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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.15 no.1 Bernal ene./jun. 2011

 

RESEÑAS

Susana V. García, Enseñanza científica y cultura académica. La Universidad de La Plata y las ciencias naturales (1900-1930), Rosario, Prohistoria ediciones, 2011, 314 páginas

 

Publicado por Prohistoria ediciones, el trabajo de Susana García titulado Enseñanza científica y cultura académica. La Universidad de La Plata y las ciencias naturales (1900-1930) focaliza en las primeras tres décadas de vida de esta casa de estudios y, en especial, en la cristalización de una cultura científica para la ciudad. Como señala la autora, el texto está basado en su tesis doctoral, defendida a inicios de 2004 en la Facultad de Ciencias naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
La autora aborda un período paradójico en la historia de la ciencia argentina. En efecto, en los trabajos realizados en materia de historia de las instituciones científicas, tales años suelen quedar en un segundo plano, tras delimitaciones a esta altura clásicas, como son las últimas décadas del siglo xix o, por otro lado, los estudios con eje en las décadas posteriores a 1930. Aquí, los primeros años de la Universidad de La Plata dan pie a un recorte temporal que permite ver un momento especial de las instituciones científicas locales, momento de transición entre la escena de fragilidad institucional de mediados a fines de siglo xix -tema, por lo demás, abordado en forma recurrente por la autora para las dos primeras décadas de su trabajo- y el momento de la cristalización de una comunidad científica más nítida, a mediados del siglo xx. Son los años en que cobra vida uno de los procesos más referidos -o afamados- de dicha historia, como es la reforma del 1918, cuyos primeros pasos en el contexto platense son rastreados al promediar el texto.

El libro consta de seis capítulos, introducción y conclusiones; en los tres primeros se aborda el análisis de la creación de la Universidad de La Plata. Para ello, la autora presenta el problema de la "cuestión universitaria" a fines de siglo xix y principios del xx -capítulo 1- como el contexto en que se inscribe la fundación de la Universidad. Tal preocupación queda incorporada a una problemática de mayor amplitud, como son las representaciones en torno al papel de la universidad en la Argentina de fines de siglo xix. Afloran en el trabajo de Susana García preocupaciones que giraron en el medio ideológico local finisecular, y en especial en el grupo social que mayormente consumía los servicios de las tres casas de estudio -Córdoba, uba y la flamante Universidad de La Plata- a saber, las elites sociales y culturales: ¿qué papel deben ocupar las universidades en el momento del Centenario? ¿Cómo impulsar la inscripción de un programa experimental y, en especial, como sacar a la universidad de su papel de productora de egresados profesionales? ¿Cómo reforzar su papel moral y su papel de formadora de pensamiento crítico y científico?
Los primeros años de vida de la Universidad y en especial los problemas que ella tiene que abordar son presentados en el capítulo 2; en él se detallan las resistencias que tuvieron que abordar los directivos y los profesores de las primeras facultades de la casa de estudios, entre las que destacan el rechazo a convalidar los títulos emitidos como títulos oficiales, como también la difícil tarea de radicar un cuerpo docente en la ciudad que pudiera vencer el problema del desplazamiento desde la ciudad de Buenos Aires -lugar de residencia mayoritario de los primeros cuerpos docentes- y, más aun, que pudieran desarrollar grupos de investigación con vocación experimental. Pero la Universidad no quedaba resumida a su cuerpo docente; Susana García presenta con fluidez y claridad la llegada de un actor difícil de opacar como es el estudiantado universitario, aglutinado en clubes asociativos y centros de estudiantes. Dicho actor tendrá un papel central tanto en las protestas políticas y en el reclamo por mejoras en la vida universitaria, como en la cristalización de una cultura científica para la ciudad.
Precisamente, al calor de esas transformaciones -que van desde los primeros levantamientos estudiantiles del siglo xx ocurridos entre 1904/1905 y 1919- cristalizan en la vida de la institución procesos en danza desde mediados de siglo xix. La Universidad de La Plata se posicionó como la "República de las Ciencias" de la flamante ciudad, en forma análoga a como sucediera en otros contextos, como es el caso de las historias de las ciencias nacionales en Europa desde el siglo xvii (Burke, 2000). La autora muestra con precisión una dialéctica que afectó a las autoridades de la casa de estudios, inmersas en aquellos debates sobre el papel de la flamante Universidad. En efecto, si ella se había planteado la necesidad de superar las limitaciones de las dos universidades existentes en territorio nacional, tal intento de superación se vio afectado por un problema común a varias instituciones -y no sólo científicas- de la época, como era la cristalización de un elite que conduciría los destinos de la nueva casa de estudios. La república de las ciencias platense -al igual que la denostada república de las ciencias de la UBA - se transformó con el correr de los años en una república de notables.
En el capítulo 3 se aborda la tarea educativa de la Universidad y la cristalización de una cultura científica. En tal sentido, la autora rescata los debates y las percepciones en torno a las mejores formas de trabajo con los estudiantes, en especial los debates sobre la obligatoriedad de la asistencia a las cátedras. Junto al carácter obligatorio de las clases, también se discutió con intensidad el papel de formación de las habilidades de los estudiantes en materia de investigación. En tal sentido, de capital importancia en el trabajo de la autora es la mención a las contrataciones de profesores e investigadores alemanes y, en estrecha relación con ello, la adopción del tipo de seminario común en las casas de estudio alemanas de fines de siglo xix como uno de los mecanismos privilegiados por los directivos de la Universidad platense para dar vida a la concepción de investigación y acción. Tales intentos dividían las opiniones de los alumnos y las del personal docente; mientras estos últimos buscaron cristalizar tal estilo formativo, eran los alumnos quienes denunciaban el carácter "germanófilo" de tales esfuerzos. Este punto no es menor en la historia de las ciencias argentinas: acaso esta afirmación de Susana García confronta con la ferviente adhesión de algunos grupos estudiantiles de la uba - en especial de los alumnos de la carrera de medicina de fines de siglo xix-, quienes sostenían una devota admiración por las universidades alemanas y "el seminario" como instancia formativa, además de por los "cursos libres", como mecanismo de fomento de la competencia académica. En pocas palabras, los alumnos de la Universidad de La Plata daban cuenta de una respuesta original sobre la supuesta bondad inherente al tipo de entrenamiento alemán, presente en algunas instituciones científicas locales de la época.

En los tres capítulos restantes se abordan problemas relacionados en forma estrecha con la cristalización de una cultura experimental en la nueva capital provincial, como consecuencia directa de la fundación de la Universidad. Entre ellos cabe destacar la incorporación de los distintos institutos experimentales, en especial la incorporación del Instituto del Museo y la Facultad de Ciencias Naturales y el observatorio astronómico. El antiguo Museo de la ciudad fundado por el Poder Ejecutivo provincial a partir de las iniciativas de Francisco Pascacio Moreno en 1884 fue incorporado a la vida universitaria en 1906, bajo la dirección del arqueólogo y lingüista Samuel Lafone Quevedo y la vicedirección de Herrero Ducloux. Como señala la autora, el Museo cobijaría distintas actividades, entre las que destacan la enseñanza impartida a las distintas carreras cursadas, la organización de expediciones, la recolección y catalogación de material. Ciertamente, una tarea no menor del Museo fue la inscripción en redes editoriales a partir de la publicación de diversos materiales, entre los que destaca la edición de una revista del museo.
Tema de gran interés en el análisis realizado por García es el que se puede apreciar en el sexto -y último- capítulo: los debates y las estrategias desatados en el seno de la Universidad -y en especial de sus conducciones- respecto de la importancia de asegurar la cristalización de una cultura experimental, en especial de cara al problema de formar un cuerpo de docentes (y
estudiantes) interesados en ella. Para ello se creó una "Sección Pedagógica" en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales para la formación pedagógica de los futuros docentes, cuyo funcionamiento efectivo comienza en 1906, a cargo de Víctor Mercante. El ex docente de la escuela Normal de Paraná se hizo cargo de un espacio que contó con recursos para publicaciones, instrumental, locales y laboratorios. Punto de capital importancia de tal espacio fueron sus intentos (y luchas) para implementar la formación científica del profesorado de enseñanza secundaria. Este último era un título de inspiración alemana, en que el aspirante a profesor cursaba las materias de su orientación en la correspondiente facultad en ciencias. Tales intento no tardaron en desatar conflictos con las respectivas facultades, en especial por los debates desatados en torno al perfil que deberían tener los programas de estudio de dicho profesorado. Más allá de tales polémicas, la existencia de la sección y de los debates muestra que la casa de estudios platense debatió problemas de época, entre ellos cómo asegurar el vínculo entre vida universitaria y formación en docencia.
Por varios motivos es bienvenida la presente edición del libro de Susana García; acaso cuenta entre ellos el hecho de que aborda una institución científica distinta a las clásicas universidades argentinas de fines del siglo xix y principios del siglo xx. Simétrica importancia posee el hecho de que abre una agenda de problemas poco transitada hasta el momento, como es la cristalización de instituciones científicas y tecnológicas en un territorio -la provincia de Buenos Aires- atravesado por fuertes transformaciones desde 1880. Por último, no es menor el hecho de que aborde el complejo problema de la consolidación de una cultura científica y más aun experimental, en estrecha relación con la difícil -a veces urgida- cristalización de instituciones científicas durante el período. Quien haya tenido posibilidad de realizar investigaciones empíricas sobre problemas similares en el período sabe que ése es un problema capital y que suele resultar difícil (y complejo) presentar evidencia empírica sobre tal tema, escapando a la tentación de reproducir discursos de actores clave en forma acrítica, tomadas estas voces (y percepciones) como una traducción directa de la vida histórica en cuestión. El texto de Susana García da pasos sustanciales en pos de investigar y establecer realidades históricas concretas en materia de historia de las instituciones científicas argentinas, aportando procesos y contextos de cristalización de una cultura experimental en la ciudad de La Plata en los años señalados.

Pablo Andrés Souza

Escuela de Humanidades, UNSAM

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