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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.15 no.1 Bernal ene./jun. 2011

 

Fichas

 

La sección Fichas se propone relevar del modo más exhaustivo posible la producción bibliográfica en el campo de la historia intelectual.
Guía de novedades editoriales del último año, se intentará abrir crecientemente a la producción editorial de los diversos países latinoamericanos, por lo general de tan difícil acceso. Así, esta sección se suma como complemento y, al mismo tiempo, base de alimentación de la sección Reseñas, ya que de las fichas sale una parte de los libros a ser reseñados en los próximos números.

Las fichas son realizadas por Martín Bergel (M. B.) y Ricardo Martínez Mazzola (R. M. M.), que han contado en este número con la colaboración de Ana Clarisa Agüero (A. A.), Silvina Cormick (S. C.) y Laura Ehrlich (L. E.).

 

Quentin Skinner, Hobbes y la libertad republicana, Buenos Aires, Universidad de Quilmes/Prometeo, 192 páginas

Aunque más célebre por sus intervenciones en clave teórica y metodológica, Quentin Skinner ha dedicado buena parte de su vida al estudio de los escritos de Thomas Hobbes. Es en esa línea de indagación que se inscribe el presente libro, nacido como "derivación" de un curso que este famoso profesor de Cambridge dictara en la Universidad de Oxford en 2002-2003. El autor señala que aunque el título del seminario era "libertad, representación y revolución, 1603-1651", para el libro había decidido concentrarse en las cuestiones relativas a la libertad.
Skinner comienza su recorrido retomando los argumentos de su Reason and rhetoric in the philosophy of Hobbes y subrayando la formación humanista y retórica del joven Hobbes. Recuerda a continuación que es en el marco de una sociedad inglesa en camino a la guerra civil que Hobbes, quien estaba ya cuestionando esa formación en pos de una perspectiva científica de matriz físicomatemática, pasa a centrar su reflexión en el terreno político. Así, señala que de los tres elementos que pensaba abordar -cuerpo, hombre, ciudadano- es el tercero el que ocupa el lugar central en The elements of Law, Natural and Politique y en De Cive. Siguiendo lo planteado en sus textos teóricos y metodológicos, analiza esos textos como intervenciones producidas en una situación política e intelectual muy precisamente fechada, y es en referencia a tal situación que busca dar cuenta de los modos en que son pensados conceptos como libertad natural o pacto.
Es también en esa clave que Skinner propone leer Leviathan. El punto de partida es la polémica que Hobbes mantenía con sus adversarios, y en particular con los "escritores demócratas", enamorados de las historias y la filosofía de griegos y romanos, quienes afirmaban que el hombre no podía ser libre sino en un "estado libre", lo que excluía a las monarquías. A ellos respondería extendiendo tanto la noción de "hombre libre" -la que remite a todo aquel que no encuentre obstáculos físicos para su acción-, como la de "estado libre" -en la que se incluyen aun las monarquías absolutas-. Sería tal ampliación la que, paradójicamente, permitiría leer al Leviathan como una obra conciliadora, en la que Hobbes no sólo justificaba a los antiguos monárquicos que se habían sometido a la triunfante República sino - como dejan ver las imágenes que acompañan la cuidada edición castellana- tornaba manifiesta su distancia con aquellos que seguían resistiendo en nombre del derecho divino de los reyes. En realidad, concluye Skinner, esos gestos conciliadores eran consistentes con la operación emprendida por Hobbes: partir de las premisas de sus adversarios demócratas para, a través de la redefinición del concepto de libertad, extraer de ellas conclusiones diferentes.

R. M. M.

Carl E. Schorske,
La Viena de fin de siglo. Política y cultura,
Buenos Aires, Siglo xxi, 2011, 376 páginas

Siglo xxi ha concretado una nueva edición de un texto fundamental de la historia cultural contemporánea: La Viena de fin de siglo, de Carl Schorske, cuya primera versión en español (Viena fin-de-siècle. Política y cultura, Gustavo Gili, 1981) llevaba varios años agotada a pesar de su enorme impacto.
Marcada por el deseo de evaluar la génesis de una conciencia cultural moderna volcada de espaldas a la historia, la investigación que el libro expone tuvo lugar entre las décadas de 1950 y 1960, contrariando en su voluntad unitaria tanto el proceso de especialización de las ciencias sociales norteamericanas que era su primer contexto intelectual cuanto la retracción histórica que lo gobernaba. Haciendo de la Viena finisecular su unidad de análisis (razón de la especial trascendencia del libro para la historia cultural urbana), Schorske considera conjuntamente una serie de desarrollos culturales de muy diverso tipo, grados de codificación y publicidad. La arquitectura y el urbanismo vieneses (capítulo 2) son evaluados así simultáneamente con el psicoanálisis (capítulo 4), la pintura (capítulos 5 y 7), la música (capítulo 7), la política (capítulo 3) o la literatura (capítulos 1 y 6); territorios todos habitados por grandes personajes (de A. Schnitzler a O. Kokoschka, de
S. Freud a C. Sitte, G. Klimt o A. Schoenberg) y cuya profunda innovación finisecular enraizaría en la crisis del corto ciclo liberal y la cultura a la vez racionalista e historicista en que esos personajes se habían formado. Puesto que se propone que esta crisis constituyó la matriz de una profunda transformación, operada dentro de una élite muy integrada y una cultura peculiarmente tensada entre provincianismo y cosmopolitismo, política y "reorganización del yo" articulan transversalmente el recorrido por esas diversas parcelas culturales, exponiendo la ordenación liberal de la Ringstrasse y sus contestaciones, la fuga al mundo del inconsciente o la"explosión" expresionista. El cuadro de conjunto es vívido y fascinante, al tiempo que Schorske avanza con paso seguro sobre las complejidades formales involucradas en cada una de aquellas artes. Las figuras de "urdimbre" y "trama" propuestas por el autor condensan así tanto una hipótesis de método cuanto un esfuerzo historiográfico preciso: considerar la evolución particular de las distintas ramas de la actividad cultural (mirada diacrónica pero avisada sobre sus requisitos formales) y evaluar su convivencia histórica en un momento dado como modo de sustraer de la sincronía "patrones culturales unificadores".

A. A.

Eric Hobsbawm,
Cómo cambiar el mundo, Marx y el marxismo 1840-2011,
Buenos Aires, Crítica, 2011, 490 páginas

Desde hace décadas, y paralelamente a sus más conocidos trabajos de historia social, Eric Hobsbawm ha venido publicando una serie de trabajos acerca de la obra de Marx y la historia del marxismo. Cómo cambiar el mundo... reúne dieciséis de esos trabajos, entre ellos seis de los capítulos que Hobsbawm escribiera para la monumental Storia del marxismo que editó la editorial Einaudi.
Dejando ver que su empresa intelectual tiene también mucho de apuesta política, la compilación se abre con un breve artículo titulado "Marx hoy", orientado a subrayar que, más allá del fracaso de muchas de las construcciones políticas emprendidas por los marxistas, las preguntas de Marx mantienen su vigencia. Esa introducción en clave política abre la primera parte del libro, titulada Marx y Engels, en la que se combinan trabajos dedicados a analizar algunas dimensiones de la obra de estos autores, con los prólogos que Hobsbawm escribiera para ediciones inglesas - del Manifiesto Comunista, de La situación de la clase obrera en Inglaterra, de los Grundrisse y de Formaciones económicas precapitalistas-, y con un artículo dedicado a dar cuenta de las "vicisitudes", en particular del desigual ritmo de publicación, de las obras de Marx y Engels.
La segunda parte del libro, titulada Marxismo, se propone reconstruir los caminos del marxismo entre fines del siglo xix y comienzos del siglo xxi. El ambicioso recorrido presenta una organización cronológica que, sin embargo, es interrumpida por dos textos -los únicos referidos a un autor con nombre y apellido- dedicados a Antonio Gramsci y a la recepción de la obra gramsciana en el pensamiento marxista posterior. Hobsbawm parece así destacar que esa obra, producida en la "era del antifascismo", abre algunos de los caminos del marxismo de posguerra, destacando en particular su productividad en la renovación de la historiografía y de los estudios sobre la cultura popular. Antes de cerrar el libro Hobsbawm da cuenta de un momento oscuro, los años que van de 1983 al 2000, momento al que, jugando con la terminología económica, denomina de "recesión" del marxismo, una recesión que, considera, parece alcanzarlo no sólo en el nivel político sino también en el intelectual. Y sin embargo, parece celebrar el viejo militante en el artículo que cierra la compilación, el nuevo siglo, que se abre con una profunda crisis del capitalismo, parece operar como una invitación a volver a abordar la obra de Marx, su principal crítico.

R. M. M.

Michel Winock,
El siglo de los intelectuales,
Barcelona, Edhasa, 2010, 1056 páginas

El siglo de los intelectuales, de Michel Winock, no pretende ser un estudio de historia de las ideas ni de las producciones culturales aun cuando ambas dimensiones estén presentes en la obra. Su objetivo reside, en cambio, en reconstruir la historia de los intelectuales a partir de los combates políticos que enfrentaron a los hombres de letras y definieron sus posicionamientos en el campo intelectual. Centrada geográfica e históricamente en la Francia del siglo xx, la obra busca responder, a su vez, a preguntas más generales acerca de qué es un intelectual, cuál es su misión y, en particular, cuál es su situación en nuestra sociedad contemporánea. Si ha dejado de ser ya el oráculo de la sociedad, ¿tiene aún algún papel que cumplir?
La revisión de la historia de los intelectuales franceses -sólo a ellos refiere el trabajo- y sus embates se halla organizada en torno a tres figuras centrales que son para el historiador representativas de tres momentos específicos de esa genealogía que se propone narrar: Maurice Barrés, André Gide y Jean-Paul Sartre. Cada uno de ellos despertó pasiones entre sus contemporáneos y ejerció su influencia por generaciones. "Los años Barrés" abarcan desde el caso Dreyfus hasta la Gran Guerra, "los años Gide" cubren el período de entreguerras y "los años Sartre" comienzan con la Liberación y concluyen con el"fin del mito revolucionario". A través de estos tres estadios y sobre la base de una minuciosa recomposición de las distintas batallas en las que los hombres de letras franceses se implicaron a lo largo del siglo xx, Winock hilvana un relato acerca de la progresiva polarización que experimentó ese campo intelectual, en el que las oposiciones políticas se impusieron ya no sólo sobre las afinidades y los vínculos personales sino también sobre los criterios literarios. Su análisis sobre los enfrentamientos del campo literario y el posicionamiento de los intelectuales recupera los aportes realizados por Pierre Bourdieu en la materia, pero, al mismo tiempo, busca diferenciar su propuesta al apostar por la contingencia y la dimensión subjetiva como claves explicativas del compromiso de los intelectuales. Éste es para el autor "fruto de una pluralidad de causas en que pueden coexistir, en la misma persona, lo sublime y la vanidad, el valor y la codicia, la necesidad de creer y la voluntad de poder". Esta premisa subtiende a la totalidad de la obra y otorga significación al lugar que en ella ocupa la biografía como punto de partida para ubicar los embates y la toma de posición de los intelectuales. La reciente traducción de El siglo de los intelectuales se une a la ya realizada de Las voces de la libertad: intelectuales y compromiso en la Francia del siglo XIX para ofrecer al público de lengua castellana dos obras centrales de este historiador francés.

S. C.

Fermín Rodríguez,
Un desierto para la nación. La escritura del vacío,
Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2010, 416 páginas

En Un desierto para la nación Fermín Rodríguez se propone releer los "libros del desierto": un conjunto de textos que forjaron la imagen de la pampa como el espacio vacío que, como señalara Halperin Donghi, a la vez obliga a empezar de cero y habilita todos los proyectos constructivos.
En la primera parte del recorrido, Rodríguez da cuenta de cómo se construyó esa imagen de vacío. Luego del punto cero señalado por la llegada de Solís, el autor analiza los relatos de Humboldt o Darwin, en busca de aquello que encontraron en la llanura: el alemán la fuerza catastrófica del espacio, el inglés la lenta y persistente eficacia del tiempo. A los naturalistas extranjeros sigue una figura excéntrica -Hudson, naturalista y escritor, extranjero y argentino- y a ellos, dos argentinos, el"perito" Moreno y Ameghino, creador de la más ambiciosa ficción de origen: la que situaba el origen del hombre en la pampa argentina. Pero no sólo los científicos fueron creadores de ficciones; Rodríguez da cuenta de las imágenes acuñadas por "viajeros comerciales" como Bond Head, D'Orbigny o Mc Cann, enfrentados a la difícil tarea de dar cuenta de la monótona y confusa experiencia de la pampa. Si el texto está punteado por desvíos que reconstruyen los ecos del siglo xix en la literatura contemporánea, y en particular en la de Aira y Saer, aquí eldesvío conecta con Verne y Los hijos del capitán Grant, una novela en la que la confusión y el vacío de la pampa ocupan un lugar central. Luego de los apartados ligados a distintos nombres, la primera parte se cierra con interludio que remite al baqueano, aquél capaz de encontrar sentido y guiarse en ese lugar en que los otros sólo encuentran vacío y confusión.
La segunda parte del libro reconstruye los esfuerzos por poblar el desierto que se había postulado. A Echeverría -el de La Cautiva, que no el del Dogma- lo siguen Rosas, que lleva a la ciudad el gobierno de la estancia, y Sarmiento, que busca detener la fuerza del nomadismo de la campaña, figuras a las que Rodríguez hace dialogar con Jackson Turner y su "teoría de la frontera". Este desvío abre el giro final del libro: luego de un capítulo que describe la vida en esa frontera -y en el que Hernández se cruza con Gamerro y Agamben, y Mansilla con Saer y Aira- el recorrido se cierra con las campañas que conquistarán el desierto: la defensiva pergeñada por Alsina y narrada por Ébélot, y la "solución final" encabezada por Roca y cantada por Zeballos. Las tierras ganadas al gaucho, explica el Epílogo, se transforman en"campo argentino", un campo que a la vez sufre una especulación inmobiliaria y una"inflación interpretativa" que lo sacraliza como lugar de lo puro, de lo argentino.

R. M. M.

Paula Alonso,
Jardines secretos, legitimaciones públicas. El Partido Autonomista Nacional y la política argentina de finesdel siglo XIX,
Buenos Aires, Edhasa, 2010, 390 páginas

El Partido Autonomista Nacional (PAN) ocupó el lugar central en la política argentina de fines del siglo xix y comienzos del xx. Sin embargo, esta fuerza ha recibido escasa atención por parte de la historiografía, al punto que puede decirse que el de Alonso es el primer libro dedicado específicamente a abordarlo. A lo largo de un arco temporal que va de fines de los años 1970 a comienzos de los de 1990, la autora analiza el proceso en el que -ya fuera a través de mecanismos institucionales, ya a través de contactos informales- los dirigentes del PAN, y en particular su líder Julio A. Roca, fueron articulando una estrecha red que ligaba a diferentes elites provinciales.
Pero el trabajo de Alonso no se limita a reconstruir la trama de acuerdos que daba al pan su predominio, sino que bucea también -y de allí la segunda parte del título- en los lenguajes políticos con los que su poder era legitimado. En diálogo con Entre la revolución y las urnas..., libro que dedicara al primer radicalismo, Alonso muestra cómo las páginas del órgano del roquismo, La Tribuna Nacional, presentaban al '80, momento de triunfo del pan, como el umbral de una era de progreso, primero económico, y luego político y moral. Analiza también las respuestas que recibió este discurso por parte de la oposición: desde el mitrismo expresado en La Nación se discutía tanto la interpretación de la historia como la primacía que se daba a lo económico sobre lo institucional; desde el autonomismo de El Nacional se denunciaba que el Estado nacional sojuzgaba a las provincias. Las críticas no hicieron mella en un Roca que mantuvo el control del poder político y colocó a Miguel Juárez Celman como sucesor, un sucesor que pronto intentó construir su propia base de sustentación. Manteniendo el equilibrio entre la historia política y la historia intelectual, Alonso reconstruye tanto las operaciones con que Juárez Celman fue desplazando a sus adversarios, como el discurso con que, a través del diario Sud-América, buscó legitimar su liderazgo.
Como es sabido, la apuesta de Juárez fue derrotada en el '90, pero antes de consolidar su poder en el PAN, Roca tuvo que enfrentar otra amenaza, la de los modernistas encabezados por Roque Sáenz Peña y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Julio Costa. El trabajo de Alonso se cierra reconstruyendo cómo esas disputas se plasmaron en el terreno de las legitimaciones, arena en la que a El Nacional, devenido órgano modernista, se contraponían La Nación y el roquista Tribuna.

R. M. M.

Ana Clarisa Agüero y Diego García (eds.),
Culturas interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura,
La Plata, Al Margen, 2010, 256 páginas

Resulta poco frecuente en el actual panorama de las humanidades en la Argentina la publicación de textos que, como el que ahora editan Ana Clarisa Agüero y Diego García, asuman un carácter de verdadera intervención dentro de los modos de ejercitar la disciplina o la subdisciplina en la que se inscriben. En efecto, los autores buscan en este libro no solamente "trazar una nueva cartografía de la historia de la cultura de Córdoba" -como señala Gustavo Sorá en el prólogo-, sino proponer un nuevo enfoque para el estudio de las culturas urbanas regionales (o a priori periféricas respecto de los polos de mayor desarrollo). De allí que el corazón del volumen se encuentre en el penetrante texto de introducción de carácter programático a cargo de los editores. En él, por un lado, se desmontan críticamente los supuestos que informaron la historiografía de los intelectuales, la cultura y las artes en Córdoba: el acento localista que ha orientado las aproximaciones a experiencias pensadas como singularidades culturales autogeneradas (o, en su reverso complementario, fecundadas enteramente desde el exterior); la díada modernidad/tradición que, esencializada y reductora, por extensión ha servido para reenviar a uno de los dos campos (por lo general al segundo), sin beneficio de reposición de contextos, a las circunstancias y actores concretos que concurren en todo hecho cultural puntual. Y, por otro lado, se delinea una propuesta alternativa que, retomando creativamente la preocupación por la dimensión espacial del acontecer histórico promovido por autores de varias tradiciones disciplinares, y muy subrayadamente por Fernand Braudel, coloca en su centro la perspectiva de la circulación y los contactos culturales. El resto del libro ofrece nueve contribuciones que se ubican, con mayor o menor énfasis, al abrigo de este enfoque. Así, por caso, Ezequiel Grisendi reconstruye el contexto institucional y los recursos y las redes nacionales e internacionales que permitieron a Enrique Martínez Paz impulsar un primer desarrollo de la sociología en Córdoba a comienzos del siglo xx; o, de un modo similar, Diego García descompone los diversos materiales locales, nacionales e internacionales que confluyeron y dieron tonalidad distintiva a la renovación historiográfica cordobesa de las décadas de 1950 y 1960. De conjunto, si los diversos episodios que son examinados ponen de manifiesto la efectiva riqueza de la historia cultural de Córdoba, ello se debe, antes que a cualquier propensión natural a las artes o al pensamiento, a su lugar de posta y cruce de procesos económicos, sociales y por fin culturales, y a la regurgitación de un imaginario sobre esa riqueza que movilizó nuevos recursos y propició renovados contactos.

M. B.

Pablo Vallejo,
Bernardo Canal Feijóo en la historia del psicoanálisis en Argentina,
Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 2010, 280 páginas

El libro de Pablo Vallejo, que recoge el resultado de su tesis de doctorado, reconstruye un nudo de la historia intelectual argentina que permanecía desatendido. A partir de un examen de las obras dedicadas por Bernardo Canal Feijóo al folklore y a las leyendas populares de su Santiago del Estero natal, el objeto de esta investigación es echar luz sobre un capítulo de la recepción de las ideas de Freud en la Argentina. Se trata del uso laxo y creativo que Canal Feijóo hizo de textos del padre del psicoanálisis enfocados a problemas culturales, fundamentalmente Tótem y Tabú, en sus indagaciones de la cultura popular regional. Para hacerlo, Vallejo reconstruye las diversas dimensiones de la trama híbrida que concurren en ese fenómeno de recepción: la biografía intelectual de Canal Feijóo y las posibles fuentes y conexiones que subtienden sus lecturas del dispositivo freudiano, en contacto con los espacios y las figuras que lo visitaron en la Argentina del período; algunos debates internacionales, fundamentalmente franceses, que se desarrollaron a propósito de la avanzada psicoanalítica sobre terreno sociocultural; y, como prolongación de ello, las discusiones en torno al freudismo en el campo de la antropología. Ése es el marco intelectual en el que tiene lugar la intervención de Canal Feijóo, que en su estudios de tema folklórico -en especial en el dedicado a inspeccionar la llamada leyenda del Kakuy- inaugura una zona de relaciones entre antropología y psicoanálisis que revela una poco conocida vía de recepción de Freud en la Argentina. Esa puesta en contacto entre ambas disciplinas supuso una serie de problemas teóricos que reciben la consideración de Vallejo, y que se derivan principalmente de la tensión entre los predicados universales del discurso psicoanalítico y la atención a las especificidades culturales promovida por la antropología. En definitiva, a partir del caso sobre el que se concentra, este estudio ofrece una contribución a áreas de la historia intelectual y cultural que se encuentran actualmente en desarrollo, de la historia de la conformación y la institucionalización de las disciplinas humanísticas y sociales a las nuevas miradas sobre intelectuales y culturas regionales en procesos de modernización.

M. B.

Flavia Fiorucci,
Intelectuales y peronismo.1945-1955,
Buenos Aires, Biblos, 2011, 226 páginas

El tema del divorcio entre los intelectuales y el peronismo en la década posterior al '45, ha devenido un tópico del imaginario público e historiográfico. Fiorucci propone trascenderlo a partir de una mirada más sistemática y menos mitológica de esa relación. Su enfoque incorpora, en ese sentido, la "voz del Estado", es decir, la de la burocracia encargada de definir la política cultural oficial. En ésta, el texto descubre, en vez de una homogénea vocación represiva, el carácter contradictorio, discontinuo y, por lo demás, escasamente eficaz de la gestión peronista hacia el mundo de los intelectuales. A un primer período de intentos de cooptación mezclados con avances sobre la autonomía del "campo", cuando se crea la Subsecretaría de Cultura, le sigue una segunda fase de mayor censura y represión sobre la vida cultural y sus actores. Otra clave interpretativa en este plano apunta a que la propuesta de democratización cultural del peronismo tenía poco de "nacional y popular", en el sentido romántico de la expresión. Por el contrario, la propuesta de una "cultura metropolitana para el pueblo" -nombre con el que Fiorucci sintetiza el proyecto  democratizador peronista en el área- respetaba las jerarquías culturales establecidas, privilegiaba la cultura urbana como foco de ilustración del interior y comprometía, fundamentalmente, el más liberal de los proyectos: educar al soberano.
Otra de las tesis fuertes del libro es la que postula que entre el momento de gran compromiso público de los escritores en los años treinta y cuarenta, y la ulterior politización del intelectual durante la década larga de 1960, el período peronista aparece como un impasse, un momento de ralentización, en el que al contrario de lo afirmado por los intelectuales antiperonistas después del '55, en lugar de una oposición heroica primaron, entonces, las medias palabras, la resistencia silenciosa y la ausencia de pronunciamientos públicos contra el peronismo, en aras de la supervivencia institucional. Las prácticas y las representaciones de los intelectuales son reconstruidas a través del seguimiento de las dos asociaciones de escritores en que quedó dividido ese "campo", la sade, de los antiperonistas, y la adea, que agrupaba a los simpatizantes del nuevo gobierno. También se recurre al estudio de un conjunto de revistas culturales para relevar, en el caso de Sur, Expresión, Realidad, Liberalis, Imago Mundi y Contorno, las "lecturas en clave" que los intelectuales antiperonistas construyeron del peronismo en el mismo momento de su desarrollo. En el caso de Hechos e Ideas, la publicación es analizada, en tanto proyecto cultural del "nacionalismo popular", para auscultar la representación que de su papel en el peronismo tenían sus intelectuales, más relevante por cierto de lo que el poder les deparó.

L. E.

Vera Carnovale,
Los Combatientes. Historia del
PRT-ERP,
Buenos Aires, Siglo xxi, 2011, 320 páginas

Dentro del abigarrado campo de investigación que en losúltimos años ha acometido el examen del pasado argentino reciente, y dentro de él de las organizaciones guerrilleras de los años '60 y '70, el estudio de Vera Carnovale sobre la historia del PRT-ERP está llamado a ocupar un lugar de relieve. Fruto de una prolongada pesquisa de más de una década que se asienta tanto en una puntillosa revisión de la documentación partidaria como en un extenso trabajo de historia oral -una técnica en la que la autora, puntal en la construcción del archivo de entrevistas en torno al terrorismo de Estado del proyecto Memoria Abierta, es especialista-, este libro se distingue de aproximaciones anteriores a la principal guerrilla marxista argentina por desplegar una batería de recursos dirigidos a reconstruir en profundidad la cultura política que la informó. Carnovale desanda así una pluralidad de planos: desde las tradiciones ideológicas de distintas familias de las izquierdas que convergen en la fundación del PRT en 1965, a los debates que tres años después signan la escisión entre quienes siguen a Nahuel Moreno y quienes, profundizando una orientación que privilegia la lucha armada, prefieren el liderazgo de Mario Roberto Santucho y fundan en 1970 el ERP; de las figuras del enemigo que la organización desarrolla en el seno de un horizonte político de "guerra popular" -empresarios y representantes de la burguesía, pero sobre todo miembros de las fuerzas armadas y grupos represivos-, a la economía de prácticas de "ajusticiamiento" que se adoptan frente a ellas; del abanico de creencias que concurría en la construcción de militantes dispuestos a dar la vida por la causa revolucionaria, al universo moral que, desgranado en diversas facetas de la vida cotidiana, los anudaba a una férrea disciplina partidaria que vigilaba toda recaída "pequeño-burguesa". De conjunto, de esa reconstrucción de ideas, prácticas e imaginarios se obtiene una imagen de la experiencia perretista que permite una comprensión densa tanto del universo de sentido en el que tuvo lugar como del tipo de subjetividad política que prohijó. Y todo ello, al servicio de una hipótesis que el texto demuestra consistentemente: que la lógica militarista que se inoculó progresivamente en el PRT-ERP hasta su aniquilación en el período 1975-1977 no fue una desviación -como se ha argumentado usualmente en algunas revisiones recientes de las experiencias guerrilleras-, sino una consecuencia inherente a su cultura política.

M. B.

Humberto Cucchetti,
Combatientes de Perón, herederos de Cristo. Peronismo, religión secular y organizaciones de cuadros,
Buenos Aires, Prometeo, 2010, 436 páginas

El libro de Cucchetti propone abordar a un conjunto de organizaciones que, a pesar de su importante papel histórico, ha sido dejado de lado por la historiografía y las ciencias sociales. La primera novedad del tema abordado está en su circunscripción: lo que el autor propone no es una historia de "Guardia de Hierro" sin más, sino la reconstrucción de las trayectorias políticas e intelectuales de una serie de militantes que formaron la Organización Única del Trasvasamiento Generacional (OUTG), prohijada por "Guardia de Hierro".
El autor analiza a estos actores con categorías de sociología de la religión, por considerar que la organización brindaba un espacio de religión secular; a la vez que relacionándolos menos con una historia de las derechas o del nacionalismo que con los abordajes sobre el "militantismo" de los sesenta y setenta. Así, en el capítulo 2, específicamente dedicado a "Guardia de Hierro", se subraya su vinculación con la resistencia peronista e incluso las semejanzas con ciertos discursos marxistas. El trabajo muestra que a partir de ese origen compartido el grupo inicial de "Guardia de Hierro", reunido en torno a la figura mítica del "Gallego" Álvarez, iría produciendo un proceso de diferenciación, adoptando
posiciones -como el rechazo a la idea de "vanguardia" y de la "lucha armada"- que eran antitéticas a las de la izquierda peronista. Por otro lado, el autor deja ver que, más allá de estas diferencias, la OUTG -nacida de la confluencia de "Guardia de Hierro" con el Frente Estudiantil Nacional (FEN)- debió hacer frente, lo mismo que sus adversarios Montoneros, al problema del lugar que una "organización de cuadros" podía ocupar en un movimiento como el peronista. La respuesta intelectual que daría a tal dilema -ser instrumentos al servicio de Perón- se traduciría en la sorpresiva disolución de la organización a la muerte del líder.
Y, sin embargo, señala Cucchetti, la red de vínculos y relaciones siguió existiendo, y con ella la creencia en la subsistencia subterránea de "Guardia de Hierro", creencia que hace necesario reconstruir las posturas adoptadas por los antiguos miembros. El autor analiza así el vínculo con el masserismo -al que considera sostenido en una común crítica de la "democracia liberal" en nombre de la "social"-, y también el derrotero de sus miembros en democracia, contraponiendo las dificultades del núcleo fiel a Álvarez con la carrera política exitosa de muchos cuadros formados en la organización. El recorrido se cierra con el intento de comprender el último giro del núcleo "guardián": la transferencia de la fidelidad del peronismo al catolicismo.

R. M. M.

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