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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.16  Rosario jul./dic. 2011

 

ARTÍCULOS

Masonería y Sociabilidad en el centro y sur de la campaña bonaerense
Fines del siglo XIX principios del XX

 

Yolanda de Paz Trueba

Investigadora del IEHS en la UNCPBA y del CONICET
yolidepaz@gmail.com

 


Resumen

El objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a la relación establecida entre la sociabilidad política derivada de la influencia masónica y otras formas de sociabilidad previas ligadas al catolicismo, en el marco de la construcción del Estado en sus diversos niveles a fines del siglo XIX. Este abordaje será realizado a través del análisis de pueblos de la campaña bonaerense, espacios no estudiados en este sentido hasta el momento.

Palabras Clave: Sociabilidad; Masonería; Iglesia Católica; Instituciones

Abstract

The aim of this paper is to reflect on the relationship established between the political sociability derived from the Masonic influence and other forms of sociability linked prior to Catholicism, in the context of state-building at various levels in the late nineteenth century. This approach will be made through the analysis of peoples of the Buenos Aires province, areas not studied in this regard so far.

Key Words: Sociability; Masonry; Catholic Church; Institutions


 

Si bien las primeras logias pueden haber existido en el territorio del Río de La Plata desde el siglo XVIII, se dio un gran desarrollo de éstas en la segunda mitad del siglo XIX y las causas políticas no son ajenas a esta situación. La caída de Rosas generó un auge asociativo, del que la masonería no permaneció al margen ya que como señala Pilar González Bernaldo para la ciudad de Buenos Aires, con el fin del gobierno rosista, este espacio habría asistido a un resurgimiento del asociacionismo, en el que la sociedad civil hizo un nuevo uso del espacio público urbano que se yuxtaponía a la forma tradicional de organización de la sociabilidad en torno a las parroquias, al barrio.1 Aunque la sociedad porteña decente siguió estando conformada por las mismas familias tradicionales, afirma, el escenario para el desarrollo de la práctica asociativa se trasladó de los salones familiares al espacio público y a la multiplicidad de salones, cafés, clubes de todo tipo, etc. que surgieron en esta etapa. La masonería, dice la autora citada, ocupó en este contexto un lugar de gran importancia.
Diversos autores2 han hecho hincapié en la impronta política que tuvo la sociabilidad gestada al interior de estas asociaciones y las relaciones sociales que se generaron en ellas.3 Resultaron fundamentales las redes de sociabilidad que se tejían y la forma en la que a través de ellas los hombres se relacionaban con el poder. En este sentido, la masonería habría sido de gran importancia en tanto permitió acceder a esa red de relaciones que excedían los marcos parroquiales e incluso provinciales. Formar parte de una logia masónica no aseguraba el acceso a puestos públicos, pero sí ser parte de las redes de poder, cuestión no menor, si tenemos en cuenta que en este período y aun mucho después de consolidado el Estado nacional, las decisiones políticas no se tomaban en las urnas sino en otros ámbitos ubicados en la sociedad civil. La instancia electoral no era más que la confirmación de determinaciones ya tomadas.
El objetivo de este trabajo es reflexionar en torno a la relación establecida entre la sociabilidad política derivada de la influencia masónica y otras formas de sociabilidad previas ligadas al catolicismo, en el marco de la construcción del Estado en sus diversos niveles a fines del siglo XIX. Este abordaje será realizado a través del análisis de pueblos de la campaña bonaerense, espacios no estudiados en este sentido hasta el momento.4
En primer lugar, este trabajo refiere al contexto en que en cada pueblo se formaron las logias masónicas, a fin de iluminar los derroteros posteriores que adquirió la sociabilidad local, dando detallada cuenta de las diversas vinculaciones que los masones de cada pueblo fueron construyendo y como éstas se relacionaron con el poder político en el proceso de crecimiento y consolidación de cada lugar.
En una segunda instancia, se busca analizar la forma en que la sociabilidad masónica interactuó con otro tipo de sociabilidad más tradicional, en el marco de la instalación en el período analizado de diversas instituciones benéficas que se propusieron atender las demandas sociales que el contexto presentaba. En este campo, las instituciones filantrópicas masónicas y las de corte católico, se relacionaron en un juego de colaboración y oposición que no nos permite ser reduccionistas a la hora de referirnos a tal interacción. En síntesis, buscamos, a partir del estudio de la realidad por demás heterogénea que compone nuestro espacio de estudio, aportar a un análisis comparativo, que definitivamente nos aleje de la dicotómica oposición entre sociabilidad masónica y católica.5

La masonería en los espacios estudiados: actores y acciones

La creación de la Logia masónica de Tandil, reviste características especiales al estar relacionada con las matanzas de Tata Dios, una especie de montonera destinada a matar extranjeros, que tuvo lugar en 1872, varias décadas después de haberse fundado el pueblo, y cuando este estaba comenzando a transitar con paso más firme el camino de su consolidación y crecimiento.6 Cierto acuerdo entre los historiadores señala que se trató de un movimiento destinado a neutralizar la importancia –especialmente en materia económica–, que los extranjeros estaban teniendo en la localidad.7 Los sublevados decían venir en nombre de Tata Dios, un curandero que se había instalado algún tiempo atrás en el pueblo, quien sin embargo no participó de las matanzas. Tampoco fue posible establecer con certeza que efectivamente hubiera instigado a los asesinos, aunque sí participaba –y lo decía– como sostiene Nario, de la animadversión que algunos sectores populares manifestaban contra ellos.8 Pero ese sentimiento de rechazo no era propiedad exclusiva de estos sectores.
De hecho, tal y como lo plantea Juan José Santos, habría que buscar una explicación que combinara las animosidades religiosas alimentadas entre los paisanos por los curas párrocos contra los liberales, masones y librepensadores, el mal clima que entre los nativos generaba la leva obligatoria de la que los extranjeros estaban exceptuados, así como las irregularidades –como el tráfico ilícito de cueros y otros productos obtenidos mediante robos–, que eran tolerados por las autoridades locales.9 En tal sentido, y para el caso concreto de Azul, el tráfico ilícito de cueros era una práctica no censurada por las autoridades, ya que involucraban intereses de los jefes militares de la frontera, asentados en la localidad.10
Muchas de estas irregularidades se relacionaban con los inmigrantes, dado el protagonismo que estos tenían en el comercio y el transporte. Se creía que los viejos hacendados de Azul se estaban arruinando por estas prácticas en las que existía la connivencia entre los jefes de la frontera, los comerciantes y los indios. En general, dice el autor, se trataba de prejuicios muy extendidos que contribuyeron a generar un clima, una especie de caldo de cultivo que ayuda a explicar las animosidades que en Tandil tuvo como blanco a los vinculados justamente con el transporte y el comercio.11
Si como planteaba Nario, el ataque tenía como objetivo amedrentar a los extranjeros, acción en la que podría haber existido cierta connivencia entre gauchos y estancieros, está claro que, dice, la reacción tuvo el efecto contrario al buscado ya que aquellos que sobrevivieron, entre ellos Santamarina, se pusieron al frente de un movimiento de defensa que incluyó la caída política del Juez de Paz Figueroa –sospechoso de ser cómplice de los asesinos– y su entorno, perteneciente a las familias tradicionales que eran, desde la visión de las víctimas, las que se sentían amenazadas por el ascenso de los inmigrantes.12
Junto a la confusión e indignación popular de los primeros momentos posteriores a la matanza, comenzaron a correr rumores que señalaban la posibilidad de que el Juez de Paz estuviera vinculado de alguna manera a los conspiradores, dado su parentesco con Ramón Gómez –su cuñado– en cuya estancia había montado su hospital Tata Dios. Los extranjeros se dirigieron al Gobierno Provincial y este no pudo permanecer indiferente porque el suceso había levantado polvareda en otros pueblos de la campaña y en la prensa nacional e internacional que se hacía eco de la situación de sus connacionales en las pampas.13 Lo cierto es que el sector tradicional de la sociedad local representada por Figueroa, Gómez y Machado entre otros, estaba siendo sospechado de una masacre que había provocado conmoción mucho más allá de Tandil y los extranjeros con su pedido de justicia asestaron un golpe difícil de eludir a las autoridades del pueblo. Después de un tiempo de soportar las presiones, el Juez presentó su renuncia, la que le fue aceptada. La sociedad tradicional había caído en Tandil: luego de un intervalo corto de Moisés Jurado como Juez de Paz sustituto, el 26 de junio asumió Carlos Díaz, representante de este nuevo sector en ascenso.14
Pero los extranjeros necesitaban un medio de encauzar su acción política, habida cuenta de la ausencia de partidos políticos que dieran lugar a sus reclamos e intenciones, que los cohesionara políticamente en el plano local pero que también les permitiera establecer un vínculo con las autoridades provinciales. La masonería fue ese medio y Ramón Santamarina fue uno de los que primero trabajó para instalar una logia en Tandil, luego de haberse afiliado a la que ya existía en Azul, Estrella del Sud Nº 25. Según Nario, en 1872, cinco meses después de la matanza, varios vecinos tandilenses junto a Ramón Santamarina, viajaron a Azul y se incorporaron también a la Logia de aquella ciudad.15 El 6 de septiembre de ese mismo año las autoridades de la Gran Logia de la Argentina se trasladaron a Tandil y quedó constituida la Logia Luz del Sud Nº 39.16
De tal modo que la creación de la logia masónica de Tandil obedeció en primer lugar a una motivación práctica en reacción a un suceso que había conmocionado no sólo a la sociedad local. Buscaban con esto, en primera instancia, ir más allá de la mera apropiación del espacio público local, de modo de lograr una agrupación que les permitiera tener canales de interlocución con el gobierno provincial a los fines de hacer justicia.
Sin embargo, nos hemos detenido en describir los acontecimientos que dieron vida a la logia de Tandil porque ponen de manifiesto claramente cómo lo que en un primer momento fue una estrategia defensiva se transformó luego en un medio de acción política. Ni en Azul, ni en Tres Arroyos hemos hallado información que nos permita hacer afirmaciones con respecto a causas concretas de esta envergadura que hayan originado la formación de una logia masónica. Sin embargo, en la experiencia de la sociabilidad, del paso de lo civil a lo político encontramos semejanzas. Como sostiene Marta Bonaudo para el litoral, podemos también aventurar que en el espacio estudiado en este trabajo, la masonería permitió la construcción de redes que adquirieron dimensiones institucionales y proyección política, y operaron como instancias de mediación entre la sociedad civil y el Estado.17
Sin embargo, dentro del mismo espacio, existieron fuertes diferencias en lo que respecta a la relación entablada con las formas más tradicionales de sociabilidad.

Redes de sociabilidad: del ámbito civil a la influencia política

Cabe ahora preguntarse quiénes eran los hombres que participaban de esas redes de sociabilidad. En el caso de la masonería, se destaca su perfil cercano al de las clases altas. Según lo plantea Emilio Corbiere, "...el perfil sociológico de la masonería finisecular estaba emparentado con las clases altas y con la dirigencia proveniente del patriciado con instrucción y cultura más o menos clásica."18
Como sostiene Alcibíades Lappas, para formar parte de la institución, era condición indispensable la aptitud moral de la persona así como su nivel cultural, ya que perseguir y combatir la ignorancia era uno de sus objetivos para lo cual eran fundamentales estas características. Según explica el autor, las distinciones de religión, raza, ideología, etc. pasaban a un segundo plano.19
En un primer momento, los extranjeros que se alinearon junto a Santamarina eran pequeños ganaderos, profesionales, agricultores y artesanos. Con el paso del tiempo, la Logia fue creciendo en cuanto al número de socios y a su composición socio ocupacional. Aunque la mayoría seguían siendo extranjeros de clase media dedicados al comercio y a las profesiones liberales, entre ellos encontramos hombres vinculados a la explotación de la tierra y algunos de ellos a las familias más tradicionales. De acuerdo a nuestras fuentes, en 1891 eran socios de la Logia Bartolomé Vivot –hijo–, Eulalio López Osornio, Felipe de la Canal, entre otros.20 Según lo consigna el periódico masónico La Luz de agosto de 1888, entre las personalidades destacadas encontramos como socios cotizantes a José Santamarina, hijo del pionero organizador de la Logia, Pedro Duffau, ex Intendente del pueblo, Horacio Cavenago, reconocido rematador y otros personajes que como él formaron parte en diferentes ocasiones de la Municipalidad. Tal es el caso de Juan M. Dhers, Francisco Almirón, Gerónimo Aranda, Julián y Donato Duffau, Miguel C. Figueroa, Juan Dizeste, Juan Capdepont, etc. Como Socios Protectores eran citados Marcial Etcheverry y Enrique Lamy, reconocidos maestros del pueblo; José Venegas, redactor del mencionado periódico, que fue nombrado Secretario del Consejo Escolar en Septiembre de 1887 y de la Intendencia en Octubre de 1887;21 Jacinto Saldívar, Intendente de Tandil entre enero de 1889 y diciembre de ese mismo año y Florencio Méndez que desempeñó ese mismo cargo entre abril de 1894 y abril de 1895. El caso de estos Intendentes es representativo respecto de la actuación política de los masones de Tandil, quienes ocuparon diferentes puestos de la administración pública. Antes de ser Intendente, Jacinto Saldívar fue Presidente del Concejo Deliberante desde junio de 1886 hasta el año 1888.El 2 de enero de1889 lo reemplazó Francisco Almirón que, como dijimos, pertenecía también a la masonería. Florencio Méndez, por su parte, fue nombrado Vicepresidente Segundo del Concejo Deliberante, según lo consignan las Actas de la sesión del 28 de mayo de 1886.22
Al margen de la posición económica que detentaban sólo algunos de los masones de Tandil, todos eran personas de clase media con cierto nivel cultural y que participaban de la vida social y política del pueblo.
En abril de 1892, se inauguró la sucursal local del Banco de la Nación Argentina y los masones no estuvieron ausentes. La inauguración de un banco en el marco de crecimiento económico basado en las actividades agropecuarias y en plena recuperación de la crisis de 1890, era siempre un acontecimiento de gran importancia en un pueblo del interior bonaerense por la influencia que esto tendría sobre la economía de sus pobladores. Junto al presidente del banco, Manuel Aguirre, se nombraron cuatro consejeros titulares y dos suplentes, los cuales eran masones en su mayoría: Juan M. Dhers, Alberto Speroni, Juan Capdepont y Florencio Méndez. En julio de 1894, se congregaron los miembros de la colectividad francesa de Tandil y formaron la Sociedad Sadi Carnot, y entre su comisión directiva, también eran mayoría los masones.23 Además fueron convocados por otro masón, Juan M. Dhers, agente consular de Francia.24
Tres Arroyos por su parte, se fundó en 1884 como pueblo y la Logia Masónica Hiram en mayo de 1886.25 Su fundador fue Adolfo Sánchez de León, considerado el primer médico que ejerció la profesión en el partido. En la primer Comisión estaban además Gaspar Pardo, Antonio Agrey, Francisco Albeijon, José María Oller, Marcos Bareilles, Antonio Cortes, todos residentes en el lugar. El 1º de enero de 1887, llegó una Comisión del Superior Consejo y Gran Oriente para la República Argentina que venía a consagrar el Templo construido. Desde ese año la Logia quedó afiliada a la Federación de Logias Argentinas. Mientras, se iban agregando otros vecinos a la institución: Crescenzo Damasco, Carlos Pérez, Miguel de Virgilio, Federico Wolfram, Jorge Wein, Simón Nogués Hondaa, José P. Romeo, Sebastián E. Bracco, Antonio Tróccoli, Juan José Baños, José Campaña, Francisco Irungaray, Ángel Insua y Pedro Fossats, entre otros.
Tal como lo expresan sus miembros en el Acta fundacional, la Logia Masónica Hiram núm. 88 fue instalada con el objetivo de "... levantar un templo a la virtud" inspirados en "...sentimientos de unión, fraternidad, paz y amor a la humanidad", siendo la caridad un objetivo central.26
Como hemos podido analizarlo antes para el caso de Tandil, ser parte de una logia masónica se relacionaba con la pertenencia a una red de sociabilidad y con la posesión de un capital relacional que a su vez se veía reforzado por la posibilidad de esa participación. Para ser aceptado masón había que reunir una serie de cualidades y además ser propuesto para formar parte por un miembro ya perteneciente a la Institución. Ahora bien, en una especie de relación circular y de retroalimentación en la vida de estos pueblos en formación, es posible rastrear a los personajes que formaban parte de las logias a través de la pertenencia a una serie de instituciones y de participación en diversos espacios de poder local, que nos hace situarlos entre los notables del pueblo. Notabilidad dada no sólo por la posición socioeconómica que algunos podían detentar, sino también y más bien por la disponibilidad de un capital cultural y relacional al que antes nos referimos. El ser un hombre de bien y honorable eran dos elementos centrales a la hora de formar parte de una logia. Si en nuestro espacio de estudio algunos de estos hombres estaban vinculados a la tierra, la mayoría de ellos lo estaban al comercio y al ámbito urbano,27 a las instituciones intermedias que fueron tomando forma en las décadas finales del siglo XIX y en toda aquella actividad que hiciera al adelanto del pueblo.28 En síntesis, podemos hacer un recorrido por la pertenencia de los masones a las instituciones que tenían que ver con la salud, la educación, la industria y la cultura en general. Baste sólo a modo de ejemplo el dato no casual de que los dos primeros periódicos del pueblo fueron La Reforma de Ángel Insua y El Libre del Sur de Teófilo Gomila.
Además, las vinculaciones entre los masones y la política local fueron múltiples. Manuel Barcala fue Municipal Titular de la Comisión de 1883; José María Oller, formó parte de la Primera Comisión Municipal de 1886 como escribano, siendo reemplazado por Carlos Pérez; Gaspar Pardo fue Secretario de la Corporación en 1887; Martín Solari fue Vicepresidente Primero de la Comisión Municipal de 1887 –de la que asimismo formaba parte Ángel Insua–, y fue también Presidente del Concejo Deliberante en 1888, así como Carlos Pérez y Nicolás Mileo. En la elección municipal celebrada en 1887, triunfó la lista oficial, integrada por Martín Solari y Gaspar Pardo entre otros -ambos masones-.
LaComisión de Venta de Tierras formada en 1888, a fin de distribuir los terrenos en que se emplazaría el pueblo,estaba integrada por tres miembros –los cuales eran masones–: Teófilo Gomila, Carlos Pérez y Martín Solari. Además, en el Concejo Deliberante de 1890, era Presidente Martín Solari y Vocal Pedro Foussat. En 1891 Carlos Pérez fue miembro de la Municipalidad, una vez más. En 1892 Jorge Wein fue Vicepresidente Primero de la Municipalidad. En 1893 fue Vocal de la Municipalidad Pedro Baños. En 1894 Ángel Insua y Martín Solari fueron Concejales y en 1908 Jorge Wein fue Consejero Escolar. Además, varios de estos fueron Intendentes, tal fue el caso de Martín Solari, Manuel Barcala, José Vitali y Carlos Pérez.29
De estos referentes locales, el personaje que llama particularmente la atención es Juan Istilart por su intensa participación. Estuvo, entre otras, en la comisión inicial de la Sociedad Rural, en la Sociedad Francesa, en el origen de la industria metalúrgica, en el Banco Comercial –junto con Juan José Baños–, en la Biblioteca Sarmiento, en el Hospital Pirovano y en el primer Hospital, llamado Tres Arroyos. También participó de los primeros tiempos de la Cooperativa La Previsión, junto a Gaspar Pardo y Jorge Wein, todos masones. En el mencionado caso del primer Hospital y la salud pública en general, es de destacar la presencia de masones en las comisiones formadas para recaudar fondos al respecto, entre los que se encontraban Ángel Insua, José Vitali, Gaspar Pardo y Adolfo Sánchez, uno de los principales impulsores del proyecto.
En cuanto a la Sociedad Española, encontramos en la primera comisión a los masones José Campaña, Francisco Palacios y José H. Martínez.30
Finalmente, esta presencia masónica también se destacó en las comisiones organizadas para la formación de la primera capilla católica y las sucesivas. En 1885 se formó una primera comisión para construir la primera capilla, y la integraban entre otros, Ángel Insua, José Vitali, Gaspar Pardo, Crescenzo Damasco, Adolfo Sánchez, Manuel Barcala y Juan Pita. En 1884 se había formado al efecto una Comisión de Damas de la que nada sabemos. Pero en 1895 se formó otra Comisión en la que también se destacó la presencia masónica: el Vicepresidente era Gaspar Pardo. En 1899 se barajó la posibilidad de construir una nueva parroquia. Carlos Pérez fue Secretario de aquella comisión. En 1901, finalmente, se formó una Comisión Pro Templo de la que Carlos Pérez y Pedro Baños fueron Vocales.31
Colaboración que pone de manifiesto que ser un notable local trascendía las ideologías o adhesiones a los principios liberales o católicos; se imponía antes el ser un hombre de bien.
En el caso de Azul, no tenemos precisión sobre el momento y causa de fundación de la Logia, pero sabemos que es preexistente a las de los dos pueblos antes descritos. Sí podemos afirmar que existen algunos personajes con clara vinculación masónica y que representaron papeles importantes para la comunidad y sus instituciones desde los primeros tiempos. El caso más representativo es el de Aquiles Pouyssegour, quien fue iniciado –así como lo sería posteriormente su hijo Luis–, en la Logia de Azul de la que además fue Presidente entre 1887 y 1891.Aquiles llegó a Azul a través de la sucursal del Banco de la Provincia, de la que fue Gerente durante mucho tiempo. Pero además, tuvo una fuerte impronta en la vida institucional del pueblo, siendo miembro de la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos y de la Biblioteca Popular, de cuya comisión fue Vicepresidente en 1894. También fue mentor del Asilo de Mendigos y del Asilo Hiram –primer hospital del pueblo–, ambas instituciones vinculadas a la Logia local.
De la Sociedad Francesa fue también miembro destacado Juan Dhers, apellido de clara filiación masónica tanto en Azul como en Tandil. En el caso de Azul se destacó la figura de Ruperto Dhers, comerciante de origen francés, también iniciado en la Logia local y Presidente de la misma entre 1883-1884 y 1887-1888. Además, no sólo tuvo una gran influencia en las instituciones del pueblo, sino que también fue miembro de la Municipalidad, en cuyo seno planteó la importancia de ayudar económicamente desde el poder local al Asilo Hiram. Así, en sesión extraordinaria de mayo de ese año, se comentaba que,

"El Sr. Dhers trajo a discusión el asunto hospital manifestando las gruesas sumas de dinero que había costado a la municipalidad su sostenimiento, al que tan impropiamente se le había dado ese nombre pues como era de notoriedad pública hasta carecía de todo lo más necesario para la asistencia de los enfermos..."32

Así, Dhers consideraba que se debían tomar medidas y "...recordó también que el Asilo Hiram recientemente establecido estaba prestando grandes servicios," manifestando que desde su instalación no habían acudido los enfermos a pedir ayuda a la Municipalidad sino al Asilo Hiram. Teniendo en cuenta estas cuestiones, pedía a las autoridades que acordaran una subvención mensual a ese establecimiento "...hasta tanto la municipalidad estuviese en condiciones de llevar a cabo [...] el Hospital de Caridad que proyectó o hasta cuando lo crea conveniente."33
Entre los fundadores de la Logia de Azul encontramos a otro miembro de la familia Dhers, Blas, también comerciante de origen francés. Otro personaje cuanto menos interesante es Francisco Leyría, cuya esposa junto con Leonor F. de Pintos, serían activas trabajadoras por la beneficencia. El general Leyría estuvo en Azul largo tiempo, si bien no fue iniciado en esa ciudad y sus acciones como militar prestigioso exceden el ámbito local.
Los inmigrantes eran miembros activos de las logias masónicas y en muchas oportunidades eran los fundadores como hemos visto en nuestro espacio de estudio.34 Lorenzo Piazza, de origen italiano, arribó al país siendo muy joven y se instaló en Azul con industrias diversas que alcanzaron gran éxito económico. Si bien no se encuentra entre los fundadores de la Logia local, perteneció a ella como también varios miembros de su familia. Su esposa por su parte, fue también una dama de la beneficencia local.
Si de fundadores se trata, además de los extranjeros, ocuparon lugares prominentes los militares y médicos que muchas veces eran parte de los ejércitos que participaban en aquella época en diversas campañas. Tal fue el caso de Nicolás Ocampo, de carrera militar de envergadura, quien habiéndose iniciado en las armas junto al General Paz, había acompañado también a Urquiza. Estando al servicio de la frontera, fue Jefe del Regimiento de Guardias Nacionales con asiento en Azul. Tempranamente, en 1862, la Gran Logia de la Argentina lo habría autorizado para formar una logia en ese pueblo.35
En esa etapa fundacional habría participado también como pionero Alvaro Barros, quien, según Lappas plantea, habría sido autorizado por la Gran Logia a fundar Estrella del Sur en Azul recién en 1868.36 Se sumarían más tarde Matías Miñana, Pedro Lousteu, Joaquín Pourtale, Poliliano Boado, Manuel Aztiria, Juan Blas Dhers, entre otros.

La multiposicionalidad de los actores en la sociedad civil

Dado que el Estado en sus diversos niveles, no contaba aun a fines del siglo XIX con un aparato destinado a atender las demandas que los actores sociales del momento ponían de manifiesto, cobran mayor significancia las acciones de las instituciones de la sociedad civil destinadas a la atención de múltiples necesidades de la población.
Dichas instituciones, desarrollaron una relación de complementariedad con el poder local, tanto las vinculadas a la Iglesia católica como a las Logias masónicas que desplegaron su labor en el período que nos ocupa. Una complementariedad en la que no estuvieron ausentes los conflictos, muchos de los cuales remiten a una rivalidad de más antigua data: los enfrentamientos que católicos y liberales mantuvieron en diversos frentes y por razones varias durante el siglo XIX, y que se intensificaron a fines del mismo.37 La vocación filantrópica de los masones no se redujo al aporte que hacían para el llamado Saco de Beneficencia en cada reunión, sino que fundaron una serie de instituciones caritativas que los ubicó inevitablemente en situación de disputa con la Iglesia, el actor que históricamente había detentado estas funciones.
Sin embargo, esos conflictos deben ser analizados teniendo en cuenta también la relación de colaboración e intercambio. En tal sentido, debemos relativizar aquellas afirmaciones que colocan estas formas de sociabilidad como contrapuestas. Estudios recientes sostienen que el asociacionismo masón tuvo una presencia mucho menos visible en muchos espacios del interior del país, fuertemente ligados a la tradición católica como Salta o Córdoba, que en los ámbitos urbanos del litoral marítimo y fluvial así como en las sociedades nuevas de la Patagonia que "...les permitió una apropiación considerablemente mayor del espacio público local y regional".38 Lejos de pretender discutir las afirmaciones que esta autora hace para su espacio, buscamos aportar a un análisis comparativo, sumando el estudio de otras realidades, que se muestran complejas, difíciles de reducir a formulas lineales. El análisis de los miembros de las comisiones conformadas, puede ser una pista que dé cuenta de esta compleja vinculación a la que hacemos referencia.39
Si hacemos un seguimiento de los nombres de los miembros de las instituciones de beneficencia vinculadas a la Iglesia católica y a la masonería, se revela la complejidad de estas sociedades, en las que hacer afirmaciones del tipo masonería versus sectores católicos es imposible, en particular, al centrarnos en Azul y Tandil.40 En estas comunidades es posible analizar la interacción de instituciones de ambos tipos simultáneamente y haciéndose cargo de necesidades similares. Así, observamos que en estos dos lugares –y particularmente en Azul–, el cruce de nombres es constante. En general los hombres –más aún los de origen inmigrante–, eran masones afiliados a alguna logia y sus esposas, profundamente católicas y practicantes. Esa práctica implicaba, en el caso de las señoras de elite, la pertenencia a alguna institución de caridad, que agregaba una cuota de prestigio a su ya reconocida posición social, en pueblos de estrechas dimensiones como los estudiados.41
Si en la masonería podemos encontrar un hilo conductor, ciertos puntos en común, siendo el más importante la adhesión a los principios del liberalismo, hablar de grupos tradicionales y grupos renovadores o de católicos y liberales sería simplificar en exceso la complejidad del tema. Las separaciones y ambigüedades ideológicas se daban al interior mismo de la masonería como institución y los casos analizados no fueron la excepción a la regla. Debemos ser cautos al hacer generalizaciones rápidas en relación a los diferentes sectores de las sociedades locales al referirnos a los miembros de la masonería y en particular cuando se trata de las instituciones benéficas que organizaron.
Si bien en el caso de Tandil nos encontramos con una primera distinción al momento de la formación de la Logia Masónica entre la sociedad tradicional y los extranjeros en ascenso que se transformaron en los nuevos ricos de los años posteriores, unos años después la realidad había cambiado y encontramos en la logia a José Santamarina quien sería un representante del conservadurismo a escala local y nacional. Además, aquellos extranjeros que en un primer momento se nuclearon como forma de autodefensa, en realidad estaban trabajando también por causas políticas. Al correr el tiempo, como vimos, los miembros de la masonería formarían parte no sólo de ámbitos culturales que regían la vida social del pueblo, sino también del poder municipal.
Además, observamos algunas relaciones, si bien la información no abunda en estas cuestiones para el caso de Tandil, entre personas que colaboraban tanto con las instituciones de beneficencia masónicas, como con aquellas ligadas a la Iglesia Católica local, relación más estrecha cuando de mujeres se trataba.
Algunos comentarios de la prensa confirman esta afirmación. Con motivo de un evento a beneficio organizado por la Sociedad Hermanas de los Pobres de Tandil, asociación benéfica conformada por las esposas, hijas, madres, hermanas de los masones locales, la Revista Mensual de esta Sociedad se refería a quienes habían colaborado en esta ocasión, diciendo que

"...debemos enumerar también algunas señoras y señoritas que no perteneciendo a la sociedad Hermanas de los Pobres también contribuyeron eficazmente a que el Bazar ofreciera continuamente un espectáculo digno de atención, lleno de atractivos para el público, y la sociedad que a él concurría. Estas familias son las del Coronel Machado, Figueroa, Collins, Fuschini, Dónovan, Ziny, Osornio, Torres y otras muchas que asistieron..."42

Especial atención merece lo referido a las familias del Coronel Machado y Figueroa que, como planteamos, en los primeros tiempos de la Logia pertenecían claramente a dos sectores enfrentados políticamente. Pero, además, en un párrafo aparte se referían a Machado debido a las colaboraciones que había conseguido entre sus conocidos a beneficio del evento mencionado. Decía la fuente que "...Entre sus numerosas relaciones de Buenos Aires ha recogido un sin número de valiosos objetos y además envió para los pobres una barrica de azúcar, un tercio de yerba y una bolsa de arroz."43
En el caso de las Damas de Caridad, asociación vinculada a la Iglesia Católica local, esta estrecha relación la encontramos, en particular, con el Asilo de Huérfanas que instalaron en 1897, institución que recibió la asidua colaboración de la familia Santamarina. Así lo consigna El Eco al exponer que, "...durante los meses que han transcurrido desde el primero de enero a la fecha, muchos son los que han remitido donaciones en distintas formas..." La fuente alegaba la falta de espacio para especificar esos aportes, pero resaltaba el dinero en efectivo, entre el que se contaba la donación de la familia Santamarina, en memoria del Dr. Ramón Santamarina, por una suma de 1100 pesos.44 Además, al momento de fundarse el Asilo, José Santamarina fue elegido como padrino de la inauguración del mismo, junto a la señora Sara G. de Figueroa.45
Un dato merece destacarse respecto de estas vinculaciones, que nos remite a un tiempo anterior y confirman esta acción de las esposas de los masones en relación a la práctica de la religión católica. La Sociedad Damas de Caridad surgió del grupo de señoras católicas que formaban el apostolado de la oración, congregación religiosa integrada, entre otras, por Ana I. de Santamarina, María G. de Santamarina, Emilia P. de Vivot, María de Fidanza y Blanca de Fuschini, todas vinculadas –esposas en su mayoría–, con los pioneros organizadores de la masonería en Tandil.
Pero al margen de estas vinculaciones puntuales mencionadas, es en Azul donde los ejemplos de la colaboración entre instituciones son más determinantes. Teniendo en cuenta la similitud en el entramado institucional destinado al ejercicio de la beneficencia que encontramos entre Azul y Tandil, merece la pena subrayar ciertas diferencias entre ambos espacios en cuanto a la participación en dichas instituciones. Debemos así destacar en Azul la participación múltiple de algunas damas que, siendo ellas miembro de las Hermanas de los Pobres y sus maridos masones, también colaboraban o eran socias de las Damas de Caridad. Tal es el caso de Marcelina Dhers, a quien la Logia agradecía por los fondos recolectados en el aniversario del Asilo Hiram en 1886 y fue nombrada años después –en 1895– Presidenta Honoraria de las Damas de Caridad. Asimismo, los miembros femeninos de la familia Dhers –de tradicional orientación masónica como señalamos–, que aparecían en las nóminas de donantes para las instituciones de las Damas de Caridad, eran varios como Marcelina de Dhers y Matilde Dhers y se dieron en reiteradas oportunidades.46
También encontramos la presencia en ambas comisiones de Justina de Leyría. En algunos casos, como el del esposo de esta señora, el general Leyría, su pertenencia masónica no le impedía colaborar con el Asilo de Huérfanas de las Damas de Caridadpersonalmente,47 o sugiriendo sus contactos en el Gobierno para que recibieran alguna subvención. Finalmente, debemos señalar que tanto Marcelina B. de Dhers como Justina de Leyría estuvieron presentes en diversas comisiones ocupando los lugares preferenciales. De hecho en la renovación de comisión de la Sociedad Damas de Caridad de fines de 1897, fueron electas Presidenta y Vice respectivamente.48 Y los casos pueden multiplicarse; baste solo por ejemplo mencionar a Manuela de Cuitiño, cuyo esposo había prestado la casa para que funcionara el Asilo Hiram con el que además había colaborado asiduamente; Floriano Riviere, o el caso de Carolina de Filippa quien en 1895, según El Imparcial, era presidenta de las Hermanas de los Pobres.49 También aparecen en el periódico El Pueblo una nómina de donantes para el Asilo de Huérfanas entre los que no faltan los apellidos de filiación masónica como Pouysegour cuya presencia es reiterada en diversas referencias del citado órgano de prensa.50
Estas conexiones se pueden observar más claramente en ocasión de la fundación del Asilo de Mendigos sostenido por las Hermanas de los Pobres, cuando se hizo evidente la presencia de católicas practicantes entre sus miembros. Así, días antes de verificarse tal acontecimiento, entre las donaciones recibidas por la Sociedad, se comentaba que dado que estaba prevista la instalación en el mismo de una capilla, habían recibido la donación de una "...preciosa casilla blanca con sus atributos, donados por las beneméritas Hijas de María de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, de la Capital Federal."51 Pero la devoción de las damas no quedó reducida a este acto, sino que se manifestó en otros aspectos. Alguno de ellos podrían considerarse como un recurso práctico y usual en la época, como fue la decisión de que "El servicio interno del Asilo estaría confiado a las Hermanas de San José". Pero nada de práctico tenía que, para la inauguración, estuviera presente la Reverenda Madre Sor Camila Rolón de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José."52 Además, el día de la inauguración, según la misma fuente daba cuenta, "El distinguido cura párroco Dr. Piaggio celebró el sacrificio de la misa, pronunciando después el padre Pujato una hermosa y elocuente oración sagrada."53 Finalmente, baste con señalar que, en enero de 1899, en ocasión de cumplirse el segundo aniversario de la fundación del Asilo, las Hermanas de los Pobres convocaban al vecindario a la misa que se celebraría al efecto.54

Conclusiones

A lo largo de este trabajo se ha buscado demostrar de qué modo las redes de sociabilidad masónicas pudieron tejerse a lo largo y a lo ancho de una serie de relaciones de tipo cultural, social, económicas y políticas que fueron de fundamental importancia en el contexto de pueblos en pleno proceso de crecimiento y expansión, como los que nos ocupan en esta oportunidad.
La sociabilidad local se vio enriquecida por el accionar de la masonería desde la década de 1870 en adelante. La Logia Estrella del Sud de Azul, la Logia Luz del Sud de Tandil y la Logia Hiram de Tres Arroyos, ocuparon lugares preponderantes en la esfera pública de estos pueblos a través de sus hombres y en el caso de Tandil y Azul, por medio de las instituciones benéficas creadas con la intención de intervenir en la sociedad, para extender sus acciones en aquellos campos que eran de fundamental interés para los actores sociales de aquel momento: la educación y la salud.
Asimismo, se ha demostrado de qué modo esas formas modernas de sociabilidad se articularon con otras más tradicionales como la católica. En tal sentido, buscamos relativizar aquellas afirmaciones que las colocaban como contrapuestas. Su interrelación de cara a la construcción de proyectos políticos en el espacio de la campaña bonaerense invita a matizar estas dicotomías y a ser cuidadosos a la hora de afirmar que un tipo de sociabilidad podía ocluir al otro.

Tandil, 12 de Abril de 2011

Notas

1 GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina, Las sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862, FCE, Buenos Aires, 2000.         [ Links ]

2 Cfr. GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar Civilidad y Política..., cit. y especialmente BONAUDO, Marta "Liberales, Masones, ¿subversivos?", en Revista de Indias, núm. 240, CSIC, Madrid, 2007, pp.403-432.         [ Links ]

3 Como señala Marta Bonaudo para el litoral, es interesante pensar el papel jugado por las logias en la dinámica de la política moderna, tanto por ser espacio de discusión y transmisión de los valores liberales, republicanos y democráticos como por la forma en que ayudaron a gestar nuevas identidades organizativas, a raíz de las pautas de integración y programáticas que estimularon. BONAUDO, Marta "Liberales, Masones, ¿subversivos?...", cit.

4 Nos referiremos especialmente a tres espacios de la provincia de Buenos Aires: Azul, Tandil y Tres Arroyos.

5 El acercamiento a estas cuestiones lo haremos a través de diversas fuentes tanto institucionales como periodísticas. Los diarios de sesiones municipales, las fuentes de las instituciones benéficas conformadas, la prensa periódica independiente y la prensa masónica, serán las principales llaves de acceso a la temática que nos convoca.

6 Tandil nació en 1823, formando parte de una avanzada militar. El Fuerte Independencia emplazado en el lugar, fue fundado por el Gobernador Martín Rodríguez, y tenía como función principal proteger las tierras que estaban siendo incorporadas a la producción.

7 Un ejemplo de esto lo daba Ramón Santamarina quien había pasado de carretero a pulpero, y de pulpero a estanciero. Comenzaba a comprar campos mientras los estancieros tradicionales o sus hijos, los dividían y vendían. Sobre la trayectoria personal de Ramón Santamarina ver: REGUERA, Andrea "La individualización de la inmigración. Inserción e identidad en tierras nuevas. Argentina, 1840-1904", en Boletín Americanista,núm. 53, Universidad de Barcelona, Barcelona, 2003, pp. 169-204.         [ Links ] Un trabajo más reciente de la misma autora vuelve sobre el tema: Patrón de Estancias. Ramón Santamarina: una biografía de fortuna y de poder en la Pampa, Eudeba, Buenos Aires, 2006.

8 NARIO, Hugo Tata Dios. El Mesías de la última montonera, Plus Ultra, Buenos Aires, 1976.         [ Links ]

9 SANTOS, Juan José El Tata Dios. Milenarismo y xenofobia en las pampas, Sudamericana, Buenos Aires, 2008.         [ Links ]

10 Azul era la sede de la Comandancia de la Frontera Sud. Allí se realizaba el aprovisionamiento a los fortines y la distribución de las raciones acordadas con los indios. Por otro lado, con estas tribus se realizaba un activo comercio. A cambio de sus plumas de ñandú, ponchos, mantas y otros productos, los indios se proveían de azúcar, textiles y sobre todo tabaco, yerba y licores.

11 Cree también en la posibilidad de que estas personas hayan tenido contacto con Solane (Tata Dios) teniendo en cuenta que antes de radicarse en Tandil había estado en Azul, aunque claro, no pasa de la suposición. SANTOS, Juan José El Tata Dios..., cit.

12 Este tema fue también estudiado por LYNCH, John Masacre en las Pampas. La matanza de inmigrantes en Tandil, 1872, Emece, Buenos Aires, 2001.         [ Links ] Este autor, pone en duda la posibilidad de una alianza entre estancieros y gauchos en contra de los inmigrantes, ya que, dice, a pesar de la amenaza que pudieran sentir los terratenientes, seguían teniendo el control económico y político. Asimismo, el autor sostiene que se debió no tanto a una conspiración, como a una reacción instintiva y feroz de los gauchos, que tenían una percepción del inmigrante como peligroso –por ejemplo por el contagio de enfermedades como la viruela– y porque los creían privilegiados al estar exentos de obligaciones militares.

13 John Lynch se refiere especialmente al caso de los inmigrantes ingleses y al impacto que en las autoridades y la prensa de ese país tuvieron los sucesos de Tandil.LYNCH, John Masacre en las Pampas..., cit.

14 Cabe señalar que no fue este acontecimiento el que originó la participación de los extranjeros en la esfera pública del pueblo, que se había dado antes –tal fue el caso del danés Juan Fugl quien se había desempeñado como Municipal de Instrucción en el marco de la Corporación Municipal. Pero la participación se consolidó tras la masacre. Los extranjeros podían tomar parte formalmente sólo en la política municipal en el marco de la Ley Orgánica de Municipalidades que, modificada en 1858, les daba voto activo a quienes tuvieran más de dos años de residencia en el país y uno en el municipio. Amplias referencias al respecto en BJERG, María El mundo de Dorothea. La vida en un pueblo de la frontera de Buenos Aires en el siglo XIX, Buenos Aires, Imago Mundi, 2004.         [ Links ]

15 Según Nario esos vecinos eran Carlos Díaz, Pedro Pereyra, Luis y Julián Arabehety, Nicanor Elejalde, Miguel Mendez y Eustaquio Herrera. NARIO, Hugo Tata Dios..., cit.

16 Alcibíades Lappas también coincide en señalar la destacada participación de Santamarina como impulsor de la Logia de Tandil, en cuya casa se habrían realizado las primeras reuniones. LAPPAS, Alcibíades La masonería Argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, 1966.         [ Links ] El mismo autor señala en otro trabajo, que Santamarina habría también contribuido económicamente para la obra de construcción del templo masónico, ubicado en la calle Rodríguez entre Belgrano y Maipú. En las inmediaciones también instalarían después el Asilo San Juan, primer hospital de Tandil, e incluso una Escuela de Varones que más tarde pasó al Estado. De acuerdo a la dirección que apunta el autor, se trataría de la primera escuela del pueblo.LAPPAS, Alcibíades "La masonería en la ocupación del desierto", en Revista Histórica núm. 8, Instituto Histórico de la Organización Nacional, Buenos Aires, 1981, pp. 173-216.         [ Links ]

17 BONAUDO, Marta "Liberales, Masones...", cit.

18 CORBIERE, Emilio La Masonería. Política y Sociedades Secretas, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, p. 239.         [ Links ]

19 LAPPAS, Alcibíades La masonería Argentina..., cit.

20 Revista de la Sociedad Hermanas de los Pobres, 1891.         [ Links ]

21 El Eco del Tandil, 9/9/1887 y 5/10/1887. Cabe destacar que según lo consignan las Actas de Sesiones del Concejo Deliberante, el nombramiento de Venegas se efectuó en la sesión del 24/7/1888 y habría desempeñado el cargo hasta su reemplazo por Horacio Cavenago el 25/4/1889. Archivo Histórico Municipal de Tandil (en adelante, AHMT) Actas de Sesiones Municipales, Libro 1257.

22 AHMT, Actas de Sesiones Municipales, Libro 1257, Sesión del 28/5/1886.

23 El presidente era Bernardo Sabatté Laplace y los vocales eran Enrique Lamy, Pedro Barbé, Gerónimo Fabre, Luciano Riviere y Mari Blas Dhers.

24 FONTANA, Osvaldo Tandil en la Historia, Tandil, 1947.         [ Links ]

25 Tres Arroyos y las Logias Masónicas. Influencia de la Masonería en los gobiernos patrios, los pueblos y la Independencia de América, Tres Arroyos, Abril de 1981.

26 Archivo del Juzgado de Paz de Tres Arroyos (en adelante, AJPTA), Logia Masónica Hiram, núm. 88, Tres Arroyos, Libro de Actas núm. 1.

27 Teófilo Gomila tenía un almacén de ramos generales en su establecimiento de campo La Libertad, que en los primeros tiempos del villorrio era centro de encuentro y discusión política. José Vitali, por su parte, tenía desde 1886 un café y villar llamado La Central en el pueblo y Pedro Foussat una talabartería. Otros, como Ángel Insua, eran profesionales. Este fue el primer escribano que se radicó en el lugar en 1886 y el fundador de la Logia, Adolfo Sánchez de León, era médico, el primero en ser nombrado como tal para ejercer funciones públicas por las autoridades locales.

28 Solo a modo de ejemplo podemos citar la Sociedad Española que se formó en 1888, la Sociedad Italiana que data de 1889 y la Sociedad Filantrópica Francesa, fundada en 1894, que contaban entre sus socios a varios masones.

29 EIRAS, Carmen Teresa y VASSOLO, María Elena Historia del partido de Tres Arroyos, Tres Arroyos, 1981.         [ Links ]

30 Sobre las colectividades en general y sus instituciones ver ROMEO, Salvador Tres Arroyos, 1959.

31 EIRAS, Carmen Teresa y VASSOLO, María Elena Historia del partido..., cit.

32 Museo Etnográfico y Archivo Histórico Enrique Squirru (en adelante MEAHES), Actas de Sesiones Municipales, Libro núm. 4, Sesión Extraordinaria del 6/5/1884.

33 MEAHES, Actas de Sesiones Municipales, Libro núm. 4, Sesión Extraordinaria del 6/5/1884.

34 Marta Bonaudo hace referencia a la importancia que en el área litoraleña, tuvo la participación de extranjeros en las logias. Posiblemente, señala, la logia era para esos individuos un canal privilegiado al que apelaron para lograr un grado mayor de inserción en las comunidades a las que recién arribaban. Además, si bien las personas podían transitoriamente estar en un lugar, las logias operaban también como vasos comunicantes con otros talleres, ya que su acción y solidaridad excedía los límites jurisdiccionales. BONAUDO, Marta "Liberales, Masones, ¿subversivos?...", cit.

35 Las referencias a los miembros de la masonería azuleña en relación a su actuación estrictamente masónica, en LAPPAS, Alcibíades La masonería a través de sus hombres..., cit. Para la actuación institucional se ha utilizado la información de la prensa local, especialmente El Imparcial entre los años 1894 y 1910.

36 LAPPAS, Alcibíades "La masonería en la ocupación del desierto...", cit.

37 DI STEFANO, Roberto y ZANATTA, Loris Historia de la Iglesia Argentina. Desde la conquista hasta fines del siglo XX, Sudamericana, Buenos Aires, 2009.         [ Links ]

38 BANDIERI, Susana "La masonería en la Patagonia. Modernidad liberal y asociacionismo masón en Neuquén (1884-1907)", en Estudios Sociales, núm. 38, primer semestre de 2010, p. 12.         [ Links ]

39 A los conflictos especialmente nos hemos referido en DE PAZ TRUEBA, Yolanda "Instituciones privadas, problemas públicos. La participación femenina en la atención de las necesidades sociales en el centro y sur bonaerense a fines del siglo XIX y principios del XX", en VIII Jornadas de Investigadores del Departamento de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, 18 y 19 de noviembre de 2010 y en Mujeres y esfera pú         [ Links ]blica: la campaña bonaerense entre 1880 y 1910, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2010.         [ Links ]

40 Cabe aclarar que en esta parte nos centramos en estos dos pueblos, ya que tienen la particularidad de haber desarrollado una estructura institucional destinada a la beneficencia similar, si bien la forma en que se construyeron las redes relacionales entre ellas fue muy diferente. En Tres Arroyos, en cambio, pueblo de más tardía conformación, la práctica benéfica se consolidó en un periodo posterior al que nos proponemos estudiar aquí.

41 De acuerdo al Censo Nacional de Población de 1895, Azul tenía un total de habitantes entre población urbana y rural de 23115 personas, Tandil 14982 y Tres Arroyos sólo 10428. Para 1914, las cifras habían aumentado notablemente, contándose los habitantes de Azul en 32103, Tandil 34061 y Tres Arroyos 32844. Además, en todos estos pueblos se observa una coincidencia con el resto de la Provincia en cuanto al aumento de población urbana. Sin embargo, encontramos matices en cada uno de ellos que responden, creemos, a los diferentes ritmos de crecimiento, expansión y desarrollo que cada espacio experimentaba, En Azul se evidencia un notable crecimiento en la urbanización y una leve disminución en la población rural –pasando la población urbana de 9494 a 19602 y de 13621 bajaron a 12501 los residentes en el campo. En Tandil, el crecimiento urbano fue importante pero el rural lo acompañó en forma proporcional –de 7088 personas a 15774 en 1895 y de 7894 a 18277en 1914. En Tres Arroyos finalmente, encontramos un amento tanto en los habitantes urbanos como rurales, sin bien la urbanización fue más marcada para 1914, época en que el pueblo estaba comenzando un proceso de mayor crecimiento. –La población urbana ascendió de 8725 habitantes a 20731 y la rural de 6608 a 12113–.

42 Revista Mensual de la Sociedad Hermanas de los Pobres, 1/02/1890.         [ Links ]

43 Revista Mensual de la Sociedad Hermanas de los Pobres, 1/02/1890.         [ Links ]

44 "Asilo de Huérfanas", en El Eco 03/06/1909.         [ Links ]

45 Archivo Sagrado Corazón de Jesús de Tandil (en adelante ASCJT), Actas, 02/08/1897. También El Eco daba cuenta de tal actuación. "Inauguración", en El Eco 09/09/1897.

46 "Asilo de Huérfanas", en El Imparcial 05/05/1897 y 19/05/1897.         [ Links ]

47 "Asilo de Huérfanas", en El Pueblo, 10/12/1899.         [ Links ]

48 Archivo de Sagrado Corazón de Jesús de Azul (en adelante ASCJA), Actas, Sesión del 19/12/1897.

49 "Baile de Caridad", en El Imparcial 03/02/1895.         [ Links ]

50 "Donativos al Asilo de Huérfanas", en El Imparcial 08/01/1899;         [ Links ] "Asilo de Huérfanas", en El Imparcial 05/05/1897.         [ Links ]

51 "Asilo de Mendigos", en El Imparcial 17/12/1897.         [ Links ]

52 "Asilo de mendigos", en El Imparcial 5/1/1898.         [ Links ]

53 "Asilo de Mendigos", en El Imparcial 7/1/1898.         [ Links ]

54 "Asilo de Mendigos", en El Imparcial 6/1/1899.         [ Links ]

Recibido con pedido de publicación el 12/04/2011
Aceptado para su publicación el 25/07/2011
Versión definitiva recibida el 30/05/2011

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