura regional marcada por el desconcierto dado entre la profundización de los procesos de movilización social y una reorganizada visión de la construcción de identidad local que marcan el cuestionamiento a las políticas neoliberales (Grimson, 2004). En la actualidad, y enfocándonos en las políticas culturales, la Argentina y Latinoamérica en general, están dando cuenta de la necesidad de revertir el legado de exclusión y desigualdad profundizado y ocasionado por las gestiones pasadas. Se intenta dar respuesta a las diversas organizaciones y movilizaciones de las minorías culturales que conviven en un mismo escenario local y que reclaman su reconocimiento, integración social y la ocupación del espacio público, entre otras cosas (Ochoa, 2002, 2005; Thomasz, 2006). En otras palabras, los derechos sociales, económicos y políticos desde las diversas acciones culturales.
Si analizamos la ciudad de Concordia vemos como la Dirección de Cultura actual, dirigida por el Sr. CC ofrece, desde diversos espacios en la ciudad, distintitas actividades y prácticas en relación a lo que se concibe por cultura. En primer término, cuenta con tres museos: el Museo Histórico Regional Palacio Arruabarrena, el Museo Municipal de Artes de Visuales y el Museo de Antropología y Ciencias Naturales. Además, cuenta con un Archivo Histórico y ciertos espacios como el Teatro Auditórium, el Mercado Sur, la Estación Central la y Estación Norte, un galpón en el puerto y un edificio donde funciona el Museo de Antropología.  Los objetivos principales de dicha Dirección apuntan a:
"Fortalecer el desarrollo de acciones independientes que perduren en el tiempo que se sienten como una necesidad a pedido de la comunidad. Acciones que ayuden a la conciencia social y que permitan tener permanencia. Fortalecer vínculos externos al municipio que no dependan de quien está en el cargo, que adquieran vuelo propio." (Director de cultura, Concordia 2009).
A la par, la ciudad se encuentra en pleno crecimiento poblacional y ante el gran desafío de:
"(...) generar una cultura participativa y de mayor alcance 'Una cultura para todos' del centro hacia los barrios con sus más de 120 talleres formativos culturales de distintas actividades. Además la inserción de una cultura de promocionar los valores de los artistas locales y de intercambiar artistas trayendo de la zona centro del país (Córdoba, Santa Fé, Capital Federal), para realizar intercambios" (Idem)
Este discurso de apertura a lo regional y a la tolerancia de lo diverso da visibilidad a la vinculación social y comercial con la ciudad de Salto (Uruguay). Así también, la revalorización de los lazos de "hermandad" y la localización geográfica unificada: La Región del Salto Grande junto a la belleza y calma del Río que nos une. Dicho acontecimiento, genera diversas prácticas y proyectos culturales, educativos, de capacitación y ecológicos conjuntos -organizados en general por la sociedad civil, instituciones de presupuesto mixto (CAFESG, CTM, otras) o la colectividad uruguaya que encuentran un camino estratégico de visibilización social (País Andrade, 2010)-. No obstante, las interfronteras que se fueron construyendo, desde décadas anteriores, en la ciudad de Concordia como consecuencia y efecto de las políticas neoliberales junto a los procesos urbanos mundializadores y de las políticas de integración regional -como estrategias de acceso- hacen eco en ciertas habilidades de algunos grupos vinculadas a la unión de ambas orillas.6 Sin embargo, el discurso oficial (y es solo discurso) de integración y hermandad pareciera no coincidir con la mayoría de la población actual  que vive la oferta cultural como pobre y poco interesante.
Ciertos datos surgidos de mi propio trabajo de campo muestran como de 54 encuestados/as que oscilan entre 18 y 26 años ninguno identifica el Encuentro Internacional de Murgas7 que se realiza desde hace 7 años como un evento relevante de la ciudad como tampoco al carnaval callejero y popular (que se ha venido recuperando a nivel nacional luego de ser prohibido por decreto bajo el último gobierno dictatorial argentino -1976/1983), mientras que el 11,11%  nombran a los Carnavales (originados en la música del samba) que identifican a nivel nacional a Concordia desde su publicidad turística como un evento anual cultural relevante8. Paralelamente, las fiestas tradicionales del Inmigrante, Estudiantes, Citricultura y las zonales (Boga, Golondrinas, etc.) son reconocidas por el 90% de este grupo encuestado. Asimismo, expresan en un 70% no asistir a los espacios culturales de la localidad (Estación Norte, Estación de la Cultura, Talleres Municipales, Museos); un 10% asistir solo cuándo hay algún evento que les interesa y el resto no los conoce. En relación a sus vínculos con la ciudad de Salto el 48,14% del total del grupo etario encuestado afirma no conocer la ciudad mientras que el 51,85% restante afirman conocer la ciudad desde pequeños es decir, fueron con adultos durante la década del 90 y principios del siglo actual; y, el resto la conoce desde hace un año o menos.
Los registros de campo también muestran como la población actual tiene menos relaciones y vínculos con la ciudad de Salto y con la identificación y significación de prácticas culturales comunes. Y a la postre, permite observar como cierta población concordiense que tenía relaciones con la ciudad de Salto en los años 90 tampoco reconoce, en la actualidad, a la ciudad fronteriza como un espacio de pertenencia: no miran más televisión uruguaya en el 100% de los encuestados; no pasean tan seguido por la ciudad oriental salvo casos puntuales (el 10%); no reconocen ni resignifican las prácticas en común a la ciudad salteña ni las culturales en general9 como el encuentro de murgas (un 60%); y en el 80% de quienes hoy tienen entre 30 y 41 años afirman que la producción de la ciudad entrerriana es pobre y desorganizada. Asimismo, los grupos de debates y las entrevistas me han permitido observar como en el habitar de la ciudad tanto jóvenes como adultos reconocen no participar de los espacios culturales de la ciudad como así tampoco de los encuentros barriales, las tomadas de mate en la calle, la charla con vecinos, etc. (prácticas y experiencias que recuerdan se hacían antes)10.
Por último, es relevante que el 90% de todos/as los/as entrevistados y encuestados aseguran que los uruguayos (que viven en Salto) son amables, atentos y tranquilos lo que se dice "Buena gente" - a diferencia de los/as argentinos/as (y podría comenzar a suponer que a diferencia también de los/as uruguayos que viven y/o trabajan en Concordia)11-.
Ahora bien, la renovada esperanza puesta en lo cultural como recurso para resolver los malestares económicos y sociopolíticos en el marco regional y local respondiendo a un contexto macro global, han hecho que la creciente oferta/demanda de bienes y servicios culturales como las políticas públicas miradas desde la cultura como derecho en las diversas ciudades latinoamericanas, transformaran las prácticas culturales en centro de interés de las agendas públicas y de diversas organizaciones y empresas privadas (País Andrade, 2008).
En consecuencia, las agendas públicas, las organizaciones y las empresas privadas ponen a funcionar sus motores hacia la búsqueda de productividad de los bienes y servicios relacionados con la cultura, bajo el lema de producir ciudades culturales de cara al mundo, políticas para "la Paz" (Ochoa, 2005), para el desarrollo (García Canclini, 2004), etc. De igual forma, a nivel regional, la legitimación política de las experiencias culturales, radica en la necesariedad de integrar la diversidad cultural presente en la región.
Paradójicamente, este potencial político-cultural, presenta una profundización de los procesos anteriores y ciertas complejidades que ya estaban presentes en nuestros países redefiniendo sus causas de lo económico a lo cultural (revalorización de las diversas etnias, razas, agrupaciones civiles, etc.)12 Ante esto, los sujetos de nuestras ciudades parecieran estar construyendo sus estrategias identitarias en nuevos espacios sociales y en sociedades que desarrollan, cada vez con más fuerza, sus identidades en una red conflictiva del consumo de cultura entre lo local y la integración regional.
La esfera cultural entonces ha tomado un protagonismo diferente y particularizado que en cualquier otro momento en la historia. El nuevo escenario que se hace presente a comienzos de este siglo, hace que sea necesario reconstruir y reflexionar en las prácticas, los bienes y los servicios culturales desde la compleja tensión entre el análisis de la cultura local, regional, nacional y mundial, lo cual ha forjado la ampliación en los procesos de consumo cultural como constructores relevantes de identidad.
En este punto, nos interesa contrastar, en la ciudad de Concordia, las diversas definiciones identitarias que se construyen en el ámbito local y provincial para encontrar las especificidades en relación a lo cultural con sus cualidades fronterizas.
Es oportuno advertir que este artículo no tiene como objetivo realizar un profundo análisis de la temática "frontera" (esto se ha hecho en otros artículos: País Andrade 2008, 2009) pero sí cristalizar que preferimos utilizar el término hacer frontera el cual implica un proceso dinámico y complejo que materializa las prácticas, las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales como así también a las luchas y tensiones cotidianas entre grupos y sujetos que van conformando y transformando permanentemente los límites fronterizos y sus espacios tanto físicos como simbólicos (País Andrade, 2010). Asimismo, la noción de identidad/es es (re)construida en la producción de nuevas representaciones y clasificaciones en búsqueda de legitimar la propia posición, imponiendo sentidos en las prácticas cotidianas de los actores, modificando categorías de percepción del mundo que logran cierto consenso y son apropiadas:
"Identidad local... hay diferencias con otras ciudades de la provincia  pero todas gritan al mismo tiempo (...). La entrerrianía está en las palabras, la identidad está, está en uno, uno grita entrerriano. Se nota en el caminar, hablar, etc. (...) La cultura no va, viene de un pueblo". (Director de Cultura, 2009)
Desde la mirada construida acerca de la identidad concordiense que narra el director de cultura local13 podemos comenzar a subrayar ciertas huellas identitarias de la ciudad y de sus relaciones provinciales, nacionales y regionales surgidas del trabajo de campo para la investigación de la cual surge este artículo.
Huellas que han sido materializadas en la relación, estado-economía-cultura, donde las industrias y el consumo cultural adquirieron un espacio significante y rentable en las relaciones cotidianas, que se concretan en los bienes y servicios producidos y resignificados como "...recursos con los que se construyen relaciones sociales y estilos de vida" (Arantes 1993:5). Asimismo, las prácticas culturales gestionadas y puestas en acción en la ciudad de Concordia ponen de manifiesto la intencionalidad política de sumarse a un contexto cultural más amplio y diversificado, en donde la cultura empieza a ocupar un lugar de privilegio, siendo por un lado, un recurso económico y político; y por otro, conformándose como un espacio de reconocimiento e identidad social de la ciudad de Concordia:
"Lo que vemos en el interior, es que la persona que debe llevar adelante cultura es la persona culta de la ciudad (letras, etc., de la educación -como en los 40- ) alguien con trayectoria artística pero no se tiene en cuenta la experiencia en gestión. Se tiene en cuenta la popularidad en la ciudad y esas cosas. En el interior se considera que el desarrollo en el campo de la cultura es lo máximo y que no es tan importante la tarea administrativa aunque rescato la importancia del artista local. 'Lo nuestro' es desde lo local hasta lo latinoamericano este es lo que enriquece las nuevas visiones y los aportes a la ciudad. Un plástico que no sale de la ciudad está aislado no tiene acceso a la información para su desarrollo. En lo local se necesita el aporte cultural traído desde afuera más la capacidad individual". (Director de Cultura, Concordia 2009)14
Ese afuera, al que refiere el entrevistado está directamente pensado en función de las ofertas culturales que circulan en Buenos Aires y/o Santa Fe y en menor medida desde la ciudad de Salto y desde algunas ciudades cercanas de Brasil porque encuentran sus limitaciones en cuestiones cambiarias. Asimismo, la Directora del Museo Regional hacía referencia en nuestros encuentros a cuestiones de poco interés por parte de una municipalidad "que no sabe lo que es cultura" y a ciertos personalismos que generan imposible la tramitación y negociación con otras instituciones de la ciudad para hacer cosas conjuntas:
"No me importa decirte que, por ejemplo, con X (la directora del museo de antropología) no podemos hablar de nada, pensamos todo distinto, es personal ya. Así que imaginate, si no podemos integrarnos entre nosotros y cubrir o generar demanda que nos vamos a integrar con los de salto (además ellos también tienen su propio infierno)." (Directora del Museo Regional, 2009)
La cultura entra a jugar un papel fundamental como táctica en los procesos de apropiación y/o resolución de los conflictos sociales, políticos y económicos junto a sus consecuencias en el patrimonio material e inmaterial de las ciudades -el arte público, la estética, el diseño, la moda, el turismo, los deportes, las prácticas culturales, etc.-:
"El estado debe cada vez hacer menos para que la gente haga más. Estamos tirando líneas en ese sentido de cogestión, una es la Feria del Libro (idea original de una librería local). Es decir, aportamos la logística no disputamos ni discutimos de la pertenencia de la idea original". (Director de Cultura, Concordia 2009)
En este sentido, la política cultural puede ser concebida, tal como otras áreas de la política estatal actual, como una respuesta a necesidades reconocidas socialmente expresadas a través de una diversidad de intereses y actores sociales. Su reconocimiento conlleva la demanda por su legitimación y la constitución de derechos en ese campo específico (González et. al. 2004). Según lo expresa uno de mis informantes:
"A nivel nacional los conceptos que manejo de cultura los podría reencontrar en Rosario o en Buenos Aires, no en el resto del país." (Director de Cultura, Concordia 2009)
Al mismo tiempo, la reducción del objetivo del desarrollo y producción cultural a la noción de fortalecer las prácticas culturales locales desde la gestión actual y no a la revalorización y/o construcción de significados compartidos parece estar reproduciendo una idea originaria de sus habitantes que ven históricamente a Concordia como una ciudad fenicia, una ciudad que el propio organizador cultural define como:
"La ciudad no es una ciudad universitaria por tanto los productos no son universitarios, la cosmovisión del universitario local es reducida, compactada, comprimida, pobre". (Director de Cultura, Concordia 2009)
La idea de atraer cultura de afuera remite en este caso a lo cultural rico y letrado de Buenos Aires y Rosario con lo cultural pobre e ignorante presente en la ciudad comercial. Pero esto también puede ser pensado como respuesta a "un marco identitario definido por dos niveles: Por un lado el reconocimiento abstracto a su pertenencia al espacio regional (...) y por el otro su lugar como gobiernos locales" (Paikin, 2007:29). Paikin, refiriéndose específicamente a las ciudades denominadas Mercociudades, afirma que es la búsqueda de reconstrucción de las identidades fragmentadas en el marco de los Estados Nacionales -como consecuencia de los procesos de globalización- lo que prima en la base de estas conformaciones locales.
La mirada puesta en Buenos Aires y en Rosario ancla en la imagen de los procesos de las grandes ciudades multiculturales donde la política cultural respondería a los actuales procesos de conformación de nuevas maneras de representación ciudadana en desmedro de las formas desarrolladas en gran parte del siglo pasado (me refiero a las instituciones tradicionales como Partidos políticos, Asociaciones gremiales, etc.). Dichas representaciones, en las últimas décadas, han entrado en decadencia ante la crisis del modelo de Estado-Nación. Las relaciones sociales actuales entre los sujetos, de éstos con sus representantes y con las instituciones en sí mismas parecieran demandar relaciones más directas hacia sus gobiernos. Se le suma, la necesidad regional de conformar nuevas representaciones e instituciones de poder local en el marco de los procesos de integración. Sin embargo, en Concordia las relaciones directas entre la comunidad y sus instituciones parecen ser justamente el eje de la complejidad en la cotidianeidad de estas relaciones. En la práctica concreta, la organización y el apoyo a los diversos eventos que pueden organizar las distintas colectividades, proyectos interprovinciales, nacionales e internacionales como la construcción de propuestas de índole cultural es limitado. Esta paradoja responde a la necesidad de integrarse regionalmente a un mercado común y a un proceso de integración cultural regional, en paralelo a la necesidad de respetar y asegurar los derechos ciudadanos en un espacio social que presenta una diversidad cultural materializada y economizada en los propios procesos globalizadores actuales. En este sentido el Director del Museo municipal de Artes visuales nos decía:
"Sí, muchas veces queremos hacer cosas con otras provincias, con salto y hasta con ciudades cercanas para integrarnos culturalmente y hacer circular los bienes pero nos encontramos siempre con la limitación económica de no poder, por ejemplo, asegurar las obras a transportar, brindar un flete y ni hablar de lo que nos cuesta sostener estructuralmente el museo para que sea un lugar posible... sin embargo, hemos logrado acumular un patrimonio permanente que obviamente no podemos exhibir todo el tiempo porque tenemos solo una sala". (Director del Museo municipal de Artes visuales)
Pese a lo dicho, desde la comunidad surgen cada vez más proyectos culturales individuales y/o de diversas organizaciones relacionados a la práctica de la identidad entrerriana (grupos de baile folclórico, cantantes, eventos de los artistas locales, etc.), de visibilización de las diferentes colectividades que habitan en Concordia (la creciente importancia y masificación de la Fiesta del Inmigrante es un buen ejemplo de ello) y actividades de intercambio con la ciudad de Salto (por ejemplo el Encuentro de Murgas al que ya hemos hecho mención).

CONCLUSIONES: LAS FRONTERAS DE CONCORDIA

Retomando las conclusiones de lo antepuesto, quisiera sintetizar lo que me propuse en este trabajo. En primer lugar, comenzar a mostrar como al entender la cotidianeidad como el conjunto diverso de prácticas vinculadas con modos de (re) producir la vida (Heller, 1972) los cuales son aprendidos en las interacciones intersubjetivas basadas en marcos de referencia tanto compartidos (Berger y Luckmann, 1972) como de conflicto, debemos hacer parte también a las prácticas que se generan del otro lado de la frontera nacional y provincial que se adoptan en lo local como parte de la vida diaria o como estrategias imprevistas pero necesarias de lo local. Ante esto fue necesario contextualizar social y económicamente  la ciudad de Concordia en los últimos casi 20 años.
En segundo lugar, explorar como las prácticas conforman la cotidianeidad de los sujetos, se transforman y/o se apropian como locales quedando fundida la localidad y/o nacionalidad de origen (un ejemplo son las fiestas regionales - pesca, cítricos, etc.- que se tornan localistas donde en realidad pertenecen a cualidades regionales). A contrapelo, nuestra intensión será desnaturalizar las prácticas recurrentes y no recurrentes que se realizan nacionalizando/localizando la oferta y demanda cultural; dar cuenta de cómo oscurecen las responsabilidades y derechos en la vida social con respecto a lo cultural; como modifican espacios naturales y/o urbanos; estereotipan y homogeneízan las prácticas de los consumidores y ocultan las relaciones de desigualdad social en las que se encuentran:
(...) el espectáculo va si la gente lo simboliza como importante. Profesionales, clase media... la no información a veces justifica la falta de conocimiento. Además, si el espectáculo es mediático llena sino no (...) Al Espectáculo callejero? No,  la gente no asiste. (Director de cultura, Concordia 2009)
Por último, desde la interacción permanente entre teoría y campo que he realizado a lo largo de 2008-2009 han surgido los testimonios a los que he hecho referencia. Este artículo intentó relevar ciertas cuestiones construidas entre el discurso de la gestión actual y algunos imaginarios culturales y prácticas concretas en la ciudad de Concordia (por cierto breves por cuestiones de espacio) y sus formas de hacer frontera. Desde aquí comenzar a vislumbrar las formas de imaginar la identidad concordiense y de hacer frontera en la ciudad entrerriana (Argentina) con la ciudad de Salto (Uruguay). Si las fronteras tienden a construir diversos procesos complejos de intereses y conflictos donde la construcción identitaria de las poblaciones que se cruzan se materializan en las diversas prácticas cotidianas, reflexionar en lo cultural, es decir pensar la cultura como adjetivo y no como sustantivo, nos ha permitido poner en juego las dimensiones de producción,circulación y consumo. Nos da acceso a explicar esos actos y/o prácticas visibilizadas/invisibilizadas en la ciudad entrerriana. Reflexionar lo cultural desde sus consecuencias políticas nos permite iluminar los espacios culturales como espacios de conflicto.
Espacio de conflicto que hace observable una intención política que más que preocuparse por hacer frontera con el país de al lado se devela como una seda sin forma que hace frontera heterogéneamente entre los diversos grupos sociales y actores que participan de los espacios y actividades culturales locales reivindicando lo local como expresión cultural nacional y endureciendo las posibilidades de intercambio fronterizo.
En este contexto, la noción de cultura y el trabajo en red de los distintos actores sociales dedicados a lo cultural se desdibuja en personalismos y en la falta de discusión del para quién, el por qué y el cómo de la construcción de una cultura local. Asimismo, la falta de una discusión seria y planificada de lo cultural junto a los escasos recursos presupuestarios y de profesionales deja, en muchos casos, las propuestas culturales en proyectos inconclusos o momentáneos. De la misma forma, pareciera construirse cierta noción de cultura alrededor de la participación en ciertos espectáculos, eventos, muestras y/o en la presencia de ciertos personajes relevantes a nivel local, provincial, nacional e internacional mediatizando lo cultural y relegando el lugar del sujeto a un mero espectador del hecho cultural. Contrariamente, los diversos grupos que interactúan y surgen desde la comunidad parecieran estar generando lazos identitarios en la ciudad, con la ciudad y con sus formas cotidianas de relacionarse con el país vecino sin insertarse en políticas gubernamentales pero exigiendo de diversas formas (apoyo económico, logístico, espacial, etc.) la participación y gestión de programas y proyectos culturales desde el gobierno local (Esto no quiere decir que exista homogeneidad en estos grupos e intereses personales y/o institucionales los cuales no fue propósito profundizar en este artículo).Se hace necesario, seguir reflexionando acerca de cómo en los espacios (culturales) se materializan las tensiones conformadas entre los diversos intereses de los grupos sociales que aspiran a adquirir un modo de aprendizaje con respecto al consumo y el cultivo de un estilo de vida (País Andrade, 2007). Sumado a las tensiones materiales y simbólicas (Bourdieu, 1983) de los diversos actores culturales (productores, intermediarios, gestores, consumidores) enmarcando la cultura como recurso (Yúdice, 2002). Desde aquí los diversos actores culturales construyen y/o reproducen distintas estrategias identitarias dentro del ámbito cultural a partir de cierta noción de cultura construida para, desde y en las formas de hacer frontera.

Notas

1 Mercado Común del Sur firmado en Asunción del Paraguay el 26 de marzo de 1991 como una unión aduanera integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Además, figuran como Estados Asociados los siguientes países: Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Sus objetivos son: la libre circulación de bienes, servicios y factores de producción entre los países; la existencia de un arancel externo común y el amparo de una política comercial común; la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes; la modulación de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración. Asimismo, las Mercociudades, conforman un organismo oficial vinculado al Mercosur (sin pertenecer a su organización inicial). La Mercociudades están integradas por 123 ciudades a través de diversos municipios de los países miembros con sede en la ciudad de Montevideo. Cuenta también, desde el 9 de agosto de 1991 con la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), creada en 1991 e integrada por la mayoría de las universidades públicas del Cono Sur ( Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) persiguiendo el objetivo de fortalecer y la consolidar diversos recursos humanos, la investigación científica y tecnológica, la formación permanente y la interacción de sus miembros con la comunidad. En este sentido, Brasil y Argentina han acordado en el año 2006 un sistema de integración entre sus universidades con el interés de crear  la Universidad del Mercosur .

2 Referiremos a este concepto más adelante.

3 Este artículo se centra específicamente en los discursos y prácticas culturales desde la mirada de quienes gestionan municipalmente los espacios y prácticas de cultura. Sin embargo, es producto de una investigación más amplia Identidad y Consumo Cultural a orillas del río Uruguay. El caso de la Ciudad de Concordia, Entre Ríos (Investigación Posdoctoral 2009-2011 UBA-CONICET).

4 El 16 de septiembre de 1976 se pone en funcionamiento el Puente Libertador General San Martín que une Puerto Unzué (Gualeguaychú) con Fray Bentos (Departamento de Río Negro en Uruguay). A este puente carretero se le suma al ya inaugurado, Puente General Artigas (10 de diciembre de 1975) que une las ciudades de Colón y la ciudad uruguaya de Paysandú.

5 Hemos trabajado en profundidad el concepto de "identidad/es" en "Espacios fronterizos e identidad. Tensiones y estrategias político-culturales en la ciudad de Concordia" publicado en 2011 por la Revista RUNA.

6 Algunas experiencias juveniles relacionadas a los movimientos de murgas, candombes y algunos rasgos laborales y/o educativos muestran esto. Asimismo, el cruce permanente entre ambas localidades rivereñas facilita, en la sociedad civil y personas individuales, la recuperación y revalorización de ciertas prácticas y hechos originarios que los identifican -el encuentro de murgas, grupos de candombe, la revista De Boca a Boca (Revista cultural de la ciudad que brinda quincenalmente todas las actividades culturales que se realizarán en Concordia, en localidades aledañas y en Salto), muestras pictóricas y literarias conjuntas, visibilización de monumentos culturales de la historia común, etc. dan muestra de esto (País Andrade, 2010).

7 El Encuentro Internacional de murgas estilo uruguayo se realiza desde el año 2003. En él se realizan espectáculos y talleres en forma paralela con los escenarios de la ciudad vecina. Asimismo, desde el año 2008 es auspiciado por la Intendencia de Montevideo y es el segundo evento murguero que reúne más gente después del Carnaval de Montevideo.

8 Cf. http://www.turismoentrerios.com/concordia/carnavales.htm

9 He trabajado en otros artículos la noción de alta cultura que impregna al ciudadano concordiense invisibilizando las prácticas culturales que se realizan en la ciudad (País Andrade, 2011)

10 No profundizaré en otros temas pero quisiera subrayar que los grupos sociales de mayores recursos económicos plantean la hermandad con el país vecino y enuncian repetidas veces sus recurrentes vacaciones en la ciudad de Punta del Este (balneario uruguayo que se caracteriza por su belleza natural y por sus altos precios).

11 Este es un punto a seguir profundizando.

12 En este sentido se sigue legitimando que las consecuencias de exclusión generadas por las visiones neoliberales han sido causa de las malas implementaciones de la política como si las decisiones económicas no fueran decisiones políticas (Grimson, 2004). Es más, como si los "efectos" de las políticas culturales actuales no fueran consecuencias de las débiles políticas económicas y sociales de toda la década del '90.

13 En ninguna de las entrevistas que he realizado a funcionarios municipales relacionados a lo cultural aparece diferencia entre la identidad concordiense y la entrerriana. En otras palabras, los entrevistados refieren a la identidad local como la "identidad de la tierra entrerriana".

14 En este abordaje incipiente en relación a las Políticas Culturales de la ciudad de Concordia hemos recogido de las entrevistas en profundidad realizadas dos nociones muy claras en relación a lo que se entiende por "cultura". Ambas nociones remiten al discutido supuesto de que existe una cultura "culta" y una cultura "popular".

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